"Recursos inhumanos" Pierre Lemaitre
"La violencia es como el alcohol o el sexo: no se trata de un fenómeno, es un proceso. Entramos en ellos casi sin notarlo, simplemente porque estamos maduros, porque nos llegan en el momento justo". Esto es lo que nos dice Alain Delambre nada más iniciarse la novela y tras haberse declarado un hombre no violento que no recuerda haber deseado nunca matar a nadie. Y ya me mosquea porque yo, que tampoco me considero nada violenta, sí que he deseado matar a algunos, algunas veces. Claro que, a lo peor, yo sí soy una mujer violenta y no me había dado cuenta...
Aunque, tal vez, en toda su bibliografía, esta resulte ser su novela más negra.
Alain está en paro desde hace cuatro años, cuando fue despedido de una empresa en la que era director de recursos humanos. Tras ser comprada la empresa por un grupo belga, el director de recursos humanos del mencionado grupo, con casi veinte años menos que Alain, tenía todos los números para quedarse con el puesto. Y él más números aún para hacer las maletas, cosa que efectivamente sucedió en la segunda ronda de despidos.
Ahora se levanta a las cuatro de la mañana para trabajar en el almacén de Mensajerías Farmacéuticas, donde clasifica paquetes a media jornada, pero "como este empleo no basta para llegar a fin de mes [...] me dedico a otras cosillas aquí y allá. Transportar cajas, embalar con plástico de burbujas, repartir publicidad... También algunos trabajos de temporada. Hace dos años que hago de Papá Noel". Apaños para salir del paso, para subsistir y para no perder la dignidad ante su esposa, ella sí con trabajo.
Ahora se levanta a las cuatro de la mañana para trabajar en el almacén de Mensajerías Farmacéuticas, donde clasifica paquetes a media jornada, pero "como este empleo no basta para llegar a fin de mes [...] me dedico a otras cosillas aquí y allá. Transportar cajas, embalar con plástico de burbujas, repartir publicidad... También algunos trabajos de temporada. Hace dos años que hago de Papá Noel". Apaños para salir del paso, para subsistir y para no perder la dignidad ante su esposa, ella sí con trabajo.
Cuando comienza la novela, Alain ha hecho de la búsqueda de trabajo su trabajo cotidiano, y es que, aunque cree que ya no lo encontrará, no por ello ha renunciado a buscarlo. Y por eso responde a anuncios y acude a entrevistas; se presenta a exámenes, entrega currículos y espera y vuelve y no ceja en un empeño por lo demás improbable, si no imposible, cuando su edad se acerca ya, peligrosamente, a los sesenta. Y es que "lo que es difícil no es ser un parado, es continuar viviendo en una sociedad que se basa en la economía del trabajo. Allá donde mires, solo ves lo que te falta".
Pero puede que las cosas estén a punto de cambiar porque hace unos días Alain ha respondido a una oferta de trabajo para una gran empresa que necesita un asistente en recursos humanos y, contra todo pronóstico, recibe una carta en la que se le comunica que su solicitud ha sido tenida en cuenta y anunciándole la próxima convocatoria para realizar un test y una entrevista.
La simple recepción de esa carta llena de ilusión a Alain y a su mujer, Nicol, pero pronto verán que la prueba definitiva para optar al trabajo, y que se tendrá que disputar con otras tres personas, se va manifestando menos inocente de lo que parecía en principio. Las grandes empresas, ante el exceso de candidatos disponibles, no dudan en jugar con ellos, con sus sentimientos e ilusiones y con su sensación de vivir colgados de una sociedad que se deshace de las personas que no le son útiles como si fueran trapos viejos y manchados de grasa: sin ningún remordimiento ni la más mínima duda.
Pero Alain no está dispuesto a renunciar a ese trabajo, el primero en cuatro años a su alcance y que merece la pena. Ese trabajo ha de ser para él, no se le puede escapar. Hará de todo para conseguirlo. Empeñará la felicidad de su matrimonio, el futuro de sus hijas, su propia integridad física y moral. Irá cambiando ante nuestros ojos y llegaremos a preguntarnos si realmente es la persona pacífica y equilibrada que pensábamos y que él ha manifestado ser. Lo veremos ganar cuando parece que pierde; lo veremos provisto de recursos que jamás pensamos que pudiera tener; recursos inhumanos, porque inhumano es el esfuerzo que hay que hacer a veces para poder conseguir un trabajo cuando todo está en contra.
Nos sorprenderá y nos hará sufrir continuamente porque desearemos que consiga sus objetivos aunque nos demos cuenta de que sus formas no son las más aceptables. Pero, ¿acaso es ilícito emplear lo inaceptable con quien, inaceptablemente, se aprovecha de la necesidad y de las ilusiones ajenas? ¿Acaso las empresas que lo ganan todo, que ganan todo lo que otros pierden, deben esperar que quienes han sido desechados sin rubor y apartados del sistema, los trapos viejos, se comporten siempre de manera aceptable?
"«Tagwell anuncia la supresión de ochocientos empleos en su fábrica en Reims»[...] «Enorme alza de los índices bursátiles. Tagwell sube un 4,5% al cierre...»". Estas son las noticias que continuamente suenan en la televisión "Los titulares se entrelazan en una confusión total. France 2: «Con 1,85 millones de euros anuales, los grandes empresarios franceses son los mejor pagados de Europa», se superpone a TF1: «Está previsto que el paro alcance un 10% a finales de año»". Ante este panorama que a todos nos suena (y lo del 10% de paro nos sonaría además a música celestial), ¿es razonable esperar o exigir un comportamiento aceptable? Alain ha perdido la noción de lo que es aceptable. Alain quiere ese empleo para devolver la confianza a Nicol, la seguridad a sus hijas y recuperar él mismo la dignidad. Porque vivimos en una sociedad cuyo mayor descaro no es solo que "se basa en la economía del trabajo", sino que priva de él a muchos de sus ciudadanos después de haberles convencido de que también la dignidad se basa en el trabajo.
Pierre Lemaitre, con esta novela, nos pone delante de una realidad que viven muchos europeos y, principalmente, muchos españoles. Una realidad que nos cayó a todos de repente con la crisis, pero a algunos les cayó más de cerca y, de ser meros espectadores de algo que, hasta entonces, no era más que una noticia en telediarios y periódicos, pasaron a ser protagonistas en lugar de espectadores. "Al principio el paro, [...] era una idea, un concepto [...] pronto fue imposible no conocer a alguien directamente afectado o no cruzarse con el familiar de un parado. [...] Y un día, cuando nadie lo esperaba, el paro llamó a nuestra puerta. [...] pulsó con el pulgar el portero automático, [...] Los que van a su trabajo por la mañana, por ejemplo, dejan de oírlo durante toda la jornada, [...] Esa es la gran diferencia: dentro de mí, el paro me horada los tímpanos continuamente".
De todas las novelas de Pierre Lemaitre que he leído puedo decir que esta es la que menos me ha gustado, pero que nadie se confunda. Alguna tiene que ser la menos grata, la menos estimulante o apasionante o gratificante. Le ha tocado a esta, pero eso no le resta ni un ápice de valor. Es una novela muy buena, que en absoluto me ha defraudado. Y pienso, además que el hecho de que me haya gustado más todo el resto de su obra, es, sin más, algo propio, un capricho de mis gustos caprichosos. Puede que para toda esa gente a la que la novela negra y policíaca no le entusiasma, esta novela pase por delante de algunas otras del autor. Pero puede que las cosas estén a punto de cambiar porque hace unos días Alain ha respondido a una oferta de trabajo para una gran empresa que necesita un asistente en recursos humanos y, contra todo pronóstico, recibe una carta en la que se le comunica que su solicitud ha sido tenida en cuenta y anunciándole la próxima convocatoria para realizar un test y una entrevista.
La simple recepción de esa carta llena de ilusión a Alain y a su mujer, Nicol, pero pronto verán que la prueba definitiva para optar al trabajo, y que se tendrá que disputar con otras tres personas, se va manifestando menos inocente de lo que parecía en principio. Las grandes empresas, ante el exceso de candidatos disponibles, no dudan en jugar con ellos, con sus sentimientos e ilusiones y con su sensación de vivir colgados de una sociedad que se deshace de las personas que no le son útiles como si fueran trapos viejos y manchados de grasa: sin ningún remordimiento ni la más mínima duda.
Pierre Lemaitre |
Nos sorprenderá y nos hará sufrir continuamente porque desearemos que consiga sus objetivos aunque nos demos cuenta de que sus formas no son las más aceptables. Pero, ¿acaso es ilícito emplear lo inaceptable con quien, inaceptablemente, se aprovecha de la necesidad y de las ilusiones ajenas? ¿Acaso las empresas que lo ganan todo, que ganan todo lo que otros pierden, deben esperar que quienes han sido desechados sin rubor y apartados del sistema, los trapos viejos, se comporten siempre de manera aceptable?
"«Tagwell anuncia la supresión de ochocientos empleos en su fábrica en Reims»[...] «Enorme alza de los índices bursátiles. Tagwell sube un 4,5% al cierre...»". Estas son las noticias que continuamente suenan en la televisión "Los titulares se entrelazan en una confusión total. France 2: «Con 1,85 millones de euros anuales, los grandes empresarios franceses son los mejor pagados de Europa», se superpone a TF1: «Está previsto que el paro alcance un 10% a finales de año»". Ante este panorama que a todos nos suena (y lo del 10% de paro nos sonaría además a música celestial), ¿es razonable esperar o exigir un comportamiento aceptable? Alain ha perdido la noción de lo que es aceptable. Alain quiere ese empleo para devolver la confianza a Nicol, la seguridad a sus hijas y recuperar él mismo la dignidad. Porque vivimos en una sociedad cuyo mayor descaro no es solo que "se basa en la economía del trabajo", sino que priva de él a muchos de sus ciudadanos después de haberles convencido de que también la dignidad se basa en el trabajo.
Pierre Lemaitre, con esta novela, nos pone delante de una realidad que viven muchos europeos y, principalmente, muchos españoles. Una realidad que nos cayó a todos de repente con la crisis, pero a algunos les cayó más de cerca y, de ser meros espectadores de algo que, hasta entonces, no era más que una noticia en telediarios y periódicos, pasaron a ser protagonistas en lugar de espectadores. "Al principio el paro, [...] era una idea, un concepto [...] pronto fue imposible no conocer a alguien directamente afectado o no cruzarse con el familiar de un parado. [...] Y un día, cuando nadie lo esperaba, el paro llamó a nuestra puerta. [...] pulsó con el pulgar el portero automático, [...] Los que van a su trabajo por la mañana, por ejemplo, dejan de oírlo durante toda la jornada, [...] Esa es la gran diferencia: dentro de mí, el paro me horada los tímpanos continuamente".
Aunque, tal vez, en toda su bibliografía, esta resulte ser su novela más negra.
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarPues en mi casa la crisis cayó de pleno así que puedo ponerme en el papel del prota sin dudar.
Me ha gustado la reseña y es un poco lo que dices, que no sea gratificante no significa que sea mala. La verdad es que me ha apetecido leerla.
Besos.
En mi casa exactamente no cayó, pero a algún familiar cercano sí que le afectó.
EliminarEs una buena novela en la que la crisis está narrada desde el punto de vista de un parado que se ve arrastrado a una situación límite en su empeño de conseguir un trabajo. También tiene su humor. Y además es muy entretenida.
Un beso.
Pues me apetece el libro y volver a leer al autor, ya me da pereza volver a la serie de Camille, que me salté el primero y debe ser imprescindible para terminarla, así que este es un buena opción.
ResponderEliminarUn beso
Es que eso de publicar en España el segundo antes que el primero, fue un despropósito. No es que "Irène" sea imprescindible para leer el resto, pero si lees el resto antes, te destrozan el final de "Irène" que es de lo más impactante que he visto en novela policíaca.
EliminarEste está muy bien. Tiene la originalidad que Lemaitre sabe darles a todos sus libros y se lee muy bien porque además engancha.
Un beso.
No he leído nada de Pierre Lemaitre, pero me suena su nombre. Puede ser de tu blog, de alguna reseña anterior. Dices que esta es la menos que te gusta, aun así consideras que es buena. Me atrae el tema y la buscaré, después de mis pendientes.
ResponderEliminarUn beso, Rosa.
Creo que es el autor que más he reseñado. Tengo entradas de todas sus novelas. Me gusta mucho y esta novela también, aunque menos que otras, pero a alguna le tenía que tocar.
EliminarUn beso.
Un tema que a día de hoy está muy en boga, sin duda. Creo que planteas una reflexión muy interesante sobre las consecuencias que pueden tener las situaciones desesperadas, más aún cuando se trata de trabajo y dinero.
ResponderEliminarNo he leído nada del autor, pero tu reseña me ha convencido.
Un saludo.
Es que hay gente que está sufriendo en sus espaldas y las de su familia las consecuencias de la crisis y el enriquecimiento cada vez mayor de los más ricos y encima se pretende que se comporten razonablemente y sin violencia y creo que es mucho pedir.
EliminarEs un autor que me gusta mucho, lo he leído entero, al menos lo traducido y nunca me ha defraudado.
Un beso.
A mí me pasó lo mismo, de las novelas que he leído de este autor, es la que menos me gusto, eso no quita para que sea una buena lectura.
ResponderEliminarBesos
Que sea la que menos gusta no quiere decir que no guste. Y me ha gustado porque, como dices, es una buena lectura.
EliminarUn beso.
Es una novela sin duda que se acerca mucho a la realidad actual, en fin podríamos hablar largo y tendido sobre el paro, sobre como a las personas con 50 les resulta muy dificil encontrar trabajo, como hay empresas que lo del 2% de la discapacidad como que no, en fin un sin fin de cosas de las cuales nos daría no para un café si no para varios.
ResponderEliminarTomo nota de ella, y la leeré. Un beso y buen fin de semana. TERE.
Para muchos cafés daría el tema, efectivamente. Eso solo analiza una parte del problema, pero habría mucho de lo que se podría hablar.
EliminarEspero que te guste.
Un beso.
Es un tema que está muy en boga. A veces la vida te lleva por esos derroteros de no encontrar trabajo a los cincuenta y la gente lo pasa mal. Será interesante leer a este autor. Un abrazo
ResponderEliminarEs un autor muy interesante y en esta novela le da una vuelta de tuerca al asunto tan en boga en nuestros días de buscar trabajo. Toda una innovación del tema.
EliminarUn beso.
Hola Rosa,
ResponderEliminarHe acabado hace poquito esta novela, el tema me pareció muy interesante y lo es, se lee muy bien como es habitual con este autor pero al final me quedó un "pero" para acabar de convencerme, con lo que comparto que no es su mejor novela pero es una buena y entretenida novela que te hace pensar.
De todas maneras con Lemaitre, tengo sensaciones encontradas, me gustan sus libros pero no es un autor que me emocione, al final siempre hay un pero que hace que el libro no lo considere redondo y no sé qué puede ser, me pasó con el primero que leí de él, Vestido de novia, que al principio me atrapó y al final aunque me gustó y está bien conseguido hay un pero, no consigo entender el motivo pero ya me pasó en aquel libro y también en este, quizás menos en la serie Verhoven.
Un beso y feliz fin de semana
¿Has leído "Nos vemos allá arriba"? Es el primero que leí de él y me dejó enganchada. Creo que, a pesar de mi afición a la novela policíaca y lo buena que es la serie de Verhoeven, ese primero sigue siendo el mejor para mí.
EliminarDe todas formas yo nunca he tenido esa sensación. Lo considero muy buen autor sin peros. Aunque eso es algo muy personal.
Un beso.
No, no lo he leído, lo apunto.
EliminarSí, sí, es un gran escritor y sus novelas son muy buenas pero es algo personal que me acaban dejando con ese pero que te comento y aún y así repito con sus novelas.
Besos
Hola. No conozco a este autor pero la novela que reseñas no tiene mala pinta. En una respuesta que has hecho a un comentario que hay más arriba he leído que tienes muchas de las novelas de este autor reseñadas. No lo sabía porque te sigo desde hace poco tiempo, pero voy a buscarlas y a leerlas detenidamente porque me parece que puedo estar ante un gran descubrimiento (por lo menos para mí). Besotes.
ResponderEliminarSi te gusta el autor, habrás hecho un gran descubrimiento, en efecto. Y si te gusta la novela policíaca, ya será perfecto. Yo lo descubrí cuando le dieron el Goncourt por "Nos vemos allá arriba" y lo pusimos para leer en la tertulia literaria del instituto donde trabajo. Me dejó enamorada.
EliminarEspero que realmente sea un descubrimiento para ti.
Un beso.
Un tema terrible el que toca esta novela, sin duda, y que nos hará plantearnos quizás todas las cosas que no nos hemos planteado ya al respecto. No es infrecuente que nos quejemos de nuestro trabajo, que bromeemos diciendo lo bien que estaríamos si no tuviésemos que trabajar o si nuestro lugar de trabajo "desapareciera", por ejemplo. Pero realmente sin trabajo no puedes acceder a una vida estable y normal porque todo cuesta el dinero y éste solo se consigue, de forma honrada, trabajando. Es un callejón oscuro que deja de ser una broma con gracia cuando se hace realidad y el nuevo empleo tarda en llegar...
ResponderEliminarNo he leído nada de este autor, pero sin dudar me apunto el título de esta novela que, aunque dura, creo que resultará muy buena. Los personajes al límite, cuando están bien tratados y son creíbles, siempre me enamoran desde el punto de vista psicológico.
Un reseña genial, Rosa. ¡Gracias por la recomendación!
Un beso grande.
Pues creo que te gustará. Aunque es dura,muestra el problema desde una óptica un tanto extremada. Lo que este personaje llega a hacer, no es algo muy común. Tal vez por eso pierde, hasta cierto punto, algo de dramatismo para pasar a tener tintes de novela negra con su puntito de humor, negro, por supuesto.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa! Pues como te he comentado estoy leyendo esta novela. Tras leer Vestido de Novia me hice con esta y con Irene. Es un autor nacido para el género negro. Estilo directo, descripciones las justas, frases cortas y diálogo. Al menos eso es lo que pude leer de Vestido de Novia que me encantó al menos en su gran parte aunque el final me resultara muy por debajo del resto y del manido truco de las lagunas de memoria, fue un libro que me atrapó. En este es más denso pero lo poco que llevo mantiene esa línea de frases cortantes, con un punto de ironía y muy negras, en la que el protagonista esconde más de lo que muestra. Cuando la termine me vuelvo a pasar. Un abrazo!!!
ResponderEliminarSi lees "Irène", creo que te apuntarás a Camile Verhoeven y leerás toda la serie. Tengo curiosidad por saber qué piensas de "Irène".
EliminarEl género negro lo borda, pero el resto, también. La novela que obtuvo el premio Goncourt, que fue la primera que leí, "Nos vemos allá arriba", es fantástica y no es negra.
Un beso.
La tengo en cuenta dada la temática que aborda. Actualmente es un tema delicado este del desempleo que ha roto muchos esquemas, desarbolado muchos futuros y derrumbado innumerables proyectos de vida.
ResponderEliminarPrecisamente me encuentro en un periodo de esos delicados, en los que no puedo dedicar mucho tiempo a leer ni los blogs amigos.
Tengo en cuenta tu reseña para más adelante.
Besos.
Es una reflexión interesante y original acerca del paro. Ya no es la angustia de la falta de sueldo y el problema económico, es lo que dice el autor: estamos en una sociedad que se basa en el trabajo y, como añado yo, nos convence de que la dignidad está en el trabajo. Alain tiene una forma curiosa de enfrentarse al problema. La novela reflaxiona, crítica, intriga y entretiene.
EliminarUn beso.
Creo que yo seré una de esas personas que pondrá este título delante de otros de este autor. Yo estaré buscando empleo en cuanto termine la tesis, aunque no es la primera vez, por desgracia, que me veo en esa situación.
ResponderEliminarRecuerdo la primera vez que me quedé en el paro después de un empleo de larga duración (diez años), la sensación de inutilidad fue abrumadora. Pero es mucho peor el abuso por parte de algunas empresas (amparadas por la legislación vigente) que se aprovecha de la necesidad de los parados.
En fin, que me lo apunto para una próxima lectura.
Un beso grande, guapa.
Esperemos que cuando tú busques trabajo tengas más suerte que Alain y, sobre todo, te lo tomes de otra manera ja,ja.
EliminarYo creo que el gran fallo de esta sociedad es hacernos creer que si no trabajamos somos inútiles e indignos. Si dependes del trabajo para vivir, es una tragedia, pero si tienes ingresos por otro lado, te lo puedes tomar como una oportunidad para hacer otras cosas. No quiero decir que te quedes tan feliz disfrutando del paro, pero de ahí a pensar que somos entes trabajantes o nada, hay un buen trecho.
Un beso, amiga.