"Obsesión en Venecia" Amalia Hoya

«El amanecer iluminaba las cúpulas de San Giorgio Maggiore cuando, en el gueto de Venecia, un hombre llegaba a la casa de Eliezer Stuitz, el artesano que fabricaba máscaras y marionetas.

−Buenos días. Soy un criado del palacio Labia; me envía su propietario, el señor Biagoitia, le pide que me acompañe porque quiere encargarle un trabajo.

−Pase, favor. Me visto y enseguida voy con usted. 

−No debe tardar demasiado; el señor Biagoitia tiene poca paciencia.

Trabajar para alguien importante podía ser un buen negocio, pero a Eliezer le preocupaba no causar buena impresión debido al aspecto descuidado que tenía desde que murió su esposa. Buscó en el armario una camisa limpia y la mejor chaqueta, la que se puso el día de su boda y nunca más usó, peinó con cuidado la barba y el pelo y, satisfecho de su imagen, volvió junto al recién llegado, que esperaba impaciente».

El señor Biagoitia va a celebrar un baile y quiere que Eliecer, el mejor artesano de Venecia según la fama que lo acompaña, le fabrique las máscaras. A punto ya de despedirse, el señor del palacio de Labia, como quien no quiere la cosa, le invita a subir al último piso y llevarse cuantas marionetas y autómatas encuentre allí almacenados y olvidados, tan olvidados que lo que Eliecer no se lleve irá a la hoguera.

Tan solo un objeto de los que se almacenaban en el desván captó la atención del artesano, una muñeca «que era tan alta como él y muy esbelta; llevaba un vestido rojo, bastante apolillado, una cinta anudada al cuello y el pelo negro, largo y natural, le caía en ondas sobre la cara, desde un moño casi deshecho. Retiró el pelo y vio un rostro precioso de porcelana un poco desconchada, en el que apenas se fijó porque los ojos, de un fascinante color ámbar, parecían devolverle la mirada bajo la luz temblorosa de la lámpara». A la vista de aquel precioso autómata, Eliecer sintió que había encontrado lo que estaba buscando y esa sensación se confirmó cuando el criado que lo acompañaba le confirmó que era una muñeca que en su día andaba y bailaba, aunque el mecanismo estaba estropeado desde hacía mucho tiempo.

Eliecer es un hombre solitario y reservado que vive en el gheto de Venecia aunque es un judío no practicante y que se manifiesta como ateo. Vive solo desde que su esposa Raquel y su madre murieran. Su vida se limita al trabajo, a sus charlas con Benedetta, la frutera del mercado del Puente Rialto que le suele regalar una manzana, y al trato circunstancial con sus clientes o con algún colega de profesión. También pasea por Venecia. Estamos en 1912 y el Campanile de la plaza de San Marcos acaba de ser reconstruido tras haberse desplomado en 1902. Como el Campanile hasta hace un tiempo 

«Él también era un montón de escombros desde que murieron su madre y Raquel; habían pasado dieciocho años desde entonces, demasiado tiempo solo, dedicado al trabajo, a la lectura, a vagabundear por Venecia y a esperar a que terminase una existencia que no tenía sentido. Ahora, igual que la torre, él también renacía de sus cenizas para ser el guardián enamorado de una muñeca hermosa».

Sí, tal vez fue por esa soledad por lo que la muñeca del palacio Labia terminó adquiriendo cada vez más importancia para él. La vistió con un vestido de Raquel y la peinó cuidadosamente. Hasta un nombre le puso inspirado en el color ámbar de sus ojos: Ambarín. Eliecer contará con la ayuda de un prestigioso mecánico venido de Padua gracias y subvencionado por Biagoitia que quiere sorprender a sus invitados llevando a la muñeca como pareja en el baile de disfraces, si bien es cierto que promete a Eliecer devolvérsela en cuando la fiesta termine.  

Los trabajos de restauración dan resultados inesperados porque Ambarín no solo camina y se mueve con total gracia y convicción, sino que también puede hablar pronunciando frases cortas gracias a una máquina Euphonia insertada en su interior. Eliecer se siente contradictoriamente emocionado. 

«−Querida, el hombre de Padua ha eliminado parte de mis fantasías. Antes podía imaginar que eras una mujer real que compartía mis noches y lecturas; ahora eres un autómata de movimientos programados y repetitivos. Sé bien que, si sigo alimentando estos deseos insanos, acabaré recluido en la isla de San Sérvolo, allí encierran a los locos [...] No estoy loco, Ámbarin. Y, aunque así fuera, ¿para qué quiero mantener la cordura? ¿Para seguir por el camino de la soledad y la tristeza? ¿Para esperar la vejez y la muerte? El engaño es mejor, es el refugio donde puedo imaginar que tengo amor, que no estoy solo».

No es total la soledad de Eliecer aunque él así lo perciba. Gracias al encargo de Biagoitia ahora tiene dos buenos amigos, el propio Biagoitia y el señor Fortuny, quien le ha proporcionado las telas para las máscaras y con quién se entiende a la perfección. Y hay dos mujeres dispuestas a acompañarle en su recorrido vital y a convertirse en sus esposas. Pero tal vez Eliecer está enamorado del amor y, con una percepción totalmente idealizada del mismo, no se conforma con la realidad, busca algo más allá de lo real, algo fantástico, la belleza incorruptible de una muñeca a la que ha dotado en su imaginación con los atributos más deseables. 

Amalia Hoya

Obsesión en Venecia es una hermosa historia que bebe de las más antiguas tradiciones judías y entronca con la Cábala y el Golem; una hermosa leyenda ambientada en escenarios misteriosos y/o legendarios como son la Venecia de principios del siglo XX o la Praga del mismo momento donde, entre callejones oscuros y sórdidos bajo el puente de Carlos, encontrará Eliecer lo que cree que es la solución a sus deseos y fantasías.

Obsesión en Venecia es la primera novela de Amalia Hoya que antes había publicado libros de relatos. Es una novela que atrapa en la que un personaje, encandilado y cegado por una fantasía, no llega a ver lo que la vida le pone delante. Se empeña en conseguir algo imposible sin darse cuenta de que algunos deseos se pueden convertir en realidad. 

Espero leer pronto Personajes, el último libro publicado de Amalia Hoya (tiene otros dos, una novela y un libro de relatos, a punto de publicarse), del que la misma autora ha dicho en una entrevista: «Personajes es un libro de autoficción al que tengo mucho cariño y han definido como entrañable. Los protagonistas de las historias son reales, pero en algunos casos he fantaseado sobre sus vidas. En cambio, reflejan fielmente su actitud ante la vida que fue lo que me impactó y me llevo a escribir sobre ellos. Además, está ilustrado con fotografías en blanco y negro antiguas, de mi álbum particular». Tras haber disfrutado Obsesión en Venecia, estoy segura de que también disfrutaré con Personajes.

Título del libro: Obsesión en Venecia

Autora: Amalia Hoya
Nacionalidad: España

Editorial: Caligrama

Año de publicación: 2020

Año de publicación original: 2020

Nº de páginas: 220