"Las sillitas rojas" Edna O´Brien
He visto blogs cuyos autores se preguntan qué nos ha querido contar Edna O'Brien con esta novela, o que empiezan a leer y no saben muy bien lo que están leyendo. En este grupo me encuentro yo. Empiezo a leer y me distraigo, cierto es que en mi cabeza otros problemas pugnan por llevarse mi atención, vivimos momentos duros en los que la incertidumbre ante un futuro incierto nos distrae y tiende a acaparar todos nuestros pensamientos, pero la novela no ayuda. No sé qué me cuenta, me cuesta enterarme de qué va. Ayuda un poco el texto que aparece en el libro, justo antes de empezar la novela:
Me da una idea de lo que puede tratar el libro, idea que ya estaba en mi mente, por otra parte, pero tardo en llegar. "El pueblo toma el nombre del río. La corriente, rauda y peligrosa, se acelera con desenfrenado júbilo y en su cauce arrastra placas de madera y troncos de hielo. En el lecho de los tramos muertos de agua estancada brillan unos guijarros azules, negros y morados perfectamente pulidos y redondeados; es como contemplar una nidada de huevos de gran tamaño dentro de un cubo de agua. El ruido es ensordecedor". Y el nombre que el pueblo toma del río es Cloonoila. Y siento frío entre el agua que se mueve y los troncos de hielo que arrastra y las gotas del deshielo que caen de las ramas de los árboles, y me entero de que hay un forastero que llegó al pueblo esa noche, una noche en la que, más adelante, muchos referirían haber presenciado sucesos extraños.
El forastero tiene barba y viste un abrigo largo y oscuro y guantes blancos. Se llama Vladimir Dragan y exhibe unas tarjetas en las que, tras un montón de títulos universitarios, se lee sanador y terapeuta sexual. Lo que quería decir con terapeuta sexual nos quedaremos sin saberlo (bueno, no del todo) porque Cloonoila es una comunidad rural y cerrada en la muy católica Irlanda y enseguida se apresura el padre Damien a darle noticia de la preocupación del Obispo. "La cuestión es que se ha corrido la voz de que pretende usted ejercer como terapeuta sexual, y estamos en un país católico donde la pureza es el mandamiento número uno [...] En opinión del obispo —continúa el padre Damien— no debemos bajar nunca la guardia, y «terapeuta sexual» transmite un mensaje inadecuado… experimentación… emociones fuertes… aberraciones…".
Vlad omite lo de terapeuta sexual, pero instala en el pueblo su consultorio y enseguida se gana el favor de todos los que le visitan, sobre todo de las mujeres. A todos, a todas más bien, cura o alivia de sus dolencias. Además con sus palabras y buen carácter se gana a todos los habitantes del pueblo, niños incluidos a los que se lleva de excursión con permiso del maestro para seguir los pasos de los druidas y enseñarles las propiedades curativas de las plantas.
Vlad ha conquistado a todo el pueblo y casi nos conquista a nosotros también, pero Vlad sueña y nosotros somos testigos de sus sueños, y en sueños lo visita un amigo y el amigo habla sin tapujos, como hablan los que no tienen nada que perder, y voy perdiendo mi encantamiento por el personaje (lo pierdo casi de golpe) y por fin me siento cautivada por la novela y sin poder soltarme de ella. Y es que dentro de Cloonoila y sus habitantes, dentro de Dara y Fifi y Fidelma y Frank y... había olvidado de qué trataba el libro, había olvidado las sillitas a pesar del título, y había olvidado que me iba a encontrar con el horror antes o después.
Y es ahora. Cuando el doctor Vlad se da un baño nocturno en su cala secreta y después se tumba a la orilla del mar y se queda dormido. Los sueños son incontrolables. Uno decide (hasta cierto punto) a donde va y lo que hace y con quién habla cuando está despierto, pero en los sueños todo se nos da decidido y así, como un fantasma indeseado, esa noche de sueño su viejo amigo K vuelve vestido de muerte y se sienta a su lado. El monólogo de K nos va abriendo los ojos en sentido metafórico y real. "El asedio —empezó K— partió muchos corazones, pero no precisamente los nuestros, que estábamos en el fuerte de las colinas. [...] 1.349 días con sus noches. El espíritu humano es indomable. Así lo sentían los ajenos que, sin embargo, no imaginaban el alcance de la carnicería, los cuerpos en descomposición, la basura podrida, los perros abandonados y los pocos incondicionales que se movían sigilosamente por los callejones en busca de un mendrugo de pan" Y sigue y sigue. Y no me puedo resistir a extraer alguna frase más de su discurso:
"Tenía que haber una purificación étnica, aunque al final gobernases un territorio poblado por fantasmas".
"Amábamos nuestro país y nos jurábamos que cuando muriéramos dejaríamos un lugar mejor que el que encontramos al nacer. Pero la poesía era lo primero". La poesía era lo primero. Nuestro Vlad era poeta además de sanador. Se había visto ya más de cincuenta años antes: el horror no está reñido con la ópera y la poesía (ah, Wagner).
En el embrujo de Vlad caerá Fidelma, y caerá doblemente, porque su marido, veinte años mayor que ella, ya no responde a todas las esperanzas románticas que en un tiempo había puesto en él, y porque además a sus casi cuarenta años, aún no tiene hijos que es lo que más desea. ¿Podrá el sanador Vlad Dragan solucionar su problema de infertilidad?
Poco a poco, Vlad le va dando el protagonismo a Fidelma. Fidelma es, aunque al principio haya estado diluida en el resto, el personaje central de esta novela. Fidelma, emocionada, ilusionada, agredida y finalmente huida a Londres, donde tiene lugar la segunda parte de la novela. Y en esa segunda parte nos encontraremos con otros huidos, otros refugiados. Del hambre, de la guerra, de la miseria; siempre del horror. Ya los habíamos visto en Cloonoila, pero en Londres se multiplican. Todos los migrantes del mundo, los pobres, los obligados a huir y cambiar de destino, unidos por el dolor y la angustia de Fidelma "Cada vez que menstrúo siento ganas de restregarme la cara con la sangre, para aumentar aún más la deshonra. He perdido la conciencia de lo que es natural y lo que no, ¿entiende? Oigo las historias de las otras mujeres, que han corrido mucha peor suerte que yo, han pasado por situaciones atroces, y me conmuevo, pero no lo suficiente como para sofocar este odio que me está estrangulando". Y es que todas las historias que nos cuentan esos desplazados son la misma repetida, porque sea cuál sea la causa que los ha expulsado de su tierra, es una deshonra que se les ha infligido.
Pero aún hay una tercera parte, más corta, en la que Vlad vuelve a salir y sus palabras nos enfurecen, nos indignan. ¿Cómo se puede carecer tan por completo de empatía? ¿Cómo se puede ser tan autoindulgente, cínico y metiroso? "El enemigo puso en práctica varias estrategias: reunía y transportaba armas, incluidas las de gran calibre, con la intención de masacrar a su propia gente y responsabilizar a los serbios. Ese mismísimo enemigo se atribuyó constantemente el estatus de víctima, usó y abusó de la insignia de la ONU, pintó sus vehículos de blanco para engañar a los observadores internacionales y recurrió a todos los trucos habidos y por haber para parecer inofensivo". Pero algunos recordamos. Lo vivimos cada día en los noticiarios. No fueron los bosnios musulmanes ni croatas los que volaron el mercado de Sarajevo ni su biblioteca. Algunos recordamos y aún tenemos grabada en la memoria la cara del personaje cuyo nombre me niego a escribir, de la persona que inspira a Vlad, aunque no pasara sus últimos días de libertad e Irlanda. Psiquiatra, poeta, camuflado durante su búsqueda como médico alternativo. Que cada cual le ponga nombre por sí mismo.
Título del libro: Las sillitas rojas
El 6 de abril de 2012 se colocaron en filas 11.541 sillas rojas a lo largo de los ochocientos metros de la calle principal de Sarajevo con el fin de conmemorar el vigésimo aniversario del inicio del asedio de la ciudad por parte de las fuerzas serbobosnias. Una silla vacía por cada habitante de Sarajevo asesinado durante los 1.425 días de sitio. 643 sillitas representaban a los niños asesinados por los francotiradores y la artillería situada en las montañas circundantes.
Foto de Sulejman Omerbasic, 4 de junio de 2012, vigésimo aniversario del cerco de Sarajevo |
El forastero tiene barba y viste un abrigo largo y oscuro y guantes blancos. Se llama Vladimir Dragan y exhibe unas tarjetas en las que, tras un montón de títulos universitarios, se lee sanador y terapeuta sexual. Lo que quería decir con terapeuta sexual nos quedaremos sin saberlo (bueno, no del todo) porque Cloonoila es una comunidad rural y cerrada en la muy católica Irlanda y enseguida se apresura el padre Damien a darle noticia de la preocupación del Obispo. "La cuestión es que se ha corrido la voz de que pretende usted ejercer como terapeuta sexual, y estamos en un país católico donde la pureza es el mandamiento número uno [...] En opinión del obispo —continúa el padre Damien— no debemos bajar nunca la guardia, y «terapeuta sexual» transmite un mensaje inadecuado… experimentación… emociones fuertes… aberraciones…".
Vlad omite lo de terapeuta sexual, pero instala en el pueblo su consultorio y enseguida se gana el favor de todos los que le visitan, sobre todo de las mujeres. A todos, a todas más bien, cura o alivia de sus dolencias. Además con sus palabras y buen carácter se gana a todos los habitantes del pueblo, niños incluidos a los que se lleva de excursión con permiso del maestro para seguir los pasos de los druidas y enseñarles las propiedades curativas de las plantas.
Vlad ha conquistado a todo el pueblo y casi nos conquista a nosotros también, pero Vlad sueña y nosotros somos testigos de sus sueños, y en sueños lo visita un amigo y el amigo habla sin tapujos, como hablan los que no tienen nada que perder, y voy perdiendo mi encantamiento por el personaje (lo pierdo casi de golpe) y por fin me siento cautivada por la novela y sin poder soltarme de ella. Y es que dentro de Cloonoila y sus habitantes, dentro de Dara y Fifi y Fidelma y Frank y... había olvidado de qué trataba el libro, había olvidado las sillitas a pesar del título, y había olvidado que me iba a encontrar con el horror antes o después.
Y es ahora. Cuando el doctor Vlad se da un baño nocturno en su cala secreta y después se tumba a la orilla del mar y se queda dormido. Los sueños son incontrolables. Uno decide (hasta cierto punto) a donde va y lo que hace y con quién habla cuando está despierto, pero en los sueños todo se nos da decidido y así, como un fantasma indeseado, esa noche de sueño su viejo amigo K vuelve vestido de muerte y se sienta a su lado. El monólogo de K nos va abriendo los ojos en sentido metafórico y real. "El asedio —empezó K— partió muchos corazones, pero no precisamente los nuestros, que estábamos en el fuerte de las colinas. [...] 1.349 días con sus noches. El espíritu humano es indomable. Así lo sentían los ajenos que, sin embargo, no imaginaban el alcance de la carnicería, los cuerpos en descomposición, la basura podrida, los perros abandonados y los pocos incondicionales que se movían sigilosamente por los callejones en busca de un mendrugo de pan" Y sigue y sigue. Y no me puedo resistir a extraer alguna frase más de su discurso:
"Tenía que haber una purificación étnica, aunque al final gobernases un territorio poblado por fantasmas".
"Amábamos nuestro país y nos jurábamos que cuando muriéramos dejaríamos un lugar mejor que el que encontramos al nacer. Pero la poesía era lo primero". La poesía era lo primero. Nuestro Vlad era poeta además de sanador. Se había visto ya más de cincuenta años antes: el horror no está reñido con la ópera y la poesía (ah, Wagner).
En el embrujo de Vlad caerá Fidelma, y caerá doblemente, porque su marido, veinte años mayor que ella, ya no responde a todas las esperanzas románticas que en un tiempo había puesto en él, y porque además a sus casi cuarenta años, aún no tiene hijos que es lo que más desea. ¿Podrá el sanador Vlad Dragan solucionar su problema de infertilidad?
Edna O'Brien |
Pero aún hay una tercera parte, más corta, en la que Vlad vuelve a salir y sus palabras nos enfurecen, nos indignan. ¿Cómo se puede carecer tan por completo de empatía? ¿Cómo se puede ser tan autoindulgente, cínico y metiroso? "El enemigo puso en práctica varias estrategias: reunía y transportaba armas, incluidas las de gran calibre, con la intención de masacrar a su propia gente y responsabilizar a los serbios. Ese mismísimo enemigo se atribuyó constantemente el estatus de víctima, usó y abusó de la insignia de la ONU, pintó sus vehículos de blanco para engañar a los observadores internacionales y recurrió a todos los trucos habidos y por haber para parecer inofensivo". Pero algunos recordamos. Lo vivimos cada día en los noticiarios. No fueron los bosnios musulmanes ni croatas los que volaron el mercado de Sarajevo ni su biblioteca. Algunos recordamos y aún tenemos grabada en la memoria la cara del personaje cuyo nombre me niego a escribir, de la persona que inspira a Vlad, aunque no pasara sus últimos días de libertad e Irlanda. Psiquiatra, poeta, camuflado durante su búsqueda como médico alternativo. Que cada cual le ponga nombre por sí mismo.
Hubiera preferido que la novela profundizara más en las partes primera y tercera. Me atrae más el desastre de Sarajevo que seguí con auténtica estupefacción durante 1992. Es cierto que con esta novela se homenajea a todos los desplazados de muchas guerras, de mucha miseria, de mucho sexismo... pero aún así, se me hace querer abarcar más de la cuenta y poder apretar poco.
No obstante, este estreno con Edna O'Brien me lleva a querer leer sus novelas más emblemáticas, escritas cincuenta años antes de "Las sillitas rojas". Me refiero a su trilogía Las chicas de campo que ya tenía en pendientes.
No obstante, este estreno con Edna O'Brien me lleva a querer leer sus novelas más emblemáticas, escritas cincuenta años antes de "Las sillitas rojas". Me refiero a su trilogía Las chicas de campo que ya tenía en pendientes.
Autora: Edna O´Brien
Nacionalidad: Irlanda
Título original: The Little Red Chairs
Nacionalidad: Irlanda
Título original: The Little Red Chairs
Traducción: Regina López Muñoz
Editorial: Errata Naturae
Año de publicación: 2016
Año de publicación original: 2015
Buf, para mí no es momento para este libro, no me lo apunto, no me llama la atención y con lo que nos cuentas, no creo que vaya a gustarme. Muchos besos.
ResponderEliminarHay libros que no son para cualquier momento. Tal vez en este tan duro, deberíamos decidirnos por lecturas ligeras y sin trascendencia, pero a mí el cuerpo me pide reflexión e historias duras. Tal vez sea para comprender que hay cosas peores.
EliminarBesos para ti también.
En su día yo también estuve muy enganchada a este tema, más que nada porque mi entonces novio(hoy mi marido) estaba haciendo la mili y tuvieron que llevar militares(cascos azules) y ayuda humanitaria a Split y yo seguía todo con mucho interés y preocupación. Ahora mismo necesito lecturas más ligeras, pero tomo nota.
ResponderEliminarFeliz jueves.
Yo tenía Sarajevo idealizado. Para mí era como una segunda Toledo cuando en ella convivían judíos musulmanes y cristianos y colaboraban en traducir sus distintas obras para unificar conocimientos. Tal vez era eso, una idealización irreal, pero cuando empezaron los conflictos fue como si se me derrumbara ante los ojos un gigante de tolerancia y convivencia en el que yo creía y tenía muchas ganas de visitar. A día de hoy sigo sin conocer la ciudad. No me apetece encontrarme con algo tan distinto a lo soñado. Aunque por otra parte, sé que la visita siempre estará en mi mente y en mis intenciones. Si salimos de esta con bien, igual llego a realizarla.
EliminarUn beso.
Recuerdo leer la reseña de Lorena en su día y aunque me pareció todo muy raro, me llamó la atención. Contando con tu segunda opinión, me huelo que es una novela de las que se pueden dejar "aparcadas". Tengo varias lecturas anotadas sobre la guerra de Bosnia, pero no encuentro el momento. Cuando era adolescente llegaron algunas familias de refugiados a mi ciudad, uno de ellos, con una discapacidad intelectual, jugaba al fútbol con nosotros y nos daba cigarrillos, jeje. Fíjate la ignorancia que le decíamos "El Croata", aunque era bosnio. Me vino aquel recuerdo no hace mucho y también las ganas de saber, a ver si me organizo.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mí no me hubiera gustado perdérmela. Es cierto que hubiera preferido que se centrara más en el tema de Sarajevo, pero todo lo que cuenta es digno de reflexiones profundas y un homenaje a todos los que han tenido la desgracia de ser unos desplazados, por distintas causas, en este mundo insolidario.
EliminarYo también tengo varias lecturas sobre esa guerra apuntadas. A ver si las voy leyendo.
Un beso.
La verdad es que leer resulta harto difícil por las preocupaciones que a todos nos asolan, y sinceramente mentiría si te dijera que bien bien no lo estoy llevando, ayer se murió por culpa del bicho este una compañera del Colegio, y la verdad si ya me comía la cabeza, ahora me la como el doble, y encima con un marido enfermo de riesgo, imagínate, de modo que tomo nota, pero te puedo asegurar que la dejare para mas adelante, necesito novelas que me distraigan y sobre todo me hagan reír, que falta me hace,uf, y en cuanto salga te juro que no voy a entrar en casa, pero como todos jejee.
ResponderEliminarBesos y cuídate mucho, tú y los tuyos.
Siento mucho lo que me cuentas. Si ya es malo soportar esta situación, haber perdido a alguien conocido, tiene que ser terrible. A ver si encerrándonos en casa conseguimos revertir esta situación que empieza a sonar a distopía de las que nunca pensé que me pudiera encontrar fuera de un libro o una película.
EliminarEntiendo que necesites libros más amenos y hasta divertidos.
Cuidaos mucho vosotros también. Sobre todo tu marido.
Un beso.
Edna O'Brian es una escritora deslumbrante, no solo como novelista, sino también como guionista de cine y autora de obras teatrales.
ResponderEliminarSu prosa mezcla el lirismo con lo descarado y terrible del realismo, capaz de dibujar personajes fascinantes, como ese Vladimir o Vlad que nos comentas en tu reseña.
También lo he leído y me ha gustado mucho.
He leído su trilogía de Las chicas del campo: con esta obra del mismo título y dos más: La chica de ojos verdes y Chicas felizmente casadas y mira que no soy muy partidaria de leer trilogías, pero me encantó y la recomiendo si no la has leído, que dudo de ello.
Un beso y a cuidarse mucho que no estamos en buenos tiempos.
Como comento en la entrada, los escasos peros que le haya puesto a esta novela, no me quitan las ganas de leer la trilogía de la que tengo muy buenas referencias, ahora tuyas también.
EliminarSolo he leído este libro de la autora, pero se ve en ella una mujer con una exquisita sensibilidad y una forma de escribir, maravillosa.
Los personajes los describe de maravilla, y las situaciones más duras y escabrosas, y es maestra en decir sin decir y dejar que imaginemos.
Leeré poco a poco la trilogía en este encierro que no se sabe cuando tendrá fin.
Un beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarMe sorprende mucho que incluso a una gran lectora como tú le haya costado entrar en la trama. Quizás, como dices, son momentos en que la mente está muy dispersa por la situación que estamos viviendo. O quizás no. A mí me gustan los escritores que utilizan un lenguaje natural y claramente comprensible. Me pasa a veces con algunos textos. Es decir, si no comprendo bien lo que me están narrando doy la lectura por finalizada. Lo más interesante de esta entrada para mi conocimiento -pues no lo sabía- es el enterarme de la cifra exacta de fallecidos en el asedio de la ciudad de Sarajevo.
Besos.
Me costó unas poquitas páginas. No creas que es la primera vez que me pasa e incluso he abandonado lecturas porque no llegaba a entrar. En esta, como sabía de qué iba, aunque por momentos lo olvidara, sabía que era cuestión de insistir y, efectivamente, en cuanto entró en la materia que me hizo leer la novela, ya quedé atrapada.
EliminarAparte del número exacto de muertos que dudo que se pueda llegar a saber, creo que más bien será un número simbólico y/o aproximado, la novela tiene muchas cosas interesantes. Incluso en la parte que no me ha gustado tanto, tiene cosas que merece la pena leer y en las que merece la pena reflexionar.
Un beso.
Cuando salió publicada me llamó la atención, pero después de ver impresiones muy dispares sobre ella tomé la decisión de dejarla pasar y darle prioridad a otros títulos que me apetecía más. Besos
ResponderEliminarTodas las impresiones que yo he visto son positivas, salvando esa circunstancia de que cuesta un poco entrarle y desconcierta un poco al principio, pero por lo demás, creo que es muy recomendable, aunque dura. Tampoco espara cualquier momento.
EliminarUn beso.
Pues fíjate que yo había leído opiniones en las que se señalaba que había gustado más el inicio del libro que el resto.
ResponderEliminarA mí también me costo no solo ubicarme si no conectar al principio. De hecho estuve tentada de abandonar la lectura. Menos mal que perseveré.
Sí me gustó esa mezcla del coro de voces de los migrantes con la limpieza étnica de la guerra de Bosnia y ese personaje al que no vamos ni a nombrar, aunque reconozco que puede resultar extraña. Mi reflexión sobre esta novela es que cuántas sillas vacías hay en el mundo y cuánta gente sin silla.
Yo ya me voy concentrando más en la lectura tras los primeros días de esta nueva era. Espero que tú también.
Besos
A mí, salvo esas pocas páginas hasta que ya me centré y me hice con los personajes y la situación, también fue esa primera parte la que más me gustó. Esa y la última, aquellas en las que Vlad aparece y, por lo tanto, la guerra y el cerco de Sarajevo. La parte central no es que no me gustara. Como dices, esa mezcla de voces de migrantes de toda condición y procedencia con la limpieza étnica en Bosnia, resulta muy interesante y da para mucha reflexión. Por supuesto que me gustó, lo que pasa es que las otras dos partes a mí, personalmente, me interesaron y me gustaron más.
EliminarTomé nota de tu reseña de "La hija del este" de esta y de otras novelas que ya he apuntado.
Un beso.
¡Hola, Rosa! Aunque toca un tema bastante duro, me interesaría leer el libro y disfrutar de la pluma de esta autora. Espero tú y toda tu familia se encuentren bien y esperemos todo esto pase pronto. ¡Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarTodos bien por aquí, gracias Marita. Espero que tú y los tuyos estén bien también.
EliminarEn estos días raros (aún no me atrevo a poner difíciles; eso puede que venga más adelante) leer y escribir son actividades que, si siempre han sido importantes, ahora me llenan totalmente.
Esta novela me ha gustado mucho y creo que a pesar de su dureza, no viene mal para estas circunstancias en que empezamos a vernos nosotros también como migrantes que huyen de un posible contagio y se recluyen en su casa. A ver si aprendemos a meternos en la piel del otro.
Un beso.
Es tan difícil lo que haces y lo haces tan bien mi querida. La genialidad y perfección de tu obra es inigualable. Recorro blogs y nadie tiene ese estilo intelectual y único que tiene tu blog.Vas al detalle, sos perfeccionaste con cada una de tus ideas .Y si bien sos sofisticada en el enlace de cada una de tus palabras, escribis simple para que cada uno de nosotros te entienda
ResponderEliminarHay, Mucha, me vas a hacer enrojecer. Preferiría que hablaras del libro en lugar de hablar de mí. Te aseguro que la novela es mucho mejor que cualquier cosa que yo pueda escribir y está mucho mejor escrito. Muchas gracias de todas formas.
Eliminar¿Qué tal están las cosas por Miami?
Un beso.
Qué cierto es que cuando uno tiene puestas grandes expectativas en algo que le han alabado, suele luego quedar defraudado. Y viceversa. Este caso es a lo que me refiero con viceversa. Al inico de tu reseña, me lo habías puesto tan negro que estaba convencido de que la historia contada por esta autora sería indescifrable y aburrida, pero será que tu mano me ha guiado tan bien a lo largo de ella que "Las sillitas rojas" me ha acabado interesando. Fíjate que cuando hablas por primera vez de ese individuo que aparece un buen día y que todos se preguntan quién será y a qué viene, y luego el empleo de la inicial K para referirse a un personaje, me ha venido a la memoria El informe de Brodeck. Pero no me hagas caso, pues a veces se me cruzan los cables y cualquier cosa me retrotrae hacia otra, y parece que ese dichoso informe me dejó mucho poso, je,je.
ResponderEliminarUn beso.
Puede recordar a "El informe Brodeck", pero en "Las sillitas rojas" el personaje que llega al pueblo es mucho más siniestro. Sí que su nombre empieza por K, su apellido más bien, pero es que K no es él, sino un amigo que se le aparece en sueños, aunque bien pudiera ser él mismo.
EliminarA pesar de que me costó entrarle, sabía que en algún momento tenía que atraparme por el interés que para mí tiene su tema. Aunque también me he topado con novelas que en principio tenían que gustarme y por la forma de estar escritas, las he abandonado porque no hay sensación peor que avanzar y avanzar y no saber lo que te cuentan. En esta no dura mucho.
No me extraña que el informe del buen Brodeck te dejara poso. Es una de mis mejores lecturas de 2019.
Un beso.
Hola Rosa, hace tiempo que quiero leer a esta autora pero por unas cosas u otras la fui dejando atrás. Aunque tengo en mente comenzar por la Trilogía de Las chicas del campo que es la que más me llama. y la que me han recomendado., aunque esta tampoco la descarto. A seguir bien. Besinos.
ResponderEliminarYo pensaba empezar a leer a la autora por la trilogía que tengo en pendientes hace mucho tiempo, pero se me cruzó esta novela y me interesó mucho el tema por lo que empecé por ella.
EliminarNo tardaré en leer la trilogía.
Un beso.
Me equivoco o tu blog luce diferente, diferente en el buen sentido. Me agrada. Salir de los ocres, ha rejuvenecido el blog, si es que eso tiene sentido.
ResponderEliminarEl título de esta novela no me suena, pero me da escalofríos. A mí la reseña me deja picada, a veces los autores disertan sobre un tema a través de sus personajes, creyendo que el lector ciento por ciento los conoce. Pero si no los profundiza lo suficiente, puede que su mensaje se quede a medio camino. A veces incluso en el afán de poetizar el diálogo, no se termina diciendo nada. Por partes me ha parecido que eso influya un tanto.
Gracias, Fanny. me alegro de que te guste el nuevo aspecto del blog. Yo, después del miedo que me daba, he quedado bastante satisfecha. más que cambiar los tonos ocres (que creo que le ha venido bien) pretendía aligerar lo, dejarlo más sencillo y visual y dar prioridad a las entradas. Creo que se ha conseguido.
EliminarEs cierto que no se menciona al personaje histórico en el que se basa Vlad, pero tampoco importa porque aunque fuera un personaje totalmente ficticio, lo que se quiere contar queda perfectamente reflejado. Aunque pueda parecer lo contrario, esta novela dice muchas cosas acerca del desastre mundial que son las migraciones forzadas por las circunstancias. Algo que está a la orden del día y que lo estará más en adelante.
Un beso.
De momento este libro lo pospongo, no por su dureza, todas las guerras tienen su ración. Lo dejo pasar de momento aunque lo apunto, pues estoy actualmente leyendo sobre otra guerra y otra época que nos condicionó más a todos nosotros.
ResponderEliminarEl que quiera sufrir con la dureza de la de los balcanes que visione la película -Savior-
Agradezco como siempre rosa, tus reseñas.
Un beso.
También yo ando leyendo sobre la guerra civil. Y además, sobre la de Secesión. Cuando la mayor parte de la gente quiere historias ligeras para facilitar el trago que estamos viviendo, algunos nos decidimos por lo duro para consolarnos con que hay cosas peores.
EliminarTomo nota de la película que no conocía, pero que quiero ver y tiempo es lo que me sobra.
Un beso.
Antes he comentado en otro blog que ando con lecturas más livianas. Es verdad lo que dices de la cabeza... No estoy yo para lecturas que me pidan mucho esfuerzo mental porque mi mente está ocupada con la situación que vivimos y con alguna situación personal que deja fuera de combate. No te diré que la autora no me atrae, que sí lo hace. Pero no ahora y menos con este libro. Para otra ocasión. Gracias por la reseña. Besos
ResponderEliminarEsta es una lectura dura, pero, salvo muy al principio, es fácil de leer. No es de esas novelas que requieren esfuerzo. A mí, al contrario, la situación me pide lecturas con una cierta trascendencia, que me demuestren que la vida es dura, y que quejarse demasiado de lo que ahora nos ocurre y de tener que estar en casa, no tiene mucho sentido cuando hay escenarios mucho peores. No hace mucho pasé una época en la que solo quería leer cosas ligeras y sin mucho poso, pero ahora, creo que por la razón que te he explicado, no me sucede.
EliminarUn beso.
Hola Rosa estos días que se supone ando con más tiempo me está costando concentrarme en la lectura, así que he optado por buscar lecturas ligeritas, de esas que no me complican mucho. Así que esta propuesta de momento no la anoto.
ResponderEliminarA mi lo de Sarajevo aún me sigue impresionando mucho, sobre todo por no entender cómo se pudo permitir esa masacre en la supuestamente civilizada Europa.
Un beso enorme
Lo de Sarajevo fue terrible. Culpa de cuatro iluminados con ganas de protagonismo y mucho odio y resentimiento y patriotismo mal entendido y locura y... no sabría decir qué más pueden llevar a algo tan tremendo. la supuestamente civilizada Europa falla muy a menudo en su civismo. A veces por las costuras que parecen más afianzadas.
EliminarEntiendo la necesidad de lecturas más ligeras. A mí, inexplicablemente, no me pasa.
Un beso y a resistir.
¡Hola, Rosa! Bueno, leída tu reseña desde luego es una novela que puede ser una caja de sorpresas, buenas o malas dependiendo del momento del lector. La presumo densa y que seguro no dejará a ningún lector indiferente. Es lo que tienen estas historias en las que lo real y lo onírico se entremezclan. Enhorabuena por esta reseña en particular, porque me parece que ha sido de las más difíciles que hayas afrontado. Es como explicar una película de David Lynch, je, je, je... Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarUffff, no. Jamás podría explicar una película de David Lynch. De hecho, ni siquiera él las explica bien para mi gusto. (y conste que me gusta; hay algo en él que me atrae como la miel a la mosca).
EliminarEsta novela trae a la mente una época a la que asistí con verdadero estupor, y además ahonda en un tema que hoy me tiene también estupefacta, como es la terrible necesidad de huir de su tierra de muchos seres humanos y la poca amabilidad con que se los recibe aquí. Todo un descubrimiento.
Un beso.
De la autora he leído 'Las chicas de campo', que me gustó pero no me enamoró; sólo la encontré interesante. Ésta la apunté desde que Lorena subió su opinión en su espacio. Me interesan los temas de la guerra de los Balcanes, aunque no se si de momento lo encararé. Igualmente, tengo una versión digital de él.
ResponderEliminarGracias por tu honesta reseña, que empezaba como un chasco y terminó bastante mejor.
Un beso para ti.
Finalmente, el balance general de la novela es muy positivo. Por una cuestión personal, lo relativo al cerco de Sarajevo y a la guerra en Bosnia, me interesaba más que la otra parte, pero hay que reconocer que hace una lectura de las migraciones, de todo tipo de migraciones, realmente interesante.
EliminarLa serie de Las chicas de campo la tengo en pendientes y querría empezarla en breve. Cuando lo haga, dejaré por aquí mis impresiones.
Un beso.