"Solo hay una clase de monos que estornudan" Ezequías Blanco
Me llegó este libro de la mano de Juan Carlos Galán al que todos conoceréis de "El blog de Juan Carlos". Ezequías Blanco y él fueron compañeros de estudios en la Universidad de Salamanca y después profesores de Secundaria en Madrid, de Lengua y Literatura, labor de la que ya ambos están jubilados. A los tres nos une algo, más allá de habernos dedicado a la enseñanza: los tres compartimos patria en ese antiguo Reino Leonés que estuvo representado en la última distribución franquista como Región Leonesa formada por León, Zamora y Salamanca. Soy un poco más joven que ellos, pero ya se ve que acumulo conocimientos que no son de este siglo ni de finales del pasado. Pues bien, Juan Carlos es de Salamanca, Ezequías de Zamora y yo de León. Con todo eso en común, no es de extrañar que me haya metido en los relatos como en terreno propio y conocido (no en vano, ya en el primer relato sale mi querido Barrio Húmedo leonés), y en el prólogo que los presenta, de la pluma de Juan Carlos, como en el preludio de algo con lo que sabía que iba a disfrutar.
Los relatos de Ezequías Blanco son un retablo de la condición humana más genuina vista desde un humor que la estira hasta el absurdo para dejarla bien a la vista y bien en evidencia. Empieza fuerte ya el primero de los diecinueve relatos, el que se titula precisamente "Solo hay una clase de monos que estornudan", frase que se pone en boca de la abuela del narrador. Aunque no sea cierto, porque recién se ha descubierto otra especie de primate que estornuda cuando llueve y se le mete el agua en la nariz. Vamos que ni eso tenemos en exclusiva los humanos con respecto al resto de los primates. Una buena manera de empezar, poniéndonos en nuestro sitio de un manotazo y sin contemplaciones. De la misma forma en que termina este relato que, sin contemplaciones, cuenta la mejor forma para defenderse de esos gafes que nos amargan la vida y de los que deseamos mantenernos lo más lejos posible.
El título del segundo relato no tiene desperdicio porque "Un cristo saliendo del armario" es algo que nadie hubiera creído poder llegar a imaginar en sus más delirantes sueños.
"−Ayúdame, por favor [...]
−¿Que te ayude a qué?
−A salir del armario. Desde 1975 estoy intentando salir y esto es lo que he conseguido [...]
−Pero bueno, si estás hecho un Cristo...
−Soy un Cristo".
Se podría hablar de cada relato porque todos tienen detalles dignos de mención, pero tampoco es plan de destripar el libro o de hacerle la autopsia; más que nada porque el libro está muy vivo y lo mejor es que quien se acerque a él haga su disección particular. Lo que sí puedo asegurar es que estos relatos, pegados todos ellos al suelo, a las escenas cotidianas, nos hablan de la matanza del cerdo, de la enseñanza, de los problemas matrimoniales que surgen con el paso de los años, de hermanastros desconocidos que le salen a uno cuando menos se lo espera; nos hablan de la realidad, sí, pero aderezada con unas pizcas de humor y despropósito que la hacen más vivible, más soportable. Y es que la realidad se lleva mucho mejor cuando en ella hay un Club Británico regentado por una pareja de chinos al que acude un cliente que está "en contacto con una prostituta rusa para que viniera un día al Club Británico a recitar en pelotas El Cántico Espiritual". O cuando un peregrino en el Camino de Santiago se va encontrando con personajes salidos de los cuentos más famosos de la literatura clásica, desde Blancanieves hasta Caperucita Roja.
Pero no nos engañemos. La fantasía y lo disparatado solo pretenden hacernos más llevadera y más ridícula la realidad en la que vivimos mientras pensamos que lo hacemos en el más cuerdo y solvente de los mundos. Como dice Juan Carlos en su prólogo "al acabar de leer muchos de los relatos de este libro, percibimos que algo en nosotros ha mutado, se ha transformado, de manera que la comprensión de lo que sea el mundo ya no es igual a la de antes de iniciarlos".
Tras leer estos relatos, en efecto, algunas cosas dejan de ser tan malas o tan buenas como pensábamos (léase la venganza). Algunos hechos de la naturaleza a los que nunca dimos importancia, se nos antoja de pronto que podían tenerla (como el escándalo de las cotorras). Asumimos como normales (incluso con una carcajada) escenas que de otro modo podrían ponernos los pelos de punta y dejamos que los hechos salgan de la corrección y se nos manifiesten con otra realidad, con una superficie brillante y desconocida en la que podemos vernos reflejados cometiendo actos de los que jamás nos hubiéramos creído capaces (y me estoy acordando del bebé-gato).
Hasta cierto punto, "Solo hay una clase de monos que estornudan" es un compendio de relatos de miedo, porque miedo dan muchas de las reacciones que tienen sus personajes y solo el humor nos hace saltar la barrera que separa el grito de terror de la carcajada, pero el amago de grito queda marcado en la materia blanda y maleable de nuestra consciencia.
Los temas que tratan los relatos son variados: el maltrato, la venganza, el sexo, la infidelidad, la violencia, la religión, el deporte... Y en todos ellos los seres humanos se comportan como esa única clase de mono especial, capaz de estornudar, que de pronto empieza a intuir que no lo es tanto, que no deja de ser un mono más, sometido a las mismas miserias que los demás monos: envidia, ignorancia, soledad y, en una palabra, miedo. El miedo de todo ser que no puede, por mucho que crea lo contrario, decidir su vida y satisfacer sus deseos, y se mueve por el mundo al albur de lo que se va encontrando, de lo que la vida le va dando o le va quitando, tan incapaz de controlar su mundo como incapaz de evitar un estornudo en el peor momento. ¿Os habéis dado cuenta de que al estornudar somos incapaces de mantener los ojos abiertos?
Mucho he disfrutado con los cuentos de Ezequías Blanco. Se leen en un par de tardes, aunque yo los fui dosificando para que me duraran un poco más. Os recomiendo su lectura, seguida o de forma suelta. Encontrareis un mundo que es todo, excepto convencional.
Aparte de este libro, al autor tiene otras dos recopilaciones de relatos: "Memorias del abuelo de un punk" y "Tienes una cabeza apuntando a tu pistola" (si será por títulos originales...) y dos novelas: "Tres muñecos de vudú" e "Islandia". Durante treinta años dirigió la revista literaria "Cuadernos del matemático". Nombre raro, pero seguramente se debe a que nacería en el instituto de Getafe en el que Ezequías Blanco trabajaba: Matemático Puig Adam.
Un descubrimiento que le agradezco a Juan Carlos y al propio Ezequías, y que recomiendo mucho.
Título del libro: Solo hay una clase de monos que estornudan
Los relatos de Ezequías Blanco son un retablo de la condición humana más genuina vista desde un humor que la estira hasta el absurdo para dejarla bien a la vista y bien en evidencia. Empieza fuerte ya el primero de los diecinueve relatos, el que se titula precisamente "Solo hay una clase de monos que estornudan", frase que se pone en boca de la abuela del narrador. Aunque no sea cierto, porque recién se ha descubierto otra especie de primate que estornuda cuando llueve y se le mete el agua en la nariz. Vamos que ni eso tenemos en exclusiva los humanos con respecto al resto de los primates. Una buena manera de empezar, poniéndonos en nuestro sitio de un manotazo y sin contemplaciones. De la misma forma en que termina este relato que, sin contemplaciones, cuenta la mejor forma para defenderse de esos gafes que nos amargan la vida y de los que deseamos mantenernos lo más lejos posible.
El título del segundo relato no tiene desperdicio porque "Un cristo saliendo del armario" es algo que nadie hubiera creído poder llegar a imaginar en sus más delirantes sueños.
"−Ayúdame, por favor [...]
−¿Que te ayude a qué?
−A salir del armario. Desde 1975 estoy intentando salir y esto es lo que he conseguido [...]
−Pero bueno, si estás hecho un Cristo...
−Soy un Cristo".
Se podría hablar de cada relato porque todos tienen detalles dignos de mención, pero tampoco es plan de destripar el libro o de hacerle la autopsia; más que nada porque el libro está muy vivo y lo mejor es que quien se acerque a él haga su disección particular. Lo que sí puedo asegurar es que estos relatos, pegados todos ellos al suelo, a las escenas cotidianas, nos hablan de la matanza del cerdo, de la enseñanza, de los problemas matrimoniales que surgen con el paso de los años, de hermanastros desconocidos que le salen a uno cuando menos se lo espera; nos hablan de la realidad, sí, pero aderezada con unas pizcas de humor y despropósito que la hacen más vivible, más soportable. Y es que la realidad se lleva mucho mejor cuando en ella hay un Club Británico regentado por una pareja de chinos al que acude un cliente que está "en contacto con una prostituta rusa para que viniera un día al Club Británico a recitar en pelotas El Cántico Espiritual". O cuando un peregrino en el Camino de Santiago se va encontrando con personajes salidos de los cuentos más famosos de la literatura clásica, desde Blancanieves hasta Caperucita Roja.
Pero no nos engañemos. La fantasía y lo disparatado solo pretenden hacernos más llevadera y más ridícula la realidad en la que vivimos mientras pensamos que lo hacemos en el más cuerdo y solvente de los mundos. Como dice Juan Carlos en su prólogo "al acabar de leer muchos de los relatos de este libro, percibimos que algo en nosotros ha mutado, se ha transformado, de manera que la comprensión de lo que sea el mundo ya no es igual a la de antes de iniciarlos".
Tras leer estos relatos, en efecto, algunas cosas dejan de ser tan malas o tan buenas como pensábamos (léase la venganza). Algunos hechos de la naturaleza a los que nunca dimos importancia, se nos antoja de pronto que podían tenerla (como el escándalo de las cotorras). Asumimos como normales (incluso con una carcajada) escenas que de otro modo podrían ponernos los pelos de punta y dejamos que los hechos salgan de la corrección y se nos manifiesten con otra realidad, con una superficie brillante y desconocida en la que podemos vernos reflejados cometiendo actos de los que jamás nos hubiéramos creído capaces (y me estoy acordando del bebé-gato).
Hasta cierto punto, "Solo hay una clase de monos que estornudan" es un compendio de relatos de miedo, porque miedo dan muchas de las reacciones que tienen sus personajes y solo el humor nos hace saltar la barrera que separa el grito de terror de la carcajada, pero el amago de grito queda marcado en la materia blanda y maleable de nuestra consciencia.
Ezequías Blanco |
Mucho he disfrutado con los cuentos de Ezequías Blanco. Se leen en un par de tardes, aunque yo los fui dosificando para que me duraran un poco más. Os recomiendo su lectura, seguida o de forma suelta. Encontrareis un mundo que es todo, excepto convencional.
Aparte de este libro, al autor tiene otras dos recopilaciones de relatos: "Memorias del abuelo de un punk" y "Tienes una cabeza apuntando a tu pistola" (si será por títulos originales...) y dos novelas: "Tres muñecos de vudú" e "Islandia". Durante treinta años dirigió la revista literaria "Cuadernos del matemático". Nombre raro, pero seguramente se debe a que nacería en el instituto de Getafe en el que Ezequías Blanco trabajaba: Matemático Puig Adam.
Un descubrimiento que le agradezco a Juan Carlos y al propio Ezequías, y que recomiendo mucho.
Título del libro: Solo hay una clase de monos que estornudan
Autor: Ezequías Blanco
Editorial: Huerga & Fierro
Año de publicación: 2019
Año de publicación original: 2019
Nº de páginas: 127
Si el libro es tan bueno como tu comentario, tiene que merecer la pena leerlo, Rosa. Y no pienso privarme de ese placer...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Seguro que te gustará. Ezequías fue, como tú, profesor de Lengua y Literatura y sus relatos son muy buenos y sin concesiones. Un humor que provoca escalofríos y un terror que mueve a la carcajada.
EliminarYa nos contarás.
Un beso.
Desde luego este libro me apetece, porque si el conjunto de miedo-carcajada esta asegurada, no es para perdérselo y reírme me apetece, de modo que me lo apunto y voy a intentar leerlo cuanto antes.
ResponderEliminarYa cuando leí la reseña de Juan Carlos, me llamo la atención el titulo, y la verdad me gusto pero tu reseña me acabado de convencer, gracias.
Por cierto conozco, solo Salamanca, pero según me han dicho, Léon y Zamora también merecen mucho la pena, las tengo apuntadas por si alguna vez se puede, de momento no.
Besos y buen jueves.
Yo solo he estado un par de veces en Zamora. Es de las tres la que menos conozco, pero la recuerdo acogedora y con mucho encanto. Y su catedral tiene uno de los cimborrios más bonitos que he visto.
EliminarRespecto al libro, aunque tiene mucho humor, no lo metería yo en el género cómico. Cuando la risa te produce escalofríos, es que hay mucho más.
Un beso.
Tengo mi ejemplar, por la vía del mismo mediador. Lo voy leyendo a ratillos, porque tengo entre manos varios novelones. Ironía y humor de trazo grueso o sutil, según venga. Me ha gustado ese hilo conductor geográfico y generacional entre vosotros, un poquito más al sur y llegamos a tierras manchegas y fíjate, mi abuelo paterno es de Valladolid, casi, casi.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo lo leí en unos cuatro días. Leía tres o cuatro relatos cada día y los disfruté mucho. Es la ironía que emplean los buenos escritores y las personas que han reflexionado mucho sobre la vida de este mono que estornuda para reírse del horror. Es de esos libros que ganan con el recuerdo.
EliminarPues te diré que la organización franquista de las regiones anterior a la de león, Zamora y Salamanca metía en la región Leonesa a Valladolid y Palencia. Yo lo he estudiado, ya sabes cantando como se estudiaba todo (León, Zamora, Salamanca, Valladolid y Palenciaaaa) y recuerdo cuando eso cambió (aunque no recuerdo el año). O sea que casi somos paisanos.
Un beso.
Desde luego el título es curioso. Me ha generado interés todo lo que has explicado de estos relatos.
ResponderEliminarTomo nota de este libro, y te informo que mi lista de pendientes va creciendo por tus reseñas jajaj
Este verano voy a tener mucho tiempo libre, quiero avanzar en las lecturas :)
Un besito guapa
Pues voy a pedir comisión a las librerías y a las editoriales, ja ja. Sois varios los que me decís eso mismo.
EliminarEl título es genial, pero dentro del libro hay relatos con títulos igual de curiosos o más.
Yo también espero tener mucho tiempo en verano para leer, aunque no creo que mi lista lo note porque apunto más de los que tacho y ya son tantos que el que salgan diez o doce ni se nota. Bueno, ya lo pensaré mañana que me agobio.
Un beso.
Lo que desde luego ya es una excelente carta de presentación son los impactantes títulos, al menos el que titula la obra y ese del Cristo. Los libros de relatos son ideales para leerlos mientras vamos en metro, o en casa cuando queremos perdernos en una historia con principio y final. Y siempre, qué caramba... Siempre me ha llamado la atención que en España se tenga a la Narrativa Breve como algo secundario; es como si al comprar un libro prefiriéramos tochos por aquello de que el precio esté más amortizado. En fin...
ResponderEliminarPD. Lo de cerrar los ojos al estornudar es el mecanismo que ha pensado la evolución para que nuestros ojos no salgan de sus cuencas por la fuerza del estornudo. La imagen es brutal, pero escuché esa explicación en algún documental. Un abrazo, y muchísimos éxitos para este autor.
Genial esa explicación de por qué cerramos los ojos al estornudar. Yo tengo alergia al polen por lo que tengo épocas de mucho estornudo y Cuando voy conduciendo he intentado estornudar y mantener los ojos abiertos y ahí es donde me he dado cuenta de que no se puede y de lo peligroso que es.
EliminarLa verdad es que yo siempre he preferido tochos, pero no para amortizar el precio sino porque si las historias me gustan, me gusta que duren y si no me gustan... entonces da igual lo que duren. Pero ya sabes tú que me voy acostumbrando a lo breve y tú has contribuido a ello.
Un beso.
Querida Rosa:
ResponderEliminarTú reseña me ha encantado. Ahora mismito le pasó a Ezequías el enlace porque estoy seguro que le va a gustar muchísimo. A mí desde luego me parece genial y no puedo por menos que agradecer las amables palabras que me diriges. Por otra parte haces un muy buen análisis de lo que en el fondo esconden estos 19 relatos.
Me encanta que a través mío haya podido conocer a este buen escritor que es Ezequías.
Un fuerte beso
Tengo que darte las gracias por haberme hecho conocer estos relatos que me han gustado muchísimo. Como digo más arriba, es un libro que gana en el recuerdo.
EliminarBuscaré alguna de las novelas de Ezequías pues si en relato es así, en novela puede ser genial.
Tras pensar que iba a encontrar humor y encontrarlo efectivamente, descubrí el horror que se esconde detrás de ese humor. O al menos yo lo he visto por allí agazapado. Ya sabes que me gusta hacer mis propias interpretaciones de lo que leo, aunque creo que esa interpretación no es solo mía.
Un beso y gracias a los dos.
¡Hola!
ResponderEliminarMe pasa como a María, mi lista de pendientes crece enormememte gracias a tus reseña.
Tiene muy buena pinta, muchas gracias por traerlo.
Muy feliz día.
Pues me alegro mucho de servir de guía para vosotras.
EliminarSí te animas con el libro, seguro que te gusta y te divierte (aunque también te asuste un poco).
Un beso.
Me alegro de que se publiquen recopilaciones de relatos, pues (quizá sea una percepción personal equivocada) me da la impresión de que no es un género del que hayan muchas publicaciones de autores españoles. Solo desde hace relativamete poco tengo conocimiento de ello, quizá porque, desde que yo me dedico a los relatos le presto más atención al tema, jeje.
ResponderEliminarEnvidia me dan estos autores de relatos que los pueden ver publicados por una editorial. Me imagino (otra suposición aventurada) que el hecho de que Ezequías Blanco dirigiera una revista literaria le ha abierto alguna que otra puerta.
Si en un futuro decido editar una nueva recopilación de relatos, llamaré a la puerta de Huerga & Fierro, jajaja.
He visto que en Amazon (mi proveedor habitual de libros) está esta obra. Quizá me anime a comprarla, pues me gusta ver cómo escriben relatos los demás y aprender de ellos.
Un beso.
Pues yo he leído relatos muy buenos de autores españoles. El tuyo, el de Pedro Fabelo, el de David Rubio (aunque ese lo considero más novela). Y el mejor de todos, no os voy a engañar, el de Carlos Zanón, "Marley estaba muerto".
EliminarNo conocía esta editorial, pero la edición es muy bonita. Los dibujos de los monitos son preciosos.
¿Has mandado tus libros a alguna editorial? De ser así, sigue intentándolo. Y si no lo has hecho, hazlo. Yo creo que lo conseguirás.
Un beso.
Un beso.
ResponderEliminar¡Hola Rosa!
Tanto la tierra del autor, como el ser docente de Lengua y Literatura en otro instituto de otra comunidad y como no, su afición por la creación narrativa, son constantes en mi vida, puesto que mi padre también profesor en el instituto masculino de León era de un pueblo de Zamora, yo seguí luego la tradición familiar, aunque cambié de asignatura. Y para colmo nací en la provincia de Salamanca, como la familia de mi madre. Por tanto, comparto algo de cada una de esas tres provincias, que como bien comentas en tu reciente reseña, constituían el antiguo Reino de León, durante la dictadura franquista.
Por supuesto ya he anotado el título entre mi lista de pendientes.
Un beso.
Eres un resumen patrio de nosotros tres. Tienes en ti misma parte de León, Zamora y Salamanca.
EliminarEspero que te guste y te rías un poco para disipar el espanto. Risa y espanto. La vida misma.
Un beso.
El sentido del humor es el gran antibiótico que ha permitido a la humanidad sobreponerse a una crisis tras otra, podría decir su inteligencia… pero es que el sentido del humor es eso, inteligencia.
ResponderEliminarYa sea un sentido del humor amable, o escabroso como parece ser, según nos cuentas, el de estos interesantes relatos.
Y además, el humor es insuperable para ponernos en evidencia, quitar el maquillaje con el que vamos disimulando las pequeñas, o grandes, miserias de nuestra existencia. Es una cura de humildad necesaria que nos hace pensar relativizando nuestra importancia, bajarnos del pedestal.
Pero es un recurso literario que exige mucho talento y oficio, quizás por eso sea un estilo narrativo infrecuente, aunque es tan seductor...
Esa Región Leonesa del franquismo (León, Zamora y Salamanca) prefiero verla como “La República Literaria” que escribió el murciano, y estudiante de la Universidad de Salamanca, Diego de Saavedra Fajardo.
Un deliciosa reseña, Rosa.
Buen finde.
Totalmente de acuerdo contigo. Tener humor para saber reírse de uno mismo es señal de inteligencia. Lo que no soporto es a los graciosillos que solo saben reírse de los demás, pero ni saben reírse de sí mismos no consienten que nadie lo haga.
EliminarMe gustan esos libros que utilizan el humor sabiamente para hacer digeribles las miserias que cuentan. Por otra parte, llevar al absurdo ciertas situaciones, pone en evidencia lo ridículas que pueden ser.
Respecto a la "República Literaria" de Zamora y Salamanca no estoy muy enterada, pero León ha dado escritores para llenar un tren. Vázquez Montabán bromeaba con ello en "El quinteto de Buenos Aires" creo recordar.
Un beso.
El título es ingenioso. LO mejor de los relatos es que en cualquier fila para pagar deudas, en el transporte público o mientras esperas que te atiendan en el médico; te los lees de a poquito pero al final te parece que fue muy rápido que lo acabaste.
ResponderEliminarSe nota que lo disfrutaste. Ojalá me tope con el libro un día.
Saludos.
Es cierto que se leen en cualquier rato perdido en cualquier situación que te deje un poco de tiempo. Pero yo prefiero leerlos como cualquier otro formato, con tranquilidad, sentada en mi sillón o tumbada en mi cama. Y cuando me gustan, demoro la lectura para que me dure algo más y para que me dé tiempo a pensar y madurar los relatos. Así es que sí, totalmente cierto que lo disfruté.
EliminarUn beso.
No suelo leer relatos y eso que son muy versátiles y además los puedes coger en ratos muertos, tendré que hacerme con algún libro y este que tu nos presentas hoy con toque de absurdidad y humor me parecen muy buen candidato.
ResponderEliminarYo tampoco era muy amiga de relatos, pero he ido leyendo algunos libros muy buenos, con muy buenas recopilaciones de relatos y me voy aficionando. En muy pocas palabras se puede contar todo un mundo y me he dado cuenta del gran mérito que eso tiene.
EliminarUn beso.
Ángel Aguado, quien fuera periodista de El País, se ha marcado este articulito sobre los "monos estornudantes" en su blog "El escaparate ignorado"
ResponderEliminar😂 https://escaparateignorado.com/2019/06/02/solo-hay-una-clase-de-monos-que-estornudan/
Como me hubiera gustado estar en Madrid y haber podido asistir a esa firma. menuda envidia me dieron Juan Carlos y Paloma, pero de momento, no puede ser.
Eliminargenial también es el cuento de "La romería de los cabrones". me hubiera gustado hacer un comentario de cada uno, pero luego me acusan de destripar libros.
Un beso y muchas gracias por pasarte y por el enlace.
Releyendo esta respuesta a raíz de preparar mi entrada sobre "Tierra de luz blanda", descubro todas las mayúsculas que he asesinado. La culpa es del ordenador. No sé por qué se empeña en burlarse de mí anulando mis mayúsculas. Yo juro que las pongo.
EliminarPues qué quieres que te diga, Rosa, me has ganado para la causa, o sea, para leer este libro. Y mira que soy complicada con el sentido del humor pero me da que a estos relatos les iba a sacar miguilla.
ResponderEliminarDesde luego, originalidad en cuanto a títulos al autor no le falta.
Besos
Yo tampoco soy de risa fácil, pero cuando me río me río con ganas y el humor inteligente me tiene ganada desde el principio. De ese hay mucho en este libro, humor inteligente, ácido, crítico; humor del que es capaz de estirar las situaciones hasta volverlas absurdas y dejarlas en evidencia.
EliminarImposible no sacar mucha miga de cada relato.
Un beso.
Me gusta lo que nos cuentas de esta lectura Rosa, porque yo sí soy mucho de relatos, y más cuando el humor está presente. Me gusta que el autor sepa sacarme una sonrisa por medio de ironías, situaciones absurdas, personajes variados...como dices los títulos de estos relatos son de lo más originales, desde luego llaman mi atención, y seguro lo voy a tener en cuenta.
ResponderEliminarAbrazos Rosa.
Es un libro que resulta muy especial porque el humor se mezcla con hechos duros y a veces escabrosos, con lo que resulta una mezcla de humor negro, terror, absurdo inteligente... Muy recomendable.
EliminarUn beso.
Me gusta un buen libro de relatos y, por lo que nos cuentas en tu reseña, este merece la pena leerlo. Y, como comentas en el antepenúltimo párrafo, es para dosificar su lectura y así disfrutarlos mejor. Besos.
ResponderEliminarMuy bueno. Ya sabes que yo no soy (era) muy de relatos, pero últimamente, estoy entrando por ellos porque la verdad es que, si son buenos, guardan en sus pocas páginas (incluso poca lineas) mucho contenido.
EliminarEste libro, concretamente mezcla humor y crítica y realidad y fantasía y horror, pero todo atenuado por la sonrisa cuando no por la carcajada.
Conviene no leerlos de una sentada porque se disfrutan más poco a poco.
Un beso.