"Las horas crueles" Marto Pariente

«El Monstruo huía a través del bosque en pos de la luz. Se llamaba Tomás Moreda y llevaba seis meses fuera de prisión. Y lejos de tener una vida tranquila, que es lo que le habría gustado después de pasar cerca de treinta años entre rejas, seguía intentando que no lo matasen. [...] Se instó a un último esfuerzo y echó a correr. Según sus cálculos, la carretera no debía de quedar muy lejos y, si llegaba a pisar asfalto, estaba convencido de que quizá tendría alguna oportunidad de mantenerse con vida.

Como había hecho siempre.

Los monstruos como él nunca dejaban de sobrevivir».

El preludio de Las horas crueles nos presenta a Tomás Moreda, el Monstruo de la Tejera Negra. Y es que solo un monstruo puede matar a sus hijos mellizos y hacer desaparecer los cadáveres sin confesar nunca qué ha hecho con ellos. Ni siquiera para que la madre de los niños pueda descansar y darles sepultura.  ¿De qué huye ahora Tomás, treinta años después del crimen y recién salido de la cárcel? Habrá que dejar atrás el preludio, del que no quiero contar más. Habrá que adentrarse en la vida de los otros personajes, los que van a tratar de saber qué ocurrió hace treinta años y qué ha sucedido ahora.

El hecho es que Tomás nunca reconoció haber matado a sus hijos. Tan solo ha confesado no recordar nada de lo sucedido. Él, separado de su mujer, se llevó a los niños a pasar el día pescando en el bosque, como tantas otras veces. Tomás apareció en el coche horas después, estaba ebrio y no había ni rastro de los niños. Nunca se volvería a saber de ellos.

Frank es un ex policía. Lo mismo que hizo que le expulsaran del cuerpo, le impide trabajar en nada que tenga que ver con la investigación, es por eso por lo que su labor de detective sin licencia la camufla con una oficina que figura como asesoría. No tardará en darse cuenta de que la mayoría de los encargos se los proporciona Méndez, amigo y policía, que le envía los casos que oficialmente han sido cerrados o dejados de lado. Todas sus cuitas Frank se las cuenta a su mujer.

«—Hola, cariño. Tienes derecho a guardar silencio.

[...] en esos momentos le relataba a su mujer cómo le había ido la semana.

No puedo quejarme, dijo. No debo, ¿verdad? Aunque tendrás que reconocerme que no es fácil ganarse la vida con asuntos como el de la señora Montiel. No, no lo es. Y eso que apenas tardé un par de días, tres días, en darle carpetazo al asunto.

Cambió las flores mustias por las nuevas y tiró los restos marchitos en un cubo de basura que había un poco más allá. Se sentó al borde de la piedra, le dio lumbre a un cigarrillo y continuó... ».

Un año hace que Gabriela yace bajo esa piedra en la que él se sienta. Desde entonces nada le ha salido bien a Frank. Ha perdido su trabajo y ahora está a punto de perder lo poco que le queda. Afortunadamente, aparece otro de los personajes clave de la historia. Abraham Constanza regenta una empresa, Constanza Desaparecidos, que sufraga prácticamente con su fortuna personal. Tiene motivos para ello. Ahora, la madre de Tomás Moreda le ha pedido que busque a su hijo del que hace días que no sabe nada. Abraham está dispuesto a solucionar los problemas de Frank a condición de que él trabaje para Constanza Desaparecidos e investigue el paradero del Monstruo de la Tejera Negra.

Eliana Santoro será la compañera de Frank en la investigación. De vez en cuando se toma una noche de desenfreno de la que sale sin saber dónde está, cómo ha llegado allí y qué ha sucedido en las últimas horas.

«La noche se convertía en un borrón difuso en su mente. ¿Demasiadas copas? No, solo una. Pero una ya es demasiado. Sobre todo, si eres intolerante. Sabía por experiencia que apenas un par de tragos eran suficientes para que apenas recordase nada.

Ummm.

Veamos.

No sabía dónde estaba. Tampoco sabía si el perfume que flotaba en la habitación era de hombre o de mujer».

Eliana viene de una infancia que le ha dejado el cuerpo lleno de marcas. Por dentro y por fuera. Frank se quedará perplejo ante su nueva compañera que es capaz de parecer ausente como un robot o mostrar un cariño y una empatía extraños en un ser humano.

Eliana y Frank se embarcarán en una búsqueda que no trata solo de dar con el paradero de Tomás Moreda, sino que también comprende averiguar que sucedió hace treinta años porque cada vez les parece más evidente que el padre no fue el asesino de los mellizos. Contarán con la ayuda extraoficial de Méndez  «porque un tiempo después de que a Frank lo largasen de la Policía, a Méndez lo ascendieron a inspector jefe. Eso conllevaba, además de un aumento de sueldo, la capacidad de poder moverse a su antojo sin tener que dar explicaciones a nadie». De manera que Méndez entra y sale de la comisaría sin más pretexto que recibir una llamada de Frank reclamando su presencia.

Y no podemos olvidar a Samael, un personaje que da nombre a varios capítulos. Sabemos que Samael es el asesino desde muy pronto, pero no sabemos quién es Samael ni sabemos quién es el que le da órdenes e instrucciones ni sabemos cuánta gente hay implicada y es que, a fin de cuentas  

«Se hacía llamar Sam.

Pero él sabía que aquel no era su verdadero nombre. No existía una forma correcta de llamarlo y, si alguna vez la hubo, ya nadie lo recordaba. Y no podían hacerlo porque era más antiguo que el lenguaje de los hombres, más viejo que cualquier recuerdo que alguna vez surgiese de sus insignificantes cabezas.

En su documento nacional de identidad rezaban un nombre y un par de apellidos, pero él sabía que aquello no quería decir nada. A él no se le podía definir por algo tan vano, débil y efímero.

¿Acaso se definía la serpiente por la muda de su piel?

Su cuerpo era tan solo un mero instrumento».

Marto Pariente

Las horas crueles es la tercera novela de Marto Pariene y la tercera novela que leo del autor. Tras leer la primera, Una bala para Ripley, cuando era un desconocido, supe que llegaría lejos. La segunda, La cordura del idiota, lo llevó a la fama al hacerse con el Premio Novelpol 2020 y con el IV Premio de Novela Cartagena Negra el mismo año. 

Las horas crueles es una historia ambientada en lugares poco habituales: Guadalajara capital, Alcalá de Henares y, sobre todo, la Sierra Norte de la provincia de Guadalajara, en las inmediaciones del río Bornova, un paraje que puede ser de una inmensa belleza o tornarse el más tenebroso escenario para las escenas más malignas y crueles. Y es que la novela bucea en la maldad más absoluta. Y bucea en el dolor de los que quedan soportando su pérdida y, por supuesto, bucea en la soledad porque soledad es lo que siempre termina dejando la pérdida, aunque aparentemente nos deje acompañados, aunque lo perdido sea uno mismo.

«Constanza se encogió de hombros y un buen rato después de que Eliana abandonase el despacho seguía pensativo, reflexionando sobre los distintos tipos de soledad.

La suya, la de Frank y la de tantos otros venía desde fuera. Como fantasmas que llegaban si avisar, una pena impuesta por la pérdida de personas que se marcharon prematuramente.

La de Eliana era diferente.

Una soledad que venía desde adentro.

Una donde ella era el fantasma».

Título del libro: Las horas crueles

Autor: Marto Pariente
Nacionalidad: España

Editorial: Espasa

Año de publicación: 2023

Año de publicación original: 2023

Nº de páginas: 520