Lecturas en femenino 8 Marzo 2021

Desde el grupo de Facebook Tarro-Libros 2021, su administradora, Carmen Forján, propuso hace uno días "hacer una pequeña reseña o comentario sobre un personaje femenino de ficción que os haya marcado de uno u otro modo, con el que os identifiquéis, que simplemente os guste y os atraiga, con el que hayáis pasado buenos ratos, que os traiga buenos recuerdos,..." .

A finales de 2020 leí un libro que me pareció fabuloso, pero sobre todo me fascinó uno de sus personajes. El libro es Los buenos de Hannah Kent y el personaje, Nance Roche, la vieja curandera que igual ayuda a traer un bebé al mundo que cura toda clase de males, anula las maldiciones o devuelve los duendes que han sido intercambiados por niños para que estos sean entregados de nuevo a sus padres. Lo que nunca hace es echar maleficios porque estos se vuelven contra quien los echa y tampoco sabría cómo hacerlo. Ella solo sabe emplear sus poderes para hacer el bien.

Era Irlanda y era 1825. Era la Irlanda rural donde las supersticiones aún estaban a la orden del día y la creencia en brujas era la norma que dictaba la ignorancia para todo aquello que no se entendía. Nance es una víctima de su propia ignorancia, pero también de su sabiduría. Una sabiduría que le hace estar por encima de sus convecinos y un desconocimiento que le impide entender en qué consiste esa sabiduría. Y es esa contradicción, ese papel de víctima de sus conocimientos y de sus ignorancias lo que me ha fascinado de Nance. Desde siempre me han atraído mucho los personajes con luces y sombras, contradictorios pero bien dibujados, y este es uno de ellos. 

En el pueblo (y en la novela) Nance es la antítesis del cura. El cura y la religión, constituyen otra serie de supersticiones y ritos sin fundamento, pero sancionados por algo que todos consideran sagrado. Yo me abstraigo de lo sagrado y no veo diferencia entre las supersticiones de Nance y las del cura, salvo que las de

 Nance casi siempre consiguen aliviar e incluso curar alguna dolencia. "No veo la diferencia entre morder las uñas a los niños hasta los nueve meses y poner una cruz de juncos bendecida por una santa a la puerta de la casa. Veo que todo se mezcla, y la cruz de Santa Brígida tiene un parecido muy sospechoso con otras geometrías de origen celta, anteriores al cristianismo, en aquella zona, y veo que la Iglesia se apropia de las tradiciones y fiestas que le conviene y las santifica, y hay otras que repudia y condena". Con esas palabras lo expresaba en la reseña que hice sobre el libro.

Cruz de Santa Brígida

Las mujeres curanderas a lo largo de la Historia han sufrido el ataque, la incomprensión y la persecución por parte de una población ignorante que las temía a la vez que las necesitaba. Pero lo que resulta más curioso es que quien con más denuedo las ha atacado, torturado y quemado en la hoguera cuando ello era procedente, ha sido la Iglesia. En Los Buenos, vista la hechicera frente a frente con el cura, se confunden los mitos paganos de una con los religiosos del otro. 

Nance me fascina porque no entiende su mundo ni sus propios poderes. Está convencida de que estos proceden de los Buenos, es decir de las hadas y los duendes que fueron los que le dieron el saber. Aunque lo hicieron por intermedio de Maggie. "Maggie empezó a enseñarle cómo estaba entretejido el mundo; cómo nada existía de forma aislada. La firma de Dios estaba en los tallos de los helechos. El mundo estaba en secreta complicidad consigo mismo. Las flores de mostaza eran amarillas porque curaban la ictericia. Había poder en los lugares donde el paisaje se encontraba a sí mismo, en la unión entre dos vías fluviales o en las cavidades entre montañas. Había fuerza en todo lo nuevo: el calostro, el rocío de la mañana. De Maggie, Nance aprendió el poder que había en el cuchillo de mango negro, en la mezcla morena y áspera de excremento y orín de gallina, en la planta que crecía sobre de la puerta, en la prenda que se llevaba pegada a la piel". Ni por un momento duda de dónde le viene su poder y sabe que los Buenos, no son nada buenos, pero igual los respeta o, tal vez, los teme, pero a ellos les debe sus conocimientos y eso es suficiente. La tragedia de Nance es que su creencia en el poder de los Buenos y en sus poderes le hace cometer errores fatales que ella misma no entiende. 

Pero ni de Nance ni de ninguna otra curandera se puede abstraer su condición de mujer. Mujeres que asustaban porque tenían conocimientos incomprensibles. Y eran incomprensibles como tales, pero también por el hecho de que estuvieran en manos de una mujer. Tan solo con la intervención del demonio se podía asumir que una simple mujer poseyera dichos poderes. 

Las brujas no eran más que curanderas y eran mujeres. La persecución de la que siempre fueron objeto es la persecución de las mujeres y el empeño por mantenerlas sumisas, ignorantes, dependientes. Las brujas, curanderas, hechiceras no eran más que mujeres incomprendidas por poseer conocimientos, por valerse por sí mismas, por representar lo que la ignorancia no entiende. Y por todo ello Nance Roche me ha llegado al alma con su mezcla de sabiduría y perplejidad cuando sus poderes no surten el efecto que ella espera. Y es que conocer ciertos hechos, tener ciertas capacidades,  tampoco supone entender cómo funciona el mundo.

Título del libro: Los Buenos

Autora: Hannah Kent
Nacionalidad: Australia
Título original: The Good People

Traducción: Laura Vidal

Editorial: Alba

Año de publicación: 2017

Año de publicación original: 2016

Nº de páginas: 434