"Lo nuestro" Enrique Llamas

En el palco presidencial las sonrisas les desbordan las caras. Ellos son los responsables del avance. De la modernidad. De ser el centro del mundo. La popularidad de la que gozan solo la habían imaginado en sueños. Allí están don Juan Carlos de Borbón, doña Sofía de Grecia, Felipe González, Jordi Pujol, Pasqual Maragall, Juan Antonio Samaranch […]

La esperanza nuestra, piensan en el palco, está resuelta. Los demás, los de abajo, los que solo aplauden y no saludan, creen que ya está hecho, que este es el fin de la historia de España, que todo está logrado. Es esta muchedumbre la que, aunque no lo sepa, tendrá que buscar otras esperanzas cuando acabe la bonanza en los salones de sus casas, en las televisiones de los bares donde celebran que hoy se consagra un nuevo modelo de país. Desde el palco piensan que allí abajo hay unas expectativas ya cumplidas. Pero no es nuestra esperanza, barruntan, es la suya y ya caducará.


Si en Los Caín Enrique Llamas nos llevó a los primeros setenta, con algún viaje a los cincuenta, y en Todos estábamos vivos nos puso en los inicios de la Movida madrileña, en Lo nuestro nos traslada a la España de 1992. Enrique Llamas no se siente a gusto, literariamente hablando, en el presente. Como él mismo ha confesado en alguna entrevista, no es capaz de escribir sobre el presente porque no termina de entenderlo. Además de eso, sus referentes literarios y cinematográficos están todos en el pasado: Miguel Delibes, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Gabriel García Márquez Camilo José Cela, Eloy de la Iglesia, Pilar Miró...

Y así, un autor nacido en 1989 se convierte en narrador de hitos importantes de la España del último tercio del siglo XX, momentos que no vivió o que vivió siendo tan niño que no puede recordarlos. Y lo hace con la maestría del testigo ocular y con la perspicacia del mejor analista de "su" época, aunque de suya tenga muy poco. 

Polo es periodista y está en Barcelona cubriendo los Juegos Olímpicos. Bueno más bien está allí para hacer una entrevista a Arantxa Sánchez Vicario promovida por la marca de pasta que patrocina a la tenista. Es Polo quien nos cuenta esa inauguración de los Juegos con el Príncipe de abanderado del equipo español y la Familia Real y autoridades aplaudiendo desde las tribunas. Y a la vez que nos cuenta su aventura en Barcelona, nos relata su llegada a Madrid tras esa aventura, cuando se encuentra su piso en un estado de orden y limpieza que no reconoce y su compañero, Jaime, le da una noticia que no esperaba. 

Ambas narraciones están escritas en primera persona sin solución de continuidad, una se mezcla con otra aunque no resulta nada complicado situarse en cada momento. 

«Voy a mi habitación y me fijo en que incluso la bandera de mi Atleti parece estar planchada, en consonancia con el extraño silencio, rimando con la luz que entra en diagonal a través de las rendijas de la persiana. Ni siquiera hay polvo en el aire. Tampoco parecía haberlo en Barcelona, era imposible con semejante ir y venir de banderas, de luz, de sonidos. La claridad del aire resplandecía y nosotros éramos inmunes al vacío, porque no existía. Habíamos salido del aeropuerto casi sin darnos cuenta, siguiendo las indicaciones. Teníamos ya delante un autobús nuevo, que brillaba».

Pero la historia de Polo no es la única que conocemos. Los capítulos titulados Polo se van alternando con los titulados Clara. Clara es una adolescente de trece años, casi una niña, que se escapa de su casa en Madrid para viajar a Barcelona y ver de cerca a su ídolo que no es otro que Arantxa Sánchez Vicario. En Barcelona, por un encuentro casual, la niña caerá en una familia bien de la ciudad y se verá rodeada de lujos con los que jamás podría soñar en su casa. Pero terminará por darse cuenta de que el brillo a veces esconde un metal sin valor que asoma su aspecto gris y feo a poco que se rasca la superficie. Los capítulos de Clara, contados en tercera persona, mezclan la aventura de la niña en su escapada con la vida de la familia en el extrarradio de Madrid. 

«En la nevera se alineaban perfectamente imanes que reproducían piezas de museo. Los habían comprado en distintos viajes: Venecia, París, Londres, Niza… Nada tenían que ver con los que decoraban el frigorífico de su casa. Uno con el teléfono de Pizza Hut sujetaba la factura de la luz; otro, en el que se podía leer la palabra «Benidorm» y al que le faltaba una esquina, sostenía la lista de la compra. Aceite de girasol, huevos, sopa de sobre, patatas, Oscar Mayer. Nescafé».

En aquellos Juegos Olímpicos, como los llamaba Polo («Juegos Olímpicos. Las Olimpiadas son los años que van de unos Juegos Olímpicos a otros») estaban todos efectivamente. Como ha declarado el autor en otra entrevista: «Estaban Puyol, Samaranch, Felipe González y, por supuesto, la familia real. Hoy casi todos están procesados por la justicia y salpicados por la corrupción por haber querido vivir a expensas del Estado. En aquel momento esa imagen fue diseñada para hacernos ver que el camino hacia la democracia y hacia una España moderna ya habían culminado, y, cómo luego resultó ser todo una mentira».

Y es que 1992 fue un año culminante para España. Se celebraban los Juegos Olímpicos en Barcelona, mientras en Sevilla tenía lugar una Exposición Universal. Y España había consolidado aquella democracia que se veía lejana en los primeros setenta y que pretendió ser devorada hasta atragantarse en los ochenta. En el 92 España estaba a punto de morir de éxito. Luego vendrían las crisis en el 93 y en el 2008 y la realidad asomaría su cara más antipática.

El verano de 1992 supuso un momento culminante también para nuestros protagonistas. A partir de entonces el tiempo irá avanzando y cada uno de ellos irá viviendo su vida. Sabremos de ella porque la historia llega casi hasta nuestros días, pero lo hace deprisa, tan deprisa como debió de pasar para ellos mismos porque, como le pasó a España, no se dieron cuenta de que, en realidad, sus esperanzas, sus sueños, los momentos de felicidad máxima que esperaban de la vida se estaban cumpliendo en ese verano mágico lleno de promesas que se agotaron en sí mismas.

«Porque en la España posterior a las Olimpiadas estaba todo hecho, no iba a pasar nada. Pero sí pasará. Algo que ocurría más veces, algo que en ocasiones salía en los periódicos. Algo que muy pocas veces tiene un final feliz. La vida, ya saben ustedes, una vez más demuestra que te lo puede dar y te lo puede quitar todo»

Y fueron ocurriendo cosas. Se nos dan pinceladas, a medida que la vida de los personajes devora años, para que podamos situarnos: los crímenes de Alcaser, el triunfo del PP en 1996, Miguel Ángel Blanco, la crisis de 2008, el 15M... 

Enrique Llamas

Lo nuestro es otra novela de Enrique Llamas que hay que leer. En ella encontramos nuestro pasado más reciente, unos momentos que el autor vivió de muy niño, tanto que ni siquiera se puede decir que los viviera, pero, como ya hizo en sus dos novelas anteriores, su labor de documentación es tan minuciosa y perspicaz, analiza los hechos con tal inteligencia, que podría hacernos creer que ha sido protagonista privilegiado de todos los momentos que nos cuenta. Tres de tres es una garantía suficiente.  Creo que este autor nos va a dar muchas alegrías a los lectores. 

Título del libro: Lo nuestro
Autor: Enrique Llamas
Nacionalidad: España
Editorial: Alianza
Año de publicación: 2023
Año de publicación original: 2023
Nº de páginas: 264

Comentarios

  1. Gracias por tan interesante artículo. Me pediré el libro. Besos y Feliz Navidad

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  2. Para entender el presente hay que echar la vista al pasado. Tal vez sea por ello por lo que Enrique Llamas se interesa por épocas y acontecimientos que no ha vivido o que no tenía edad para recordar.
    Parece que este autor ha llegado para quedarse. Tengo previsto estrenarme con él en breve, aunque no será con esta novela sino con Todos estábamos vivos.
    Besos

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    1. Todos estábamos vivos es una auténtica delicia de novela en la forma y en el fondo. Prosa, historia, estructura, personajes... Lo tiene todo.
      Lo nuestro dice mucho de lo que ha sido este país. Esa autocomplacencia a la que las crisis le van poniendo freno. Lo malo es que después de cada crisis se volvía a tener la sensación de estar en las nubes. Creo que la de 2008 terminó con esas veleidades.
      Un beso.

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  3. Hola Rosa, ya sabes que me gusta mucho el autor, de él he leído las dos novelas anteriores a esta. Me llama la atención que sus historias estén ambientadas en épocas pasadas que no vivió o apenas puede recordar, tal vez aplique el dicho de que cualquier tiempo pasado fue mejor...La verdad es que esta novela me llama mucho porque de esos momentos sí que recuerdo muchas cosas. La tengo pendiente desde que vi que se publicaba. A ver si el año que viene. Besos.

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    1. Yo lo recuerdo todo porque ya tenía mis años, ja, ja. Nada menos que treinta y tres. Estuve en la Expo de Sevilla y recuerdo que teníamos la sensación de haber entrado en la Historia por la puerta grande. Allí, en Andalucía, recuerdo haber hablado con un amigo que nos preguntaba cómo veíamos el futuro porque ya se preveía una crisis y él, por su trabajo, tenía mucho miedo.
      Vino la crisis y se fue y volvimos a sentirnos invencibles y vinieron más crisis y así estamos.
      Te gustará esta novela.
      Un beso.

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  4. Hola, Rosa. Pues leí "Todos estábamos vivos" gracias a tu reseña y me encantó así que también anoto esta porque es un autor que escribe de maravilla y nos lleva a un pasado reciente que logra recrear muy bien. La trama y esa mezcla de historias que intercala también me parece muy interesante. Un autor, como dices, al que no hay que perder de vista. Un beso y gracias por el descubrimiento.

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    1. Cuánto me alegro de que te haya gustado Todos estábamos vivos. Es cierto que para no haber vivido los hechos que cuenta, sus novelas están perfectamente ubicadas en el tiempo y en el espacio. Se ve que lo que ha leído y visto en cine, y su labor de documentación le llevan a interpretar su pasado con gran provecho y perspicacia. Espero que Lo nuestro también te guste.
      Un beso.

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  5. ¡Que buena propuesta Rosa!
    ya sabes que leí no hace mucho a Enrique Llamas (Todos estábamos vivos) y me encantó. ¿Quién no recuerda el verano del 92 y esas Olimpiadas que pasaron a la historia? resulta curioso este autor que sin haber vivido lo que narra en sus novelas, pues sea capaz de plasmarlo todo tan bien, gracias a la buena labor de documentación que seguro realiza. Me encanta todo lo que cuentas de este libro suyo (me encanta tu reseña) y tengo claro que la leeré en algún momento. Igual se la propongo a Mariana para una de nuestras lecturas conjuntas ya que al autora lo descubrimos también a la vez y gracias a ti
    Me alegra que la hayas disfrutado
    Un beso.

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    1. Me encantará leer vuestra opinión (de Mariana y tuya) acerca de esta novela. A mí me ha gustado mucho como plantea lo que significó aquel año. Nos creíamos el culmen de la modernidad y que quintaesencia de la democracia. Y luego vino la realidad y se nos bajaron mucho los humos. Todo eso lo refleja Enrique Llamas de maravilla. Yo creo que no solo es que se documenta muy bien, sino que es muy inteligente la interpretación que hace de los documentos. Creo que manifiesta mucha madurez y perspicacia en esa interpretación.
      Un beso.

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  6. Buenas tardes, Rosa.
    Me ha hecho gracia lo que comenta Enrique LLamas. Si él no encuentra inspiración en el momento actual, imagínate cómo me siento yo que viví los años sobre los que él escribe. Recuerdo 1992 como un momento estupendo para ser joven.
    Por otro lado, el principio argumental de esta novela me parece muy curioso. Me la llevo a la lista de deseos. Ya te contaré.

    Un abrazo, y gracias por la reseña!!

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    1. Ja, ja. Yo ya no era tan joven en 1992. Para mí fue un buen año. Me dieron el traslado a Santander capital donde he estado hasta la jubilación.
      Creo como el autor que 1992 fue el año culminante en la autocomplacencia de España que se sentía rica y famosa. Allí vivó (vivimos) sus quince minutos de gloria, aunque esos quince minutos duraran un año. Ojalá te guste el libro y nos cuentes tus impresiones.
      Un beso.

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  7. ¡Hola, Rosa!
    Qué gusto volver a saber de este delicioso autor que conocí gracias a tu reseña de "Todos estábamos vivos". Sin duda que repetiré con él, su prosa me enamoró.
    Por lo que nos cuentas "Lo nuestro" es un libro que casi seguro leeré de la mano de Marian para poder entender mejor esos acontecimientos de la España del último tercio del siglo XX que no domino por estar afincada en el otro lado del mundo.
    Otra lectura apuntada para este próximo año, gracias por hablarnos de "Lo nuestro".
    ¡Magnífica reseña!
    Un beso.

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    1. Yo me puse muy contenta cuando vi que había nueva novela y me apresuré a comprarla. Se saltó todas las de la lista de pendientes y la verdad es que me ha gustado mucho. El 92 fue un año muy especial para España con las Olimpiadas (que se dijo que habían sido unas de las mejor organizadas) y con la Expo de Sevilla. Ya se estaba gestando una crisis económica que se manifestó en toda su crudeza a finales de año y abarcó el año siguiente también. de hecho se la conoce como la crisis de 1993. Nada que ver con la de 2008 que aún colea, pero terminó un poco con ese entusiasmo que iluminaba al país.
      Ojalá hagáis una de esas lecturas conjuntas Marian y tú. me encantará saber vuestra opinión.
      Un beso.

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  8. ¡Hola, Rosa! Jo, cómo me he identificado con el comentario del autor con el que inicias la reseña. Yo tampoco, entiendo el presente, bueno, quizá sí lo entiendo, pero me parece tan plano y banal que me aburre. Como él, mis lecturas, música y películas preferidas y recurrentes son anteriores al 2000.
    1992, qué recuerdos... y qué nostalgia. Veinte añitos y viviendo ese espíritu olímpico en Barcelona. Sin duda, también comparto con el autor, fue el punto álgido, quizá el mejor momento que vivió este país, dejando de lado el cáncer etarra.
    Lamentablemente, creo que después todo ha sido decadencia. Viendo los nombres de los gobernantes, sin duda tuvieron muchos oscuros, pero, joder, desde luego que hacían bueno aquello de Otros vendrán que bueno me harán. Porque compararlos con lo que hay ahora es para llorar.
    Bueno, dejemos eso. Aprovecho para desearte unas maravillosas fiestas y te mando un grandísimo Feliz Navidad!!! Un abrazo!

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    1. Yo no estuve en Barcelona, aunque sí que visité la EXPO de Sevilla. Y puedo jurar que tampoco tenía veinte años, ja, ja. Pero sí que recuerdo el orgullo y la autosatisfacción que envolvía al país. Parecía que ya se habían alcanzado todos los objetivos y que nunca más nos iba a faltar nada. Y eso que una crisis se estaba cerniendo sobre el país, aunque tardara en hacerse ver por la mayoría. Luego vinieron más crisis y la democracia se manifestó débil y poco consolidada y se terminó el periodo de vacas gordas que no sé si volverá, aunque no creo.
      Un beso y feliz Navidad también para ti, aunque me pasaré por el blog y por las redes para felicitar.

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  9. Me ocurre como a Lorena, nada he leído de Enrique Llamas, y eso que llevo leídas varias reseñas tuyas de novelas suyas. A ver si en 2024 le doy una oportunidad. C reo que me iniciaré con "Todos estábamos vivos", se lo pediré a los RRMM.
    Que pases una muy Feliz Navidad, Rosa
    Un beso fuerte

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    1. Te vendrá bien para la Ll de Autores de la A a la Z. Yo no me he podido resistir y no he esperado al año que viene. Todos estábamos vivos es una muy buena manera de conocer a este autor. Espero que lo disfrutes tanto como yo. Ya nos contarás.
      Un beso.

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  10. Me gusta lo que cuentas de este libro, a ver si le doy una oportunidad a este autor el año que viene. Besos y Felices Fiestas !!!

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    1. Es un autor que merece la oportunidad porque es muy interesante. Ojalá te guste.
      Un beso y Felices Fiestas también para ti.

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  11. Conozco a este autor por tus reseñas anteriores, pero no he leído nada de él. Me suena haber dicho en alguna de esas ocasiones, y reitero aquí, que es muy meritorio que alguien tan joven, que no ha vivido esa época sea capaz de ahondar en ella tan concienzudamente, así que su labor de investigación histórica le hace merecedor de un aplauso, pues en estos casos se puede pecar de inexactitudes, tergiversaciones e incluso de interpretaciones tendenciones, tanto por parte del escritor como de las fuentes consultadas. Todo lo referente a la transición me resulta muy interesante, pues aun perteneciendo a una época reciente (sobre todo para los que ya peinams canas), siempre hay hechos que desconocemos, bien porque se ocultaron, bien porque no se consideraron por aquel entonces relevantes, pero que ahora sí lo son.
    Muchas gracias por esta reseña, que me ha gustado muy especialmente. Si ya me gustan las novelas "históricas", prefiero a todas luces las que tratan historias relativamente recientes. De hecho, ahora he empezado a leer Inés y la alegría, de Almudena Grandes, lectura con la que completo los episodios de una guerra interminable, pues comencé, sin quererlo, por el final de esta serie. y la he ido leyendo en sentido inverso a las fechas de publicación. Ni que decir que todas me han encantado.
    Pero me he desviado del tema principal de esta entrada. Siento haberme ido por los cerros de Úbeda, je, je.
    Un beso.

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    1. Tiene mucho mérito, en efecto. Fíjate que yo pasé la movida con mi veintena (cumplí 20 en 1979), pero entre que estaba en León y que mis intereses iban por otros derroteros, me enteré de mucho menos que Enrique Llamas a base de documentos.
      Se documenta muy bien y sabe interpretar la información. Y así le sale una novela magnífica como Todos estábamos vivos.
      Y en esta última novela sobre el verano de 1992 y los Juegos Olímpicos repite la hazaña y nos vuelve a regalar una mirada sobre aquella España que es insuperable.
      El autor es muy joven, más que mi hijo, pero creo que sus novelas están muy indicadas para nuestras edades.
      No lo dejes pasar. No te arrepentirás.
      Un beso.

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  12. Creo que le di a publicar sin querer jejeje. Bueno, te decía: Hola, Rosa. Este libro no me suena de nada. No he leído tampoco al autor. Me gusta lo que cuentas de esta novela porque esa fecha, ese 1992, y años siguientes, dieron mucho de sí. Para ser un autor tan joven, habrá tenido que hacer una buena tarea de inmersión en esos años. Lo llevo porque me has convencido. A ver si le busco hueco, aunque te confieso que vuelvo a estar perezosa con las lecturas. Besos

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    1. Vaya ¿a ti también te pasa? Menos mal, creí que era solo yo. El caso es que no sé a dónde le doy y me sigue pasando a veces. Los comentarios se van volando incompletos.
      Yo, afortunadamente, no suelo estar perezosa con las lecturas, lo estoy más con las reseñas, pero es tanto lo que tengo en mi lista que también me cuesta encontrar momento para la mayoría de las lecturas.
      Enrique Llamas es un autor al que merece la pena conocer. Se mete muy bien en los años en los que ambienta sus obras y además es muy hábil a la hora de interpretar los hechos.
      Un beso.

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