"Nosotros, los Rivero" Dolores Medio
"Oviedo es una ciudad dormida.
Por las calles, estrechas y empinadas, del Oviedo antiguo, envueltas, de ordinario, en espesa niebla, corre un sueño de siglos. [...]
Cuando el sol logra desgarrar las nubes y posarse sobre el mojado asfalto, toda la ciudad se esponja y se empapa de sol, con una ancha avidez desconocida en los pueblos de la meseta y del mediodía". Y yo, que soy de una meseta ahíta de cielos glaciales y azules en invierno, resecos y azules en verano; yo, que también conozco Oviedo y he paseado sus nieblas y su asfalto brillante de humedad, adoro los grises de las piedras ovetenses, de su catedral algo más pequeña que la que me vio nacer, incomparablemente gris al lado del dorado influjo que el sol contagia a la Pulchra Leonina. Dos catedrales hermosas como dos joyas.
Y alrededor de esa catedral, en ese Oviedo digno de Clarín (de hecho se le llama Vetusta en más de una ocasión) porque aunque ambientada en el primer tercio del siglo XX esta novela nos muestra un Oviedo que poco ha cambiado desde el XIX, en ese Oviedo tiene lugar la historia de los Rivero, una familia distinta del resto, una familia que arrastra una maldición.
Comienza la novela con la llegada a Oviedo de Lena Rivero en la primavera de 1950. Un Oviedo que ya no es el que recuerda, o no exactamente, porque el Oviedo que dejó poco antes de empezar la Guerra tenía "ese duende de las ciudades viejas, que se burla del progreso, de la urbanización, de los deportes, de cuanto representa modernismo, porque tiene su morada en paz en las estrechas y silenciosas rúas de la inmortal Vetusta, a la sombra de los venerables muros de su Catedral". Ese duende ya solo se encuentra en la parte vieja, porque el resto de Oviedo se sale de sus costuras y ha crecido y se escapa por calles que trepan lo que antes eran prados y campos y es que Oviedo, poco antes de la marcha de Lena, sufrió una revolución y durante su ausencia, una guerra y "a raíz de sufrir la devastación trágica de la guerra, como un muchacho cuando sale de la cama convaleciente de una grave enfermedad, Oviedo «dio un estirón»".
En las calles de Oviedo, al lado de la Universidad donde estuvo la casa de su infancia, en las callejas de alrededor de la catedral, Lena empieza a recordar y seremos nosotros los destinatarios de sus recuerdos. Toda la vida de los Rivero se nos irá mostrando desde el nacimiento de Lena, Magdalena, en 1915, y desde mucho antes, antes incluso de que su padre, Germán Rivero emigrara a Cuba de donde volvió con una hija, Heidi, la hermana mayor de Lena, "una pequeña criolla, una niñita morena de ojos negros y vivos, que hablaba más inglés que castellano, y éste con el suave ceceo de las cubanas". Germán Rivero, el Aguilucho, para quien las normas sociales nunca tuvieron la menor importancia, buscó a su vuelta de Cuba una mujer con la que casarse, una mujer que le diera hijos y le llevara la casa.
Cuando empiezan los recuerdos de Lena tiene nueve años y su padre acaba de morir. Es una niña feliz que vive en una familia grande compuesta por los padres, la tía Magda, hermana de la madre y los cuatro hermanos: Heidi, Germán, llamado Ger; María, apodada Santa María, y la propia Lena, Magdalena como la tía Magda, a la que todos llaman Ranita.
Corría la primavera de 1924 cuando el Aguilucho murió dejando a su familia en manos de la señora Rivero, una mujer seca y fría que solo por su hijo varón sentía un cariño manifiesto; una mujer abducida por las convenciones sociales en cuyas manos quedó la pobre Ranita, a quién su padre tenía por su hija predilecta, sin que seamos capaces de imaginar por qué caminos tanto más agradables habría transcurrido su vida de haber seguido vivo el padre. Pero solo sabemos lo que sucedió tras su muerte, y lo que sucedió es que la señora Rivero "educaba a sus hijas como la habían educado a ella: para que regentasen un hogar. Sentía aversión hacia los marimachos, a los que calificaba de sufragistas y defendía con toda su energía lo que llamaba la delicadeza, la femineidad de la mujer. Si la mujer salía de casa a ganarse el pan, el concepto del hogar tradicional desaparecería...".
Pero Lena es una Rivero y, aunque también es Quintana, en ella predomina la sangre de su padre. Los Quintana, la familia materna, son otra cosa. Son previsibles, acomodaticios, seguidores de la moda, carentes de rebeldía o de iniciativa. Personas representativas del mejor comme il faut de la conservadora ciudad. Los Rivero, por el contrario, no llevan bien el atenerse a las normas. Ellos siempre andan buscando algo, siempre se acaban marchando y ninguno ha muerto aún en la cama. Todos, de una manera u otra, han muerto con las botas puestas. "La sangre de los Rivero había corrido generosamente sobre las tierras rojas de los sudistas, en la manigua cubana, sobre los campos de la dulce Francia, en las tórridas arenas africanas...". Al menos los hombres morían fuera de la cama. De las mujeres se sabe menos, pero por lo que se refiere a la tía Carina, si no mueren con las botas puestas, viven sin atenerse demasiado a las reglas.
Todas estas cosas las irá descubriendo Lena a medida que va creciendo y se va teniendo que enfrentar a una sociedad de clase media con más prejuicios que dinero, menos dinero a medida que los reveses se van cebando en la familia; más prejuicios a medida que es lo único a lo que aferrarse que le va quedando a la madre. Una de las primeras cosas que descubre es que Heidi, su querida hermana mayor, no es hija de la señora Rivero. Y tal vez por eso, por no tener el contrapunto de la sangre Quintana, Heidi es la primera en abandonar la férrea disciplina de la casa. "Heidi descendía por su madre de una familia de la nobleza centroeuropea y de ella había heredado los exquisitos modales de una aristócrata de cuna, aunque más tarde acabara por revelarse como una auténtica Rivero. La sangre de los Rivero no se desmentía jamás".
Y así iremos siguiendo la vida de la familia Rivero desde la muerte del padre hasta la marcha de Lena de Oviedo y su regreso años después. Pero también seguiremos la Historia de España y sus repercusiones en la vida de la familia. La dictadura de Primo de Rivera durante la cual Lena se enamora del Príncipe de Asturias en una visita que este hace a la ciudad. La República que llena de entusiasmo a su hermano Ger, la revolución de Octubre del 34. Todo ello nos es contado antes de que la familia Rivero empiece a desgajarse como las semillas de un diente de león agitadas por el viento. Todo ello lo recordará Lena en su vuelta a la ciudad años después, en 1950, cuando ya es una popular escritora. Y en todo ello, Oviedo como un personaje más, un personaje que nos muestra sus calles y plazas, su catedral, sus parques y jardines, su Universidad, "cabeza de distrito universitario, recoge a la juventud del Principado y del antiguo reino de León". De hecho, cuando yo empecé a estudiar Biología en León aún dependíamos de la Universidad de Oviedo. Yo pertenezco a una de las primeras promociones que se licenció en la Universidad de León recién creada, independiente de la de Oviedo.
Dolores Medio es una autora nacida en 1916 y considerada dentro de la generación de escritores de 1936. La conocía de oídas, pero nunca me había acercado a ella y me ha sorprendido ver la cantidad de novelas que tiene publicadas. Intentaré conseguir alguna más porque "Nosotros, los Rivero" me ha parecido una sensacional novela en la que se retratan de manera totalmente integrada, e integradas con total naturalidad, una familia, una clase social, una ciudad y una época. El quién, el cómo, el dónde y el cuándo ensamblados en una novela escrita con gusto y elegancia, sin pretensiones vanas ni estridencias, sin sentimentalismos ni complacencias, con un lenguaje sencillo pero contundente. Una novela que mereció el Premio Nadal en 1952, cuando este premio gozaba de la excelente salud que lo ha caracterizado y que solo recientemente empieza a decaer, tal vez derrotada por la dictadura del mercado y de las listas de lo más vendido.
Existe una serie de RTVE de 1969 basada en "Nosotros, los Rivero" que nunca he visto, pero que intentaré conseguir. El reparto es magnífico y la serie tiene toda la pinta de aquellas obras maravillosas que bajo el título de Estudio 1 o Novela, nos ofreció TVE en las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo.
Esta novela entra en el III reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1980. "Nosotros, los Rivero" está publicada en 1952.
Esta novela entra también en el I reto "Cabalgando entre clasicos" por estar publicada antes de 1970.
Título del libro: Nosotros, los Rivero
Por las calles, estrechas y empinadas, del Oviedo antiguo, envueltas, de ordinario, en espesa niebla, corre un sueño de siglos. [...]
Cuando el sol logra desgarrar las nubes y posarse sobre el mojado asfalto, toda la ciudad se esponja y se empapa de sol, con una ancha avidez desconocida en los pueblos de la meseta y del mediodía". Y yo, que soy de una meseta ahíta de cielos glaciales y azules en invierno, resecos y azules en verano; yo, que también conozco Oviedo y he paseado sus nieblas y su asfalto brillante de humedad, adoro los grises de las piedras ovetenses, de su catedral algo más pequeña que la que me vio nacer, incomparablemente gris al lado del dorado influjo que el sol contagia a la Pulchra Leonina. Dos catedrales hermosas como dos joyas.
Catedrales de Oviedo (2016) y León (2015) Rosa Berros |
Comienza la novela con la llegada a Oviedo de Lena Rivero en la primavera de 1950. Un Oviedo que ya no es el que recuerda, o no exactamente, porque el Oviedo que dejó poco antes de empezar la Guerra tenía "ese duende de las ciudades viejas, que se burla del progreso, de la urbanización, de los deportes, de cuanto representa modernismo, porque tiene su morada en paz en las estrechas y silenciosas rúas de la inmortal Vetusta, a la sombra de los venerables muros de su Catedral". Ese duende ya solo se encuentra en la parte vieja, porque el resto de Oviedo se sale de sus costuras y ha crecido y se escapa por calles que trepan lo que antes eran prados y campos y es que Oviedo, poco antes de la marcha de Lena, sufrió una revolución y durante su ausencia, una guerra y "a raíz de sufrir la devastación trágica de la guerra, como un muchacho cuando sale de la cama convaleciente de una grave enfermedad, Oviedo «dio un estirón»".
En las calles de Oviedo, al lado de la Universidad donde estuvo la casa de su infancia, en las callejas de alrededor de la catedral, Lena empieza a recordar y seremos nosotros los destinatarios de sus recuerdos. Toda la vida de los Rivero se nos irá mostrando desde el nacimiento de Lena, Magdalena, en 1915, y desde mucho antes, antes incluso de que su padre, Germán Rivero emigrara a Cuba de donde volvió con una hija, Heidi, la hermana mayor de Lena, "una pequeña criolla, una niñita morena de ojos negros y vivos, que hablaba más inglés que castellano, y éste con el suave ceceo de las cubanas". Germán Rivero, el Aguilucho, para quien las normas sociales nunca tuvieron la menor importancia, buscó a su vuelta de Cuba una mujer con la que casarse, una mujer que le diera hijos y le llevara la casa.
Cuando empiezan los recuerdos de Lena tiene nueve años y su padre acaba de morir. Es una niña feliz que vive en una familia grande compuesta por los padres, la tía Magda, hermana de la madre y los cuatro hermanos: Heidi, Germán, llamado Ger; María, apodada Santa María, y la propia Lena, Magdalena como la tía Magda, a la que todos llaman Ranita.
Corría la primavera de 1924 cuando el Aguilucho murió dejando a su familia en manos de la señora Rivero, una mujer seca y fría que solo por su hijo varón sentía un cariño manifiesto; una mujer abducida por las convenciones sociales en cuyas manos quedó la pobre Ranita, a quién su padre tenía por su hija predilecta, sin que seamos capaces de imaginar por qué caminos tanto más agradables habría transcurrido su vida de haber seguido vivo el padre. Pero solo sabemos lo que sucedió tras su muerte, y lo que sucedió es que la señora Rivero "educaba a sus hijas como la habían educado a ella: para que regentasen un hogar. Sentía aversión hacia los marimachos, a los que calificaba de sufragistas y defendía con toda su energía lo que llamaba la delicadeza, la femineidad de la mujer. Si la mujer salía de casa a ganarse el pan, el concepto del hogar tradicional desaparecería...".
Pero Lena es una Rivero y, aunque también es Quintana, en ella predomina la sangre de su padre. Los Quintana, la familia materna, son otra cosa. Son previsibles, acomodaticios, seguidores de la moda, carentes de rebeldía o de iniciativa. Personas representativas del mejor comme il faut de la conservadora ciudad. Los Rivero, por el contrario, no llevan bien el atenerse a las normas. Ellos siempre andan buscando algo, siempre se acaban marchando y ninguno ha muerto aún en la cama. Todos, de una manera u otra, han muerto con las botas puestas. "La sangre de los Rivero había corrido generosamente sobre las tierras rojas de los sudistas, en la manigua cubana, sobre los campos de la dulce Francia, en las tórridas arenas africanas...". Al menos los hombres morían fuera de la cama. De las mujeres se sabe menos, pero por lo que se refiere a la tía Carina, si no mueren con las botas puestas, viven sin atenerse demasiado a las reglas.
Todas estas cosas las irá descubriendo Lena a medida que va creciendo y se va teniendo que enfrentar a una sociedad de clase media con más prejuicios que dinero, menos dinero a medida que los reveses se van cebando en la familia; más prejuicios a medida que es lo único a lo que aferrarse que le va quedando a la madre. Una de las primeras cosas que descubre es que Heidi, su querida hermana mayor, no es hija de la señora Rivero. Y tal vez por eso, por no tener el contrapunto de la sangre Quintana, Heidi es la primera en abandonar la férrea disciplina de la casa. "Heidi descendía por su madre de una familia de la nobleza centroeuropea y de ella había heredado los exquisitos modales de una aristócrata de cuna, aunque más tarde acabara por revelarse como una auténtica Rivero. La sangre de los Rivero no se desmentía jamás".
Y así iremos siguiendo la vida de la familia Rivero desde la muerte del padre hasta la marcha de Lena de Oviedo y su regreso años después. Pero también seguiremos la Historia de España y sus repercusiones en la vida de la familia. La dictadura de Primo de Rivera durante la cual Lena se enamora del Príncipe de Asturias en una visita que este hace a la ciudad. La República que llena de entusiasmo a su hermano Ger, la revolución de Octubre del 34. Todo ello nos es contado antes de que la familia Rivero empiece a desgajarse como las semillas de un diente de león agitadas por el viento. Todo ello lo recordará Lena en su vuelta a la ciudad años después, en 1950, cuando ya es una popular escritora. Y en todo ello, Oviedo como un personaje más, un personaje que nos muestra sus calles y plazas, su catedral, sus parques y jardines, su Universidad, "cabeza de distrito universitario, recoge a la juventud del Principado y del antiguo reino de León". De hecho, cuando yo empecé a estudiar Biología en León aún dependíamos de la Universidad de Oviedo. Yo pertenezco a una de las primeras promociones que se licenció en la Universidad de León recién creada, independiente de la de Oviedo.
Dolores Medio |
Existe una serie de RTVE de 1969 basada en "Nosotros, los Rivero" que nunca he visto, pero que intentaré conseguir. El reparto es magnífico y la serie tiene toda la pinta de aquellas obras maravillosas que bajo el título de Estudio 1 o Novela, nos ofreció TVE en las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo.
Esta novela entra en el III reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1980. "Nosotros, los Rivero" está publicada en 1952.
Esta novela entra también en el I reto "Cabalgando entre clasicos" por estar publicada antes de 1970.
Título del libro: Nosotros, los Rivero
Autora: Dolores Medio
Editorial: Destino (Áncora y delfín)
Año de publicación: 1965
Año de publicación original: 1952
Nº de páginas: 340
Genial que cojas esta novela para mi reto! Es una novela a la que tengo muchas muchas ganas!
ResponderEliminarEstá muy bien. la tenía apuntada hace tiempo y entre el reto y la iniciativa #LeoAutorasOct, por fin le llegó su turno. No la dejes que está genial.
EliminarUn beso.
No lo conocía pero creo que puede gustarme. Gracias por el descubrimiento. Besos.
ResponderEliminarSeguro que te gusta es una novela muy emotiva y con muchas cosas interesantes.
EliminarUn beso.
Me atrae la historia porque el marco está en una época que me gusta, y Oviedo es una ciudad que tiene su aquel.
ResponderEliminarNo solo no conocía la novela, es que tampoco había oído hablar de la escritora. Gracias por traer este clásico que desconocía completamente.
Me la apunto.
Besos.
P.D. Oye, que ya llevo dos seguidas apuntadas de tus reseñas, esto no puede ser, que tengo atascoooo (es broma, claro)
Yo conocí novela y escritora por algunos blogs que hablaban de ella y, desde luego, ha sido todo un descubrimiento.
EliminarA mí me encanta Oviedo. Siempre "discuto" con mi marido porque él prefiere Gijón y a mí me gusta mucho más Oviedo. Tal vez porque se parece más a León.
Es una novela que seguro que te gusta. Cuenta la historia de una familia muy particular. ya me contarás.
Me parece estupendo crearte un atasco en tu lista de lecturas. para eso escribe una un blog literario, para que le hagan caso. 😂
Un beso.
Hola Rosa, yo la leí este año también (bueno en mi caso fu relectura, que ya la había leído hace un montón de años pero en una versión censurada) y la verdad es que me encantó. Besinos.
ResponderEliminarPues es una novela magnífica. La tenía hace tiempo apuntada de verla en algún blog, entre otros el tuyo. Finalmente se juntó la iniciativa #LeoAutorasOct y que una amiga lo tenía en su casa en una edición ya antigua y lo leí. Aunque no descarto comprar la edición que tú recomiendas porque debe de ser preciosa.
EliminarUn beso.
Las ciudades, en este caso Oviedo, en muchas ocasiones tanto en cine como en literatura, son un verdadero personaje más de la trama. Lo reflejas muy bien. Son lo que se viene a llamar "ciudades narrativas" y desde luego Oviedo sería un ejemplo perfecto. No he visto la serie que comentas pero tiene buena pinta.
ResponderEliminarBesos.
Yo tampoco he visto la serie, pero en la novela se hace de Oviedo todo un personaje, como dices. Se lo ve evolucionar a medida que pasa el tiempo y que Lena crece. Es un entorno sin el que no se entiende la historia. Los Rivero solo podrían vivir en Oviedo.
EliminarEn breve me haré con la serie.
Un beso.
Me ha encantado recordar esta lectura a través de tu reseña. Es una novela maravillosa por muchos motivos tal y como comentas. Personalmente disfruté muchísimo paseando por Oviedo, ciudad que me queda tan cerca y a la que tengo mucho cariño. Lena es uno de esos personajes entrañables a los que da pena abandonar cuando se termina un libro. También está el contexto histórico. Creo además que Dolores Medio combina de forma soberbia la fidelidad a sus ideas políticas y la crítica a los acontecimientos. En mi caso, además, leí la edición íntegra sin censura que comenta Mar, con lo que no solo me llevo el trocito de historia en que está ambientada la novela sino aquel otro perteneciente a los años en que fue escrita. Tengo la impresión de que es una novela que ha caído un poco en el olvido, así que qué bien que la hayas rescatado.
ResponderEliminarBesos
Creo que terminaré comprando la edición que recomienda Mar. Me he quedado con ganas de saber lo que sucede durante la Guerra Civil, que no sé si en esa edición se cuenta, o más bien lo que falta es la parte de los primeros cincuenta cuando Lena vuelve.
EliminarHay una gran imparcialidad a la hora de tratar los acontecimientos. Se ve que sus ideas no la hacer tener simpatías inmerecidas. En ese aspecto me ha recordado a Elena Fortún en "Celia en la revolución" que leí este verano.
Ha sido un nuevo descubrimiento esta autora de la que ya me he hecho con otro libro suyo: "Funcionario público".
Para los que conocéis Oviedo como a vuestra propia ciudad, tiene que ser el doble de atractivo pasear por Oviedo y por las páginas del libro que tan bien lo describe.
Un beso.
La historia es la que has leído, Rosa. Quiero decir que el final es el mismo en la edición íntegra que en la edición censurada. No hay continuación luego con la guerra civil ni con el regreso de Lena a Oviedo en los años cincuenta. Lo que la censura recorta son fragmentos a lo largo de la novela. Lo interesante de la edición que comenta Mar (a parte de que está ilustrada y es preciosa) es que vienen señalados esos fragmentos, tanto los finalmente censurados como los recomendados para eliminar pero que a saber por qué motivo permanecieron, así que podemos conocer de primera mano el tipo de cosas que 'escandalizaban' a la censura de la época.
EliminarCuriosamente creo haberte comentado cuando leí tu reseña de Celia en la revolución que Elena Fortún me había recordado a Dolores Medio.
Besos
Gracias por la aclaración, Lorena. Es un alivio saber que no he perdido nada importante de la trama, pero saber qué cosas fueron censuradas y cuáles estuvieron a punto de serlo, tampoco es una cuestión menor.
EliminarEs curiosa la similitud entre Dolores Medio y Elena Fortún. Es como si la segunda hubiera continuado la historia donde la dejó la primera para contarnos la guerra civil, aunque en otros escenarios, pero creo que su visión del mundo y sus ideas podían ser muy similares.
¡Hola!
ResponderEliminarPues comparto todo lo que dices y enhorabuena por ser de las primeras promociones licenciadas en la UNiversidad de León.
Muy feliz semana.
La mía debió de ser la segunda o la tercera promoción que se licenció por la Universidad de León. me resultó curioso ver la mención en el libro.
EliminarUn beso.
Creo que desde La Regenta no volví a leer nada ambientado en Oviedo. Leí otra reseña sobre esta novela que nos recomiendas, y tengo muy claro que la leeré sí o sí, porque lo que nos recomiendas en tu reseña invita a ello, ya lo creo. Buscaré también la serie. Besos.
ResponderEliminarLa verdad es que yo ahora no soy capaz de recordar si, además de "La Regenta" y esta, he leído algo más ambientado en Oviedo. Ya el no recordarlo es síntoma de que muy notable no sería en todo caso.
EliminarEsta tiene sus referencias a "La Regenta" en el sentido de que llama varias veces Vetusta a la ciudad y también la recuerda en otros aspectos. Yo, cada vez que se habla de la catedral en la novela, no he podido evitar recordar la estatua de la Regenta que hay enfrente de la misma. Me encanta. Es pequeñita y va vestida a la moda del siglo XIX con un sombrero muy mono.
Espero que te guste "Nosotros, los Rivero", aunque no puedo pensar que no sea así. Ya
nos contarás.
Un beso.
Conozco Oviedo y siempre me pareció una ciudad gris con una catedral oscura y húmeda. a la vez es una ciudad cuyo entorno me trae reminiscencias de sociedad encorsetada en recias morales y en mogigatas costumbres, quizá influenciado por aquella lectura de juventud de Leopoldo Alas Clarín.
ResponderEliminarEn todo caso las sagas familiares tienen un atractivo peculiar cuando se trata de leer alguna obra. Baste nombrar la de Gironella o la de Ken Follet o Francisco Martín.
Lo que más me atrae de este título rescatado del olvido es el entorno, esos años por los que transcurre la historia y que no pueden dejar a nadie indiferente.
Un beso y gracias por tus lecturas reseñadas.
Yo también tengo la idea de un Oviedo gris y muy triste, sobre todo de las visitas de la infancia. Son embargo, ya adulta, tengo imágenes de un Oviedo muy luminoso. También ayuda el que la ciudad, como todas por otra parte, se benefició de una tremenda transformación y limpieza que le cambiaron totalmente la cara.
EliminarConozco las series familiares de Gironella y de Follet, pero a Francisco Martín nunca lo he leído. Tendré que solucionarlo.
El entorno de la novela, tanto temporal como espacial, es muy sugerente. Recomendable.
Un beso.
Comprendo que la lectura de esta novela haya sido especial pera tí, Rosa. Muchos recuerdos, cosas con la que identificarte, sensaciones compartidas con la autora sobre la ciudad. Imagino que todo eso habrá añadido disfrute a una obra que ya de por sí es buena.
ResponderEliminarYo no conozco a la autora ni de oídas y la historia, quizás porque no has podido desvelar mucho para no hacer spoiler, tampoco me dice demasiado. Seguro que es una buena novela, pero no estará entre las primeras de mi lista porque no todas pueden estar delante. Aún así ha sido un placer leerte, como siempre.
¡Un beso de lunes!
Desde luego, no todo puede encabezar nuestra lista de pendientes. A mí me ha encantado esta novela. Es cierto que me unen muchas cosas a Oviedo. Durabte mi infancia vivía allí una tía mía con mis primos e íbamos mucho. Luego mi tía murió y mis primos están diseminados por toda España y ya solo voy de turismo, pero es una ciudad que conozco bien y a la que quiero.
EliminarLa novela, no obstante, creo que me habría gustado casi lo mismo de haber estado ambientada en otro lugar porque la historia tiene mucho valor pie sí misma.
Un beso.
Hola!Maravillosa autora que tengo el placer de conocer de tu mano.Parece dulzura pura sus palabras y descripciones bellísimas. Para tener muy en cuenta como todas tus recomendaciones.gracias!saludosbuhos
ResponderEliminarEspero que os guste si os animáis. No sé si es una historia dulce. Yo creo que los personajes tienen más fuerza que dulzura, pero sí que hay un gran sentimiento por las personas y por el entorno.
EliminarUn beso.
Un placer volver a leer tus reseñas, Rosa, en mi primer día de actividad bloguera como bien sabes por tu puntualísima y grata visita a mi blog ;-)
ResponderEliminarAl final te va a parecer un "clásico" (mío, claro), pero me conformo con lo que dices de la novela a pesar de que me encantan todas esas historias con entramados familiares.
Por cierto, me parece preciosa la metáfora que has empleado para decir que la familia se desgajó (como las semillas de un diente de león agitadas por el viento...).
Un beso
Me alegro de tu visita, Chelo. Hacía tanto tiempo que casi hay que celebrar tu aparición.
EliminarA mí también me gustan mucho las historias familiares y últimamente he leído bastantes.
Ah, la metáfora. La verdad es que salió sola cuando me di cuenta de la forma en que todos los miembros de la familia salían despedidos cada uno hacia un lugar distinto.
Un beso y no vuelvas a desaparecer.
¡Hola, Rosa! Desconocía por completo tanto a la novela como a la autora. Por lo que comentas, nos encontramos con una saga familiar que sirve de testimonio de una época y un lugar, y además narrado como se debe: con sencillez y dejando que sea la historia la que hable por sí misma.
ResponderEliminarHace años estuve en Asturias, y aunque me gustaron Oviedo y Gijón, aunque pasara solo unas horas, lo que se me quedó grabado fueron sus bosques. ¡Mágicos! Un fuerte abrazo!
Los paisajes asturianos son mágicos. Los bosques, más verdes; las peñas, más agrestes; los lagos más fríos y azules; el mar, más fiero; los Picos de Europa, caso tan bonitos como los de León... 😅 No me extraña que su mitología esté llena de xanas, trasgus y cuélebres.
EliminarLa novela es muy realista aún transcurriendo en ese paisaje de cuento, pero aun así todo, no deja de tener su leyenda con esa maldición de los Rivero.
Un beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarMe gusta lo que dices de que no hay estridencias, ni sentimentalismos, a veces gracias a esa manera de expresar, el texto logra emocionar más.
Y también me agrada la idea de que aun siendo criada de una manera ‘correcta’ para la época, sociedad o apellido, nazca una rebeldía de identidad que sea más fuerte que cualquier pauta o marca a seguir.
Así, que, otra más que se añade a la lista.
Un beso.
La sencillez es siempre de, agradecer en cualquier historia, buen para acompañar a una historia sencilla o bien para servir de contrapunto a una más truculenta. En todo caso, escribir con sencillez es todo un arte que no está al alcance de todos.
EliminarMe alegro de que vaya a tu lista.
Un beso.
Un beso.
Mi tío ganó un premio Nadal por esa época. Un saludo
ResponderEliminar¿Y quién es tu tío? Aunque hay cantidad de autores y que lo ganaron y a los que no conozco.
EliminarPor aquellos tiempos, el Nadal lo ganaban muy buenas novelas.
Un beso.
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarYa me he anotado el título, puesto que de su autora, la novelista asturiana, ya tenía conocimiento. Recuerdo que hace bien poco, Marigem, nos ofreció una entrada mencionando a los asturianos más populares o reconocidos y entre ellos, estaba Dolores Medio.
También algo me suena, esa serie de TVE, quizás hasta viese algún que otro capítulo en su tiempo, pero ahora ya no me acuerdo, por lo que también intentaré localizarla aquí en Internet, aunque es demasiado antigua.
Ciertamente te superas con tu bella forma de expresarte y narrar estas reseñas, donde gracias a la diferencia de color del texto, se puede diferenciar lo que forma parte del libro y tu propio texto. Gracias por ser tan exigente con tu propio lenguaje.
Un beso.
P.D. Me alegro de que tu hijo ascabase su carrera y tenga ya trabajo en Lanzarote. ¡Enhorabuena de mi parte!
Yo ya lo tenía apuntado, pero fue el post de Gemma el que me hizo sacarlo a la superficie. Eso y la iniciativa #LeoAutorasOct.
EliminarSoy muy tiquismiquis y no quiero que quede ninguna duda de lo que es mío y lo que es del autor. Los fragmentos de la novela reseñada los pongo en rojo. En verde pongo otras citas que no son propiamente de la novela. Puede ser del prólogo o de alguna entrevista en algún medio, del autor o de cualquier otra persona que habla de él.
Me alegro de que te haya gustado y de que te apetezca leerla.
Lo de mi hijo está muy bien, pero está tan lejos, tan de repente...
Un beso.
Hola Rosa, me atrajo Oviedo, me atrajo esa nostalgia de la ciudad. Oviedo "se sale de sus costuras, dio el estirón", que bueno la ciudad como protagonista y esa familia haciéndola todavía más con su historia, tan criolla como esa niña. Interesante reseña, embebida en ella como sueles hacerlo. Gracias. Un abrazo grande
ResponderEliminarUna maravillosa historia ambientada en una maravillosa ciudad. Y no deja de ser la historia de una familia normal y corriente. Todos los acontecimientos excepcionales, los que dan lugar a la leyenda de los Rivero, ocurrieron en el pasado, pero han dejado su huella que impregna toda la novela.
EliminarUn beso.
Leo esos párrafos que has seleccionado y se disparan las ganas de leerlo, me parecen una delicia y dan idea del talento literario que se gasta Dolores Medio, una de esas autoras que ya no se leen...
ResponderEliminarMe gusta mucho Oviedo, en verdad es una ciudad muy literaria, bueno, así lo veo yo... pero me quedo con la Catedral de León, jeje.
Lo dicho, me parece muy interesante todo lo que has reflejado de la novela, tomo nota.
Beso.
Es que como la catedral de León hay pocas. Alguna he visto en Francia que la supera, aunque igual es amor de hija.
EliminarMuy bueno el libro de Dolores Medio y, como ves, maravillosamente escrito. Y es una pena que escritores tan buenos, en este caso escritora como también lo era Elena Fortún, hayan quedado relegados al olvido.
Un beso.
Me ha encantado no solo la trama de esta novela sino el modo de exponerla. Lo has hecho de maravilla. Iba leyendo y me imaginaba la vida y milagros de Lena y su família. La desripción de aquella época es un valor añadido, tanto en lo referente a las costumbres como en la historia de España de principios y mediados del siglo pasado. Me apetece su lectura, del mismo modo como me apetecería volver a Oviedo después de haberlo hecho, je,je.
ResponderEliminarUn beso.
Yo hace ya un tiempo que no visito Oviedo y, como he dicho, es una ciudad que me gusta mucho y que, al contrario que tú, la tengo al lado de casa. Tras leer el libro de Dolores Medio me han entrado muchas ganas de volver. A ver si saco tiempo.
EliminarLa lectura creo que te gustará. Es de esas novelas que te enganchan y te crean un ambiente en el que te sumerges y ya no quieres salir. Custra dejarla. Al menos a mí me pasó.
Un beso.
He hecho caso a tu recomendación y estoy leyendo la novela.
ResponderEliminarMe está gustando, es una novela social de mediados de siglo que retrata muy bien la vida de provincias.
Gracias por la sugerencia.
Un beso
Me alegro mucho de que mi sugerencia te esté resultando positiva. Yo lo disfruté mucho. Es de esos descubrimientos que se agradecen, la verdad.
EliminarUn beso.