Dos de Elizabeth Strout 2
Esta es la segunda entrega de Dos de... dedicada a Elizabeth Strout. No es un secreto lo mucho que me gusta esta autora, pero es que cada vez me gusta más y ya leo sus libro de dos en dos.
En Ay, William y en Lucy y el mar la protagonista vuelve a ser Lucy Barton, aquella joven que conocimos en Me llamo Lucy Barton y volvimos a ver en Todo es posible. Ahora Lucy es ya mayor. Aunque hay recuerdos que nos llevan al pasado, estas dos novelas son muy lineales, son verdaderas novelas. Ya no son relatos vertebrados alrededor de lugares y personajes, con poco que ver entre ellos más allá de esos personajes y esos lugares. Aquí hay una narración lineal que gira alrededor de Lucy y William, su primer marido y padre de sus hijas, a quien ayuda en algunas cuestiones. Narrada en primera persona por Lucy, podría decirse que Ay, William y Lucy y el mar son la continuación natural una de otra y bien podrían haberse escrito como una sola. Yo tengo mi teoría al respecto, pero la cuento más abajo.
"Ay, William" Elizabeth Strout.
William ha vivido últimamente experiencias muy tristes —como muchos de nosotros—, y me gustaría contarlas; es casi una obsesión. William tiene setenta y un años.
David, mi segundo marido, murió el año pasado, y al llorar por él he llorado también por William. La pena es…, ¡ay!, es una cosa muy solitaria; creo que en eso reside el terror que inspira. Es como resbalar por la fachada de un edificio de cristal muy alto cuando nadie te ve.
Pero es de William de quien quiero hablar aquí».
Sí, William ya tiene setenta y tres años, está casado con su tercera mujer, Estelle, y tiene una hija, Bridget, de diez años. William y Lucy mantienen una cordial relación, se citan para tomar café de vez en cuando y William sigue confiando en ella hasta el punto de hablarle de cosas de las que no habla con nadie más. «[...] con frecuencia, sufría terrores nocturnos.
William me lo contó una mañana, no hará ni dos años, tomando un café en el Upper East Side. Quedamos en una cafetería de la esquina de la calle Noventa y uno con Lexington Avenue».
Y no son pesadillas porque los sufre despierto, son terrores y alguno tiene que ver con su madre, Catherine, a quien William quería mucho. Y si en las otras novelas en que aparece Lucy, se nos muestra sobre todo su infancia pobre, sus padres desafectos, su salvación por la lectura, su salida de esa pobreza gracias a unas notas que le permitieron acudir a la Universidad de Chicago, aquí se centrará en contarnos cosas de William y de Catherine.
Las dos hijas que tienen en común, Chrissy y Becka, son ya mayores y viven con sus respectivas parejas. Todos han formado una especie de gran familia sin obviar las suspicacias típicas de este tipo de grandes familias.
«La siguiente vez que vi a William fue en la fiesta de cumpleaños que le organizó Estelle en su casa, cuando cumplió setenta. Estábamos a finales de mayo y hacía una noche fresca y clara. Mi marido, David, también estaba invitado, pero era chelista de la Filarmónica y esa noche tenía concierto, así que fui sola y allí me encontré con mis hijas, Chrissy y Becka, y sus maridos».
Pero ahora, tras estos recuerdos, David, el segundo marido de Lucy ha muerto hace un año y ella se siente sola y lo echa mucho de menos. Ahora llega la Navidad y William va a recibir un regalo de Estelle que va a abrir puertas que ni Lucy ni William imaginan lo que esconden. El padre de William, Wilhelm Gerhardt, era un prisionero de guerra alemán capturado y llevado a trabajar a una plantación de patatas en Maine, donde Catherine se enamoró de él y más tarde se casaron. Esto sí lo sabían, pero lo que ignoraban eran ciertas cosas de la vida de Catherine antes de conocer a Wilhelm. El regalo de Estelle esa Navidad fue «una suscripción a un sitio online donde te daban información sobre tus antepasados. Por cómo lo dijo vi que el regalo no le había hecho ilusión. William siempre ha dado a los regalos una importancia que yo nunca he entendido. "¡Qué lista, Estelle! —exclamé—.Qué buena idea. No sabes casi nada de tu madre, William. Esto te puede venir bien". Recuerdo que dije eso».
Y sí que acertó Estelle con el regalo. Lo que William descubrió en ese sitio online cuando por fin se decidió a hacer uso de él, lo llevaría a un viaje de retorno al pasado y de descubrimiento de secretos enterrados. Lucy acompañará a William en ese viaje y allí conocerán a las personas que iban buscando y se enterarán de cosas que jamás hubieran sospechado. Emprenderán un viaje en el que Lucy recordará su vida con William, lo bueno y lo malo. Recordará cómo él era la única persona con la que por fin consiguió sentirse segura, pero también le llegarán otras sensaciones no tan agradables.
«De repente tuve un recuerdo visceral de lo horrible que a veces me resultaba el matrimonio los años que viví con William: una familiaridad tan densa que lo invadía todo; un conocimiento del otro tan profundo que casi te atragantaba; que te entraba prácticamente por las fosas nasales; el olor de los pensamientos del otro; la conciencia de cada palabra que se decía; el más leve movimiento de una ceja; una inclinación de la barbilla apenas perceptible; nadie más que el otro comprendería su significado. Pero viviendo así era imposible ser libre, nunca.
La intimidad se volvió siniestra».
Ahora, en los momento presentes, cuando ya hace muchos años que su matrimonio no existe y lo que perdura es la amistad, la camaradería y la complicidad, ese cariño de Lucy por William, lo mucho que le importa todo o que al hombre le pueda suceder y afectar, se expresa con ese «¡Ay, William!».
Autora: Elizabeth Strout
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: Oh, William
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: Oh, William
Traducción: Catalina Martínez Muñoz
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 2022
Año de publicación original: 2021
Nº de páginas: 216
"Lucy y el mar". Elizabeth Strout.
Pero William es científico, y él sí lo vio venir; lo vio antes que yo, quiero decir.
William es mi primer marido; estuvimos casados veinte años y llevamos divorciados casi el mismo tiempo. Mantenemos una relación cordial, y voy a verlo de vez en cuando. Vivimos los dos en Nueva York, adonde vinimos cuando nos casamos, pero, como mi (segundo) marido ha muerto y su (tercera) esposa lo ha dejado, lo he visto con más frecuencia este último año».
La verdad es que ninguno lo vimos venir. Puede que William sí y algunos otros científicos, pero el común de los mortales, no lo vimos o, como Lucy, no imaginamos que pudiera llegar tan cerca. «No se me ocurrió que el virus pudiera llegar a Nueva York.
Pero a William sí».
Y es que William es parasitólogo y enseguida se percata de la situación y trata de poner a salvo a sus seres queridos, sobre todo a Lucy por su edad y fragilidad aparente. También al marido de Chrissy que sufre de asma. Michael y Chrissy se refugian en Connetcticut, en la casa de los padres. Becka y su marido no contemplan la idea de abandonar Nueva York hasta que las circunstancias obliguen a Becka a aceptar la hospitalidad de su hermana. William consigue que Lucy lo acompañe a Maine.
Lucy en el mar empieza varios meses después de que terminara Ay, William y puede que de no haber existido la pandemia, Elizabeth Strout nunca la hubiese escrito, pero eso, claro, nunca lo sabremos. (Esa es mi teoría acerca de por qué estas dos historias tan lineales no forman un solo libro). En esta novela la acción transcurre casi por entero en Crosby, Maine, en donde William y Lucy se han refugiado y donde no ven a casi nadie, salvo a Bob Burguess y su mujer, Margaret, pastora de la Iglesia Unitaria. Poca gente más conocerán, salvo alguna pareja más con la que Bob y Margaret los ponen en contacto. Lucy echa de menos a sus hijas y harán algún viaje para encontrarse con ellas, siempre tomando las medidas oportunas.
«Hace poco, una escritora a la que conozco —se llama Elsie Waters, y su marido murió justo antes que David, mi marido, así que nos sentíamos especialmente unidas por eso— me invitó a cenar y le dije que estaba demasiado cansada. «¡No pasa nada —contestó—, en cuanto descanses nos vemos!».
Eso es algo que también recordaré siempre».
Era muy al principio del confinamiento en Maine cuando Lucy se lleva el primer disgusto al enterarse de que Elsie ha muerto por la enfermedad. Morirán más conocidos y algún familiar; Se sucederán las noticias terribles y Lucy se acostumbrará a verlas con la cabeza agachada o directamente abandonando la habitación. Y es que las noticias en Estados Unidos en aquellos días de enero de 2020 no podían ser más aciagas.
«Pensé que muchas veces miraba al suelo mientras veía las noticias. Pensé que acababa de abandonar la habitación mientras saqueaban el Capitolio.
[...] Y pensé: hacemos lo que podemos para sobrevivir.
[...] —Lucy, ahí había nazis.
Y me contó, porque yo no lo había visto, lo del hombre que llevaba una sudadera en la que ponía camp auschwitz. También me contó que se había visto una bandera con una esvástica y que había varias personas con camisetas con la leyenda 6mwe, que significa que los seis millones de judíos que murieron no fueron suficientes».
Lucy y el mar no es un libro con grandes acontecimientos, pero la pluma experta y llena de emotividad de Elizabeth Strout hace que todo lo que cuenta nos apasione, como nos apasiona lo que Lucy opina sobre ello. También es un libro de recuerdos. Nos recuerda muchas cosas que ya sabemos de otras novelas porque Lucy Barton tiene ya su recorrido en la bibliografía de la autora. Pero no solo Lucy Barton. En Lucy y el mar nos encontraremos con otros viejos amigos que vienen de otras novelas: Vemos a Bob Burguess y Margaret y se menciona a Jin Burguess y a Pam Carlson, exesposa de Bob (Los hermanos Burguess); se menciona varias veces a Olive Kitteridge (Olive Kitteridge y Luz de Febrero), también aparece Isabelle (Amy e Isabelle). Y es que Elizabeth Strout ha creado un universo en el que los personajes pasan de un libro a otro, de una historia a otra, con suma naturalidad, una naturalidad envidiable para cualquier autor que, más que escribir novelas, pretenda crear mundos. A pocos he visto hacerlo tan bien como a esta autora.
Termino con una cita que me parece perfecta para cerrar la entrada, sin olvidar animar a leer a Elizabeth Strout porque es una de las más gratas experiencias lectoras.
«Y entonces se me ocurrió lo siguiente:
Todos estamos confinados, continuamente, solo que no lo sabemos.
Pero hacemos lo que podemos. La mayoría simplemente intentamos sobrevivir».
Dejo aquí mis libros leídos de Elizabeth Strout en el orden de lectura y con el año de publicación original entre paréntesis:
Me llamo Lucy Barton (2016)
Amy e Isabelle (1998)
Olive Kitteridge (2008)
Luz de Febrero (2019)
Todo es posible (2017)
Los hermanos Burguess (2013)
Título del libro: Lucy y el mar
Autora: Elizabeth Strout
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: Lucy by the sea
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: Lucy by the sea
Traducción: Flora Casas Vaca
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 2023
Año de publicación original: 2022
Nº de páginas: 232
No sé por qué, me ha llamado más la atención Ay, William. En todo caso, Elizabeth Strout es una escritora muy apetecible, que cuenta con una pasmosa sencillez cosas que traspasan. Como muestra eso que dice de que la pena es como resbalar por la fachada de cristal de un edificio muy alto sin que nadie te vea o esa otra cita sobre la intimidad.
ResponderEliminarTengo pendiente regresar a la autora. Pero bueno, eso, tengo mucho pendiente...
Besos, Rosa.
Me tiene enamorada Elizabeth Strout. A mí también me ha interesado más Ay, William. De hecho ceo que de no haber sido por la pandemia nos habríamos quedado sin Lucy y el mar, pero bienvenido sea porque también tiene cosas muy interesantes.
EliminarMe maravilla ese universo que ha creado la autora, cómo salta de unos pueblos a otros y de unos personajes a otros: de Amgash, en Illinois, a Shirley Falls o a Crosby, en Maine; de Lucy Barton a Olive Kitteridge o los hermanos Burgess o Amy, la hija de Isabelle.
Siempre me gustó, desde la primera novela que le leí que fue Me llamo Lucy Barton, pero cuando descubrí es mundo que pasa de unos libros a otros, me quedé fascinada. Y, como dices, con una prosa exquisita y un lenguaje muy sencillo. No te digo que vuelvas a la autora porque imagino a la de sitios que tienes que ir o volver, pero... ahí lo dejo.
Un beso.
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarpor fin tengo tiempo de pasarme por aquí, leerte en condiciones, estos días he andado liada con temas familiares.
Te cuento un secreto ahora que no os oye nadie, abandoné hace bastante uno de los libros de esta autora, cayó una tarde en mis manos en la biblio para ser colocada en las estanterías y comencé leerla. No sé bien cual era, pero recuerdo perfectamente que era de Strout, puede que fuera Olive Kitteridge. No sé, no consiguió engancharme lo que me contaba, aunque también recuerdo bien que me llamó la atención su prosa, lo bien que escribe. Después nunca tuve interés en volver a ella y ahora, pues lo que dices en la reseña me llama la atención (que bonito que una relación de amistad entre dos exmarido y mujer sea tan estrecha e íntima), pero no creo que me vaya a poner con ellas, o sí ¿quién sabe? Curioso la segunda, ambientada en la pandemia y el confinamiento, pues seguramente esa novela exactamente no la habría escrito si la pandemia no hubiese existido, claro, habría escrito otra, igual de buena, seguro
Un beso.
Creo que ya me habías comentado tu abandono de una novela de Elizabeth Strout. A mí me gusta tanto la autora que no puedo entenderlo. Es un decir. Yo fui entrando en el mundo de Strout casi sin darme cuenta. Primero vi la serie de Olive Kitteridge sin saber nada de la autora no del libro. Luego me topé con Me llamo Lucy Barton y me encantó. Y así seguí leyendo libros suyos y en Luz de febrero me volví a topar con Olive Kitteridge años después y más mayor, y en Todo es posible volví a ver a Lucy y así, sin querer, Elizabeth Strout me metió en su universo particular del que no quiero ni sabría salir hasta que no me expulse ella misma.
EliminarEs enternecedora la relación entre dos personas que en su día formaron un matrimonio y tuvieron dos hijas y, ya separados y cada uno con sus parejas e incluso hijos nuevos, siguen tratándose con cariño y amistad.
Un beso.
Hola, Rosa. También a mí me gusta mucho esta autora y tengo pendiente volver a ella. Es muy difícil crear ese universo propio que comentas y la verdad es que lo logra de maravilla. Dos reseñas estupendas para una gran recomendación. Un beso y gracias.
ResponderEliminarA mí me tiene totalmente atrapada. Solo me queda por leer Quédate conmigo que he visto que lo tienen en la biblioteca en digital, pero quiero esperar un poco para no pillarme un empacho, aunque la tentación es grande. Menos mal que no es una autora excesivamente prolífica porque si no, me pasaría como con Joyce Carol Oates, que nunca termino de apuntar libros.
EliminarUn beso y vuelve a Elizabeth Strout.
Hola , Rosa. Todavía no he leído nada de la autora porque sus historias son de las que me parecen tristes. La de William la tuve en la mano, pero me dio "rabia" que ayudara al marido después de lo que la dejara. Solo leí parte de la sinopsis. Igual me precipité. La otra me llama menos, sobre todo por la pandemia, no me apetece nada leer algo que la pille de por medio.
ResponderEliminarPor cierto, me ha recordado un poco a lo que hace Ernaux o DeVigan construyendo a partir de sus propias historias.
Besos
Es cierto que parece que habla de sí misma, pero yo creo que es apariencia. Creo, aunque tampoco estoy segura, que en sus novelas todo es ficción. Lucy Barton es escritora, como ella, pero Olive Kitteridge, por ejemplo, no tiene nada que ver.
EliminarSus historias son tristes y son alegres y... son como la vida misma. La tristeza que pueda haber es la que acompaña a toda persona en algún momento y, para mí, no es de las que agobian ni hacen difícil la lectura.
En cuanto a que ayude a William, hay que pensar que han pasado muchos años desde que se separaron y que también él la ayuda a ella. Son dos buenos amigos que comparten dos hijas y un pasado en común, como debería ser en toda pareja que se separa (salvo violencia y malos tratos que aquí nunca hubo). Dos personas que han compartido la vida, se han querido y han tenido hijos en común, no entiendo cómo pueden llegar a odiarse y a hacer todo lo posible para herirse, incluso utilizando a los niños. Pero bueno,quizás es que mi experiencia en ese aspecto es un tanto especial.
Un beso.
Tenía pendiente ya Me llamo Lucy Barton, pero no sabía nada de estos dos libros. Ahora me tientas...
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues lo lógico es empezar por Me llamo Lucy Barton y luego leer estos dos en el orden en que aparecen aquí. En Todo es posible, también hay episodios en que habla del personaje que sería anterior a estos dos y posterior a Me llamo..., pero no son trascendentales.
EliminarMerece la pena.
Un beso.
Buenas tardes, Rosa.
ResponderEliminarPara mi vergüenza, sigo sin leer a Elizabeth Strout. Y es extraño, porque me llaman mucho la atención las tramas que plantea. De los dos libros que nos presentas hoy me apetece más Ay, William. Quizá la pandemia sobrevolando la otra novela me haya condicionado de esa manera...
Sea como sea, me encanta pasar por tu casa y leer todos tus descubrimientos. ¡Muchas gracias!
Un abrazo, y feliz comienzo de semana!!
Hola, Undine.
EliminarCreo que todos estamos un poco hartos de pandemia. Si te digo la verdad yo no sabía que se ambientaba en esos momentos. Cuando un autor me gusta mucho y lo sigo fielmente no suelo leer sinopsis de sus libros. Prefiero saborear la sorpresa de no saber nada de la historia sabiendo que lo voy a leer sí o sí. De todas formas creo que Ay, William es mejor apuesta de tener que escoger. No dejes pasar a Elizabeth Strout.
Un beso.
Un beso.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarNo he leído a Elizabeth Strout, pero te cuento que desde hace tiempo me la han recomendado.
Ya sabes que no me resisto a una prosa refinada, intimista, hermosa y sobre todo poética, así que me tientas mucho con tus dos sugerencias.
Como comentas que la autora "ha creado un universo en el que los personajes pasan de un libro a otro, de una historia a otra", me gustaría que me sugirieras con qué libro acercarme a ella. ¿Me guío por el orden en que tu leíste a la autora o me aconsejas empezar con algún otro título?
Veo que has leído "La hija" y me encanta ver que estás leyendo "Voy a hablar de Sarah" 😊
Interpreto que la prosa de Pauline Delabroy-Allard te ha gustado, tengo mucha curiosidad por leer tu reseña y saber qué te ha parecido.
Un abrazo y feliz semana ;)
Para leer a esta autora en orden hay que saber que tiene dos personajes fundamentales: Olive Kitteridge y Lucy Barton. Para la primera el orden sería Olive Kitteridge y Luz de febrero. Para la segunda, me llamo Lucy Barton, Todo es posible y las dos que traigo aquí en el orden en que aparecen (Todo es posible se puede saltar aunque no lo recomiendo). las otras dos, Amy e Isabelle y Los hermanos Burguess son más independientes. Me queda Quédate conmigo, que no sé si tiene relación con esos personajes aunque creo que no.
EliminarMe ha encantado La hija, me ha parecido de una belleza fabulosa. También me está gustando mucho Voy a hablar de Sarah. Publicaré las dos reseñas juntas, como en este caso de Elizabeth Strout. Muchísimas gracias por el descubrimiento a ti y a marian. Ha sido genial.
Un beso.
¡Hola, Rosa!
EliminarGracias por la explicación referente a los dos personajes principales de Elizabeth Strout y la secuencia de lectura de sus obras.
Me alegra un montón saber que la prosa de Pauline Delabroy-Allard te ha fascinado, su pluma es de una belleza única. La musicalidad y el ritmo de su escritura me enganchó y enamoró de inmediato.
Estaré pendiente de leer tu reseña ;)
Besos.
Es la palabra que me viene a la mente cuando pienso en los dos libros (Voy a hablar de Sarah aún no lo he terminado) de Pauline Delabroy-Allard: belleza, belleza en la forma y en el contenido. Las tres historias que se cuentan en la hija, cada una relativa a un nombre, me parecen preciosas, sensibles, delicadas...
EliminarEspero que disfrutes con los personajes de Elizabeth Strout. Te decidas por el que te decidas.
Otro beso.
Deseando conocer a la autora, entre la reseña y los agradables comentarios que hacen de sus libros es imposible resistirse.
ResponderEliminarGracias por la reseña, saludosbuhos!!!
Espero que te guste esta autora. Para mí es una imprescindible.
EliminarUn beso.
Pues veo que esta historia se ha alargado hasta formar una verdadera saga que puede continuar, si la autora lo desea, indefinidamente, pues seguro que cada uno de sus personajes dan para mucho. Sinceramente, a mí las obras que obligan al lector a ir leyendo todas las "entregas", como en una serie televisiva de muchas temporadas, me echan, a priori, para atrás, pues en el caso de que la historia te atrape mínimamente no puedes abandonarla. Pero claro, para una lectora tan ávida y empedernida como tú, que se lee docenas de novelas en un mes, no debe ser nada agobiante, todo lo contrario, je, je.
ResponderEliminarQue yo recuerde, solo he leído una saga en la que se va desgranando las aventuras y desventuras de un par de portagonistas a lo largo de los años: Los hijos de la tierra, encabezada por El clan del oso cavernario, y al final se me hizo un poco pesada, pero no quise dejarla para ver cómo terminaban las aventuras de Ayla y Jondalar, ja, ja, ja.
Un beso.
Yo de las novelas de Elizabeth Strout no diría que forman series sino mundos en los que afloran los mismos personajes. Por un lado hablaría del mundo de Lucy Barton y por otro, del de Olive Kitteridge, pero todas las novelas se pueden leer con independencia. En todas hay la coherencia suficiente para que no se necesite haber leído las anteriores. Esa es otra de las grandes habilidades de la autora. Leer una novela de uno de los personajes te puede hacer desear leer el resto para saber más cosas, pero nunca es una necesidad para poder entender o dar sentido a las historias.
EliminarLo de que leo docenas de libros cada mes, ojalá fuera cierto. llegar a una docena ya es un triunfo algo raro, ja, ja.
Un beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarTengo pendiente Me llamo Lucy Barton, sí que lo tengo en libro electrónico y entre la cantidad tremenda de pendientes en la estantería y que no suelo leer mucho en el ebook, no sé cuándo lo leeré... jeje pero tengo intención. No conocía la existencia de estos dos, me gustaría seguir el mismo orden que has seguido tú. Me atraen, la verdad, siento que esta autora podría ser de mi gusto. Ya se verá. Me contagias tu gusto por ella.
Un abrazo.
A mí me pasa lo contrario. le mucho más en el Kindle y a veces me olvido de que también tengo libros en papel esperando.
EliminarEstos dos son los últimos libros que ha publicado Elizabeth Strout. A mí es una autora que poco a poco me ha ido cautivando cada vez más. Cautivada ya me dejó desde la primera novela que le leí, pero a medida que me iba metiendo en sus mundos, fui quedando más y más atrapada. Ojalá te decidas y te guste.
Un beso.
Hola Rosa, a mí también me gusta mucho Elizabeth Strout pero reconozco que la tengo totalmente abandonada porque me estoy centrando en los clásicos y a penas leo nada más. De estas dos novelas que traes reconozco que me llama mucho más Ay Willian, pero antes quiero leer Todo es posible. A ver si me pongo pronto con ella. Besos.
ResponderEliminarEsa asignatura de los clásicos la tienes con nota. Yo ni sé si llego al aprobado. la verdad es que hoy por hoy me tienta más la literatura desde finales del siglo XX hasta ahora. Y los autores estadounidenses me fascinan. Elizabeth Strout es una de mis favoritas. Los mundos de Olive Kitteridge y de Lucy Barton son atrapantes del todo. Y eso que no viven sucesos extraordinarios, pero eso es lo bueno de la literatura estadounidense, que sin grandes sucesos montan grandes novelas.
EliminarUn beso.