Septiembre 2019
Howard Roark se echó a reír.
Estaba desnudo, al borde de un
risco. Abajo, a mucha distancia, yacía el lago. Las rocas se elevaban hacia el
cielo sobre las aguas inmóviles, como una explosión de granito que se hubiese
helado en su ascensión. El agua parecía inmutable; la piedra, en movimiento.
Pero la piedra tenía la detención que se produce en ese breve momento de la
lucha en que los antagonistas se encuentran y los impulsos se detienen en una
pausa más dinámica que el movimiento. La piedra relucía bañada por los rayos
del sol. El lago era solamente un delgado anillo de acero que cortaba las rocas
por la mitad. Las rocas continuaban, inalterables, en la profundidad.
Comenzaban y terminaban en el cielo. De manera que el mundo parecía suspendido
en el espacio, semejando una isla que flotara en la nada, anclada a los pies
del hombre que estaba sobre el risco.
Ayn Rand nació en San Petersburgo en 1905 en una familia judía no practicante. En 1917, la revolución despojó a su padre de la farmacia que poseía y la familia se fue a Crimea. Tras regresar, estudió en la universidad de la ciudad, que ya para entonces se llamaba Leningrado, y en 1924 se licenció en Filosofía e Historia. Algo más de un año después, obtenía un permiso para visitar a unos parientes en Estados Unidos y ya no volvió. Nada extraño para quienes conozcan los preceptos de la corriente filosófica que creó: el Objetivismo.
En 1936 declaró "Llámenlo destino o ironía, pero yo nací, de entre todos los países de la Tierra, en el menos conveniente para una fanática del individualismo: Rusia. Decidí ser escritora a la edad de nueve años, y todo lo que he hecho se ha circunscrito a tal propósito. Soy estadounidense por elección y convicción. Nací en Europa, pero emigré a Estados Unidos porque este era el país donde una podía sentirse totalmente libre para escribir". Siempre he sostenido que Estados Unidos tiene muchas cosas buenas.
La primera vez que leí "El manantial" (antes había leído "Los que vivimos", una novela en parte autobiográfica ambientada en Rusia en los años de la revolución) me quedé fascinada con la capacidad de la autora para describir personajes. Llegabas a conocerlos de tal forma que eras capaz de saber lo que iban a responder antes de leerlo. Me gustó mucho, así como la película que vi por entonces, pero no supe nada de la corriente filosófica creada por la autora hasta más de veinte años después, cuando lo leí por segunda vez.
Howard Roark, el protagonista de "El manantial", es un arquitecto empeñado en no seguir ningún tipo de convencionalismo. Solo quiere crear lo que a él le gusta, sin dejarse llevar por modas o corrientes. Sus trabajos no son apreciados y, ante la imposibilidad de poder encontrar quien le contrate, termina trabajando de peón en una cantera. Todo menos construir algo que no se adapte a sus gustos. Es capaz de volar un edificio antes que permitir que su diseño se modifique para hacerlo más convencional.
Howard Roark, quien se dice que está en parte inspirado por el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright, es un notable representante del hombre libre, individualista, independiente. Algunas de sus declaraciones en el juicio que tiene lugar en la novela, son la clara manifestación del Objetivismo.
"La mente es un atributo del individuo. No existe una cosa tal como un cerebro colectivo. No hay una cosa tal como el pensamiento colectivo".
"El egoísta, en sentido absoluto, [...] es el hombre que no tiene necesidad de depender de los demás. [...] No existe para ningún otro hombre y no le pide a ningún otro hombre que exista para él".
"Ningún hombre puede vivir para los otros. No puede compartir su espíritu como no puede compartir su cuerpo. Pero el que necesita de otro se vale del altruismo como una arma de explotación e invierte la base de los principios morales del género humano".
La trama es larga y complicada, con muchos personajes, amor, envidia, resentimiento... No la recuerdo en profundidad porque lo que me llamó la atención de esta historia no es el argumento en sí, sino lo que el personaje representa y cuál es su posición frente a los demás y frente a sí mismo.
En 1949, seis años después de la publicación de la novela, King Vidor dirigió una sensacional película protagonizada por Gary Cooper en el papel de Howard Roark. El guión lo escribió la propia Ayn Rand. La vi poco después de leer la novela por primera vez y me emocionó la defensa que el personaje de Roark hace de su libertad y de su derecho a la independencia y a no tener que preocuparse por si sus obras y acciones agradan o no a los demás. La escena del juicio es especialmente emotiva e interesante y se la recomiendo, en especial a todos los amantes del cine clásico.
Mucho se podría hablar aún de la obra, de la autora y del Objetivismo, pero es algo que está muy por encima de los objetivos de esta sección y de este blog por lo que invito a quienes estén interesados a profundizar por su cuenta.
Gary Cooper en una grandiosa escena de "El manantial" |
Y así termina "El manantial":
Lo vio encima de ella, en la
plataforma más alta del edificio Wynand. Él la saludó con la mano.
La línea del océano cortaba el
cielo. El océano subía conforme descendía la ciudad. Pasó los pináculos de los
edificios de los Bancos. Subió sobre las torres de los templos.
Después ya no hubo nada más que
el océano, el cielo y la figura de Howard Roark.
Las novelas que aparecen en esta sección, "Bienvenido nuevo mes literario", no están recién leídas*, pero están leídas. Se trata de novelas con las que quiero comenzar cada mes. Cada entrada comienza con el principio del libro y termina con su final. No pretende ser una reseña, sino el comentario sobre una historia que me marcó lo suficiente como para poder hablar de ella aunque haga ya muchos años que la leí. Por ello, espero que me perdonéis si incurro en algún error.
*las citas están sacadas de las que anoté en el momento de la lectura y que me ayudan mucho a recordar.
Fecha de lectura: 1979 y 2000
Título del libro: El manantial
Título del libro: El manantial
Autora: Ayn Rand
Título original: The fountainhead
Traducción: Luis de Paola
Título original: The fountainhead
Traducción: Luis de Paola
Editorial: Plaza y Janés
Año de publicación: 1975
Año de publicación original: 1943
Nº de páginas: 755
Hola Rosa, vi la pelìcula El Manantial, en blanco y negro, los actores dos gigantes de la escena. Tengo un didáctico y buen recuerdo de la cinta...
ResponderEliminarQue tengas un buen regreso de vacaciones y feliz mes de septiembre.
Un abrazo.
Yo la vi hace muchísimos años, pero me ha quedado un recuerdo estupendo. Si hace casi veinte años que leí el libro por segunda vez, la película la debí de ver poco después de leerlo la primera vez, hace ya... mira, no quiero ni echar la cuenta 😂
EliminarFeliz vuelta de vacaciones para ti también.
Un beso.
¡Hola, Rosa! ¡Madre mía! ¡Diez publicaciones en agosto! Mientras que otros andamos tumbados a la bartola... Bueno, lo primero es desear que hayas disfrutado pero bien de este período vacacional. Esta obra no la he leído, pero casualidades de la vida, vi la película este mes de agosto en la tele. Sin duda, lo que más me impactó fue el alegato final de Gary Cooper. Alegato que comparto punto por punto, sí, reconozco que me identifico plenamente con el individualismo (que no tiene nada que ver con el egoismo). La masa me confunde, ¡me horroriza! y pienso que solo somos útiles a la sociedad cuando, como individuos, podemos desarrollar todo nuestro potencial.
ResponderEliminarExcelente recomendación, que inicia la lista de novelas pendientes del nuevo curso. Un placer volver a disfrutar de tu blog. Un fuerte abrazo!!!
Claro, os dais a la vagancia y aquí quedamos cuatro para mantener abierto el chiringuito 😂😂 ¡BIENVENIDO! Qué alegría que vayáis viniendo porque esto está muy triste en verano con los pocos que quedamos.
Eliminar¿Que viste la peli en agosto? Qué casualidad. He de decirte que yo también soy una gran defensora del individualismo e incluso del egoísmo. Creo que todos tenemos derecho a ser egoístas mientras entendamos el egoísmo de los demás. Si se respetará eso, la vida sería maravillosa. Lo jalo es qye los egoístas al uso solo piensan en sí mismos y creen que todo rl mundo tiene que pensar también en ellos mismos.
Lo que no defiendo es la insolidaridad. Comparto contigo que solo un individuo es capaz de aportar algo a la vida en sociedad. La masa no colabora con nada más que a conseguir que la sociedad sea eso, una masa informe.
Es una novela densa, pero muy recomendable. ¿Cómo van las tuyas?
Un beso.
¡Hola Rosa, encantado de volver a leerte!
ResponderEliminarObservo que has seguido con tu labor literaria durante el mes de agosto y te felicito por la labor. De hecho, tumbado a la bartola, he leído algo pero comentar era ya mucho esfuerzo, ja,ja,ja.
Respecto a la novela reseñada hoy no la he leído aunque la percibo muy interesante. La película es muy grande y desde luego para mí una joya del cine clásico en blanco y negro. La banda sonora de Max Steiner es fabulosa y la defensa de la individualidad es una virtud ya sea defendida desde una novela, una película o desde la propia unidad familiar.
Besos y feliz mes de septiembre.
¡Qué bien, otro que vuelve! Se os ha echado de menos, a vuestros blogs y a vuestros comentarios en el mío.
EliminarLa película, que quiero volver a ver un día de estos, es genial, pero la novela tiene mucho tema que en imposible captar en el cine. Para mí es uno de los clásicos más especiales del siglo XX.
La individualidad, que no hay que confundir con la insolidaridad, es algo que yo procuro practicar. Me ayuda a ello mi timidez y falta de anhelos sociales, aunque tampoco se puede decir que sea un bicho raro. Bueno, un poco sí, pero solo un poco.
Un beso y bienvenido de nuevo.
Hola Rosa, madre mía, me has puesto el libro que el año pasado escaló puestos para llegar a convertirse en uno de mis favoritos.
ResponderEliminarTe cuento. El año pasado entre mis grupos de lectura a los que pertenezco en Facebook lo recomendaron en varias ocasiones, como me gustó lo que comentaban me fui a la biblioteca del pueblo a ver si lo tenían, pero nada.
Casualidades de la vida un amigo de mi padre le dio una bolsa llena de libros para mi madre, ella me dijo que los mirará y cogiera el que quisiera, y allí estaban, digo estaban porque son dos tomos.
En un principio no sabía que pensar, pensé que como fuera todo de arquitectura, pero enseguida llamó mi atención el protagonista, así es que ya no pude parar, lo devoré, en tres días no pude parar de leer, allá donde iba lo hacía alguno de los dos tomos.
Me encantó.
Roak, es tal cual como lo has descrito, leal a sí mismo y a sus ideas, un hombre visionario que pasa de los convencionalismos por los que se rige la arquitectura en esos momentos, que desde los romanos no parece que haya avanzado gran cosa. A Roak le gusta fundir el entorno en sus construcciones, no le teme a nada, y no se venderá por tener trabajo de arquitecto. Si tiene que trabajar en otro ámbito lo hará, pero siempre dentro del mundo de la construcción. Es una persona íntegra, terca, trabajadora y visionaria, que logra con gran tenacidad algunos trabajos cuando todo lo tiene en contra.
Porque tiene un enemigo acérrimo, un parasito, que no sirve para nada más que para criticar el trabajo de los demás, un manipulador de la comunicación, la escritora supo plasmar a la perfección la manipulación a la que es sometida la sociedad por los medios de comunicación, una sociedad sin criterio ni sentido común propio, aborregados y manipulables.
El alegato final en el juicio de Roak es lo mejor que he leído nunca, hace una crítica perfecta de los parásitos que no aportan nada, y lo que aporta un artista, da una lección magistral, te pone los pelos de punta y hace que te emociones y que aplaudas ante tanto discernimiento.
Debería la gente que lo leyera pararse a la reflexión mientras se lee, una ardua tarea, sí, pero bien gratificante cuando se sacan buenos resultados, nos preguntaríamos… ¿Por qué necesitamos la aprobación de nuestros actos y opiniones de los demás?, nuestra independencia intelectual ¿Por qué necesitamos seguir a este o aquel sector, líder, religión…iluminado, etc?, nuestros prejuicios, odios o preferencias… ¿de dónde salen? ¿Quiénes o que los fomentan e incitan? ¿Qué ganan con ello?
A mi desde luego me aporto mucho su lectura, y estoy queriendo encontrar más libros de esta genial filosofa.
Un abrazo.
Yo he leído otros dos "Los que vivimos" y "La rebelión de Atlas". En todos se ven esas características típicas del Objetivismo, pero creo que en es "El manantial" donde mejor se recogen.
EliminarYo recuerdo poco de la trama. He ojeado un poco los dos tomos y he mirado los subrayados, porque desde hace casi veinte años, he olvidado los detalles. Veo que tú tienes mucho más claro el argumento. Hace tiempo que tengo tentaciones de releerlo, pero con sus caso ochocientas páginas y todo lo que se acumula, no termino de decidirme. Veremos.
Un beso.
Hola! Fuaaa. Que historia tiene el libro! No supe de el hasta hace poco debido a un expurgo de la biblioteca e indague sobre su historia. ...Y luego me entere que nuestro actual presidente Macri se lo regalo a su novia que es su esposa actual significandole que se identificaba con sun personaje!
ResponderEliminarNo sabía yo eso de Macri. Pues dice mucho a su favor. Si no lo habéis leído, os recomiendo que os pongáis a la tarea. Creo que es una experiencia muy gratificantes en literatura.
EliminarUn beso.
La película me parece magnífica, aunque sin llegar al nivel de la gran obra maestra de Vidor, "Y el mundo marcha". De la novela he oído hablar, a ver si con tu texto me animo a leerla.
ResponderEliminarUn abrazo.
King Vidor tiene tantas películas maravillosas que me costaría escoger una como la mejor, pero fíjate que "El mundo marcha" no la he visto, o no lo recuerdo porque una ha visto tanto cine clásico cuando lo daban por la televisión que es imposible recordarlo todo. Tomo nota a ver si la encuentro.
EliminarLa novela es magnífica. Te la recomiendo.
Un beso.
No recuerdo bien si he visto o no la película, pues supongo que debió ser hace muchos años, de cualquier manera, como me has despertado la curiosidad, pues seguro que la voy a intentar localizar aquí en la red, ya que me encantan estas películas en blanco y negro.
ResponderEliminarEn cuanto a esta novela me encantó cuando la leí, también hace mucho tiempo, ya que sus aportes filosóficos en defensa del individualismo, tan característico de la sociedad de EE.UU. hasta nuestros días. Cierto que la influencia de la masa acaba destruyendo la integridad individual, algo muy deplorable.
Un abrazo.
Por su defensa del individualismo y contra el régimen soviético, se ha tachado a esta autora de ser profascista, pero nada más lejos de la realidad, al menos por lo que deja traslucir en sus escritos.
EliminarSus novelas (he leído tres) siempre tienen personajes muy poco convencionales y que hacen gala de una gran personalidad y unos principios a los que no piensan renunciar por nada.
Tanto la película como la novela son muy recomendables, pero si tuviera que escoger (aunque no sé por qué iba a tener que escoger) iría por la novela.
Un beso.
No había caído al principio, ni por el título del libro ni por las imágenes de las portadas, pero cuando has comentado un poco sobre él me he dado cuenta de que El manantial era algo así como el libro de cabecera del protagonista masculino de Perdón, de Ida Hegazi Hoyer. La verdad que no sabía de la existencia de este libro hasta que leí esa novela. Recuerdo que en la correspondiente reseña dejé una fotografía de un ejemplar de El manantial y que ya en el comentario que dejaste en ella se notaban tus buenas impresiones sobre este libro. Siento curiosidad por él. Parece que estamos destinados a encontrarnos.
ResponderEliminarBesos
No veas cómo te agradezco este comentario porque tengo "Perdón" en mi lista, pero ha ido quedando un poco atrás. Ahora lo sacaré para los primeros puestos.
EliminarCuando has dicho lo de la fotografía y mi comentario, me he acordado y he vuelto a ver la reseña que hiciste de "Perdón".
Yo creo que debes dejar que este libro te encuentre. Creo que es una autora injustamente desconocida. Es muy interesante y da para mucha reflexión, como digo en tu blog, con sus luces y sus sombras, aunque las sombras cada vez me quedan más iluminadas.
Un beso.
Me gusta lo que nos cuentas de la novela y la película, que veré este próximo fin de semana, porque está en Movistar. Besos.
ResponderEliminarEspero que te guste. Ya me contarás tus impresiones de la película. Yo también tengo ganas de verla. Miraré si está en Filmin, aunque igual debería mirar primero en mi colección y en la de mi padre. Hay en ellas películas que ni sé que existen.
EliminarUn beso.
Con esta reseña se me ha encendido una lucecita muy ténue en mi cerebro. Juraría que tengo esta novela llena de polvo y con las hojas amarilleando en el trastero, donde guardo el "excedente" de libros que no he tenido ocasión de leer y que difícilmente leeré, salvo que, como en este caso, se me despierte la curiosidad. Esta obra debió entrar en casa (y me refiero a la de mis padres) cuando yo era un adolescente y creo que la adquirimos del Círculo de Lectores (como mi madre era la que abonaba la cuota, de vez en cuando se reservaba el derecho a elegir) y ha quedado durante décadas sin leer. No sé por qué, pero siempre me pareció (quizá por el título o la portada) una novela ñoña, de las que gustan a las amas de casa románticas, jeje. Pero veo que la juzgué mal, así que la buscaré, la rescataré y, si me decido, la leeré. A veces pienso por qué sigo comprando libros si tengo más de un centenar sin leer, durmiendo el sueño de los justos.
ResponderEliminarGracias por sacar a colación esta novela. Quizá sea todo un descubrimiento para mí.
Un beso.
A pesar de la portada que he puesto en la entrada, que es de la época en que yo la leí por primera vez, creo que la leí también, las dos veces, en la edición de El Círculo de Lectores. No me suena haber tenido dos tomos. Tengo que mirar en la biblioteca de mi padre porque era suya.
EliminarRescátala porque creo que te ha de gustar. Es muy buena y conocerás a una autora muy especial.
Un beso.
Y nada más lejos de la ñoñería o del gusto de las amas de casa de la época. Sí que las portadas y el título pueden engañar, pero te aseguro que alguien amante de literatura ñoña no pasa de la tercera página.
EliminarHola, Rosa. Veo que has regado con libros la sequía veraniega, lo que es muy de agradecer.
ResponderEliminarAyy, esas llamativas portadas de los libros Reno, gratos recuerdos de mi juventud lectora, aún tengo ejemplares por casa. Portadas que me recuerdan a las carteleras de los cines en la Gran Vía madrileña, cuando íbamos al cine con mis padres.
Admito mi ignorancia sobre la autora de origen ruso, Ayn Rand, nada menos que creadora del Objetivismo.
Me gusta su determinación y compromiso con la libertad de elección, postulado que traslada a su obra. La figura del arquitecto es muy atractiva, esos personajes contracorriente son tremendamente seductores.
Gracias por el descubrimiento, película incluida, amiga Rosa.
Beso
Como le digo a Josep María, creo que este libro lo leí en la edición del Círculo de Lectores, pero tengo montones de libros de la colección Reno. Fueron los primeros que empecé a comprar por mi cuenta con las exiguas propinas que me daban. Al lado de mi casa había un kiosko que tenía esos libros, pero lo mejor es que también al lado (a otro lado) de casa había una oficina de Plaza y Janés que tenía en el escaparate muchos libros de Reno. No era un sitio de ventas para el público como he comprendido más tarde, pero siempre me vendieron lo que entré a comprar. Veía algo que me gustaba en el escaparate y en cuanto reunía el dinero lo compraba. Tengo verdaderas joyas de autores que hoy son tan desconocidos como Ayn Rand.
EliminarMuy interesante el Objetivismo y la autora en general. Te la recomiendo.
Un beso.
¡Qué maravillosos recuerdos me provocas, Rosa! Yo también como muchos de tus comentaristas la recuerdo en mi casa de adolescentes donde en este caso era mi hermano mayor el dueño de las peticiones al Círculo de Lectores. No sé si la leí, lo que sí sé es que he visto la película de King Vidor durante mi época de adulto-juvenil-estudiantil, y me encantó. En cuanto a las portadas de la colección Reno, qué emoción verlas. Ya te dije que por mi casa abundaban ejemplares de esa colección (Pearl S. Buck, Maxence van der Mescht [o algo así], Mika Waltari, y tantos y tantos otros títulos) que leía con gusto y emoción.
ResponderEliminarBesos
PD.- Me ocurre igual que a ti. Resulta que en el gadget de "Otros blogs" que tengo en mi página tu blog y el de algunos otros (Lorena, por ejemplo, que ahora recuerde) no me aparecen con lo que me entero de vuestras actualizaciones por Facebook, Instagram y así. Bueno, el caso es seguir buscándonos y leyéndonos.
Yo también tengo de Pearl S. Buck y de Maxence Van der Meersch (así se escribe. Lo he buscado en Google porque esos libros están todos en León). A ellos me refería al hablar de autores hoy ya olvidados. De ambos tengo varios libros. Y luego tengo otros de los que recuerdo el título: "Que el cielo la juzgue" de Ben Ames Williams y "¡Quiero vivir"de Ed Montgomery. No recordaba los autores y los he tenido que mirar también. Por cierto, ambos libros con maravillosas películas. En "Quiero vivir" Suan Hayward hacía un papel estremecedor.
EliminarA mí sí que me aparece tu blog en el gadget y hoy ya se me ha actualizado. Pero las dos entradas anteriores no llegaron a aparecer. Salía la anterior como tu última entrada cuando ya tenías dos más publicadas. Yo que tú, probaría a volver a meterlos.
Un beso.