"Pastores del mal" Félix García Hernán

«Había leído que la mayor parte de los implicados estaban ya en prisión, pero también que el cerebro de toda la organización se había ido de rositas. Ahora, en el Empordà, mirando la hostia que elevaba el cura, se preguntaba cómo un Dios justo lo había permitido. 

Sintió un escalofrío al recordar lo que Javier Gallardo le había contestado cuando le hizo llegar esa misma pregunta: "Si Dios existe, espero que tenga una buena excusa para el abandono en que tiene sumido al mundo"».

No es así como empieza Pastores del mal. Así es casi como termina. Siempre los cabecillas se van de rositas. Pero tampoco es así como termina el libro y para saber si realmente el cerebro de la trama se va de rositas tendrás que leerlo. El cerebro de toda la organización es un cerebro listo, muy inteligente. Casi tanto como perverso, y en la organización que ha creado hay cerebros tan perversos e inteligentes como el suyo. Y pertenecientes a personas tan importantes o más que él. 

Pastores del mal nos pone ante los ojos una realidad que nos estremece. ¿Pueden personas tan importantes, tan influyentes, las que luchan (deberían luchar, pero usan la lucha como tapadera) por los derechos humanos, por la defensa de los más desfavorecidos, ser capaces de tamañas aberraciones contra los mismos a los que se supone que protegen? ¿Puede la necesidad llevar a las personas a negociar con lo que más deberían querer y alejar de todo daño? ¿Puede ser tan poderosa la avaricia como para exponer a quien depende de uno y está bajo su poder y protección a los mayores daños imaginables?  

Esta es una historia de ficción. En ningún sitio se dice que esté basada en hechos reales y sin embargo sabemos que, si no esos mismos, otros muy parecidos se producen a diario. Y es que el libro trata de la pederastia. Niños que son utilizados para satisfacer las especiales preferencias de algunos seres con una sexualidad, no sé si enferma o pervertida, pero en todo caso anómala. 

Pastores del mal empieza con un cura febril. Empieza en Barcelona, en la Travessera de Dalt. El padre Damián no pasa por su mejor momento. Vive alterado y deprimido. Siempre se ha enfrentado a sus errores y fallos, pero ahora se siente incapaz y es que «Antes no estaba solo, tenía como aliada una fe sin fisuras, de la que ahora carecía. Sentía que el Dios al que había dedicado su vida ya no estaba a su lado, guiándolo y protegiéndolo. Sus fuerzas estaban al límite, y no conseguía dar con ellas para poder salir de la abominación que estaba viviendo». Poco puede imaginar el padre Damián hasta qué punto el Dios que lo protegía ha decidido abandonarlo. Poco puede imaginar lo pequeños que son sus problemas en comparación con lo que se le viene encima. 

Tras quedarse dormido en el sofá con la urgencia de la fiebre, se despierta y decide acostarse en la cama y es allí donde le aguarda lo que va a constituir en los próximos meses su peor pesadilla. «Los ojos del cadáver seguían abiertos. Damián los cerró y fue entonces cuando percibió las manchas moradas en el cuello de Oriol Recasens. Para su estupor, lo que pensó que era un collar en realidad era un rosario infantil, tan pequeño que a Damián le costó trabajo poder sacárselo por la cabeza».  Y el rosario no le resulta desconocido al padre Damián. Es el mismo que le regaló su madre cuando hizo su Primera Comunión. 

Lo suyo hubiera sido llamar a la policía, pero ¿cómo explicas la presencia en tu cama del cadáver estrangulado de un niño al que conoces y por el que has mostrado cierta predilección? ¿cómo convences a todos de que tú no eres otro cura pederasta con la que está cayendo en la Iglesia respecto a ese tema? Damián recoge el rosario, que le es muy querido y huye. Huye hacia el único lugar que le resulta seguro. Se va al valle de Taüll donde ejerce de párroco de la zona mosén Estanis, un antiguo discípulo. Y mosén Estanis, por supuesto, cree en la inocencia de su antiguo maestro y como no se le ocurre nadie más a quién acudir hace uso de un número de teléfono que tiene y se pone en contacto con Raúl Olaya, inspector jefe de la policía nacional en Madrid. 

A partir de ese momento, la acción vuelve a estar protagonizada por el propio Raúl Olaya y por Javier Gallardo, ahora jubilado, pero incapaz de negarle nada a mosén Estanis a quién le debe la vida de su hijo y la suya propia por sucesos acaecidos un año antes. Ambos policías (uno ya ex policía) junto con el comisario de los Mossos d’Esquadra, Francesc Rodadera, se empeñarán en demostrar la inocencia del padre Damián.

Saltándose la disciplina policial, a espaldas de sus mandos, sin saber en quién pueden confiar o quién está implicado en la trama, se enfrentarán a todo tipo de dificultades para poder ayudar al padre Damián, aunque en principio no estén muy convencidos de su inocencia. De Barcelona a Roma y a Nueva York tras la pista de una red de pederastas perfectamente organizada en la que hay políticos, banqueros, colegios religiosos, obispos... una red que funciona en América y Europa y que hace millonarios a sus componentes además de satisfacer las miserias sexuales de cada cuál. Una investigación capaz de revolver el estómago al más templado, y así le sucede a Javier Gallardo porque «de todos los delincuentes contra los que había luchado en su época de policía, no había ninguno a los que odiara tanto como a los pederastas. En su escala de valores, el último peldaño lo ocupaban los que se dedicaban a abusar a los que menos defensa pueden ofrecer: los niños».

Félix García Hernán

Hace ya más de un año que cayó en mis manos Cava dos fosas, un libro de un autor totalmente desconocido para mí: Félix García Hernán. Lo vi en un blog y algo de la trama me atrapó y lo compré de inmediato. La novela supuso todo un descubrimiento para mí. Me gustó tanto que supe que tenía que seguir a este autor muy de cerca y en cuanto salió su segunda novela, Pastores del mal, me hice con ella. No me ha decepcionado en absoluto.  En ella volvemos a encontrarnos con personajes que ya habían aparecido en la primera, pero en este caso, en una investigación que bucea en el lodo de la pederastia. Es este un tema sobre el que se ha escrito (se escribe) mucho últimamente. No me extraña porque cada vez se descubre que en las cloacas del submundo es una de las lacras más frecuentes. Padres, policías, profesores, entrenadores, sacerdotes, políticos, médicos... ningún estamento de la sociedad está limpio de contar entre sus componentes especímenes de estos seres. Se ha escrito (se escribe) mucho, pero nadie como Félix García Hernán ha construido una trama tan perversa, tan endiabladamente sutil, tan enfangada en las alcantarillas de la sociedad. Y además, una novela que engancha, que cuesta soltar de las manos y que recomiendo a cualquiera. Como ya recomendé, y sigo recomendando, Cava dos fosas. 

Título del libro: Pastores del mal

Autor: Félix García Hernán
Nacionalidad: España

Editorial: Alrevés

Año de publicación: 2021

Año de publicación original: 2021

Nº de páginas: 390