¿Quién es el antagonista?
Con este microrreto colaboro en la convocatoria de noviembre de El tintero de oro, en la que se nos reta a escribir un micro relato con un protagonista de los considerados antagonistas de los héroes, es decir, un villano. Por ejemplo James Moriarty como antagonista de Sherlock Holmes, Joker como antagonista de Batman, etc. Puede ser uno de los conocidos o uno totalmente inventado, pero tiene que ser malo, muy malo.
Yo he optado por adaptar un relato que ya había publicado hace seis años.
El tren llegó a la estación y enseguida quedó vacío. Sólo la chica del coche 8, asiento 4A, permanecía en su lugar. Tenía la cabeza ladeada en posición extraña, los ojos abiertos y la lengua, azul, asomaba por la comisura de unos labios aún más azules. Estaba definitiva e irremediablemente muerta.
En su cuello destacaban las marcas amoratadas de algo que
había servido para estrangularla y, como descubriría el forense horas más
tarde, unas fibras negras de seda.
Dos horas antes, mantenía una conversación por whatsapp a
un volumen que casi hacía innecesario el dispositivo; los audios se sucedían
con inmediatez asombrosa en una chirriante continuidad.
Antes tuvo una conversación a voces con alguien que la
escuchaba en silencio. Cerca de media hora en la que le dio consejos,
recomendaciones y le organizó la vida para los próximos años.
Había subido al tren en la estación de origen y se había
acomodado en su asiento con la alegría, la despreocupación, la brusquedad del
que está solo en el mundo.
Cuando entró en el vagón, lo encontró vacío. Solo yo, en el
asiento 3A, retorciendo entre mis dedos las puntas del pañuelo de seda negro
que llevaba alrededor del cuello, me disponía a disfrutar las cuatro horas del
viaje leyendo la novela que acababa de comprar y no estaba dispuesta a pasar ese
tiempo escuchando la voz estridente y desagradable de aquella chica que,
teniendo todo el vagón libre, se había empeñado en sentarse justo delante de
mí.
¡Hola, Rosa! Jo, se me hace difícil verlo como villano, je, je, je... Te aseguro que en situaciones similares más de un perverso y oscuro pensamiento se me ha cruzado por la mente ante el tipo de al lado y su puñetero móvil y su conversación, su musiquita, sus vídeos y demás "alegrías" que comparte con los demás usuarios del vagón a los que, por supuesto, no nos importaría en absoluto que le cayera un rayo o se abriera casualmente la puerta del tren durante el trayecto...
ResponderEliminarUn estupendo micro que narras con mucha visibilidad lo que lo agradece el lector que durante su lectura va viendo la escena en su mente. Que la acción se desarrolle en un tren me ha encantado, me ha llevado a ese espacio tan negrocriminal en el que tantos maestros del suspense desarrollaron sus tramas. Magnífico aporte! Un abrazo!
Te cuento que tengo muchísimas novelas leídas en trenes. Mi padre era maquinista de RENFE y el viaje nos salía gratis. Lo que cuento aquí, salvo el asesinato, claro, es verídico y me sucedió en un viaje a Madrid. Se me ocurrió escribir la historia empezando por el final e ir hacia atrás. Y yo tampoco sé quién es el villano (villana) de la historia... ja, ja.
EliminarUn beso.
Toma ya, Rosa!!
ResponderEliminarMe ha encantado el final, no me lo esperaba en absoluto. :)
Fuera de bromas, es verdaderamente irritante que no se pueda leer muchas veces en el transporte público porque la gente no tiene cortesía ni guarda las formas. Eso sí, los ataques de psicópata es mejor dejarlos tan sólo para la narrativa.
Un abrazo y enhorabuena por tu micro relato!!
Ja, ja, es que, salvo el asesinato, el resto es verídico. Como le digo a David, me sucedió hace años yendo a Madrid. hacía un montón de años que no viajaba en tren y me hacía una ilusión tremenda disfrutar de la tranquilidad del viaje para leer, cosa que he hecho muchísimo en trenes. Aquella mujer me sacó de mis casillas, aunque la cosa duró un rato. Luego se durmió y hubo tranquilidad. De no haber sido así...
EliminarUn beso.
Tras leer el microrelato justo estaba empezando a escribir un comentario que iba a ser muy muy similar al que te ha dejado David Rubio... jejeje. Efectivamente, no sé si es de villanos hacer esto, qué insoportable ese tipo de situaciones y qué cabezas aquellas que siquiera se dan cuenta de lo que están molestando a los demás, y es que, esa frase de: "teniendo todo el vagón libre..." jaja ¡¡tal cual!! En fin, aparte de haber empatizado totalmente con la villana de esta historia (es más, me hago fan de ella ahora mismo jaja) ha sido una lecturita curiosa, muy visual y bien descrita, y ese comenzar por el final tiene su aquel. Gracias por compartirlo... :)
ResponderEliminarUn abrazo.
De ahí mi título de ¿Quién es el antagonista? Porque en principio sería siempre el asesino, asesina en este caso, pero visto lo visto, a veces la víctima es más villana y antagonista que el victimario. Aunque tanto como matarla... bastaría con cogerle el móvil y tirarlo a por la ventanilla, ja, ja.
EliminarLo de empezar por el final se me ocurrió porque la historia por lo demás no tiene nada de original. Había que darle el toque de intriga y de originalidad de alguna forma y esa fue la que se me vino a la cabeza.
Un beso.
Ja, ja, ja, eso es lo que se dice cortar por lo sano y si te digo la verdad empatizo bastante con el villano ;). Me pregunto por qué a la gente le gusta escucharse tanto a sí mismo y además hacer partícipe al resto. Deberían estar inventados los vagones de tren con plazas en silencio aunque hubiera que pagar un suplemento a Renfe ;)
ResponderEliminarGenial, Rosa.
Besos.
Es que ante ciertas situaciones no queda más remedio que cortar poro sano y cuanto antes. Ja, ja. A qué aguantar si antes o después hay que hacer lo que hay que hacer. La verdad es que no soporto el ruido. Mi madre dice, y yo creo que es la mejor forma de explicarlo, que el ruido le duele, le causa dolor físico. Pues creo que yo lo he heredado y cuando encima, te impide leer...
EliminarUn beso.
Pues sí, yo también me siento un poquito identificada con esa villana que solo quería algo de paz... Un micro estupendo, Rosa, destila ironía y como dice David es muy visual, dibujas la escena de maravilla. Genial tu aporte para el reto.
ResponderEliminarMuchas gracias. Igual influye en el hecho de que resulte muy visual el que lo vi, lo viví todo excepto el asesinato, que se me quedó en ganas, y, aunque he cambiado algunas cosas, visto estaba muy visto.
EliminarUn beso.
¡Hola Rosa!!
ResponderEliminarme he sentido muy identificada con tu protagonista y su pañuelo de seda negro, jaja. Cuantas veces no me habrán dado ganas de asesinar (de forma metafórica, ¿eh?) a alguien que va en el metro, autobús o tren hablando por el móvil a voz en grito, contando su vida molestando a todos sin ningún tipo de miramientos. Vamos que yo podría ser una gran villana, jeje
Muy bueno tu relato, Rosa
Un beso
Cualquier lector que se disponga a pasar unas horas leyendo en un tren se sentiría identificado y simpatizaría con la villana asesina. A mí se me iba encendiendo la ira a medida que la individua hablaba y cuando terminaba una conversación y ya creía que podía leer a gusto, empezaba otra. La cosa duró como hora y media de las mas de cuatro que dura el viaje por lo que aún pude relajarme y leer. De no haber sido así, no sé lo que hubiera pasado, ja, ja.
EliminarUn beso.
Bueno, Rosa, me alegro que te hayas animado a participar en este reto, algo que has hecho con nota.
ResponderEliminarUn asesinato en un tren que no precisa de la intervención del querido y afamano Hércues Poirot, pues el asesino es fácil de identificar, je, je. Un villano-asesino que hasta cierto punto inspira empatía a los que, como yo, no soportan los pasajeros ruidosos y maleducados, ja, ja, ja.
Me ha gustado mucho tu aportación.
Un beso.
La verdad es que no sabemos si van a necesitar a Poirot. La asesina y narradora, o sea yo misma, abandonó el tren nada más llegar a la estación y échale un galgo. Estará en una cómoda suite de hotel leyendo la novela que había comprado para el viaje. Por cierto ¿los billetes de tren van a nombre del pasajero o siguen siendo anónimos como toda la vida? Si son anónimos...
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa! Ese final me ha descolocado y me ha hecho ver toda la historia desde la tranquila lectora para aprovechar el viaje. Empatizo con ella porque es lo que hago yo. Bueno, no me des ideas... Me ha calado y algo en mí quiere justificarla. No me negarás que la otra es insoportable.
ResponderEliminarMe gustan estos relatos que implican tanto al lector.
Un beso.
La otra es odiosa, además de insoportable. cualquiera a quien le guste leer y le moleste el ruido, tiene que empatizar con la asesina, aunque sea un poquito. Por eso el título del relato. He dejado en duda quién es el antagonista en esta ocasión.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa! Muchas gracias por participar en el microrreto. Un microrrelato muy curioso. Hay situaciones que nos sacan de quicio, sobre todo cuando viajamos (encontramos a personas que pueden ponernos de los nervios). En este caso, tu personaje se convierte en villano porque traspasa la línea y encuentra una drástica y cruel solución para poder leer con tranquilidad su libro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay cosas que sacan lo peor de una misma y cuando una es lectora empedernida, el ruido es una de ellas. Quizás mi narradora fue un poco demasiado taxativa, pero es que su antagonista...
EliminarUn beso.
Amo los trenes y me encantaría meterme en cualquier libro con ellos.
ResponderEliminarY en tu relato de cabeza!!!
Libros y trenes son una buena combinación. Y con un asesinato por medio, isuperable.
EliminarUn beso.
y ¿qué me dices de los que caminan por la calle ellos solos y cuando pasan a tu lado, reanudan la converacion sin manos, y tú te crees que se estan dirigiendo a ti?
ResponderEliminarun ejemplo de la tecnologia y la muerte este que nos traes aqui. una reaccion desproporcionada de la amigdala y el reptil aque aun llevamos dentro. Bendito autocontrol que nos permite acumular ansiedad.
abrazo, rosa
La ansiedad propia defiende a los demás de la propia ira. Menos mal porque alguien también podrá desarrollar su ira contra nosotros mismos y será su ansiedad quien nos defienda. Aunque a veces...
EliminarUn beso.
Hola Rosa, muy buen relato... Pero yo digo que teniendo todo el vagón para ella sola.
ResponderEliminarPara que fue a sentarse con esa persona, yo creo que muchas veces nos gusta hacernos notar.
Y está se lo busco por tonta, o es que la otra no estaba en sus cabales.
Muy buen relato.
Me a gustado mucho, te deseo una feliz tarde besos de flor.
Yo creo que una era tonta y la otra muy en sus cabales no estaba. Es curioso, pero a veces parece que la gente tiene necesidad de rebaño y justo se sientan donde se acumula el personal aun teniendo espacio vacío. Lo he visto mucho en el cine. A esta del tren le costó caro.
EliminarUn beso.
Enhorabuena. Al menos yo deseo que a quien hace ese ruido le de una descarga eléctrica -dolorosa y severa- con cada mensajito y demás insufribles groserías XD
ResponderEliminarSí, tanto como la muerte por estrangulamiento puede ser excesivo, pero algún dolor fuerte no estaría mal como castigo por su desfachatez.
EliminarUn abrazo.
Desde luego es que precisamente lo que se busca cuando una va en tren es eso tranquilidad y no una señora o señorita hablando a voz en grito por el móvil y yo la verdad no llegaría a tanto por supuestísimo pero me dan ganas muchas veces de decirle que se calle que no va sola en el tren pero me reprimo porque si no se que e voy a saltar y no es plan, pero que mal se pasa cuando lo que quieres es tranquilidad y leer y disfrutar del paísaje cosa qu eme encanta cuando viajo en tren. y si ambas cosas las puedo hacer en silencio mejor.
ResponderEliminarMe ha encantado tu aportación al Tintero de Oro, mucha suerte Rosa.
Un beso.
Sí es muy frustrante cruzarse con esa gente maleducada y pensar que no hay nada que hacer pues aunque protestes educadamente no van a entender nada y encima se sentirán agredidos en su mal entendida libertad. Se olvidan de que su libertad termina donde empieza la de los demás.
EliminarUn beso.
Estoy viendo que si hicieras una encuesta entre quienes te hemos leído, saldría villana la asesinada y absuelta la asesina.
ResponderEliminarMe ha encantado tu micro. Felicidades.
Besos.
Por los comentarios que leo, tienes razón. Mucha gente empatiza con la asesina, pero no es de extrañar, por aquí somos todos buenos lectores y entendemos la frustración de la pobre mujer que solo quería leer tranquila.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, me ha encantado este relato y creo que yo hubiera ayudado a la asesina en la faena pues la verdad que hay gente que no respeta el espacio de los demás y dan ganas de ahorcarlos. Claro, todo se queda en un deseo insano y por supuesto jamás haría algo así. Por eso me gusta escribir, porque ahí podemos dar rienda suelta a todas esas cosas que nos encantaría hacer. Te felicito.
ResponderEliminarHas acertado de lleno. Casi nadie sería capaz de reaccionar como mi narradora, pero muchos nos "quedamos con las ganas", es un decir, cuando estamos en ciertas situaciones. Escribir nos permite dar rienda suelta a los malos instintos.
EliminarUn beso.
No se ha especificado, algunos piensan que es un villano. Yo diría que es una villana, muy interesada por la lectura. Cuya paciencia se terminó. Y recurrió a un método un tanto drástico.
ResponderEliminarAunque tengo placer por la lectura.
Un abrazo.
Ya he visto que mucha gente piensa en un villano, pero hay unas palabras al final que lo especifican, "no estaba dispuesta". Tampoco tiene importancia. El caso es que cuando nos frustran nuestras esperanzas, algunas personas reaccionan, como dices, de un modo muy drástico.
EliminarUn abrazo.
¡Hola Rosa! Muy bien descrito el escenario del tren. Una villana que ha agotado su paciencia con ese tipo de personas que montan escandalo estén donde estén. Ella sólo quería disfrutar de su lectura y al final ha acabado siendo una asesina. Un saludo.
ResponderEliminarCuando una se encuentra encerrada en un espacio del que no puede huir y ha planeado disfrutar de una novela, más vale dejarla tranquila porque la ira le puede hacer perder los nervios y el sentido de toda ética y moral. Eso es lo que le pasó a mi narradora. Pero que conste que la culpa no fue suya. Ja, ja.
EliminarUn beso.
Hola Rosa describes en tu micro unas escenas muy frecuentes y esa villana tiene mucha razón ji ji ji. Mas de una vez me encontréen esa situación y me entraron ganas uff no sigo...
ResponderEliminarMuy bueno tu micro
Un abrazo
Puri
Yo saqué este relato de una experiencia personal. Y es que tuve ganas de usar el pañuelo, pero me reprimí y lo saqué todo mediante la escritura. Ay, cuántas cosas evita la ficción.
EliminarUn beso.
Jejeje muy bueno, Rosa. Me has retratado cuando voy en autobús o en tren, leyendo. Solo que no me quito el pañuelo del cuello y culmino lo que se me pasa por la cabeza. Escribes muy bien. Ese inicio es la obertura perfecta para una buena película de suspense. Besos
ResponderEliminarAfortunadamente no hacemos todo aquello de lo que tenemos ganas. Leemos como podemos a pesar del ruido y nos aguantamos las ganas de sacar las uñas y quitarnos el pañuelo. Si no, qué iba a ser esto. Ja, ja.
EliminarUn beso
Excelente! Has logrado la identificación de todos tus lectores y no sólo por lo verídico del cuento, sino por la bien relatado. Me encantó. ( Aparte de la identificación, uno se siente reivindicaco den sus sentimientos más oscuros) Un saludo
ResponderEliminarSí, he visto que tengo muchos seguidores con instinto asesino cuando le dificultan la lectura. Es cierto que la víctima pedía a gritos un escarmiento
EliminarAunque tal vez sea un poco excesivo el que recibió.
Un beso.
Pues a este villano lo entiendo perfectamente porque a menudo yo misma tengo que reprimir mis ganas de matar a alguien en el tren.
ResponderEliminarBesos.
Creo que es un sentimiento que todo buen lector ha tenido alguna vez. Que den gracias esos seres ruidosos y molestos porque sabemos reprimir nuestro instinto asesino. ja, ja.
EliminarUn beso.
Ay, Rosa, qué cruz el tener que aguantar estas situaciones a diestro y siniestro. Con el gusto que da viajar en tren aprovisionado de un buen libro. Si es que se están perdiendo valores básicos de convivencia. Muy buen relato, un villano que intuyo que debía ser la enésima vez que tendría que aguantar a esa viajera en el cercanías. Me ha gustado el relato, y las motivaciones de la villana para el asesinato me han hecho sonreir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Maleducados ha habido siempre, pero ahora, cargados con sus teléfonos móviles y su incontinencia conversacional, se pueden volver odiosos. están los que hablan sin parar y luego están los que van jugando con el sonido puesto. No sé a cuáles detesto más. La del relato iba hablando porque esa esa fue la realidad que me inspiró el micro.
EliminarUn beso.
Hola Rosa. ¡Pues lo has logrado! Me has convertido en la villana de tu relato. Porque, la verdad, es que más de una vez, retorciendo las puntas de mi pañuelo negro que suelo llevar al cuello, me ocuparía muy cordialmente de la o el pasajero que, ignorando la necesidad de un poco de calma e intimidad, hacen alarde de su último chisme tecnológico para ponernos a todos los demás damnificados del tren o autobús, al borde de un ataque de nervios.
ResponderEliminarY pensándolo bien, me declaro inocente y acuso al personaje en cuestión, de ser un villano infiltrado tras una careta de persona normal.
Muy buen relato. Un abrazo.
Ja, ja. Aquel día en el tren yo también llevaba un pañuelo negro al cuello. la verdad es que, como he dicho más arriba, salvo el asesinato, el resto es real. Y sí, yo también creo que es ella es una villana con todas las de la ley, aunque su castigo, tal vez, ji, ji, fue un tanto excesivo.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. La verdad es que el criminal podría pasar por justiciero, jejeje. Pero me ha sido imposible no empatizar con la chica, con esa juventud y despreocupación ante la vida que tan bien has descrito (genial lo de la forma de sentarse) y que todos hemos pasado por ella antes.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un saludo.
Me alegro de que te haya gustado, Pedro. La asesina se excede un poco en su forma de hacer justicia, pero para los que somos lectores es comprensible su ira, aunque nunca lleguemos a esos extremos. Y sí, es imposible no empatizar con esa juventud y el recuerdo que de ella tenemos los que ya la vemos un poco alejada.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, estupenda historia, creo que en este caso muchos seríamos asesinos, a mi me gusta hablar pero hay que saber cuando es más oportuno callar. Yo viajo más en Alsa, porque me viene mejor por horarios y paradas, y recuerdo un viaje en que la que se sentaba detrás de mi se pasó las siete horas del Gijón - Pontevedra hablando sin parar por el móvil. Clara candidata a hacerla desaparecer. Besos.
ResponderEliminarSi tengo que estar siete horas oyendo hablar por teléfono te puedo asegurar que mi relato pasa al dominio de la realidad. Yo odio la gente que habla a gritos. Yo no hablo bajo, pero en lugares públicos procuro que solo me oiga el interlocutor y hay veces, sobre todo en bares y restaurantes, que los gritos de la gente no nos dejan oírnos. Hay gente que necesita que la oiga todo el mundo.
EliminarUn beso.
¡Menudo micro! Y qué bien lo cuentas... Me preparaba para cualquier cosa leyendo al/la narradora... pero no algo así... Ya de entrada, las primeras líneas son espectaculares, se puede visualizar a la perfección todo el relato. Mala-malísima a más no poder. Pero tu relato ¡bueno-buenísimo! Felicidades :)
ResponderEliminarUn abrazo :)
Muchas gracias. Me alegro de que te haya gustado. La única gracia del mismo estaba en contarlo hacia atrás. Hay una mala malísima en el micro, pero no tengo muy claro quién es, ja, ja, es broma claro.
EliminarUn beso.
Excelente relato Rosa: Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarBesos.
Acabas de hacer realidad el deseo de muchos lectores, Rosa. No hay nadie que sea más foco de nuestra inquina que aquel que nos impide sumergirnos en la lectura. En este caso es fácil identificarse con el villano. La ficción, como tantas veces, nos da alas para muchas cosas.
ResponderEliminarBesos
Ciertamente, con la ficción podemos sacarnos esas espinitas que de hacerlo en la realidad nos llevarían directos a prisión. pero que a gusto se queda una con solo escribirlo.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, me imagino la situación de ese lector intentado disfrutar de su libro y no poder concentrarse, es realmente enloquecedora esa situación, uno desea tranquilidad y esos ruidos molestos no lo permiten.
ResponderEliminarQué decirte si suena un celular o varios en un teatro en medio de un concierto o una ópera, justo cuando hay un pianísimo y saca al espectador del clímax de la obra, puedo entender el arranque de locura de este pasajero.
Saludos, PATRICIA F.
Es que que te dificulte la lectura es molesto, pero que te impida disfrutar de una obra de teatro, ópera o concierto, es inadmisible. La vez que más apunto he estado de perder los papeles fue en el cine una vez que le sonó a un señor el teléfono varias veces seguidas. El hombre no lo sabía apagar. Fue terrible.
EliminarUn beso.
Es que hay cosas que no, y en esas estoy con tu villano, Rosa. ¿Cuatro tediosas horas reconvertidas en una oportunidad para disfrutar de un buen libro sin tener el remordimiento de dejar otra cosa por hacer y va y te pasa eso? Aunque, bien mirado, tampoco hay que pasarse o llevar a tal extremo las cosas, no? Jajaja
ResponderEliminarUn micro genialmente narrado, Rosa, muy muy bueno.
Un abrazo!
No, no es cuestión de llevar las cosas tan lejos, pero a que te quedas con las ganas... Sí, leer en un tren es una de las experiencias más gratas que conozco. Tal vez sea por eso de que no estás dejando de lado otras tareas. Poco más se puede hacer en un tren salvo leer. Y eso que ahora con los portátiles y los móviles hay gente que trabaja como se de la oficina se tratara. Afortunadamente, no estoy entre ellos.
EliminarUn beso.
Hola Rosa. Un micro que genera curiosidad desde el principio por ver el desenlace, buen manejo de la tensión narrativa. Bravo también por la ambientación, en ese solitario vagón de tren que da pie a todo tipo de especulaciones. Creo que todos nos sentimos identificados en alguna medida con la situación, hay gente que parece pensar que el mundo es solo para ellos, sin tener en cuenta las molestias que puedan ocasionar a los demás. Igual la medida es un poco drástica, pero una buena reprimenda a la chiquilla no le vendría mal. Un abrazo.
ResponderEliminarUna reprimenda y coger el móvil y lanzarlo por la ventanilla. Mi narradora era un tanto drástica y cortó por lo sano. Si le quitas el móvil o le dices algo te monta un escándalo, de esta forma, quedó definitivamente callada, ja, ja.
EliminarCualquier buen lector se siente identificado con mi villana. Menos mal que no solemos ser tan taxativos en nuestras reacciones.
Un beso.
Hola, Rosa!! Tu micro es estremecedor y muy bueno. Nos trasladas a los pensamientos de la asesina y además narras de una forma muy visual con lo que se ve perfectamente a las dos mujeres en el vagón del tren y todo cuanto acontece ahí. Enhorabuena y un abrazo!!
ResponderEliminarSe ve que como lo viví tal cual, salvo el asesinato, claro, lo tengo muy grabado y me sale muy visual.
EliminarUn beso.
Magistral : 2. adj. Hecho con maestría. La narradora no deja nada al albur. Sale en en 3ª persona en pasado y se permite el lujo ( ahí la maestría) de recorrer todos los tiempos verbales conjugando una historia redonda. Me gustó mucho. Gracias, Rosa
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Me alegro de que te haya gustado. La narradora se vio en la necesidad de conjugar verbos ilegales para poder alcanzar la tranquilidad. Conjugarlos y ponerlos en prácticas.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. Los comentaristas de este relato apuestan por que el villano es la asesina. Error. Es la molesta acompañante. Me ha gustado cómo hay ido contando la historia en orden inverso a los sucesos hasta llegar al principio y desvelar a la asesina. Un micro muy logrado. Felicidades. Un abrazo.
ResponderEliminarSe ve que el asesinato supera en villanía a la falta de educación y a empeñarse en molestar y acaparar la atención de todo el mundo. Yo no lo tengo tan claro, ja, ja. Por eso el título del micro.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. He pasado para ver tus impresiones a mi comentario de hace unos dias y he visto que no se ha guardado en el blog. Me ha pasado con mas compañeros en este reto. Creo que te dije algo así como que el asesino podría ser hasta un justiciero, pero por otro lado , que envidia la juventud de la chica. Esa despreocupación , esa manera de sentarse (me parece genial como lo has narrado) que todos hemos tenido en algún momento de nuestra vida.
ResponderEliminarUn beso.
Acabo de rescatar tu comentario de spam. Últimamente blogger manda a spam comentarios como el tuyo, que no se llegan a publicar, pero también lo hace con comentarios ya publicados e incluso con mis respuestas. tengo que andar con mucho cuidado y como me despiste en pasar por allí un par de días, siempre encuentro alguno. Voy a contestar tu comentario que ya he publicado.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, es lo que digo, que en determinadas circunstancias dan ganas de ahogar a alguien, nos sale ese demonio que llevamos dentro. El comenzar por el final hace que no imagines el principio. Genial. Un beso
ResponderEliminarEmpezar por el final era la única gracia que podía tener el relato, verídico en todo menos en el crimen, claro.
EliminarUn beso.
¡Por fin! ya llegué a tu relato; es que el tren llegó con retraso. Por cierto, me pareció verte salir precipitadamente de uno de los vagones. No creo que fueras tú, pero se parecia bastante a ti. Encima esa mujer llevaba un libro en la mano, y conociendote como lectora voraz...¿No tendrás por casualidad, un pañuelo negro de cuello?
ResponderEliminarMi abrazo.
El pañuelo negro lo quemé en cuanto llegué a casa. Me fastidió porque era uno de mus favoritos. Ta sabes, el negro combina con todo. Pero ya me he comprado otro. También me he comprado un libro porque voy a viajar en tren en Navidad, ji, ji.
EliminarUn beso.
Rosa, genial micro, creo que dentro de poco los asesinatos por esta causa se harán tan comunes como fumar un cigarrillo, ja, ja.
ResponderEliminarMe hiciste recordar la película "Y donde esta el piloto", donde todos hacen fila para golpear a una mujer histérica, y hay que reconocerlo, nada es más molesto que interrumpir un necesario y vital silencio.
Un abrazo.
Es que cada vez hay menos respeto y más mala educación y los pocos que somos amantes del silencio y la tranquilidad nos vemos con la vena asesina a tope. No conozco esa película, pero con los nervios silenciosos que llevo yo en un avión, solo me faltaba tener que aguantar histerias.
EliminarUn beso.
Empatizo totalmente con esa villana. Estés leyendo o quieras disfrutar de un ratito de tranquilidad... Da coraje escuchar gritar a la gente a través del móvil. Hay algunos que no les hace falta este aparatito. Yo creo que el otro se enteraría perfectamente sin él. Magnífico relato y gran final!
ResponderEliminarBesotes!!!
El ruido es molesto en cualquier circunstancia, quieras leer o disfrutar del silencio. Y cuando la tranquilidad se ve interrumpida por el capricho de un ser maleducado, caprichoso y que se siente en poder del Universo entero... entran tentaciones muy feas.
EliminarUn beso.
Genial, Rosa. Veredicto: El jurado popular absuelve a la asesina por enajenación mental, tiene toda nuestra empatía. Siempre es un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy serena la veo yo para enajenación mental. La veo más como asesina justiciera que, harta de aguantar los caprichos de la gente ruidosa, ha decidido tomarse la justicia por su mano. Simpatizo con ella y hasta me he quedado con ganas de imitarla. ¿Asesina en serie de maleducados? Podría ser.
EliminarUn beso.
Hola Rosa!! Hay que tener cuidado con molestar a los compañeros de viaje, ¡buen relato!! Un abrazo
ResponderEliminarHay que tener cuidado por educación, pero hay gente que no se da cuenta de que además se juega el tipo.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. En el tren, que ahora frecuento bien poco, no; pero, en el cine, cada vez que veo iluminarse esas pantallitas en mitad de la película tengo los mismos pensamientos. De hecho, una vez estuve a punto de saltar con un chaval que justo tenía a mi lado y se pasó toda la película chateando con el móvil.
ResponderEliminarSaludos.
Eso es todavía menos comprensible que lo del tren porque en el tren no te queda más remedio que estar un rato y cada uno se entretiene como puede y sabe, unos leyendo y otros haciendo la puñeta con el móvil, pero ¿a qué diablos va alguien al cine para estar todo el tiempo chateando? No me extraña que estuvieras a punto de tenerla.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, muy bueno tu relato. Más de uno en esa situación piensa como villano, jaja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es que hay gente que saca lo peor de una misma, hasta convertirla en una villana total.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. Desde luego no hay nada peor que aguantar 4 horas de verborrea sin interés y a voz en grito. Tampoco era para ponerse así pero un día malo lo tiene cualquiera.
ResponderEliminarUn relato magnífico. Felicidades.
Eso es lo que yo digo. Si ella puede hacer un infierno de los días de los demás, luego que no se queje cuando alguien tiene un día malo y obra en consecuencia.
EliminarUn beso.