"Los años de la espera" Jordi Sierra i Fabra

Esta es la segunda entrega de la trilogía de Jordi Sierra i Fabra El tiempo del exilio. La primera, Los años oscuros, la leí ya hace más de dos años. 

Si Los años oscuros abarcaba desde 1939, año en que nuestros personajes embarcan en el Sinaia con destino a Méjico, hasta 1944, Los años de la espera retoma la historia cuatro años después de dejarla en la novela anterior, en 1948, para llevarla hasta 1968. También en esta ocasión se empieza con un prólogo que es una conversación escrita en cursiva entre dos personajes desconocidos, uno que cuenta la historia y otro que le va haciendo preguntas acerca de la misma. Ambos son desconocidos para el lector, ambos hablan de todos los personajes en tercera persona. Ninguno corresponde a los personajes conocidos cuyas andanzas se van siguiendo: los Puig, los Alacaraz, Lorenzo Vilá y Berta Aguirre. Su conversación, al igual que en Los años oscuros, abarcará toda la novela alternándose con las andanzas de los personajes.

«—¿Por qué la segunda parte de la historia comienza en 1948?

—En una vida no siempre suceden hechos relevantes a cada momento. Después de las convulsiones y el estallido de la violencia producido en 1944, todos tenían mucho que reflexionar, en uno u otro sentido. Así que, simplemente, paso el tiempo.

—En 1944 llevaban ya 5 años en México. Y en 1948… Imagino que la realidad de que la espera iba a ser larga era algo muy presente.

—Por supuesto. La famosa frase «el próximo año, cuando las Jacarandas florezcan, estaremos de nuevo en casa», se había hecho eterna. Franco seguía aquí, la comunidad internacional le daba la espalda pero bastante tenían todos con curarse las heridas de la segunda guerra mundial. Los exiliados ya tenían su propia vida al otro lado del Atlántico, unos con más fortuna que otros, pero vida al fin y al cabo».

No resulta fácil hablar de los acontecimientos de este libro sin destripar a su vez lo sucedido en Los años oscuros. Pocas cosas se pueden comentar. Hay algunos acontecimientos históricos que iremos viviendo de manera vicaria al lado de algunos de los personajes. Es el caso de el bogotazo, una serie de disturbios que tuvieron lugar en Bogotá tras el asesinato en abril de 1948 de Jorge Eliécer Gaitán, líder del Partido Liberal, varias veces ministro y ex alcalde de Bogotá. Asistiremos a estos acontecimientos de la mano de Lorenzo Vilá presente en la ciudad. Y no destripo nada porque nada digo de las razones que lo habían llevado a Colombia. 

También seremos testigos de primera línea de la llegada a Cuba, en 1956, del Granma procedente de  en Méjico. En dicho yate viajaban Fidel y Raúl Castro, Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos y otro de nuestros personajes al que dejamos en la novela anterior como un niño con poca importancia. Todos ellos y muchos más serían los artífices, algo más de dos años después, de la Revolución Cubana. Y nos trasladaremos al Congo de la mano de Che Guevara y de nuestro personaje para continuar allí la revolución porque tras cinco años de cargos al servicio del estado cubano — presidente del Banco Nacional de Cuba, Ministro de Industrias, enviado de Fidel  a todo el mundo comunista,  conferenciante distintos países, etc. — «Le había dado la espalda a la burocracia, al trabajo de despacho, a todo lo que no fuera expandir la idea de la libertad por el mundo».

Por seguir con la Historia, terminamos asistiendo a la matanza de estudiantes universitarios en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Tras semanas de disturbios, el 2 de octubre de 1968 la policía cargó contra los estudiantes concentrados en la plaza dejando un saldo de muertos desconocido a día de hoy. Se supone que entre trescientos y cuatrocientos. También en estos hechos históricos habría involucrados personajes a los que venimos siguiendo. Con esa terrible matanza termina Los años de la espera.

Pero no son estos hechos históricos lo más importante de la novela. Son tan solo el escenario en el que se mueven los protagonistas. Treinta años casi han pasado desde que en 1939 nuestros personajes salieron de Francia en el Sinaia. Los que eran jóvenes han envejecido, los niños se han hecho adultos, otros niños, nacidos ya en el exilio, han venido a sustituirlos y han crecido a su vez. Hay amores que se mantienen, hay amores que se han convertido en costumbre y cariño, hay amores que se rompen. Y hay odios que vienen de muy atrás, que se alimentan a sí mismos y se traducen en venganza y no paran ante nada, ni ante la propia seguridad y bienestar con tal de destruir al enemigo. «El amor pasa, se acomoda, se convierte en cariño. El odio permanece, crece, domina».

Jordi Sierra i Fabra

Y siempre con la vista puesta en España, en poder volver a España. «En el fondo, seguían siendo aquellos exiliados que miraban siempre de reojo a España y esperaban la muerte de Franco. Eso en lo que respecta a los mayores. Juan, Amanda, Miriam, Carlota, eran ya la nueva generación, no habían conocido España, sentían en mexicano aunque los padres hablasen en el castellano de origen. Y no olvidemos lo que podríamos llamar "la rama Argentina"».

Nada hemos sabido en esta segunda parte de la trilogía de los Arana, Dimas y Jaime, pero ya he indagado en la terceras parte, Los años rojos, y veo que vuelven a salir. No podía ser de otra forma porque quedamos con misterios pendientes que vienen del Sinaia. Los desentrañaré pronto porque no pienso dejar pasar otros dos años para seguir con la historia. 

Título del libro: Los años de la espera

Autor: Jordi Sierra i Fabra
Nacionalidad: Española

Editorial: Planeta

Año de publicación: 2003

Año de publicación original: 2003

Nº de páginas: 360