"Las hijas de otros hombres" Richard Stern

"Hasta el día en que el señor Merriwether se marchó de casa —un mes después de su divorcio—, los Merriwether parecían una familia serena e ideal. Padres e hijos se reunían con frecuencia en el salón para leer en sus rincones preferidos: Priscilla, junto al resplandor del fuego, y los otros a la luz de viejas lámparas de bombillas protegidas por pantallas de cristal rosa y ámbar. Con el paso de los años, el calor del fuego había abombado el papel pintado a rayas de la pared, y, junto con otras presiones, había formado bultos en los sillones y sofás de velludillo". La casa de los Merriwether nos envuelve en su muelle calor de hogar. Dan ganas de encerrarse en ella, dejarse mecer por la dorada caricia del fuego y leer a la luz rosa y ambarina de sus antiguas lámparas. La casa de los Merriwether nos podría engañar si no fuera porque desde la primera página sabemos que todo termina cuando el señor Merriwether abandona la casa un mes después de su divorcio.

Robert Merriwether proviene de una familia en la que jamás ha habido un divorcio y la idea de hacer daño a sus hijos, sobre todo a los dos pequeños que aún viven en casa, se le hace insoportable, pero también piensa "que quizá su vida de casado los estuviese envenenando". Y es que la relación entre Sarah y Robert hace ya mucho tiempo que en nada se parece a una relación de pareja y Robert ha empezado a manifestar tendencias sospechosas. "Sarah llevaba meses especializándose en los movimientos de su marido. Clasificaba sus gestos, comprobaba sus facturas, tomaba nota del traje nuevo, de las corbatas más brillantes, de las nuevas capas del peinado. Hacía quince años que Merriwether no pasaba tanto rato «en el laboratorio»". Y, lo que resultaba más sospechoso "hacía tiempo que él había dejado de pedirle lo que hace aún más tiempo ella empezó a negarle".

Los Merriwether viven en Cambridge, Massachusetts, a finales de los años sesenta y Robert da clases de fisiología en la Universidad de Harvard. Y sí, desde el verano Robert tiene una amante. Una amante muy joven, una estudiante llamada Cynthia Ryder que pasó por su consulta en la Universidad una semana antes de que el hombre pusiera los pies en la Luna. Una semana antes de que tres astronautas conquistasen el satélite como culminación de una década de descubrimientos sociales y culturales, Cynthia Ryder conquistó a Robert Merriwether mientras Sarah y los niños estaban en la casa de verano de los padres de ella en Maine y él mataba el tiempo en Cambridge, ausentes los amigos, frecuentando el laboratorio donde investiga sobre la neurofisiología de la sed y actuando tres veces por semana como médico para los estudiantes del curso de verano. 

Y podría parecer que la novela trata del típico amor adúltero entre un cuarentón y una joven casi adolescente, pero no es de eso de lo que trata. Y no lo es por una doble razón. Primero, porque de típico no tiene nada este amor. Ni Merriwether es un pervertidor o un conquistador al uso, ni Cynthia es una inocente jovencita atrapada en las redes de un hombre más viejo y más sabio que ella. Más bien se podría decir que es Robert quien cae en las insistentes y poco sutiles trampas de Cynthia. Aunque puede que Cynthia a quien busca en los brazos de Robert sea a su padre. Un señor Ryder más cercano y asumible que el verdadero. Segundo, porque además más que del amor adúltero y desigual entre ambos, de lo que trata esta novela es del final de una relación, es del final del amor entre Robert y Sarah tras más de veinte años de matrimonio y con cuatro hijos. 

A pesar de Cynthia, a pesar de su alejamiento de años, Robert no se ha planteado romper con Sarah. Sarah es la estabilidad, el bienestar de sus hijos, el reparto del trabajo en pareja. Siempre le queda volver a "a Sarah, a la Sarah prefuriosa, decente, directa, generosa; a la idea de envejecer junto a ella, de ver cada acontecimiento empapado en recuerdos. Los sentimientos más profundos crecían donde enrojecía el follaje nervioso, en la espesura de las dendritas. Ninguna relación nueva podría disfrutar de aquello. Tardaría veinte años en llegar a eso con Cynthia". Pero cuando la relación con Cynthia se hace de dominio público, nunca mejor dicho, cualquier vuelta a sus recuerdos y a la idea de un matrimonio estable aunque no muy apasionado salta por los aires. La sociedad de Cambridge es capaz de ser muy solidaria y presumir de votos muy elevados de solidaridad, honor, nobleza y caridad, pero su moral colectiva es mucho más ancha que la moral individual de cada uno de sus miembros capaces de no estar a la altura cuando de infidelidades y adulterios se trata. Y aunque Robert sería capaz de renunciar a Cynthia y quedarse con la seguridad añeja pero conocida de su hogar y su familia, Sarah no va a perdonar un delito que ha quedado a la vista de todos. Sobre todo cuando ya la relación lleva tiempo haciendo aguas.

Sarah siente que ha renunciado a muchas cosas para entregarse a veinte años de matrimonio y cuatro hijos. Renunció a su trabajo para encerrarse en una casa que odia, cuidando niños, manteniendo las vetustas estructuras de la casa familiar heredada por su marido; con este siempre ausente, en su laboratorio, en sus clases, en sus congresos, en su propia vida que cada vez se ha ido alejando más de ella. Ahora, con su infidelidad, el espacio, vacío entre ambos hasta hace poco, se ha llenado de cristal, de esquirlas de cristal que se clavan y duelen. "Aquella vieja división del trabajo o del amor se había convertido en cristal y clavos. Todo lo que los había unido ahora los separaba. Allí, en la rinconera que quedaba junto a la iluminada cocina, que quedaba junto al comedor con revestimiento de madera, que quedaba junto al vestíbulo, que quedaba junto al salón, que quedaba junto al salón acristalado, que quedaba junto a la planta baja de la vieja casa, allí, en aquel rincón seguro, frío y cristal". Una maravillosa descripción de los espacios cotidianos que se van llenado de un vacío afilado y lesivo.

Richard Stern
No conocía de nada a Richard Stern. "Las hijas de otros hombres" recién editada por Siruela en 2019 es su primera obra traducida al castellano. También está considerada su obra maestra. A pesar de que siempre dio clases de Literatura inglesa y estadounidense, se mete de maravilla en la piel de un médico, profesor de fisiología, preocupado por la Ciencia como no podría ser de otra manera, preocupado por el origen, el devenir, el escenario, el destino, todo lo que constituye la esencia del ser humano y sus sentimientos. "Para la claridad hace falta oscuridad [...] La luz y el sonido salen juntos, pero se registran por separado. La profundidad del amor tras la pérdida. Lo que hacen los seres humanos. Formas autocatalíticas, alimentadas por errores y perpetuadas de ese modo. Amor, familia, Cambridge, mentalidad. Conexión. Transmisión. Evolución"

En palabras de Phillip Roth, "Las hijas de otros hombres" es como una versión de "Lolita" escrita por Chejov. "Las hijas de otros hombres" es otra de esas historias que yo llamo sin aspavientos, sin grandes sucesos, una historia que cuenta la vida tal como va pasando, una vida que le puede suceder, que de hecho le sucede, a mucha gente.  Una vida que continúa, después de que termine la novela, como continúan todas las vidas, deudora de lo sucedido, sin un destino muy claro, pagando el precio de lo vivido y teniendo a la vez una deuda que cobrarle al pasado. 

Esta novela entra en el IV reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1980. "Las hijas de otros hombres" está publicada en 1973.

Título del libro: Las hijas de otros hombres 
Autor: Richard Stern 
Nacionalidad: Estados Unidos 
Título original: Other Men’s Daughters
Traducción: Laura Salas
Editorial: Siruela
Año de publicación: 2019
Año de publicación original: 1973
Nº de páginas: 248

Comentarios

  1. Buen dia querida
    Este libro me parece interesante Vere si lo compro en ingles
    Se pierde mucho cuando está traducido
    Me gusta tu reseña mucho
    Gracias por compartir con nosotros lo bello de tus pensamientos

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    1. Siempre se pierde algo con la traducción, pero este libro creo que está muy bien traducido. De todas formas, no me queda otro remedio. No podría leer en inglés. Afortunada tú.
      Un beso.

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  2. Tengo apuntada esta novela desde que leí la reseña de Juan Carlos. Curiosamente al leer la tuya recordé la novela Todo lo que no te conté de Celeste Ng, supongo que porque están ambientadas en la misma época y porque el padre de familia también es profesor universitario y también hay una infidelidad de por medio sin ser ese el tema principal de la novela.
    Siempre me ha dado de pensar la diferente forma en que se encaja una infidelidad según esta se haga o no pública, algo así como qué duele más: la afrenta al amor o la afrenta al amor propio.
    Lo sigo teniendo en cuenta tras tu reseña, cómo no. Creo que me gustará.
    Un abrazo

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    1. Robert y Sarah ya estaban acostumbrados a mantener una pareja sin demasiados alicientes. El hecho de hacerse pública la infidelidad, añade a todo lo demás la humillación y eso ya es más difícil de olvidar.
      Yo tengo apuntada "Todo lo que no te conté" desde que leí tu reseña y cada vez que voy a empezarla, se me cruza algo que me lo impide (generalmente, algo que tengo que leer para la tertulia o para una reseña de encargo). En otros momentos, me olvido del libro. Ahora tomo buena nota para que no se me vuelva a pasar y sea de lo próximo que lea.
      Juan Carlos y yo, hemos resaltado diferentes cosas de la novela, pero los dos coincidimos en que es muy buena.
      Un beso.

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  3. Y así es Rosa...la vida de los personajes de las novelas continúan de manera imaginaria- cuando cerramos la solapa del libro. Un poco en el cine pasa igual. A veces nos enseñan una etapa de unos personajes en un tiempo limitado y luego ya queda a la imaginación del espectador que sucede con estos. Me gusta tu reseña y lo que cuentas en ella. Un historia llena de cotidianidad y que se repite de alguna manera con otros enfoques en las vidas de muchos matrimonios.
    Un beso y buen fin de semana.

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    1. Por eso me gustan las historias que terminan con un final abierto. Nada peor que el fueron felices. Yo quiero imaginar si lo fueron o no y cómo lo fueron y por cuánto tiempo.
      Lo bueno de estas novelas es eso, que son historias que comprenden una etapa de la vida de las personas. Hubo vida antes (algunas veces te cuentan parte de ese pasado) y habrá vida después. Y muchas de esas etapas que comprenden las novelas podrían ser compartidas por muchas personas porque son vidas normales. Eso es lo que más aprecio en literatura y en cine y creo que, respectivamente, los estadounidenses y los franceses son maestros en ello.
      Un beso.

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  4. Según leía estaba pensando en 'Lolita' y mira tú por dónde, Philip Roth la compara con esa novela (que diga que escrita por Chejov me mola).
    Es curioso cómo el tema de un profesor de universidad liado con una alumna abunda en la literatura, pero yo todavía no conozco ningún caso y eso que llevo pululando por la universidad bastantes años de una manera u otra.
    Buena reseña, Rosa, como siempre.
    Un besote.

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    1. Paloma, debiste estudiar en una universidad muy aburrida. En la mía, solo en la facultad de Biología, conocí varios casos de profesores y alumnas. Algunos llegaron a matrimonio, otros terminaron con el matrimonio previo y otros fueron flor de un día, como te dice Juan Carlos más abajo. Incluso he conocido algún caso en instituto de un profesor de inglés que se casó con una alumna de COU.
      La novela recuerda a Lolita, pero por contraposición, a no ser que pensemos en la película de Kubrick. La Lolita de Nabokov es una adolescente seducida por un hombre maduro. Nada más lejos de la vampiresa descarada y seductora de la película que, esa sí, nos puede recordar a Cynthia.
      Un beso.

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    2. Kirke, en mi universidad, del primer piso lanzaron copias de adn de la prueba de paternidad realizada a un profesor de derecho procesal que más tarde no quería hacerse responsable. Recuerdo que decía 99-99999999999999999 por ciento de compatibilidad. Por cierto, no lo botaron y luego fue decano de la facultad de derecho.

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    3. Ja ja, cómo se lo toma la gente. Lo que me parece raro es que esa prueba de adn llegara a las manos de los alumnos porque suelen ser bastante cofidenciales.

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  5. A mí tu reseña me ha hecho pensar en "Stoner" de John Williams por la cotidianidad que relata y tener también como protagonista a un profesor de universidad. No conocía tampoco yo esta novela ni al autor y me ha gustado mucho lo que cuentas así que me la apunto. Un beso, Rosa.

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    1. No he leído Stoner, aunque podría venirme bien para los dos retos de clásicos a los que me he apuntado. Tomo nota de ella, porque ya la he tenido en mente otras veces y es una de esas que siempre andan pendientes.
      Tampoco yo conocía a Richard Stern, pero me ha gustado mucho conocerle.
      Un beso.

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  6. Me recuerda a otras novelas que has traído a este espacio, fíjate una obra de 1973 que es tenida por emblemática de un autor brillante y no ha sido publicada en España hasta hoy. Qué raro.
    Las historias cotidianas en las que cualquiera puede verse reflejado siempre remueven al lector sensible, más cuando abordan el tabú o sus lindes. La portada es muy sugerente además, yo creo que también trata de capturar el espíritu de "Lolita".
    Un gran sugerencia lectora y una gran reseña, como siempre.
    Un abrazo.

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    1. Es curioso, pero no es el primer libro que leo que está escrito en esos años y que se empieza a traducir ahora en España. Me viene a la cabeza "Agua salada" de Charles Simmons, pero sé que hay alguno más. Y es una pena porque son obras muy buenas que aquí nos perdemos.
      Como le digo a Paloma,sí que puede recordar a la Lolita de Kubrick, porque aquí el seducido es él.
      Una buena novela que recomiendo.
      Un beso.

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  7. Una gran novela esta que hoy reseñas, Rosa. Me ha hecho gracia ver cómo cada lector habiendo leído el mismo relato cada uno pone el acento en uno u otro aspecto. Me refiero a que veo que tú te fijas especialmente en Sarah, la esposa engañada, mientras que yo me fijaba sobre todo en Bob, el padre, y también en Cynthia en quien veo a una mujer muy distinta de Sarah dado que decide libremente (es una joven mujer liberada en todos los aspectos) mantener una relación que va a ser objeto de todas las miradas. Lo bueno del engaño que sufre Sarah es que gracias a él ella se realiza como mujer libre (hoy diríamos se empodera) y toma por primera vez decisiones que la configuran y realizan como persona.
    La novela, como bien sabes, me gustó mucho. Creo que sería una buena novela para la tertulia y más cuando -al menos en la mía- la mayoría son mujeres. Desde luego da para debatir. Si a esto añadimos que la mayoría nos hemos movido en el terreno de la docencia, pues miel sobre hojuelas.
    ¡Ah, Paloma, se ve que eres una mujer joven! Lo digo por eso que dices sobre que no conoces casos de relación docente-alumno/a. Yo sí conozco y no uno o dos, sino varios, y algunos han durado tiempo y tiempo, otros han sido flor de un día, y así.
    Un fuerte abrazo y un beso, Rosa

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    1. No es en Sarah como personaje engañado en quien me fijo, sino en esa relación que se termina entre Sarah y Robert. Creo que es lo que más me ha interesado de la novela. Más que el adulterio o la relación entre profesor y alumna; más que la seducción del hombre maduro por la jovencita desprejuiciada, lo que me ha llamado la atención es el final de una pareja. el final de veinte años de matrimonio, de una familia con cuatro hijos; el ver cómo el amor de tantos años se va quedando reducido a esquirlas de cristal y a resentimiento. Y es que creo que el autor lo cuenta maravillosamente.
      Ja,ja, en mi tertulia solo hay dos hombres y uno de ellos, al que sé que conoces, casi nunca va porque suele tener ensayo de su grupo de teatro. De hecho, en algunas tertulias hemos estado solo mujeres. ¿Por qué será que en los asuntos literarios abundamos sobre todo las mujeres? ¿Te has fijado en el Tarro-Libros?
      Como le digo a Paloma, yo también conozco casos de profesores y alumnas. Cuando yo estudiaba en León hubo varios muy sonados.
      Un beso.

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  8. Muy interesante la propuesta Rosa.
    Me gustan esas lecturas pausadas que te sumergen en la vida de los protagonistas y en las que podrías seguir leyendo porque tratan sobre lo cotidiano, ese paso de la vida y los sientes como de la familia.
    Desde luego muy interesante lo que comenta Lorena sobre la infidelidad como la afrenta al amor o la afrenta al amor propio.
    Mientras te leía Rosa pensaba en el egoísmo de Robert, que la traiciona pero no se plantea dejar su vida y pensaba en esos que justifican la infidelidad y que después no quieren cambiar sus vidas, vidas que cuando les interesa definen como añejas, aburridas, sin emociones, gastadas..., me parece bastante cínico.
    Y sobre las relaciones entre profes y alumnos es un clásico del que oyes hablar mucho pero tampoco conozco casos.

    Besos y muy buena semana

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    1. la verdad es que, aunque su matrimonio ya no tenía esa chispa del principio, Sarah y Robert vivían en una situación de estabilidad llevadera. Fue la aparición de Cinthya, podrían haber vivido así muchos años. Y sí es cierto, solo se vio obligado a romper su matrimonio cuando no le quedó más remedio. En realidad fue Sarah la que lo decidió. Los hombres, al menos la mayoría, por lo que sé y conozco, jamás rompen una relación a no ser que tengan otra esperando. De no ser así, pueden seguir con su matrimonio eternamente, por flojo que resulte. Yo tampoco lo entiendo.
      Un beso.

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  9. Me gusta la propuesta de hoy, así que me lo llevo apuntado. Diría que alguna reseña había leído hace un tiempo.
    Un beso 😉

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    1. Juan Carlos tiene reseña que, por cierto, es donde yo conocí libro y autor.
      Es una buena novela. Te la recomiendo.
      Un beso.

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  10. Hola.
    Ainnnns qué apetecible. Al contrario que Paloma sí que conozco casos de profes y alumnas, y el último, mediante mis hijos, es de hace un año.
    Me gusta como lo cuentas, el enfoque...muy muy apetecible.
    Muy feliz día.

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    1. Sí que resulta una novela apetecible. Yo la vi en el blog de Juan carlos y rápidamente la apunté, aun antes de terminar de leer la reseña.
      Los casos de parejas entre profesores y alumnas son muy típicos en la universidad. Lo más triste es que muchas veces (al menos eso es lo que yo vi en mis tiempos) se debe a un interés de la alumna por entrar en un departamento, publicar trabajos, conseguir plaza... etc, aunque también hubo casos que terminaron en boda.
      Un beso.

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  11. Una novela donde se relata lo cotidiano y por supuesto la infidelidad, como la viven los protagonistas, y como a pesar de ello, el marido parece que quiere seguir teniendo estabilidad, pero como siempre te preguntas ¿para que eres infiel si quieres estabilidad?
    Tiene muy buena pinta, y parece que como mencionas esta muy bien escrita, de modo que me la apunto.
    Un beso, y me encantan tus reseñas donde nos traes párrafos de la novela que la hacen si cabe mas interesante y con esta pasa eso.

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    1. Es que hay escritores que empiezo a subrayar frases y subrayaría todo el libro. Luego me cuesta mucho trabajo no ponerlas en el blog. Este es de esos.
      La infidelidad ni tiene que llevar a la rotura de la pareja. Una cosa es caer en la tentación y otra romper un matrimonio de tantos años y con tantos hijos. Lo malo es cuando la infidelidad se hace cotidiana y establece una nueva pareja. Y aun así Robert estaba muy a gusto con su estatus. Ah, la comodidad de lo conocido...
      Un beso.

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  12. No me ha hecho falta enamorarme de esta historia casi al inicio de tu reseña, porque a medida que iba la forma en la que ha ideado este autor americano el argumento de la novela me ha enganchado para conocer la trama completa.
    Tampoco había oído nada de este autor, aunque está visto, que no se te pierde ni uno por el camino... ja, ja, ja

    Un beso.

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    1. Es una historia que enamora desde el principio. Nis muestra un ambiente familiar tan cálido y acogedor que nos enamoramos de la familia y la situación, aunque, como en todo amor, enseguida vemos que no todo es tan maravilloso como parecía en un principio. Es una trama en la que importa más lo que se piensa y lo que se reflexiona que los sucesos en sí.
      Ojalá tuvieras razón y no se me perdiera ningún autor de los que merecen la pena, pero me temo que no es así.
      Un beso.

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  13. Fé de erratas: "porque a medida que iba --> "descubriendo" (se me quedo en el teclado)

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  14. Decía en mi entrada sobre Ursula K. Le Guin que cuando un escritor tiene tablas de sobra en su oficio, simplemente le basta fijarse en la vida tal como va pasando, sin aspavientos, empleando tus palabras, para edificar una gran novela, tal parece ser el caso según tu excelente reseña.

    Me atrae mucho ese conflicto que se dirime en la mente de Robert, un hombre que de repente se ve inmerso en una relación infiel y, sin embargo, siente el vértigo ante el vacío que supone perder su matrimonio de toda la vida, la estabilidad, la rutina, el hecho de dejar desamparados a sus hijos pequeños, en fin, el sentimiento de culpa que pueda generarle su infidelidad, y que al menos Sarah, la esposa y gran perjudicada, es un peso que no ha de cargar… bastante habrá tenido ya, cortando sus alas en favor de Robert, digo yo.

    Lo has hecho muy interesante, amiga Rosa.
    Beso.

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    1. En tu entrada sobre Úrsula K. Le Guin, ya vi el paralelismo, en ese aspecto, entre estas dos novelas y otras muchas de las escritas por estadounidenses. Son maestros en contar pasajes cotidianos de las vidas y hacer con ellos grandes novelas.
      Yo creo que los hombres son más capaces de mantener un matrimonio que ya está caduco, incluso teniendo otra relación. No sé si es comodidad o sentido práctico. Una mujer cuando las cosas van mal, es incapaz de soportar y si lo hace es porque las circunstancias (económicas por lo general) no le permiten otra cosa. Los hombres aguantan a no ser que otra relación les empuje (muy fuerte) a romper la pareja. Lógicamente siempre hay excepciones, pero por lo general así he visto que funciona.
      Gracias por tus palabras del final.
      Un beso.

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  15. El declive de una relación de pareja, el desamor, la rutina y el aburrimiento, la falta de comunicación y de atracción sexual. Una historia como muchas en la realidad. Y la aparición de una joven atractiva que cautiva y hace rejuvenecer al hombre de mediana edad sumergido en esa monotonía del matrimonio que, tanto él como su mujer, no han sabido o querido reconducir. Y, por otra parte, la crítica de la sociedad americana de los años sesenta, tan escrupulosa como hipócrita. Puede parecer un clásico, una historia muy vista y leída, que poco aporta al lector, pero todo ello, bien conducido y narrado, puede, sin duda, resultar una lectura muy atractiva e interesante, sobre todo para conocer el desenlace de tal desaguisado familiar.
    Yo sí que conocí un caso así entre un catedrático de físico-química y una alumna que acabó siendo su ayudante y a la que todos llamábamos "la Barbie", por su físico, y que solía vigilar los exámenes, je,je.
    Me ha gustado mucho esta reseña, como todas las que nos regalas, pues las escribes con tal maestría que siempre me pregunto por qué no dedicas esa cualidad narrativa para escribir relatos e incluso una novela.
    Un beso.

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    1. Muchas gracias, amigo, por tus palabras. Creo que si escribiera una novela, tal vez, y solo tal vez, estuviera muy bien escrita, pero seguro que carecía de interés. Me falta imaginación para hilar todo lo que me gustaría decir en una trama novelesca con personajes. Otra cosa es que sepa interpretarlo cuando otros lo escriben y hablar de ello con más o menos acierto.
      Creo que cada uno debe dedicarse a lo que mejor sabe hacer. Tú y otros muchos compañeros blogueros escribís maravillosos relatos y yo opino acerca de lo que escribís vosotros. Un perfecto reparto del trabajo.
      Lo que tiene esta novela es justo eso que dices: se resume en el fin de un matrimonio por una relación gastada y en el resurgir de la pasión en el hombre ante una jovencita que lo seduce. Parecería ya tan manido que uno no se anima a volver sobre la misma historia, pero la maestría de un escritor es capaz de envolvernos por su forma de contar y analizar. no es lo que sucede lo que nos interesa, sino cómo se analiza y se narra y los sentimientos a que da lugar y que tan bien describe Richard Stern.
      Un beso.

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  16. Hola Rosa, ya te lo dije... la reseña es tan buena y atractiva que no me he podido resistir y ya tengo pedido el libro. Creo que el 50 % de los libros que leo en este último año son recomendaciones tuyas, así que graciasssssssssssssss

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    1. Muchas gracias, guapa. Me alegro de que te haya gustado la reseña. Espero que el libro te guste, aun más. Yo creo que merece la pena y mucho.
      Un beso.

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  17. Yo recuerdo que cuando la reseñó Juan Carlos Galán, le comenté que no la leería. En su reseña me quedó la idea precisamente de Lolita, aunque miento si digo leí ese libro, más bien vi la película y casi me arranco los ojos. Pero ahora como lo expones en tu reseña, a mí me parece que es un caso muy actual y frecuente entre adultos (sin importar las edades del varón y la dama) que se exponen peligrosamente por pasar tiempo juntos a solas más allá de lo necesario.

    Generalmente el discurso atribuye la responsabilidad al varón, y en vez de haber una víctima - la esposa- resulta que hay dos, la esposa y la estudiante. Nada justo.

    Lastimosamente yo creo que esta historia sería para mí un motivo de disgusto, y es que el autor parece ser tan bueno, que por lo reales de sus personajes, me caerían mal todos.

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    1. La Lolita de la película (la de Kubrick, la otra no la he visto) no tiene nada que ver con la de la novela. La de la novela es una niña de doce años seducida por un adulto. La de la película es una chica de unos dieciséis, más bien seductora o deseosa de que la seduzcan.
      En esta novela la chica es más bien la que seduce, pero para nada es vista como víctima ni mucho menos. Es una chica que sabe muy bien lo que quiere y va a por ello. Cosa que me parece muy bien. Ya digo que, más que el amor adúltero entre Robert y Cinthya, lo que más me ha atraído es el fin de un matrimonio y cómo se analiza.
      Un beso.

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  18. ¡Hola, Rosa! Desde luego nos presentas una novela que atrapa por cuanto plantea más dudas que certezas. Y es que cuando en un matrimonio de veinte años aparece el desamor la pareja se enfrenta a un gran dilema. Ser honestos y romper la relación para buscar una nueva vida que les devuelva la pasión olvidada; o ceder ante el vértigo y horror que supone pensar en tirar por la borda esos veinte años de convivencia y cuatro hijos. Esa duda permanece hasta que aparece una tercera persona y llega el vértigo, el no hay vuelta atrás. En ese instante aparece el vértigo, entonces, todo lo que nos rodea, esa casa de la novela, cambia por completo. Ese hogar, fuente de estabilidad, se transforma, adquiere unas nuevas sensaciones que parecen hacer desaparecer el suelo de nuestros pies.
    Si además presenta un final abierto, la obra queda redonda, dejando bien claro que las decisiones vitales de verdad siempre navegan en un mar de dudas.
    ¡Excelente obra presumo! Un abrazo, Rosa.

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    1. Una gran obra, desde luego, que ha tardado demasiados años en llegar a nuestras librerías.
      El final es abierto, pero no deja esperanzas a que lo que se ha roto pueda recomponerse. O al menos yo no las vi.
      Yo creo que el mayor problema es que nos han educado (a unos más que a otros, por la edad) en la idea de que el matrimonio era de por vida y que si se rompía era una tragedia además de un fracaso. Como se ha demostrado en cuanto se abrió la puerta al divorcio, las parejas tienen fecha de caducidad. Unas caducan antes y otras después. A algunas no les da tiempo a caducar y duran toda la vida, otras caducan cuando ya no merece la pena buscar otras salidas, pero si esa caducidad llega a una edad en que aún queda mucho por vivir, solo el no tener nada mejor con que sustituirla puede hacer que se mantenga. Aunque eso no la salva de ser una pareja tocada y poco gratificante. Ni siquiera creo que a los hijos les convenga a no ser que los padres sean un prodigio de respeto y simulación.
      Es mejor asumir que en la frase "hasta que la muerte nos separe" sería mejor sustituir muerte por desamor.
      Un beso.

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  19. Aunque por un lado tientan los matices que expones en tu reseña, no me termina de convencer esta novela. Besos.

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    1. Menos mal que no nos convence todo lo que vemos. Y aun así no abarcamos todo lo que nos gustaría.
      Un beso.

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  20. Leída con atención tu reseña y añado, con verdadero placer por lo que supone descubrir nuevas lecturas. Esta no me la llevo apuntada. No puedo con todo.
    Veo que aunque como apuntó Paloma en su comentario, no debe ser lo normal en las universidades, creo que debe de estar inspirada en hechos reales más que imaginados, el aburrimiento dentro de los matrimonios sin imaginación es muy peligroso para la fidelidad. y si la tentación llama a la puerta...
    Besos.

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    1. La verdad es que con imaginación o sin ella veinte años pueden hacer estragos en cualquier matrimonio y, como dices, si aparece otra persona que proporcione la chispa que falta pues todo puede suceder.
      Entiendo que no se puede con todo. Yo casi me alegro cuando leo una reseña y veo claramente que ese libro no es de los que me apetecen. Respiro hondo y me digo "este no alarga mi lista de pendientes", aunque la verdad es que no son demasiados los que les pasa eso.
      Un beso.

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  21. Había leído una reseña de este libro por lo cual lo apunté. Al poco, hallé un ejemplar de una edición anterior bajo el sello de Sudamericana, el que aún espera su momento.
    Es interesante lo que plantea: la ruptura de un matrimonio asentado, con cuatro hijos después de veinte años de convivencia.
    Pareciera algo trillado lo del profesor con una alumna; pero el foco no está puesto en esa relación sino en el deterioro del vínculo de pareja.
    Leyendo los comentarios, me surge que la infidelidad es una falta de respeto cometida por el infiel, que conlleva a la pérdida de confianza en él por parte del damnificado. Es el conjunto lo que determina la separación, más que la trascendencia social, intuyo.
    De todas maneras, trataré de hacerle espacio en el año. Gracias por tus líneas, que refuerzan esa decisión.
    Un beso.

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