"Desearás estar bajo tierra" Marta Prieto


«[...] “Cuando los dioses quieren castigarnos atienden nuestras plegarias”. Por si no lo sabes, la cita es de Oscar Wilde. Yo tenía treinta años cuando los dioses atendieron las mías: me arrojaron al héroe por el que siempre suspiré. Y me golpeó en toda la cara. En toda la cara y con toda la fuerza. Aunque no fue un golpe el que me mató. Fue un lento desvanecer.

A mi héroe lo conocía de oídas y fue ese conocerlo antes de conocerlo lo que me indujo a error. Acerca un poco más la grabadora, por favor. Que se me escuche bien». 


El héroe al que conocía de oídas había sido elevado al Olimpo de los dioses por su propia madre. ¿Cómo iba Ágata a desconfiar? Para su madre el cáncer era el único motivo de muerte, pero no cualquier cáncer: el ginecológico y el de mama eran su némesis particular; su estrategia, cogerlo a tiempo; su héroe, el doctor Faisán. Un héroe, por supuesto, de clínica privada y gente de bien (y con posibles).

«Mi madre hablaba del doctor Faisán como si fuese un dios. No. El doctor Faisán era Dios. El Dios. Agarrarse a criaturas superiores para no cagarte de miedo a morir es una práctica tan habitual como insalubre. Creamos dioses que pueden fijar su residencia en el Olimpo, en el cielo o un par de calles más allá de la nuestra o al lado izquierdo de nuestra propia cama».

Así es que cuando Ágata conoció al doctor Faisán y éste se mostró interesado por ella, estaba predispuesta a caer en sus redes a pesar de los muchos años que le sacaba y de que tenía hijos poco más jóvenes que ella. El doctor colmaba toda su necesidad de aprecio, elevaba la autoestima que un padre autoritario y una madre apegada a los dogmas católicos más rancios habían ido minando a lo largo de su infancia. «Lo cierto es que me encantaba su compañía. Me lo pasaba de miedo porque además de divertirme me hacía sentir inteligente, culta, lista, ocurrente»

Y así comienza su relación con un hombre tan deslumbrante al principio como autoritario y vanidoso se fue descubriendo después. Y aun así Ágata se sentía tocada por los dedos de dios (de Dios), aunque la diversión y el orgullo inicial al sentirse la elegida se iban trocando en algo más incómodo a medida que Faisán, convertido en su Pigmalión particular, empezó a hacer que se sintiera insegura, fiscalizada en todas sus acciones y con un temor continuo a cometer alguna falta más o menos imperdonable. «Me empezaba a sentir inmovilizada, bloqueada. Insegura de mis deseos, de mis gustos. Yo ya había dejado de pensar por mí misma, si es que alguna vez lo hice, porque ahora me doy cuenta que siempre he actuado para que me quisieran»

Y entonces vino la crueldad calculada. Abandonos intermitentes en los que él iba y venía consiguiendo que Ágata pasara  de la depresión a la euforia. Una y otra vez hasta que Faisán se fue haciendo indispensable para ella, como una droga de la que no se puede prescindir porque el daño que hace es inferior al mono que causa su ausencia. Un fino sadismo y una caída sin freno hacia la esencia pura del maltrato psicológico que ni siquiera terminó con el inevitable divorcio. 

Porque lo narrado hasta aquí, que constituye la Primera Parte del libro, es como una introducción, apasionante introducción, a lo que verdaderamente se nos quiere contar en Desearás estar bajo tierra. Y eso que se nos quiere contar es lo que viene en la Segunda Parte. Si en la primera parte vemos a la mosca cayendo en la tela que la araña ha tejido meticulosamente, en la segunda asistimos al despiece, fagocitación y casi digestión de la presa por parte del depredador.

El destino de Ágata parece estar ya señalado desde el momento en que le eligieron el nombre. No en vano una enorme lámina de Santa Águeda con sus tetas sobre una bandeja decora el salón de Faisán. Años después de la separación, Faisán sigue siendo el médico en el que Ágata confía. Y es entonces cuando ella se descubre un bulto en el pecho al que él no da importancia. Pero la tiene. A partir de ahí, la historia pierde cualquier atisbo de humor, que los hay y muy buenos en la primera parte, para golpearnos con una contundencia que duele. Porque aparte del maltrato del marido, hay maltrato del médico. Un maltrato que tan solo había visto reflejado en la novela de Joyce Carol Oates, Carnicero. Aunque la dureza de Desearás estar bajo tierra es mayor, porque si Carnicero se ambienta en el siglo XIX y la ignorancia sobre ciertos temas podría servir de disculpa (y ni siquiera sirve), la historia de Ágata transcurre en pleno siglo XXI y no hay nada capaz de atenuar la culpa del monstruo. Ni la escalofriante identificación de la lectora con su protagonista.

La confianza que aún le quedaba a Ágata en el dios, al menos como médico, se irá derrumbando a medida que las sospechas, los hechos del presente y algunos del pasado del doctor, van desnudando la realidad y se lo van mostrando en toda la crudeza de su maldad. Ágata por fin se libera totalmente del influjo de Faisán, y lo que era una confianza total en sus capacidades como cirujano se derrumba ante las sospechas que le van surgiendo. ¿Es Faisán un incapaz de fama inmerecida? ¿Es posible que haya sido consciente desde el principio de la gravedad de la situación? 

Y de ese descubrimiento de que su dios tiene los pies de barro, no solo como hombre sino también como médico, surge la liberación total de Ágata que ya no está dispuesta a perdonar ni a entender. Hacia delante se abre un camino esperanzado de recuperación porque, como dice la propia autora «Creo que la literatura está necesitada de denuncias sobre abusos, de mostrar violencias, de nombrarlas, pero aún más necesitada de finales “felices”».

«¿Perdonar? No, yo no perdono. […]  El perdón, si se da, se da allí donde no hay justicia. No se perdona para hacer justicia, sino todo lo contrario, se perdona porque no se puede hacer justicia, porque el daño y el dolor no pueden ser reparados. […] El perdón es absurdo e injusto. Incomprensible. El único perdón es el que me tengo que ofrecer a mi misma por haber sido tan dura y poco compasiva y por haber cargado con una culpa que no era mía. […] Te digo una cosa, no hay peor cosa para una víctima que le digan que tiene que perdonar para recuperarse. Esa actitud no es moral. Perdonar sería una vergüenza. [...] De momento, la venganza. No solo se puede, se debe vivir para la venganza. La venganza cura. En realidad, no se trata de venganza, sino de justicia y reparación». 

Marta Prieto

Cuenta Marta Prieto que la idea de Desearás estar bajo tierra le vino, en parte, al ver una imagen de Santa Águeda con sus tetas en una bandeja y cara de "aquí no ha pasado nada". Entonces se dio cuenta de que «Esto es lo que se exige a las mujeres enfermas de cáncer. Que estén positivas. Que no se te note. Ponte la peluca. Píntate las cejas. Rellénate el sujetador para que nadie sepa que te falta una teta o las dos». A las enfermas de cáncer y a todas en general. Que no se note que tu marido te ningunea, que tus padres te superan, que tus hijos te agotan, porque tienes que ser el paño de lágrimas de todos a tu alrededor y si sufres, incomodas porque alguien se tendrá que preocupar por ti y tú no podrás preocuparte por nadie. Las mujeres no hemos tenido derecho a sufrir. Solo a soportar el sufrimiento ajeno.

Pero Marta Prieto da un paso más y pone a la narradora a merced de un psicópata narcisista. Todo lo expuesto en el párrafo anterior elevado a potencias de diez. Y hace que sea la propia Ágata la que nos lo cuenta, se lo cuenta a alguien indeterminado, cuando ya todo ha pasado y ella es capaz de analizarlo con la frialdad de los hechos que ya han sucedido y se han comprendido hasta el más mínimo detalle. Es eso lo que hace esta novela un relato escalofriante y doloroso. 

Hace ahora cuatro años que leí La Ilustrísima, una novela de una autora a la que no conocía a pesar de ser nacida en León y, por lo tanto, paisana mía. Y siendo dos novelas totalmente distintas en forma y en contenido, ambas nos llevan a reflexionar sobre la vida en una pequeña ciudad de provincias en la que el caciquismo, las gentes "de bien", las personas respetables "de toda la vida" siguen marcando las pautas de lo que debe ser lo correcto. Una ciudad en la que las fuerzas vivas (sea un médico ilustre, o la Presidenta de la Diputación) siguen teniendo un enorme poder y los ciudadanos de a pie se lo conceden sin reservas haciéndose muchas veces, con su tolerancia silenciosa y admirada, cómplices de los abusos que sufren.

Si La Ilustrísima me fascinó y me hizo reflexionar sobre temas que no son cómodos, con esta su segunda novela me ha vuelto a cautivar y convencer. Marta Prieto se confirma como una escritora de gran calidad que acierta con sus historias y con la forma de plantearlas, pero, además, se nos muestra como una escritora necesaria por la pertinencia de sus temas. De verdad que merece la pena acercarse a sus libros.

Comentarios

  1. Parece una novela del género de terror, entre Luz de Gas y Misery, así que pinta bien. Yo por mi parte estoy leyendo ahora "Irene" de Pierre Lemaitre: me he decidido a empezar esta, una de sus sagas. Por ahora bien, me está gustando.
    Abrazos!

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    1. He visto a esta novela clasificada como negra, pero yo no termino de verla en ese género. Podría ser de terror, si no fuera porque ese género suele tener un punto de fantasía que aquí no aparece para nada. es todo tan realista que creo que meterla en narrativa es más acertado.
      ¿Estás empezando con Pierre Lemaitre en general o solo con la serie?
      La serie de Camille Verhoeven es de lo mejor que he leído en policíaco. Irène es brutal. Las series históricas del autor son alucinantes y la reina de sus novelas , por algo se llevó el Goncourt, Nos vemos allá arriba.
      Un beso.

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    2. Estoy solo con la serie. Ya había leído "Nos vemos allá arriba" y me gustó bastante.

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    3. Ah, no entendí bien. Al decir "he decidido empezar" pensé que igual era con el autor.

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  2. Lo que empieza como una historia de seducción por un cirujano “dios” acaba siendo un descenso al infierno de maltrato psicológico y, sobre todo, maltrato médico brutal en pleno siglo XXI. El giro de la segunda parte es demoledor.
    Un gusto conocer a esta importante autora a través de tu reseña.
    Un beso, Rosa.

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    1. Es una autora que merece toda mi atención. Con La Ilustrísima me cautivó y ahora lo ha vuelto a hacer. Conoce la vida de las pequeñas ciudades de provincia de maravilla y la cuenta aún mejor. Ese "dios" nunca hubiera llegado a serlo de no ser por ese respeto incomprensible que la gente normal siente por los poderosos que les están haciendo la puñeta y aprovechándose de ellos para conseguir tener más poder (fama, dinero, votos...). Magnífica novela.
      Un beso.

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  3. Buenos días, Rosa.
    Suena terrorífica esta historia. Estoy segura que es una obra potente, aunque debe elegirse bien el momento para embarcarse en ella. Gracias por el descubrimiento!!

    Feliz martes!!

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    1. Hola, Undine.
      Realmente terrorífica. Te confieso que es una de las reseñas que más me ha costado de los últimos tiempos. La narradora se te llega a meter dentro y sufres con ella. Nunca pensé que un médico pudiera tener tanto poder y utilizarlo tan mal. De verdad que merece la pena el libro.
      Un beso.

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  4. El maltrato psicológico suele mentenerse bajo tierra, a espaldas de los demás, ajenos al sufrimiento de quien lo padece.Y lo peor de todo es que la propia víctima también lo mantiene oculto e incluso, para más inri, lo justifica. Ese es el resultado de la actitud del maltatador: dominar a su víctima. Saber salir de ese círculo vicioso es la única forma de escapar del dominio al que está sometida y ser libre de verdad.
    Un tema, desde luego muy interesante, sobre todo si está narrado por quien sufre las consecuencias de haberse sentido atraída por alguien a quien admiraba como a un dios y que ha resultado ser casi un monstruo.
    Un beso.

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    1. En cine y en novela la violencia psicológica siempre me ha impresionado más que la violencia física. Ese maltrato implícito que se viste de amor y de preocupación por la mujer amada, es terrorífico y hay mucho de eso en la primera parte de este libro. En la segunda parte la violencia y el maltrato se vuelven más físicos, pero disfrazados de tratamiento médico.
      La autora pone el dedo en la llaga con la precisión de un bisturí. ya lo hizo en su primera novela y ahora, vuelve a hacerlo con una novela totalmente distinta, pero en la que esa vida de ciudad pequeña vuelve a tener un gran protagonismo. Creo que te gustará.
      Un beso.

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  5. Hola Rosa, aún no me estrenado con la autora pero ya me llamó la atención con La Ilustrísima y esta Desearás estar bajo tierra también me parece Interesante. Agatha está señalada como víctima y mártir desde que le pusieron el nombre, siempre presa de alguien: de sus padres, del cáncer, de la sociedad que la obliga a aparentar que no pasa nada , aunque sienta dolor, de su medico y " salvador" , un psicópata narcisista, del que afortunadamente consigue liberarse, el camino para llegar a esa liberación me parece por lo que cuentas, fascinante. Me la llevo apuntada. Besos.

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    1. Cualquiera de las dos novelas de marta Prieto te gustará porque ambas son fantásticas y retratan muy bien la sociedad de las pequeñas ciudades. Un grupo de gente poderosa a la que todos bailan el agua con lo que les dan aún más poder. Ágata cae en manos de uno de esos poderosos y ella misma durante mucho tiempo, como marido y médico al principio y luego solo como médico, le otorga toda su confianza convirtiéndose en la víctima ideal. No dejes de leer a la autora. Merece la pena.
      Un beso.

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  6. Hola Rosa, me parece una novela muy dura, pero como dice la autora hay que visibilizar un problema social oculto. Interesante. Y dices que la uatora vale la pena, pues la tendré en cuenta. Un beso.

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    1. De la violencia de pareja, tanto la física como la psicológica, se sabe bastante por desgracia, de la violencia médica se sabe mucho menos, pero existe de muchas formas y en este libro se ve una de las más terroríficas.
      Marta Prieto sólo tiene dos novelas y ambas son fantásticas.
      Un beso.

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  7. Leí también La ilustrísima y me gustó mucho. Y por lo que cuentas, esta novela promete mucho y me da que lo voy a pasar mal.
    Besotes!!!

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    1. ¿Verdad que La Ilustrísima es fantástica? Pues Desearás estar bajo tierra es igual de buena y, aunque totalmente distinta en la trama y en la forma de narrarla, recrea una sociedad muy similar. Sí que resulta un poco dura, pero merece la pena.
      Un beso.

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  8. ¡Uf! Qué historia más tremenda, Rosa. Duele solo con leer tu reseña. Una autora que vale muchísimo la pena, por lo que dices, pero en esta novela en concreto hay que meterse con el ánimo adecuado. Encoge el alma lo que has contado. Un beso.

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    1. Ha dolido leer la novela y ha dolido escribir sobre ella. Marta Prieto es una autora que dio en el clavo con su magnífica primera novela y se ve que no fue casualidad porque en la segunda lo ha vuelto a hacer. De verdad que merece la pena seguirla muy de cerca.
      Un beso.

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  9. Hola, Rosa.
    Creo que la primera parte me iba a gustar mucho. Pese a que la dureza me da miedo, los personajes tan retorcidos y manipuladores me llaman mucho la atención.
    Pobre mujer, cualquiera en su lugar hubiera caído en la trama.
    Me ha encantado la metáfora que hiciste con la mosca en la tela de araña.
    La segunda parte es la que me echa para atrás por el tema del cáncer. Es que es un tema que no llevo bien y no me gusta leer.
    Yo y mis cobardías varias, ya sabes. Pero tampoco voy a decir un no rotundo, igual un día...
    Besos

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    1. Yo también llevo fatal lo del cáncer. En parte entiendo a la madre de la autora, ja, ja. Para mí también es casi la única cosa a la que tengo miedo. Y mira que una se puede morir de cualquier cosa, pero no sé por qué, el cáncer me asusta más que nada. Pero al contrario que tú, no tengo problema en leer novelas en las que se trate. Además en ésta, no es el cáncer el tema principal desde mi punto de vista, sino cómo es utilizado por el doctor para tratar a Ágata. El tema es la violencia médica que, sin llegar a ser tan brutal como en esta novela, por mala praxis o por dejadez y abandono, existe. Mira lo que está pasando en Andalucía. Y casualmente es con cánceres sufridos por mujeres. No ha sucedido con el de próstata. Si te animas ya me contarás.
      Un beso.

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  10. ¡Hola!
    yo también creo que la primera parte me iba a gustar, pero la segunda no me atrae sobre todo por el tema que toca, que como Norah no lo llevo nada bien. Los personajes parecen de esos que me gustan, Igual me animo con el primero que tú leíste.
    Me alegra que lo hayas disfrutado
    Un beso.

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    1. Como le digo a Norah, el tema del cáncer tampoco es algo que yo lleve bien, pero un libro de Marta Prieto no me lo podía perder después de lo mucho que me gustó La Ilustrísima. Y me alegro mucho porque la autora se confirma como una de esas a las que no hay que perder de vista. Si te animas con la Ilustrísima, ya nos contarás.
      Un beso.

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