Tatiana

Vuelven los microrretos de "El tintero de oro". Este es el primero de la temporada y es una cosa curiosa y divertida. Se ha titulado "Sueños de robot" y trata, parcialmente, de que sea un robot el que escriba, o al menos inspire, nuestros relatos. 

Este es el argumento que Storynator me ha proporcionado. En rojo resalto los elementos del mismo que he tomado para mi relato:

Una limpiadora que sabe hablar cuatro idiomas y un funcionario del estado que salió hace poco de la cárcel, investigarán la desaparición de una vieja corista, sin embargo un famoso presentador de televisión lo cambiará todo, en una historia de confusiones que habla sobre la obsesión de comer de más y el descubrimiento de nuevas capacidades personales.

Y este es el relato que me ha inspirado:

Tatiana es moldava. La pesadilla de los antiguos países soviéticos la arrastró al sueño de la Europa occidental. Ahora, con sus varios idiomas, su licenciatura, sus másteres y sus estudios complementarios de todo tipo, trabaja limpiando casas y tratando de contagiarlas algo del lustre que su preparación académica presagia.

Su última jefa es una antigua cantante del coro de un cabaret casposo de los años sesenta. La anciana sigue viviendo de las mensualidades que un antiguo amante, ya muerto, dejó establecido en su testamento que se le pasaran mientras viviera.

Cuando ayer llegó a casa de la corista, esta no estaba. No se extrañó Tatiana. A veces la anciana sale a pasear por el barrio, se sienta en una terraza y se toma una copita de jerez. La preocupación empezó cuando a la hora de marchar, ya dos horas desde que anocheció, la anciana aún no había regresado.

La encontraron por la mañana al abrir el cementerio. Vestida con sus antiguas galas de corista, con una copa y una botella de champán caídas y rotas a su lado, muerta sobre la lápida de su benefactor y antiguo amante. Una sonrisa feliz curvaba hacia arriba sus arrugados y marchitos labios. Según el presentador de la televisión que dio la noticia, tenía en sus venas suficientes barbitúricos disueltos en champán como para dormir eternamente.

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