"Los disparos del cazador" Rafael Chirbes

Esta es otra de las novelas cortas de Rafael Chirbes. Publicada dos años después de "La buena letra", en "Los disparos del cazador" vuelve a utilizar la forma de unas memorias en las que un hombre nos cuenta su vida en unas pocas páginas. Si en la primera novela, Ana le relataba los hechos a su hijo, en esta segunda, un hombre, Carlos Císcar, escribe un cuaderno en la soledad y el sosiego de la noche y en la definitiva e insoslayable memoria de su ancianidad. 
Carlos no es un perdedor de la guerra como lo era Ana en "La buena letra", aunque sí lo fue su padre, "un maestro republicano a quien don Vicente había sacado de la cárcel"
A Carlos, como a su padre, nadie le regaló nada más allá de las quince mil pesetas que le dio su cuñado el día de su boda para que se abriera camino y comenzara una nueva vida en Madrid. Y es que Carlos cometió el impúdico error de hacerse amigo primero, y enamorarse después de Manolo y Eva respectivamente. Se apoderó del amor y la amistad de los hijos de Vicente Romeu, el constructor de Misent para el que su padre trabajaba de contable y que le daba a él trabajos esporádicos. 
A la boda de Eva y Carlos solo acudió la madre de Carlos. Ni siquiera Manolo, paralítico, pudo meterse en el coche, y se quedó con el chaqué alquilado sin poder asistir a una boda "que se celebró en Misent, en la parroquia de la Asunción, porque a la familia le pareció menos ignominiosa una boda al amanecer, con la iglesia vacía, que una huida a Madrid sin la constancia local de que habíamos legitimado nuestra unión".
Y tras legitimar su unión y tras su escapada a Madrid, Carlos empieza a ascender por las luminosas escalas que llevaron a muchos, en aquellos años, a disfrutar del prestigio, el glamour y el dinero que les estaba vedado a la mayoría de los españoles. Y qué mejor método para el enriquecimiento que aprovechar las recalificaciones de terrenos y las construcciones que sobre ellos se edificarían, en una país desolado por la guerra, en el que el traslado del campo a la ciudad se hace más frecuente cada día, y en el que muchas familias van a necesitar un hogar donde cobijar su necesidad de olvido y acostumbrarse a la Victoria que algunos se empeñaban en llamar paz.
No entiende Carlos, ya en su vejez, por qué se culpa a los que triunfaron en la posguerra, sobre todo a los constructores, de poner los cimientos de su riqueza con el tráfico de penicilina, morfina u otras sustancias venidas del estraperlo. No lo entiende, ni cree que deba entenderlo. Al fin y al cabo, "si hicimos algo que hoy puede parecer poco honesto, fue porque teníamos que salir adelante nosotros, y también un país que emergía de menos que la nada, y eso exigía con demasiada frecuencia una cierta dureza".
En resumen que Carlos es un vencedor de la posguerra que ha traicionado a su clase y a su familia; ha traicionado las expectativas y el orgullo que el maestro republicano, tal vez desde la cárcel, soñó que le proporcionaría su único hijo. 
Benidorm. ¿Tal vez el Misent de Chirbes?
Desde su vejez, en las noches de su piso madrileño, Carlos, sin nada que perder porque ya lo ha perdido todo, con la única compañía de Ramón, su asistente y hombre para todo ("Ramón se ha convertido en mi mano derecha, o mejor sería decir en mis dos manos"), nos cuenta su ascenso de la mano del constructor Jaime Ort y su enriquecimiento que le lleva a construir una casa en Misent para demostrar a todos, su familia y la de Eva, que ha triunfado a despecho de todo su desprecio y ninguneo. "La casa nació para guardar una historia. Fue diseñada pared a pared, ventana a ventana, con vocación de albergue para la familia que mis principios me habían llevado a fundar"
La de Misent era la casa que debía proteger a su familia como un envoltorio suave, pero terminó quedando, sin nada que proteger, como un testigo incómodo de la felicidad que se soñó y de la amargura que fue lo único que se terminó por conseguir.
Rafael Chirbes, tal vez señalando Misent
Carlos es el prototipo de hombre hecho a sí mismo que se olvida de sí mismo nada más hacerse. Su amor por Eva, que le lleva a desafiar a todo un pueblo, a dos familias y a emigrar a Madrid sin nada que le asegure un futuro próspero, no le impide tener amantes. Muchas, la mayoría aventuras de una noche, pero un par de ellas le duraron años, le acompañaron a viajes y recibieron de él el cariño y la dedicación que escatimaba a los suyos.
Acompañando a otros hombres como él, hechos a sí mismos, pero sin tanta traición a sus espaldas, se hace cazador. Primero por compromiso, pero enseguida se siente atraído por las largas caminatas en solitario, al amanecer, con un batidor con el que se pierde en el monte durante semanas. "En la caza borré muchas angustias y preocupaciones, me lavé de sentimientos que deseaba rechazar".
También nos transmite Carlos, aparte de sus escritos, recuerdos y reflexiones, los cuadernos de Manuel, su hijo mayor, escritos hace ya varios años, cuando aún vivía Eva, su madre. Manuel es un hombre que ha hecho el viaje de vuelta y, desde el triunfalismo de su padre y la vida cómoda que podría llevar a su amparo, se ha acercado más a los sentimientos de su abuelo, el maestro republicano. "Cuando regresé de Francia e ingresé en la Universidad de Madrid, mi padre y yo ya hablábamos dos idiomas distintos, condenados a no encontrarse nunca. El tiempo no ha hecho sino separarlos más".
Sólo le queda a Carlos la esperanza en el cariño de Roberto, su nieto, a quien mima y cuyos negocios, aun sabiendo que suelen ser ruinosos, ayuda a financiar, pero Roberto no acompaña a sus recuerdos, es un recién llegado, alguien que no es testigo ni memoria ni resto de aquellos tiempos. Unos tiempos llenos de la inconsciencia de quien ignora que todo se acaba pagando, a veces, a un precio muy superior al que sería justo porque la vida, en ocasiones, se complace en estafar también a los pderosos. Unos tiempos ajenos a la soledad, la tristeza y el irremediable conocimiento de errores y culpas que traería el porvenir; nunca el arrepentimiento.
"La casa de Misent, con su jardín abandonado, me parece un testigo irónico de mis errores. Eva y Julia ya no están; Roberto vino luego y no vivió aquellos años felices; a Manuel ya no lo tengo: es como si no estuviera".
"En mis cada vez más espaciados viajes a Misent, aún me siento en la butaca de cuero que fue mi preferida y le pido a Ramón que levante las persianas y me lleno de recuerdos que busco que sean objetos perfectos, cristales exentos de la densidad envolvente de la memoria. Y me pregunto por qué no puede haber recuerdos sin memoria".
No hay recuerdos sin memoria. Por eso duelen tanto.
"La buena letra" y "Los disparos del cazador" podrían formar parte de un ciclo y, de hecho, en 2013, se publicaron juntos en un mismo volumen bajo el ilustrativo título de "Pecados originales". Y es que ambas novelas constituyen una crónica de los pecados de España durante buena parte del siglo XX: la guerra con su crueldad, su represión, su intolerancia (en ambos bandos, sí, pero no de la misma manera, ni propiciadas desde el mismo nivel, ni sofocadas con el mismo celo), y la posguerra, que se siguió pareciendo a la guerra y en la que siguió habiendo crueldad, represión e intolerancia, ahora ya desde un solo bando porque el otro había sido aniquilado.
Chirbes hace en "Los disparos del cazador" una crítica de las lacras de este país. Lo había hecho antes y lo volverá a hacer después.



Comentarios

  1. Sí, seguramente Benidorm sea el Misent de Chirbes. Veo que sigues encantada con este autor, y yo, por contra, sigo sin leer nada de él. Éste libro lo descarto por no aumentar mi lista y porque, como más de una vez te he dicho, me conformo con tu espléndida reseña y lo bien que la relatas.
    Por lo demás, me llama la atención lo de que Carlos se haga cazador por compromiso.
    Muchos besos, Rosa.

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    1. Pues ya sabes, tienes que alternar con los poderosos, con otros constructores y como tienen mucha afición a la caza, pues vas a cazar y entre disparo y disparo haces negocios. A eso me refería con lo de cazador por compromiso.
      Me alegro de que te haya gustado.
      Un beso.

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  2. Al igual que Chelo veo que te sigue entusiasmando el autor. Tu reseña, como siempre, es genial, y el libro apetece, aunque mi lista es inmensa. Ayyyy esos cazadores por compromiso, lo que tramarán en esas cacerías...
    Besos.

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    1. Pues estos tramarían cómo aumentar su riqueza con otro negocio a costa de los demás.
      Me entusiasma con cada novela que leo o releo. Tenía un ojo muy certero para percibir la cruda y triste realidad, la presente y la por venir, y la lengua muy afilada para criticarla.
      Un beso.

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  3. Continúo sin atreverme e adentrarme en la obra de este escritor porque sus tramas no terminan de convencerme y además tengo mil lecturas pendientes. Gracias por tan espectacular reseña, guapa. Besos

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    1. Hay que priorizar y tirarse por lo que a cada una le apetece más.
      Un beso y gracias por tus palabras.

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  4. Compruebo que sigues con tu particular cruzada con este autor. También compruebo que Chirbes en esta obra, al igual que en La buena letra, no se extiende demasiado (138 páginas), y compruebo también que me admira que puedas hacer una reseña tan extensa de un libro tan corto. Es llamativo cuántas impresiones obtienes de tan pocas líneas.
    Me apunto este libro también, la experiencia "La buena letra" fue muy positiva.
    Besos.

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    1. Sí, Kirke, dije que lo leería enterito y enterito he de leerlo. Este libro y "La buena letra" forman una unidad como he dicho. No sé si le saldría así sin querer o ya sería algo premeditado. Son las memorias, encuadradas en el marco de la guerra y la posguerra, de dos personas situadas en polos opuestos. El perfecto complemento cada uno del otro. Aunque creo que, por una cuestión de empatía con el personaje (no de calidad del libro), me quedo con Ana.
      Un beso.

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  5. De nuevo un libro del autor que se presenta interesante, a juzgar por tu estupenda reseña, por lo hondo que cala en la psicología, los sentimientos y el entorno de los protagonistas. Leí de él París-Austerlitz y me gustó mucho, pero quizás ahora prefiera lecturas algo más "luminosas" (sin dejar de reconocer que escribe muy bien, claro está).

    Como dice Kirke es excepcional todo lo que puedes extraer de un libro aún siendo corto. Me quito el sombrero, Rosa :))

    ¡Un beso y feliz tarde de sábado!

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    1. Las historias de Chirbes no son luminosas. Solo él es luminosamente bueno.
      "París-Austerlitz" lo leí hace un par de años para la tertulia del instituto, pero lo leeré también para este reto personal que me he lanzado. la reseña ya la tengo hecha desde entonces.
      Kirke y tú sois siempre muy amables conmigo. El mérito es de Chirbes y de todo lo que es capaz de transmitir.
      Un beso y feliz domingo.

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  6. Me ha encantado eso de el «hombre hecho a sí mismo que se olvida de sí mismo nada más hacerse» y me encantó esta novela, como todo lo que he leído de Chirbes hasta la fecha.
    Besos

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    1. Si un libro del autor te gusta, el siguiente te gusta tanto o más. La verdad es que no tiene fisuras en su obra. Como dice Gerardo más abajo, es una obra compacta y sin concesiones. Lo disfruto en cada lectura y en cada relectura. Siempre encuentro algo nuevo. Estas novelas de esta época, son cortas, pero de una intensidad alucinante.
      Un beso.

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  7. De tu mano voy conociendo la obra de este autor, pero creo que por ahora no me cabe en mi listado provisional más inmediato. Aunque nunca puedo descartar nada. Una estupenda reseña que casi es un propio relato en sí misma. Un beso.

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    1. Pues me siento muy orgullosa de ser el camino de tu conocimiento de la obra de Chirbes. De todas formas, haces bien en no descartarlo. Estas dos últimas novelas que he traído aquí son tan cortas que no llevan mucho tiempo, lo que sí ocupan es pensamiento y reflexión porque como digo al Lorena, son cortas, pero intensas.
      Un beso.

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  8. Veo que esta es una obra que anticipa "Crematorio" y "En la orilla". Es curioso lo de los ciclos especulativos y la corrupción en España, porque "Los disparos..." está ambientada en otro momento histórico al de las novelas que mencionaba, pero en muchos aspectos es casi un calco.
    Me parece una buena idea que Anagrama editara las dos "nouvelles" juntas, tienen mucho que ver. Parece que Chirbes, en sus primeros trabajos, ya tenía muy claro cuál era su estilo y sus temas. Luego, solo tuvo que tirar del hilo. Eso explica lo compacta y coherente que es su obra, nada de irse por las ramas, nada de concesiones comerciales. Por eso fuera de España le admiran tanto...
    Feliz domingo. Un abrazo.

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    1. A Chirbes se le empezó a conocer en España, fuera de círculos restringidos, a partir de "Crematorio", y creo que más a partir de la serie de televisión. Yo conocí la novela antes que la serie, pero lo conocí por esa novela. Para entonces ya era conocidísimo y muy admirado en Francia y en Alemania.
      Para nuestra vergüenza, en esos países se lee mucho más que en el nuestro. Un ejemplo: hace unos años, un autor que vino a la tertulia del instituto nos contó que había hecho dos cruceros en su vida. El primero con gente española: biblioteca del barco casi vacía y los que había estaban en internet; el segundo fue con franceses, biblioteca atestada y casi todos leyendo libros.
      Ese adelanto que nos llevan no lo salvaremos nunca.
      Un beso y feliz domingo a ti también.

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  9. Muy buena la reseña y se nota el entusiasmo que sientes por el autor. Me lo he apuntado, la experiencia que tuve con Chirbes gracias a ti y a tus reseñas me han dejado las ganas de repetir y si encima es cortito, en estos momentos me va muy bien.
    Besos

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    1. Qué alegría me dais. Me siento muy satisfecha de ver que estoy contagiando mi admiración por Chirbes y que estoy consiguiendo que más gente lo lea y disfrute con sus historias.
      Seguro que esta también te deja con ganas de continuar.
      Un beso.

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  10. Chirbes te tiene atrapada en sus redes de cazador literario.
    Yo como Chelo sigo sin leer nada de él, sabiendo y aún a pesar que lo recomiendas. de momento no tengo tiempo para tanto y por ello agradezco tus reseñas.
    Besos

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    1. Y yo agradezco vuestros comentarios y vuestras amables palabras. Apunta al autor para cuando tu tiempo se relaje y te lo permita. Creo que te gustará.
      Un beso.

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  11. El valenciano Chirbes tenia caladisimos a sus coterráneos. Gerardo se me ha anticipado y me ha quitado las palabras. Según leía tu buenísima reseña tenía en la cabeza Crematorio" y "En la orilla". Especulación es una seña de identidad española desde hace ya ni sé sabe (y que sea tradición no es justificación alguna); lo que Chirbes pone en un primer plano es cómo el dinero fácil y la vida cómoda arrampla con las más puras ideas. Afortunadamente parece que la tercera generación vuelve sus ojos a la primera, la del abuelo. En "En la orilla", Chirbes no da opción a la esperanza.
    Una gozada leer tus reseñas sobre Chirbes por su calidad y las ganas que infundes de ir a tomar entre nuestras manos sus novelas.
    Besos

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    1. Son novelas muy agradecidas que siempre dejan ganas de más. Tengo ganas de llegar al momento en que me toque releer "Crematorio y "En la orilla". Creo que hasta volveré a ver la serie que está bastante lograda y maravillosamente interpretada por el gran José Sancho.
      No sabes cómo aprecio tu aprecio (valga la redundancia) por mis reseñas. Aprecio las de todos, pero siendo tú profesor de Lengua y Literatura (aunque estés jubilado eso nunca se pierde) sé que eres más exigente. Muchas gracias.
      Un beso.

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