Tres eran tres 26

En la entrega número veintiséis de Tres eran tres, traigo dos novelas policíacas, una francesa y otra española. La española pertenece a una serie, la francesa, no. 

La tercera novela no es policíaca y si viene aquí es porque me pilló en un momento en que tenía tanto por reseñar que me era imposible hacer otra cosa. Hasta pensé dejarla fuera del blog, pero la verdad es que me daba pena y he decidido meterla en Tres eran tres. Es una novela no muy larga y de la que pocas cosas se pueden contar sin revelar mucho de lo que esconde por lo que realmente esta sección es la más indicada para ella.

"Las hermanas de Crest". Sandrine Destombes.

Conocí a Sandrine Destombes hace poco más de un año con El doble secreto de la familia Lessage. Como dije en mi mini reseña, también en la sección Tres eran tres, la novela resultó muy entretenida, pero no llegó a convencerme del todo. Me vi llegar el final antes de tiempo y me pareció fácil y manido.

Las hermanas de Crest me atrajo desde alguna reseña que ya no recuerdo y decidí darle una segunda oportunidad a la autora. 

Una mañana el subteniente Benoit, de la gendarmería de Crest, en un control de carreteras se topa con lo que parece un conductor torpe que va dando bandazos por la carretera, a escasa velocidad. La niña que va en el asiento del copiloto cuenta una extraña historia cuando la conductora le dice a Benoit que la madre ha muerto. 

«—Mamá me dijo que teníamos que irnos. Que nosotras habíamos encontrado el 6-6-B y debíamos alejarnos de aquí. Me dijo que recogiera mis cosas mientras ella iba a buscar el coche. Esperé mucho rato, pero no volvió. Luego Hélène dijo que había muerto. Que su corazón había dejado de latir. Así, de repente. Que a veces eso pasa. Pero estoy segura de que no es verdad. Estoy segura de que se fue por culpa de ellas. Porque mamá había encontrado el 6-6-B».

Ante la petición de Benoit de que salga del coche, la mujer acelera y, en la persecución que se produce, termina saliéndose en una curva y muriendo en el acto. La niña queda herida y en coma. 

Poco después se saca del agua el cadáver de un hombre con los ojos extirpados y un tres en números romanos marcado en la frente mediante tres incisiones. ¿Habría alguna relación entre ambos hechos? Ante la importancia del asunto llegan a la zona los Expertos. Así se llama a los miembros de la Partida Judicial de la Gendarmería Nacional, la PJGN. 

Pronto se ve que los hechos pueden tener relación con el priorato, una casa en la que se recoge a mujeres en peligro o víctimas de errores judiciales. Allí se las acoge y se les da la asistencia necesaria, física y/o psicológica, y se las deja en condiciones de enfrentarse de nuevo a la realidad de la vida fuera de aquel lugar protegido. El priorato está regentado por Joséphine Ballard que, desde el principio, parece saber más de lo que cuenta. 

Las hermanas de Crest me ha gustado más que El doble secreto de la familia Lessage. Aunque el final tampoco ha terminado de convencerme, tiene reflexiones interesantes. ¿Vale todo para luchar contra las injusticias? ¿Es lícito saltarse la ley cuando ésta interfiere en lo que es justo? ¿No se convierte entonces la justicia en venganza? Y ¿es lícita esa venganza? «No puedo reparar lo que ya se ha hecho, pero puedo intentar que no vuelva a suceder. Detengo a los monstruos, como usted los llama, para que no causen más daño. Pero he escogido hacerlo respetando la legalidad porque es la única manera de no perderme por el camino».

Este libro participa en el Reto Autores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra D.

Título del libro: Las hermanas de Crest

Autora: Sandrine Destombes
Nacionalidad: Francia
Título original: Le prieuré de Crest

Traducción:  Julia Calzada García 

Editorial: Reservoir books

Año de publicación: 2020

Año de publicación original: 2019

Nº de páginas: 320

"No soy un monstruo". Carme Chaparro.

«Yo estaba especializada en el sufrimiento humano. No me malinterpretéis. Yo sabía contar muy bien el sufrimiento humano y contarlo para que diera pena, pero también alivio. Pena por los que sufrían. Alivio porque no le estaba pasando al espectador.

Mi cerebro tiene una habilidad especial para encontrar las palabras justas que describan el nivel de angustia exacto con el que tocar el corazón de los espectadores. Ni tan dramático que les obligue a no mirar, ni tan suave que no les llame la atención».

Toda una habilidad, sin duda, es la que tiene Inés Grau, periodista de fama tras haber escrito un libro, Un bosque espeso, de fama mundial. Ahora, un niño ha desaparecido en un centro comercial, el mismo centro comercial en el que hace dos años desapareció Nicolás de cuyo paradero nunca más se ha tenido noticia; un nuevo niño, Kike, tan similar a Nicolás que no puede ser casualidad. Todo indica que Slenderman, como se dio en llamar al secuestrador de Nicolás, ha vuelto a actuar. La televisión para la que trabaja Inés, el Canal Once, la envía para emitir en directo antes que ninguna otra. 

Ana Arén también será de las primeras en llegar al lugar de los hechos, pero en ella es más normal. Es la inspectora jefe de la Policía Nacional que se va a encargar de investigar el caso. Ana aún está conmocionada por no haber podido resolver la desaparición de Nicolás y este caso será fundamental para ella al despertar la frustración por el fracaso que arrastra desde hace dos años junto con la esperanza de que el nuevo secuestro le permita resolver también el anterior. Con ella colaborarán su subinspector  y amigo, Javier Nori, y Joan, un hacker que vive en Barcelona y que trabaja modificando un programa de detección precoz del Parkinson para detectar posibles pederastas. Ana, Joan, Javier e Inés son amigos desde hace tiempo y en la resolución de este caso se verán envueltos los cuatro y sus vidas privadas se verán afectadas, algunas de forma dramática.

No soy un monstruo es la primera entrega de una serie dedicada a Ana Arén y obtuvo el Premio Primavera de Novela en 2017. Hasta ahora hay otras dos entregas. Me ha resultado una lectura interesante y entretenida, pero le he encontrado algún fallo. La autora insiste demasiado en detalles que ya se han aclarado con anterioridad y a los que no se debería volver. Por otra parte a veces se pierde en disquisiciones que no aportan nada a la trama ni al análisis que de la misma se deriva y que (desde mi punto de vista), lastran la narración y le restan dinamismo. No obstante, el balance ha sido positivo y quiero seguir con la autora leyendo ahora su último libro, Delito, que no pertenece a la serie de Ana Arén y que me mostrará si Carme Chaparro ha corregido esos, para mí, fallos o si persiste en ellos. 

Este libro participa en el Reto Autores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra Ch.

Título del libro: No soy un monstruo

Autora: Carme Chaparros
Nacionalidad: España

Editorial: Espasa

Año de publicación: 2017

Año de publicación original: 2017

Nº de páginas: 336

"Los ojos cerrados". Edurne Portela.

«Me miran y me sonríen. Me hablan a gritos y muy despacio, como si fuera el tonto del pueblo. Me miran y me sonríen, ella me ha saludado con la mano, de lejos, él nunca lo hace. Yo he levantado una de mis muletas como si fuera mi mano y me he acercado, pasito a pasito, hasta ellos».

Estamos en un pueblo imaginario, un pueblo en medio de montañas, con simas profundas, ríos y bosques. Una naturaleza tan preciosa y salvaje como hostil. Allí viven los personajes que van a protagonizar esta historia. El que ha empezado la historia hablando en primera persona es Pedro. Es en la actualidad un anciano, pero antes fue niño y con sus recuerdos nos llevará a un pasaje terrible de su infancia, ese pasaje que le cuenta al balde, porque Pedro habla con las cosas y las cosas le hablan a él. «Le he contado al balde del agua el día que mi madre lo dejó abandonado en medio de la calle y no volvió más y lo recogí yo al día siguiente porque ahí se había quedado, abandonado en el medio de la calle y nadie se había atrevido a llevarlo de vuelta a mi casa porque igual pensaban, como pensaba yo, que ella iba a volver y reclamarlo». Aquello fue en la guerra, cuando Pedro se quedó solo y pasó a ser cuidado por su vecina Lola. Pedro y el hijo pequeño de Lola, José, eran amigos.

Ellos, los que Pedro ve de lejos, esa pareja de la que ella, Ariadna, le saluda, pero él, Eloy, nunca, llegó al pueblo recientemente. Ella va buscando sus raíces que están allí, en Pueblo Chico. Y también sabremos de sus problemas con su marido y de su trabajo y de lo que va opinando del pueblo y de sus habitantes, con los que se va encariñando, como se va encariñando con la nueva vida que ha descubierto lejos de la capital.

Y hay muchos más personajes. Algunos cruzan del pasado al presente como Piluca y Baldomero, pero otros están tan solo en el pasado como Federico o los padres de Pedro o Lola. Adela y Andresito son del pasado. Adela desaparece, pero Andresito se convierte en Andrés y cuida de Pedro porque «la vida era eso, cuidar a alguien, que de niño a Pedro lo cuidaron y luego cuando él quedó solo Pedro lo cuidó a él y que luego se cuidaron el uno al otro y que ahora le toca a él cuidar de Pedro. Y añadió que cuando Pedro se muriera, que seguro que se moría antes que él, habría que encontrar a alguien que lo cuidara a él. A ver si no».  

Y es que la vida va pasando y unos cuidan a otros, pero también unos suponen la ruina y la desgracia de los otros. Desde la Guerra Civil hasta la actualidad, los recuerdos se van desgranando. Pedro nos habla siempre en primera persona, el resto de los  personajes lo hacen mediante un narrador en tercera persona, pero equisciente, adoptando en cada capítulo la visión, los pensamientos y los recuerdos de un personaje concreto. Hay hasta personajes imposibles como las criaturas de la niebla:

«Las criaturas de niebla vemos lo que ellos no pueden ver porque tenemos los ojos acostumbrados al esfuerzo, a distinguirnos en la espesura de nuestra luz espectral. Cuando no hay niebla nos vemos obligadas a cerrar los ojos porque el exceso de luz nos hace daño, la sangre brilla demasiado y nos ciega. Cerramos los ojos y nos escondemos porque si ellos nos vieran y se dieran cuenta de todo lo que sabemos de su maldad, nos perseguirían, acabarían con nosotras de todas las formas crueles que usan para matarse entre ellos y a los demás. Lo que no saben es que de vez en cuando nace entre ellos una criatura de niebla. Normalmente no se crean en el vientre de una madre, sino que la vida las convierte, algo les pasa que parte de ellos muere y renacen perteneciendo a la niebla. Estos seres excepcionales pueden operar entre los dos mundos, pero son más felices los días de niebla».

Los ojos cerrados es una novela con poco diálogo y es que hay cosas de las que no se habla en el pueblo.  Hay silencios que retumban más que las palabras, hay episodios que, aunque se recuerdan, todos hacen como si se hubieran olvidado, más bien como si nunca hubieran existido. Pasado y presente se alternan en los distintos capítulos. Los diferentes personajes nos van contando sus historias y los misterios se van desvelando. Los ojos cerrados es una preciosa y poética novela, tan preciosa como Edurne Portela nos tiene acostumbrados.

Título del libro: Los ojos cerrados

Autora: Edurne Portela
Nacionalidad: España

Editorial: Galaxia Gutenberg

Año de publicación: 2021

Año de publicación original: 2021

Nº de páginas: 208