"Todos estábamos vivos" Enrique Llamas

«… pero la vida nos sorprendió alternando los funerales de nuestros amigos con los de nuestros abuelos».

Esta es una de las dos citas con las que Enrique Llamas inicia su novela. Pertenece a Clara Usón, a su magnífico libro El asesino tímido

«Nuestros abuelos empezaron a hacernos sitio con improvisación, muchos años antes de que llegaran nuestros padres. Nos fuimos reuniendo según llegábamos. En ocasiones logramos juntarnos grupos enteros de amigos. Algunos aguantaron más y tardaron en llegar. Pocos sobrevivieron.
Son los que hablan de nosotros. Ellos también recibieron ese regalo inmenso, ese que se da una vez en la vida, no en cualquier cumpleaños. En la muerte de un dictador, por ejemplo. Un regalo envuelto en un papel demasiado brillante».

Un regalo envenenado, maravilloso, pero un regalo envenenado.  Y con la inconsciencia de lo desconocido nos apresuramos a hacer uso de ese regalo y caímos presas de la trampa de poder elegir, porque el poder elegir hace que a veces uno se equivoque.

Todos estábamos vivos habla de una generación, de una parte de ella, que se quedó por el camino por recibir un regalo para el que tal vez nadie les había preparado. Fuimos los que cumplimos veinte años al iniciarse los ochenta. El dictador había muerto unos años antes y, tras tanta dictadura, tras tanta falta de libertad, cuando ésta llegó pilló a muchos a trasmano, por la puerta de atrás; había tanta ansia de libertad que cuando ésta llegó los sorprendió e intentaron comérsela a grandes bocados hasta atragantarse.

Pero vamos a centrarnos. Todos estábamos vivos transcurre entre el 1 de enero de 1980 y el 9 de febrero del mismo año. Todo ocurre entre esas fechas, salvo un capítulo final que nos lanza a 1983 y alguno que nos lleva algo más lejos en el pasado. No son fechas caprichosas. El 1 de enero de 1980, antes de que amaneciera, era arroyado por un coche José Enrique Cano Leal, Canito, componente del grupo musical TOS junto a los hermanos Urquijo. Moriría en el hospital unos días después. El 9 de febrero se celebró en Madrid, en la Escuela de Caminos, un concierto en homenaje a Canito que para muchos significó el inicio de la Movida. Y así, mezclando personajes reales y acontecimientos sucedidos, con personajes ficticios y sucesos inventados, se construye esta novela que, si bien cuenta cosas inventadas, no dejan de ser reales. Como Enrique Llamas dice al final del libro citando a Ana María Matute, «créanselos, créanselos porque me los he inventado». Y es que, si bien no existen Siberia ni Adela, madre e hija, ni Ric ni Aldo ni las dos Dianas, todo lo que les ocurre le ocurrió a mucha gente, a unos una cosa y a otros, otra, pero ocurrir, ocurrió. 

Todos estábamos vivos habla de los años ochenta y de esa libertad que llegaba envuelta en el papel luminoso del sexo, drogas y rock and roll. Con el lazo envenenado de las muertes. Muertes por sobredosis, por abortos clandestinos, por SIDA. Los jóvenes se rebelaban contra lo establecido y lo hacían de todas las formas posibles. El sexo se liberalizó con los anticonceptivos, pero a algunas les llegaron tarde. El sexo entre homosexuales empezó a practicarse con más libertad, más a las claras, y cayó víctima, inocente e ignorante, de una nueva plaga que empezó justo entonces. Las drogas se instalaron como un modo de vida, era otra forma de rebelarse, no había constancia de su peligro. Es lo malo que tiene ser pionero, experimentas contigo mismo, escarmientas en tus propias venas y cuando ya tienes los resultados del experimento, resulta que éste ha acabado contigo. Y, para colmo, la misma plaga, la más injusta de la Historia, se cebó también en los adictos a la heroína, la droga por excelencia de la década.

Y si el contenido de la novela es interesante, esclarecedor de una realidad que tuvo muchas luces y más sombras aún, la forma es lo que termina de hacer de Todos estábamos vivos una novela redonda. Un lenguaje que embruja desde la primera frase y una estructura que, en un primer momento, parece que va y viene saltando entre el pasado y el presente, pero que poco a poco nos vamos dando cuenta de que el viaje es, salvo alguna excepción, sólo hacia el pasado. 

«La última vez que la señorita Adela despertó lo hizo empapada en un sudor ligero que se escurría por su cuerpo como agua bautismal. Era un sudor abundante y amargo, tan fluido que parecía salir del interior de la almohada donde apoyaba la cabeza. Había dormido envuelta en la piel de otra: un abrigo de astracán que ahora, bajo su sudor, estaba apelmazado y sucio. La última vez que la señorita Adela despertó, que fue aquella, quiso mover sus piernas para bajarlas de la cama y tocar suelo, pero se dio cuenta de que estaba tumbada sobre la moqueta del cuarto de atrás»

Así empieza la novela tras una introducción, Los funerales de los amigos, en la que se nos narra la muerte de Canito. La última vez que la señorita Adela se despertó era el 9 de febrero de 1980. También entonces fue el último día de Siberia y a partir de ahí iremos hacia atrás, descubriendo en cada capítulo lo que dio origen a los sucesos que se nos contaron en los anteriores; cada capítulo revela cosas que en los anteriores nos habían intrigad. Casi todo el viaje va retrocediendo del 9 de febrero al 1 de enero, pero también dará algún salto hacia más atrás y un salto final hacia adelante que ya he mencionado.

Leer Todos estábamos vivos es como ir deshaciendo un puzle que ya está formado, pero cuya imagen se nos oculta y solo al ir retirando las piezas, al separarlas e ir quitándolas del conjunto, nos van desvelando un dibujo que, en este caso, estaba oculto debajo. Y nos van desvelando los misterios que la trama esconde, porque además del retrato de una época la historia tiene su parte de intriga que también iremos descubriendo de delante a atrás. 

Enrique Llamas (en una entrevista para Zenda)

Hay pocas citas en esta entrada y no es por falta de ellas. Toda la novela podría ser una inmensa cita. Es tan bella la prosa, tan real y esclarecedor lo que cuenta y tan hipnótico cómo lo cuenta, que cuesta imaginar que el autor, Enrique Llamas, nació en 1989 y no vivió nada de lo que tan bien describe. No lo vivió, pero sus referentes literarios (Miguel Delibes, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, el teatro de Lope de Vega) y cinematográficos (Eloy de la Iglesia, Pilar Miró), así como la ardua tarea de documentación, le han puesto en condiciones de hablar de aquella época como si la hubiera vivido. Mejor que muchos que sí la vivimos, aunque de lejos.

Todos estábamos vivos es una de las novelas que más me han sorprendido, emocionado y entusiasmado de los últimos tiempos. Había leído el año pasado Los Caín, la primera novela de Enrique Llamas, que ganó en 2018 el premio Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela negra, en la Semana Negra de Gijón. Ya había quedado prendada del autor porque Los Caín, ambientada en épocas que tampoco vivió, es una novela que me dejó fascinada, aunque no tanto como esta segunda. 

Y ya que hay pocas citas a lo largo de la reseña, termino con una larga, una que bien podría ser el resumen de toda la historia. Aparece en el último capítulo, justo antes de la Postdata y del Bonus Track donde el autor nos explica algunas cosas. La dejo en cursiva, tal y como aparece en el libro. Disfrutadla o saltáosla, pero no os saltéis la novela. A mí no me hubiera gustado nada haberlo hecho.

Alternábamos los funerales de nuestros abuelos con los de nuestros amigos. Cuando nuestro país parecía empezar a arder en el fuego de una pasión nueva, recién estrenada, nosotros nos congelábamos. Cuando los que íbamos quedando nos juntábamos, no nos atrevíamos a preguntar quién había sido el último muerto, y a pesar del miedo, del abismo por el que habían caído muchos y que nos arrastraba, que tiraba de nuestra piel como si los huesos se desprendieran de ella, seguíamos jugando un día tras otro, incapaces de renunciar a una partida hecha por la adicción y el azar. A veces hacíamos línea y sabíamos que, en cuestión de tiempo, haríamos el cartón entero. Tacharíamos todos los números. Cada cartón era para nosotros el último, como una amenaza o como una promesa, y éramos incapaces de detener esa espiral que nos liberaba del dolor físico, de unas articulaciones que sudaban, que nos hacían tiritar. Del dolor de la muerte del amigo. Del cuerpo que amanecía frío, a medianoche, en el banco de enfrente o de al lado. Hacía poco, muy poco, todos estábamos vivos y en nuestras caras se reflejaban nuestras infancias. Habíamos recibido un regalo inmenso, no un regalo cualquiera, un regalo para una fecha señalada que, cuando se repitiera, no iba a tener más entidad que la del aniversario. Un regalo envuelto en un celofán brillante, demasiado aparatoso para el tamaño de su contenido. Pero no de su valor.

Este libro participa en el Reto Autores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra Ll.

Título del libro: Todos estábamos vivos
Autor: Enrique Llamas
Nacionalidad: España
Editorial: Alianza
Año de publicación: 2020
Año de publicación original: 2020
Nº de páginas: 288

Comentarios

  1. Buenos días, Rosa.
    Yo pertenezco a una generación más joven que la que vivió en primera persona la Movida Madrileña, aunque algo de ella quedó para nosotros cuando comenzábamos a salir. La muerte de Canito se escuchaba todavía por los bares de moda, como también el fallecimiento del tercer hermano de los Urquijo. Tu entrada de hoy me ha impactado, porque me traslada a aquellos días, como también lo hizo la exposición que visité la semana pasada en La Serrería Belga, donde una alucinante colección de fotografía se expone bajo el título Yo disparé en los 80, que es obra de Marivi Ibarrola. Fue una época de muchos cambios, muy creativa y de auténtico descontrol. Los que fuimos detrás recogimos, para bien y para mal, los frutos de aquellas experiencias. Sin ellos nuestra vida no hubiera sido igual.

    Me parece muy interesante el título que hoy nos comentas. Y me lo llevo con mucha ilusión.

    Un abrazo, y feliz comienzo de semana!!

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    1. ¡Hola, Undine!
      Es una novela fantástica. La prosa te engancha desde que empieza, la estructura te va arrastrando para descubrir las piezas que te faltan en la trama y lo que cuenta es genial. Ha sabido captar el ambiente de la época en Madrid como nunca lo había visto. Lo lees y te parece mentira que al autor naciera en 1989 y no haya vivido nada de lo que cuenta. A veces la literatura es más importante y da mejor visión de la vida que la experiencia. Aquí está la prueba. Creo que te gustará el libro mucho.
      Yo soy de la edad de los personajes de este libro, pero La Movida me pilló en una pequeña ciudad de provincias dedicada al campo (soy bióloga), y con intereses muy diferentes a los de ellos. Se puede decir que nos llegó la música y poco más.

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  2. Hoy en día se aclaman los 80, década que yo viví de niño, y de hecho me parece una década que fue prodigiosa. Pero creo que esta novela capta muy bien esa cara b de la que poco se habla actualmente. Se rememoran los éxitos musicales o los cinematográficos y se eleva la movida madrileña a categoría de acontecimiento excepcional y de hecho lo fue. Pero también quedó mucha gente en el camino por las drogas y por un virus tan diabólico como es el Sida. Cuando hablas de que es una de las novelas que más te ha gustado en los últimos tiempos eso es garantía de que debe tener una gran calidad y su punto de emoción.
    Besos, Rosa.

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    1. Es una pasada y siento que no le he hecho toda la justicia que merece. Está tan bien escrita y cuenta cosas tan interesantes (y duras) de una forma tan asombrosa, que me dejó totalmente fascinada. Si Los Caín me gustó, Todos estábamos vivos, me encantó. Y no es una palabra más, me dejó encantada, atrapada en un encanto (embrujo) del que cuesta salir y que hace que esté deseando leer la próxima novela del autor. Mientras se publica (no sé si tardará o no tardará, ni siquiera sé si la está escribiendo.), solo puedo recomendar Todos estábamos vivos.
      Un beso.

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  3. No por manida no deja de ser certera la frase de ten cuidado con lo que deseas porque tus deseos se pueden hacer realidad. Pocas veces se está preparado para un regalo tan inmenso como la libertad. Supongo que, en parte, porque no entendemos lo que realmente significa esa palabra. Solemos abrazar la idea de hacer lo que nos de la gana, pero obviamos la responsabilidad y las consecuencias de las decisiones que se toman. Ese empacho de libertad y esa mala digestión creo que es algo sintomático de las nuevas democracias.
    Has hecho una reseña con la que es difícil resistirse a leer este libro, Rosa. No sé si además de a lo muchísimo que te ha gustado se debe a que, aunque no de lleno, esta lectura te ha tocado generacionalmente. Sí que sorprende que el autor no haya vivido la época sobre la que escribe. En todo caso me queda muy claro que me conviene acercarme a la literatura de Enrique Llamas. Tomo buena nota.
    Besos

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    1. Es curioso porque esa frase (cuidado con lo que deseas...) la utilizo en la reseña que publicaré a continuación de esta. Tienes toda la razón, es una frase muy manida, pero muy cierta. me imagino que cuando un dicho se extiende mucho es porque tiene una gran parte de verdad.
      La libertad es un concepto que se toma con mucha libertad, ja, ja. Sin reflexionar en él, sin tener en cuenta, como dices, la responsabilidad que conlleva, sin pensar que si yo soy libre, tú también lo eres y mi libertad no puede interferir con la tuya. Los jóvenes a los que se refiere este libro, al menos no pusieron su libertad en conflicto con la ajena. Ellos fueron las únicas víctimas de sus equivocaciones.
      Me ha encantado el libro en parte por eso que dices de que me ha tocado generacionalmente, aunque yo la Movida la viví de lejos por estar en León y porque en mi grupo de gente interesaban otras cosas muy alejadas de ella. Pero también me ha gustado independientemente de eso. Y sí, es un mérito aparte el hecho de que el autor sea tan joven. la novela sería igual de buena si él hubiera vivido lo que cuenta, pero el hecho de que le quede lejos es aún más sorprendente a la vista del novelón que ha escrito. Yo no me perderé nada suyo a partir de ahora.
      Un beso.

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  4. ¡Hola!
    no se donde fue a parar el comentario que te dejé ayer,,,, seguro que al final no le di a publicar 😂, me pasa a veces, no tengo remedio.
    Te decía que es curiosa la coincidencia, yo he terminado de leer una novela ambientada también en los ochenta, aunque en América, con mucha droga, mucho sexo, y mucha música
    Que bonito que toda la novela sea una inmensa cita, me encantan ese tipo de novelas en las que anotas tantos párrafos que cuesta elegir.
    A mi, al principio de los ochenta me faltaban cuatro años para los veinte, pero con 16, siendo una adolescente, pues también lo viví y lo recuerdo todo, de aquella época, de aquella recién estrenada libertad y los sucesos que tuvieron lugar.
    Se nota esa pasión y esa emoción que te ha transmitido la novela, que por supuesto leeré, porque esa prosa embrujaste no me la puedo perder, porque ademas ese toque de intriga que comentas, hace que me atraiga aún mas.
    Sí le has hecho justicia, Rosa, te lo aseguro, tu reseña me ha dejado con muchas ganas de leerla
    Un beso

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    1. Seguro que no diste a publicar porque en spam no está.
      Es cierto que esta novela es una maravilla en lo que a su prosa se refiere y al contenido rotundo de esa prosa. Tenía tanto subrayado que no podía revisarlo todo o nunca hubiera escrito la reseña.
      Gracias por tus palabras. Ojalá haya transmitido la emoción que me ha transmitido y lo mucho que me ha gustado.
      Imagino que pronto pondrás en el blog esa novela estadounidense que acabas de leer. Ya sabes que esa literatura es de mis favoritas.
      No dejes de leer Todos estábamos vivos si tienes oportunidad porque seguro que te gusta.
      Un beso.

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  5. Hola, Rosa. A mi me encantaría leer este libro, y de momento lo anoto para regalarlo a una persona muy querida que sé que lo va a disfrutar muchísimo. Una vez más me tientas y me gusta mucho que sea así.
    Gracias, y felices lecturas.

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    1. Pues espero que os guste a ti y a esa persona a la que se lo vas a regalar. Creo que será un magnífico regalo porque de verdad que es una de las novelas que más me han gustado en los últimos tiempos. Puede que acabe entre mis lecturas favoritas del año.
      Un beso.

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  6. Hola Rosa, a principios de los 80 yo aún iba al instituto y la libertad me parecía algo lejano que no podría disfrutar hasta más adelante, pero que me daba esperanzas de vivir muchas cosas que mis padres y mi hermana mayor no habían podido vivir, cierto que el SIDA o las drogas estaban presentes, pero como cosas que les pasaban a los otros, nosotros lo íbamos a hacer mejor, y nos quedábamos con lo bueno, con dejar atrás una época de represión que en realidad tampoco habíamos vivido porque éramos unos críos.Ahora con los años lo ves todo distinto, y sabes que todo puede alcanzar a cualquiera.Supongo que se vivía como los niños a quien sueltas en una feria, que quieren probarlo todo aunque sea peligroso, y es que ese peligro tampoco lo ven porque no están preparados.
    Quiero leer esta novela, el autor me gustó mucho en Los Caín, pero estoy segura que está va a gustarme más.Besos.

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    1. Me gustó mucho Los Caín. Para mí supuso un descubrimiento magnífico. Sin saber nada del autor, me recordó la literatura de Miguel Delibes, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite (los que ahora he sabido que son referentes literarios de Enrique Llamas), pero también a Ignacio Aldecoa o a Rafael Sánchez Ferlosio. Todos estábamos vivos me ha gustado mucho más. Yo tengo la misma edad que los personajes del libro. Y aunque León queda lejos de Madrid (no solo geográficamente) y el ambiente en el que yo me movía, más aún, he visto el peligro de la droga, he visto a mi hermana tener amistades peligrosas, nunca mejor dicho, y he temido por ella durante una época. Afortunadamente, todo quedó en temor y ella salió de ese ambiente sin haberse llegado a meter. Pero fue una década con muchas luces y más sombras aún. No obstante todos somos deudores de ella porque somos sus hijos y para bien o para mal, nos ha influido. A los que estábamos en la veintena y a los que estábais en la decena. Te gustará. No la dejes.
      Un beso.

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  7. ¡Ay, Rosa! ¡Qué bonito todo lo que cuentas sobre esta novela! Retrata una época que no ha sido tan contada como parece, en literatura me refiero. Yo era pequeña en los 80 pero sí recuerdo por haberlo oído luego muchas veces ese momento de la muerte de Canito y la explosión de creatividad de aquellos años. Los Secretos, por cierto, siempre han sido uno de mis grupos favoritos. Me ha encantado tu reseña y el entusiasmo que contagia. Me gusta todo: el momento histórico, la estructura a modo de puzle, las referencias literarias del autor (soberbias)... Voy a conseguir la novela ya mismo ;) Un beso y gracias.

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    1. Pues no sabes cómo me alegra haberte contagiado el entusiasmo. No me parecía haberlo conseguido. Me gustó tanto la novela que hubiera deseado hacerle una reseña tan sublime como el libro y siento que me quedé muy lejos. Me encantará leer tu opinión sobre la novela. Verás que es todo un descubrimiento. Aunque yo ya había descubierto a Enrique Llamas con su novela anterior, esta ha sido como volver a descubrirlo.
      Un beso.

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  8. De primeras no me tentaba mucho pero a medida que iba leyéndote me has ido convenciendo y al final me has dejado con muchas ganas de leerla.
    Besotes!!!

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    1. Ojalá te animes y te guste. Para mí ha sido toda una experiencia enfrentarme a esos años y verlos tan bien contados. Es una novela fantastica.
      Un beso.

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  9. Oye, pues una segunda novela que te encandila mucho más que la primera es una muy buena señal.
    Se ve tu entusiasmo y que el autor promete mucho.
    Durante la pandemia, algunos expertos dijeron que si hubiera habido redes y el Internet cuando empezó la del SIDA, habríamos flipado muchísimo, la gente moría y no se sabía de qué, no como esta que se supo desde el principio lo que era aunque fue terrible hasta que se descubrió cómo se podía tratar.
    Respecto a la libertad, era lógico que se cayera en el otro extremo. La libertad es muy peligrosa en ese sentido, y más cuando se cruza la línea y se transforma en libertinaje.
    En principio no es una época que me llame la atención pero lo has contado tan bien, que me has hecho dudar. Lo voy a tener en cuenta.
    Besos

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    1. Eso que comentas lo pensaba yo leyendo esta novela. Yo me preguntaba durante la pandemia que pasaría si el virus atacante fuera de elevada mortalidad. El VIH fue ese virus que provocó una pandemia y con tasas altísimas de muertos. No había redes sociales, pero lo más importante es que sólo afectaba a homosexuales, prostitutas y yonquis (que hay que ser cabrón el virus, como si esos colectivos no tuvieran ya lo suyo en aquellos años), las personas heterosexuales y no adictas a la heroína ni practicantes de la prostitución que se infectaron eran también muy concretas.Eso hizo que nadie se sintiera afectado y que todos nos lo tomáramos con mucha calma. Hasta hubo gente a la que le pareció una forma de "terminar con esos indeseables" (lo pongo entrecomillado porque tal cual lo oí una vez).
      No dejes la novela.
      Un beso.

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  10. ¡Hola, Rosa! Se nota que esta lectura te ha gustado mucho. Lo que más me llama la atención es que toca varios temas importantes y todo ambientado en los años ochenta (una época que me encanta). Me gustó mucho leer la última cita que compartiste, así que no dudaría en leer y disfrutar de esta lectura. Gracias por la reseña. ¡Besos!

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    1. La novela está llena de citas preciosas porque toda ella está escrita con una prosa muy bonita, como se ve en las pocas citas que incorporo a la entrada. Toda la novela resulta hermosa e interesante. Muy recomendable.
      Un beso.

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  11. En 1980 yo cumplí los treinta años, así que la década de los 80 (que ya no era la de mi adolescencia) fue, según para qué y para quién, una época prodigiosa, sobre todo para la música. Pero también fue, como bien describes una época en la que muchas veces no se supo digerir la estrenada libertad. Las drogas y el SIDA producían estragos entre la juventud a la par que esta disfrutaba de la ruta del bacalao y la movida madrileña.
    Todos estamos vivos retrata, según nos cuentas, esa época y esos hechos tan duros, que algunos vivieron en primera persona, aunque la historia solo se circunscriba a unas pocas semanas.
    Tomo nota de esta novela.
    Un beso.

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    1. Yo soy como los personajes de la novela. Cumplí los veinte en 1979. Los ochenta fueron mis veinte. No llegué e frecuentar ambientes como los que se ven en la novela. En León los había, pero no entraban dentro de mis intereses que iban más por el campo, los pájaros y las flores (terminé la carrera de Biología en 1981). Es por eso por lo que Enrique Llamas, nacido en 1989, pero muy bien documentado y con gran capacidad para analizar lo que hay en los documentos, habla de la Movida con muchas más solvencia de lo que yo podría hacerlo.
      No dejes pasar la novela. Creo que para los que vivimos aquella época ya adultos resulta de lo más interesante. Además me ha parecido apasionante como va narrando los hechos.
      Un beso.

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  12. Hola.
    Tengo este libro en la lista porque mi marido y yo somos muy fans de Los secretos, tengo por el blog algún vídeo de sus conciertos, que, por cierto, suelen dedicar a Canuto.
    He leído mucho sobre el accidente de Cabito, sobre Todo, la movida y Los secretos, y este libro me interesa mucho.
    Muchas gracias por la reseña y feliz día.

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    1. No os perdáis el libro porque es magnífico. Yo no seguí mucho a Los secretos. Me gustaban más Radio Futura o La Mode, pero todo lo que aquí cuenta es magnífico y cómo lo cuenta, alucinante.
      Un beso y feliz fin de semana.

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  13. Como dice algún comentario anterior, en un principio no me llamaba pero por como lo has contado no lo descartaría. Besos.

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    1. Me ha encantado. No lo descartes. Creo que no te arrepentirás.
      Un beso.

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  14. ¡Hola, Rosa! Desde luego que tu reseña transmite un gran entusiasmo que nos has contagiado para darle una lectura. Además, la década de los 80 es la época soñada por quienes hoy contamos con cincuenta o sesenta, la década prodigiosa. ¡Qué distinta a lo de hoy! Sin duda, usar la libertad tiene riesgos, pero también incentivos u premios. La verdad, entre aquella época y la insípida y aséptica sociedad de hoy me quedo con aquella, con sus pros y contras. Sí, soy de los nostálgicos del s. XX o al menos de los primeros treinta años de mi vida. Un abrazo!!

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    1. Los primeros treinta años de la vida son los mejores (salvo acontecimientos extraños). Aquella época fue genial en muchos aspectos. Desde luego mucho más interesante que este mundo robotizado, estupidizado, tan correcto, tan insípido y aséptico, como dices... tan despersonalizado. Y es que la libertad también se puede usar para renunciar a ella, aunque uno piense que la está usando. ¿qué es si no toda esa domesticación de lo políticamente correcto? A ver, que hay que ser correctos con ciertas cosas, pero de ahí a perder el sentido del humor, y a escribir novelas ambientadas en 1940 como si fuera ahora mismo...
      En fin, ya sabes de lo que hablo.
      Un beso.

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  15. Novela generacional y de mi generación. Aquí una nacida el 10 de febrero de 1970, aunque para mi madre nací el día 11 pero esa es otra historia. Por vivir en Sevilla, y porque en los 80 yo estaba muy empanada todavía, lo de la Movida lo supe muchos años después. Pero qué pedazos de grupos dio aquella época. Yo no conocía al autor, ni esta novela, ni la primera que mencionas, pero todo lo que has dicho me gusta, así que las tendré en cuenta. Besos

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    1. Si puedes, no la dejes pasar. Desde luego la Movida te pilló niña y adolescente. Lo que cuenta esta novela, muy niña. Yo tenía veinte años a la vez que los protagonistas de la historia, pero al estar lejos de Madrid y vivir una realidad bastante alejada de esos ambientes (que en León también los hubo), se puede decir que estaba también un poco "empanada". Lo que cuenta Enrique Llamas en esta novela es magnífico, pero, con todo, lo que más me ha gustado es cómo lo cuenta. Una preciosidad de prosa y una estructura que envuelve.
      Un beso.

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  16. ¡Hola, Rosa!
    No he leído a este joven escritor, creo que a mis días le faltan horas, ja, ja, ja.
    "Un lenguaje que embruja desde la primera frase..." estas son palabras mágicas, nunca me resisto a estas prosas, me atraen muchísimo y las disfruto un montón.
    Sin duda "Todos estábamos vivos" es un libro que quiero leer porque además, esos años de la Transición de la España posfranquista y la famosa Movida me llaman mucho la atención, en general esos movimientos contraculturales que llevan a grandes transformaciones suelen interesarme bastante, especialmente si a España se refieren. En este caso, y por lo poco que sé, estamos frente a un periodo histórico que si bien trajo muchos avances, también representó una época no muy gloriosa.
    Otro título que apunto, ¡una reseña de 10! 👏🏻 Se nota que lo has disfrutado un montón.
    Besos.

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    1. Mucho he disfrutado este libro, en efecto. me ha gustado todo en él. Lo que se cuenta y cómo se cuenta. Yo tengo la edad de los personajes y viví aquella época, aunque desde lejos. Mi ciudad se parecía muy poco a Madrid y los intereses de mi grupo de gente iban por otros derroteros. Sí que nos llegó la música, pero nada de drogas, alcohol y garitos nocturnos. Éramos estudiantes de Biología primero y biólogos después, pateando monte en busca de plantas y pájaros.
      Me alegro de que la reseña haya transmitido el entusiasmo que me causó el libro, aunque sigo teniendo la sensación de no haberle hecho justicia. Creo que será una de mis mejores lecturas del año.
      Un beso.

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  17. Hola, Rosa. Vuelvo para decirte que acabo de terminar la novela y me ha encantado. Una historia dura pero escrita con mucha dulzura. Un lenguaje embrujador, como dices tú. Qué bien mantiene la intriga de lo que sucede, qué bien ambientada y qué magníficos personajes. Redonda, del todo. Mil gracias por el descubrimiento.

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    1. No sabes cuánto me alegro de haberte dado a conocer obra y autor y que te haya gustado. Para mí fue un magnífico descubrimiento ya con su novela anterior, pero con esta la ha superado con creces. Y me alegro de ver cómo las lecturas van pasando de blog en blog, de bloguero en bloguero y se va corriendo la voz de las buenas novelas. Me alegro muchísimo de verdad.
      Un beso y mil gracias por contármelo.

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