La cita anterior es también el inicio de la novela. Un puñado de palabras hermosamente hiladas para ponernos en situación, para ubicarnos en el tiempo y en el espacio de una forma inequívoca. Estamos en San Blas, un barrio obrero y conflictivo en aquella época en la que la droga hacía estragos. No hay mucho margen para el error: años setenta y ochenta. Sabemos también que el ángel y quien nos lo cuenta viven en un bloque sin portal, con escalera exterior, con apartamentos minúsculos: familia trabajadora sin demasiados recursos y con un vecindario que fue conformando la vida de la narradora, una niña de cinco años con un parche en el ojo cuando empieza la historia. Y es importante ese ambiente, ese barrio, ese vecindario sobre todo. La madre y la hija del tercero que viven de la prostitución;
la bruja del final de la calle, la Peluca. Tal vez es a ella a la que la niña le debe el desacuerdo con su realidad porque puede que a su maleficio se deba que no saliera conforme a los deseos de su madre. Ella quería un hijo torero que le comprase un chalet. Nunca llegó a comprarle el chalet a su madre, pero por mucho tiempo, ésta mantuvo la ilusión de haber parido un chico.
Una ilusión que solo era eso, porque como sabremos enseguida el cuerpo que tan inequívocamente confunde a su madre encierra en realidad una niña que no termina de estar a gusto dentro de sus costuras, aunque no sabe muy bien el porqué. Sólo sabe que ella no se siente uno de los dos machotes que su madre está orgullosa de haber parido. Pero tampoco sabe muy bien quién o qué es.
Ante la duda, la perplejidad y el temor, se fue fabricando una masculinidad a base de copiar e imitar.
«De mi padre copié la forma de comer, [...] de mi hermano extraje su lenguaje corporal hipermasculino, [...] la manera de sentarme y de levantarme se la robé a mi tío Jacinto, [...] Con los amigos del colegio y del instituto que intenté conservar, más como escudo que como una verdadera alianza, parte del mismo teatro de la muerte, compuse el resto de mi cadáver».
Pero eso fue ya más mayor, de adolescente. La niña que conocemos se debate entre lo que desea y lo que le asusta. Le asusta Margarita, otra vecina, la más alta del barrio, siempre maquillada y bien peinada, con la cara deformada por unas protuberancias que más tarde sabría que se debían a la chapucera aplicación de silicona. Margarita fue su primer odio en el barrio, o uno de los primeros. Era como la proyección de su futuro, un futuro que se veía muy negro desde el encierro del armario.
Y la niña crece y su cuerpo cada vez le resulta más ajeno. No puede reconciliarse con esa apariencia que no reconoce «Crecía teniendo que parecer algo que no era, que cada vez se me daba mejor, que cada día dolía más, y con la seguridad de que mi mundo, el que se alejaba de mí de forma inexorable, era el de las mujeres». Y ahí estaba Margarita permanentemente, «una punzada de realidad llamando a la puerta. Una confirmación de lo que no quería ver ni saber». Una plasmación de lo que se anhela, a la vez que un recuerdo de lo que se rechaza. No consigo imaginar una tragedia mayor. Mirar con recelo lo que añoramos; que la dictadura de lo correcto aniquile la ilusión de lo que se desea; que sean los demás los que dictan lo que una debe ser, pensar o sentir.
Y no consigo imaginar por qué hay gente tan mala, por qué se sienten con derecho a decidir cómo tienen que vivir los demás, cuando los demás no se meten para nada en su vida. Y ya no digamos cuando se permiten ser violentos con esas formas de vivir que no admiten ni entienden. Y es que sí, nuestra protagonista también se enfrenta a la violencia, a la paliza gratuita. Porque llega un día en que se atreve a asomar la patita fuera del armario. «La primera vez que pisé la calle vestida y maquillada sin ambigüedades, la primera vez que me presenté del todo como una mujer en público, [...] fue un momento de poder en el que no hubo inercia ni miedo que pudiera frenarme».
El miedo vino después, cuando en medio de la euforia, mientras escuchaba música en sus auriculares, sintió el primer impacto y no supo ni lo que era. Hasta que lo supo con claridad. Eran patadas con botas militares, era rodar por una escalera, eran costillas doloridas. Eran unos energúmenos tratando de aniquilar lo que no entienden, porque para algunas personas, lo que no se entiende es una amenaza.
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Alana S. Portero |
Alana S. Portero ha escrito una novela de formación que nos lleva desde una niña de cinco años hasta una mujer de treinta y cuatro. En esos treinta años va cumpliendo etapas, se va abriendo a un mundo que teme, pero al que no puede sustraerse. Conoce a mujeres que le servirán de referente y que llegarán a suplir a la madre que nunca aceptó lo que era en realidad uno de sus «machotes». Así conocerá a Eugenia, la Moraíta, travesti y puta que «empezaba su jornada alrededor de los cines Luna al caer la tarde, allí sacaba el dinerito de la cena y un poco más haciendo pajas tristonas a viejos que pasaban por la plaza antes de cenar». Y se reconciliará con Margarita, ya anciana y enferma. Y nos dejará su historia en una novela tan tierna como dura, valga el oxímoron si es que lo es, bellamente escrita, pero que nos dejará huellas de arañazos en la mente igual que los bellos cristales pueden arañar y cortar.
Una historia en la que, afirma la autora en una
entrevista,
«Hay mimbres de mi vida, pero no es mi historia. Reivindico mi derecho a la ficción. Como mujer, como mujer trans, como persona LGTB. Esa necesidad de que toda nuestra literatura sea catalogada como confesional, como si todo fuera un gran drama personal, me parece injusta». Como injusto es que aún haya que reivindicar los derechos de las personas a vivir su vida y su realidad de la forma en que cada cual decida.
Es absolutamente normal y entendible que un escritor o escritora escriba sobre lo que conoce, así como que haya mucho de él o ella en sus libros, sin que por ello tengan que ser autobiográficos. Retorcer la realidad, aliarla con la inventiva y conventirla en ficción es una de las mejores fórmulas de hacer comprensible una realidad muchas veces compleja, así como de hacer visible aquello que muchas veces se ignora o no se quiere mirar.
ResponderEliminarMe parece absolutamente normal y entendible la protagonista de esta novela, aunque para muchos no lo fuera en aquellos años setenta y ochenta, aunque para muchos siga sin serlo en los años veinte del siglo XXI. El arranque de La mala costumbre es de esos que invitan a seguir leyendo, y tu reseña no hace sino hacer aún más apetecible la invitación. Me tientan todas las cosas que destacas de esta novela. Por destacar una diré que me parece un acierto la relación entre la protagonista y Margarita, como si fuera esta última la imagen que el espejo devuelve de la primera. Cómo no rechazar lo que nos graban a fuego que está equivocado.
En fin, me apunto este título de esta autora que no conocía. Creo que me voy a enamorar de su niña y que me va a encantar asistir a su crecimiento y descubrimiento.
Besos
Ciertamente es ridículo empezar a pensar qué hay de autobiográfico en las novelas y qué forma parte de la ficción. Yo lo he hecho en su momento hasta que me di cuenta que era labor imposible e innecesaria. Ahora disfruto de lo que leo sin importarme esos detalles que, además, son irrelevantes.
EliminarYa la cita con que inicio la entrada, como dices da ganas de seguir leyendo, pero además da idea de la preciosa forma de escribir de la autora que hace con esta su primera incursión en el mundo de la novela. Se nota que viene del mundo de la poesía porque, incluso en prosa, su lenguaje es muy poético.
La historia es muy dura, pero contada con ternura. O al menos eso es lo que me ha despertado a mí. La relación entre la protagonista y Margarita es preciosa, con sus luces y sus sombras, y sí, muy entendible. Cuándo alcanzará el ser humano la capacidad, casi divina, de aceptar lo que no comparte...
Un beso.
Buenas tardes, Rosa.
ResponderEliminarEstoy segura que en el momento actual esta novela levantarán mucha atención, por la temática y por las connotaciones seudo-autobiográficas.
Por otro lado, las novelas de crecimiento siempre me han parecido interesantes. Gracias por la reseña!!
Un abrazo, y gracias feliz semana!!
Es un tema que inexplicablemente, en los tiempos que corren, sigue levantando ampollas en algunas mentes que se creen con derecho a disponer de las vidas ajenas para administrarlas y decir a cada cual cómo tiene que vivir. No sé si alguna vez se superará tanta estupidez y tanta soberbia de los que se creen en posesión de todas las certezas del mundo. Como si fuera fácil tener tan solo una. Muy interesante.
EliminarUn beso.
¡Hola!
ResponderEliminarEsta novela la tengo desde hace tiempo en el punto de mira y ahora tras leerte pues mas aún. Sabía de que va la novela pero desconocía que la autora es mujer trans, algo que le aporta un plus mas a la lectura.
Te cuento Rosa que yo a veces no entiendo el mundo en el que vivo y no entiendo ni consigo como tú imaginar porque hay gente tan mala, gente que no deja a los demás vivir como deseen y quieran y vivir su sexualidad como se deseen y quieran. Me da mucha pena eso, ese ensañamiento con los que ven distintos a ellos.
Voy a leer esta novela en algún momento, lo sé, porque me atrae mucho y no me asustan las novelas duras, ya lo sabes
Un beso
Es gente que decimos, la gente mala que no deja que los demás vivan su sexualidad y su vida en general como les dé la gana, creo que son malos a fuerza de ser ignorantes. No saben ni entienden nada y esa ignorancia les mantiene alerta, asustados ante lo que no entienden, porque además son soberbios y no se conforman con ignorar, tienen que destruir.
EliminarTe recomiendo que leas la novela. Yo la he tenido entre mis pendientes varios meses y ahora no entiendo cómo no lo leí antes. Además, como habrás visto por las citas, la autora escribe de maravilla. Seguro que te gusta.
Un beso.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarEste libro me trae recuerdos de Madrid, lo vi el año pasado en la librería de El Corte Inglés, la tienda ubicada en Goya. Me acerqué a ojearlo por su cubierta que me pareció tan peculiar.
Es un libro que quiero leer y que da la casualidad, hace un par de días atrás, también Marian lo sugirió como opción de lectura conjunta. Ahora leo tu reseña y siento que me apetece leerlo aún más.
Por lo que cuentas, una historia dura y a la vez entrañable, sin duda que los temas tratados se prestan para analizar, reflexionar y debatir.
Tengo la ligera impresión que este libro caerá en nuestras manos más pronto que tarde :)
Gracias por compartir tu opinión con todos nosotros.
Un beso.
Me encantará que Marian y tú hagáis una lectura conjunta de este libro y leer vuestras reseñas complementarias, tan distintas y, seguro, tan distintas a la mía. Ya estoy deseando saber vuestras opiniones.
EliminarNo me extraña que te fijaras en la portada del libro porque es peculiar, como dices, y preciosa. Además de muy esclarecedora. Y la historia es dura, pero enternece porque el personaje de la niña y luego de la adolescente y la joven se nos mete dentro. La vemos tan vulnerable y a la vez tan decidida y con tantas ganas de vivir su vida, y vemos el miedo que la vuelve a empujar hacia las sombras del armario... Muy recomendable.
Un beso.
Hola, Rosa. Yo seleccioné este libro en mi sección de novedades intuyendo que es una lectura que muchos deberíamos leer y al leer tu reseña me lo confirmas. Espero leerlo pronto ya que me encantaría tenerlo en mi blog. Un abrazo y buen martes.
ResponderEliminarMucha gente debería leer este libro, en efecto. Lo malo es que los que más falta haría que lo leyeran, nunca lo van a hacer. Siempre he pensado que estas cosas nos llegan a los que ya estamos convencidos. Lo otros, los que hace falta que se convenzan, no se atreve a enfrentarse a estas historias. Habría que ponerlo como lectura obligatoria en los institutos. He sido profesora de Secundaria y sé que la mayoría de mis alumnos le hubieran sacado mucho provecho.
EliminarUn beso.
Una historia relativamente reciente (por lo menos su publicación) sobre un problema todavía endémico en nuestro país. Ojalá obras como esta sirvieran para normalizar la situación de quienes se sienten diferentes a la mayoría "normal". Como esta, encontraríamos otras muchas historias, como la inspirada en La Veneno, que de pequeña era una niña en un cuerpo de niño y cuya madre nunca aceptó esa condición sexual, ni sus amigos y parientes, y que acabó ejerciendo la prostitución antes y después de hacerse famosa.
ResponderEliminarEsta novela refleja un drama humano que, a pesar de ser actualmente muy conocido, todavía le queda mucho para ser aceptado con total normalidad. Una lectura, sin duda muy interesante, y más viniendo de unos hechos reales, o inspirados, en la vida de la propia autora.
Un beso.
Como digo en el comentario de arriba, lo malo es que los que deberían leerla no se acercarán a la novela ni atados. pero bueno, hay que ir abriendo camino, haciendo que cada vez se visibilicen más estas cosas hasta que la gente las vaya aceptando como algo que está ahí y que no es ni más ni menos "normal" que cualquier otra opción. Y es España no lo tenemos ni tan mal, al menos se pueden publicar estos libros sin problemas y la ley ampara todas estas formas de expresar el sexo, el género y la sexualidad, porque hay países donde a esta escritora la perseguirían y censurarían y hasta la meterían en la cárcel. Es una lucha a la que aún le queda muchas batallas por dar.
EliminarUn beso.
Hola, nunca entenderé porque la gente se siente con el derecho de decirles a los demás como deben vivir su vida, si eres hombre o mujer o te sientes de una forma u otra, si quieres tener hijos, o abortar, si prefieres estar soltera o casarte, a los otros que les importa?. Mientras no intentes imponer tu criterio a los demás y no hagas daño a nadie, porque tu forma de pensar es mejor?. A estas alturas todo eso de vía estar superado, pero no es así. Tengo la novela apuntada desde que se publicó. A ver si me hago con ella. Besos.
ResponderEliminarNo está superado y me temo que no se superará nunca. Nos vemos en la necesidad de opinar de todo acerca de las vidas ajenas. En cosas importantes, como estas que comentas o en cosas más simples. A mí casi me da vergüenza decir que no me gusta la playa, no te cuento ya cuando digo que la música no me entusiasma y que casi nunca la oigo más que cuando viajo. Y cuando era joven porque no me gusta ir a tomar copas y me volvía a casa nada más cenar... Y yo pensaba, pero si no pretendo que se vayan conmigo. Se ve que en este mundo no basta con respetar para que te respeten. Tienes que adaptarte a la "norma". Te gustará la novela.
EliminarUn beso.
No conocía a la autora ni me sonaba este libro. Me gusta los temas que trata, que desde luego invitan a la reflexión. Tomo buena nota.
ResponderEliminarBesotes!!!
La novela salió mucho en las redes sociales y los blogs hace un tiempo. La tenía apuntada desde entonces y fue la reseña de Manuela en Entre mis libros y yo de hace dos o tres semanas la que me dio el empujón final. Y me alegro mucho.
EliminarUn beso.
Esta novela me cautivó desde la primera página. La historia es desgarradora pero la forma de contarla es estupenda, la lírica y cierto humor negro los combina la autora con una maestría perfecta.
ResponderEliminarQuedé subyugada a su narrativa y conmocionada por las vivencias de la protagonista.
Un libro que no paro de recomendar. Me alegra saber que a ti también te gustó.
Un besote.
Tanto la narrativa de la autora como la historia que cuenta son magníficas. Engancha y cautiva desde la primera página, como dices. es una historia hermosa y a la vez terrible narrada con una sensibilidad y a la vez una crudeza que golpea al lector. Es para recomendar, desde luego.
EliminarUn beso.
Parecen situaciones de otra época y no lo son. Es tremendo e incomprensible, efectivamente, el odio que suscitan personas que no hacen daño a nadie y solo tratan de vivir su vida. En fin... Al margen de ello, la novela parece amena y muy poética en la forma de contar. Yo no la conocía, la verdad, pero la tengo en cuenta porque me ha encantado tu reseña. Un beso, Rosa.
ResponderEliminarTe recomiendo la novela. Como ves por las citas, la prosa es muy poética y muy bella, la forma de narrar es directa, pero a la vez trata de no resultar dramática ni mucho menos lacrimógena. Es una preciosidad de novela. Ciertamente deberían ser casos ya obsoletos y pasados de moda, típicos de los años en que se ambienta la historia, pero por desgracia vuelven épocas duras para la libertad, un concepto sobre el que empieza a haber mucha confusión.
EliminarUn beso.
Nada que añadir a tu opinión. Me encantó todo de esta novela, lo que cuenta, cómo lo cuenta, la desgarradora historia, tanto dolor narrado con tanta delicadeza. Una novela fantástica.
ResponderEliminarBesos.
Fue tu reseña, Manuela, la que me dio el empujón final para leer esta novela y no sabes cuánto te lo agradezco. Me ha encantado. La verdad es que hay que leerla porque es difícil transmitir todo lo que cuenta y cómo lo cuenta. nada mejor que la experiencia directa de la lectura.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. Estoy muy de acuerdo con la autora, el derecho a la ficción tiene que estar siempre. Ellos pueden coger cosas de su vida pero si es ficción hay que entender que no es una biografía.
ResponderEliminarEl inicio de las novela es impactante y muy contundente. Creo que de los mejores que he leído últimamente. La situación es compleja hoy en día, supongo que hace años, todavía más, o menos, porque a veces parece que vamos para atrás. Tampoco entiendo a la gente que te dice lo que tienes que hacer y cómo tienes que vivir. Que se metan en lo suyo.
Me apunto la novela, no sabía que estaba tan bien escrita.
Besos
El inicio de La mala costumbre es muy bueno porque, además de estar escrito con una prosa magnífica, nos mete de lleno y con unas pocas frases en el tiempo, en el esoacio y en el entorno sociocultural de la novela.. Es una novela que creo que te gustará. A mí me ha encantado.
EliminarUn beso.
Ay, Rosa. Ahora me da muchísima pena no haber podido hablar con la autora. Vino a Sevilla con esta novela y me fue imposible citarme con ella. Si te digo la verdad, tenía una idea muy vaga sobre esta historia y veo que, uff, es de las mías. Tengo la novela en casa, y la voy a poner bien a la vista. Necesito leerla. Gracias por la entrada. Si no te leo, la novela se hubiera quedado durmiendo el sueño de los justos. Me pongo el propósito de hacerle hueco este año. Besos
ResponderEliminarAy, sí que es una pena que no hablaras con Alana S. Portero. La de cosas que te podría haber contado sobre el libro. Me alegro de haberte despertado el gusanillo para leer esta historia. Si tienes el libro en casa no debes dejarlo pasar.
EliminarUn beso.
Cuando vengo a tu blog, siempre lo hago temerosa, porque tengo muy claro que me voy a llevar no solo apuntada, sino como una necesidad inmediata, la novela de la que hablas. Esta, sin ir más lejos, me parece una historia tremenda y, a la vez, tengo unas ganas enormes de leer, gracias a esta reseña inmejorable a la hora de despertar las ansias lectoras. Deberías estar prohibida.
ResponderEliminarCalla, calla, que no te oigan. Hay por ahí gente que estaría encantada de prohibirnos a todos los que leemos con la mente abierta. La mala costumbre es una historia tremenda, pero a la vez muy bella, sobre unas personas que, ellas sí, están prohibidas para cierta gente que se siente con derecho a dictar formas de vida y normas de conducta. Seguro que esta novela te gusta.
EliminarUn beso.