"Una noche de invierno" Laura Kasischke
"[...] no había vuelto a escribir poemas desde que Annette Sanders le había curado... ¿El qué? ¿La tristeza? ¿El miedo? ¿La condición humana?". Holly no ha vuelto a escribir poemas desde hace veinte años. Desde que se casó, llegó su hija Tatiana, su trabajo, la casa... Pero esta mañana de Navidad se despierta con una sensación extraña. Con la sensación inquietante, como revelada en un sueño de que "algo los había seguido a casa desde Rusia". Pero no, no es algo nuevo. Ella sabe eso, lo arrastra en su inconsciente desde hace trece años, desde que volvieron de Rusia con Tatiana. Lo sabe, pero lo ha querido obviar, olvidarlo, enterrarlo, reprimirlo. Todo ello inconscientemente. Pero ahora, en el despertar de esta mañana de Navidad, con la resaca del ponche de huevo con ron que se tomó la noche anterior con Eric, en ese intervalo que separa el sueño de la vigilia, cuando los sueños parece que se nos pegan a la piel y se resisten a abandonarnos; en ese momento fronterizo entre lo consciente y lo inconsciente, lo ha visto muy claro, "algo los había seguido a casa desde Rusia". Necesita levantarse y escribirlo.
Todos sentimos la necesidad de levantarnos a escribir un sueño; sueños hermosos de experiencias que no queremos olvidar, sueños que nos traen recuerdos de la infancia, de personas queridas y ya desaparecidas, sueños literarios en los que creemos ver la base de una buena historia... Alguna vez lo he hecho; el interés del sueño se desvanece en cuanto lo pongo en palabras sobre un papel. Su único valor ha sido, esporádicamente, servir para sugerir textos que nada tenían finalmente que ver con el sueño.
El sueño de Holly ni siquiera es tal. Es solo una sensación, como un mensaje que se le ha revelado mientras dormía y que le recuerda o le informa de que "algo los había seguido a casa desde Rusia". Y sin salir aún del todo hacia el terreno de la vigilia, piensa que ese "algo" es lo que explica todas las cosas que les han pasado desde que llegaron de Rusia, hace trece años ya. Todo empieza a cobrar sentido, "la gata, la tía Rose, el bulto en la mano de su marido, las gallinas, la mancha de humedad, el papel pintado... junto con la clave que le había facilitado su sueño: algo los había seguido a casa desde Rusia".
Todo se decolora y pierde nitidez cuando finalmente se despierta. Como mis sueños escritos que pierden toda su magia o su interés en cuanto salen del terreno onírico para chocar con la dura realidad, así Holly siente la ridiculez de pensar que algo, la Cosa, los había seguido desde Rusia. Algo maligno que había desatado una serie de acontecimientos que, bien mirados, no dejaban de ser más que los contratiempos que se acumulan en cualquier vida a lo largo de trece años. Todo vuelve a la normalidad con el sobresalto de que ya son las diez y media y Tatiana no les ha despertado para abrir los regalos del árbol y sus suegros deben de estar esperando ya en el aeropuerto y no tardarán en llegar los familiares y amigos para la comida de Navidad que ella tiene que cocinar.
A partir de ese momento, con Eric ya fuera de casa camino del aeropuerto, comienza una historia en apariencia sencilla. Una historia que bien podría ser el libreto de una obra de teatro, si no fuera por los recuerdos que de continuo nos llevan a Siberia, al orfanato Pokrovka n.º 2. Y es que toda la trama se desarrolla en el interior de la casa familiar, mientras afuera cae una tormenta de nieve no anunciada. Todo sucede entre la madre y la hija, encuentros, desencuentros, banalidades de un día de fiesta, la comida, la mesa, discusiones, reconciliaciones... Tatiana tiene quince años y es una adolescente conflictiva como todas las adolescentes, sobre todo en su relación con la madre. Ya no es la preciosa niña libre de drogas y alcohol en su organismo al nacer, con unos enormes ojos negros y un largo pelo color azabache; ya no es aquella niña con una sonrisa encantadora que tal vez hubiera estado escrita en los genes de los guerreros mongoles de los que, probablemente desciende; o en los de las prostitutas de Moscú y San Petersburgo, las más hermosas de toda Siberia, que la revolución había empujado más allá de los Urales.
Los genes tienen su importancia en esta novela, tienen mucha importancia para Holly. "Ella, más que nadie, tendría que haber entendido que los genes son el destino. Que el pasado habita en nuestro interior. Que a menos que lo amputemos nosotros o nos lo extirpen con cirugía, nos seguirá hasta el fin de nuestros días". Los genes mutados que, afortunadamente, ella no pasará nunca a sus descendientes, los genes sin problemas, por cuanto saben, por cuanto se puede saber, de Tatiana.
El día irá transcurriendo y la tensión se irá acumulando. Reproches cruzados, la decepción de cada una, el amor, el resentimiento, lo que se dejó en el camino, lo que se esperaba y no se ha cumplido. Cosas que Holly jamás creyó que llegaría, no ya a decir, sino a pensar, y que ahora piensa y tiene que reprimir para que no salgan por su boca.
Poco a poco se nos irán revelando hechos, sensaciones, sentimientos que se mantenían ocultos, olvidados, de los que no se había querido saber nada y mucho menos lo que podían significar. Holly descubrirá, escondidos en lo más recóndito de su subconsciente, recuerdos que por fin ahora afloran a la superficie, llenándola, llenándonos, de pavor, hasta desembocar en un final que, por supuesto tendrá que descubrir cada uno por sí mismo.
Esta novela la he leído como recomendación de Sara, del blog Tomate un café con Sara. Dicha recomendación me llegó a través de El Reto Serendipia Recomienda 2020. Esta es la primera novela que leo de las tres que supone el reto. Si queréis saber cuáles son las otras dos podéis verlo en esta entrada de mi blog.
Todos sentimos la necesidad de levantarnos a escribir un sueño; sueños hermosos de experiencias que no queremos olvidar, sueños que nos traen recuerdos de la infancia, de personas queridas y ya desaparecidas, sueños literarios en los que creemos ver la base de una buena historia... Alguna vez lo he hecho; el interés del sueño se desvanece en cuanto lo pongo en palabras sobre un papel. Su único valor ha sido, esporádicamente, servir para sugerir textos que nada tenían finalmente que ver con el sueño.
El sueño de Holly ni siquiera es tal. Es solo una sensación, como un mensaje que se le ha revelado mientras dormía y que le recuerda o le informa de que "algo los había seguido a casa desde Rusia". Y sin salir aún del todo hacia el terreno de la vigilia, piensa que ese "algo" es lo que explica todas las cosas que les han pasado desde que llegaron de Rusia, hace trece años ya. Todo empieza a cobrar sentido, "la gata, la tía Rose, el bulto en la mano de su marido, las gallinas, la mancha de humedad, el papel pintado... junto con la clave que le había facilitado su sueño: algo los había seguido a casa desde Rusia".
Todo se decolora y pierde nitidez cuando finalmente se despierta. Como mis sueños escritos que pierden toda su magia o su interés en cuanto salen del terreno onírico para chocar con la dura realidad, así Holly siente la ridiculez de pensar que algo, la Cosa, los había seguido desde Rusia. Algo maligno que había desatado una serie de acontecimientos que, bien mirados, no dejaban de ser más que los contratiempos que se acumulan en cualquier vida a lo largo de trece años. Todo vuelve a la normalidad con el sobresalto de que ya son las diez y media y Tatiana no les ha despertado para abrir los regalos del árbol y sus suegros deben de estar esperando ya en el aeropuerto y no tardarán en llegar los familiares y amigos para la comida de Navidad que ella tiene que cocinar.
A partir de ese momento, con Eric ya fuera de casa camino del aeropuerto, comienza una historia en apariencia sencilla. Una historia que bien podría ser el libreto de una obra de teatro, si no fuera por los recuerdos que de continuo nos llevan a Siberia, al orfanato Pokrovka n.º 2. Y es que toda la trama se desarrolla en el interior de la casa familiar, mientras afuera cae una tormenta de nieve no anunciada. Todo sucede entre la madre y la hija, encuentros, desencuentros, banalidades de un día de fiesta, la comida, la mesa, discusiones, reconciliaciones... Tatiana tiene quince años y es una adolescente conflictiva como todas las adolescentes, sobre todo en su relación con la madre. Ya no es la preciosa niña libre de drogas y alcohol en su organismo al nacer, con unos enormes ojos negros y un largo pelo color azabache; ya no es aquella niña con una sonrisa encantadora que tal vez hubiera estado escrita en los genes de los guerreros mongoles de los que, probablemente desciende; o en los de las prostitutas de Moscú y San Petersburgo, las más hermosas de toda Siberia, que la revolución había empujado más allá de los Urales.
Los genes tienen su importancia en esta novela, tienen mucha importancia para Holly. "Ella, más que nadie, tendría que haber entendido que los genes son el destino. Que el pasado habita en nuestro interior. Que a menos que lo amputemos nosotros o nos lo extirpen con cirugía, nos seguirá hasta el fin de nuestros días". Los genes mutados que, afortunadamente, ella no pasará nunca a sus descendientes, los genes sin problemas, por cuanto saben, por cuanto se puede saber, de Tatiana.
El día irá transcurriendo y la tensión se irá acumulando. Reproches cruzados, la decepción de cada una, el amor, el resentimiento, lo que se dejó en el camino, lo que se esperaba y no se ha cumplido. Cosas que Holly jamás creyó que llegaría, no ya a decir, sino a pensar, y que ahora piensa y tiene que reprimir para que no salgan por su boca.
Poco a poco se nos irán revelando hechos, sensaciones, sentimientos que se mantenían ocultos, olvidados, de los que no se había querido saber nada y mucho menos lo que podían significar. Holly descubrirá, escondidos en lo más recóndito de su subconsciente, recuerdos que por fin ahora afloran a la superficie, llenándola, llenándonos, de pavor, hasta desembocar en un final que, por supuesto tendrá que descubrir cada uno por sí mismo.
Esta novela la he leído como recomendación de Sara, del blog Tomate un café con Sara. Dicha recomendación me llegó a través de El Reto Serendipia Recomienda 2020. Esta es la primera novela que leo de las tres que supone el reto. Si queréis saber cuáles son las otras dos podéis verlo en esta entrada de mi blog.
Título del libro: Una noche de invierno
Autora: Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: Mind of Winter
Título original: Mind of Winter
Traducción: Magdalena Palmer
Editorial: Salamandra
Año de publicación: 2017
Año de publicación original: 2014
Nº de páginas: 224
El de Edith Warton creo que me llama más la atención que este. Me gusta, eso sí, tu apostilla final: es cierto que hay secretos que nunca deben ver la luz y casi es un derecho de toda persona, tener su área de sombra, sin compartir. Parece mentira decir esto en los tiempos que vivimos.
ResponderEliminarAprovecho para desearte una cuarentena muy lectora, acabado de leer en El País unas recomendaciones muy jugosas de Héctor Abad Faciolince.
Un abrazo.
La verdad es que cuando estoy en mi casa en Cantabria casi vivi en cuarentena, ja ja. Salvo un paseo por las carreteras que unen pueblos, salgo poco de casa. Claro que ahora saldré aún menos, aunque mi paseo no pienso abandonarlo si el tiempo lo permite. Todo eso si me dejan llegar porque en una hora salgo de León para Allá. Pensaba hacerlo mañana, pero por si acaso, me voy ya.
Eliminar"Una noche de invierno" me ha resultado toda una sorpresa. Es un libro duro y con un final terrible, pero me ha gustado sobre todo el discurrir de la historia con o sin ese final.
Respecto a las recomendaciones de Héctor Abad Faciolince, habiendo leído ya "La peste" y "Ensayo sobre la ceguera", lo que más me atrae es el nuevo libro del propio Abad. Los otros se me quedan demasiado pretéritos. En todo caso el de Stendhal.
Un beso.
Pues parece ser que voy a tener que prescindir también de mis paseos. Qué le vamos a hacer.
EliminarHOla Rosa-
ResponderEliminarA las finales no me ha quedado cien por ciento claro cuál es el género, pero me gusta aquello de los secretos y lo que debe quedarse enterrado. Y aunque es el único libro traducido al español por el momento, de todas formas tu reseña lo ha dejado muy atractivo para mí.
Yo tampoco sé mu bien a qué género pertenece, pero no me importa demasiado. Es más bien drama de relaciones entre madre e hija, el poder de la genética, la renuncia a los deseos y sus verdaderas causas y, finalmente, un toque de intriga bastante leve que termina teniendo más sentido al final. Me gustaría leer más de la autora, para saber a qué atenerme.
EliminarUn beso.
Pues no soy lectora de secretos familiares, tú ya me entiendes, pero me seduce que la autora sea poeta, que transcurra en un momento tan bello como una mañana de navidad, durante una tormenta de nieve, y el título, que me recuerda tanto a Italo Calvino, ¿verdad? Si a ti te ha gustado, me lo pienso. Besos.
ResponderEliminarYo creo que en esta novela lo más importante son esas relaciones que se van estableciendo entre la madre y la hija a medida que transcurre la novela. También los recuerdos del orfanato, sus circunstancias, la actitud de la gente que iba allí a adoptar, etc. Los secretos y demás, cobran importancia al final y nos obligan a una relectura (mental, no real) de la novela.
EliminarHa sido todo un placer conocer libro y autora gracias a tu iniciativa. Todos los años me pasa.
Un beso.
Hola.
ResponderEliminarPues tiene muy buena pinta aunque ahora mismo no podría leer nada de madres e hijas.
Es una pena ese final mal narrado o narrado de una forma qu eno te ha convencido.
Mil gracias por la info y feliz día.
Siento que el tema madres e hijas no sea muy de tu agrado en estos momentos. Quizás más adelante te apetezca de nuevo el tema. A pesar de ese final que a mi no me ha gustado cómo me lo han contado, la novela merece mucho la pena.
EliminarUn beso.
Si no fuera porque lo relatas tan bien, sumergiéndonos en la intriga de la vida pasada de la protagonista, se me antojaría una novela farragosa, repleta de reflexiones intimistas y filosóficas, esperando a que llegue el descubrimiento de lo que la atormenta tanto. Si te ha gustado, debe ser mucho más digerible de lo que supongo. Y si para mí no lo fuera, por lo menos las 224 páginas que componen esta obra lo compensaría, je,je. Últimamente solo doy con novelas de más de 800 páginas que, como no sean de una narrativa ágil y un tema muy atrayente, se me hacen soporíferas. Por lo menos esta seguro que no tiene paja. Sea como sea, se me hace muy extraño que, mostrando a cuenta gotas (según me ha parecido) su experiencia vital y sugiriendo un desenlace sorprendente, el final resulte decepcionante, aunque solo sea por la forma y no por el fondo. Un contraste tan fuerte entre el nudo y el desenlace no parece muy propio de un escritor de alto nivel.
ResponderEliminarUn beso.
No es nada farragosa y sí que hay reflexiones, pero no se hacen nada pesadas. Son reflexiones acerca de sus recuerdos que nos va contando. Y el final no es algo que se haga esperar. Bien podría terminar la novela con un final menos sorprendente e igualmente sería interesante ver el desarrollo de las relaciones entre madre e hija y saber cosas acerca de su pasado.
EliminarQue a mí no me haya gustado la forma en que se nos cuenta el final, tampoco quiere decir que haya de dejar de leer la novela como digo en la entrada. Habrá incluso a quien le guste.
Se lee muy bien y, como dices, no son demasiadas páginas.
Un beso.
Apuntas a varios aspectos muy interesantes, en relación a la novela y otros de índole personal que siempre enriquecen tus comentarios, amiga Rosa.
ResponderEliminarTe confieso que yo también me he levantado alguna vez para escribir una visión onírica, una frase reveladora… qué sé yo.
También estoy muy de acuerdo; no se puede contar todo, habrá secretos o experiencias cuya revelación sea nefasta, sin duda es mejor encerrarlos bajo llave.
Esta novela tiene pinta de thriller psicológico, si vale la etiqueta. La relación entre una adolescente y su madre puede ser un escenario de alta tensión, siempre apunto de electrocutar a alguien.
Un beso y mucho ánimo para todos, que falta nos hace!
Puede ser calificada como thriller psicológico, aunque tampoco tiene mucho de thriller en su transcurrir.
EliminarEn este caso la relación entre la madre y la hija se ve modificada por el hecho de que, al ser adoptada, la madre puede llegar a preguntarse qué hay en la herencia de la niña, en sus genes; que tendencias puede llegar a desarrollar.
Pasaremos el tiempo leyendo y escribiendo, cocinando y... parece ser que hasta los paseos por mis carreterucas me van a estar vetados.
Un beso.
Suelo ser indulgente también cuando un autor la 'caga' un poco al final si el resto de la novela me ha convencido.
ResponderEliminarMe ha llamado mucho la atención este libro así que tomo buena nota.
Besos
No es el final lo que no me ha convencido, sino la forma en que se cuenta ese final, que considero demasiado facilona. Me gustan otras formas de hacerlo, pero la novela es buena y tiene cosas muy interesantes.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, me apunto la novela que me llama lo que cuentas, aunque el final no sea tan "redondo" como podría esperarse. Besinos.
ResponderEliminarComo le digo a Lorena, el final está bien, pero se cuenta de una forma un tanto demasiado fácil y directa. Al menos para mi gusto.
EliminarPor lo demás, recomiendo su lecturas.
Un beso.
Espero y te deseo, Rosa, que ese 'perp' que al final de tu muy buena reseña haces de esta novela no lleve a quien la lea a desechar su lectura. Y digo esto porque a mí me pasa habitualmente que cuando pongo una pequeña pega a un libro empiezan a dejarme comentarios en los que se dice que el libro no lo van a leer por esos pequeños defectillos que he puesto. (Antes de seguir voy a leerme los comentarios anteriores)
ResponderEliminarAcabo de leer los comentarios y veo que aunque la mayoría se fijan en ese defecto también la mayoría no descartan leerla por eso. Me doy cuenta de que eres más afortunada que yo en este aspecto (ja, ja...)
Sí que parece durilla la historia. Eso de la genética es asunto vidrioso cuando lo que se plantea es un caso de adopción y más si la criatura viene a la nueva familia con ese carnet que asegura la limpieza de alcohol y drogas realizada en su organismo. ¡Buff!, duro, sí, duro, duro... y más en plena crisis adolescente.
El libro me parece interesante (poesía, necesidad de escribir tras un sueño, adolescencia conflictiva, adopción, herencia genética...) pero lo voy a dejar pasar porque no estoy ahora para durezas semejantes. Quizás en otro momento.
Como te dicen en otros comentarios, que la cuarentena te sea leve. Voy corriendo a ver las recomendaciones de Abad Faciolince de las que habla Gerardo.
Un beso
No te creas que yo tengo mucha más suerte. Con esta novela no me pasa, pero sí que me ha pasado con otras lo que tú dices, comentar un pequeño defecto y dar la sensación de que la novela era un caos.
EliminarEs una novela dura que va ganando dureza a medida que avanza, pero tampoco es insoportable y la lectura es muy fácil y engancha.
El no saber ni por aproximación el tipo de genética que pueden tener tus hijos, causa una cierta desazón y lo sé de buena tinta porque un familiar mío muy allegado tiene un hijo adoptivo. Todos sabemos que la educación es fundamental, pero yo como bióloga sé que la genética es indomable. Puedes modularse levemente, pero nunca se la va a vencer.
Un beso.
A mí me ha encantado el título, en primer lugar, y luego todo lo que cuentas. Creo que es un libro emotivo con el que puedo conectar. Eso sí, lo que comentas del final... Bueno, a veces ocurre. Tomo nota del título y gracias por la reseña. Un beso, mucho ánimo para estos tiempos. #quédateencasa
ResponderEliminarEl final no es malo, aunque se podía haber optado por otro. Lo que no me ha gustado es que lo cuenta de una forma que, para mi gusto, es un tanto facilona. Podía haberlo hecho de una forma más sútil aunque no hubiera quedado tan rotundamente claro.pero eso es más difícil, por supuesto.
EliminarEs una buena lectura para el #quédateencasa #mequedoencasa. Y para cualquier otro momento.
Un beso.
Pues a pesar de ese final me la apunto, tiempo voy a tener y la novela parece interesante, me apetecen novelas de este perfil en este momento.
ResponderEliminarGracias de nuevo.
Besos
El final no es malo. Lo que me ha chirriado un poco es la forma de contarlo, pero como ya he insistido en la entrada para nada debe disuadir a nadie de leer la novela. A mí me ha gustado mucho y el balance es claramente positivo aun con ese pero que le pongo que para otros puede ser un mérito por la facilidad y claridad con que relata el asunto.
EliminarUn beso.
Lo tengo apuntado, Rosa. de hecho, tengo una versión digital del mismo, pero no me decido por él debida a que, si bien muchos lectores han coincidido contigo en la apreciación, la mayoría no parece muy convencido en su recomendación.
ResponderEliminarDe todas maneras, lo tengo disponible. Será cuestión de hacer experiencia.
Un beso para ti.
Creo que, a pesar de la objeción que pongo a su final (a la forma de contar ese final), el balance ha sido positivo y merece la pena, pero ya sabes que eso es bastante subjetivo. A mí me ha gustado.
EliminarMe gustará saber tu opinión.
Un beso.