"El caso de la mano perdida" Fernando Roye
"Aquella mañana de octubre de 1952, tras cuatro días de servicio, los guardias civiles Ambrosio del Val y Ortega Brito regresaron con un asombroso hallazgo a su cuartel de Santa Honorata, situado entre la segunda y la tercera falla al norte de Sierra Morena". Así comienza "El caso de la mano perdida", la primera entrega de la serie del sargento de la Guardia Civil Carmelo Domínguez.
Asombroso hallazgo desde luego, porque lo que Ambrosio y Ortega han encontrado es exactamente una mano. Una mano seccionada a la perfección de un solo tajo. Ahora solo queda encontrar el resto del cuerpo o un manco reciente. Es decir, el resto del cuerpo vivo o muerto.
El año 1952 en un pueblo de la tercera falla al norte de Sierra Morena, se me antoja lo menos parecido a un lugar y un momento serenos y apacibles. Paradisíaco, sí, pero un paraíso del que sus habitantes han sido expulsados sin tener que abandonarlo. No todos, claro. Hay un conde y un alcalde que viven las mieles de la reciente Victoria. Habrá, no salen pero siempre había, señoritos falangistas vestidos de azul añil amedrentando al personal y disfrutando con ello.
El resto vive, malvive o sobrevive como puede: con la caza furtiva, con la generosidad de algún vecino más desahogado o con los malabarismos domésticos en los que tantas amas de casa de la época se hicieron especialistas.
Carmelo tiene seis hijos que no comen lo suficiente. El médico les ha dicho que tienen que comer carne, pero allí, la carne solo se huele y eso gracias al sustanciero que pasa de vez en cuando. "Manuela y el sustanciero se saludaron. Luego ella le pidió diez minutos de hueso y él sumergió el jamón en la olla, esperando que pasara el tiempo mientras consultaba el reloj". Y es que, diez minutos después, el hueso tendría que ser sometido en otra olla por otros diez minutos y algunos céntimos. La quintaesencia de la miseria.
Ortega Brito y su mujer, Elena, sin embargo, tienen la caza furtiva y como no tienen hijos, tras las insinuaciones de Carmelo, que no deja de ser el jefe, empiezan a compartir con ellos los restos que antes tiraban a los gatos.
Benito y Celia no necesitarán presiones por parte del jefe. Ellos lo harán por pura generosidad y porque la amistad en un reducto tan cerrado como la casa cuartel es un don escaso y preciado que bien vale un poco de longaniza para las lentejas.
Carmelo es un hombre peculiar. Con un ojo negro y otro azul, tiene una mirada que, según interpretaciones, puede pertenecer al diablo. Con ella puede ver cosas que permanecen ocultas para el resto de los mortales. Aunque, tal vez, lo que las mantiene ocultas es la ignorancia de gran parte del resto de los mortales.
Carmelo tiene una mente deductiva y una inteligencia poco común para la época. Además se fija en señales en las que nadie más repara y que nadie más entiende. Es por eso por lo que, después de ver la mano, supo, por el escalofrío que recorrió su cuerpo, que aquella misma noche alguien había sido asesinado. Y también es por eso por lo que adivinó, mirando un gato en el patio, que una visita importante estaba a punto de llegar al cuartel. "Cuando un gato se lame la cara es porque pronto vendrá una visita. Y hay uno que lo está haciendo en la calle, frente a la puerta del cuartel; como lleva tanto tiempo en el mismo sitio, me he figurado que quien venga tiene que ser toda una personalidad". Y quien vino no fue otro que el conde de Valdeazores que tuvo que ser recibido por Benito Viedma, un tanto contrariado al ver que la señal gatuna interpretada por su jefe, se había cumplido tal como él había predicho. Y el conde viene a anunciar que el Caudillo de España por la Gracia de Dios va a venir al pueblo invitado a una cacería organizada por el propio conde. Y lo que solicita es que sea el cuartel de la Guardia Civil quien se encargue de la seguridad.
Benito es el ilustrado del puesto. Aficionado a las novelas policíacas que le envía su madre una vez al mes (su sueldo no da para tales dislates), es el único agente que lee. Como además es un recién llegado, es el raro del lugar. Proviene de una familia acomodada, "cristianos viejos y falangistas de pura cepa", lo mismo que la de Celia, su mujer. Pero él no cree en las consignas de Sánchez Mazas, en uno de cuyos mítines se conoció la pareja. Él cree que "la culpa de todos los males no la tienen los judíos, ni los socialistas, ni los comunistas, ni los masones, ni los anarquistas, ni aún menos los campesinos y obreros. La culpa de todo la tiene la ignorancia. Ese es el mal de este país". El mal de siempre; el mal de todos los males. La mala ignorancia que hace a los hombres malos y que, más de setenta años después, sigue muy lejos de solucionarse. En este país y en el resto de la vieja Europa.
Fue su afición a la literatura policíaca (Conan Doyle, Agatha Christie, George Simenon) lo que hizo a Benito ingresar en la Guardia Civil, decepcionando todas las expectativas de su mujer y de sus suegros. Sus padres, como era el último hijo, no habían creado demasiadas ilusiones respecto a él.
En la novela hay dos lineas argumentales que se entremezclan. Por una parte, las investigaciones que Carmelo lleva a cabo para descubrir el cadáver - que él está seguro de que existe - del dueño de la mano. Por otra, la visita de Franco cuya seguridad debería estar preparando el sargento en lugar de correr tras muertos improbables. Pero a Carmelo la visita del Caudillo de España por la Gracia de Dios no es algo que le impresione. Ni siquiera le parece importante, al menos no tanto como sus investigaciones que pronto se enredan con otro asesinato ocurrido años antes.
Creo que la novela es un homenaje a los autores clásicos citados, sobre todo a Connan Doyle. Carmelo, a pesar de que parece creer en hechizos y supersticiones, es sagaz, intuitivo y analítico como Sherlock Holmes, aunque más indolente (o no?). Benito le da la réplica como un Watson, más leído e ilustrado, pero, al igual que el doctor, mucho menos perspicaz y menos proclive a analizar las pistas que se va encontrando. Ni siquiera, a veces, sabe reconocer esas pistas. Es más pragmático, menos imaginativo y dispuesto a dejarse llevar por los indicios.
Estamos ante una novela en la que lo importante, no es tanto la resolución del asesinato, como los caminos por los que se transita a lo largo de sus páginas. Sus personajes, su ambientación, sus reflexiones, los acontecimientos que se van sucediendo; todo ello nos envuelve y nos arrastra y hace que la identidad del asesino no capte toda la atención y las expectativas del lector.
Es además una novela con un fino sentido del humor, un agrio sentido del humor, pero que a algunos, nos reconcilia con algún fantasma y alguna frustración del pasado por medio de una pequeña venganza que nadie pudo nunca materializar. Tendrá que leer la novela quien quiera saber a qué me refiero y andar listo como Carmelo para poder identificarlo.
Esta es la primera novela de la serie (sí ya dije que es una serie. Ya sé que muchos huis de ellas, pero yo, desde luego, me leeré el resto) protagonizada por Carmelo Domínguez. Hay ya una segunda entrega "El alcornoque de los muertos".
Fernando Roye es un autor al que yo desconocía. He sabido de él, gracias a la Editorial "Sinerrata" que me hizo llegar "El caso de la mano perdida", un regalo por el que estoy muy agradecida. Era, además, un regalo sin compromiso. Si no me hubiera gustado, no lo hubiera traído al blog. Pero me gustó y mucho.
Fernando Roye tiene además otras dos novelas: "Tres ancianos sin ruta" y "I love F-150". Además participa como coautor en un ensayo publicado este mismo año: "El género negro. La globalización del crimen", título sugerente donde los haya para los que amamos el género.
Si más información acerca de la novela, aquí os dejo su enlace en la editorial. Y si queréis leer alguna reseña más de la novela, en Revista MoonMagazine tenéis otra escrita por Marisa Arias.
Carmelo tiene seis hijos que no comen lo suficiente. El médico les ha dicho que tienen que comer carne, pero allí, la carne solo se huele y eso gracias al sustanciero que pasa de vez en cuando. "Manuela y el sustanciero se saludaron. Luego ella le pidió diez minutos de hueso y él sumergió el jamón en la olla, esperando que pasara el tiempo mientras consultaba el reloj". Y es que, diez minutos después, el hueso tendría que ser sometido en otra olla por otros diez minutos y algunos céntimos. La quintaesencia de la miseria.
Ortega Brito y su mujer, Elena, sin embargo, tienen la caza furtiva y como no tienen hijos, tras las insinuaciones de Carmelo, que no deja de ser el jefe, empiezan a compartir con ellos los restos que antes tiraban a los gatos.
Benito y Celia no necesitarán presiones por parte del jefe. Ellos lo harán por pura generosidad y porque la amistad en un reducto tan cerrado como la casa cuartel es un don escaso y preciado que bien vale un poco de longaniza para las lentejas.
Carmelo es un hombre peculiar. Con un ojo negro y otro azul, tiene una mirada que, según interpretaciones, puede pertenecer al diablo. Con ella puede ver cosas que permanecen ocultas para el resto de los mortales. Aunque, tal vez, lo que las mantiene ocultas es la ignorancia de gran parte del resto de los mortales.
Carmelo tiene una mente deductiva y una inteligencia poco común para la época. Además se fija en señales en las que nadie más repara y que nadie más entiende. Es por eso por lo que, después de ver la mano, supo, por el escalofrío que recorrió su cuerpo, que aquella misma noche alguien había sido asesinado. Y también es por eso por lo que adivinó, mirando un gato en el patio, que una visita importante estaba a punto de llegar al cuartel. "Cuando un gato se lame la cara es porque pronto vendrá una visita. Y hay uno que lo está haciendo en la calle, frente a la puerta del cuartel; como lleva tanto tiempo en el mismo sitio, me he figurado que quien venga tiene que ser toda una personalidad". Y quien vino no fue otro que el conde de Valdeazores que tuvo que ser recibido por Benito Viedma, un tanto contrariado al ver que la señal gatuna interpretada por su jefe, se había cumplido tal como él había predicho. Y el conde viene a anunciar que el Caudillo de España por la Gracia de Dios va a venir al pueblo invitado a una cacería organizada por el propio conde. Y lo que solicita es que sea el cuartel de la Guardia Civil quien se encargue de la seguridad.
Benito es el ilustrado del puesto. Aficionado a las novelas policíacas que le envía su madre una vez al mes (su sueldo no da para tales dislates), es el único agente que lee. Como además es un recién llegado, es el raro del lugar. Proviene de una familia acomodada, "cristianos viejos y falangistas de pura cepa", lo mismo que la de Celia, su mujer. Pero él no cree en las consignas de Sánchez Mazas, en uno de cuyos mítines se conoció la pareja. Él cree que "la culpa de todos los males no la tienen los judíos, ni los socialistas, ni los comunistas, ni los masones, ni los anarquistas, ni aún menos los campesinos y obreros. La culpa de todo la tiene la ignorancia. Ese es el mal de este país". El mal de siempre; el mal de todos los males. La mala ignorancia que hace a los hombres malos y que, más de setenta años después, sigue muy lejos de solucionarse. En este país y en el resto de la vieja Europa.
Fue su afición a la literatura policíaca (Conan Doyle, Agatha Christie, George Simenon) lo que hizo a Benito ingresar en la Guardia Civil, decepcionando todas las expectativas de su mujer y de sus suegros. Sus padres, como era el último hijo, no habían creado demasiadas ilusiones respecto a él.
En la novela hay dos lineas argumentales que se entremezclan. Por una parte, las investigaciones que Carmelo lleva a cabo para descubrir el cadáver - que él está seguro de que existe - del dueño de la mano. Por otra, la visita de Franco cuya seguridad debería estar preparando el sargento en lugar de correr tras muertos improbables. Pero a Carmelo la visita del Caudillo de España por la Gracia de Dios no es algo que le impresione. Ni siquiera le parece importante, al menos no tanto como sus investigaciones que pronto se enredan con otro asesinato ocurrido años antes.
Creo que la novela es un homenaje a los autores clásicos citados, sobre todo a Connan Doyle. Carmelo, a pesar de que parece creer en hechizos y supersticiones, es sagaz, intuitivo y analítico como Sherlock Holmes, aunque más indolente (o no?). Benito le da la réplica como un Watson, más leído e ilustrado, pero, al igual que el doctor, mucho menos perspicaz y menos proclive a analizar las pistas que se va encontrando. Ni siquiera, a veces, sabe reconocer esas pistas. Es más pragmático, menos imaginativo y dispuesto a dejarse llevar por los indicios.
Fernando Roye |
Es además una novela con un fino sentido del humor, un agrio sentido del humor, pero que a algunos, nos reconcilia con algún fantasma y alguna frustración del pasado por medio de una pequeña venganza que nadie pudo nunca materializar. Tendrá que leer la novela quien quiera saber a qué me refiero y andar listo como Carmelo para poder identificarlo.
Esta es la primera novela de la serie (sí ya dije que es una serie. Ya sé que muchos huis de ellas, pero yo, desde luego, me leeré el resto) protagonizada por Carmelo Domínguez. Hay ya una segunda entrega "El alcornoque de los muertos".
Fernando Roye es un autor al que yo desconocía. He sabido de él, gracias a la Editorial "Sinerrata" que me hizo llegar "El caso de la mano perdida", un regalo por el que estoy muy agradecida. Era, además, un regalo sin compromiso. Si no me hubiera gustado, no lo hubiera traído al blog. Pero me gustó y mucho.
Fernando Roye tiene además otras dos novelas: "Tres ancianos sin ruta" y "I love F-150". Además participa como coautor en un ensayo publicado este mismo año: "El género negro. La globalización del crimen", título sugerente donde los haya para los que amamos el género.
Si más información acerca de la novela, aquí os dejo su enlace en la editorial. Y si queréis leer alguna reseña más de la novela, en Revista MoonMagazine tenéis otra escrita por Marisa Arias.
No lo conocía, pero tiene muy buena pinta.
ResponderEliminarBesos
Yo tampoco sabía nada hasta que me fue ofrecida por la editorial. Todo un descubrimiento.
EliminarUn beso.
Me gusta mucho todo lo que cuentas de la novela y esa inspiración de las novelas de Sherlock Holmes, admito que me da pereza el hecho de que sea una serie... pero bueno siempre me puedo leer la primera para ver qué tal y luego quizás seguir con el resto. Magnífica reseña. Un saludo!
ResponderEliminarA mí me gustan las series, si son buenas, claro. Por eso no tengo problema en empezar algunas y dejarlas colgadas, tras leer la primera entrega, si no me gustan. De hecho me ha pasado con varias y ahí se han quedado.
EliminarEsta tiene solo dos entregas de momento. Y desde luego, como digo en la reseña, leeré la segunda.
Un beso.
Otra buena propuesta de un género que leo gustoso, además ambientada en esa España de posguerra de la que tanto y tanto se nos ha ocultado.
ResponderEliminarLa apunto.
Besos
Además es entretenida u con mucho humor. Creo que te gustará. Un mundo rural muy bien retratado y de forma muy realista.
EliminarUn beso.
hola! parece super disfrutable, como nos tientas con estas lecturas, un placer visitarte y conocer mas libros!!!!!!!saludosbuhos locas por leer.
ResponderEliminarYo, desde luego, lo disfruté mucho. Encantada de tentaros, aunque eso va en detrimento de la lista de pendientes.
EliminarUn beso.
Interesante aportación, Rosa. Veo que estás en plan descubridora. Si a ti este chico, Fernando Roye, te ha gustado es que lo debe de hacer bien. Según leía tu buena reseña me acordaba de Lorenzo Silva y su pareja de guardias civiles y hete aquí que cuando me pongo a comentar, justo al ladito del recuadro blanco donde escribo, veo que la tertulia de tu IES comentará el próximo mes de septiembre la última de Lorenzo Silva. ¡Qué casualidad" Resulta que yo la he metido hoy en la maleta para leerla durante el viaje de fiez días que emprendo el próximo lunes.
ResponderEliminarTomo nota de este autor y de su novela. La editorial 'Sin errata' suele atinar bastante en sus títulos y veo que, en esta ocasión, también en sus comentaristas.
Un beso
Me ha gustado. Además es un chico muy joven y ya demuestra mucha madurez en su forma de contar. Lo seguiré a ver a dónde nos va llegando.
EliminarNo había leído nada de la editorial y se han puesto en contacto conmigo en Twitter. Aceptaré sus propuestas porque veo que apuesta por títulos interesantes.
Yo la de Lorenzo Silva la dejaré para septiembre que luego llego a la tertulia y no recuerdo nada.
Un beso.
No me llama la atención la novela, pero alabo la información que das de ella. El representante del género policíaco que más me interesó, porque había algo más en sus libros, fue Simenon. Tengo más de quince (fue muy prolífico). Si encontrara alguien del mismo género, pero con gusto buen trasfondo, quizá recupere mi interés por el género.
ResponderEliminarBuena entrada, Rosa. Un besazo.
Uf, los errores que se cuelan: en vez de "pero con gusto buen trasfondo" es "pero con buen trasfondo".
EliminarPues es una deuda que tengo, pero no he leído nada de Simenon. Tendré que arreglarlo.
EliminarA mí me gusta este género precisamente porque siempre hay algo más. de hecho tiene fama de ser uno de los géneros que más crítica social hace y además la hace sin moralejas ni moralinas que es como a mí me gusta. Cuenta los hechos y el lector juzga.
Se me ocurren por tenerlas cercanas, dos trilogías de reciente lectura: la "Trilogía de Marsella" de Jean-Claude Izzo y la "Trilogía de Canillejas de Paco Gómez Escribano: pura radiografía social ambas.
Un beso.
¡¡¡Hola!!!! Pues yo creo que es muy de mi estilo, no lo conocía y me tranquiliza ver que no soy única y que te lo descubrió la editorial.
ResponderEliminarBesos y feliz finde.
No se puede conocer todo, especialmente en lo que a series policíacas se refiere. Debe de haber miles por el mundo.
EliminarEsta es entretenida y refleja una época y un ambiente muy especiales que no he podido transmitir bien porque tampoco era cuestión de escribir un ensayo. Te la recomiendo.
Un beso.
Muy buena pinta, Rosa. Por lo que comentas parece más un "Hard Boiled" que una novela de detectives británica, si bien presenta muchas de sus características como es el ambiente rural e incluso ese punto supersticioso o espiritista es muy del gusto de la época victoriana. Pero como en las novelas de detectives americanas, el ambiente y el personaje parecen tener más peso que el misterio o la resolución del asesinato.
ResponderEliminarReconozco que no sigo las series de libros tipo: "Los juegos del dragón lloroso IV: La huida del unicornio verde (parte 1)" Pero las series de personajes, sí me gustan, pueden leerse de manera independiente y si el personaje te atrapa es estupendo verlo en varias historias. Aún recuerdo a Wilt, de Tom Sharpe. Un abrazo!
Más que a la clásica novela negra inglesa recuerda a la americana. La ambientación podría darse en el profundo Medio Oeste, claro que nada puede igualar el ambiente casposo y cutre de la posguerra española. Debería tener la consideración de género en sí mismo. Lo único en común con la literatura policíaca británica es esa similitud que, salvando las distancia, puede darse entre Carmelo-Sherlock Holmes, Benito-Watson.
EliminarA mí el dragón lloroso (cualquier episodio) y el unicornio verde (cualquiera de sus veinticinco partes), me producen sarpullido, pero Charlie Parker (Bird), Harry Bosch, Miquel Mascarell, Jaritos, Fabio Montale, Montalbano, Brunetti, Bevilacqua, Plinio, Méndez... ay que me embalo.
Un beso.
Te lo digo ya y sin mas, esta me la leo seguro, estas son las que me gustan a mí es mi genero favorito, de modo que voy a ver como me hago con ella, ains. Besos Rosa y buen fin de semana. TERE. Psdta. También leeré las otras de este autor.
ResponderEliminarSi te gusta el género, esta te gustará. Personajes bien definidos, ambiente realista y muy bien descrito, época... qué decir de la época.
EliminarUn beso.
Tiene muy buena pinta, ¿Hay alguna subvención para lectores crónicos de sagas? porque no me da la vida para mas... pero es tan tentadora. ¿Puede ser un tipo "Aguacero" de Luis Roso? Un beso.
ResponderEliminarTengo Aguacero en lista hace tiempo, así es que no te sé decir. Mira igual la pongo ahora en línea de salida. Gracias por recordármela.
EliminarTe pasa como a mí. Una subvención no estaría mal.
L averdad es que no pinta nada mal. NO lo conocía.
ResponderEliminarUn beso ;)
Tampoco yo lo conocía y la verdad es que ha sido un descubrimiento. Autor joven, ambientación hace casi setenta años, bien escrita, buenos personajes, humor, trama interesante. Muchas virtudes. A ver a dónde llega este chico.
EliminarUn beso.
Me la apunto, aunque no soy de novela policíaca veo en esta algo más y ese fino sentido del humor me atrae mucho. Además, en la época estival me apetecen los argumentos con cadáveres desaparecidos o manos sueltas encontradas.
ResponderEliminarGracias por la recomendación
Besos.
Pues es muy entretenido y, ciertamente, en verano nada mejor que seguir la búsqueda de un cadáver asesinado, con mano o sin mano. Además te ríes con el humor que tiene. Ya me contarás.
EliminarUn beso.
Creo que esta novela encajaría muy bien en el concurso de narrativa policiaca Fco García Pavón, que organiza mi ciudad todos los años. La portada me encanta, le da un aire a espagueti western, aunque parece más un homenaje a las novelas policíacas más clásicas (el propio protagonista es lector asiduo de esta literatura). Me llama la atencion, una pena que las editoriales pequeñas tengan una promoción tan limitada, aunque hacerte llegar el libro ha sido todo un acierto. Lo anotaré para próximas lecturas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahora que mencionas a García Pavón recuerdo que tengo pendiente la serie de Plinio, de la que hace siglos (casi en sentido literal) leí "Las hermanas coloradas" y no volví a leer nada más.
EliminarLa portada es muy curiosa. A mí también me ha llamado la atención y pensé hablar de ello en la reseña, pero me tengo que reprimir o mis entradas ocuparán más que las novelas.
La editorial se puso en contacto conmigo por twitter y ya tengo alguna cosa más con la que me pondré en breve.
Un beso.
Pinta muy buenas maneras Rosa, tu entrada como siempre muy grata, disfruto mucho leyendo tus reseñas. Gracias por la sugerencia.
ResponderEliminarAbrazos veraniegos.
Gracias, Mer. Me alegro mucho de que paséis un buen rato leyéndome. La novela está muy bien para estos calores veraniegos. Bueno, para cualquier época, pero ahora, que poco más se puede hacer, ir a la busca de un cadáver o un asesino o algo similar entretiene mucho. Aunque para ello se necesita una novela de calidad como esta.
EliminarUn beso.