"El eco de los disparos" Edurne Portela

"Pertenezco a una generación nacida durante los últimos coletazos de la dictadura franquista y que vive su niñez y adolescencia durante la época más dura tanto de ETA como de la represión por parte de las fuerzas de seguridad españolas, incluyendo el terrorismo de Estado de los Grupos Antiterroristas de Liberación o GAL. Es una generación que se educó en la cotidianeidad y la convivencia con la violencia, si no directa, sí por lo menos con el discurso de la violencia: los juegos de niños muchas veces reproducían la violencia de los mayores; la música con la que entramos en la adolescencia —el «rock radical vasco»— defendía la lucha armada y en sus conciertos coreábamos, aunque no nos lo creyéramos «gora ETA militarra»; nuestros pueblos estaban plagados de pintadas en las paredes con mensajes políticos y amenazadores porque la política, en Euskadi, era siempre amenaza". Un inicio un poco extenso, pero que nos sitúa de manera inmejorable en lo que Edurne Portela nos quiere contar. Como también nos sitúa la primera frase que se cita en el prólogo, debida a George Steiner: "Somos cómplices de lo que nos deja indiferentes". No sé de quién es ese prólogo. No aparece firmado y tampoco debe de ser de Edurne Portela porque habla de ella en tercera persona. Las búsquedas en la red me remiten al prólogo de la autora a la edición de 2018 que nada tiene que ver con la que yo manejo de 2016. No le doy más vueltas al asunto.

"Somos cómplices de lo que nos deja indiferentes". No sé quién escogió esa frase de George Steiner para abrir el libro, pero es el mejor resumen con menos palabras que se podía hacer de este ensayo. Un ensayo en el que Edurne Portela se dispone a entonar un mea culpa en nombre de la sociedad vasca. Muy pocos entre los vascos fueron capaces de matar, un porcentaje mínimo, pero una gran mayoría miraba alrededor y no reaccionaba a lo que veía, o no reaccionaba de la manera sana y adecuada. "Cuando el testigo del abuso y la violencia mira hacia otro lado, cuando prefiere no ver ni saber, cuando esgrime el «algo habrá hecho», cuando una vez pasada la violencia exige el olvido, y cuando este testigo representa a una mayoría, nos encontramos ante una sociedad enferma". Así continúa el prólogo y ya se me empezaron a poner los pelos de punta y, aunque hace ya unas semanas que terminé el libro, se me siguen poniendo (se me paran los vellos que decía una amiga mía andaluza).

Es difícil hablar de este libro sin levantar ampollas. Ha tenido que ser muy difícil escribirlo desde el posicionamiento de una mujer vasca porque sus opiniones, análisis y reflexiones huyen del blanco y negro, buscan todos los matices de grises y eso termina por ponerte en contra a tirios y troyanos y ya por eso mismo algunos destacados políticos y no políticos pagaron con su vida. Ella tiene muy claro a favor de quién está, tiene muy claro en contra de qué o de quién está, pero huye de la simpleza en sus análisis y huir de la simpleza es meterse en terreno pantanoso, un terreno que, por desgracia, en este país es poco frecuentado, porque en este país solo sabemos movernos en tierra firme, seca, asentada; en el blanco y el negro, o conmigo o contra mí, o buenos o malos.Y yo, que estoy convencida de que hay malos malísimos y buenos, pocos y no mucho, la entiendo perfectamente. Lo que me pone en camino de no ser entendida por nadie.

Edurne Portela es una autora valiente y con una capacidad de análisis fuera de lo común. En el "Eco de los disparos" mezcla lo que es puro ensayo y prospección de la realidad con pasajes que no sé si son autobiográficos o autobiografía ficcionada o pura ficción. Encuentro vivencias que ya aparecían en su novela "Mejor la ausencia", como los viajes familiares a Francia (Iparralde) a visitar a un tío y a sus amigos huidos. "Lo que todavía no entiende es que con los atentados en Francia contra los barbudos sus padres fueran allá tan a menudo y les llevaran a ellos. ¿No tenían miedo de que un día estallara una bomba en una de sus casas o entraran los matones con sus pistolas y metralletas y los acribillaran a todos?"

Edurne Portela
Mezclado con esa especie de ficción o parte más novelada que viene ocupando el principio de algunos capítulos y/o partes de las cuatro que componen el libro, aparece, como decía, ese interesante análisis acerca de la responsabilidad, por silencio, de la mayoría de la sociedad vasca, de los testigos de lo que estaba ocurriendo que prefirieron callar a dar testimonio de lo que veían. "Yo soy parte de esta historia y mi punto de vista para contarla es el del testigo; un testigo que, por muchos años, si no indiferente al problema de la violencia en el País Vasco, sí le dio la espalda, eligió no querer entender porque hacerlo resultaba demasiado complicado y emocionalmente agotador". Nos cuenta cómo no fue capaz de escribir sobre este conflicto durante mucho tiempo. Escribía sobre otras violencias como la de las torturas y desaparecidos en Argentina,  sobre lo que otras mujeres, víctimas de esos terribles sucesos, habían escrito, y solo se planteó escribir sobre ETA y el conflicto vasco cuando un periodista le hizo ver que escribía sobre violencias ajenas y extranjeras porque no se atrevía a enfrentarse a la que realmente la afectaba y conocía de primera mano. 

Le habría sido muy fácil escribir del mal y del bien, o mejor dicho, del Mal y del Bien, pero eso ya se ha hecho. Los análisis de dónde está el bien y dónde se ubica el mal en cualquier conflicto no dan para escribir un ensayo de más de doscientas páginas, no dan para pensar y reflexionar y saber lo que verdaderamente ha sucedido o sucede. "Por Mal así escrito, con mayúsculas, me refiero a una concepción del mal primordial, esencial, por la cual éste aparece deshistorizado, despolitizado y descontextualizado. Es decir, la maldad no se contextualiza dentro de unas circunstancias histórico-sociales o económicas específicas, sino que aparece representado como esencia misma de aquellos que lo ejercen o lo infligen sobre un otro inocente"

Pero no solo (como si no fuera suficiente) consta el libro de ese análisis que contextualiza y analiza histórica, social y políticamente el problema de la violencia y los asesinatos de ETA (sin olvidar los llevados a cabo por el aparato del Estado personificado en los GAL), sino que además hace un pormenorizado estudio de las novelas, relatos, películas, documentales, etc, que han tratado el tema. Obras que cada uno lee o visiona, pretendiendo hallar su propia opinión reflejada y si no la encuentra, tacha el producto de malo o tendencioso. Por supuesto, las obras que, como este relato, profundizan en el tema tienen como destino no gustar a nadie. O gustar a unos pocos. La mayoría no quiere sentirse cuestionada en sus convicciones, no quiere que le incomoden los libros ni las películas. Prefiere ver reflejado blanco sobre negro su propio punto de vista y poder pensar, "claro, ya lo decía yo", pero como bien dice Edurne Portela que decía Kafka, "Si el libro que leemos no nos despierta como un puño que nos golpeara en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿Para que nos haga felices? Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos, si fuera necesario, escribir nosotros mismos los libros que nos hagan felices. Pero lo que debemos temer son esos libros que se precipitan sobre nosotros como la mala suerte y que nos perturban profundamente […]. Un libro debe ser como un pico de hielo que rompa el mar congelado que tenemos dentro" [citado por George Steiner en Lenguaje y silencio: Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano, Barcelona, Gedisa, 2013, pg 85]

Este libro puede golpear como un puño en el cráneo de muchos lectores. Hay que estar dispuesto a dejarse noquear, a no perder de vista dónde están las víctimas y dónde los victimarios, pero también a saber que nada es del todo negro o del todo blanco, que la víctima puede convertirse en victimario y viceversa cuando algunos, muy convencidos de dónde está lo bueno y dónde está lo malo, deciden erigirse en jueces vengadores. Hay que estar acostumbrado a manejarse con los grises, a caminar por lodos resbaladizos, a dejarse sorprender y contradecir. En definitiva, a no tener nada absolutamente claro, porque como dice Serrat, "Bienaventurados los que lo tienen claro, porque de ellos es el reino de los ciegos".

Título del libro: El eco de los disparos
Autora: Edurne Portela
Nacionalidad: España
Editorial: Galaxia Gutemberg
Año de publicación: 2016
Año de publicación original: 2016
Nº de páginas: 224

Comentarios

  1. Labor o función de cualquiera que se tenga por intelectual es dudar, no hablar de buenos y malos categóricamente. Pero siempre hay evidencias que nos pueden inclinar más hacia aquí o hacia allí, eso es evidente. Afortunadamente los asesinos colgaron las armas y ha sido a partir de entonces cuando esa sociedad que miraba hacia otro lado ha perdido el miedo y ha empezado a escribir sobre el asunto terrible que tuvo enmudecido ese territorio durante unas cuantas décadas. Libros como el de Edurne o la magnífica novela de Aramburu sirven para poner luz en ese momento terrible en que quien hablaba más de la cuenta o discrepaba del pensamiento impuesto era eliminado. ¡Ojalá que esta etapa no vuelva a repetirse, pero los españoles somos tozudos en el peor sentido del término y constantemente estamos volviendo sobre nuestros pasos, constantemente estamos mirando hacia atrás, nos cuesta avanzar, perdonar, olvidar..., pienso que somos un pueblo muy rencoroso.
    Un beso

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    1. Para mí siempre han sido fundamentales los matices. Los discursos simples del blanco o negro son muy fáciles de entender y por eso abunda tanto la ramplonería en política. Cuando alguien hace un discurso compacto y matizado, pocos lo entienden.
      Con las armas colgadas y sin muertos es más fácil hablar en el País Vasco, pero aún dista mucho de alcanzarse la normalidad. Fueron muchos años de silencio, miedo y amenazas. Como le decía yo a mi marido hace muchos años, "el único lugar de España en que no se ha conseguido la democracia es en el País Vasco".
      solo espero que no veamos nada parecido nunca más.
      Un beso.

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  2. Cuando he llegado al final de tu interesante reseña es cuando realmente me he sentido identificada con todo lo que expresas acerca de este ensayo, pues yo lo he comprendido también así: un puñetazo directo al cráneo. No se trata del típico libro con los buenos y malos, sino con los malos malísimos, los menos malos, los casi nada malos... y después los pocos y contados con los dedos de la mano: buenos, porque en este concepto no se comprenden otros grados intermedios, al menos, yo lo concibo así.
    Por lo que me ha sorprendido gratamente tanto su autora, de la que todavía no he leído nada, como su ensayo.
    Me he quedado sin palabras ante la genial frase del prólogo: "Somos cómplices de lo que nos deja indiferentes" - George Steiner.
    Un beso.

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    1. Es cierto, para ser bueno, hay que ser bueno, sin más. No se es más o menos bueno. Sin embargo, hay muchos grados de maldad y ahí, en esos grados, nos movemos todos. Creo que no hay un solo ser humano que carezca por completo de maldad, lo que me lleva a la terrible evidencia de que no hay nadie bueno.
      Yo había leído la novela "Mejor la ausencia" y me gustó mucho. Este ensayo lo tenía pendiente hace tiempo. Ahora quiero meterme con su última obra, otra novela que se titula "Formas de estar lejos" y que pronto leeré.
      Tiene frases muy buenas y unos análisis muy profundos e incómodos.
      Un beso.

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  3. De esta autora leí su novela “mejor la ausencia” y a veces, leo sus artículos en El País.
    Por lo que me ha parecido entender esto es un ensayo. Me lo apunto, pero creo que hay que estar preparada para poder leer con la mente abierta. Lo intentaré. Un abrazo

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    1. No creo que te cueste abrir la mente para leer este ensayo. Hay que estar dispuesto a leer cosas que pueden sorprender o hacer pensar, pero como decía Kafka, citado por la autora, si solo leemos para que los libros nos hagan felices al ver confirmadas nuestras opiniones, ¿para qué leemos? Yo creo que hay que leer para modificar las opiniones y hacerlas más sabias y fundamentadas. Eso se consigue con libros como este.
      Un beso.

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  4. El ensayo de por sí ya es mi género predilecto así que será un placer verse golpeado como lector. Y sí, creo también que en los grises está el equilibrio de cualquier mente crítica. Tendría que leer el ensayo completo para dar una opinión más exacta. Pero hay algo del prólogo que siempre me deja dudas al tratar el terrorismo. Y es cuando se trata de equiparar al GAL con la banda terrorista. Tengo claro que el terrorismo de estado es condenable en términos democráticos. Pero lo raro es que con años en los que hubo 100 muertos sobre la mesa nadie de las cloacas del estado hubiera movido una mano. Creo que en términos conceptuales no es lo mismo un ataque que un contraataque teniendo en cuenta que ambas facciones jugaban al margen de la ley. Lo que me parece criminal es que hoy en día -y con ETA extinguida- los nuevos ultras la sigan sacando a relucir para seguir sacando rédito político.
    Un beso Rosa y gracias por la reseña.

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    1. Pues fíjate que yo opino que aún es más condenable el terrorismo de Estado que el del propio terrorista, porque si el Estado se convierte en terrorista ya nada se puede echar en cara al terrorismo; si el Estado se convierte en terrorista ¿qué nos queda? Y más cuando es un Estado que se cree democrático. Los terroristas todos sabemos lo que son y no lo voy a decir porque sería muy malsonante, pero si el Estado se convierte en eso mismo, ¿dónde está la garantía de luchar contra lo que el mismo Estado termina representando? Para mí el GAL es lo peor que ha habido en la España democrática por parte del aparato del Estado. Fíjate, entiendo mejor que un familiar de un asesinado por ETA, le pegue un tiro en la nuca al asesino etarra. Esa venganza en caliente por parte de un familiar, la entiendo, pero que se vengue el Estado en nombre de todos y con el dinero de nuestros impuestos, me parece del todo execrable.
      Y por supuesto, el uso que se está haciendo ahora de un problema que está en vías de solucionarse y que ha solucionado la parte más importante que eran los muertos, es de una sinvergoncería que está más allá de todo lo admisible.
      Te animo a leer este ensayo. Seguro que te gusta.
      Un beso.

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  5. Efectivamente, no todo es blanco o negro. Del mismo modo, pienso que no todos los que callaron miraron a otro lado por indiferencia, sino por miedo o vete té a saber por qué. Si este libro se hubiera publicado en la época más negra de ETA, su autora bien podría haber sido víctima del descerebrado de turno. Aunque sea un libro valiente, que lo es, lo hubiera sido mucho más hace cuarenta años. No sé si el miedo es sano, pero sí que es humanamente comprensible y que no siempre quien calla otorga. Al margen de esta elucubración, me parece una novela, sea biográfica o de ficción, muy interesante para dar a conocer más de cerca (como otras tantas novelas sobre el tema) el drama y la tragedia que se vivió en el País Vasco.
    Estupenda reseña, Rosa.
    Un beso.

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    1. Como buena cobarde que soy, defiendo el derecho a tener miedo y entiendo perfectamente que nadie se atreviera a hablar por ese miedo. Pero es que en el País Vasco había algo que trascendía al miedo. Había una connivencia con la violencia, una tolerancia que no había en ningún otro sitio. Ese "algo habrán hecho" para disculpar los asesinatos de ETA se lo he oído a gente que si hubiera sido murciana (por decir algo) jamás lo habría podido pensar. Era, lo que dice Edurne Portela, una sociedad enferma. Enferma porque no había podido vivir en paz ni expresarse libremente desde mucho antes de morir Franco. Cuando los demás alcanzamos la libertad y la democracia ellos seguían bajo la dictadura de ETA y llevaban tantos años viviendo una situación anómala que habían perdido la costumbre de vivir con normalidad. Y aunque eso ha cambiado mucho, creo que aún tardarán tiempo en recuperar la normalidad total.
      Creo que merece mucho la pena acercarse a la obra de esta autora y a muchas de las que nos comenta en su ensayo.
      Un beso.

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  6. Está claro que entre el blanco y el negro esta están los grises (no es metáfora de la que fue policía franquista) nada que ver. Lo que está claro es que para ninguno es lícito erigirse como poseedor de verdades absolutas y menos con violencia y armas de por medio.
    El terrorismo es una forma de coacción al pueblo en general y al que no piense lo mismo que el que ejerce esa coacción. Mirar para otro lado muchas veces es un mecanismo de defensa ante el terror ejercido y la amenaza gratuita. Lo que no es de recibo son las posturas comprensivas y excusatorias ante los violentos, postularse y cerrar filas con ellos y sus locuras psicóticas.
    Los ciudadanos tienen el legítimo derecho a defenderse de ellos y el estado es el responsable de esa presunta defensa. lo malo que este, en su momento tuvo la mala idea de caer en el ojo por ojo.
    Escribir sobre este tema todavía, como con la guerra civil, es levantar ampollas y abrir viejas heridas. Y el pueblo español a parte de ser rencoroso y vengativo, es cicatero.
    Esperemos que las generaciones que no vivieron estos tiempos puedan construir un nuevo marco de convivencia en una España renovada con reconciliación y puntos comunes de encuentro.
    Besos.

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    1. Lo malo es que las heridas de este conflicto no son viejas como las de la Guerra Civil. Están ahí, en carne viva, sangrando aún. Conozco gente que da clases en institutos del País Vasco y se quejan de que los borrokas entran en clase cuando les da la gana y hacen una discurso a favor de una huelga o de lo que se tercie. Se obliga a que las votaciones sean a mano alzada y hay profesores que tienen miedo a manifestarse. Eso pasa hoy en día.
      Como le digo a Josep María, las cosas han cambiado mucho. Yo llevo treinta años viajando con frecuencia al País Vasco (mis suegros siguen allí) y la situación ha mejorado muchísimo, pero aún no me atrevo a hablar en un bar de ciertas cosas sin bajar la voz para que nadie me oiga alrededor.
      Y lo peor es que las generaciones que no vivieron estos tiempos son hijas de las que sí los vivieron y heredan ideologías o paternas o contrarias, pero se sigue manteniendo los conflictos. Igual que nosotros no vivimos la Guerra Civil, pero sabemos perfectamente dónde ubicarnos. Este país leva demasiadas guerras civiles como para llegar a romper la realidad de las dos Españas.
      Un beso.

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  7. Me he deleitado con tu reseña
    No puedo opinar mucho como para hablarte al mismo
    nivel que tu escribes. No se mucho del tópico .Los comentarios son imperdibles
    Como ves cada vez que vengo aprendo y eso es una fortuna .Gracias

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    1. Gracias por tus palabras, Mucha. Es un placer tener lectoras como tú.
      Un beso.

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  8. Excelente reseña, Rosa. Creo que leyendo este libro, podría comprender más lo que realmente pasó en esas épocas y las consecuencias en la sociedad. La frase de George Steiner es tan cierta, pues al callar, nos convertimos en cómplices. ¡Un beso!

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    1. Fue una época muy dura y traumática. Hubo años que se saldaron con más de cien muertos, pero lo más terrible estaba en lo que eso suponía para la vida cotidiana, sobre todo en los pueblos.
      Si quieres saber sobre esa época, además de los libros de esta autora, te recomiendo "Patria" de Fernando Aramburu. Es una novela muy buena y que muestra muy bien eso que te cuento de la vida en los pueblos.
      Un beso.

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    2. Siempre me ha interesado conocer más de la historia en esas épocas tan duras, por lo que tomo nota de "Patria". Muchas gracias por la recomendación. ¡Besos!

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  9. Puff, si soy sincero ETA es un tema que todavía me revuelve las tripas. Todavía recuerdo la matanza de Hipercor, el ajusticiamiento de Miguel Ángel Blanco o al concejal Ruiz Casado de mi propia Sant Adrià de Besòs. Demasiada barbarie y sin razón como para intentar comprender si hubo alguna razón más o menos gris en aquella época. No es una postura correcta, lo reconozco. Afortunadamente terminó esa lacra, pero todavía necesito más años para acercarme a este ensayo con una mente abierta y sin prejuicios. Un abrazo, Rosa!!

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    1. Estoy casada con un vasco y visitando a mis suegros en Bilbao hace casi treinta años. He oído cosas, incluso a familiares y amigos que me han puesto los pelos de punta. Y precisamente por eso, necesito leer y saber y comprender cómo una sociedad puede llegar a enfermar de violencia hasta el punto de perder la noción de la realidad. Los mismos que se pintaban las manos de blanco y salían en manifestación para pedir la libertad de Miguel Ángel Blanco te podían decir algo que te descolocaba. Sí, yo aún necesito leer mucho para poder entender un poquito.
      Pero, lógicamente, te entiendo. Siempre que sale este tema, hay gente que manifiesta su incapacidad para enfrentarse a él. Llegará el día me imagino.
      Un beso.

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  10. Los que tenemos cierta edad, hemos vivido con una terrible angustia la espera, con esa calma tensa, del siguiente asesinato o masacre de ETA... No sabiamos si llegaría dentro de una semana o dos meses, pero tenías claro que te volverías a dar de bruces con esas terribles imágenes en el telediario. Es increíble... pero recuerdo como si fuera ayer convivir con esa sensación e imágenes.

    Sería aleccionador conocer la realidad de quienes vivieron ese ambiente envenenado a las puertas de casa, con tus propios vecinos. El ensayo es un género que me entusiasma, apuntado queda.
    Un beso.

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    1. Los años setenta, ochenta y noventa fueron terribles en ese aspecto. Es cierto que había temporadas que los asesinatos eran casi diarios. Era convivir con el horror a diario y la gente en el País Vasco tenía, de alguna manera, que buscar coartadas para vivir con ese horror a la puerta de su casa.
      Aun pareciéndome los libros de Edurne Portela mejores que "Patria", de Aramburu, creo que este es mejor para mostrar cómo se convivía en los pueblos y cómo amistades de toda la vida se rompían por una divergencia ideológica.
      Un beso.

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  11. Yo, como vasco y nacido en la misma época que la autora creo que se lo que me puedo encontrar y a lo que tal vez deba enfrentarme. Conocía el ensayo y no tardaré en leerlo, la realidad de la que sospecho que habla, puede no ser tan nítida como fuera de Euskadi muchos pueden creer, desde luego para muchos puede ser un desafío esta lectura.
    Un beso.

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    1. Fuera del País Vasco es más fácil caer en la simpleza del blanco o el negro, aunque también es más fácil ver las cosas con distancia y objetividad.
      Efectivamente la lectura de este libro puede enfrentar al lector con muchos prejuicios y resultar incómoda tanto para unos como para otros. Creo que esa es la prueba del interés y el valor que tiene. Me gustará saber tu opinión.
      Un beso.

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  12. Hola Rosa, No he leído nada de la autora y el tema que trata me parece muy duro además no leo demasiado ensayo, pero buscaré este porque creo que merece la pena leerlo. Besinos.

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    1. Yo tampoco leo mucho ensayo, pero reconozco que, cuando lo hago, lo disfruto mucho. Este es sumamente interesante y da mucha información sobre libros y películas que tratan del tema de ETA. Es muy recomendable.
      Un beso.

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  13. Magnífica la frase de Steiner que recoge el prólogo de este ensayo. La cita de Kafka ya la conocía y estoy muy de acuerdo con ella.
    Qué difícil posicionarse en la amplia gama de grises entre el blanco y el negro; cuánto más difícil aún defender esa posición.
    Tengo este ensayo en mi punto de mira desde antes incluso de leer Mejor la ausencia. Espero que le llegue su momento.
    Besos

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    1. Yo no conocía la frase de Kafka, pero ya estaba de acuerdo con ella aún sin conocerla.
      Los matices y los grises son difíciles de asumir. Es más fácil tenerlo todo muy claro y posicionarse en lugares mayoritarios y simples.
      Así se oyen las barbaridades que se oyen actualmente acerca de casi todo. Pero claro, el mensaje simple y categórico es fácil de entender y da votos. Aunque de momento, no parece que dé suficientes 😂
      Un beso.

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  14. No había acabado de leer la reseña y ya estaba anotado en mi cuaderno de pendientes, me haré con él en breve. Hubo un tiempo en el que se justificaba la violencia política y aquellos años fueron muy duros, por todo el mundo había movimientos similares a ETA, de diverso signo y a día de hoy creo que solo queda el ISIS y acólitos. No hace falta que los violentos sean muchos para emponzoñarlo todo, la cuestión vasca debió ser compleja y parece que ya se habla sin tapujos del tema. Recuerdo la polémica con "La pelota vasca", el documental de Medem y era 2003. ¿Este ensayo es un buen complemento a "Patria" o no tienen nada que ver?
    Excelente, Rosa.
    Un abrazo.

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    1. Yo creo que sí es un buen complemento a "Patria" porque trata en ensayo lo que allí se ficciona, así es que sí, a mí me ha resultado un buen complemento. Como también lo es la novela de Edurne Portela, "Mejor la ausencia", que trata el tema desde otra perspectiva totalmente distinta a la de Aramburu.
      Afortunadamente, parece ser que esos movimientos terroristas se van terminando en Occidente, pero para sustituirlos salen los del Próximo Oriente con los que va a ser más difícil terminar. Cuando se lucha en nombre de Dios (Alá en árabe) y uno está dispuesto a inmolarse, es muy difícil que cambie de opinión. Toda la historia de la humanidad ha sido una lucha de unos contra otros y no creo que nunca llegue a cambiar.
      Un beso.

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  15. Me gustó mucho, pero me gustó mucho más "El comensal" de Gabriela Ybarra, que va también del mismo tema.
    Un abrazo.

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    1. Me alegro de que me recuerdes "El comensal" porque lo tengo en la lista de pendientes y lo tenía un poco olvidado.
      Muchas gracias.
      Un abrazo.

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  16. Es duro el tema, pero la verdad resulta interesante leer este ensayo para que alguien que lo vivió de cerca, muy de cerca, nos de un punto de vista, distinto al que tenemos nosotros sobre el tema y es más creo que no solo yo, si no que es interesante que nuestros jóvenes también lo lean, por eso se lo haré llegar a mi hijo, que no vivió esa época tan dura que nos toco vivir, y que deseo que nunca más volvamos a vivir. Eso le servirá para documentarse también como buen periodista que espero que sea y pueda tener un punto de vista por si alguna día tiene que debatir o escribir sobre el tema.
    Y resulta curioso que hoy se cumplan 20 años, si no me equivoco, del asesinato de Gregorio Ordoñez y me encuentre leyendo esta reseña tuya.
    Un beso.

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    1. Esas casualidades ocurren y le hacen pensar a una que es algo más que casualidad. Sí, ayer se cumplieron veinte años del asesinato de Ordóñez, una barbaridad de tales dimensiones que creo que fue el comienzo del fin para ETA, aunque aún siguiera muchos años causando dolor.
      Creo que el libro le puede ser muy interesante a tu hijo como periodista aunque es interesante para cualquiera interesado en los hechos de esa época o en la historia reciente de España en general.
      Un beso.

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  17. Como podrás suponer, debo ser el lector más geográficamente distante de los hechos y, sin embargo, he leído este libro, porque nuestro pasado, con miles de desaparecidos, se asemeja al drama del País Vasco.
    Coincido contigo en que el terrorismo de Estado es peor que cualquier otro porque, en principio, ese gobierno ha sido elegido para mediar de la mejor manera en los conflictos, pacíficamente -que es lo que piden sus ciudadanos-. Luego, porque al hacer uso de aquello que critica, comienza a carecer de autoridad moral para sostener su posición política.
    Me ha gustado el ensayo, particularmente porque no se ha quedado en el análisis político y lo ha contextualizado con las artes. Tengo aún esperando los títulos posteriores de esta santurzana.
    Un beso, Rosa.

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