"La inquilina de Wildfell Hall" Anne Brontë
«Querido Halford: La última vez que nos vimos, me obsequiaste con un relato muy interesante y pormenorizado de los acontecimientos más notables de tu vida, ocurridos con anterioridad a nuestro primer encuentro; y a continuación me pediste a cambio parecidas confidencias. No encontrándome en aquel momento en un estado de ánimo propicio para la narración, decliné hacerlo, [...] Ahora estoy a punto de obsequiarte con un esbozo —no, no un esbozo—, un relato completo y fiel de ciertas circunstancias relacionadas con el hecho más importante de mi vida —al menos de mi vida anterior a mi relación con Jack Halford—, y cuando lo hayas leído, acúsame, si puedes, de ingratitud y reserva hostil». Con estas palabras, escritas en el prefacio, empieza la historia de Gilbert Markham y su amistad con la misteriosa mujer que ha venido a instalarse en la mansión desocupada de Wildfell Hall. La casa es una ruina en la que se han habilitado unas pocas estancias en las que habita la señora Graham con su hijo Arthur y su criada Rachel.
En la pequeña comunidad, la nueva inquilina es toda una fuente de comentarios, preguntas, dudas y demás novedades con las que entretener el aburrimiento de la vida en el campo. Una vida compartida por unas pocas familias, unos pocos personajes que se conocen desde siempre y para los que cualquier novedad es motivo de comentario por varios meses. Y más cuando el personaje que provoca tales incógnitas es misterioso por sí mismo y parece guardar jugosos secretos.
Cuando comienza la narración de la larga carta, estamos en otoño de 1827 y Gilbert Markham es un joven hacendado que por deseo de su padre, ya muerto, se encarga de la propiedad familiar. Vive con su madre y sus dos hermanos, Rose y Fergus. Su vecindario, formado por unas pocas familias, completa un pequeño reducto social a poca distancia del pueblo. A esas familias ha venido a añadirse Helen Graham, la nueva inquilina de Wildfell Hall, una mujer que enseguida da que hablar. Aunque no es ella quien en realidad da motivos para la habladuría, sino que el ansia de controlar y de interpretar lo hechos de los demás, de juzgar sin conocer, termina haciendo que la moralidad de la mujer sea puesta en entredicho. «[...] no es agradable ser considerada una mentirosa y una hipócrita, que se piense que una practica lo que aborrece, y que fomenta los vicios que desaprueba; no es agradable encontrarse con sus buenas intenciones frustradas y las manos mutiladas por la supuesta indignidad, y atraer la desgracia sobre los principios que una profesa». Y es que Helen Graham es, al menos en apariencia para los que la conocen, una mujer de firmes principios.
Para entonces Gilbert ya se ha enamorado de ella y se ha convertido en el garante de la honradez y la reputación de la mujer, pero Helen tan solo admite una amistad sin compromiso y sin pretensiones. Puesto que no parece que su vecino la disguste, y dada su condición de viuda, es difícil entender su postura. Hasta que Gilbert ve algo que no debería haber visto y que le hace entender los motivos de Helen y cambiar su opinión sobre ella.
Finalmente, ella misma nos dará las explicaciones necesarias en forma de un diario que le entrega a Gilbert. Y es que La inquilina de Wildfell Hall es una historia contada por medio de una larga carta, la de Gilbert a Halford, en la que se intercala el diario de Helen. Se mezclan así dos hilos temporales. El que comienza en 1827, relatado en la carta, y el que lleva a ese momento desde 1821 contado por Helen en su diario.
Un interesante personaje es el que Anne Brontë nos dibuja en esta novela. Helen es una mujer de fuertes principios y de un carácter más fuerte aún. Capaz de mantenerse firme ante un marido caprichoso y egoísta, con asentados sentimientos religiosos que le imponen un deber que marcará toda su vida y sus acciones. Y es ese sentimiento religioso y del deber el que la lleva a seguir caminos muy poco acordes con su independencia de carácter y su temperamento sereno e inconmovible. Un personaje contradictorio, pero sumamente creíble, y una historia de amor y desamor que se va entendiendo a medida que se lee y se entienden mejor los sentimientos del personaje.
Una novela en la que, de nuevo, Anne Brontë nos demuestra que su calidad y su perspicacia psicológica no se aleja en absoluto de las de sus más famosas hermanas. Como ya dije en mi reseña de Agnes Grey, sus novelas son menos apasionadas y menos truculentas que Cumbres borrascosas o Jane Eyre, las que dieron fama a Emily y Charlotte respectivamente, pero su sencillez esconde personajes más pegados al mundo e historias más reales y cotidianas.
Anne Brontë |
La edición de Alba cuenta con un prefacio escrito por la propia Anne Brontë con motivo de la segunda edición de la novela en 1848, cuando ya había pasado el filtro de público y crítica. «Si bien reconozco que el éxito de la presente obra ha sido mayor que el que yo esperaba y que las alabanzas que ha arrancado a unos pocos críticos benevolentes han sido superiores a sus méritos, también debo admitir que desde otros ámbitos ha sido criticada con una aspereza para la que tampoco estaba preparada y que tanto mi juicio como mis sentimientos me aseguran que es más amarga que justa [...] Como la historia de Agnes Grey fue acusada de cargar las tintas en aquellos pasajes que eran precisamente una copia exacta de la realidad, en los que se evitó escrupulosamente toda exageración, de la misma manera, en la presente obra, me encuentro con la censura de describir con amore, "con una predilección morbosa por lo grosero, cuando no por lo brutal", aquellas escenas que no han sido, me aventuraría a decir, más penosas de leer para el más escrupuloso de mis críticos, que de lo que para mí fue describirlas». No he encontrado motivo en ninguna escena para calificarla de morbosa, grosera o brutal, aunque imagino que las preferencias y costumbres lectoras de mediados del siglo XIX se alejan bastante de las de esta lectora del siglo XXI que tiene leídas obras literarias verdaderamente brutales.
Interesantes son también sus palabras acerca de su propia identidad sobre la que, al parecer había controversia al firmar con nombre que deja la duda de si es masculino o femenino. «Respecto a la identidad de quien ha escrito el libro, me gustaría dejar meridianamente claro que Acton Bell no es Currer ni Ellis Bell y, por tanto, no deben atribuirse a ellos sus errores. En cuanto a si su nombre es real o ficticio, poco puede importarles a quienes sólo conocen de tal persona sus obras. Como bien poco, creo yo, puede importar que semejante nombre esconda la personalidad de un hombre o una mujer, tal como uno o dos de mis críticos afirman haber descubierto».
En abril de 2017 decidí leer (o releer) toda la obra de las hermanas Brontë. Con esa intención, y puesto que era la única que me quedaba por conocer, leí Agnes Grey, la primera novela de Anne Brontë. En ella descubrí que a pesar de ser la menos conocida de las hermanas, no era ese desconocimiento, como he apuntado más arriba, debido a su menor calidad. Aquel proyecto fue quedando postergado y han tenido que pasar más de cuatro años para que lo retome leyendo la que fue segunda y última novela de la autora. Espero poco a poco ir completando las lecturas de sus hermanas y la biografía de Charlotte escrita por Elizabeth Gaskell que tengo en lista y comprada desde el citado 2017.
Título del libro: La inquilina de Wildfell Hall
Autora: Anne Brontë
Nacionalidad: Reino Unido
Título original: The tenant of Wildfell Hall
Nacionalidad: Reino Unido
Título original: The tenant of Wildfell Hall
Traducción: Waldo Leirós Álvarez
Editorial: Alba
Año de publicación: 2016
Año de publicación original: 1848
Nº de páginas: 608
Me encantó este clásico y me sorprendí a mí misma poniéndolo en primer lugar entre mis libros preferidos de las hermanas Brontë (aunque está ahí-ahí con "Cumbres borrascosas"). No es solo la agudeza psicológica que tú tan bien señalas, y la prosa y todo lo demás, es que me pareció una novela muy valiente para una escritora de su época y condición. Tremenda. Besos.
ResponderEliminarCumbres borrascosas sigue siendo mi favorito de las Brontë. Al menos por lo que recuerdo porque lo he leído dos o tres veces, pero ya hace mucho de la última. Quería releerlo para este reto particular de las hermanas que llevo incumpliendo desde 2017.
EliminarEsta hermana pequeña tenía una enorme perspicacia para analizar situaciones y personajes y era, como dices, muy valiente en sus planteamientos.
Un beso.
Buenas tardes, Rosa:
ResponderEliminarA mí esta autora me fascina. Hace años que leí sus dos novelas y, aunque son muy diferentes la una de la otra, ambas me parecen fascinantes. La que hoy nos presentas es una obra de un calado social importante, con respecto a la época y a la situación de la mujer en Inglaterra. Su mirada es dura, pero en absoluto grosera ni morbosa, como bien apuntas. Me ha encantado leerte, me parece una gran reseña.
Un abrazo y feliz fin de semana!!
Sí que son dos novelas muy diferentes y en esta hace un retrato de la Inglaterra de la época, de la sociedad rural y de la situación de la mujer absolutamente fascinante. Los prejuicios, la maledicencia, la envidia, el deber, la religión... detalles esgrimidos por unos para su propio deleite o por su propia maldad y padecidos por otros sin motivo, pero sin piedad. Y, desde luego, ni grosería ni morbo; ni ahora ni entonces. Creo más bien que la grosería y el morbo estaban en las sucias mentes de esos críticos.
EliminarUn beso.
Una historia muy sorprendente para la época, ¿verdad?, tanto en la forma como en el fondo de lo que cuenta y lo directa que resulta la crítica. Y qué cerca estamos todavía de ciertos comportamientos... Un beso, Rosa. Muy buena reseña, coincido en todo contigo.
ResponderEliminarEs una novela muy actual en forma sobre todo, pero también en el personaje de esa mujer, siempre irreductible, aunque pegada a sus principios.
EliminarFue tu reseña la que me hizo rescatar este libro de mi estantería de pendientes. Te lo agradezco muchísimo.
Un beso.
Me encantó esta novela. Lo bien perfilado que están los personajes y muchos de los temas que trata, que lo hacen un libro adelantado para su época.
ResponderEliminarBesotes!!!
Creo que Anne Brontë, puede que por ser la más joven de las hermanas, es la más moderna. Sus novelas son más realistas en el contenido y más originales en la forma. Aunque es cierto que salvo Shirley, de Charlotte Brontë, que lo leí en 2017, el resto me quedan ya lejos en el recuerdo.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, la leí hace muchos años y me gustó muchísimo. Me pareció muy valiente por parte de la autora tratar el tema del alcoholismo como lo hace y la crítica a la situación de la mujer dentro del matrimonio. En algún momento volveré a releerla porque es de esas historias que ganan con las relecturas. Besos.
ResponderEliminarTambién me ha gustado su valor para describir hombres débiles, vencidos por sus vicios, de una catadura moral muy por debajo de los personajes femeninos, aunque también hay cada una...
EliminarEl personaje de Helen se sale de todos los cánones de la época y es muy original.
Merece una relectura.
Un beso.
Parece que últimamente las historias decimonónicas o situadas en el XIX me persiguen. Además por las fechas, la década de los años 20 del XIX, viene "La inquilina de Widfell Hall" a coincidir en el tiempo con el desarrollo de la novela histórica de Tracy Chevalier "Las huellas de la vida" que ahora mismito acabo de publicar.
ResponderEliminarMe atrae de esta novela que reseñas la personalidad del personaje y en cuanto a la autora la forma epistolar que introduce en una parte del relato. Me echa un poquito para atrás su longitud: 608 páginas son muchas páginas para mí en este momento.
Que el largo finde te sea muy provechoso, querida Rosa.
Besos
Realmente la forma epistolar solo aparece al principio y en lugares concretos. Por lo demás es una narración en primera persona entre la que se introduce el diario de Helen que también es relato en tercera persona. No obstante, para la época resulta novedoso.
EliminarLlevo desde que publicaste la entrada con la pestaña abierta para leer y comentar, pero este León deja poco tiempo. No obstante te visitaré
Un beso.
¡Hola!
ResponderEliminarde jovencita me leí varias novelas de las Brontë, escribían muy bien. Esta novela de Anne no tengo en mente haberla leído, pero por lo que cuentas el personaje principal es de los buenos, y esa ambientación en el siglo xix, pues me resulta atractiva. Aunque si te soy sincera, no tengo yo en la cabeza leerla, a la autora, en este momento.
Genial tu reseña y me alegra que la hayas disfrutado
Besos
A mí estos clásicos me dan pereza, lo reconozco, pero cuando me pongo con alguno lo disfruto mucho.
EliminarEntiendo que te apetezca, pero no te veas con muchas ganas. Anímate. Creo que no te arrepentirás.
Un beso.
Hola de nuevo Rosa, pues nada, a apuntar este título. De las hermanas, es a la que menos he leído. Me encantaría tener tiempo para regresar a los clásicos. Me gusta lo que cuentas de este libro. Besos
ResponderEliminarHay tanta novedad que no tenemos tiempo ni momento para volver a los clásicos. A mí me Dan pereza, pero siempre termino volviendo y disfrutando. Te recomiendo esta autora que no es tan famosa como sus hermanas, pero es igual de buena.
EliminarUn beso.
Hola Rosa. Voy regular con las Brönte. Solo he leído a Charlotte, varias veces Jane Eyre que me fascina y el año pasado, Villette, que me gustó muchísimo salvo una cosa del final, cierta ambigüedad.
ResponderEliminarEste de la inquilina lo tengo apuntado, muy recomendado. Y me gusta aunque no sea tan intensamente trágico como las novelas de sus hermanas. Me gusta en especial esa mujer que viene a darle vidilla al pueblo. Puede que se venga en la próxima visita a la biblioteca.
Besos
Yo de Charlotte, además de Jane Eyre, he leído Shirley que me gustó mucho. Eso, las dos novela de Anne que menciono aquí y Cumbres borrascosas de Emily Brontë son todas mis lecturas. La verdad es que solo me queda El profesor y Villette, de Charlotte, para terminar con las novelas de las hermanas. La poesía creo que la dejo pasar.
EliminarLa Inquilina de Wildfell Hall es una novela sorprendente para la época que seguro que te gusta.
Un beso.
Aunque no puedo decir que Cumbres borrascosas y Jane Eyre no me gustaron, sí es cierto que se me hicieron lecturas un poco densas. Tal vez por eso no me animé con la tercera de las Brönte (pobre, ¡qué injusto!), pero sé que tengo que darle una oportunidad. Sobre todo porque creo que me va a gustar más que sus hermanas...
ResponderEliminar¡Besos!
Creo que Anne es menos densa que sus hermanas, aunque leí hace tanto Jane Eyre y Cumbres borrascosas que hablo un poco de memoria. Quiero releer ambas. Creo que Anne Brontë te puede gustar más porque es menos truculenta, más realista y habla de un mundo más pegado al suelo. Ya nos contarás.
EliminarUn beso.
Hola.
ResponderEliminarTengo que leerla. Leí Agnes Grey después de tu reseña y me gustó mucho. Mi favorita siempee será Jane Eyre, pero estas tres hermanas eran únicas, especialmente si tenemos en cuenta su vida. Les veo un gran mérito.
Muy feliz semana.
Yo recuerdo con más gusto Cumbres borrascosas que Jane Eyre. De hecho, la primera la he leído dos o tres veces, mientras que la segunda, solo una. Quiero releerlas las dos y leer otro par que me quedan de Charlotte (Shirley la leí en 2017, y ya con ellos dar por completada la obra narrativa de las hermanas. Si luego completo con la biografía de Charlotte, de Elizabeth Gaskell, daré en reto por cumplido, pero no lo veo nada claro.
EliminarUn beso.
Interesante. Aunque me parecen demasiadas páginas para un tema que con menos podría resolverse. Sin embargo, el tema abordado es de mi gusto. Feliz puente.
ResponderEliminarTras leer el libro, creo que no le sobran páginas. Puede que hoy se resolviera con menos, pero el estilo del siglo XIX, era más descriptivo y reposado.
EliminarResulta muy interesante.
Un beso.
Es la única de las Brontë que me queda por leer. He leído Cumbres borrascosas de Emily y de Charlotte he leído Shirley Y Jane Eyre. De momento me quedo con Charlotte, aunque tengo mis más y mis menos con ella. Tengo pendiente de descubrir si su hermana Anne la desbanca en mis preferencias. De hecho quería haberla leído este año (sigo sin decidirme por una en particular de sus dos novelas), pero me temo que ya no me va a dar tiempo. Espero, pues, que sea para el 2022 y no seguir postergándola más.
ResponderEliminarBesos
Pues los mismos tres había leído yo hasta que me animé con Anne Brontë. Me sorprendió su realismo, su valentía, el trato que daba a sus personajes femeninos y lo modernos que resultan.
EliminarA ver si me animo a leer lo que me queda y a releer lo que ya hace muchos años que leí.
Anímate. Creo que te gustará.
Un beso.
Justo ahora estoy leyéndolo, gracias a una reseña de la compañera Marta. Lo dejé al llegarme el libro del compañero José Espí "Máscara sin nombre", y de nuevo lo he retomado. Tu reseña viene de lujo para la mejor comprensión de su lectura.
ResponderEliminarEstoy en ello y lo estoy disfrutando.
Un beso, Rosa, y mil gracias por todos tus trabajos.
Yo también empecé a leerlo por la reseña de Marta. Lo tenía hace mucho tiempo apuntado ¡y comprado! y ahí estaba en la estantería de pendientes que no es tan infinita como la lista, pero le falta poco.
EliminarMe alegro de que me hayas recordado el libro de José Espí porque es otro de los que están en la misma estantería.
No me extraña que lo estés disfrutando porque es un libro que atrapa y en el que hay personajes, sobre todo Helen, inolvidables. Unas mujeres, Helen y Anne, adelantadas a su época.
Un beso.
Hola,
ResponderEliminarotro de mis eternos pendientes. No sé qué me pasa con los clásicos: me llaman mucho la atención y tengo muchísimos en casa pero al final no me decido a leerlos. Tendré que ponerle remedio pronto porque ya son muchos los que tengo sin leer.
Un beso, Rosa
Me pasa un poco lo mismo. Me atraen los clásicos y disfruto cuando los leo, pero me dan una cierta pereza. Imagino que acostumbrada a una literatura más moderna y dinámica da pereza lo clásico, pero son clásicos por algo y casi siempre satisfacen.
EliminarUn beso.
De adolescente leí bastantes novelas de autores franceses del siglo XIX, convirtiéndome en un "francófilo literario". Poco, o muy poco, he leído de literatura inglesa de esa época. De Cumbres borrascosas y Jane Eyre sí he visto sus adaptaciones cinematográficas. La primera vez que las vi me parecieron de un romanticismo caduco, pero la segunda vez (bastantes años después) supe apreciar su valor descriptivo de una época con una mentalidad y costumbres que hoy nos pueden parecer decadentes. Supongo que la diferencia de opinión en comparación con mis lecturas francesas se debe a la edad en las que las leí. De muy joven era tremendamente romántico, algo que fue desapareciendo con los años. Como ahora, en este sentido, he vuelto a la juventud, creo que la lectura de las obras de las hermanas Brontë me resultaría muy satisfactoria.
ResponderEliminarUn beso.
Entre los quince y los treinta años prácticamente sólo leí libros del siglo XIX, de cualquier nacionalidad. Lo más moderno fueron los españoles de la posguerra.
EliminarNo es que fuera romántica. Nunca lo he sido, pero eran historias que me gustaban por lo universales y porque, confieso, era muy ignorante de la literatura del momento.
Creo que las Brontë te gustarían.
Un beso.
No he leído a esta tercera hermana Brontë, y debo corregir esa situación. Rosa Montero escribió sobre ellas y todo lo que contó me pareció muy interesante; recuerdo que recalcó la calidad de Anne. Sobre las tres hermanas también hay una novela de cierta calidad de Ángeles Caso (Todo ese fuego). Me apunto esta que traes.
ResponderEliminarUn beso.
Leí la novela de Ángeles Caso y fue cuando decidí releer o leer toda la obra de las Brontë. Con esta novela completo la bibliografía narrativa de Anne (con la poesía de las hermanas no voy a meterme). Quiero leer también cosas escritas sobre ellas. Tengo en mi estantería la biografía de Chalotte escrita por Elizabeth Gaskell y el libro de Rosa Montero Historias de mujeres. Espero darles una oportunidad no tardando mucho.
EliminarDe momento, te recomiendo a Anne Brontë.
Un beso.
Hola Rosa. Menuda novela, a mí me impactó mucho, porque no esperaba que fuese tan valiente. Fue mi primer contacto con Anne y al terminarla me quedó la sensación de que estas tres hermanas eran muy portentosas, no por igual porque a cada una las siento diferente, cada cual con su estilo, pero crearon obras magníficas a su manera. Esta de Anne no sé si está a la altura de Cumbres borrascosas o Jane Eyre, para mí es que estas dos ultimas también son muy queridas, pero igualmente es digna merecedora de sentarse junto a ellas. En fin, que me gustó mucho y también la protagonista me pareció muy creíble, aunque no llegué a casar del todo con ella me pareció un personaje muy bien construido. Muy buena historia. Luego leí Agnes Grey y sí aprecié que estaba por debajo de esta, la leí bien pero no es comparable a su Inquilina. Ahora estoy leyendo la última novela de las hermanas Brontë que me faltaba por leer, Shirley de Charlotte, me está gustando bastante de momento. Un abrazo.
ResponderEliminarA mí me quedan Villette y El profesor, de Charlotte Brontë y con eso habré completado mi lectura de las novelas de las Brontë. Jane Eyre y Cumbres borrascosas las leí de muy joven, hace muchos años, pero quería releerlas. Shirley la leí hace mas de cuatro años para una lectura conjunta en Facebook y me gustó mucho también.
EliminarYo creo que Anne está a la altura de sus hermanas. Es menos romántica, más realista, pero igual de buena. Yo tampoco me sentí muy identificada con la protagonista de esta novela, pero hay que reconocer que, para la época, es muy valiente la propuesta. Yo no sabría decir si Agnes Grey me gustó más o menos que La inquilina... Ambas son muy buenas.
Un beso.
¡Hola Rosa! Formo parte de la iniciativa 'Seamos Seguidores'.
ResponderEliminarYa te sigo de vuelta. Tienes un excelente contenido.
Mi blog es: https://blueshendrix.blogspot.com
Un saludo.
Mucas gracias.
EliminarSaludos