"Tierra de luz blanda" Ezequías Blanco


"Te llevan por espacios transparentes
donde no hay nada a qué aferrarse.

Ves los colores, pero no podrás
arrullarlos mientras estás despierto ni asirlos mientras duermes.

¿A qué viene ese exceso de pasillos de esquinas...?".

Puede que alguien perciba algo raro en esta entrada. Sí, es la primera vez que un libro de poesía visita este blog. Un libro que recibí hace ya varios meses y que reposa (es un decir) en la mesa de esquina que tengo al lado del sofá en el que leo. No está solo. Lo acompaña otro, también de poesía de Paco Gómez Escribano. Los he leído varias veces cada uno. Primero en orden, una poesía tras otra de principio a fin. Luego ya desordenados, haciendo hincapié en aquellos versos que más me gustan o emocionan o en aquellos poemas que me resultan más oscuros y cuyo significado trato de desvelar.

No pensaba traerlos al blog. Si ya me cuesta hablar de relatos, la poesía es algo que se me escapa por todas las costuras. Y sin embargo... Un gusanillo (el de la conciencia seguramente, de otro poema que mi madre me leía de niña hasta que lo aprendí de memoria) me roía y me roía y sabía que tenía que escribir algo de estos libros. Llevo bastante tiempo pensando en cómo hacerlo y he decidido empezar y hablar sin saber muy bien cómo o de qué. De lo que vaya saliendo. Como vaya saliendo. Tiempo habrá de corregir sobre algo tangible.

A Ezequías Blanco lo conocí hace más de un año. Sería mayo de 2019 cuando el amigo Juan Carlos Galán me propuso leer un libro de relatos escrito por un amigo suyo y prologado por él mismo. Se trataba de "Solo hay una clase de monos que estornudan". Con semejante título y recomendado por Juan Carlos, era imposible resistirse. 

"Tierra de luz blanda" ya me llegó de la mano del propio autor al que mi reseña de su anterior libro le había gustado. El libro tiene su historia. Ezequías sufrió dos intervenciones quirúrgicas con sendas estancias en el hospital. El libro fue escrito tras la primera intervención y quiere mostrar esos sentimientos que la estancia en un lugar así puede transmitir a una persona. Ya el propio título, según sus propias palabras se debe a "la impresión producida en mí por la iluminación presente en un centro hospitalario". Sí, puede que la luz de un hospital sea blanda, como blando es el muelle sonido que nos llega a los oídos, como blanda es la sensación de levitar indoloros y casi insensibles ante los efectos de analgésicos y anestésicos, como blando, tranquilizador aunque no muy agradable, es el olor de los desinfectantes. Todo ideado para la calma sosegada y el reposo. No parece que una operación y una estancia en el hospital, puedan inspirar un libro de poesía y sin embargo solo hay que leer los títulos de cada poema para hacer el recorrido completo por esa experiencia: Quirófano, Sala de reanimación, Drenaje, Andador, A cinco días de la intervención, Volver a caminar, Despedida. Esos son algunos de los treinta y ocho poemas que componen esta crónica del dolor, la enfermedad y la recuperación, pero el resto tampoco permiten la confusión, y hay goteros, heridas, calmantes, fiebre, dolor, anestesia... 

Ya la portada es un poema en sí misma. Blanca, con letras en negro salvo el nombre de la editorial, en rojo brillante y con esa doble pareja de "s" que semejan la serpiente que, enroscada en la copa de Higea, se ha convertido en el símbolo de la farmacopea internacional. Y en el centro, flotando es esa luz blanca y blanda, un sencillo gorro de quirófano azul con toques de blanco y rojo. 

"Nunca las agujas del reloj 
asesinaron el tiempo de una forma tan lenta.
Nos empobrecen las horas cuando no se pasan.
Al miedo le has arrancado casi todo lo que tienes
y no estás hoy para proclamaciones.
Los sentidos te anulan te aferran a la tierra
a través del dolor.

Nunca antes como ahora habías sabido
que tus ojos tus oídos tu lengua
tus movimientos tu nariz tu piel
te pertenecieran ni que los cuatro
elementos fueran capaces de conocer tu mal".

Esas pueden ser Sensaciones que todos hemos tenido. De dolor, de enfermedad, de miedo. Esas sensaciones en las que cada parte del cuerpo se hace presente y tiraniza, harta de no ser tenida en cuenta, a través del dolor o del fallo terco en el que se niega a funcionar como le corresponde.

Pero para entonces, ya ha pasado mucho. Ya ha pasado el momento inicial en el que la incertidumbre impregna de miedo, en el que "se oye el eco de la muerte". Y ha pasado el momento del Quirófano con sus "ángeles / modernistas con turbantes de flores / y vaporosas batas verdes". Y pasó la salida del túnel en forma de Sala de Reanimación y los Dolores y los Goteros que unen la vida del interior al exterior, que insuflan hacia dentro la vida que intenta salirse por las costuras del cuerpo maltrecho.

La estabilización nos lleva a una Habitación de Hospital en la que las jornadas se vuelven vastas como un río. "Vastas se hacen las noches / como el remolino que gira y gira / en medio del océano". De todo habla Ezequías en estos poemas. De todo lo que se nos ocurre que puede acontecer en un hospital cuando, tras la operación, uno camina hacia la recuperación y la cura y la libertad en forma de ese papel tan esperado que un día firmará un médico y nos dará carta de salida hacia la luz explosiva y dura y con aristas de la calle más próxima y su tráfico ruidoso. Y hay, cerca del enfermo que se recupera, en la cama de al lado, una pelea entre el amor y la muerte que inevitablemente gana la muerte (siempre termina por ganar la muerte; por muchas batallas que pierda, sabe que tiene ganada la guerra). Y nuestro poeta/paciente, empieza enronquecer cantando a Suburbano

Y seguirá cantando y enronqueciendo al ver alejarse el mes de abril con sus alardes de vida que hacen más patente la presencia de la muerte. Pero ahora la muerte se aleja y se aleja abril con sus pesares.

"Mientras a ti se te cansan todas las posturas
como al joven principio de un anciano
con más ganas que nunca de jugar
con tus nietas como un niño locuelo
para decir adiós a los olvidos
y a los pesares de este abril".

Y vuelven el trino de los pájaros y los árboles y los afanes de la gente y el amor y "la vida que sigue imparable y magnífica". Y vuelve el paisaje que siempre tiene a bien volver a brillar después de la batalla. Y viene el volver a la casa, la misma que te espera y que "sabe / que volverán los vértigos y de harán constantes / porque no podrás descansar". Y viene el Volver a caminar, más fuerte, más sabio, más consciente de la muerte, pero también de la vida que nos regala una prórroga. Y viene la Despedida y Ezequías termina el libro, curado y fuerte y con mucho que escribir aún. 

Y yo ya hace tiempo que no veo a Ezequías en sus poemas, sino a mi padre y su operación a vida o muerte en noviembre de 2003. Voy siguiendo los pasos del escritor/paciente a través de sus poemas, pero a quien veo es a mi padre. No tengo claro cuál fue la dolencia de Ezequías. No sé si estuvo a punto de quedar exánime en la camilla del quirófano o en la UCI al intentar desentubarlo (todas esas amenazas rondaban a mi padre según los cirujanos). También mi padre salió recuperado y volvió a ver el paisaje después de la batalla y a leer libros y a sentarse en bancos de jardines conocidos y a hacer viajes por ciudades desconocidas y a ver crecer a sus nietos y envejecer a sus hijas. Quince años de prórroga le concedió la muerte. La dama negra con la que a él le gustaba jugar al ajedrez, se prestó a perder aquella batalla, pero decidió ganar la guerra un 1 de junio de 2018. No le guardo rencor por su triunfo, le estoy agradecida por prestarse a retrasarlo.


Ezequías Blanco, con este libro, ha sido capaz de hacer poesía de una experiencia bastante prosaica, vulgar inclusive, con sus partes vergonzantes, escatológicas (cualquiera que haya pasado por experiencias similares en persona o en forma vicaria, por familiar interpuesto, sabe de qué hablo). Pero él ha sabido darle una vuelta de tuerca y convertir lo banal y hasta grosero, en pura antología poética. Pero es que Ezequías Blanco ha sido catedrático de Lengua y Literatura en Secundaria; y ha fundado y dirigido durante treinta años, una revista literaria, "Cuadernos del Matemático" (por cierto, el nombre del instituto en donde dio clase recibe el nombre de Matemático Puig Adam y está en Getafe). La poesía no es un secreto para él que tiene ya un puñado de libros publicados. Tampoco lo es la prosa en forma de relatos o de crítica. También he podido comprobarlo. 

Decía Gabriel Celaya que "la poesía es un arma cargada de futuro". Pero a veces también se carga de pasado y de presente y, en lugar de esperanzas, nos muestra aquellos momentos, más o menos lejanos hacia atrás en el camino, en los que el destino nos engañó haciéndonos pensar que triunfábamos en esas pequeñas batallas con las que vamos encarando el tiempo. Se descarga de futuro y nos muestra nuestras debilidades de cada día.

"La torpeza de andar aquí trazando
con palabras castillos en el aire hacia las deseadas sendas
o los señuelos del ser libres
que son las esperanzas de los hombres".

Título del libro: Tierra de luz blanda
Autor: Ezequías Blanco
Nacionalidad: España
Editorial: Los libros del Mississippi
Año de publicación: 2020
Año de publicación original: 2020
Nº de páginas: 60

Comentarios

  1. Me alegro de que los poemas de "Tierra de luz blanda" te hayan llegado. Mis poemas, al decir de entendodos, son de línea clara aunque cada género ttenga sus claves y exija su ascesis. Muchísimas gracias por tus certeras palabras que revelan unavlectura inteligente y generosa. Abrazo grande.

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    1. Muchas gracias a ti por compartir este libro tan hermoso (por fuera y por dentro).
      No son poemas complejos y, como en toda obra literaria, el lector no lee lo mismo que el autor escribió. Pero en la poesía siempre me queda más curiosidad que en la novela por saber lo que se quiere expresar además de lo que a mí me transmite. Creo que eso me causa una suerte de ansiedad que es lo que me mantiene (parcialmente como ves) un tanto alejada de la poesía.
      Un beso muy fuerte y te deseo mucho éxito con este libro (y con los demás).

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  2. Rosa me ha emocionado esta entrada y la manera en que la poesía te ha conmovido y mientras te leía pensaba que esos es lo que nos proporciona la literatura, cuando leemos y también cuando escribimos lo que buscamos es que nos llegue, que nos emocione, que nos sacuda, que lo hagamos nuestro y que esa vivencia del autor la reconozcamos en una propia.
    Felicidades al autor y también a ti por estas letras tan sinceras.
    Un beso enorme

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    1. Cuando un autor consigue que sientas que su historia (su poema) está escrito para ti misma es porque ha sabido llegar al alma de cualquier lector. Seguro que eso no le pasa solo a una, sino a todos los lectores.
      Nada es más valorable en una obra literaria o cinematográfica (al menos para mí), que el sentirse uno reflejado o identificado de alguna forma. Como bien dices, hacer nuestra la obra.
      Un beso.

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  3. La poesía trata de describir los pesares, las zozobras y los amores. La desilusión el dolor y la esperanza de manera trascendente, pero como espiral de humo que se diluye con el soplo del aire, dejando aromas, muescas y estelas de sentimiento.
    Algo que parece efímero y etéreo pero es sustancia de sentimientos y emociones puras de nuestro interior más virgen, más apasionado e intenso.
    Creo que has hecho una reseña acertada de un libro que para ser de poesía es muy entendible a nivel humano, demostrando que de la miseria y la debilidad humana, también se puede hacer poema.
    Un abrazo para el autor y un beso para ti, Rosa.

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    1. Cómo se ve que eres poeta. Pocas veces he visto tan bien explicado lo que puede querer transmitir un autor cuando escribe poesía.
      Eso de querer expresar sentimientos "como espiral de humo que se diluye con el soplo del aire, dejando aromas, muescas y estelas de sentimiento". O sea, de forma sutil, como sin querer, pero dejando que fluya. me ha encantado de verdad y creo que es sumamente cierta esa explicación y muy certera.
      Es cierto que cuando uno sabe escribir, cualquier tema por escabroso o pragmático que sea, se presta a dar como resultado una obra notable, tanto en prosa como en verso.
      Un beso.

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  4. La verdad es que es un libro que emociona, porque describe con muchísimo sentimiento la estancia (dura y a veces con mucha ansiedad y desasosiego) en un hospital, algo por lo cual todos hemos tenido que pasar a lo largo de nuestra vida,y en estos momentos tocando madera para no visitarlo, porque si cuando en circunstancias normales lo hacemos, ahora la ansiedad es mucha mas ansiedad.
    Gracias al autor por escribir con tanto sentimiento y transmitir de esta forma su estancia hospitalaria y a ti por compartir el libro con nosotros.
    Un beso.

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    1. Es muy curioso, y a la vez emocionante, ver cómo el autor transforma en precioso poemas algo tan poco poético como la estancia en un hospital con sus goteros, anestesias, quirófanos... etc.
      Es cierto que es algo por lo que casi todos, como pacientes y/o como acompañantes, hemos pasado, pero solo unos pocos privilegiados por las musas pueden transformar esa experiencia en un libro de poesía.
      Un beso.

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  5. ¡Hola Rosa!! A mí la poesía me gusta, no lo niego, pero en exceso en plan leerme un libro entero, me termina empalagando y me canso. Lo que hago es a veces y a ratos cojo algún libro en la biblio y me leo algún poema suelto, así lo disfruto más (aunque como no me termino un libro entero, pues nunca lo reseño en el blog). Estos poemas en concreto de temas hospitalarios y de enfermedad, si te soy sincera no me atraen demasiados, pero por lo que te pasó a ti con tu padre, me pasó a mi con mi madre, largas horas, días y semanas allí metida cuidándola, pues no es que me gusten demasiado, ni su ambiente me traiga buenos recuerdos.
    En fin, Rosa, me alegro que lo hayas disfrutado, porque con toda certeza este escritor merece mucho la pena
    Besos

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    1. Yo los leo poco a poco. Nunca de un tirón porque, más que empalagando, me llego a bloquear y dejo de sacarles a los poemas todo el partido. Los suelo tener cerca de los lugares que frecuento y de vez en cuando leo un poema, eso sí, en orden de principio a fin. Luego cuando ya los he leído todos en orden, voy leyendo salteados aquellos que más me han gustado o de los que creo que aún no he captado todo su significado.
      Estoy mucho más tirada a la novela, desde luego, pero he de reconocer que cuando algo de poesía cae en mis manos, la disfruto. Yo tampoco pensaba traerla al blog, pero algo me roía por dentro así es que tras esta reseña, publicaré también algo sobre el libro de Paco Gómez Escribano que es totalmente distinta.
      Un beso.

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  6. Hola Rosa, antes leía muchísima poesía, con los años la fui dejando de lado y cada vez leo menos, de hecho en el blog solo tengo reseñado un libro. Me llevo apuntado este que traes y veré si me animo, que es una pena porque cuando me pongo la verdad es que la disfruto mucho. Besinos.

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    1. Veo que somos dos las que disfrutando de la poesía no le damos todo el espacio que se merece. Yo también tuve una época, entre los quince y los veinticinco en que leí mucho más que ahora. También leía mucho teatro. Curiosamente, casi no leía ensayo. Ahora leo más ensayo, pero la novela le ha ido ganando terreno a todo lo demás.
      Un beso.

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  7. Buen día, Rosa.
    Supongo que todos tenemos nuestras manías pero para mí una portada de un libro o un cartel de una película ya me están contando algo de la historia. El título es otra cosa en la que me suelo fijar y aquí en ambos aspectos la presentación me parece muy buena. Me gusta y admiro a los poetas aunque no sea el género que más cautive. Si me llama la atención la intrahistoria narrada en el libro hoy reseñado.
    Buena semana.

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    1. Las portadas de los libros de Ezequías Blanco son preciosas y muy sencillas. También los títulos, como has podido comprobar.
      Yo también admiro a los poetas. Para mí son como magos que hacen con las palabras cosas que no llego a entender del todo, pero que me atrapan. Bien es cierto que ese no entender del todo, hace que me dé pereza meterme con el género.
      Esta temporada he estado con dos libros de poesía, este y el de Paco Gómez Escribano (este tiene también prosa) y los estoy disfrutando mucho.
      Un beso.

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  8. Jó, te había escrito un comentario sesudo y meditado y al volver a él tras publicarlo veo que no ha aparecido. No sé qué está ocurriendo últimamente o qué me está ocurriendo a mí. Publicaré este para ver si se queda y si tal volveré a escribirte algo parecido a lo que te decía en el que no veo.

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    1. Entiendo que el culpable de lo que antes te decía he sido yo. Intentaré repetir mi comentario. Te decía que Ezequías parte en su poesía, según confesión propia en el acto de presentación de su libro el pasado mes de febrero, justito poco antes del Estado de Alarma, de la propia realidad ("Soy un escritor que bebe de la realidad", respondió a preguntas de su amigo y poeta Cristóbal López de la Manzanara). Pero, claro, a través del ejercicio poético logra elevar a universal una experiencia personal suya o de otros. Que lo ha logrado se hace evidente en ti cuando al leer estos 38 poemas no has podido por menos que rememorar la experiencia hospitalaria vivida por tu padre en 2003. La buena literatura tiene estas cosas, que llega al lector, que le hace repensarse y tal.
      No eres el único ser al que tal cosa le ha procurado leer este libro. En el comentario que el propio Ezequías dejó en la entrada que hice en mi blog sobre la presentación de "Tierra de luz blanda" en Getafe a finales del pasado mes de febrero me incluyó la opinión de Carmen B., la primera lectora del libro, donde venía a declararle cómo su experiencia le había hecho rememorar la suya propia [como el texto es algo extenso te dejo aquí el enlace a mi reseña por si quisieras leer completo el comentario de esta lectora].
      Tu reseña me ha gustado por lo sincera y personal que es. Veo que tus reticencias frente a la Poesía se van deshaciendo cual azucarillo según que lees más y más poemarios. Me alegro de ello. También me agrada mucho esa referencia que haces a mi persona en tu entrada. Muchas gracias, amiga.
      Un beso

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    2. Leí tu reseña para refrescarla porque la tenía muy olvidada. de hecho, de ella saqué la declaración de Ezequías en el sentido de que el título se debe a la impresión que le causa la iluminación de los hospitales. Ahora he vuelto sobre ella para leer el comentario de Carmen B. que el propio autor te hace llegar. Mi experiencia más dura ha sido con mi padre. He estado más veces en hospitales como paciente y como acompañante, pero siempre por causas menores y adyacentes. Con mi padre se puede decir que "viví" el hospital, tanto en 2003, como más tarde en 2017, la única vez que le ingresaron tras aquella operación. Afortunadamente, murió en casa año y medio después de esa segunda hospitalización sin haber vuelto a ver la luz blanda.
      Conmigo, Ezequías ha conseguido perfectamente ese hacernos partícipes de su experiencia, ese hacer universal una experiencia personal.
      Tan solo han sido dos los libros de poesía leídos por mí en estos meses, pero es cierto que los he disfrutado y sigo haciéndolo porque los tengo aún en mi mesa más cercana.
      Un beso.

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  9. Pues no te ha ido nada mal con la experiencia de reseñar poesía. Supongo que el truco está en llevarlo a tu terreno. En mi caso leo poca poesía y aún reseño menos.
    Recuerdo la reseña de este poemario en el blog de Juan Carlos. Ya entonces me quedé con la impresión de que estos poemas podrían recordarme mis propias estancias hospitalarias.
    Besos

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    1. Si siempre intento transmitir las sensaciones que me causan los libros, en este caso ha sido más aún. la poesía no puede entenderse como se entiende una novela, creo que la relación entre obra y lector es de puro sentimiento. Me he dejado llevar del sentimiento que me producía. Seguramente no es el mismo que el del autor, pero no creo que eso importe. Tampoco en la novela lo es, pero creo que con la novela se puede establecer una relación de inteligibilidad que con la poesía es imposible.
      Un beso.

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  10. ¡Hola, Rosa! Una propuesta emocionante y emocionada la que nos traes hoy. Si los relatos son un poco el hermano pobre de las librerías, la poesía casi es el adoptado. Siempre he pensado que en este país casi hay más poetas que lectores de poesía. Libros como este que nos hablan de una realidad palpable, a la par que dura, bien pueden servir para que intentemos acercarnos a esta forma narrativa que va directa a nuestro cerebro emocional. Fantástica reseña y libro. Un fuerte abrazo!

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    1. Creo que es un libro de poesía, pero que tiene como una trama narrativa. Ya solo ver los títulos se nota esa continuidad cronológica que lleva del ingreso hospitalario a la salida del mismo tras pasar por todo el proceso. Y lo que, para mí es magia es el hecho de hacer poesía de ello.
      Tienes razón en lo de que debe de haber más poetas que lectores de poesía.
      Un beso.

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  11. Al igual que tú, yo no soy amante de la poesía, y leí este libro porque también conocí a Ezequías con Solo hay una clase de monos que estornudan. Siempre he dicho que no me gusta la poesía porque me falta sensibilidad, pero este libro llega, la sensación de vulnerabilidad cuando se está enfermo es tremenda porque el autor la trasmite con puntería certera.
    Me has recordado, con tus palabras, muchas de las sensaciones que percibí cuando leí el libro.
    Un besote.

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    1. A mí sí me gusta la poesía y hay poesías concretas que me emocionan y que las he leído tantas veces que las he aprendido de memoria. Es más una especie de pereza y que la novela me arrastra con mucha fuerza. Además tengo tantas novelas en la lista de pendientes que voy de una a otra sin pensar que hay más cosas.
      Este libro y el de Paco Gómez Escribano (es el autor de los libros sobre Canillejas) los tengo conmigo hace meses, desde el confinamiento, y me han dado ratos muy agradables. A ver si voy venciendo la pereza y me animo más con el género.
      El libro de Ezequías llega muy adentro porque cuenta situaciones que todos hemos vivido de una forma u otra y él sabe encender la llama del recuerdo y poner de nuevo al día las sensaciones ya olvidadas o aparcadas.
      Un beso.

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  12. Hola Rosa, la poesía es una puerta que abre lo que no hace la prosa, la novela. Al menos así la veo yo. Es la encrucijada entre lo que quiero contarte y no quiero decirte, y que adorno con bellas palabras para no hacer daño al alma más allá de mi respiración. Es lo más íntimo de un escritor, escritora. Es la esperanza, y la libertad, el rosa y el blues. Cuando se lee, ella te enreda, te niebla la vista, porque no se hace entender, solo su autor sabe. Puede gustarte o puedes ignorarla. Por eso entiendo lo que dices, cuesta, y atrevida has sido haciendo una reseña de un libro de poemas. Pero también te ha llevado a acompañar, como dices a convertirte de nuevo en vicaria, de ese ser tan querido por ti. Me ha llamado la atención, gratamente, este libro y la reseña que haces. Convertir en arte, una estancia fría, indolora en una habitación de un hospital, desde la intervención hasta el alta. Al autor le han acompañado sus letras y le han hecho fantasear con ellas pintando de color el claro-oscuro, poniendo laurel al caballo ganador. Inspiradora reseña. Gracias amiga. Feliz día.

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    1. "lo que quiero contarte y no quiero decirte". Muy acertadas palabras. tal vez de ahí venga mi ansiedad por no llegara entender lo que el autor no me quiere decir, pero yo tengo que interpretar.
      Imagino que es en la poesía donde las personas dejan lo más íntimo de sus sentimientos y deseos. Luego cada lector interpreta lo que a él le sugiere.
      Me he sentido identificada. Todos hemos estado en un hospital sufriendo en carne propia o ajena las ansiedades de la recuperación. hacer de ello poesía es algo reservado a unos pocos.
      Un beso.

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  13. Hola Rosa, a mí la poesía me cuesta lo más grande. A veces siento que no consigo conectar, que no soy capaz de extraer lo que el autor me quiere transmitir. Solo hay un libro de poesía que me maravilló, COSAS DEL CAMPO, de Muñoz Rojas. Ese me gustó mucho porque los poemas me trasladaron a mi infancia, a cuando pasaba los veranos en la casa del pueblo de mis abuelos, en medio del campo. Pero, ya te digo, me cuesta mucho. De todos modos, jamás tiro la toalla. La poesía que hace la gente joven hoy es más asequible para mí. De este libro me llama la atención el momento en el que esos versos fueron escritos. Y es verdad, lo que el autor dice del título... En un hospital, parece que estamos en otro mundo. En fin, gracias por darlo a conocer. Te ha quedado una entrada muy emotiva. Besos

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    1. Me tengo leídos varios poetas casi al completo. Los leí en mi juventud. Por ejemplo a Neruda, Machado, Lorca, Celaya... Luego la novela se me fue comiendo todo lo demás, dejando un pequeño resquicio para el ensayo.
      Después tan solo he leído algunas cosas sueltas, pero un libro así entero, hacía mucho que no leía. Ahora, casualmente, han coincidido dos en mis manos y ambos son totalmente distintos, pero ambos los he disfrutado. me ha costado hacer las reseñas (estoy terminando la otra), pero a la vez muy contenta de haberlo hecho. ha sido como superar un reto conmigo misma.
      Un beso.

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  14. Mi problema con la poesía es que nunca "acierto" en lo que quiere decir el poeta, mi interpretación siempre es errónea, eso si soy capaz de verle algo la verdad. Soy muy negada Rosa.
    Besos

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    1. No hay interpretación errónea. Tu interpretación siempre es acertada para eso es la tuya. Otra cosa es que coincida con lo que el autor ha querido expresar.
      Pero sí, esa falta de coincidencia entre lo que el lector interpreta y lo que el escritor quiso decir, creo que nos aleja un poco a algunos de la poesía. Y es curioso porque en novela no me importa tanto, pero en poesía es como si necesitara saber qué sentía el poeta cuando escribía. No obstante, trato de olvidar al autor y centrarme en lo que a mí me sugiere. De esa forma la disfruto más. Te animo a que lo pruebes. Luego, como en todo, habrá poesías y autores que te digan algo y otros que te dejen fría.
      Un beso.

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  15. Hola Rosa!! Me has picado mucho la curiosidad por este título, no lo conocía, así que tomo buena nota de tus impresiones. ¡Genial post! Besos!!

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    1. Es un título para picar la curiosidad, y un poemario que es como la crónica de una estancia hospitalaria con su intervención quirúrgica y todo. Y eso sin dejar de derrochar poesía aunque el tema sea más bien prosaico.
      Un beso.

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    2. No te pierdas los comentarios y las respuestas de Rosa. Meecen la pena por su sinceridad en el hecho de entender o no entender la poesía: "¿Sin saber inglés o francés o italiano, etc. nos pueden gustar las canciones en esas lenguas...?" La poesía tiene una lógica conformada en el propio poema y poco importa entenderla o no entenderla. Juan Ramón Jiménez decía que no era necesario que el lector entendiera la poesía "basta con que se impregne de su honda emanación". Ramón Gómez de la Serna en su libro "Ismos" cuenta una anécdota sobre el público burgués parisino que iba a ver las exposiciones de pintura de los primeros pintores de movimientos de vanguardia y decían que esa pintura no les gustaba porque no la entendían y Picasso y todos los demás les preguntaban " ¿entiende usted a las ostras...? No ¿Y le gustan...? Sí... Pues esto es lo mismo".
      La enseñanza de esta "boutade" es de una claridad meridiana para el asunto que nos ocupa.

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    3. Me ha encantado lo de las ostras. Está claro que no hay que entender algo para que te guste (o no te guste). Y en eso la poesía y la pintura, sobre todo la de vanguardias, son como ostras. Hay cuadros que me entusiasman y otros, que me dejan fría. Entiendo lo mismo de todos, que es más bien nada, pero veo unos y me gustan y otros, nada. Pues me pasa lo mismo con la poesía.
      Un beso.

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