"La hoguera de las vanidades" Tom Wolfe
Si hubiera que definir este libro con dos palabras serían estas sátira social. La primera novela del afamado periodista Tom Wolfe, muerto en mayo de 2018, toma como protagonista la ciudad de Nueva York y la retuerce entre la negra tinta de su afilada pluma hasta hacerla sangrar por las deshilachadas costuras que hilvanan sus barrios y distritos.
De entre los personajes, no se salva ninguno. Ni siquiera la pequeña Campbell McCoy que, entre la espontaneidad e inocencia de sus seis años, deja entrever resabios de los que vienen de casta, de los que, entre lo que se aprende y lo que se hereda, nadie en su mundo puede deshacerse.
"¡Jeh-jeggggggggggjjjjjjjjjjjjjjj!
Es un cacareo demoníaco, emitido por alguien del público. Es un sonido que sale de un lugar tan profundo, de debajo de tantísimas y tan lujosas capas, que él sabe perfectamente el aspecto que tiene esa mujer. Cien kilos, ¡como mínimo! ¡Fuerte y grande como una caldera de calefacción! El cacareo estimula a los hombres. Una erupción de esos ruidos tripudos que tanto detesta él". El inicio de la novela es un prólogo que aunque nada aporta a la trama sirve para introducirnos en el ambiente de enfrentamiento que sufría la ciudad a finales de la década de los ochenta. El alcalde da un mitin en Harlem; los asistentes son en su mayoría negros y protestantes empeñados en no dejarle hablar, en ridiculizarle, en agredirle incluso. El alcalde es blanco y judío. El alcalde sale del lugar sin terminar el mitin, custodiado por sus guardaespaldas y sintiendo que termina de perder una gran batalla. "Me he equivocado. Esa sonrisilla me venció. He dejado que me venciera el pánico. Ahora ya está todo perdido".
Después del prólogo, se nos presentan los personajes y sus situaciones respectivas, metiéndonos poco a poco en una trama que empieza como sin querer y se va convirtiendo en una endiablada trampa en la que algunos quedarán atrapados y de la que se servirán otros para sus fines.
Sherman McCoy es un Amo del Universo. Vive en Park Avenue, en pleno Upper East Side, el barrio más prestigioso de la ciudad. Trabaja en Wall Street y es el mejor vendedor de bonos de la empresa Pierce&Pierce. Gana un millón de dólares al año y vive en un apartamento de 3 millones del que solo la hipoteca le supone veintiún mil dólares al mes. Si se suman todos los gastos adicionales para mantener el nivel de vida que se le supone, el año anterior gastó más de lo ganado.
Sherman McCoy es un rey del universo que está a punto de ser destronado, porque una noche, volviendo del aeropuerto JFK a donde ha ido a recoger a su amante, María, un tonto despiste hace que se salte la desviación hacia Manhattan y terminen en el Bronx. Allí tendrán un encuentro fortuito con dos muchachos negros; la "tremenda preocupación que ocupa la base misma del cerebro de todos los vecinos de Park Avenue sur y de la calle Noventa y seis: la amenaza que supone para cada uno de ellos un joven negro, un chico alto, fuerte, calzado con zapatillas deportivas de color blanco"; todo ello sumado a la duda de si querían asaltarlos, termina con la huida del Mercedes que conduce María y el atropello de uno de los jóvenes. Pero Henry Lamb, el muchacho atropellado, no es ningún delincuente, sino todo un ejemplo de lo que algunos consiguen cuando se empeñan en superar la difícil situación que les ha caído en suerte. Henry Lamb estaba a punto de ingresar en la universidad.
El asunto pudo quedar como tantos otros: otro chico negro atropellado y abandonado en una esquina del Bronx. Pero hay a quien le interesa que eso no suceda y, enarbolando la bandera del buen chico negro, soporte de su madre viuda, un montón de gente a quienes nada les importa ni el chico ni su madre, verán en el caso la manera de conseguir sus más oscuros intereses.
El reverendo Bacon es a la vez un agitador y un estafador. Él fue quien llenó de alborotadores el mitin del alcalde con "la chusma del reverendo Bacon". Capaz de organizar una manifestación en diez minutos y abuchear en cualquier lugar de Nueva York a cualquiera que le interese hundir en el fango, no va a desperdiciar la oportunidad de incendiar el Bronx con la leña del caso Lamb. Atacará al fiscal, a los ricachones de Park Avenue y a los medios de comunicación que no decidan hacer causa con él. Y si de paso puede embolsarse parte de la compensación económica que salga de todo ello, tanto mejor.
"-¿Y qué saca Bacon de todo este jaleo?
- Él cree que va a sacar millones. No tengo pruebas que lo demuestren, pero yo diría que todo este jaleo está relacionado con la demanda por daños y perjuicios".
Larry Kramer es tan solo un vicefiscal del distrito del Bronx, judío para más señas. Larry tiene muchas ambiciones profesionales y una gran opinión de sí mismo que dista mucho de coincidir con la realidad. Además le tira los tejos a cualquier falda que se menea. La exposición de sus conclusiones suele ir dirigida no solo a conseguir la condena del acusado, sino a conquistar a alguna joven del jurado que se convierte así en la destinataria de su acalorado discurso. "Sus conclusiones tenían, sobre todo, que conmover a esa joven, conmoverla hasta hacer que llorase, que se encogiese de miedo, que se embriagase del mundo de la delincuencia del Bronx, un mundo en el que tenía que descollar la figura de cierto vicefiscal, un tipo duro con pico de oro y valerosa elocuencia, y con un fuerte y musculoso cuello".
Qué mejor heroicidad que doblegar a un ricacho de Park Avenue para reivindicar a una víctima negra, desfavorecida y vecina de las viviendas de protección. Pero, sin testigos (Lamb está en coma y su acompañante no aparece por ningún sitio), Kramer no encuentra fundamentos para abrir un caso.
Peter Fallow es un periodista inglés que trabaja en el City Light, un tabloide sensacionalista en el que todo el personal, incluido el dueño, es británico. Vive en una nube de alcohol y desidia, en una ruina perpetua que tan solo puede conjurar a base de encontrar cada noche algún cretino que pague las rondas. Pasa más tiempo en bares y restaurantes que en la redacción del periódico donde su puesto empieza a estar en peligro. Cuando alguien le habla del caso Lamb y le propone que haga un reportaje, Fallow ve la oportunidad de recuperar la credibilidad perdida y el aprecio de su jefe. Además la propuesta le viene con coartada moral "Tú puedes beneficiarte, y también se beneficiará un montón de gente honrada que en esta jodida ciudad siempre lleva las de perder".
Abe Weiss, el fiscal del distrito del Bronx, no puede dejar que sobre él planee la menor sombra de racismo o de favorecer a las clases ya de por sí favorecidas. Cuando sale el artículo del City Light y se hacen eco los demás periódicos y las televisiones, tiene que tomar las riendas y ordenar la investigación. Quedar al margen le denotaría como racista, actuar y ganar lo dejará ante la comunidad negra y latina del Bronx como el héroe que no se deja intimidar por la mullida tapicería de un Mercedes de lujo y el presumible ricachón que lo conduce. "Weiss se enfrentaría pronto a la reelección, el Bronx era negro y latino en un setenta por ciento, y quería asegurarse de que sus futuros votantes estaban siendo constantemente bombardeados con el nombre de Abe Weiss".
Weiss es también judío y es que, en el Bronx, a pesar de que la población es negra y puertoriqueña, las riendas aún están en manos de judíos e italianos, los antiguos habitantes mayoritarios del barrio.
El drama está servido y el drama le sirve a Ton Wolfe para bucear en las cloacas de Nueva York, unas cloacas que a veces se muestran rodeadas de lujo y otras veces, de viviendas miserables de protección oficial. No importa, las cloacas son cloacas y en ellas florecen la mentira, el disimulo, los intereses. Nadie se salva en esta novela: ni los negros (Bacon), ni los judíos (Weiss y Kramer), ni las mujeres (Judy y María), ni los blancos anglosajones protestantes (Sherman), ni las fiestas de sociedad, ni la prensa... Toso lo critica el autor; todo pasa por su ágil y perversa mirada, afilada como un bisturí; de todo se burla, de todo hace una parodia, con todo nos impresiona y nos conmueve y nos indigna.
Sherman termina siendo una víctima que llega a darnos pena. Es una víctima de sí mismo y de su situación de Amo del Universo que se revela más precaria de lo que parecía; es una víctima de su inseguridad que le lleva a buscar una mujer joven que le dé lo que ya no le puede dar su escuálida mujer. Porque él quiere a su mujer y a su hija y su vida privilegiada de Park Avenue, pero, ¡por Dios! es un Amo del Universo y tiene derecho a sus esparcimientos y diversiones. Sherman será víctima de los intereses de unos y otros que solo podrán ser satisfechos si él entra en prisión y es tratado como cualquier traficante negro de las viviendas de protección.
Sherman es una fruta vana, que diría el poeta, de una sociedad que, a finales de los ochenta, empieza a convertirse en pura mercadotecnia hasta llegar a lo que ahora conocemos. Pero Sherman proviene de unos padres que lo educaron para algo muy distinto y aún mantiene una cierta pulsión de honradez y vergüenza. Tal vez por eso, termina siendo víctima de unos y de otros. Termina siendo incluso su propia víctima.
¿Y el ganador? Pues Peter Fallow que, de resultas de tanto interés cruzado, termina por obtener el Pulitzer a cuenta de esta historia que él mismo había forjado entre nubes de alcohol e indolencia.
Título del libro: La hoguera de las vanidades
De entre los personajes, no se salva ninguno. Ni siquiera la pequeña Campbell McCoy que, entre la espontaneidad e inocencia de sus seis años, deja entrever resabios de los que vienen de casta, de los que, entre lo que se aprende y lo que se hereda, nadie en su mundo puede deshacerse.
"¡Jeh-jeggggggggggjjjjjjjjjjjjjjj!
Es un cacareo demoníaco, emitido por alguien del público. Es un sonido que sale de un lugar tan profundo, de debajo de tantísimas y tan lujosas capas, que él sabe perfectamente el aspecto que tiene esa mujer. Cien kilos, ¡como mínimo! ¡Fuerte y grande como una caldera de calefacción! El cacareo estimula a los hombres. Una erupción de esos ruidos tripudos que tanto detesta él". El inicio de la novela es un prólogo que aunque nada aporta a la trama sirve para introducirnos en el ambiente de enfrentamiento que sufría la ciudad a finales de la década de los ochenta. El alcalde da un mitin en Harlem; los asistentes son en su mayoría negros y protestantes empeñados en no dejarle hablar, en ridiculizarle, en agredirle incluso. El alcalde es blanco y judío. El alcalde sale del lugar sin terminar el mitin, custodiado por sus guardaespaldas y sintiendo que termina de perder una gran batalla. "Me he equivocado. Esa sonrisilla me venció. He dejado que me venciera el pánico. Ahora ya está todo perdido".
Después del prólogo, se nos presentan los personajes y sus situaciones respectivas, metiéndonos poco a poco en una trama que empieza como sin querer y se va convirtiendo en una endiablada trampa en la que algunos quedarán atrapados y de la que se servirán otros para sus fines.
Sherman McCoy es un Amo del Universo. Vive en Park Avenue, en pleno Upper East Side, el barrio más prestigioso de la ciudad. Trabaja en Wall Street y es el mejor vendedor de bonos de la empresa Pierce&Pierce. Gana un millón de dólares al año y vive en un apartamento de 3 millones del que solo la hipoteca le supone veintiún mil dólares al mes. Si se suman todos los gastos adicionales para mantener el nivel de vida que se le supone, el año anterior gastó más de lo ganado.
Sherman McCoy es un rey del universo que está a punto de ser destronado, porque una noche, volviendo del aeropuerto JFK a donde ha ido a recoger a su amante, María, un tonto despiste hace que se salte la desviación hacia Manhattan y terminen en el Bronx. Allí tendrán un encuentro fortuito con dos muchachos negros; la "tremenda preocupación que ocupa la base misma del cerebro de todos los vecinos de Park Avenue sur y de la calle Noventa y seis: la amenaza que supone para cada uno de ellos un joven negro, un chico alto, fuerte, calzado con zapatillas deportivas de color blanco"; todo ello sumado a la duda de si querían asaltarlos, termina con la huida del Mercedes que conduce María y el atropello de uno de los jóvenes. Pero Henry Lamb, el muchacho atropellado, no es ningún delincuente, sino todo un ejemplo de lo que algunos consiguen cuando se empeñan en superar la difícil situación que les ha caído en suerte. Henry Lamb estaba a punto de ingresar en la universidad.
El asunto pudo quedar como tantos otros: otro chico negro atropellado y abandonado en una esquina del Bronx. Pero hay a quien le interesa que eso no suceda y, enarbolando la bandera del buen chico negro, soporte de su madre viuda, un montón de gente a quienes nada les importa ni el chico ni su madre, verán en el caso la manera de conseguir sus más oscuros intereses.
"-¿Y qué saca Bacon de todo este jaleo?
- Él cree que va a sacar millones. No tengo pruebas que lo demuestren, pero yo diría que todo este jaleo está relacionado con la demanda por daños y perjuicios".
Larry Kramer es tan solo un vicefiscal del distrito del Bronx, judío para más señas. Larry tiene muchas ambiciones profesionales y una gran opinión de sí mismo que dista mucho de coincidir con la realidad. Además le tira los tejos a cualquier falda que se menea. La exposición de sus conclusiones suele ir dirigida no solo a conseguir la condena del acusado, sino a conquistar a alguna joven del jurado que se convierte así en la destinataria de su acalorado discurso. "Sus conclusiones tenían, sobre todo, que conmover a esa joven, conmoverla hasta hacer que llorase, que se encogiese de miedo, que se embriagase del mundo de la delincuencia del Bronx, un mundo en el que tenía que descollar la figura de cierto vicefiscal, un tipo duro con pico de oro y valerosa elocuencia, y con un fuerte y musculoso cuello".
Qué mejor heroicidad que doblegar a un ricacho de Park Avenue para reivindicar a una víctima negra, desfavorecida y vecina de las viviendas de protección. Pero, sin testigos (Lamb está en coma y su acompañante no aparece por ningún sitio), Kramer no encuentra fundamentos para abrir un caso.
Peter Fallow es un periodista inglés que trabaja en el City Light, un tabloide sensacionalista en el que todo el personal, incluido el dueño, es británico. Vive en una nube de alcohol y desidia, en una ruina perpetua que tan solo puede conjurar a base de encontrar cada noche algún cretino que pague las rondas. Pasa más tiempo en bares y restaurantes que en la redacción del periódico donde su puesto empieza a estar en peligro. Cuando alguien le habla del caso Lamb y le propone que haga un reportaje, Fallow ve la oportunidad de recuperar la credibilidad perdida y el aprecio de su jefe. Además la propuesta le viene con coartada moral "Tú puedes beneficiarte, y también se beneficiará un montón de gente honrada que en esta jodida ciudad siempre lleva las de perder".
Abe Weiss, el fiscal del distrito del Bronx, no puede dejar que sobre él planee la menor sombra de racismo o de favorecer a las clases ya de por sí favorecidas. Cuando sale el artículo del City Light y se hacen eco los demás periódicos y las televisiones, tiene que tomar las riendas y ordenar la investigación. Quedar al margen le denotaría como racista, actuar y ganar lo dejará ante la comunidad negra y latina del Bronx como el héroe que no se deja intimidar por la mullida tapicería de un Mercedes de lujo y el presumible ricachón que lo conduce. "Weiss se enfrentaría pronto a la reelección, el Bronx era negro y latino en un setenta por ciento, y quería asegurarse de que sus futuros votantes estaban siendo constantemente bombardeados con el nombre de Abe Weiss".
Weiss es también judío y es que, en el Bronx, a pesar de que la población es negra y puertoriqueña, las riendas aún están en manos de judíos e italianos, los antiguos habitantes mayoritarios del barrio.
Tom Wolfe |
Sherman termina siendo una víctima que llega a darnos pena. Es una víctima de sí mismo y de su situación de Amo del Universo que se revela más precaria de lo que parecía; es una víctima de su inseguridad que le lleva a buscar una mujer joven que le dé lo que ya no le puede dar su escuálida mujer. Porque él quiere a su mujer y a su hija y su vida privilegiada de Park Avenue, pero, ¡por Dios! es un Amo del Universo y tiene derecho a sus esparcimientos y diversiones. Sherman será víctima de los intereses de unos y otros que solo podrán ser satisfechos si él entra en prisión y es tratado como cualquier traficante negro de las viviendas de protección.
Sherman es una fruta vana, que diría el poeta, de una sociedad que, a finales de los ochenta, empieza a convertirse en pura mercadotecnia hasta llegar a lo que ahora conocemos. Pero Sherman proviene de unos padres que lo educaron para algo muy distinto y aún mantiene una cierta pulsión de honradez y vergüenza. Tal vez por eso, termina siendo víctima de unos y de otros. Termina siendo incluso su propia víctima.
¿Y el ganador? Pues Peter Fallow que, de resultas de tanto interés cruzado, termina por obtener el Pulitzer a cuenta de esta historia que él mismo había forjado entre nubes de alcohol e indolencia.
Título del libro: La hoguera de las vanidades
Autor: Tom Wolfe
Título original: The bonfire of the vanities
Título original: The bonfire of the vanities
Traducción: Enrique Murillo Fort
Editorial: Anagrama
Año de publicación: 1988
Año de publicación original: 1987
Nº de páginas: 636
Hola Rosa, me interesa mucho de Tom Wolfe esa manera de narrar en la que nos conmina, nos enciende y hace todo lo posible por no provocar la indiferencia en el lector. Creo que fue uno de los mejores retratistas de la sociedad contemporánea estadounidense.
ResponderEliminarPor otro lado, con esta novela, el autor casi adelantaba a través de la personalidad de Sherman McCoy, los tics que han llevado a la presidencia al mamarracho de Trump. En este caso, me gustó bastante más el libro que la película de Brian De Palma.
Muy interesante la aportación de tu fotografía y lo que cuentas del Bronx.
Besos.
El libro es muchísimo mejor que la película. Pero yo no puedo ver a Trump en Sherman McCoy. Sherman, hasta cierto punto, me parece una víctima de la situación y hasta de sí mismo. Por momentos incluso me inspira ternura (bueno, eso más en la pelo por Tom Hanks) cosa que te aseguro que para nada me produce Trump que me parece lo peor de lo peor.
EliminarEs una novela alucinante, para nada complaciente y crítica hasta el extremo.
El día que estuve en el Bronx me quedé sin batería en la cámara y no tenía fotos mejores, aunque esa, finalmente, tiene su punto.
Un beso.
He disfrutado este libro desde la primera página. El autor con su fina ironía trata, (yo diría mejor, destripa) los personajes y las situaciones sin dejar títere con cabeza. Pero he tenido un problema cuando estaba a punto y deseando conocer el final. Este libro lo compré en un mercadillo, aparentemente en muy buen estado, pero, oh, sorpresa, al llegar a la página 674 me quedo sin saber qué ocurre a continuación porque faltan las páginas correspondientes.
EliminarPues yo que tú me hacía con otro ejemplar. No recuerdo bien el final, pero quedarse sin conocerlo, a media lectura, tiene que ser terrible.
EliminarEs una muy buena novela.
Un abrazo.
Pasa el tiempo y se olvidan las novelas. Y fíjate que esta precisamente creo haberla leído un par de veces, hace muchos años ya. Recuerdo un ritmo endiablado, buenos personajes, una buena trama... Es una novela que se sigue viendo mucho por las estanterías, una buena novela. Voy a intentar ver la película a ver si la refresco.
ResponderEliminarLa película aislada no está mal, pero si la comparamos a la novela, deja mucho qué desear.
EliminarYo recomiendo más leer la novela, a pesar de sus cerca de 800 páginas. La he leído por segunda vez y he vuelto a ver la película y no hay color. Pero claro, todo depende de la disponibilidad de tiempo que no suele ser mucho. Para refrescar el argumento, la peli sirve.
Un beso.
Leí esta novela hace un montón de años y, a tenor de tu reseña, no me acuerdo de casi nada. Solo tengo el recuerdo de que me gustó.
ResponderEliminarMe la apunto como relectura porque tengo que refrescar la memoria.
Un besote.
Lo bueno de tener mala memoria es que las relecturas son de lo más emocionante. Y eso que esta novela me impresionó tanto cuando la leí, hace más de veinte años, que recordaba bastante, pero así todo ha sido fabuloso volver sobre ella. Me ha gustado más esta segunda vez. probablemente he captado más detalles y matices y he leído con más destreza. Algo bueno tiene que tener el paso de los años.
EliminarUna novela magistral.
Un beso.
Pues tendré que leerla, pues si la película me entusiasmó (la he visto dos veces) y dices que deja mucho que desear en comparación con la novela, no me queda más remedio que optar por su lectura si quiero disfrutar todavía más, jeje.
ResponderEliminarUn beso.
A mí no me entusiasmó la película. No es que sea mala, pero no llega a captar todo lo que la novela transmite. Lo mejor creo que son las interpretaciones, que son muy buenas. Tom Hanks, Melanie Griffith, Bruce Willis y Morgan Freeman, por hablar solo de los más relevantes, están magníficos. No es uno de los mejores trabajos de su director.
EliminarLa novela, me atrevo a calificarla, como le he dicho a Paloma, de magistral. Si sacas tiempo, no te la pierdas.
Un beso.
Hola.
ResponderEliminarMe pasa com a algunos de los que comentan, la leí hace un montón y me gustó, pero no recuerdo mucho. También vi la peli pero en mi opinión la novela es mucho mejor.
Muy muy feliz jueves.
Todos la leímos hace mucho. Es de 1987 y yo tardé unos años en leerla, pero aun así, hace más de veinte. A pesar de recordar mucho más que de cualquier otro libro, releerla ha sido genial. Además he vuelto a ver la película nada más terminar el libro y me he vuelto a dar cuenta de la distancia que hay entre ambos.
EliminarUn beso.
La leí hace años y para serte sincera no me acuerdo de mucho... Habrá que releerla.
ResponderEliminarBesos
A mí es de las novelas que más huela me han dejado, hasta el punto de recordar bastante para hacer más de veinte años de su lectura. Es curioso como las historias calan de diferente manera en cada uno.
EliminarPara mí la relectura ha sido muy positiva.
Un beso.
Magnífica novela, la primera vez que la leí, de muy joven fue por la película, mala de veras, y me encantó. La segunda vez que la leí sue por la manía que tengo de releer y me volvió a encantar.
ResponderEliminarSaludos.
Ja, yo también tengo la manía de releer, aunque esta novela tan extensa creo que si no hubiera sido por la tertulia del instituto no me habría animado. Me alegro mucho de haberlo hecho porque la he disfrutado más que la primera vez.
EliminarNo sé si la película la calificaría de "mala de veras", pero desde luego no resiste la comparación con el libro.
Un beso.
Muchas veces había oido el título de esta novela y sin embargo no tenía ni idea de su argumento (como tantas veces). Conforme más y mejor describías a los personajes, sus estatus y conexiones, sus realidades, menos extraños se me hacían. En el fondo lo que esta historia cuenta sigue pasando hoy en día a muchos niveles y creo que en todas partes. Los intereses creados por todos hacen que la "apariencia" que nos venden tenga muchas veces oscuros trasfondos que ni podríamos soñar.
ResponderEliminarTu reseña magistral, Rosa, a la altura de la novela por lo que comentas. Un título más que engordará mi lista de lecturas pendientes.
¡Un beso!
Si no las has leído, no la dejes pasar. Es cierto que lo que cuenta sigue pasando, pero es que está contado tan maravillosamente, que merece la pena dedicarle unos días. Además, aunque los hechos nos puedan sonar conocidos, tiene matices muy especiales del momento (finales de los ochenta) y el lugar (Nueva York en una de sus épocas más negras) que hacen la historia muy especial.
EliminarNo sé si mi reseña es magistral, pero es lo que una novela magistral se merecería. Ojalá lo pudiera lograr.
Un beso.
Es una novela incendiaria, afiladísima. La única pena es que la compré en un mercadillo y la tengo que se cae a trozos. La película no es ni una vana sombra, pero hay que valorar las dificultades de una adaptación a la que le iría como anillo al dedo una serie de las de hoy. Me ha gustado tu apasionada reseña, coincido contigo en que su extensión no es ningún inconveniente: arde en las manos del lector.
ResponderEliminarUn abrazo.
En manos de buenos guionistas daría para una serie legendaria. Además esa ambientación a finales de los ochenta, la haría un tanto vintage, lo que le daría un atractivo añadido.
EliminarNo veas lo que hace mi hijo con celo y un libro que se cae a pedazos. Me enseñó lo que hizo con mi "Ilíada" de ediciones Bruguera y me quedé alucinada. Anímate: celo y paciencia.
Un beso.
Con Wolfe no tenemos claro si fue antes el periodista o el escritor, en ambas facetas brillaba por igual, y vertía lo mejor de la una en la otra y viceversa, como otros colegas en análoga situación; Gabo, Faulkner, Hemingway, Blasco Ibáñez, Orwell, Llosa, etc.
ResponderEliminarEsa mirada afilada de periodista, unida a la destreza de su pluma como escritor, retrata ambientes y personas con el resultado que tú cuentas, tan bien como siempre, Rosa.
Nueva York y su "fauna" ante la mirada de Wolfe, es siempre un bocado muy apetecible.
Un beso.
Me imagino que era un periodista de los que saben escribir. rara avis en peligro de extinción total. Cuando los oigo o los leo, con ese miedo al "de que" que les hace convertirlos tos en "que" por no saber usar lo apropiado a cada momento; cuando veo que usan "migrantes" tanto si lo son, como si claramente son emigrantes o inmigrantes; cuando veo tantos fallos que me suenan mal en estudiantes de Bachillerato, entiendo que estamos en el mundo del "todo vale" y qué más da escribir bien o mal si se me entiende.
EliminarTodas las biografías dicen que Tom Wolfe era ya un gran periodista cuando escribió esta su primera novela. Seguro que él era de los que no cometían errores de este pelaje (y no se me ocurren más ejemplos, pero los hay de antología del disparate).
He leído más novelas suyas, en realidad solo me queda "Bloody Miami" y, aunque ninguna está a la altura de esta, son todas muy buenas.
Un beso.
Lo de la sátira social le va que ni pintado. Yo solo he visto la película de 1990 de Brian de Palma, pero si que he leído Todo un hombre, donde tampoco deja a ningún tipo social con cabeza. Recomiendan a David Foster Wallace como un autor actual también crítico con la sociedad americana. Yo no lo he leído, la verdad, sus novelas rondan las mil páginas. Un beso .
ResponderEliminarYo leí "Todo un hombre" y “Soy Charlotte Simmons”, pero esas no me dejaron la impronta de "la hoguera de las vanidades". Casi no las recuerdo, aunque recuerdo que me gustaron mucho. La segunda trata de la Universidad americana y su protagonista es una estudiante y nada más puedo decir.
EliminarDe David Foster Wallace no he leído nada, aunque lo tengo apuntado. Igual va siendo hora.
Un beso.
Recuerdo que la leí hace ya unos añitos. Me impactó en su momento. También he visto la película de Brian de Palma. Últimamente otra película vino a recordármela, me refiero a la protagonizada por Leonardo di Caprio, "El lobo de Wall Street", aunque ésta se ciñe más al último salto por los aires de Wall Street como consecuencia de los buitres que engañaban a todo dios vendiéndoles lo que no podían comprar ni por soñación.
ResponderEliminarMe has recordado al autor que bien se merece por mi parte ser revisitado.
Tu reseña como siempre magnífica y despertando el apetito de acudir a la novela nuevamente.
Un beso
"El lobo de Wall Street", para mí, es mucho mejor que "La hoguera de las vanidades" película, aunque la historia de Wolfe es mucho mejor. No es que tengan mucho que ver, las situaciones y la época son muy distintas, pero sí que pueden recordarse una a la otra. Está también "Wall Street" de Oliver Stone y protagonizada por Michael Douglas. hay muy buenas películas sobre el tema.
EliminarEn este caso, sin lugar a dudas, me quedo con el libro. Y releerlo es una experiencia que te recomiendo. El tiempo no le ha hecho daño al libro y a nosotros nos ha dado mayor clarividencia y capacidad de comprensión.
Un beso.
Hola Rosa leí esta novela hace años y después vi la película pero ni de una ni de la otra recuerdo mucho, sí que en su momento me gustó y que no me pesaron para nada esas 800 páginas pero seguramente ahora tendría otra visión de ella, así que seguramente tocaría hacer una relectura. Estoy con Gerardo que daría para una de esas series tan trepidantes que hoy tanto vemos.
ResponderEliminarBesos
Se lee tan bien y es tan apasionante y apasionada que, efectivamente, esas ochocientas páginas no pesan nada. Creo que no sobra ni una. Tanto la historia que se cuenta como la manera de contarla, son magníficas. Me encanta como va presentando a los personajes, mediante episodios que nada tienen que ver con la trama central, pero que los van retratando sin fisuras. Creo que es una obra maestra.
EliminarUna serie bien hecha sería todo un boom. Ríete de "House of cards".
Un beso.
He leído esa novela hace muchos años y ha sido un gusto leer tu reseña para recordarla. Cuando, un tiempo después de leerla, visité New York en varias ocasiones y pude percibir como esa sociedad que parece deslumbrar, en realidad es una "hoguera de las vanidades". Feliz fin de semana!
ResponderEliminarEs una historia que no ha perdido nada de frescura ni actualidad a pesar de tener ya más de treinta años. Nueva York ha cambiado mucho desde entonces. Ya no es la capital peligrosa que fue. Han retirado la miseria de las zonas que visitan los turistas. No sé a dónde la habrán llevado, pero así todo se intuye un lugar con muchas diferencias y mucha gente pasándolo mal. Aunque tampoco nada que no se vea en cualquier ciudad un poco grande.
EliminarUn beso.
Pues, aunque indudablemente sé de la existencia de esta novela e incluso de su adaptación cinematográfica, nunca me había interesado por saber realmente de qué trataba. Al principio, cuando leí lo de sátira social, reconozco que fruncí un poco el ceño; no porque no considere necesaria la existencia de ese género, sino porque supongo que lo relacioné con el último libro satírico que leí, con el que no conecté mucho y para más inri era también de Anagrama y por tanto la portada me lo recuerda. Sin embargo, a medida que iba conociendo más de este libro a través de tu reseña, mi ceño se ha ido desfrunciendo. Me interesa ese erigirse en defensor de las causas perdidas en beneficio propio. El tema del racismo sin duda está muy candente en Estados Unidos, aun transcurridos años desde que se escribió este libro, pero creo que puede extrapolarse a muchos otros temas. Y como hemos absorbido tanto de la cultura americana, creo que también a otros lugares. Estoy segura de que si leo este libro ahora lo voy a encontrar muy actual. Con lo que cambia el mundo y qué poco cambiamos nosotros.
ResponderEliminarEn fin, otro a la lista.
Besos
Como le digo a Norte, es un libro que no ha perdido actualidad para nada. Esta segunda vez que lo leí, me ha gustado más que la anterior. Ahora conozco la ciudad y puedo seguir los pasos de los personajes, pero además, el tener más años y tanto más leído hace que las cosas se entiendan mejor.
EliminarEn parte no ha perdido vigencia porque el ser humano cambia muy poco en cuanto a intereses y forma de llevarlos a cabo, pero en parte, también por la maestría del autos que supo escribir de forma atemporal. Era un auténtico maestro, con una de las plumas más afiladas que he visto nunca. He leído tres novelas suyas y aunque esta es la mejor, las otras dos son muy buenas también.
Te aseguro que me ha merecido la pena cada minuto empleado en sus ochocientas páginas.
Un beso.
Una obra maestra, casi diría que es una lectura imprescindible para conocer cómo funciona la sociedad actual. La leí a los veinte años, en plena carrera de derecho. Ni qué decir cuánto me impactó y leyendo tu reseña no puedo más que reiterar la tremenda actualidad de la trama, del uso de la sociedad de la información, de la emoción como motor del voto y de cómo manejarla para que el electorado crea que vota libremente.
ResponderEliminarLa hoguera de las vanidades debería ser una lectura obligada en los colegios, tal vez así se fomentara el espíritu crítico ante los cantos de sirena de los grupos de poder, no solo económico sino social. Basta con echar un vistazo a las noticias para ver el uso emocional y el rédito que intentan sacar algunos a cualquier drama o infortunio para llevar el ascua a su sardina. Y aquí no los hay buenos o malos, todos juegan el mismo juego. Un placer recuperar esta lectura a través de tu magnífica reseña, Rosa. Un fuerte abrazo!!
Ni que decir tiene que estoy absolutamente de acuerdo contigo. La novela tiene 32 años y sigue en plena vigencia. No ha perdido un ápice de frescura porque, además, está escrita de una forma totalmente actual. Tom Wolfe era un auténtico genio describiendo situaciones, presentando personajes, analizando miserias y encontrando en cada espécimen de la sociedad el punto flaco que criticar. Como digo en la reseña, no se salva nadie. Creo que el único personaje que no tiene nada criticable es el joven atropellado y, posiblemente, es porque está en coma.
EliminarUna obra maestra.
Un beso.
Pues lo tuve entre mis manos y el tamaño me lo alejó. No solo porque es un libro que ocupase mucho tiempo en ser leído, sino también bastante espacio, que no abunda.
ResponderEliminarSabía algo de la trama y de la existencia de la peli, pero no me incliné por ninguno de los dos.
Si mantiene vigencia, será cuestión de apuntarlo, Rosa. Si quieres críticas descarnadas sobre cómo se maneja la sociedad política en E.E.U.U., visita las letras de Gore Vidal.
Gracias por tan completa reseña.
Un beso.
Yo creo que es una novela magistral. No le falta ni le sobra nada, está de plena actualidad, lo critica todo de una forma humorista, pero contundente. La película no es gran cosa, pero el libro es de los de no perderse. No pesan nada las ochocientas páginas porque te metes en la historia y ni te das cuenta. Es genial.
EliminarDe Gore Vidal he oído maravillas y no lo he leído, tal vez porque lo considero más autor de ensayo que de novela y, aunque leo ensayo, sobre todo prefiero novela. ¿Me recomiendas alguna cosa suya?
Un beso.
Aguarda diez días y verás algo de él en mi espacio. Por lo que se, todo lo que ha escrito es crítico con el poder de su país. Un outsider.
EliminarBesitos.
Ok. Espero con impaciencia. 😉
EliminarUn beso.
No ví la película no leí el libro pero he disfrutado enormemente tu reseña y he leido cada uno de los comentarios y me ha fascinado
ResponderEliminarGracias a todos por compartir
Con la reseña y los comentarios, te puedes hacer una idea de lo que va la novela. No me extraña que te haya fascinado.
EliminarUn beso.
Esta es una novela que me apetece mucho leer. Y tu reseña me recuerda que ya va siendo hora de que le dé la oportunidad que se merece, porque tus impresiones me resultan muy atractivas. Besos.
ResponderEliminarCreo que la disfrutarás mucho y si ya de entrada te apetece, no debes dejarla más tiempo. además estoy deseando leer tu opinión a ver si coincidimos.
EliminarUn beso.