Sin reseña XVII

Y van diecisiete, todas negras, criminales y policíacas, excepto "Música de ópera", que entra en esta sección porque no me ha gustado demasiado. 
Espero que disfrutéis con estos comentarios y saquéis alguna idea. 

"Música de ópera". Soledad Puértolas.

Hace bastantes años, y me remonto al periodo 1996-1998, leí tres de las novelas de Soledad Puértolas y después no volví nunca más sobre la autora, pero recientemente he visto en alguna reseña esta novela reciente y me ha atraído el hecho de que se ambiente, en parte, en la Guerra Civil y que trate sobre tres generaciones de mujeres de una misma familia.
Todo ello es cierto. La novela nos habla acerca de la familia Claramunt y más concretamente de Elvira, viuda de Rafael Claramunt, un exitoso comerciante. Y aunque a principios del siglo XX la aristocracia comenzaba a decaer y la burguesía era el motor del progreso, "ella, por carácter, se sentía más cercana a la aristocracia". Sí Elvira Ibáñez, viuda de Claramunt, tenía aspiraciones muy por encima de su calidad de esposa de comerciante. Pero fueron los comercios y economías del marido los que le permitieron llevar la vida de viajes y opulencia a la que aspiraba.
Tanto viajó que el golpe de estado con que se inició la Guerra Civil la pilló en Salzburgo con su nuera y su sobrina. Claro que peor fue lo de su hijo mayor al que le pilló el levantamiento militar en el sur de Francia y de allí no se movió en casi tres años.
Además de Elvira, va cobrando protagonismo su sobrina Valentina y, ya casi al final de la novela, su nieta Alba. 
La historia llega hasta finales de los años sesenta y pasa por varios hechos históricos como la visita del presidente Eisenhower, la revolución cubana, la primavera de Praga... y todos ellos nos sirven para ir ubicando la historia en el tiempo. Más difícil es ubicarla en el espacio. Una ciudad, ni muy grande ni muy pequeña, no muy lejos de Valencia. ¿Tal vez Zaragoza su ciudad natal? No conozco lo suficiente esa ciudad como para deducirlo. Tampoco me he molestado demasiado en averiguarlo.
Lo que sí he averiguado es el porqué, después de tres novelas, allá por 1998, dejé de leer a la autora. Sus novelas están correctamente escritas y las tramas entretienen, pero carecen de alma, no tienen emoción, no aportan nada a los temas que trata. Me he sentido embargada por un sentimiento de total inanidad. He sentido lo mismo que cuando se bebe agua de deshielo: la sed sigue exactamente igual que antes de beber.

"La paciente silenciosa". Alex Michaelides.

Esta es una de esas novelas que empiezan a aparecer en los blogs y redes sociales. De repente, todo el mundo la lee y todo el mundo habla maravillas de ella. Suelo huir de ese tipo de novelas, aunque a veces, algún detalle hace que me venza la curiosidad y me lance a su lectura. Ese ha sido el caso de "La paciente silenciosa" y me he encontrado con una novela que me ha sorprendido gratamente porque me ha gustado más de lo que pensaba en un principio.
Comienza la novela con un prólogo en el que el diario de Alicia Berenson nos lleva a un 14 de julio. A continuación, viene el primer capítulo que empieza con una frase tan escueta como contundente: "Alicia Berenson tenía treinta y tres años cuando mató a su marido". Eso había sido seis años antes, un 25 de agosto. Desde entonces, Alicia no ha vuelto a hablar.
Lo que no es el diario de Alicia Berenson, nos lo cuenta Theo Faber, un psicoterapeuta que ha conseguido un traslado a The Grove, el centro psiquiátrico del norte de Londres en el que Alicia está confinada, y es que Theo está obsesionado con Alicia y su caso y quiere intentar llegar a los secretos que oculta esa mujer y conseguir que hable. Theo arrastra tras de sí una historia que viene de su infancia "me hice psicoterapeuta porque yo mismo estaba jodido". Además asistiremos a sus relaciones de pareja con Kathy, la mujer que le ha devuelto la estabilidad y le ha hecho creer que la felicidad es posible.
En la novela se irán alternando el diario de Alicia que nos llevará del 14 de julio al 25 de agosto, día del asesinato de Gabriel, su marido, y la narración de Theo que compagina el relato de su vida privada con Kathy y sus peripecias como psicoterapeuta en The Grove, donde no todo el personal es favorable al tratamiento de Alicia tal como él lo plantea.
La novela, salvo algún fallo menor, está bien escrita, bien planteada y tiene un final en el que el desenlace sorprende y, utilizando el mito griego de Alcestis, la tragedia de Eurípides, cierra y convierte en casi perfecto el círculo que ha ido trazando con la narración.
Esta vez las alabanzas son totalmente compartidas.

"Las deudas del frío". Susana Rodríguez Lezaun.

Esta es la segunda entrega de la, por ahora, trilogía sobre el inspector de la policía de Pamplona, aunque nacido en un pueblo de los Picos de Europa leoneses, David Vázquez. Una trilogía que como ya conté, empecé por el volumen final, "Te veré una noche" para poder hacer la reseña en Moonmagazine. Me gustó mucho, pero sobre todo, me dejó muy intrigada la parte que corresponde a la vida personal del policía que venía de entregas anteriores y supe que tenía que leer las dos novelas que me faltaban. Recientemente leí la primara, "Sin retorno", de la que habéis podido leer el comentario que hice en Sin reseña XVI, y ahora lo hago con la segunda novela, "Las deudas del frío", con la que cierro el círculo aunque sea por el medio.
Si las tramas propias de cada novela se cierran en cada una de ellas y resultan interesantes y muy entretenidas, la vida personal de David Vázquez, que pasa de una a otra novela, resulta aún más atractiva, inquietante y sugerente, por no hablar de lo inquietante y angustiosa que resulta la situación en la que el lector sabe más acerca de lo que acecha al inspector que él mismo.
En esta segunda entrega, la trama particular nos habla del asesinato del director de un banco franco español y aprovecha para mostrar las miserias de las altas esferas del capital, el que arruina a las personas y arrasa sin mirar atrás con la felicidad y la vida de cuantos se interponen en su camino. Estafas millonarias, paraísos fiscales, corrupción... Y la vida de Vázquez desmoronándose ante los ojos del lector sin que el inspector se dé cuenta. 
Una interesante y adictiva trilogía que recomiendo sin dudar.

"Morir no es lo que más duele". Inés Plana

Esta es una novela policíaca que tal vez no hubiera leído de saber que ya está publicada la segunda entrega de la serie. Leí varias reseñas de ella y me había llamado la atención hasta que leí la de Juan Carlos Galán en su blog y me convenció. Me fío mucho de su criterio, aunque haya tardado más de un año en acercarme a la novela desde que le prometí leerla. 
Como ya me esperaba, la historia me ha gustado. Se trata de una primera novela muy bien escrita, con una trama muy bien diseñada en la que la vida del propio teniente de la Guardia Civil que investiga se ve mezclada de forma directa y muy trágica.
Julián Tresser tiene que investigar a una joven cuyo nombre y dirección aparecen en un papel en el bolsillo de un hombre que aparece ahorcado en un pinar. Enseguida se ve que el ahorcamiento es en realidad un asesinato y Julián tratará de averiguar la relación de la joven, Sara Azcárraga, con el muerto, relación aparentemente inexistente.
Poco a poco la investigación irá avanzando hasta dar un vuelco que hace que la propia persona del investigador se vea envuelta y en el centro mismo de la trama. 
Los personajes están muy bien retratados en sus miserias y contradicciones, en sus inestabilidades y dolor. Los ambientes, que de Madrid enseguida se trasladan a la Sierra de Ávila, están perfectamente descritos consiguiendo una ambientación muy lograda y envolvente.
La única objeción que le pongo es que ahora me he visto metida en otra serie, cosa que no pensaba hacer porque son muchas las que tengo entre manos, pero ya está en mi lista de pendientes "Antes mueren los que no aman", donde siguen las peripecias de Julián Tresser.

"La última noche de Rose Daly". Tana French.

Esta es precisamente, una de esas series que tengo entre manos, y es una de las más adictivas y de tramas más originales a las que me enfrento. La serie se llama Garda, que es el nombre que se da a la policía en Irlanda, y trata concretamente de su Brigada de Homicidios, aunque en este caso, el protagonista pertenece a la Policía Secreta. Los personajes se repiten de una entrega a otra, pero de forma tangencial. Francis Mackey, el protagonista en esta ocasión, había sido mencionado en la segunda novela, "En piel ajena", aunque de forma sucinta.

Frank Mackey tenía diecinueve años en 1985 cuando planeó fugarse a Inglaterra con Rose Daly huyendo de la oposición del padre de la chica a su relación y del futuro tan poco halagüeño que su barrio de Dublín les prometía, pero Rose no apareció el día de la huida y Frank se marchó solo, aunque no a Inglaterra. Tan solo escapó de su barrio y de su entorno. 

Veintidós años después, Frank sigue en Dublín aunque ha roto toda relación con su familia. Ahora pertenece a la policía secreta y nunca ha vuelto por Faithful Place, el barrio del que tanto él como Rose salieran huyendo en 1985, aunque lo hicieran por separado. Y es que si Rose no apareció aquella noche no es porque se arrepintiera de sus planes; fugarse se fugó, o al menos nadie la volvió a ver por el barrio, lo que le hizo a Frank pensar que se había marchado sola o con otra persona. 

Ahora, la apacible vida de Frank y el fin de semana que planea con su hija Holly, se verán interrumpidos cuando en una casa deshabitada del barrio de su infancia, una casa que lleva muchos años abandonada, aparece una maleta que parece haber pertenecido a Rose. 

La vuelta de Frank al entorno de su familia será más complicada de lo que nunca hubiera imaginado. Nunca pensó volver a relacionarse con ellos, y mucho menos en unas circunstancias tan complicadas. Pero la vuelta de Frank a la casa familiar pondrá patas arriba la vida de todos, incluso la de Holly a la que siempre quiso mantener alejada de la perniciosa influencia de los Mackey. 

En poco tiempo, Frank terminará descubriendo más cosas de las que hubiera deseado, acerca de Rose y acerca de su propia familia, de cuya vida, esta vez, terminará siendo expulsado. A veces, descubrir ciertas cosas es peor que dejarlas ocultas para siempre.