"Zuleijá abre los ojos" Guzel Yájina
"Zuleijá abre los ojos. Está oscuro, como en una bodega. [...]No obstante, el frío exterior no se cuela por las rendijas, gracias a que el previsor Murtazá selló las ventanas antes de la llegada del invierno. Un buen amo de casa, Murtazá. Y también un buen marido. Ahora ronca abundante y ruidosamente en su lado de la estancia, el lado reservado a los hombres. Duerme, duerme, Murtazá, que el sueño más profundo es el que se tiene antes del amanecer". Además a Zuleijá no le conviene que Murtazá se despierte porque lo que se dispone a hacer, tiene que hacerse en secreto. Zuleijá va a robar comida, no mucha, tan solo un par de láminas de manzana, un par de láminas elaboradas con manzana cocida y aplastada y después puesta a secar al final del verano para tenerla lista para los duros meses de invierno. Tan solo dos láminas va a coger la mujer. Se le hace la boca agua solo de pensar en aplastar un trocito entre la lengua y el paladar. Pero jamás haría eso la joven. Jamás robaría el alimento de la familia, de su marido y de su suegra, para ella misma. Tan solo para apaciguar al espíritu de la linde ha sido capaz de robar comida, y es que a basu kapka iyase, el espíritu de la linde, le gusta el dulce. Si acepta su ofrenda, hablará "con el espíritu del cementerio, y lo convencerá de atender al ruego. Sus hijas descansarán abrigadas y en paz hasta la llegada de la primavera. Abordar directamente al espíritu del cementerio es algo que no está al alcance de Zuleijá".
Zuleijá tiene treinta años y lleva quince casada con Murtazá. Viven con la suegra, la madre de Murtazá, la Vampira, en dos isbas unidas por un zaguán. Son campesinos y propietarios, propietarios de lo poco que tienen para sobrevivir cada temporada si la cosecha no es mala. Pero desde hace unos años, cuando ellos vienen, tienen que esconder todo lo que poseen para que no se lo lleven. Ellos, los que vienen, responden a nombres extraños y terribles: requisa de alimentos, monopolio de cereales, Éjercito Rojo, Komsomol, comunistas... Zuleijá habla tártaro, "no se le dan bien las palabras rusas demasiado largas cuyo sentido desconoce. Por eso llama a toda esa gente para sus adentros «la Horda Roja»".
La vida de Zuleijá consiste en trabajar. La casa, el campo, su suegra; cortar leña, esconder los víveres, preparar el baño... Está sometida a los caprichos del marido y de la Vampira que pueden requerirla a cualquier hora para solicitar sus servicios. "Trabaja, Zuleijá, no pares. Su madre solía repetirle que el trabajo aleja las penas. Ay, mamá, es que mi pena es más grande que todos tus refranes…". Ha perdido, al poco de nacer, a sus cuatro hijas, las que reposan en sus tumbas bajo la protección del espíritu del cementerio. No se queja. Vive en Yulbash, de donde nunca ha salido. Ni tan siquiera conoce Kazán, aunque Murtazá prometió llevarla algún día. Murtazá no podrá cumplir su promesa, pero Zuleijá, aunque no lo sabe, está a punto de salir de Yulbash y de conocer sitios y gentes que nunca hubiera imaginado.
Como parte del proceso de dekulakización promovido por Stalin a partir de finales de los años veinte, Zuleijá será deportada hacia el este, cruzará los Urales, remontará el rio Yenisei y se adentrará en el Ángara, uno de sus afluentes, para asentarse con todos sus acompañantes en aquella región de Siberia y formar un nuevo pueblo que terminará llamándose Semruk. Zuleijá será deportada por kulak y contrarrevolucionaria, dos palabras que ni siquiera conoce. Por primera vez en su vida, Zuleijá está sola, cosa que nunca antes le había pasado. "¿Quién le dirá qué hacer y qué está prohibido? ¿Quién la reñirá por el trabajo mal hecho? ¿Quién la defenderá de la Horda Roja? Y, por fin, ¿quién le proveerá de sustento?".
El viaje desde Yulbash, hasta el futuro Semruk no es fácil ni corto. Primero, una prisión de tránsito en Kazán, donde los deskulaquizados son encerrados con presos políticos y con presos comunes (sí, Zuleijá termina conociendo Kazán, aunque no como ella había soñado); luego un tren que parte el primer día de la primavera de 1930, hacia el este, siempre hacia el este, y que tardará meses en llegar a su destino, Krasnoyarsk, detenido durante semanas en vías muertas con los prisioneros abatidos por el hambre, los piojos y la enfermedad; después, una barcaza que desciende por el Yenisey hasta llegar a la desembocadura del río Angará cuya corriente remontará. Todo ello para terminar con un naufragio que dejará a los supervivientes a merced de las primeras nieves que ya caen a finales de agosto, sin saber dónde se encuentran "En la orilla, apiñados y sujetando, apretadas contra el cuerpo, sus escasas pertenencias, los deportados esperan. Sus rostros demacrados y ennegrecidos miran a Ignatov con miedo: los ojos de Zuleijá, enormes; los de los campesinos, torvos".
Uno de los personajes más fascinantes de la novela es Ignatov, el soldado de la Horda Roja al que se unirá el destino de Zuleijá, ella prisionera, él su captor y centinela a través de los años que ambos pasarán, primero de viaje y más tarde construyendo y viviendo en Semrok. Ignatov, tan prisionero como los presos que vigila, deseando volver a la civilización, pero sin poder hacerlo (las purgas de Stalin no conocen límites); sin querer hacerlo cuando se le ofrece la oportunidad de desenmascarar un complot inexistente para cobrar fama "—Espera, espera, ¿quieres que denuncie a mi gente? [...]Puedes poner en tu informe que en la colonia de trabajo de Semruk la situación política está en orden". Y su gente son sus prisioneros, porque tras vivir con ellos tantos años, ya se ha convertido en uno más.
Y si para Ignatov, la aventura de Siberia supone una condena, para Zuleijá será una liberación. Libre del marido y la suegra, libre de los prejuicios y de ser el ama de casa para la que su madre la había preparado, por fin consigue descubrir lo que es capaz de hacer. Se convierte en una persona importante para la colonia de trabajo. Sus habilidades abarcan un amplio espectro y empieza a sentirse mejor de lo que nunca se había sentido. "Vive a expensas del Estado en la estrechez de un cuartucho de hospital, habita entre personas que no pertenecen a su familia, habla en una lengua que no es la suya, caza como un hombre y trabaja por tres y, sin embargo, se encuentra a gusto. No se puede decir que sea feliz, eso no. Pero está a gusto". Alguien debió decirle a Zuleijá que la felicidad consiste en eso, en sentirse a gusto la mayor parte del tiempo.
El resto de los personajes son casi todos conmovedores. No me detengo en ellos porque serían merecedores de un texto aparte. Tan solo quiero dejar una muestra de cómo la autora nos describe la enajenación del profesor Leibe que vive aislado en su mundo totalmente fuera de la dura realidad que le rodea. "Wolf Kárlovich vive dentro de un huevo. Un huevo que comenzó a formarse en torno a él hace muchos años, puede que hasta décadas, algo que ni él mismo sabría decir porque no se ha ocupado de contar el tiempo: ni éste transcurre dentro del huevo, ni tiene la menor importancia. Él recuerda el momento en que el cono nacarado brilló por primera vez, a modo de nimbo o paraguas, sobre su calva indefensa. Sucedió poco después del golpe de Estado de octubre". Un huevo que se romperá definitivamente, cuando sus conocimientos médicos hagan necesaria su vuelta al mundo real.
"Zuleijá abre los ojos" es la primera novela de Guzel Yájina y está basada en las vivencias de su abuela, tártara como Zuleijá, y que, efectivamente, paso dieciséis años en Siberia como resultado del proceso de deskulaquización auspiciado por Stalin, el "mismo hombre bigotudo y de mirada sabia que Zuleijá vio tapando la esfera del reloj en la torre del kremlin de Kazán", el mismo hombre cuya mirada paternal llenaba a Zuleijá de cariño y tranquilizad cada vez que veía su retrato.
"Zuleijá abre los ojos", una novela de la que no sabía nada y que me llegó gracias a la columna de Almudena Grandes en El País, del 10 de noviembre de 2019, es una opera prima que sorprende por su madurez, por lo bien que está escrita, por lo profundo de sus reflexiones, por lo certero y conmovedor de sus personajes, por las precisas y emocionantes descripciones de los paisajes más agrestes. Yo no puedo decir como Almudena Grandes que haya leído la novela en cuatro días, que la haya leído "como si me la comiera, como si me la bebiera, como si necesitara avanzar por sus páginas para seguir respirando". Me ha gustado mucho, pero me ha costado un poco más que a ella leerla. Con la salud comprometida por causas leves, pero de las que dan guerra, me ha costado concentrarme, he tardado más de lo que hubiera sido recomendable y me ha dado mucho coraje no haber estado en mi mejor momento para haberla disfrutado como se merece, como la disfrutó Almudena Grandes.
La segunda novela de Guzel Yájina, publicada en 2019 y cuyo título se traduce del ruso como "Mis hijos", aun no está publicada en castellano, pero espero que pronto lo esté. De momento, os recomiendo "Zuleijá abre los ojos". Espero que os guste tanto como a mí y que la disfrutéis mucho más que yo.
Zuleijá tiene treinta años y lleva quince casada con Murtazá. Viven con la suegra, la madre de Murtazá, la Vampira, en dos isbas unidas por un zaguán. Son campesinos y propietarios, propietarios de lo poco que tienen para sobrevivir cada temporada si la cosecha no es mala. Pero desde hace unos años, cuando ellos vienen, tienen que esconder todo lo que poseen para que no se lo lleven. Ellos, los que vienen, responden a nombres extraños y terribles: requisa de alimentos, monopolio de cereales, Éjercito Rojo, Komsomol, comunistas... Zuleijá habla tártaro, "no se le dan bien las palabras rusas demasiado largas cuyo sentido desconoce. Por eso llama a toda esa gente para sus adentros «la Horda Roja»".
La vida de Zuleijá consiste en trabajar. La casa, el campo, su suegra; cortar leña, esconder los víveres, preparar el baño... Está sometida a los caprichos del marido y de la Vampira que pueden requerirla a cualquier hora para solicitar sus servicios. "Trabaja, Zuleijá, no pares. Su madre solía repetirle que el trabajo aleja las penas. Ay, mamá, es que mi pena es más grande que todos tus refranes…". Ha perdido, al poco de nacer, a sus cuatro hijas, las que reposan en sus tumbas bajo la protección del espíritu del cementerio. No se queja. Vive en Yulbash, de donde nunca ha salido. Ni tan siquiera conoce Kazán, aunque Murtazá prometió llevarla algún día. Murtazá no podrá cumplir su promesa, pero Zuleijá, aunque no lo sabe, está a punto de salir de Yulbash y de conocer sitios y gentes que nunca hubiera imaginado.
Como parte del proceso de dekulakización promovido por Stalin a partir de finales de los años veinte, Zuleijá será deportada hacia el este, cruzará los Urales, remontará el rio Yenisei y se adentrará en el Ángara, uno de sus afluentes, para asentarse con todos sus acompañantes en aquella región de Siberia y formar un nuevo pueblo que terminará llamándose Semruk. Zuleijá será deportada por kulak y contrarrevolucionaria, dos palabras que ni siquiera conoce. Por primera vez en su vida, Zuleijá está sola, cosa que nunca antes le había pasado. "¿Quién le dirá qué hacer y qué está prohibido? ¿Quién la reñirá por el trabajo mal hecho? ¿Quién la defenderá de la Horda Roja? Y, por fin, ¿quién le proveerá de sustento?".
El viaje desde Yulbash, hasta el futuro Semruk no es fácil ni corto. Primero, una prisión de tránsito en Kazán, donde los deskulaquizados son encerrados con presos políticos y con presos comunes (sí, Zuleijá termina conociendo Kazán, aunque no como ella había soñado); luego un tren que parte el primer día de la primavera de 1930, hacia el este, siempre hacia el este, y que tardará meses en llegar a su destino, Krasnoyarsk, detenido durante semanas en vías muertas con los prisioneros abatidos por el hambre, los piojos y la enfermedad; después, una barcaza que desciende por el Yenisey hasta llegar a la desembocadura del río Angará cuya corriente remontará. Todo ello para terminar con un naufragio que dejará a los supervivientes a merced de las primeras nieves que ya caen a finales de agosto, sin saber dónde se encuentran "En la orilla, apiñados y sujetando, apretadas contra el cuerpo, sus escasas pertenencias, los deportados esperan. Sus rostros demacrados y ennegrecidos miran a Ignatov con miedo: los ojos de Zuleijá, enormes; los de los campesinos, torvos".
Uno de los personajes más fascinantes de la novela es Ignatov, el soldado de la Horda Roja al que se unirá el destino de Zuleijá, ella prisionera, él su captor y centinela a través de los años que ambos pasarán, primero de viaje y más tarde construyendo y viviendo en Semrok. Ignatov, tan prisionero como los presos que vigila, deseando volver a la civilización, pero sin poder hacerlo (las purgas de Stalin no conocen límites); sin querer hacerlo cuando se le ofrece la oportunidad de desenmascarar un complot inexistente para cobrar fama "—Espera, espera, ¿quieres que denuncie a mi gente? [...]Puedes poner en tu informe que en la colonia de trabajo de Semruk la situación política está en orden". Y su gente son sus prisioneros, porque tras vivir con ellos tantos años, ya se ha convertido en uno más.
Y si para Ignatov, la aventura de Siberia supone una condena, para Zuleijá será una liberación. Libre del marido y la suegra, libre de los prejuicios y de ser el ama de casa para la que su madre la había preparado, por fin consigue descubrir lo que es capaz de hacer. Se convierte en una persona importante para la colonia de trabajo. Sus habilidades abarcan un amplio espectro y empieza a sentirse mejor de lo que nunca se había sentido. "Vive a expensas del Estado en la estrechez de un cuartucho de hospital, habita entre personas que no pertenecen a su familia, habla en una lengua que no es la suya, caza como un hombre y trabaja por tres y, sin embargo, se encuentra a gusto. No se puede decir que sea feliz, eso no. Pero está a gusto". Alguien debió decirle a Zuleijá que la felicidad consiste en eso, en sentirse a gusto la mayor parte del tiempo.
El resto de los personajes son casi todos conmovedores. No me detengo en ellos porque serían merecedores de un texto aparte. Tan solo quiero dejar una muestra de cómo la autora nos describe la enajenación del profesor Leibe que vive aislado en su mundo totalmente fuera de la dura realidad que le rodea. "Wolf Kárlovich vive dentro de un huevo. Un huevo que comenzó a formarse en torno a él hace muchos años, puede que hasta décadas, algo que ni él mismo sabría decir porque no se ha ocupado de contar el tiempo: ni éste transcurre dentro del huevo, ni tiene la menor importancia. Él recuerda el momento en que el cono nacarado brilló por primera vez, a modo de nimbo o paraguas, sobre su calva indefensa. Sucedió poco después del golpe de Estado de octubre". Un huevo que se romperá definitivamente, cuando sus conocimientos médicos hagan necesaria su vuelta al mundo real.
Guzel Yájina |
"Zuleijá abre los ojos", una novela de la que no sabía nada y que me llegó gracias a la columna de Almudena Grandes en El País, del 10 de noviembre de 2019, es una opera prima que sorprende por su madurez, por lo bien que está escrita, por lo profundo de sus reflexiones, por lo certero y conmovedor de sus personajes, por las precisas y emocionantes descripciones de los paisajes más agrestes. Yo no puedo decir como Almudena Grandes que haya leído la novela en cuatro días, que la haya leído "como si me la comiera, como si me la bebiera, como si necesitara avanzar por sus páginas para seguir respirando". Me ha gustado mucho, pero me ha costado un poco más que a ella leerla. Con la salud comprometida por causas leves, pero de las que dan guerra, me ha costado concentrarme, he tardado más de lo que hubiera sido recomendable y me ha dado mucho coraje no haber estado en mi mejor momento para haberla disfrutado como se merece, como la disfrutó Almudena Grandes.
La segunda novela de Guzel Yájina, publicada en 2019 y cuyo título se traduce del ruso como "Mis hijos", aun no está publicada en castellano, pero espero que pronto lo esté. De momento, os recomiendo "Zuleijá abre los ojos". Espero que os guste tanto como a mí y que la disfrutéis mucho más que yo.
Título del libro: Zuleijá abre los ojos
Autora: Guzel Yájina
Nacionalidad: Rusia
Título original: Зулейха открывает глаза
Nacionalidad: Rusia
Título original: Зулейха открывает глаза
Traducción: Jorge Ferrer
Editorial: El Acantilado
Año de publicación: 2019
Año de publicación original: 2015
Nº de páginas: 544
Gracias por la reseña, has hecho un buen resumen de esta larga novela.
ResponderEliminarA mí me resultó algo pesada la descripción del viaje, pero creo que refleja muy bien lo largo que les resultó a los viajeros en tan duras condiciones y sin saber su destino.
Una vez más, dejas una buena reseña para recomendación a quien no La Haya leído y un buen recordatorio páralos que ya la conocemos.
Un beso
No me resultó pesada en ningún momento y eso que esas largas descripciones me lo suelen parecer pero está escrito de una forma que te engancha sin remedio. Lo malo fue que me costó concentrarme, como sabes, y se me iba la cabeza a otros asuntos y eso me disminuyó el disfrute, pero el balance es muy positivo. Es otra de esas novelas que ganan en el recuerdo.
EliminarUn beso.
Preciosa reseña, Rosa. Tampoco conocía este título, así que muchas gracias a ti y a la recomendación que seguiste de Almudena Grandes, pero tengo claro que no la disfrutaría tanto como ella porque ahora mismo necesito otro tipo de lecturas. Besos y espero que estés mejor de salud.
ResponderEliminarYo la leí en un momento en que también hubiera necesitado algo más liviano, pero así todo la disfruté porque es muy buena, está muy bien escrita y cuenta cosas muy interesantes.
EliminarUn beso.
Me ha gustado mucho la reseña, Rosa. En aquellos parajes está ambientada Miguel Strogoff, si no re cuerdo mal. La novela promete y aborda temas que apenas conozco. Acantilado casi siempre es garantía de calidad.
ResponderEliminarUn abrazo y que te mejores.
No he leído Miguel Strogoff. Es una de las novelas de Verne que se me atragantó (otra fue "Los hijos del capitán Grant).
EliminarAunque conozcas los temas que trata resulta muy interesante porque trata sobre todo de sentimientos y actitudes humanas y de cómo se enfrentan a los hechos.
Estoy segura de que te va a gustar.
Un beso
Hola Rosa, estos viajes al encuentro de la vida de tus antepasados, son un descubrimiento para los lectores como para la escritora, hay mucho de su vida y de la relación que tenía con ella, estoy segura, aunque en tu estupenda reseña destaques sobre todo esa historia tan desconocida para nosotros de los campesinos torvos, los deportados por el régimen dictatorial stalinista. Dekulakización, vaya palabra. Hay muchas así que hace que me sienta una ignorante, pero aprendo. Esta en concreta, que señala a campesinos más ricos... Al fin y al cabo eran campesinos; es algo que me choca en la izquierda radical, con esas deportaciones, ejecuciones y demás. Una forma de purgar a la gente, como hicieron otros radicales. Cada uno a su manera, cual más abominable. Un beso y feliz finde Rosa.
ResponderEliminarEmpezaron con los campesinos más ricos, los que habían tenido siervos antes de la abolición de la servidumbre. Esos podían resultar antirrevolucionarios. Y continuaron con campesinos que tenían lo justo para vivir y poco más, los kulaks. Como eran contrarios a las colectivizaciones los utilizaron para colonizar Siberia.
EliminarEn ese escenario se sitúa la novela, pero de lo que trata, sobre todo, es de personas y de cómo sobreviven en las peores condiciones.
Un beso.
Parece que la novela promete. Me sorprendo muchas veces al ver la de autores primerizos, en especial mujeres, que se dan a conocer con una muy buena como parece ser el caso aquí.
ResponderEliminarEl asunto de los desplazamientos de población realizados en la URSS para provocar la desaparición de nacionalismos muy asentados es siempre interesante. Las novelas como esta además penetran en el lado humano y siempre me interesan.
Tu reseña es muy buena como siempre y anima a la lectura. Los fragmentos que citas me abren el apetito lector.
Un beso
El comentario anterior es mío. He "solucionado" mi problema con Blogger utilizando una tableta de mi mujer (Mary Luz) y a la hora de enviar el comentario pongo mi nombre y mi web y me la admite. En el comentario anterior me olvidé del procedimiento y le di a enviar sin más y, claro, apareció Mary Luz.
EliminarYa decía yo, quién es esa Mary Luz desconocida que me envía un comentario y me habla como si me conociera de toda la vida. jaja. Vaya lío que tienes con Bloger o con Google o con quién sea. El caso es que cuando comentas con tu nombre, no sale el dibujito que suele salir a la izquierda arriba. Antes sí salía. En fin, misterios de la Informática que decía un compañero mío profesor... de Informática.
EliminarLo más interesante de esta novela es justamente ese lado humano. Los sentimientos de los personajes, su actitud y aptitud para sobre vivir, sus reflexiones y sus cambios. Eso es lo que engancha de la novela y lo que Guzel Yájina sabe contar maravillosamente y con una prosa que ya has visto por mis citas.
Un beso.
Año y medio después de esta reseña tuya he leído la novela de Guzel Yájina y he quedado encantado. Me la he leído en seis días exactamente y eso porque he andado de consultas médicas y esas cosillas que a estas alturas de la vida nos hacen "entretener y pasar el tiempo". Haré reseña de ella, claro; sólo desde este comentario quiero agradecerte que me dieses a conocer a Zuelijá y a sus compis de deportación. He pasado con todos ellos unas horas magníficas. Así me gusta a mí la lectura, que te embriagues con ella, que te emocione (ese final, esa despedida madre-hijo es muy emotiva...), que quedes -como tú- deseoso de que traduzcan al castellano la siguiente de esta escritora de orígenes tártaros por parte de abuela.
EliminarBesos
Me alegro mucho de que te haya gustado. Es una novela magnífica, llena de información y sentimientos. Quedo esperando para leer tu reseña.
EliminarUn beso.
Gracias por tan hermosa reseña.
ResponderEliminarGracias a ti, guapa. Me alegro de que te haya gustado. Una gran novela, más grande si tenemos en cuenta que es opera prima.
EliminarUn beso.
Pues a mí me has descubierto tú esta novela, Rosa y me ha encantado lo que cuentas. Me la apunto. Mil gracias 😉
ResponderEliminarDesde luego que es una novela muy recomendable. Yo no tenía ni idea hasta que no leí la columna de Almudena Grandes, una autora que me encanta y con la que coincido en la forma de ver el mundo y la literatura. Todo un acierto.
EliminarUn beso.
Esta novela promete mucho. Es curioso cómo las penurias humanas, especialmnete si están basadas en hechos reales, no solo nos conmueven simo que además nos hacen "disfrutar" de la lectura. LO que me ha llamado la atención de esta historia, aunque resulte comprensivo, es que la protagonista se sienta más libre lejos de su marido y la suegra que cautiva en manos de otros carceleros, en cuyo ambiente se siente a gusto porque siente que es más útil y que sus aptitudes son, de algún modo, recompensadas. Me había imaginado lo contrario, lo que se dice salir del fuego para caer en las brasas. Ahora me intriga saber el final de la historia de la abuela de la autora, pero eso solo lo podré averiguar si leo el libro, je,je.
ResponderEliminarUn beso.
Es que la vida de la pobre Zuleijá en la casa de su marido era muy dura y poc gratificante. En Siberia, seguía siendo dura, pero era más creativa, estaba menos controlada y se sentía útil, como dices.
EliminarYo creo que disfrutamos con las desgracias ajenas porque nos comparamos y decimos "yo no estoy tan mal". Eso y que el morbo nos atrae siempre mucho ja ja.
La novela está basada en las vivencias de la abuela de la autora, pero no sé hasta qué punto es fiel a la realidad.
Creo que te gustaría.
Un beso.
Hola Rosa.
ResponderEliminarMe ha gustado la reseña pero no sé yo para mí en este momento. Mil gracias por la info y espero qu eesos prolemas de salud ya estén mucho mejor.
¿Soy una hereje si te digo que a mí Almudena Grandes no me acaba de convencer?
Muy feliz día.
Ja ja. Yo diría que sí eres una hereje, pero eso es solo mi opinión. Me encanta Almudena Grandes desde que leí "Malena es un nombre de tango" por primera vez (1994). Me enganché a ella y solo he dejado de leer alguna recopilación de artículos. Sus novelas las devoro en cuanto salen. Acaba de salir la quinta de los Episodios de una Guerra interminable y la voy a comprar rápidamente. Solo tengo la duda de si hacerlo en papel o en Kindle.
EliminarTampoco era mi mejor momento para Zuleijá y, sin embargo, lo he disfrutado. No tanto como hubiera podido, pero me ha embrujado.
Mis problemas de salud, por ahora (y toco madera), están superados. Gracias guapa.
Un beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarYo supe de la existencia de Almudena Grandes a través de peli de Malena y desde entonces la sigo como escritora, articulista y disfruto mucho con las entrevistas que concede. Respecto al libro siempre me han impresionado las óperas primas que deslumbran y que están tan bien escritas como nos indicas en tu reseña. Si además es una historia sobre personas en situaciones extremas la novela debe de enganchar. Aunque también supongo que hay que cogerla en el momento adecuado.
La desconocía así que me llevo un nuevo y grato aprendizaje.
Gracias y buen final de semana.
No sé si habrás leído "Malena es un nombre de tango". Para mi gusto, es mucho mejor que la película, aun siendo esta bastante aceptable (ya sabes que tengo mis fobias con ciertos intérpretes y Ariadna Gil es uno de ellos). Yo he leído todas sus novelas y algún libro de relatos. Las columnas también suelo seguirlas y ahí fue donde encontré la recomendación de esta joya que me ha parecido fabulosa.
EliminarDesde luego cuando la lees sabiendo que es una opera prima todavía gana más porque está muy bien escrita como habrás visto por las citas que pongo, con un lenguaje muy poético y da lugar a unas reflexiones muy interesantes.
Un beso.
Agradezco tu reseña sobre "OTRO" libro de los muchos que no conozco. ¿De donde sacas autores y libros tan desconocidos para un servidor? Creo que miras en los catálogos del cementerio de los libros olvidados. Je,je.
ResponderEliminarPor cierto me estoy leyendo la cuarta entrega de Zafón sobre el tema.
Un abrazo, Rosa.
De "El cementerio de los libros olvidados" solo aguanté los dos primeros y el segundo, a duras penas. Así es que no, no miro en ese catálogo. La mayoría de los libros los saco de recomendaciones de gente de la tertulia y de los amigos blogueros, muchos de los cuales compartimos. El grupo de Tarro-Libros de Facebook también ayuda lo suyo. Y este en concreto, pues ya ves, de la misma Almudena Grandes. Una gran recomendación.
EliminarUn beso.
Me la apunto sin dudar. Me ha encantado tu reseña. Me atrae tanto la situación familiar inicial de la novela como el cambio de escenario, el contexto histórico y la transformación de la protagonista. Me he quedado con muchas ganas de conocerla y también al resto de personajes en los que no te has detenido. Otro para la lista ;)
ResponderEliminarBesos
Creo que esta novela es de las que te pueden gustar mucho. la descripción de la situación inicial de Zuleijá con el marido y la suegra, llega a agobiar al ver lo esclavizada que la tenían y, desde ese punto de partida es que casi cualquier cosa era mejor y suponía una liberación.
Eliminarhay personajes que son de lo más interesante. Para mí el mejor es el carcelero que termina siendo casi más prisionero que ellos, pero hay muchos otros muy entrañables como el pintor, el matrimonio de Leningrado y, sobre todo, el profesor rodeado por un huevo.
Me encantará saber tu opinión.
Un beso.
Hola, Rosa. Espero que te hayas recuperado de tu malestar que, si bien te ha impedido disfrutar la novela como se merece, no encuentro que haya mermado tu destreza para comentarla.
ResponderEliminarTambién yo apunté en su día otra gran novela gracias a Almudena Grandes, “Largo noviembre en Madrid” de Juan Eduardo Zúñiga (y si no me equivoco tiene ya 102 años el hombre…).
Pues todo lo que cuentas acerca de esta narración, inspirada en la abuela tártara de la autora, es fascinante.
Ese universo de ignorancia y superstición campesina, en referencia a Zuleijá y el espíritu del cementerio, etc, me ha recordado mucho a una obra maestra, que retrata magistralmente esa atmósfera rural; “Una aldea” de Ivan Bunin, aunque Tolstoi también tiene algunos cuentos excelentes al respecto.
Es significativo como un entorno opresivo para muchos confinados, Siberia, resulta en cierto modo liberador para la protagonista, que padecía un confinamiento aún peor, sin horizonte alguno, en su propio hogar. Eso sí, sin olvidar que el Estalinismo fue un periodo atroz y brutal.
Habrá que anotarlo ;)
Beso.
Gracias, Paco, totalmente recuperada. Fue una gripe complicada con una infección de garganta y todo ello unido a una infección de muelas y una torpeza de mi dentista, me tuvo mes y medio tomando antibióticos, en baja forma física que se contagió a lo mental. En fin, una mala racha que (toco madera) ya pasó. Cuando escribí la reseña de la novela ya estaba en forma de nuevo.
EliminarZúñiga es uno de esos autores que siempre tengo pendientes y nunca terminan de entrar en mis lecturas. A ver cuándo lo remedio. Me fío mucho de Almudena Grandes es una mujer con la que coincido mucho en mi forma de ver las cosas y en mis ideas. Cuando la oigo en La Ser o la leo en sus columnas, siento que dice lo que yo querría decir, pero no sé cómo hacerlo y ella lo hace con cuatro frases cortas y bien hilvanadas. Lo próximo que tengo para leer cuando termine lo que me ocupa ahora, es su última novela que acaba de salir y se adelanta a toda la interminable lista. Tengo unas ganas...
No he leído a Ivan Bunin, pero la novela sí que me ha recordado a los ambientes que narra Tolstoi en algunos de sus escritos.
La protagonista tenía una vida tan constreñida y esclava en su casa que cualquier cosa que la sacara de allí, tendría muchas probabilidades de mejorar su destino como así fue. Sin que llegara a ser muy desahogado que Siberia es Siberia y en los años treinta, más Siberia aún.
Un beso.
Tiene una pinta estupenda esta novela sobre las vivencias de su abuela. Me la apunto por supuesto.
ResponderEliminarBesos.
Es una novela muy interesante. Todo un descubrimiento.
EliminarUn beso.
Se agradece que nos hayas descubierto esta novela, Rosa, porque me gusta lo que nos cuentas de ella en tu reseña. Y si es la ópera prima de la autora, dice mucho de su potencial y calidad narrativa, ya lo creo. Me la llevo anotada porque veo que merece la pena su lectura, y trata un tema atractivo. A parte de que estoy seguro que es de las que no dejan indiferente al lector por las vicisitudes que viven los personajes. Magnífica reseña. Besos.
ResponderEliminarGracias por tus palabras. Me alegro de que te haya gustado. Desde luego que no deja indiferente. Trata de pequeñas historias imbricadas en las redes de la Historia. Resulta tierna, dura y siempre de lo más interesante e instructiva. Espero que nos lo cuentes si te animas a leerla.
EliminarUn beso.