"Santander 1936" Álvaro Pombo
–¡Tú eres un señorito, Alvarín!
–exclama Rafael Mazarrasa, dando una palmada en el hombro a su amigo [...]
–¡Señoritos, sí, a mucha honra! Sí, nosotros llevamos corbata; sí, de nosotros
podéis decir que somos señoritos... ¿Te acuerdas de esas frases? Tú acababas de
llegar a Santander, a España, a finales de octubre de 1933. Comentamos, ¿te
acuerdas?, ese discurso. Somos señoritos porque así lo fueron siempre, en la
historia, los señoritos de España. Así lograron alcanzar la jerarquía verdadera
de señores, porque en tierras lejanas, y en nuestra patria misma, supimos
arrostrar la muerte y cargar con las misiones más duras...
–Señoritos es despectivo, somos
niños bien, diga lo que diga José Antonio Primo de Rivera.
Esa familia que se vino abajo cuando su madre, Ana Caller, abandonó a su marido y a sus hijos y se fue a París en busca de su libertad. El padre, Cayo Pombo Ybarra, vivía más o menos de las rentas, pero era agnóstico, republicano y azañista, y el hecho de que Alvarín «se hubiera afiliado a un movimiento de extrema derecha – esa fama tenía ya Falange esos años – le inquietaba porque Cayo se consideraba a sí mismo un demócrata y un republicano de corazón, parte minúscula en Santander de una izquierda republicana». Parece mentira que con esos antecedentes, Alvarín cayera en la extrema derecha, en un partido de corte fascista que ni toleraba el abandono de la madre, ni las simpatías del padre. Pero ya se sabe que nada hay como la influencia de un amigo. Sobre todo si existe la convicción de que ese amigo lo hace todo desinteresadamente. Y Rafa, Alvarín lo creía firmemente, sólo quería su bien y por eso le contagió el entusiasmo por José Antonio Primo de Rivera y por el falangismo.
También es posible que la Falange, los camaradas, la disciplina vinieran a sustituir la familia estructurada que Alvarín echaba de menos. La madre enseguida organizó la educación de los niños lejos de casa; Alvarín, en Francia; Cayito, en Inglaterra. Después se fue y dejó solo al marido. Ana Caller era una mujer moderna que terminó liberándose de toda atadura para volar en busca de su vida sin ataduras. Y a la vez, era conservadora en lo político y muy religiosa, al contrario que su marido. Me resulta un personaje fascinante en su contradicción y en su búsqueda de independencia aun a costa de renunciar a su familia.
Podría pensarse que las discusiones entre padre e hijo, dadas sus diferencias ideológicas, serían épicas, pero nada más lejos de la realidad. El cariño y el respeto entre ambos recién adquiridos tras la vuelta de Alvarín hacía que sus conversaciones fueran un civilizado encuentro de ideas y pareceres.
«[...] ¿De verdad queremos estar a las órdenes de un caudillo inspirado por Dios? ¿No sería eso peor que la monarquía borbónica de Alfonso XIII o que la dictadura de Primo de Rivera? [...] –Te estoy desilusionando, ¿verdad, hijo?
–No, papá. Tú no me desilusionas nunca. Lo que acabas de decir es un modo sensato, razonable, de interpretar la política, un estilo anglosajón, como suele decirse. [...] Lo que pasa con Falange Española, con José Antonio, en este momento, es que tiene la fuerza de un grupo marginal, de una agrupación, sin apenas apoyo económico o social. [...] Pero, claro, dejaría de ser hijo tuyo si no me sintiera escéptico o dubitante en ocasiones. Ahí tienes, por ejemplo, la violencia falangista, que nadie puede negar. Yo, al menos, no puedo negar esa violencia, por más que exista una violencia equivalente en el otro lado. Y no puedo justificarla diciendo, sin más, que es la violencia de los justos frente a los enemigos de Dios».
Álvaro Pombo |
Santander 1936 está llena de diálogos, de reflexiones acerca de lo bueno y lo malo de cada parte. Huye del sectarismo, pero sin equidistancias engañosas. Hay mucho de historia real que no voy a contar. No, no voy a contar la historia de Alvarín y de Cayo, su padre. No quiero adelantar acontecimientos históricos (aunque se encuentren en Internet para cualquiera que quiera informarse) para los que quieran conocerlos a través de la novela. Tan solo decir que Cayito, el hermano de Alvarín, fue el padre de Álvaro Pombo, el autor.
Me gusta como escribes los relatos con intensidad única
ResponderEliminarHola, Rosa. De este autor he leído La fortuna de Matilda Turpin, que me gustó pero tampoco me entusiasmó. Cierto es que me han dicho que no es ni de lejos la mejor.
ResponderEliminarRespeto a este Santander me llama la atención el papel de la madre, creo que me caería bien en parte pero solo en parte. Me parece bien que cada uno busque la vida que quiere y sea libre pero lo de abandonar a tus hijos, no. Lo del marido, si ya no lo quería o los motivos que fueran, pues mira, pero los chicos no tienen culpa.
Por eso creo que me gustaría saber de ella.
Me gusta también que no haya sectarismo y que se permita hablar a los personajes de ambos bandos y veo bien también que en cierta manera tome parte del que le interese. Creo que en las novelas, los escritores no tiene obligación de ser objetivos ni imparciales.
Y qué tiempos aquellos en los que se podía opinar lo contrario sin que el debate o la réplica se viera reducida a insultos y desprecios. ¿Qué nos pasa?
Me apunto este Pombo aunque de mano, como a ti, es una novela que no me hubiera llamado la atención.
Besos
Yo tuve una época en que leí bastantes libros del autor. Me gusta, aunque no es de los que más y de sus libros pues los hay que me han gustado más que otros, pero sí que ha sido un autor seguido por mí. Esta novela es muy interesante. Los personajes tienen más o menos de realidad, pero creo que básicamente, se ajustan bastante. Lo que se sabe de Ana Caller responde perfectamente a lo que se cuenta en el libro. Curiosamente, conservadora y religiosa (más que su marido) buscaba la libertad por encima de todo, incluso de sus hijos. No digo que sea algo plausible, pero cuando lo hacen los hombres quedan como héroes que han «sacrificado su familia por más altos ideales». Creo que las mujeres también tienen derecho a ser egoístas de vez en cuando.
EliminarLo de poder opinar se daba en casa de Alvarín, con su padre, porque en las calles de Santander (y de toda España en aquellos días) opinar distinto a los de al lado te podía costar la vida. Aquí vemos unos cuantos a los que les costó exactamente eso.
Un beso.
Cuando dije que había un tiempo en el que podías opinar no me refería a tan atrás, que yo eso no lo conocí, me refería a hace poco, de unos años para aquí creo que esa libertad ya no es la misma, no porque legalmente no se pueda, sino porque llueven los insultos y cancelaciones tan de moda. Y por supuesto, a mí los hombres que abandonan a sus hijos me parecen cualquier cosa menos héroes. Opino lo mismo que con las mujeres.
EliminarBesos
Ah, creo que no te había entendido. Tienes razón y ya sabes que estoy de acuerdo contigo. Ahora la falta de libertad está camuflada con lo correcto y hasta se ve mal que protestes.
EliminarOtro beso.
Una novela atravesada por la realidad de un momento histórico tremendamente desolador. Me ha gustado mucho lo que cuentas sobre ella, Rosa, las reflexiones y la forma de narrar que tiene el autor. A ver si le hago un huequito. Un beso y gracias por la recomendación.
ResponderEliminarEn esta novela se habla de un hecho que tuvo lugar en Santander y que ha dejado un cierto poso de trauma en los santanderinos que lo recuerdan. No quiero destripar el final, pero tiene que ver con ese barco fondeado en la Bahía. Algunas desgracias de Santander las han causado barcos en la Bahía, aunque ésta, no la causó el barco sino que fue el objeto pasivo testigo de la barbarie. vamos que hay que leer el libro para saber cómo termina (o la Wikipedia).
EliminarUn beso.
Sí, conozco el suceso y he leído alguna otra novela en torno a ello. Voy a buscar también esta.
EliminarOjalá te guste tanto como a mí.
Eliminar¡Hola, Rosa! Ojalá pudiéramos escuchar en nuestro sensato y civilizado congreso de los diputados un diálogo como el que destacas en tu entrada. Y es que ninguna ideología adquiere apoyo social sin alguna razón, incluso las más perversas. Por eso no podemos quedarnos con partes aisladas de la realidad y esconder otras debajo de la alfombra. Encarar todos los problemas con la voluntad de solucionarlos nos evitaría aquello que en Física ya nos dijo Newton: a cada acción le corresponde una reacción en sentido contrario.
ResponderEliminarUna novela que sin duda debemos leer. Un abrazo!!
No sé si los diálogos entre padre e hijo serían tal y como los cuenta el autor. Teniendo en cuenta que no conoció a ninguno de ellos y que es una novela con mucha ficción, puede que tan solo sean lo que a él le hubiera gustado que fueran, pero sea como sea, merece la pena leer una confrontación de pareceres tan civilizada y respetuosa. Hay que conocer, como dices, toda la realidad. Los sectarismos a estas alturas son malos y muy simples, tanto como pretender que todos fueron (o son ) iguales. Hay que saber distinguir para lo bueno y para lo malo.
EliminarPor cierto tu comentario había ido a spam. Por eso lo respondo después de otros que van detrás.
Un beso.
Pensaba que no me iba a interesar y me has creado una necesidad, jajajaja.
ResponderEliminarMuy feliz día.
Ojalá te guste porque también conozco gente que lo ha abandonado. vamos que no es un libro que levante pasiones multitudinarias, pero a mí me ha encantado y ha ganado en el recuerdo.
EliminarUn beso.
El diálogo con el que abres la reseña es toda una declaración de intenciones de una novela que tiene muy buena pinta por el fondo y por la forma. Me gusta también que se huyan de sectarismos y por supuesto esa recreación del Santander de otro tiempo. Una ciudad, por otro lado, que me parece de las más bellas de España y Europa.
ResponderEliminarBesos, Rosa.
No sé la ciudad, pero desde luego el enclave natural en el que se sitúa es de una belleza estremecedora. La Bahía de Santander es una de las más bonitas que conozco. A esa bahía salía Alvarín a pescar con su barquito, por el muelle que bordea esa bahía daba muchos de sus paseos con Rafa Mazarrasa, en esa bahía había fondeado un barco de infausta memoria. Desde luego que es una novela con muy buena pinta si no quieres leer con prisa y te gusta detenerte en reflexiones muy interesantes.
EliminarUn beso.
Una novela con trazas de ser muy interesante. A mí, que me gustan mucho las historias de tramas trepidantes (me vuelvo loca por un buen thriller), de vez en cuando me gusta algo más reposado, que pueda disfrutar de una buena historia reflexiva, escrita con mimo y en la que la realidad sea incluso más dura que la ficción y esta novela tiene toda la pinta de esconder eso y mucho más como bien indicas. Sin duda, una recomendación que agradezco.
ResponderEliminarPues sí, creo que esta novela puede adaptarse muy bien a esas que te gusta disfrutar de vez en cuando porque es reflexiva, está escrita con mimo y tiene una realidad que fue muy dura, cuyo final no he relatado y que es lo más duro. Espero que te guste.
EliminarUn beso.
Te leo y sonrío- Tan metida siempre entre tus libros- la vida se te pasa en un suspiro --.Seguramente tu vida actual de pareja la siento mala -
EliminarCuéntanos de eso ,de vos, de lo que te pasa ,no de novelitas que a nadie interesa....
Te dejo mi blog no para que me comentes ya que jamas lo haces es tu estilo jajajaja!!!!! sino para que veas quien soy
besitos
Mucha
Pues oye, si no te interesan las novelitas de las que nos habla Rosa ¿qué haces aquí en su blog? con no pasarte tienes suficiente y ¿quién eres tú para decir nada sobre su vida de pareja? ¿tú que sabrás? me parece una falta de respeto. Es el blog de Rosa y ella habla en él de lo que le apetece hablar, que es de libros y si no te gusta...., pues ya sabes
EliminarGracias, Marian. Yo no he respondido porque ya estoy muy acostumbrada a sus exabruptos. Tan pronto la entusiasmo como la aburro, pero pedirme cuentas de mi vida privada y en pareja, es ya el colmo.
EliminarTampoco sé si vendrá a leer nada de esto. Un abrazo, amiga. A ver si se le quita la manía de ir a molestar a casa ajena.
No he leído nada del autor. No era un autor que me tentase mucho pero ahora me has dejado con ganas de leer esta novela. Me atrae la temática y me gusta que no se decante por ningún bando. Apunto a ver si lo encuentro en la biblioteca.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo empecé a leerlo hace muchos años y lo he disfrutado con desigual fortuna. Algunas de sus novelas me han encantado y otras me han dejado más fría. Ésta podría decir que es la que más me ha gustado, aunque no todos los que lo han leído (o intentado) están de acuerdo conmigo.
EliminarUn beso.
Aunque resulte muy repetitivo, diré, una vez más, que me encantan las novelas históricas, o basadas en hechos históricos, y si son relativamente recientes (como sería la etapa de preguerra y posquerra civil española), mucho mejor. Y este es un caso muy claro. Solo me echa un poco para atrás eso que dices de que resulta lenta, pero si las reflexiones que en ella hace el autor valen la pena (que, dado el tema que trata, lo supongo) habrá que leerla. Ya sé que lo de valer la pena es algo muy subjetivo; más bien me refiero a que no se trate de divagaciones que se apartan innecesariamente del tema central. Últimamente he leído algunas novelas que se me eternizan porque el autor llena páginas y más páginas de consideraciones que no me aportan nada. Supongo que ello se debe a que soy una persona muy nerviosa e impaciente a la que le gusta ir al grano y el discurrir lento de una historia, intercalada de derivaciones, para mí innecesarias, me saca de quicio, je, je.
ResponderEliminarUn beso.
A mí me ha resultado muy grata de leer porque las reflexiones me han interesado, pero sí, es lenta. Hay reflexiones en la narración, pero también los diálogos son muy reflexivos. Lo que sí te puedo decir es que esas reflexiones no distraen de la trama central, sino que forman parte de ella. A mí tampoco me gusta que el autor se vaya por los cerros de Úbeda, pretenda dejar un muestrario de todos sus conocimientos y hablar de todos los temas habidos y por haber. Lo he visto hace unos meses en una novela que, encima, era policíaca.
EliminarA mí Santander 1936 me ha gustado mucho, pero, como dices, eso es algo subjetivo y, como digo yo en algún comentario, conozco gente que la ha abandonado.
Un beso.
Estaba toda embelesada leyéndote toda convencida de que este Santander, 1936 era un libro de autoficción o una novela de no ficción. Veo que más bien es novela de ficción, aunque el contexto y hechos históricos son los que son y probablemente haya en ella algo de historia familiar, aunque el autor no la haya vivido en primera persona. En todo caso, ya hemos hablado en otras ocasiones de lo poco que importa a la hora de valorar un libro que lo que este narra sea real o no.
ResponderEliminarEl título me lo apunto porque no he leído nada de Álvaro Pombo, porque me ha llamado mucho la atención y porque lo de que esta novela sea lenta y reflexiva no es algo que me disuada de su lectura. Lo lento no tiene por qué ser sinónimo de aburrido y en algunos libros incluso es una virtud.
Besos
Los personajes existieron, lo que sucede en el libro sucedió, pero todo está novelado puesto que el autor no había nacido y además la mayor parte del libro, salvo lo puramente histórico, narra conversaciones y pensamientos a los que nadie asistió. No sé cómo calificar la novela: autoficción, creo que no; no ficción, tampoco; ficción histórica, tal vez. Sea como sea, es una novela que a mí me ha merecido la pena y creo que podría gustarte. ya nos contarás si te animas.
EliminarUn beso.
Me retiro de los blogs pero te seguiré leyendo
ResponderEliminarDe Pombo tengo algo en casa pero no he leído nada.... A mí, todo lo que tenga un viso de realidad me llama un montón. No sabía nada de esto, así que esta me la llevo bien apuntada también. Vaya mañanita que llevo, viendo títulos que me apetece leer en varios blogs. Y son solo las 8 de la mañana. Besos
ResponderEliminarHay días que la lista de pendientes está que echa chispas, ja, ja. A mí, Pombo es un autor que me gusta, no en todas sus novelas, pero generalmente suele gustarme. Ojalá a ti también en caso de que te animes.
EliminarUn beso.
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarsegún empezaba a leerte pensaba que Alvarín algo tenía que ver con el autor, claro, ya nos cuentas que era el tío de Alvaro Pombo. No me extraña que el personaje de Ana Caller te haya resultado fascinante, por su contradicción, no cuadra para nada sus actos, su abandono a su familia para liberarse y sus ideas conservadoras de derechas y que sea tan religiosa. Es curioso, sí
También lo es el hecho de que padre e hijo, con ideologías tan distintas no discutieran, se respetaban, eso es genial, si hubiera mas respeto en el mundo...
En principio no me llama demasiado la atención el argumento, pero bueno, tampoco descarto leerlo algún día
Un beso.
Cuando yo empecé a leer la novela pensaba que Alvarín era el propio autor, pero algo no me cuadraba hasta que eché cuentas y vi que, de ser él, ahora tenía que tener ¡¡104 años!! Y ya vi que era imposible. Me metí en Google antes de terminar el libro, en contra de mi costumbre, y até todos los cabos.
Eliminarlas conversaciones entre padre e hijo son algo que ocurrió en la intimidad de su casa y que, por lo tanto, no están documentadas. Imagino que responden a lo que el autor quiere transmitir, que se puede tener ideas diferentes y hablar con respeto. También creo que quiere dejar claras las contradicciones de ambos personajes, cada uno en su propia ideología. Lo que sí es estrictamente cierto son todos los acontecimientos sucedidos en Santander, manifestaciones, asesinatos, bombardeos... etc. Lo que cuesta no destripar finales que, por otra parte están en Internet.
Un beso.
Me la apunto aunque ya sabes que cuando una obra es medio verdad y medio inventada, me tiro toda la lectura conjeturando qué es cierto y qué imaginado, cosas mías.
ResponderEliminarGracias por la recomendación.
Un besote.
Aquí, salvo los hechos que afectan a la ciudad y a acontecimientos que sucedieron y que son todos ciertos, conversaciones, reflexiones, etc., son inventados. Yo ya hace mucho que no me preocupo de lo que es verídico y lo que no. leo y disfruto. Si no, te vuelves loca.
EliminarUn beso.
Pues no he leído nada del autor, aunque algún título tengo por casa (no recuerdo ni cuál, qué desastre...).
ResponderEliminarPues mirando mi lista de lecturas veo que este es el décimo libro que leo de Álvaro Pombo. No todos me han gustado igual, pero el balance es positivo.
EliminarUn beso.
Pues casi que coincido con los comentarios anteriores ni he leído al autor, ni conocía la novela y si también gracias a tu reseña me ha interesado jaja. Besos
ResponderEliminarEs curioso porque hay mucha gente que no conoce a este autor y, sin embargo, es ya casi un clásico. Tiene los premios más prestigiosos de España (Herralde, Planeta, Nadal, Nacional de narrativa, de la Crítica... por mencionar solo los más famosos.) Y creo que es un autor que merece la pena.
EliminarUn beso.
Buenos días, Rosa.
ResponderEliminarNo sé por qué motivo esta reseña tuya no me ha aparecido hasta hoy en la lista de lectura. Blogger sigue haciendo cosas extrañas.
En cuanto a la novela que reseñas, creo que cada uno de nosotros podríamos escribir una novela de temática similar. Me refiero a que dentro de nuestras familias podríamos encontrar elementos inspiradores, otro tema es tener la capacidad de construir una novela interesante.
Por otro lado, me gusta que no se utilice el sectarismo en esta obra, ya que la objetividad siempre me ha parecido un valor muy importante para la narrativa. Apunto la novela, aunque no la leeré inmediatamente. Ya sabes que lo mío son otras narrativas.
Un abrazo, y gracias por la interesante reseña!!
Blogger está imposible a veces. A mí hay blogs que tarda muchísimo en actualizarlos. Veo en Facebook o en Twitter las reseñas y en mi blog aún aparece con la reseña anterior.
EliminarComo dices, en todas nuestras familias habría sucesos para escribir una novela sobre todo si nos remontamos a la época de la Guerra Civil. Cuando yo era niña mi bisabuela me contaba historias de lo más interesante y además bastante anteriores a la guerra. Lo malo es que las fui olvidando y de no haber sido así, quién tiene esa capacidad para crear algo interesante con esas historias. Álvaro Pombo la tiene.
Un beso.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarLa verdad es que estoy un poco perdida con este libro, no domino los acontecimientos históricos de esa época y en principio siento que "Santander 1936" no es una lectura para mi.
Tampoco conocía al autor, así que gracias a tu reseña, he buscado información en internet ;)
Creo que esta vez no me animo con la sugerencia, pero me ha encantado leerte y sobre todo saber que has disfrutado mucho de este libro.
Un besito.
Te entiendo perfectamente. Trata de hechos muy puntuales sucedidos en Santander durante la guerra civil y que están contados desde la óptica de un descendiente de la familia. Es interesante, pero tal vez solo para los que nos pilla más cerca.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, de Álvaro Pombo leí hace años El metro de platino iridiado y me resultó muy pesada, no conseguí hacerme con el autor y no he vuelto a repetir; pero lo que comentas de Santander 1936, una historia que se mueve entre la realidad y la ficción, lenta pero llena de reflexiones interesantes y que además te ha gustado, me anima a darle otra oportunidad. Me la llevo apuntada. Besos.
ResponderEliminarEl metro de platino iridiado tampoco es de los libros que más me han gustado del autor. Hacía mucho tiempo que no lo leía, pero esta es una de sus mejores novelas o al menos menos de las que más me han gustado. Te la recomiendo.
EliminarUn beso.