"Ladrilleros" Selva Almada
"La vuelta al mundo quedó vacía, sin embargo las sillas siguen balanceándose despacito. Será el aire del amanecer.
A Pájaro Tamai, echado en el suelo, boca arriba, le parece que la rueda gigante sigue moviéndose. Pero no puede ser porque música no se oye. No escucha nada: tiene la cabeza llena de ruido blanco. Blanco como el cielo —nunca lo ha visto así— contra el que se recorta un fragmento de la máquina, un pedacito, desenfocado, que es todo lo que la vista puede abarcar.". Así es como se inicia "Ladrilleros". Hay historias que es mejor empezarlas por el final. Para quien no lo haya imaginado, y confieso que a mí me costó unas frases más y la relectura de todas ellas, la vuelta al mundo es la noria, porque esta historia empieza y termina en un parque de atracciones, una feria móvil más bien, de esas que llegan a los barrios cuando se celebran las fiestas y desaparecen con la misma celeridad que llegaron dejando la sensación de que todo fue un sueño del que recién nos hemos despertado... si no fuera por las huellas de tierra aplastada, algún que otro desperdicio, tornillos herrumbrosos en los rincones y una sensación de sonido de música y barullo bajo las luces de colores de la noche calurosa y el olor empalagoso de la fritanga y el algodón dulce.
Marciano también se nos presenta en este final que es el principio. "Puro olor a podrido el que le entra por la nariz. Marciano Miranda está echado boca abajo, con un solo ojo abierto. Tiene la cara metida en el charco pantanoso en que se ha convertido el suelo tras varios días de feria. El pasto quemado por las pisadas, las meadas, los vómitos. Siempre es así cuando viene un parque de diversiones o un circo". Marciano es más considerado con nosotros. Nos ubica perfectamente, es un parque de diversiones o un circo, aunque enseguida se apresura a darnos noticia de que el circo es aún peor porque al levantar las jaulas de las fieras, los yuyos están negros, abrasados del peso y otras circunstancias más orgánicas que acompañan a los animales.
Marciano Miranda y Pajarito Tamai devinieron en amigos cuando aún eran muy pequeños, cuando Óscar Tamai obtuvo el único trabajo estable que tendría en su vida y que le proporcionó Celina, su mujer. Celina consiguió una ladrillería en alquiler y se mudaron al barrio de La Cruceña en el que estaba ubicada. No era la suya la única ladrillería que había en La Cruceña. Justo al lado de su casa estaba la de Elvio Miranda, con el que Tamai ya tenía sus diferencias alimentadas en tardes y noches de borrachera y partidas en los bares. Si los niños se hicieron inseparables, las diferencias de los padres no tenían reconciliación posible. Y es que "el enfrentamiento entre los dos comenzó con el robo del cachorro, pero venía de antes de ser vecinos incluso. Ninguno recordaba cuál había sido el principio del disturbio. Una noche de esas en que los dos se dejaban estar hasta el amanecer en un bar, se habían desconocido. No se acordaban por qué".
Las infancias de Pajarito y Marciano no pudieron ser más diferentes y a la vez más iguales. Hijos los dos de madres atentas y cariñosas, primer varón de la familia ambos, hijos de padres aficionados a los bares, el alcohol y las apuestas... hasta ahí llegaban las semejanzas. Pajarito era el segundo, tras la primogénita, de una ristra de hermanos entre los que solo mediaba un año, aunque haber sido el primer varón le valió el amor especial e incondicional de su madre y el orgullo de su padre que "no podía imaginar que se parecería tanto a él que terminarían detestándose". Marciano fue el primer hijo y seguiría siéndolo durante cinco años, hasta que llegó a la casa Ángel. Marciano adoraba a su padre al que admiraba y que a su vez, era feliz con el niño. "Marciano no tenía más de cuatro años y Miranda lo llevaba con él a todas partes [...] lo agarraba y lo subía al caño de la bicicleta y se lo llevaba igual. Marciano era feliz con su padre". Pajarito, por su parte, solo deseaba ser mayor para poder desquitarse de los malos tratos del suyo porque Tamai era un hombre violento que descargaba en el niño todas sus frustraciones de hombre débil y vengativo. "Un día va a ser grande y le va a partir la cara [...] Un día su cuerpo dejará de quedarle chico a tanta furia como siente desde que tiene memoria".
Selva Almada |
Marciano y Pajarito se conocen y se hacen inseparables. Jugarán de niños, escaparán de la siesta para conocer un parque de atracciones similar al que pone inicio y punto final a la novela, harán miles de travesuras solos y con el resto de los changos del barrio, pero enseguida sabremos que su amistad solo duró hasta los siete años porque "en tercer grado cada uno se hizo de otra barrita y se separaron para siempre". No fue ajena a esta separación de los niños la oposición de los padres que les tenían prohibido entrar en la casa del otro. La separación se fue convirtiendo en resquemor y enemistad y pareciera que habían heredado la inquina que los padres se profesaban. La infancia dio paso a la adolescencia y esta a la juventud y los amigos de cada cual sabían que cuando peleaban nadie podía meterse por medio. Era cosa suya y había que dejarles "Esto es entre ellos dos. Nosotros todavía no entramos".
La novela es muy corta aunque la historia sea intensa. Poco más se puede decir de ella. Es una novela en la que pasan muchas cosas. Se va y se viene en el tiempo, de los Miranda a los Tamai, del presente al pasado y del pasado el futuro. La historia avanza y retrocede, pero no hay dificultad alguna para seguir las peripecias de los personajes. La belleza de la construcción, terminando por donde se empieza y a donde se vuelve regularmente a lo largo de la novela, a ese parque de diversiones en el que los dos protagonistas nos van revelando poco a poco lo que ha pasado esa noche y otras muchas noches y días anteriores, me ha cautivado totalmente.
Un toque de tragedia griega tiene esta novela que me ha recordado, sin parecerse en nada, a "Crónica de una muerte anunciada". No podía dejar de pensar en la maravillosa novela de Gabriel García Márquez mientras leía "Ladrilleros". Y sin embargo, les busco similitudes y no las veo. No se parecen estas dos historias. O puede que sí se parezcan. Puede que todas las vidas tengan algo de tragedia griega. Destinos que se van forjando mientras se vive, aun antes de que se viva, mientras viven los que nos preceden. Puede que la similitud esté en la forma de contarlo, en el lenguaje (no dejan de sonar similares ambos lenguajes hispanoamericanos a nuestros oídos poco expertos en diferencias de matiz). No sé a qué se debe, pero si desde el principio sabemos que "el día en que lo iban a matar Santiago Nasar se levantó a las cinco y media de la mañana", desde muy pronto también intuimos que las vidas de Marciano y Pajarito se vieron determinadas por sucesos que sucedieron antes de que nacieran.
No conocía ni la obra ni a la autora hasta que hace unos días apareció en "El blog de Juan Carlos". Fue leer las dos citas con las que Juan Carlos abre la entrada y saber que tenía que leerla. La dificultad a la que alude con respecto al lenguaje argentino ha sido mínima. Me imagino que el cine y lo leído anteriormente me han ayudado a soslayar el problema. El diccionario del propio lector Kindle (al igual que en el caso de Juan Carlos) así como el contexto se han encargado del resto. Si la historia y la estructura que se adopta para contarla me han fascinado, el lenguaje no ha sido ajeno a lo mucho que me ha gustado la novela.
Indagando como es mi costumbre en la autora y la obra una vez leído el libro, descubro que Selva Almada es autora de novelas, relatos y ensayos, y ya tengo otro par de obras suyas en mi lista de pendientes.
Título del libro: Ladrilleros
Autora: Selva Almada
Nacionalidad: Argentina
Nacionalidad: Argentina
Editorial: Lumen
Año de publicación: 2014
Año de publicación original: 2013
Nº de páginas: 200
Hola.
ResponderEliminarPues me ha apetecido muchísimo. Me encantan las obras que empiezan y acaban de una manera como la que describes, cierran un círculo.
El lenguaje argentino no es sencillo, yo me di cuenta al hacerme muy amiga de una chica argentina, hay tantas palabras, pero como bien dices, se puede solventar.
Me ha encantado la reseña y me ha pasado como a ti, con unas frases ya he sabido que quiero leerla.
Muy feliz día.
Me encanta la literatura sudamericana y especialmente la Argentina y la peruana.
EliminarLa verdad es que he leído bastantes cosas de esos países y he visto bastante cine argentino y, sin querer, te haces a los giros del lenguaje y algunos hasta los incorporas a tu forma de hablar cotidiana.
Una novela que se lee muy bien y que me ha encantado.
Un beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarSi algo me gusta en el cine o en la propia literatura es cuando se produce un cierre circular. Abrir y cerrar en un mismo contexto geográfico o sentimental nos deja una sensación regla siempre que la obra en cuestión sea buena claro. Por otra parte, has definido a la perfección como son esas ferias de barrio. Esos olores a fritanga son inconfundibles jajaja. Tomo buena nota de la novela y de la autora.
Besos.
A mi también me gustan mucho esos cierres circulares en cine y en novela. La historia que cuenta esta novela no es especialmente novedosa, pero es la forma de contarla lo que me ha cautivado.
EliminarOdio las ferias de barrio y las de ciudad. Lo único bueno del coronavirus es que he podido pasar un final de junio en León y mi cumpleaños sin sufrir el agobio de las Ferias y Fiestas de San Juan y San Pedro que cada ves empiezan antes u terminan más tarde, y dejan la ciudad impracticable.
Un beso.
Hola Rosa, estupenda reseña, has conseguido que una historia que en principio no me llamaba nada me apetezca leerla.
ResponderEliminarPara mi que este escrito en lenguaje argentino no es problema, esos acentos tanto argentinos como mejicanos, chilenos, peruanos... suelen gustarme. Me pasaré a leer la reseña de Juan Carlos. Besinos.
Pues espero que las expectativas que te he creado no se sientan defraudadas. me ha gustado mucho la novela. Es dura la historia aunque no suene a nada nuevo, pero la forma de narrarla es muy buena y la hace muy especial.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa:
ResponderEliminarPreciosidad de reseña la que te has marcado. Da gusto leerla, es pura literatura. Magnífica.
Te agradezco la alusión que haces a mi blog y te diré que en la ciudad donde ahora mismo me encuentro he encontrado en una biblioteca pública "El origen de la tristeza" de Pablo Ramos que me recomendabas en un comentario que dejaste en mi reseña a "Ladrilleros". Me está gustando y veo que en el fondo es otra novela de aprendizaje, en este caso centrada en el personaje de Gabriel que va iniciándose a la vida en contacto con todo su entorno.
Un fortísimo abrazo y muchos besos
Gracias por tus palabras, Juan Carlos. Ya sabes lo mucho que las valoro. Y gracias por darme a conocer esta preciosa novela. Me ha gustado muchísimo y me ha sorprendido porque no tenía ni idea de la autora y la he descubierto con sumo agrado. No podía dejar de mencionar tu blog.
EliminarAparte de "Crónica de una muerte anunciada" me recordaba de continuo "El origen de la tristeza", con la que tiene mucho más en común que con la novela de Garcíia Márquez.
Toda la trilogía de Pablo Ramos es muy buena. La leí a lo largo de tres años y medio, pero podría haberla leído de un tirón. Ya me contarás.
Un beso.
Hola Rosa!! Lo desconocía por completo, no descarto darle una oportunidad más adelante. Me alegro de que hayas disfrutado con su lectura. ¡Gran reseña y gracias por tu recomendación! Besos!!
ResponderEliminarHa sido todo un lujo descubrir a esta autora y esta novela. pasó por delante de toda mi lista de pendientes porque la reseña de Juan Carlos me la hizo necesaria en cuanto la leí. Para los que disfrutamos con la literatura sudamericana y sus giros de lenguaje es una maravilla.
EliminarUn beso.
Pues, quitando la cita inicial, que menos mal que nos la has 'traducido' y que he tenido que leer varias, veces, te he leído completamente hipnotizada y embelesada. No me queda otra que apuntarme la novela y creo que a la autora también.
ResponderEliminarBesos
Yo también tuve que leer varias veces esa frase inicial del libro. la verdad es que en cuanto te das cuenta de que "la vuelta al mundo" no es más que una noria, todo cobra sentido.
EliminarLa novela es muy buena y creí que no había sabido dar bien con el tono y que mi entrada no le hacía justicia, pero por vuestros comentarios veo que ha gustado. Me alegro mucho y me alegro de descubriros a la autora porque merece la pena.
Un beso.
Hola Rosa, te juro que si hubieran borrado el nombre de la editorial, hubiera pensado que es una novela totalmente distinta a la que realmente es. Me ha despistado muchísimo la imagen de la cubierta jeje... Pero ya veo que es totalmente opuesta a esa primera impresión que he tenido. No la conocía. No recuerdo haberla visto tampoco en el blog de Juan Carlos, que frecuento no hace mucho. En definitiva, la voy a tener en cuenta porque, tras tu reseña, no queda otra opción. Pero como digo últimamente en algunas reseñas, anoto este titulo para otoño que mis neuronas están fritas con este calor. Besos
ResponderEliminarPues mira, pensé hablar de la portada en mi entrada y luego lo olvidé y ya con ella publicada no me pareció procedente, pero a mí tampoco me gusta nada. No da en ningún caso, idea de lo que va la historia. Yo jamás me hubiera decidido a leer esta obra de haber tenido que fiarme de la portada. Hubiera sido una pena perdérmela porque es una novela muy buena que recomiendo sin dudar.
EliminarA ver si va cediendo "la caló", porque incluso en el norte nos tiene un poco fritos y eso que aquí, a orillas del Cantábrico, es difícil que los termómetros suban de 28 grados, pero le sumas la humedad y prefiero 35 en León.
Un beso.
Me gusta la ambientación, el circo y la feria. Una de esas historias que suben y bajan por la escalera del tiempo, me suele gustar esa narrativa y los fragmentos también me han gustado. La pongo en pendientes.
ResponderEliminarGracias Rosa.
Besos
Esos paseos por el tiempo es de lo que más me gusta en narrativa. Los fragmentos que cito, pues ya ves, son de lo más atractivo porque el lenguaje empleado en toda la novela lo es. Se trata de una historia muy recomendable. Espero que te guste.
EliminarUn beso.