"Todas las familias felices" Hervé Le Tellier

Sería un escándalo no haber querido a tus padres. […] Sonó el teléfono. Lo primero que pensé fue: es la policía, ha habido un accidente de coche, mis padres han muerto. Digo «mis padres» para simplificar (siempre hay que simplificar), pues se trataba de mi madre y de mi padrastro.

No era la policía. Era mi madre. Se habían entretenido, llamaba para que no me preocupara.

Colgué.

Acababa de descubrir que no había sentido ninguna inquietud. Me había imaginado su desaparición sin angustia ni tristeza. Estaba sorprendido por haber aceptado tan pronto mi condición de huérfano, incluso asustado por la punzada de decepción que había sentido al reconocer la voz de mi madre.

Fue entonces cuando supe que era un monstruo.


¿Se puede considerar un monstruo a alguien solo por no querer a sus padres? ¿Y si el padre desapareció muy pronto claudicando de los deberes paternales antes de haberlos asumido? ¿Y si la madre es un ser egoísta, ocupado más en mantener las apariencias que en asumir a sus seres queridos tal y como son? ¿Y si el padrastro (padre adoptivo) es un hombre amable, pero sin carácter y que siempre se camuflaba detrás de la madre, dándole la razón en todo y dejando al narrador inerme ante ella? ¿Hay que quererlos? ¿Es Hervé un monstruo por no querer a sus padres?

Hervé tiene también una hermanastra. Es hija de su padre y nació siete u ocho años después que él. Nunca han convivido. Tampoco hay lazos de afecto. 

Hervé Le Tellier nos narra en este libro de memorias disfrazado de novela, una historia apasionante y no porque las vivencias de su familia lo sean, sino porque él nos lo cuenta de una forma que engancha y apasiona. No hay hechos apasionantes en las vivencias de esta familia, no hay sucesos luctuosos. Tan solo hay hechos sencillos muy bien contados. 

El autor y narrador puede que no quisiera a sus padres, pero quería a sus abuelos maternos con los que pasó su primera infancia mientras su madre estaba en Reino Unido y conocía y se casaba con su padrastro. Se remonta en el tiempo para contarnos la historia de su abuelo y de su bisabuelo maternos.

«Nuestro planeta familiar gravitaba alrededor de un sol: mi abuelo Raphaël, el padre de mi madre. Se apellidaba Michel. O sea, Raphaël Michel. [...] para mí era el abuelito. Patriarca incontestable, único pilar firme de mi infancia. [...] 
Raphaël nació a principios del siglo XX, en la Mosela alemana. Su padre, Joseph, era artesano; su madre hacía labores de costura. Yo conocí a este bisabuelo mío, pues vivió casi cien años, a pesar de haber fumado enormes cantidades de Niñas, unos puritos repugnantes cuyo olor le impregnaba toda la ropa. Era un hombre bajito y enjuto, taciturno y testarudo. Mi instinto me decía que debía temerlo y no me atrevía a acercarme a él por miedo de que me diera un pescozón, una palabra tan vieja como mi bisabuelo. Me fascinaba saber que había nacido dos años después de la Comuna de París».

La tía Raphaëlle tan distinta de la madre, Marceline, también tendrá su importancia en la vida de Hervé. Tenía la simpatía y la calidez que le faltaban a su madre. Era alegre y vital, y nunca se ganó el afecto de su hermana. Su hermana, la madre de Hervé, es el personaje que más me ha sobrecogido de esta historia y el que, sin duda, más ha marcado la vida del narrador con su autoritarismo, su falta de afecto, su afán por aparentar, su dureza pétrea ante cualquier hecho que no se adaptase a sus caprichos. Leyendo las palabras del autor, da la sensación de que era una mujer incapacitada para querer. Cuando murió Guy, el padrastro, sus referentes se derrumbaron y ella se manifestó en toda su desnuda verdad. 

«Fue entonces cuando descubrí que mi madre estaba loca.
Entendámonos.
Siempre he sabido que mi madre estaba loca, pero no es momento de hablar de ello.
Mi madre había perdido el contacto con la realidad hacía tiempo, pero su marido gestionaba con tanto orden las cosas del día a día que había logrado ocultar la evidencia. Con su desaparición, la locura materna adquirió tintes grotescos».

Pero no solo nos habla de su familia. También nos va contando su propia evolución. Cómo al ir creciendo va siendo consciente de muchas cosas relacionadas con la familia, pero también con el mundo que le rodea y la historia de donde viene, y en ese aspecto es muy interesante su reflexión acerca de la posición de su familia con respecto a los judíos y su persecución en la Francia ocupada. En 1969, con trece años, Hervé asiste en el cineclub del instituto a la proyección de Noche y Niebla, un documental de Alain Resnais con impactantes imágenes sobre los campos de exterminio. Pregunta en casa, nadie le da una respuesta concreta: «No sabíamos nada, decía mi madre. Yo era demasiado joven, añadía mi padrastro. Mi abuela se mostraba evasiva. Mi abuelo estaba muerto, a saber qué habría respondido». Pero la verdad era otra, una de la que su familia puede que ni siquiera fuera consciente. 

«Lamentablemente, sospecho que en casa de los Michel la monstruosidad que tenía lugar ante sus ojos nunca fue un tema de conversación. Y luego oí tantas veces a mi madre soltar los típicos clichés sobre "los judíos", "ricos", "que se ayudan entre sí", que en el mejor de los casos puedo deducir que reinó la indiferencia. La guerra parece haberse limitado en nuestra familia a ciertas privaciones y muchas contrariedades».

La vida familiar de Hervé estuvo llena de mentiras, las necesarias para cubrir apariencias, disfrazar verdades que no gustaban; apariencias y más apariencias que había que mantener por más inverosímiles que fueran. Hasta que él mismo llegó a sentirse cómplice de esas mentiras a las que blanqueaba por evitar conflictos o tal vez porque eran más hermosas que la realidad.  

Todas las familias felices es la historia de un niño y un joven con una enorme necesidad de huida. No sé si Tolstoi tenía razón cuando dijo que todas las familias felices se parecen. La de Hervé no lo era. Feliz. Sin ser excesivamente desgraciada, fue incapaz de hacerle feliz a él. A los dieciocho años, en cuanto pudo, se marchó de casa, pero no por ello dejó de pesar como una losa la sombra demasiado alargada de su madre y la demasiado leve de su padrastro. Por eso escribe su libro ahora, en el momento en que «Mi padre y mi padrastro han muerto, mi madre está loca. No leerán este libro y por fin me he sentido con el derecho de escribirlo».

Hervé Le Tellier

Hace ya más de dos años, leí La anomalía, el último libro de Hervé Le Tellier, con el que consiguió el Premio Goncourt 2020. Me gustó mucho y pasó a estar entre mis lecturas favoritas de 2022. Todas las familias felices es anterior a La anomalía. En cuanto se publicó en castellano, me apresuré a comprarla. No sabía que era autobiográfica y tal vez de haberlo sabido no me hubiera dado tanta prisa, pero me alegro mucho porque desde el primer párrafo me ha enganchado como la más apasionante novela, hasta el punto de que dos tardes han sido suficientes para devorar sus páginas. 

Título del libro: Todas las familias felices
Autor: Hervé Le Tellier
Nacionalidad: Francia
Título original: Toutes les familles heureuses
Traducción: Pablo martín Sánchez
Editorial: Seix Barral
Año de publicación: 2024
Año de publicación original: 2017
Nº de páginas: 208

Comentarios

  1. Me gusta leer historias familiares

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  2. Hola, Rosa. Me encantan estas historias de familias. Me dará más aprensión en los momentos duros por saber que es la propia biografía del autor pero aun así..
    De él leí La Anomalía y me gustó como escritor, así que todo junto, gloria, como se suele decir.
    Si el padre se desentendió, normal que llegue el momento en que no le tenga afecto. Lo de la madre es más complejo, porque el amor de hijo es muy resistente, incluso con padres más que cuestionables.
    Me parece un tema muy interesante.
    Me apunto.
    Besos

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    1. Si como a mí te gustan las historias de familias, esta te encantará. Hervé Le Tellier es un narrador fantástico como ya sabes por La anomalía. Este libro es totalmente diferente pero el arte de narrar ya está claro en él desde el principio. No hay escenas duras, o todo lo duro que puede ser el desamor y el desinterés. Creo que la disfrutarás.
      Un beso.

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  3. Qué dos novelas tan diferentes las de este escritor (La anomalía y esta que nos traes). No he leído ninguna de ellas, peros sus argumentos así me lo dan a pensar. Y, sin embargo, ambas parecen muy interesantes.
    Respecto a esta Todas las familias felices, veo que la felicidad está más en las apariencias que en el ambiente de cariño, atención y seguridad en el que todo niño debería de crecer, que en el caso de Hervé Le Tellier al menos lo halló en su abuelo. Ha de ser difícil escribir sobre la familia de uno, pues no hay familia perfecta ni las más felices son completamente felices. Pienso que un ejercicio literario honesto al respecto lleva ineludiblemente unido el herir a alguien cercano, por lo que es comprensible que el autor se sintiera más libre y cómodo para escribir esta novela una vez que su lectura no pudiera molestar a nadie.
    Besos

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    1. No la veo como una familia infeliz. Sencillamente, no era una familia feliz. Demasiado egoísmo, demasiado ocultar lo feo, lo que no queda bien. Más apariencia que amor. Me ha encantado la novela que, como dices, nada tiene que ver con La anomalía. Todas las familias felices es anterior y la podemos disfrutar gracias a la fama que tuvo La anomalía en España tras obtener el Goncourt. Muy recomendables ambas.
      Un beso.

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  4. Doscientas páginas muy intensas por lo que veo y que el autor utiliza para sacar de dentro sus demonios interiores. Las preguntas que planteas de salida son también muy intensas y me parece que el cariño hay que ganárselo cosa que al parecer no hicieron sus padres. Hay que tener las ideas muy claras para irse de casa con 18 años y en eso el autor es coherente.
    Bonita portada.
    Un beso, Rosa.

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    1. Los padres no se eligen y pueden ser mejores o peores, caerte bien o no tan bien. Y no obstante, normalmente se los quiere. Pero no creo que sea una obligación ni que haya que mirar mal a quien no lo hace. A pesar de todo, Hervé Le Tellier quería a su madre más de lo que ésta merecía desde mi punto de vista.
      Un beso.

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  5. Buenos días, Rosa.
    Lo cierto es que me llama mucho el principio argumental de esta novela. Me gustan los temas que rompen con principios que se consideran inamovibles, en este caso la paternidad como algo idílico y digno de respeto per sé. Estoy segura que encontraré un hueco para esta lectura. Gracias por el descubrimiento.

    Un abrazo, y feliz comienzo de semana!!

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    1. Hola Undine.
      A mí también me gustan las novelas que desmitifican los bucólicos sentimientos que se suponen en las familias y cuando se hace tan bien como lo hace el autor narrador mucho más. Ojalá le hagas un hueco y la disfrutes tanto como yo.
      Un beso.

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  6. ¡Hola Rosa!
    me encantan estas historias donde se conocen los tejemanejes familiares. Claramente no todas las familias son felices, en todas partes cuecen habas y soy de la opinión que no por ser familiar de uno (y no me refiero solo al padre y la madre) hay que quererlos, de eso ya me di cuenta por desgracia hace unos cuantos añitos, que la sangre no es lo importante
    Yo leí del autor La anomalía, una especie de distopia que me encantó por original y estar bien escrita. Así que me dejas convencida de leer esta novela que además es muy diferente, pero que seguramente me va a encantar también. Así que me la llevo, sin duda
    Un beso.

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    1. Hola Marian.
      Estoy segura de que te gustará esta novela. Si te gustó La anomalía, esta, sin parecerse en nada, también lo hará. Está claro que el autor es un magnífico narrador, capaz de crear un libro con hechos imposibles (no sé si distopía es la calificación más adecuada) que nos hace preguntarnos muchas cosas, y capaz de contarnos la historia de su familia y dejarnos con reflexiones igual de interesantes. Ya nos contarás.
      Un beso.

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  7. Hola, Rosa.
    Solo con el primer fragmento, te das cuenta que algo no va bien, si el primer pensamiento hacia algo tan básico como una llamada es tan catastrófico, existe un verdadero problema. Y al mismo tiempo ese vacío emocional, crea la necesidad de saber, de conocer a ese personaje y sus razones. Existen tantas historias, submundos dentro de las familias. Me la apunto. Creo que está pasará por encima de muchas otras lecturas que tengo pendientes.
    Un beso.

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    1. Hola, Irene.
      Es como dices. Tras ese párrafo es imposible dejar de leer. Hervé Le Tellier sabe enganchar al lector desde la primera página. Como digo en la reseña, no hay hechos excepcionales en esta novela,pero el discurrir normal de la vida familiar está narrado con la habilidad suficiente para enganchar y hacer reflexionar al lector. Ojalá te guste tanto como a mí.
      Un beso.

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  8. A mí también me gustan mucho las historias familiares, qué complicadas son a veces, ¿verdad? Hay que ser un gran narrador, como dices, para atrapar con esa cotidianeidad que no tiene nada de excepcional en apariencia pero esconde sin embargo muchas cosas. Me ha encantado lo que cuentas sobre este libro, Rosa, también el guiño del título a Tolstoi. Un beso y gracias por la recomendación.

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    1. Seguro que te gustará. Una familia normal, si es que eso existe, pero tan bien retratada y tan bien narradas sus peripecias que atrapa desde el principio.
      Un beso.

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  9. De Hervé Le Tellier leí La anomalía igual que tú, o sea, hace dos años. Me gustó y me pareció muy original y distinta a otras novelas. Supe que el autor forma parte del grupo OULIPO ("Taller de Literatura Potencial") en el que ingresó en 1992. Esto quiere decir que cuando escribe la novela autobiográfica que hoy traes ya estaba en ese grupo que practica una literatura experimental en lo formal y en lo temático; quizás el asunto que toca en ésta esté en esa línea de experimentalismo. Dado que es anterior a La anomalía me ha suscitado mucho interés el libro, así que tomo la debida nota.
    Un beso

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    1. No sabía que pertenecía a OULIPO. La verdad es que si no sabes lo que supone no te das cuenta. Leí un libro de Carmen Nieto, Sin aditivos, que sigue esa corriente. Es un libro escrito sin adjetivos, pero si no lo hubiera sabido por una entrevista a la autora, no lo habría sabido.
      Desde luego, Le Tellier es muy original y seguramente las dos novelas traducidas al español tienen su parte experimental. No lo dejes. Seguro que te gusta y yo disfrutaré de tu reseña.
      Un beso.

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  10. Hola Rosa, no no creo que se sea un monstruo por no amar a tus padres, depende de cómo se hayan portado contigo, si no han sido buenos y te han ignorado o maltratado , es lógico que no los quieras, en ese sentido la infancia marca mucho y no me vale que estés obligado a quererlos porque te hayan dado la vida, ser padres es más que engendrar, y si no puedes/quieres no los tengas. En mi opinión la paternidad es una obligación que hay que pensarse mucho y no dejarlo al azar.
    Aún no me estrenado con el autor, tengo La anomalía apuntada por una reseña tuya, esta me la apunto también. Las historias familiares me llaman mucho. Besos.

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    1. Tanto La anomalía como Todas las familias felices los recomiendo sin dudar. Nada tiene que ver uno con otro, salvo el buen hacer del autor. Cualquiera que elijas para empezar, estoy segura de que te gustará.
      Muchos padres dicen que los hijos les deben la vida, pero la verdad es que los hijos no piden venir y a veces la vida que encuentran es más una condena que un regalo. Como dices, los hijos son responsabilidad de los padres y son los padres los que tienen que asumir su obligación y no pretender encima agradecimiento o pensar que los hijos les deben algo.
      Lo disfrutarás.
      Un beso.

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  11. Si tienes hijos y no los cuida, te despreocupas totalmente de ellos, ¿de verdad se te puede llamar padre o madre? Un argumento interesante. Y más siendo autobiográfico. Aunque me causa dolor pensar que hay personas así, pensar que hay niños que crecen así... Lo tendré en cuenta.
    Besotes!!

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    1. Al menos el autor tuvo a sus abuelos durante su infancia. Lo peor fue un poco más adelante cuando se fue a vivir con su madre y su padrastro y, sobre todo cuando, ya adolescente, fue consciente de la situación, sobre todo por parte de la madre. Se ve que las madres somos más determinantes con nuestro comportamiento en el ánimo de los hijos.
      Un beso.

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  12. Estoy convencido de que este autor debe ser un auténtico artista de la narrativa, pues, si te soy sincero, de entrada no me tienta leer la vida privada de una persona a la que no conozco de nada. Y más si no hay en ella algo extraordinario que contar. Entiendo que esta autobiografía es una forma de catarsis para este autor. como si yo contara los detalles de mi infancia y adolescencia, con todos los altibajos, emociones y frustraciones que viví. En todo caso, lo que más me ha atraído es lo que cueta sobre la aparente falta de empatía (o desconocimiento probablemente disimulado) por parte de sus abuelos materinos acerca del holocausto nazi y cómo lo vivieron en la distancia, no solo física sino también intelectual.
    Un beso.

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    1. No creas que el Holocausto fue vivido tan en la distancia física. Al colegio de la madre y la tía del autor iban niñas judías que desaparecieron. Desaparecieron vecinos y, en todo caso, fueron testigos casi presenciales, aunque mudos y un tanto indiferentes, de lo que sucedía.
      Es una autobiografía muy novelada y que apasiona por la forma de estar contada. Otro autor con menos pericia y con los mismos mimbres podía haber escrito un tostón de cuidado, pero como siempre digo, lo importante, más que lo que te cuentan, es cómo te lo cuentan.
      Un beso.

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  13. Tiene muy buena pinta. Estoy de acuerdo en que no es necesario que haya mucha acción en una novela si está bien escrita y te engancha gracias a la narrativa. La vergüenza nacional en Francia durante la guerra fue la pasividad -y a veces la colaboración- de buen parte de la ciudadanía con respecto al Holocausto judío. No es de extrañar que este episodio salga una y otra vez en novelas y libros escritos allí o en el extranjero.
    Yo ahora estoy con "La plaza del Diamante" de Mercè Rodoreda; de forma simultánea también leo "Morir en Sevilla" de Nicolás Salas, mi padrino literario. Ambas me están gustando.
    Abrazos!

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    1. Sí, es muy triste ver que en Francia, el país de la Revolución y de la "Liberté, Égalité, Fraternité" también hubo cierta connivencia con el nazismo y con el Holocausto. De hecho en el libro habla de cómo mucho después de terminada la guerra se trataba de ocultar la participación de la Gendarmerie en las detenciones y deportaciones a los campos.
      Precioso La plaza del Diamante. No he leído no conocía a Nicolás Salas, pero investigaré. Yo estoy con Lecciones de Ian McEwan y Los alemanes de Sergio del Molino. Geniales ambas.
      Un beso.

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  14. ¡Hola, Rosa!
    No he leído a Hervé Le Tellier, la novela que nos sugieres me apetece mucho, una radiografía detallada de la historia del autor que, por lo que cuentas, es dura y encoge el corazón leerla. Veo que el afecto y la unión son los grandes ausentes en esa familia que luce "normal y feliz" solo en apariencias, cuando en la realidad está totalmente desintegrada.
    Me lama bastante la atención la figura de la madre y por supuesto la relación que mantiene con su hijo, sin duda que las relaciones materno-filiales son realmente complicadas ;)
    Una sugerencia que me llevo apuntada, espero poder leerla pronto.
    Un beso.

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    1. Hola, Mariana.
      Sí, una familia feliz, al menos sin grandes motivos para la desgracia, pero en la que hay falta de calidez y de cariño. La madre se las trae desde jovencita, el padre, ausente; el padrastro, presente, pero apartado. En fin, que cuando el autor recapacita se da cuenta de que no quiere a sus padres, pero es que tampoco tiene muchos motivos para quererlos. Y escribe para sacarse todo de dentro, a modo de catarsis me imagino.
      Es un autor que te recomiendo. Tanto este libro como Las anomalías, que es posterior aunque en España se publicó antes con motivo del Premio Goncourt, me han encantado y espero que se publiquen más libros (ya hay otro con el que quiero hacerme, No hablemos más de amor, de 2009).
      Un beso.

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  15. Me gustan estas novelas que hacen repaso a la vida y a la propia familia. Es como un ajuste de cuentas, un "ahora voy a contar mi verdad". Al autor no lo he leído pero, sin duda, esta novela sería un buen comienzo. Besos

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    1. Es un autor muy especial que te recomiendo. Tanto esta autobiografía novelada como La anomalía son libros muy originales y que merecen mucho la pena. Ojalá te animes.
      Un beso.

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  16. Pues mira, este me lo salto. A Le Teiller le tengo miedo desde que leí "La Anomalía", sé que fue un exitazo entre los lectores, pero a mí me pareció una tomadura de pelo, encima se me ocurrió compartirlo por RR.SS. y alguno me tachó de imbécil por no entender la novela. En fin, que se me quitaron las ganas de repetir con este hombre, cosas de ser idiota.
    Un besazo.

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    1. Yo soy una de las que les encantó La anomalía, pero jamás se me ocurriría llamar a nadie imbécil por no "entender" o sencillamente porque no le hubiera gustado la novela. Hay que reconocer que es rara y que según en que momento le pillara puede que incluso a quien te llamó imbécil le hubiera parecido infumable.
      De todas formas, te diré que Todas las familias felices, no tiene nada que ver. Es una novela basada en la vida del autor, sus padres y abuelos y es bastante convencional, en el sentido de que no tiene cosas fantásticas ni extrañas como sí se veían en La anomalía. De hecho es bastante anterior. Se ve que al calor de la fama del Premio Goncourt le están traduciendo sus obras al español. Creo que podría gustarte. Que un imbécil no te quite las ganas de leer a un autor que creo que merece la pena (aunque La anomalía no te gustara).
      Un beso.

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