"La conjura de los necios" John Kennedy Toole


Con esta reseña colaboro con el concurso de relatos correspondiente a febrero, de El tintero de oro dedicado a "La conjura de los necios" de John Kennedy Toole. La reseña no participa en el concurso. Tan solo pretende contribuir al homenaje que a la obra y al autor rinde El tintero de oro en este mes de febrero. 

Recomiendo seguir el enlace del párrafo anterior si se quiere conocer más a fondo la vida del autor, una vida que no puedo evitar que me recuerde en algunos aspectos a la de Ignatius.


Tardé mucho tiempo en llegar a La conjura de los necios. El rechazo que siempre, antes más que ahora, me producen los libros que se ven en todas partes, que todo el mundo alaba y recomienda, hizo que de forma premeditada pasara de leerlo en 1982, cuando se publicó en España. Seguramente tampoco sería ajena a ese rechazo la foto de la portada que muestra un personaje absolutamente deplorable. ¿Y sabéis que es lo más deplorable que encuentro en la foto? Sí, lo habéis adivinado, esa pringosa mayonesa que debe estar manchándole la mano con la que sujeta el bocadillo que lo imagino devorando sin piedad, ni por el propio bocadillo ni por los posibles espectadores. Ignatius J. Reilly es un personaje tan deplorable como aparenta en esa foto. O más, porque su comportamiento, sus ideas, sus actitudes, sus palabras superan con creces la idea que nos hemos hecho de él. 

«Una gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso. Las orejeras verdes, llenas de unas grandes orejas y pelo sin cortar y de las finas cerdas que brotaban de las mismas orejas, sobresalían a ambos lados como señales de giro que indicasen dos direcciones a la vez. Los labios, gordos y bembones, brotaban protuberantes bajo el tupido bigote negro y se hundían en sus comisuras, en plieguecitos llenos de reproche y de restos de patatas fritas. En la sombra, bajo la visera verde de la gorra, los altaneros ojos azules y amarillos de Ignatius J. Reilly miraban a las demás personas que esperaban bajo el reloj junto a los grandes almacenes D. H. Holmes, estudiando a la multitud en busca de signos de mal gusto en el vestir. Ignatius percibió que algunos atuendos eran lo bastante nuevos y lo bastante caros como para ser considerados sin duda ofensas al buen gusto y la decencia. La posesión de algo nuevo o caro sólo reflejaba la falta de teología y de geometría de una persona. Podía proyectar incluso dudas sobre el alma misma del sujeto».

Y allí, junto a los grandes almacenes D. H. Holmes de Nueva Orleans, mientras Ignatius espera a su madre, en esas pocas frases con que empieza la novela, ya se nos da una idea física, intelectual y emocional del personaje. Y no solo eso, sino que es también en esa escena, y en otro par de ellas a las que ese inicio da lugar, cuando se nos presentan casi todos los personajes que van a confluir para interpretar una trama tan delirante como absurdamente representante del mundo en que vivimos. 

Angelo Mancuso desencadena la trama al querer detener a Ignatius, personaje al que encuentra muy sospechoso. Claude Robichaux trata de defender a Ignatius de la acción policial y es él mismo el que termina detenido por su presunción de que todos los policías son comunistas. En la comisaría coincide con Jones, un negro al que han acusado falsamente de robar una bolsa de anacardos. Estos personajes van a ir ganando importancia en la trama, pero a ellos hay que unir otros muchos que, en principio, poco tienen que ver entre sí, pero que se van haciendo imprescindibles en distintos momentos del libro y terminan mezclándose para dar paso a una historia tan disparatada como real.

¿Qué puede unir a la autoritaria Lana Lee dueña del dudoso bar Noche de Alegría con la señorita Trixie, la anciana trabajadora de la empresa textil Levi Pants? ¿Qué tienen en común Dorian Greene, el homosexual que compra el sombrero a la señora Reilly (para disgusto de Ignatius, con el señor Clide, propietario de varios carritos de venta callejera de bocadillos de salchichas? ¿Qué nexo podemos encontrar entre Gus Levi, el dueño de Levi Pants y George, un adolescente que se trae algún negocio oscuro con Lana Lee y su antro? Y por último, aunque podría seguir casi ad infinitum, ¿cómo relacionar a Myrna Minkoff, antigua novia de Ignatius, activista en Nueva York de cualquier protesta contra lo establecido, con cualquiera de los demás personajes que saludan desde las páginas de La conjura de los necios?

Pero vamos a entrar un poco, poco, en la trama de esta novela. Ignatius vive una vida sucia e insana en casa de su madre. Comiendo guarradas, bebiendo porquerías y escribiendo en sus cuadernos Gran Jefe su particular y delirante visión del mundo «una diatriba monumental contra nuestra sociedad». Delirante, pero no disparatada, porque Ignatius es una persona de gran cultura. Tiene sus estudios universitarios e incluso ha trabajado como profesor en la Universidad, aunque no duró mucho. Ahora sus días de holganza están próximos a terminar. Su madre ha patinado y ha estrellado el coche contra un edificio, concretamente contra una columna que sustenta un balcón. «Si yo estuviera al volante, daría marcha atrás y me alejaría grácilmente del lugar. Desde luego, alguien va a denunciar esto. Los propietarios de esta ruina de edificio deben llevar años esperando una ocasión como ésta. Es muy probable que echen aceite en la calle al oscurecer para que conductores como tú se estrellen contra su cuchitril —Soltó un eructo y añadió—: Ya se me ha estropeado la digestión. ¡Creo que estoy empezando a hincharme!». Lo malo es que cuando la señora Reilly, siguiendo las instrucciones de su hijo, da  marcha atrás, todo el balcón se precipita sobre el techo del auto.

Por supuesto los Reilly no disponen de los miles de dólares que tendrán que pagar en compensación y es entonces cuando se pone de manifiesto la necesidad de que Ignatius busque trabajo. Más le habría valido a la ciudad de Nueva Orleans hacer una colecta para compensar al dueño del edificio agredido porque Ignatius Reilly trabajando es un peligro mucho mayor de lo que nadie se podría imaginar. Y tal vez espoleado por las constantes cartas que recibe de Myrna Minkoff, se empeña en labores sociales que ni entiende ni comparte. En su primer trabajo en Levi Pants se embarcará en su Cruzada por la Dignidad Mora. Más adelante se decidirá por el Movimiento por la Paz. El resultado lo dejo a los que quieran descubrirlo en la propia novela. 

John Kennedy Toole

Poco a poco, los diferentes personajes y las distintas tramas de cada uno irán confluyendo en un crescendo de absurdo y locura para completar una historia que por momentos nos va atrapando. Y ello a pesar de la repulsa que, en un principio, nos produce el protagonista. Y es que la repulsa se va tornando en ternura, comprensión y casi simpatía, porque aunque es bien cierto que jamás podremos ver el mundo como él lo ve, nada nos cuesta verlo como John Kennedy Toole nos lo muestra a través de Ignatius. Con su personaje el autor nos pone delante un catálogo de las miserias del mundo, miserias que se salen de las costuras de Nueva Orleans (y mira que tiene costuras y está recosida esta ciudad rodeada de agua), para situarnos en lugares y ambientes más cercanos y familiares.  Y es que «Nueva Orleans se parece más a Génova o a Marsella, o a Beirut, o a la Alejandría egipcia que a Nueva York, [...] Nueva Orleans, como La Habana y Puerto Príncipe, está dentro del ámbito del mundo helenístico que nunca rozó siquiera al Atlántico Norte. El Mediterráneo, el Caribe y el Golfo de México forman un mar homogéneo, aunque interrumpido». (A. J. Liebling, The earl of Louisiana

No voy a hablar del autor ni de la historia de esta novela y su azarosa publicación porque en El tintero de oro, se nos dan datos mucho más pormenorizados e interesantes que los que yo podría ofrecer. Animo a quien tenga interés en pasarse por el Tintero a que lo haga sin demora. El libro adquiere otra entidad tras leer lo que allí se nos cuenta. 

Este libro participa en el Reto Autores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra T.

Título del libro: La conjura de los necios
Autor: John Kennedy Toole
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: 
A Confederacy of Dunces
Traducción: J.M. Álvarez Flórez y Ángela Pérez
Editorial: Anagrama
Año de publicación: 1982
Año de publicación original: 1980
Nº de páginas: 368

Comentarios

  1. Una estupenda reseña, Rosa.
    Yo leí esta novela hará unos cinco años y la recomendó efusivamente mi profesora del taller de escritura creativa al que asistía. Al mencionar las características de ese personaje tan "especial" (dejémoslo así) y, sobre todo, las vicisitudes que sufrió esta novela antes de acabar siendo publicada. una vez fallecido su autor, así como los pormenores de la vida y muerte del mismo, me llamó tanto la atención que decidí leerla de inmediato. Y no me defraudó un ápice. La disfruté como pocas veces he disfrutado de una lectura, posiblemente por la originalidad de la trama. Algo parecidp me sucedió con Bartlevy, el escribiente, de Herman Melville, otro personaje atípico, con la diferencia respecto a Ignatius que este, a pesar de su desagradable conducta y aspecto, me acabó resultando mucho más simpático.
    Un beso.

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    1. Yo creo que prefiero a Bartleby. Cuando estaba leyendo la novela de Melville me entraban ganas de llevarme a casa al oficinista, se lo veía tan indefenso y desvalido (aunque nada de ello fuera cierto) y con Ignatius jamás tuve esas tentaciones. Es cierto que terminas por cogerle cierto cariño, pero no es menos cierto que es un personaje insufrible. Pagado de sí mismo, egoísta hasta el límite, criticando a todo el mundo... Termina estando más desvalido que Bartleby y está totalmente incapacitado para el mundo en el que vive. Eso es lo que terminó por reconciliarme con él, pero reconciliada y todo, lo sigo encontrando insufrible. La novela es muy buena, sí. Tiene una visión del mundo demoledora.
      Un beso.

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  2. La forma de presentar al personaje es tremenda, ¿verdad?, y ya marca el tono de toda la novela. No es una historia fácil pero una vez que entras en ella el mundo de Ignatius te atrapa enseguida. Satírica a más no poder y muy crítica también. Estupenda tu reseña, Rosa. Un beso.

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    1. Lo has definido de maravilla: la historia no es fácil, el personaje es deleznable, pero la historia que cuenta y el mundo que muestra te van entrando hasta llenarte por completo. Como digo más arriba, es de las lecturas que ganan con los días. Fantástica.
      Un beso.

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  3. ¡Hola! No conocía este libro, y aunque no soy de este tipo de libros me parece de lo más interesante por lo que cuentas, así que me lo apunto. Genial reseña, besos :)

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    1. Eso es porque eres muy joven, ja, ja. Cuando salió el libro en España en 1982 fue un boom del que era difícil no enterarse a poco que te gustara la lectura. Luego ya, la cosa fue bajando y para 1995 cuando lo leí por primera vez estaba ya un tanto olvidada la fama inicial, pero ya se había convertido en un clásico. Ojalá lo disfrutes.
      Un beso.

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  4. Que personaje Ignatius!
    Causa rechazo y a la vez no se puede dejar de leer.
    Gracias por tu reseña!

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    1. Un personaje como hay pocos, en efecto. Y una novela inolvidable.
      Un beso.

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  5. No he leído el libro pero sí que es verdad que he visto muchas críticas de la novela. Me ha gustado mucho tu reseña, sobre todo en la presentación del principal protagonista y como muestras el argumento del libro. Parece ineresante, así que me lo apunto. Conozco el reto "De la A a la Z" de Lecturápolis. Suerte con él.
    Saludos

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    1. La novela es todo un clásico que me imagino que gusta o espanta, pero no deja a nadie indiferente. Y el protagonista es todo un personaje. Muchas gracias por tus palabras y por tus deseos para el reto de Lecturápolis. Espero cumplirlo. Así ha sido los años anteriores y me gustaría que este también se repitiera, aunque nunca se sabe.
      Un beso.

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  6. Desde luego un personaje que no resulta indiferente, por lo que cuentas. Es de esas novelas que siempre me digo que tengo que leer pero entre tanto pendiente, no le llega su turno. A ver si me animo.
    Besotes!!!

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    1. Sé lo que dices Así tengo yo varias novelas, más o menos clásicas, pensando que tengo que leerlas, pero no viendo nunca el momento. Ignatius es un personaje adorablemente odioso.
      Un beso.

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  7. Nunca he entendido porque me atrae tanto el personaje de Myrna, que segun parece NUNCA esta directamente en las acciones que narra el libro, y solo interviene en el libro mediante cartas.

    Algunos dicen que Myrna es un homenaje a una de las influencias de Kennedy: la autora Flannery O'Connor, muy hemosa ella y que tambien se suicido.

    Esa muerte de su autora favorita tambien pudo haber precipitado los tragicos eventos relacionados con el autor de esta comedia tan aguda.

    Me ha impactado tanto Myrna, que he comenzado a escribir carta en ese estilo llamado "Minkoffiano", trate de usar la tecnica para el concurso....

    con resultados mixtos.... ya que muy pocas personas han leido el libro o si lo leyeron no recuerdan exactamente a la Gran Myrna.

    Me ha encantado tu resena, y vaya, buen consejo.... NO correr por esos libros de los que todo el mundo habla....

    es decir Hoy en 2023.... ya ha pasado la fiebre y podemos ver las cosas con otros ojos.

    Una cosa.... he leido el libro pero me faltan unas 100 paginas, sin embargo a veces me parece algo aburrido.....

    espero terminarlo antes del Verano

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    1. Myrna es un personaje tan fascinante como Ignatius, aunque bien cierto es que aparece muy poco directamente y no te quiero decir cómo ni cuándo puesto que aún no has leído el libro del todo. Esta vez creo que el boom que supuso el libro en 1982 estaba justificado, pero es cierto que con la perspectiva del tiempo y los años que una misma ha ido cumpliendo, se ve con otros ojos. También es cierto que muchas de las cosas que critica siguen igual de vigentes que entonces.
      A mí, me costó un poco entrar en el libro, pero enseguida me cautivó y en ningún momento se me hizo aburrido.
      Un beso.

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  8. John Kennedy Toole y su única novela, La conjura de los necios, se merece una buena reseña como la que acabas de ofrecernos. Yo leí esta novela hace bastante, antes desde luego de tener el blog. Debo de tener por algún lado una especie de resumen o recordatorio que solía hacerme cuando daba clase de literatura por eso de que a los chicos lo que más les agradaba era que les contases historias y no siempre podías retener todos los extremos. la buscaré y si la encontrase podría volver a leer la novela y hacer una reseña como es debido.
    Leo a Josep que le cae mejor Bartleby que Ignatius. A mí desde luego Ignatius me da cierto repelús, aunque como tú dices a la larga le tomas cariño; a Bartleby le debo una visita y se la tengo que hacer ya pues es personaje importantísimo en la novelística de Vila Matas y quiero volver a encontrarme con él para comprender así mejor Montevideo, la novela del autor barcelonés que acabo de leer.
    Un beso, Rosa

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    1. Yo leí primero el Bartleby de Melville y ese me llevó al (a los más bien) de Vila- Matas. Ignatius es otra cosa. Más correoso, más estridente por supuesto. Pero bien es cierto que se le termina cogiendo cierto cariño. Te recomiendo que vuelvas a leer el libro pues creo que le sacarás mucho partido. Y porque me gustaría mucho leer tu reseña, ja, ja.
      Un beso.

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  9. ¡Hola, Rosa! Cómo me alegra que este homenaje te haya animado a "pringarte" de ketchup con el bueno de Ignatius. Ya he comentado por ahí que no puedo ser objetivo con esta novela por la que siento debilidad, creo que es de las pocas que habré releído tres veces. Es algo único, como único es Ignatius. Es un personaje sin ninguna virtud, al menos de las que socialmente se aceptan como tales, pero lo es convencido de ello, de inicio a fin. Hoy día, algún autor hubiera caído en la tentación de dulcificarlo conforme avanza la novela, de traerlo al redil de la sociedad. Toole no osó a semejante infamia. Las personas cambian poco y, como decía la canción de Serrat, cada loco con su tema.
    En la novela se nos muestra en una estructura de colmena narrativa un montón de personajes, que para mí son menos sinceros que Ignatius, ahí está el contrapunto. En realidad cada uno va a lo suyo, pero intenta guardar las apariencias al contrario que Ignatius que no tiene necesidad. Cree en lo que piensa sin importarle las consecuencias.
    Una novela irrepetible que, estoy convencido, se habría convertido en una saga al estilo de Wilt si, desgraciadamente, el autor no nos hubiera dejado tan pronto. Un fuerte abrazo!!

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    1. Lo que hace que termines por simpatizar con Ignatius es esa característica de ser sincero, decir siempre lo que piensa y de hacer una crítica despiadada de todo lo que le rodea. Ciertamente, hoy hubiera sido imposible escribir la novela tal cual está. Ya el propio autor se habría autocensurado. Es demasiado cruda, demasiado sincera, demasiado incorrecta en casi todos los aspectos. Y sin embargo, tremendamente vigente y actual.
      Todos los personajes encajan en la madeja social que se nos pinta y se ambientó en Nueva Orleans porque de allí era el autor, pero podría haberse ambientado en cualquier sitio. Es universal. Y maravillosa.
      Muchas gracias por el impulso para la relectura.
      Un beso.

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  10. Un título de siempre conocido pero que, tal vez por ello, nunca le he prestado la suficiente atención como para animarme a leerlo. El caso es que por tu reseña creo que este libro me podría gustar: esa historia delirante, ese personaje que provoca rechazo a la par que nos conduce por una historia que nos va atrapando sin remedio, esas miserias de la sociedad que subyacen a la historia,... En fin, otro para la lista y muy a mi pesar.
    Besos

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    1. Es toda una experiencia leer las peripecias de Ignatius y compañía. Hay unas cuantas historias, a cada cual más estrambótica; unos cuantos personajes, cada cual más peculiar que el anterior. Al final termina por coincidir todo ello en una aventura narrativa realmente curiosa y de no perdérsela. Creo que disfrutarías esta novela.
      Un beso.

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  11. Hola, Rosa. Me pasa como a ti, que cuando una novela arma mucho revuelo y todo el mundo habla de ella, me saturo y la dejo o bien hasta que pase la fiebre o bien la descarto. Pues esta intenté leerla hace años, igual me pilló joven, a lo mejor ahora me podría gustar porque a veces me gusta leer esta especie de disparates, absurdos, porque no sabes a dónde te van a llevar. La foto de la portada tiene delito.
    Igual lo vuelvo a intentar.
    Besos

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    1. La foto responde exactamente a la descripción de Ignatius. El que la hizo captó perfectamente la imagen que el autor transmite del personaje.
      Entiendo que fracasaras en tu intento de leer la novela. A mí las dos veces me ha costado un tanto entrar, pero he perseverado y una vez dentro se está muy a gusto.
      Un beso.

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  12. Hola.
    Te había dejado un comentario diciendo que yo tampoco soy de novelas de moda alabadas por todos, y que está la leí hace años pero creo que me faltaba edad.
    Feliz semana y gracias por la reseña.

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    1. Pues ayer saqué tres comentarios tuyos de spam, pero ese que dices no lo vi y el spam está vacío. Ciertamente es una novela para leer ya con un cierto grado de madurez. Si no, se corre el peligro de quedarse con la envoltura externa y percibirla como una novela sin sentido. Yo la he disfrutado las dos veces, pero es que ambas era ya talludita, je, je.
      Un beso.

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  13. Buenas tardes, Rosa.
    Otra cosa que tenemos en común, yo tampoco suelo leer libros que causan furor en el momento de su publicación. Con respecto al que nos traes hoy, no lo he leído todavía, por lo que no puedo aportar nada. Sin embargo, me parece francamente interesante todo lo que nos has contado sobre él, comenzando por ese análisis inicial de su portada. Tomo nota de él, muchas gracias.

    Un abrazo y feliz inicio de semana!!

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    1. Es una historia muy interesante. El mundo visto por Ignatius, o más bien por John Kennedy Toole, es un mundo duro, lleno de personajes que sobreviven como pueden, desde el que trabaja en condiciones de esclavitud, hasta quien explota a los demás o acoge a una anciana como si fuera su mascota. Montones de historias a cada cal más cruda. Creo que es un libro atemporal porque el mundo, en lo básico, cambia muy poco.
      Un beso.

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  14. Hola guapa 😘
    He visto muchas veces el libro y me ha echado siempre para atrás el hombre tosco y desagradable que aparece en portada. Me alegra saber que no soy la única 🤦🏻‍♀️🤦🏻‍♀️ aunque tras leerte, no se si darle una oportunidad.
    Besos 😘

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    1. No es una lectura para pasar el rato. Muestra un mundo duro y personajes que repelen (casi todos) o enternecen (casi todos también en algún momento). También es divertido dentro de su crudeza. Creo que es recomendable.
      Un beso.

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  15. Hola, Rosa. ¿Te imaginas a una persona real de carne y hueso con todas las características de Ignatius? Haberlos haylos, seguro, pero es que reúne todas las premisas para hacerlo insufrible y casi que ninguna virtud.
    Gracias a las reseñas de las que sois ya habituales en este tema, Marta, MJ más recientemente, y tú, tenemos el perfil completo del autor y su obra.
    Un beso, Rosa, espero que estés ya del todo recuperada.

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    1. Muchas gracias, Isabel. Sí estoy recuperada totalmente se puede decir.
      Ignatius es realmente repelente, pero hay veces en que me he sorprendido viendo lo perspicaz que es en sus análisis acerca de lo que le rodea. Creo que sus virtudes están todas en el plano intelectual porque en el emotivo... Con el físico no nos vamos a meter, aunque con las guarradas que come se lo ha buscado a pulso. Todo un personaje en todo caso.
      Un beso.

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  16. El comienzo de la reseña es demoledor, sincero y bastante realista con lo que aparenta la portada. Al fijarme en tu descripción me vino a la cabeza nuestro "Torrente" ibérico. Comparto cierto rechazo hacia los libros o películas de los que todo el mundo habla bien aunque se tratan de clásicos. Dicho lo cual, y tras la recomendación de David y tras leer tu excelente reseña, he variado mi opinión y algún día afrontaré la lectura con otros ojos.
    Besos, Rosa.

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    1. Creo que el parecido entre Torrente e Ignatius se da más en lo físico, pues aunque ambos son un tanto repelentes también en su carácter, lo son de una forma muy distinta. Yo el rechazo lo tengo porque pienso que igual la realidad no responde a la fama y a las expectativas creadas, pero este libro responde a la fama que adquirió en aquel momento. Al menos desde mi punto de vista.
      Un beso.

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  17. Hola, Rosa. Para empezar creo que voy a darte un disgustillo: resulta que Kennedy no es el apellido del autor sino un nombre, su middle name, lo que para nosotros viene siendo un segundo nombre. A ello hacía una pequeña referencia en mi post que, por lo que veo, no ha quedado nada clara. Así pues, tendrías que incluirlo para el Reto de Autores de la A a la Z en la letra 'T', debido a que a sus padres se les ocurrió hacer la gracia y ponerle el nombre de un destacado presidente de los EEUU a modo de nombre compuesto. Lo dicho, su apellido es solamente Toole, el mismo que tienen padre y madre del susodicho. Supongo que de ahí salen las listas de autores —que tanto detesto— por orden alfabético de su primer nombre, imagino que para evitar errores de este tipo.
    En fin, dicho lo cual, te diré que me ha encantado tu reseña. Es increíble lo diferentes que son las tres que hemos presentado y lo bien que empastan para completarse unas a las otras.
    Qué decir de este individuo asqueroso que tenemos de protagonista... pues como muy bien alguien me apuntó a mí, que parece la versión americana de Torrente. Será por eso que me resultó tan repulsivo. Aunque he de decir también que es mucho más soportable a mis ojos que el otro. Porque este héroe o antihéroe al menos tiene, a su manera, buenas intenciones. No sé, creo que este es inolvidable y Torrente alguien a quien quieres olvidar cuanto antes y a toda costa.
    Un beso.

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    1. Lo de John Kennedy quedó perfectamente explicado, lo que pasa es que ya tenía la reseña escrita y aunque pensé en modificarlo, lo olvidé. Ahora mismo lo hago.
      Curiosamente a mí también me lo han comparado con Torrente, justamente en el comentario anterior al tuyo. Yo también ceo que Ignatius es más soportable, aunque Torrente tampoco me produce ganas de olvidarle. Solo he visto la primera película, pero le encontré su gracia (tampoco mucha porque no me quedaron ganas de repetir).
      Es cierto que ninguna de las tres reseñas tiene nada que ver con las otras y que las tres se complementan a la perfección.
      Un beso.

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  18. Hola, Rosa. Yo también soy un poco de ir contra lo que tiene que gustar a todos, y si algo de ello me gusta no suele ser por lo que se supone que este despierta pasiones. Pero en el caso de este personaje, creo que no hay división de opinión. Un personaje que te agarra y, como comentas, acabas teniéndole hasta cariño, je ,je.
    Genial reseña, Rosa.
    Un fuerte abrazo!

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    1. La verdad es que casi impresiona más hoy de lo que debió hacerlo en 1982. La ola de corrección que nos invade me hace dudar de si hoy se hubiera podido escribir esta novela tan incorrecta. No obstante, aun entonces, tuvo que ser todo un revulsivo que no me extraña que supusiera tal boom mediático.
      Un beso.

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  19. Una de las grandes novelas de la historia de la literatura. Aún recuerdo el día en que me la recomendaron, en la barra de un bar, durante un evento discográfico allá por 1996. A los pocos días la compré en El Corte Inglés, en la edición de bolsillo de la editorial Anagrama, con la misma portada que ilustra tu post. Desde entonces la he leído tres veces, y las tres han sido una gozada. Ignatius J. Reilly es uno de esos personajes que se te quedan grabados a fuego en la memoria, y eso tiene su mérito, ya que no es alguien especialmente agradable. Aún hoy, cada vez que limpio el polvo de mi biblioteca y tomo mi ejemplar de "La conjura" entre las manos, me veo tentado de volver a leerla, una vez más. Pero, si bien leo algún pasaje por encima, siempre acabo devolviéndola a su sitio, pues tengo tantas lecturas pendientes que me obligo a mí mismo a elegir la siguiente de la lista.
    A quien no haya leído aún "La conjura de los necios", me gustaría decirle que lo/la envidio un poco, pues a poco que se deje atrapar por la historia y los personajes, disfrutará de una obra excepcional, de esas que dejan huella en la memoria.
    Por cierto, para quien no lo sepa o lo desconozca, decir que hay otra novela publicada del mismo autor, John Kennedy Toole. Su título es "La biblia de neón". Yo aún no la he leído (forma parte de mi lista de pendientes), pero espero hacerlo muy pronto. Si es la mitad de buena que "La conjura", intuyo que voy a pasar muy buenos ratos de lectura.
    Un abrazo, Rosa.

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    1. La leí por primera vez poco antes que tú, en 1995. Me gustó y me sorprendió mucho, pero he de reconocer que no me entusiasmó tanto como a ti. De no ser por el Tintero de Oro no creo que la hubiera releído. Y la verdad es que me ha gustado mucho. Han pasado más de veinticinco años y creo que la he entendido, no sé si mejor, posiblemente, pero sí de otra manera.
      No sé cómo será La biblia de neón, pero me temo que no estará ni con mucho a la altura de La conjura. Igual me equivoco, pero ese acierto se tiene una vez en la vida. Una novela realmente sobresaliente.
      Un beso.

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  20. Hola. Rosa. Leí hace mucho tiempo este libro y me ha encantado recordarlo con tu reseña. Es una lectura original y extraordinaria. Un lujito lector desde la primera hasta la última página. Este libro lo presté y no me lo devolvieron, parece que gusto tanto como a mi ya que no regreso a mi librería.
    Gracias, besos y felices lecturas.

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    1. Lo de prestar libros es muy arriesgado. Puedes perder libro y amigo.
      La conjura de los necios es una novela fantástica, y esta segunda vez me ha gustado más aún.
      Un beso.

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  21. Hola Rosa. Un personaje este Ignatius que a primera vista es más bien repelente y no podemos evitar que nos caiga mal, pero con el avance de la lectura se le llega a coger cierto cariño. Yo aún estoy a medias con la novela, y reconozco que me cuesta entrar en ella, veremos cuando la acabe. Buena reseña, que nos da las pinceladas necesarias para animarnos a la lectura. Un abrazo.

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    1. A mí me costó entrar al principio, pero una vez dentro, me costaba salir. Es curioso porque las dos veces que la he leído he sentido lo mismo. La verdad es que esta segunda vez la he encontrado aún mejor que la primera. Imagino que treinta años casi me han dado otra perspectiva. Es fantástica.
      Un beso.

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  22. Hola Rosa, leí la novela dos veces hace ya un montón de años y las dos para clubs de Lectura y recuerdo que el personaje principal me pareció atractivo y al mismo tiempo repelente, y eso en mi opinión dice mucho de su autor porque no todo el mundo lo consigue. Por ahora no está en mis planes releerla, pero quien sabe. Besos.

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    1. Es todo un logro porque Ignatius empieza causando repulsión y, aunque una cierta repulsa es constante a lo largo de la novela, se le termina cogiendo cariño y entendiendo su postura. Es una pena que el autor se suicidara tan joven. Por lo que significa para él sobre todo, pero también egoístamente por lo que pudiéramos haber disfrutado sus obras.
      Yo no creo que la hubiera releído de no ser por el Tintero de Oro.
      Un beso.

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  23. Es de esos libros que yo ya considero un clásico. Lo leí hace, ni me acuerdo pero lo que sí sé es que me gustó muchísimo. Con una trama muy bien hilada y excelentemente escrito. Un éxito. Veo que también te ha gustado. Magnífica reseña. Besos

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    1. Todo un clásico. Era la segunda vez que lo leía y sí que me ha gustado mucho. De hecho más que la primera vez y eso que ya me había gustado.
      Una trama delirante, elaborada y muy bien llevada. Y, efectivamente, muy bien escrito.
      Un beso.

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  24. Una lectura que me impactó cuando la leí. Momentos hilarantes, absurdos... que me hicieron reír, pero nada de alegría ni de optimismo en el fondo. Como bien dices, ahí detrás hay mucho y no precisamente positivo. Una fuerte crítica a la sociedad, hay desesperanza y tristeza; Ignatius nos lo pone algo difícil, es por decirlo de alguna forma poco digerible (como dices, especialmente al principio, luego empiezas a comprender), pero en su locura hay muchísima cordura también. Un título especial, que me consta que causa impresiones bastante polarizadas. Merece la pena descubrirlo por una misma. Me lo has traído a la mente y me has recordado esta experiencia lectora que fue muy diferente y que disfruté de una manera peculiar.
    Un abrazo.

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