"Querido Miguel" Natalia Ginzburg
"Una mujer llamada Adriana se levantó de la cama en su nueva casa. Estaba nevando. Aquel día era su cumpleaños. Cumplía cuarenta y tres. La casa estaba en pleno campo. A lo lejos se veía el pueblo sobre una pequeña colina. El pueblo estaba a dos kilómetros. La ciudad a quince. Hacía diez días que la mujer se había venido a vivir a esta casa. Se puso una bata de encaje color tabaco". Pero esta no es la historia de Adriana. O sí, porque Adriana nos cuenta su historia a través de Miguel, y a través de Miguel nos cuentan su historia y la historia de Adriana el propio Miguel y Angélica y Osvaldo y Mara. Y nos cuentan sobre todo la historia de Miguel, al que todos escriben y al que todos se refieren. Y es también la historia del padre de Miguel y de sus hermanas y de su tía. Es, en definitiva, la historia de una familia (y algún amigo especial) que gira en torno a Miguel, el único varón, el hijo y hermano perdido primero en su sótano, después en Londres y finalmente en una calle de Brujas.
La novela está escrita en forma de cartas, pero no solo. Comienza, como se ve en el fragmento citado, con un narrador en tercera persona, pero enseguida el narrador nos cuenta la primera carta de Adriana a Miguel: "Luego se sentó delante del buró y se puso a escribir una carta al único hijo varón que tenía. Querido Miguel —decía—. Te escribo sobre todo para decirte que tu padre no está nada bien. Vete a verlo. Dice que hace mucho que no te ve. Yo estuve ayer. Era primer jueves de mes. Le estuve esperando en el café Canova y me telefoneó allí su criado para decirme que se encontraba mal".
Por la fecha de las cartas sabemos que estamos entre 1970 y 1971. En diciembre de 1970, recién empezada la novela, Miguel sale huyendo para Londres por cuestiones políticas. La época y alguna referencia de su madre y de él mismo nos hacen pensar que pueda colaborar con las Brigadas Rojas. Pero no es un tema importante en la novela. Esta es más bien una historia de relaciones entre unas cuantas personas contadas sobre todo por medio de cartas. Unas relaciones o unas no-relaciones que transmiten, sobre todo, mucha soledad. Todos los personajes están solos, aunque se relacionen unos con otros. Tal vez por eso se emplean las cartas para relacionarse unos con otros. Tal vez por eso lo que se cuentan unos a otros en esas cartas son desencuentros y relaciones frustradas
Adriana está tan sola que se ha llevado a vivir con ella a Matilde, la hermana de su marido del que lleva años separada. Con ella viven también sus dos hijas gemelas, pero ellas, como adolescentes que son, no le hacen mucho caso. Acaba de mudarse de casa porque en la antigua le termina de sobrevenir el último abandono, la última renuncia a la que se ha visto obligada.
Miguel, está tan solo en su exilio londinense que se casa por sorpresa con una mujer bastante mayor que él. Miguel escribe alguna carta, pero sobre todo lo conocemos por referencias del resto. Miguel es el astro a cuyo alrededor giran todos y gira esta historia, como no podía ser de otra manera y así lo percibimos ya en el título. Miguel es el ser al que todos quieren, el nexo entre todos, el que los reúne en su ausencia para combatir su ausencia.
Osvaldo está separado de su mujer, pero sin llegar a desvincularse de ella, tan solo que visita todas las tardes a Adriana, tal vez para compartir la añoranza de Miguel que es mucha según su hermana Angélica, "no creo que a Osvaldo le interesen las mujeres. Me da la impresión de que es un homosexual reprimido. También me da la impresión de que está enamorado de ti, aunque sea de forma oscura e inconsciente", le dice a Miguel en una de sus cartas.
El padre está solo y enfermo en manos de un criado un tanto inepto. Echando de menos a Miguel, el único hijo que consideró merecedor de vivir con él cuando se separó de Adriana, seguramente por ser el varón. De las hijas poco quiere saber "a las gemelas no las aguanta; y tampoco creas que aguanta mucho a Viola ni a Angélica". Las gemelas y Viola, tres personajes con poca voz, una carta de Viola a Mara, nada de las gemelas. Tan solo se las conoce por las referencias en las cartas y por el narrador.
Mara... menudo personaje. Egoísta, caprichosa, quejica. Se considera merecedora de toda clase de favores y dádivas. La conocemos nada más empezar la novela por boca de Adriana en su primera carta a Miguel: "he recibido una carta de una persona que dice llamarse Mara Castorelli y haberme conocido el año pasado en una fiesta que diste en tu sótano. [...] La tal Mara me pide que la ayude a encontrar un trabajo. Me escribe desde una pensión en la cual, no obstante, no puede quedarse porque le sale muy cara. Dice que ha tenido un niño y que le gustaría venir a visitarme y traerme esa hermosa criatura para enseñármela". Mara siempre está viviendo de prestado, en casas que le dejan, en trabajos que le consiguen, con dinero que le dan unos y otros. Y siempre se está quejando: las casas son invivibles, los trabajos malos y mal pagados, las donaciones económicas, escasas. Llega a cansarme, a aburrirme su dependencia, su continuo desagrado ante todo lo que obtiene sin merecerlo ni haberlo ganado y sin embargo no se puede negar que Mara es honrada.
Empiezo a pensar y veo que Mara es la única que se comporta con naturalidad. Aunque eso sí, con una naturalidad a la que no estamos acostumbrados. No se resigna a la soledad ni a la pobreza; lucha como puede y sabe para salir adelante; ante lo que cualquiera pensaría y se callaría, ella se manifiesta, manifiesta su descontento. Nos cansa y satura, pero si algo se le tiene que admitir es que no miente. Ni sobre el origen de su hijo, ni sobre sus sentimientos, ni sobre sus anhelos. En medio de sus exigencias, Mara es honrada. Finalmente, llego a sentir por ella una confusa ternura que nunca hubiera imaginado.
Toda la novela destila nostalgia; nostalgia de un pasado que se fue, nostalgia de un hijo y hermano al que se ha conocido poco, pero del que Adriana y Angélica se han creado una imagen, distinta cada una, y que poco o nada tiene que ver con la realidad. Miguel es para ellas el mayor de sus enigmas. Pero añoran esa imagen que se han creado. "Yo no te he educado. Cómo te iba a educar si no estaba. [...] Tu padre, por supuesto, tampoco te educaba, porque se le había metido en la cabeza que eras educadísimo de nacimiento. Con lo cual a ti no te ha educado nadie". Y Miguel vive así, un poco dando tumbos, revolucionario, pero no demasiado; pintor a medias; tal vez, padre; casado, muy poco; hijo y hermano, en ausencia.
Natalia Ginzburg, a la que solo conocía de "Todos nuestros ayeres", nos regala una historia muy sencilla en la forma, con esa sencillez que se utiliza en las cartas a personas cercanas; y muy sencilla aparentemente en el fondo, pero con mucho más contenido y más complejo de lo que parece en principio. Una novela que rezuma tanta añoranza que nos araña el alma y nos regala frases repetidas con distintas palabras maravillosas, en boca de distintos personajes, pero que transmiten de forma rotunda el desarraigo, la soledad y la desolación de los personajes:
"Se acostumbra uno a todo —dijo Angélica—. Cuando ya nos hemos quedado sin nada".
"[...] nos consolamos con nada, cuando ya no tenemos nada". En palabras de Osvaldo.
Esta novela entra en el III reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1980. "Querido Miguel" está publicada en 1973.
La novela está escrita en forma de cartas, pero no solo. Comienza, como se ve en el fragmento citado, con un narrador en tercera persona, pero enseguida el narrador nos cuenta la primera carta de Adriana a Miguel: "Luego se sentó delante del buró y se puso a escribir una carta al único hijo varón que tenía. Querido Miguel —decía—. Te escribo sobre todo para decirte que tu padre no está nada bien. Vete a verlo. Dice que hace mucho que no te ve. Yo estuve ayer. Era primer jueves de mes. Le estuve esperando en el café Canova y me telefoneó allí su criado para decirme que se encontraba mal".
Por la fecha de las cartas sabemos que estamos entre 1970 y 1971. En diciembre de 1970, recién empezada la novela, Miguel sale huyendo para Londres por cuestiones políticas. La época y alguna referencia de su madre y de él mismo nos hacen pensar que pueda colaborar con las Brigadas Rojas. Pero no es un tema importante en la novela. Esta es más bien una historia de relaciones entre unas cuantas personas contadas sobre todo por medio de cartas. Unas relaciones o unas no-relaciones que transmiten, sobre todo, mucha soledad. Todos los personajes están solos, aunque se relacionen unos con otros. Tal vez por eso se emplean las cartas para relacionarse unos con otros. Tal vez por eso lo que se cuentan unos a otros en esas cartas son desencuentros y relaciones frustradas
Adriana está tan sola que se ha llevado a vivir con ella a Matilde, la hermana de su marido del que lleva años separada. Con ella viven también sus dos hijas gemelas, pero ellas, como adolescentes que son, no le hacen mucho caso. Acaba de mudarse de casa porque en la antigua le termina de sobrevenir el último abandono, la última renuncia a la que se ha visto obligada.
Miguel, está tan solo en su exilio londinense que se casa por sorpresa con una mujer bastante mayor que él. Miguel escribe alguna carta, pero sobre todo lo conocemos por referencias del resto. Miguel es el astro a cuyo alrededor giran todos y gira esta historia, como no podía ser de otra manera y así lo percibimos ya en el título. Miguel es el ser al que todos quieren, el nexo entre todos, el que los reúne en su ausencia para combatir su ausencia.
Osvaldo está separado de su mujer, pero sin llegar a desvincularse de ella, tan solo que visita todas las tardes a Adriana, tal vez para compartir la añoranza de Miguel que es mucha según su hermana Angélica, "no creo que a Osvaldo le interesen las mujeres. Me da la impresión de que es un homosexual reprimido. También me da la impresión de que está enamorado de ti, aunque sea de forma oscura e inconsciente", le dice a Miguel en una de sus cartas.
El padre está solo y enfermo en manos de un criado un tanto inepto. Echando de menos a Miguel, el único hijo que consideró merecedor de vivir con él cuando se separó de Adriana, seguramente por ser el varón. De las hijas poco quiere saber "a las gemelas no las aguanta; y tampoco creas que aguanta mucho a Viola ni a Angélica". Las gemelas y Viola, tres personajes con poca voz, una carta de Viola a Mara, nada de las gemelas. Tan solo se las conoce por las referencias en las cartas y por el narrador.
Mara... menudo personaje. Egoísta, caprichosa, quejica. Se considera merecedora de toda clase de favores y dádivas. La conocemos nada más empezar la novela por boca de Adriana en su primera carta a Miguel: "he recibido una carta de una persona que dice llamarse Mara Castorelli y haberme conocido el año pasado en una fiesta que diste en tu sótano. [...] La tal Mara me pide que la ayude a encontrar un trabajo. Me escribe desde una pensión en la cual, no obstante, no puede quedarse porque le sale muy cara. Dice que ha tenido un niño y que le gustaría venir a visitarme y traerme esa hermosa criatura para enseñármela". Mara siempre está viviendo de prestado, en casas que le dejan, en trabajos que le consiguen, con dinero que le dan unos y otros. Y siempre se está quejando: las casas son invivibles, los trabajos malos y mal pagados, las donaciones económicas, escasas. Llega a cansarme, a aburrirme su dependencia, su continuo desagrado ante todo lo que obtiene sin merecerlo ni haberlo ganado y sin embargo no se puede negar que Mara es honrada.
Empiezo a pensar y veo que Mara es la única que se comporta con naturalidad. Aunque eso sí, con una naturalidad a la que no estamos acostumbrados. No se resigna a la soledad ni a la pobreza; lucha como puede y sabe para salir adelante; ante lo que cualquiera pensaría y se callaría, ella se manifiesta, manifiesta su descontento. Nos cansa y satura, pero si algo se le tiene que admitir es que no miente. Ni sobre el origen de su hijo, ni sobre sus sentimientos, ni sobre sus anhelos. En medio de sus exigencias, Mara es honrada. Finalmente, llego a sentir por ella una confusa ternura que nunca hubiera imaginado.
Natalia Ginzburg |
Natalia Ginzburg, a la que solo conocía de "Todos nuestros ayeres", nos regala una historia muy sencilla en la forma, con esa sencillez que se utiliza en las cartas a personas cercanas; y muy sencilla aparentemente en el fondo, pero con mucho más contenido y más complejo de lo que parece en principio. Una novela que rezuma tanta añoranza que nos araña el alma y nos regala frases repetidas con distintas palabras maravillosas, en boca de distintos personajes, pero que transmiten de forma rotunda el desarraigo, la soledad y la desolación de los personajes:
"Se acostumbra uno a todo —dijo Angélica—. Cuando ya nos hemos quedado sin nada".
"[...] nos consolamos con nada, cuando ya no tenemos nada". En palabras de Osvaldo.
Esta novela entra en el III reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1980. "Querido Miguel" está publicada en 1973.
Título del libro: Querido Miguel
Autora: Natalia Ginzburg
Título original: Caro Michele
Título original: Caro Michele
Traducción: Carmen Martín Gaite
Editorial: Acantilado
Año de publicación: 2003
Año de publicación original: 1973
Nº de páginas: 224
Magnífica siempre Natalia Ginzburg. Esa sencillez y halo de nostalgia que señalas creo que son una de sus señas más características. Muy buena recomendación, Rosa.
ResponderEliminarEs la segunda novela que leo de la autora y es cierto que rezuma nostalgia. Los personajes de este libro además, están como desconectados unos de otros. No hay dos que tengan una relación cálida y profunda lo que da una enorme sensación de desolación.
EliminarUn beso.
hola! me atrae el tema epistolar y para conocer otra autora,gracias siempre me llevo una valiosa recomendación bajo el ala, saludosbuhos!!
ResponderEliminarCreo que es una buena recomendación y si de conocer a una nueva autora se trata, esta es la autora ideal.
EliminarUn beso.
Me gusta el nombre de la novela :)
ResponderEliminarPienso que la literatura a través de las epístolas se hace muy amena y es muy digerible. Si además es una historia narrada de manera sencilla mejor que mejor. Respecto a Natalia Ginzburg creo recordar que la conocí a través de la reseña que has enlazado. Veo que te gusta.
Un beso, Rosa.
Es cierto que la literatura epistolar es fácil de leer y es que en las cartas nos solemos (solíamos) expresar con sencillez y naturalidad. Aunque en esta novela no hay solo cartas y eso aún la hace más asequible pues el narrador en tercera persona llega a donde las cartas no podrían hacerlo.
EliminarEs una autora que me guata, sí. Creo que cuenta historias muy humanas e interesantes. Y variadas porque esta no tiene nada que ver con "Todos nuestros ayeres", salvo el hecho de ser ambas muy nostálgicas.
Un beso.
Acabo de escribir yo una carta y a continuación leo tu reseña, estupenda coincidencia. Las cartas que tanto nos dicen, ¡qué pena que casi hayan desaparecido ! ¿será mejor así? Espero que de alguna forma las recuperemos. Me ha gustado mucho lo que nos cuentas de esta historia, de esta forma de contar, de esta forma de conocer a un personaje. Saludos
ResponderEliminarNo creo que sea ni mejor ni peor. Las distintas formas de comunicación hacen que esta sea más rápida y fácil. Se gana en unas cosas y se pierde en otras.
EliminarLa verdad es que resulta curioso leerte decir que estabas escribiendo una carta. No sé los años que hace que no escribo ninguna, al menos en papel porque tengo algunas amigas con las que, aunque sea por correo electrónico, nos escribimos verdaderas cartas.
Sea como sea, es cierto que la forma de darnos a conocer el personaje de Miguel, por medio de todas esas cartas, es un recurso curioso y la novela resulta amena y muy interesante.
Un beso.
El estilo de Natalia Ginzburg me encanta. Veo que esta novela que comentas se asemeja, en su manera de narrar, con la que he leído hará cosa de dos meses o así, "Léxico familiar". Lo que más me ha impactado de ella es que como tú bien dices sabe pasar por los episodios más terribles sin cargar estrepitosamente las tintas, aunque sí presentándolos. Esta es una de las características que más me han sorprendido. También "Léxico familiar" al igual que "Querido Miguel" es la narración de unos hechos pasados (concretamente la vida de la familia en la Italia fascista que comienza a alborear, luego partícipe en la II Guerra Mundial y finalmente ocupada por los propios alemanes antes de ser liberada por los aliados. Todas estas vicisitudes cuenta allí aunque no lo hace en forma de cartas como en la que tú has leído.
ResponderEliminarMe ha interesado mucho tu reseña por esta coincidencia en la lectura de obras de la misma escritora. A mí la lectura me resultó deliciosa por lo que leeré más de ella. Esta que reseñas es ya firme candidata a ello.
Un beso
Tengo yo "Léxico familiar" apuntado porque me interesan mucho las vivencias reales de esta autora. Será lo próximo suyo que lea.
EliminarSe supone que en esta novela, Andriana es el 𝘢𝘭𝘵𝘦𝘳 𝘦𝘨𝘰 de Natalia Ginzburg, no tanto por los hechos vividos como por sentimientos y personalidad.
Su vida en Italia, la guerra, su marido, todo ello me atrae poderosamente, aunque creo que este libro solo trata su infancia y juventud, pero igual me apetece.
Un beso.
Estupenda recomendación, Rosa. Me gusta el juego que da el género epistolar, aunque ahora que caigo y a modo de reflexión en voz alta para abrir debate. En la actualidad, creo que se pueden contar con los dedos de una mano las personas que escriben cartas. Bueno, quizá exagero, pero pudiera ser que quizá la carta, tal cual, pueda ser algo muy lejano para los nuevos lectores. Quizá deberíamos empezar a adaptar este género a los nuevos medios de comunicación. Blogs, twits, mensajes, wasapp... Es solo una cuestión que planteo para generar debate. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarHay un autor de novela de Ciencia Ficción de León, Ruy Vega, del que he hecho un par de reseñas y estoy a punto de publicar la tercera, que construye sus historias, sobre todo en la primera, a base de correos electrónicos, mensajes de contestador, noticias de radio y prensa. Sus capítulos son muy cortos y va haciendo toda la trama con esos recursos. Resulta muy interesante y fácil de leer.
EliminarLas cartas también resultan fáciles, de hecho, lo mismo que se escribe en una carta se puede poner hoy día en un correo electrónico. Son formas de comunicación en las que se usa un estilo directo y sencillo.
Como le digo a Ana más arriba, el hecho de que ya no se escriban cartas no tiene que ser ni mejor ni peor, sencillamente ahora hay mecanismos más rápidos y eficaces de comunicación y es normal que los más lentos vayan quedando marginados.
Un beso.
La carta algo que por desgracia se ha ido perdiendo, yo solo recibo las cartas de los bancos, luz, agua etc, de gente que conozco no, y si mi tía que vive en Francia una vez al año en Navidad, nos manda una felicitación navideña, y no veas la ilusión que me hace, en fin, es una pena que se haya perdido esa costumbre, pero es cierto que como bien dice David, deberíamos de alguna forma recuperar esa buena costumbre.
ResponderEliminarPuede ser muy interesante leer esta novela que nos traes, y además parece que hasta inclusive nos puede resultar amena, de modo que la apunto a la lista, ay como crece siempre, y ya me espera Chari el miércoles para pasarme más, ay.
Besos
De los bancos y del Carrefour es todo lo que me llega a mí al buzón. Bueno, la verdad es que últimamente me llegan también los libros que compro en Amazon, cuando no los hay en ebook, y los que sus autores tienen a bien mandarme.
EliminarLa carta como medio de comunicación es un medio perdido, pero es normal. Teniendo el correo electrónico en el que dices lo mismo y se lee casi a la vez que se envía; pudiendo además enviar toda clase de documentos, es normal que haya sustituido totalmente a la carta.
Da recuerdos a Chari. Por aquí nos acordamos de ella.
Un beso.
Es curioso como tu percepción del personaje de Mara va cambiando, supongo que como el personaje mismo y lo malo de las novelas a veces es que en pocos párrafos ya tenemos "calado" al protagonista-personaje, cuando en la vida real la mayoría somos bastante herméticos y cuesta un mundo conocer a alguien de verdad, si esto es posible (conocerse a uno mismo es como poco igual de difícil).
ResponderEliminarEl otoño que ya asoma la patita no es mi mejor época, al menos en lo que se refiere a lecturas con gran carga nostálgica. La forma epistolar, eso sí, me gusta. He visto que la traductora es Carmen Martín Gaite, seguro que sabe darle el tono adecuado.
Un abrazo.
Vaya, ahora que veo tu comentario, me doy cuenta de que no hablé en la reseña del magnífico trabajo de traducción de la novelista Carmen Martín Gaite. Siempre se olvida algo, porque no se puede hablar de todo. Lo malo es que la ficha del libro, aunque aparece al final, yo la hago al principio y por eso lo olvidé.
EliminarEl personaje de Mara, es fascinante. Empecé rechazándola de lleno (tengo alguna nota en la que directamente la insulto), pero luego vi que era sincera, honrada, con sus defectos, pero pura inocencia, aunque hubiera podido aprovecharse de la buena fe de todos. Y no es exactamente que cambie el personaje, es que vamos aprendiendo a conocerlo y en eso la autora muestra una habilidad excepcional para describir personajes complejos: se los va conociendo poco a poco como en la vida real.
Una autora que merece profundizar en ella.
Un beso.
Me gustan esas historias que se agazapan en lo cotidiano, entre el tedio, la frustración, la esperanza de algún encuentro, etc.
ResponderEliminarSupongo que el acierto de Ginzburg radica en su sencillez narrativa que paradójicamente se revela tan profunda, que huye de lo grandilocuente, los pequeños gestos son las puntadas que unen todo.
Además, por algunos artículos que leí en su día, tenía una enorme dedicación y pasión por la literatura… pese al continuo acoso del fascismo en la Editorial Einaudi.
Disfruté en su momento escribiendo cartas, pero las ventajas del correo electrónico han permitido una amplitud de la comunicación entre personas como nunca hubo, bendito sea el e-mail. Eso sí… para leer el libro en papel, jaja, el ser humano y sus contradicciones.
Un beso, Rosa.
Yo también digo bendito sea el e-mail, pero además añado, bendito sea el e-book. Ahorro un montón de dinero, porque entre el libro en papel y el libro digital la diferencia es de unos cuantos euros y cuando se leen más de cien libros al año, se nota mucho. Además el espacio en mi casa ya estaba seriamente comprometido y ahora se le ha dado un buen respiro. Por otra parte, aguantar 180 gramos de peso no es lo mismo que aguantar un kilo o más. Ya solo leo papel en el sofá. En la cama jamás porque me resulta incomodísimo. Voy a cumplir diez años de lectura digital y creo que todo son ventajas. Las desventajas creo que son más románticas que prácticas.
EliminarPero hablando de lo que interesa que es el libro, es una historia de nostalgia y soledad. Tal vez es la historia de casi todos llevada a un extremo de desencanto y frustración por lo difícil que resulta la comunicación humana.
La vida de la autora, con su exilio autoimpuesto acompañando al obligado de su marido, la muerte de este, la lucha de ambos contra el fascismo, sus dificultades para sobrevivir como judía y como antifascista, todo ello me atrae muchísimo y si a ello añadimos su forma de escribir y sus historias, poco queda por añadir. Es mejor pasar a leerla directamente.
Un beso.
Conocía el título pero no sabía muy bien de qué iba esta novela, así que gracias por tu reseña. Curioso tu cambio de opinión respecto a Mara; me ha llamado la atención ese personaje. Apunto, solo he leído un libro de ella pero me da que es una autora de las que no defrauda.
ResponderEliminarBesos
Creo que el libro que has leído es "Todos nuestros ayeres" que es el mismo que había leído yo, porque creo que de tu blog saqué la idea de esta autora que yo desconocía.
Eliminar"Querido Miguel" es muy distinto. Es mucho más corto, abarca mucho menos espacio temporal, apenas unos meses, hay muchos menos personajes y la historia es menos compleja. Por lo demás, soledad, nostalgia, rebeldía... los temas típicos (ya los veo como típicos) de la autora.
No decepciona, al menos esta novela, pero por cosas que he leído de otras, creo que ninguna me va a decepcionar. De todas formas, lo veremos.
Un beso.
El título me ha llamado mucho la atención, aunque no he tenido el gusto de leer aún nada de esta autora, que tras la atenta lectura de tu sugerente reseña, pues no digo que me resista, sino todo lo contrario, me atrae bastante conocer más a fondo a esta novelista.
ResponderEliminarEs triste haber prescindido de estos correos de sobre y cuartilla(s), lo cual me trae mucha nostalgia, pero comprendo que el acelerado ritmo de vida actual nos lo impide.
Un beso.
Bueno, el mundo avanza porque se sustituyen unas cosas por otras. El ser humano es reacio a aceptar las novedades, pero es él quien las crea y quien luego es incapaz de vivir sin ellas. Cuando se inventó la imprenta muchos estarían en contra y pensarían que como un buen manuscrito bien iluminado, nada.
EliminarLa novela es muy buena y la autora creo que te gustaría. Es muy interesante y tuvo una vida muy intensa y dura. Una pura superviviente en la época que le tocó vivir.
Un beso.
La estructura epistolar de la novela me atrae, y las historias familiares me fascinan, por lo complicadas, por lo frágiles, por todo lo que vemos en ellas de nosotros. Una reseña Rosa que seduce, una lectura para no dejar pasar.
ResponderEliminarAbrazos.
Pues con esas premisas, creo que esta novela te gustará mucho. Si no conoces a la autora, te servirá además para descubrirla. Yo lo he hecho hace poco y creo que es de las que hay que tener en cuenta.
EliminarUn beso.