"El lunes nos querrán" Najat El Hachmi
"El lunes empezaremos una nueva vida, seremos como tenemos que ser y no como somos. Nos adaptaremos a la forma adecuada, meteremos a la fuerza nuestras carnes dentro del molde correcto, tiraremos a la basura lo que sobre y así tendremos éxito, un éxito seguro y definitivo. Obedeceremos a pies juntillas todas las normas, nos comportaremos como es debido y haremos todos los deberes: los que nos han impuesto y los que nos hemos inventado nosotras mismas para ser incluso mejores de lo que nos piden. El lunes estaremos más delgadas, seremos más esbeltas, más trabajadoras, más buenas chicas. Dejaremos de dudar, de perder el tiempo, de estar tristes, de tener miedo o pereza, de estar cansadas, de ser inconstantes y cambiantes. A partir del lunes, sin falta, lo haremos todo: ponernos a dieta, practicar ejercicio, tener la casa como los chorros del oro, aprovechar todo el tiempo, lograr que los niños vayan bien vestidos, estén bien alimentados y duerman las horas que tienen que dormir. Nos formaremos y vestiremos para conseguir los mejores trabajos y los mejores maridos".
Hay vidas que se rigen por reglas muy duras. Tan duras que es mejor empezar el lunes. Así, cuando el lunes se consiga cumplir con todas esas reglas, se puede conseguir que a una la quieran. Algunas reglas nos las ponemos nosotras mismas o dejamos que nos las pongan: la moda, los medios de comunicación, las redes sociales, los prejuicios, los propios gustos o intereses. Otras nos las imponen y luchamos para liberarnos de ellas. Unas son razonables y positivas, otras, estúpidas y hasta contraproducentes. Nadie vive libre de reglas, deseos, aspiraciones, imposiciones.
Pero qué sucede cuando todo alrededor oprime, constriñe, obliga, ahoga. Qué pasa cuando se vive en un barrio vertical de una ciudad periférica de Barcelona: el barrio de las Tres Torres. Un barrio aprisionado en el triángulo que forman una vía de tren, una carretera y un río. Tres torres rodeadas de líneas peligrosas o imposibles de cruzar que a su vez rodean una plaza, la plaza enmarcada por los tres edificios donde las mujeres del barrio hacen vida social con otras mujeres, siempre vigiladas por todo el vecindario desde las ventanas de las torres. Qué pasa cuando una pertenece a una familia musulmana, con un padre que observa a rajatabla las leyes religiosas, en un barrio habitado sobre todo por familias musulmanas, la mayor parte de ellas seguidoras de las normas. La mayor parte, pero no todas. "Los de nuestra raza, decía mi padre, somos hombres de verdad que preservamos las buenas costumbres de los verdaderos musulmanes. Pero tus padres también eran seguidores de Mahoma y aun así te permitían hacer casi todo".
Naíma abre los ojos a un mundo que puede ser diferente cuando conoce a su amiga, a ella. No recuerdo que el nombre se mencione. Al fin y al cabo, ella es la interlocutora, la destinataria de la larga carta que constituye El lunes nos querrán. Si se menciona lo he olvidado. Como digo, el libro es una larga carta en la que Naíma le va relatando a su amiga todas sus peleas, más acertadas o menos, por escapar de su destino, por liberarse de sus cadenas. Porque si Naíma encontraba el primer eslabón de esa cadena en su casa y en su propia familia, ella, con una familia más liberal y más desligada de las tradiciones y el qué dirán, sigue prisionera de las convenciones que durante siglos han ahogado a las mujeres en su Marruecosa de origen. Ella lleva dentro la represión y la mordaza. Así es que ambas luchan y Naíma se lo cuenta a su amiga en esta larga carta. No sabemos el porqué de esta carta, aunque se irá desvelando hacia el final. No sabemos dónde está ella, ni porqué Naíma le escribe tan larga misiva contándole lo que ella ya tiene que saber. "No sé si tengo derecho a hablar de ti pero necesito hacerlo. Fuiste alguien muy importante para mí durante un tiempo decisivo. Sin ti, estoy segura, mi vida hubiera sido muy distinta".
Sea como sea, la carta es el pretexto para meternos en un mundo que solemos juzgar sin conocer; que a mí me repele como todo lo que huele a opresión y, a la vez, me fascina por todo lo que intuyo detrás y todo lo que de común tiene con el nuestro aunque tratemos de obviarlo. Un mundo al revés en el que las niñas, cuando son pequeñas, tienen que dedicarse a un montón de cosas que sus madres no pueden hacer, o no pueden hacer solas, por estar condenadas al confinamiento o al acompañamiento perpetuo. Pero en cuanto se hacen mujeres, ellas a su vez pasan a ser las vigiladas y las confinadas, y a partir de ese momento sus hermanos pequeños, a los que hasta entonces han ayudado a criar, se convierten en sus guardianes, vigilantes y acompañantes. "Todo porque nos habían salido esos bultos por todas partes y cada mes nos bajaba un flujo de sangre que sabíamos que era normal por las clases de educación sexual, pero que no nos dejaban vivirla con normalidad porque esa sangre de mierda que nos salía del cuerpo había alterado nuestras libertades. Como si fuera el cerebro lo que se nos escurría entre las piernas". Más bien, como si no tuvieran cerebro, como si todo en ellas fuera cuerpo diabólico y tentador, creado por el propio demonio para tentar a los varones.
Espoleada por su amiga y por la madre de ella que entiende la vida de otra manera y se ha liberado de las ataduras y de las murmuraciones, las dos amigas, casi sin darse cuenta, empiezan a pensar de otra forma, a pensar casi por sí mismas, aunque es mucho lo que les queda. No solo tienen que luchar contra padres, hermanos, vecinos, siglos de mentalidad y toneladas de tradición. También tienen que luchar contra su propio pensamiento ya casi doblegado, contra unos deseos de huir que les hacen caer justo en lo que detestan, justo en aquello de lo que creen estar escapando. La huida de las tradiciones musulmanas las llevaba a caer en las costumbres de los compañeros cristianos que veían en su entorno, pero ¿estaban libres esas costumbres de represión y falta de libertad? ¿No estarían escapando de un mundo que las ahogaba de una manera para caer en otro en que el ahogamiento, más sutil y disfrazado de libertad, fuera igual de asfixiante?
Naíma era desde pequeña estudiosa y exigente consigo misma. Sus notas en el colegio eran excelentes, pero nunca estaba conforme. Sus 9,75 no eran para ella un triunfo sino un 0,25 de fracaso. Leía mucho, pero todo ello era una necesidad de perfección, una reacción ante el hecho de que se sentía mediocre. Su amistad con Sam la ponía ante una muchacha que disfrutaba de su juventud sin trabas. ¿Aún no he hablado de Sam? Sam fue quien le presentó a ella. Sam tampoco tenía padres muy exigentes ni muy atrapados por la religión. Ella huía de las ataduras haciéndose llamar Sam en lugar de Samira, su verdadero nombre. "No sé si sigue haciéndose llamar Sam y no Samira. ¿Te acuerdas de que se enfadaba cuando la llamábamos por su nombre real porque sonaba a buena chica, a chica anticuada de las que se casan con catorce años y tienen el primer hijo a los quince? No, ella quería que la llamáramos Sam porque era más moderno y encajaba mejor con la otra cosa que quería ser (aparte de moderna): negra". Sam quería ser negra porque, así como las moras nunca representaban nada interesante, "en televisión nos enfocan de lejos o de espaldas, en grupo y todas tapadas, como si fuéramos parte de una manada". En cambio los negros "son guais, tienen su música, sus series, son los protas, y la gente los admira, no los estudia" . Sam hace tiempo que desapareció de la vida de las dos amigas. Se fue a trabajar a la costa y se casó con un hombre negro. Sam no llegó a ser negra, pero tuvo un precioso hijo que lo era.
Y avanza la carta y nos vamos adentrado en la vida de las amigas, tres primero, cuando aún estaba Sam, y dos más adelante. Y vamos viendo cómo la vida de las amigas se hunde en un mar de contradicciones que por una parte debería liberarlas y por otra las va metiendo en un mundo que las aprisiona con sus exigencias y del que por momentos parece que no van a poder escapar. Naíma lucha por ser escritora, pero ni ella misma cree que pueda llegar a conseguirlo.
Najat El Hachmi |
No sé hasta qué punto El lunes nos querrán es una obra autobiográfica. Najat El Hachmi nació en Marruecos y a los ocho años vino a España donde ya estaba su padre trabajando. En muchas cosas coincide con Naíma. Se ha liberado de las cadenas a las que estaba destinada por nacimiento. Se declara atea y ha conseguido el sueño de Naíma de ser escritora. Respecto al resto de su vida personal, tampoco conozco tanto como para saber en cuanto coinciden ambas vidas, aunque tampoco me importa. Ambas, Najat y Naíma, representan una lucha ardua por la liberación de la mujer, con tantas cosas en contra, con tan pocas herramientas, que casi están a punto de salir de una prisión para caer en otra y es que lo que más me ha gustado de El lunes nos querrán, más que la lucha contra la opresión de las mujeres musulmanas, ha sido esa forma de narrarnos que nadie está libre de pecado. La cultura occidental, tan autocomplaciente con sus altas cotas de civilización y liberalismo, no deja de ser otra trampa en la que muchas mujeres están cayendo a diario, y caen además creyendo que se liberan.
Naíma y ella al entrar en esa cultura occidental y ser partícipes de ella, corren el peligro de ser usadas como algo exótico, como la representación del triunfo de occidente y de la libertad que proporciona. "[...] mucha gente lo quería todo de nosotras: que nos integráramos y adoptáramos las costumbres de «aquí» (sin que nadie supiera responderme a la pregunta de cuáles eran esas costumbres), pero al mismo tiempo que conservásemos la lengua, la cultura y las cosas buenas de nuestro origen. Toda la multiculturalidad que entonces estaba de moda se materializaba en nosotras, en nuestros cuerpos y nuestras vidas, y nadie nos preguntaba qué era lo que queríamos en realidad".
El lunes nos querrán es un interesante libro con el que me reconcilio con el premio Nadal (lo ha obtenido en 2021) que últimamente me había dado algunos disgustos. Un libro para reflexionar si somos capaces de no caer en la autocomplacencia y de no verlo como un triunfo de occidente y del feminismo, cosa que podríamos estar tentados de hacer. El triunfo, si lo hay, es enteramente de las protagonistas de la historia.
Título del libro: El lunes nos querrán
Autora: Najat El Hachmi
Nacionalidad: Española
Editorial: Destino
Nacionalidad: Española
Editorial: Destino
Año de publicación: 2021
Año de publicación original: 2021
Nº de páginas: 304
He leído un libro de esta autora y me gustó mucho. Este pinta muy bien también.
ResponderEliminarPara mí ha sido el primer encuentro con la autora, pero seguro que no es el último porque este libro me ha gustado mucho.
EliminarUn beso.
Me guarto este libro. Gracias por compartirlo. Un abrazo
ResponderEliminarEspero que te guste. Es muy interesante y hace pensar.
EliminarUn beso.
Vuelvo con la lectura hecha. Me ha gustado. Me ha hecho pensar mucho. Y ahora miro a mis vecinas de otra manera. Gracias por la recomendación.
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado y de habértelo recomendado. Es cierto que da mucho que pensar acerca de nuestros prejuicios y de lo que opinamos cuando vemos a esas mujeres tapadas con velo que cada vez abundan más en nuestras ciudades.
EliminarHola Rosa,... como me ha enganchado,... todavía no se muy bien si la historia del libro, tu reseña o ambas. En especial ese alegato final que haces sobre no caer en la autocomplacencia de la vida occidental. Ahora mismo estoy un poco agobiado de trabajo y creo que lo estaré durante algún tiempo, aún así espero leerlo en cuanto pueda.
ResponderEliminarSaludos.
Nos creemos el ombligo del mundo y el culmen de la civilización. Pensamos que aquí la mujer es libre porque no lleva velo, pero no nos damos cuenta de la esclavitud que supone estar siempre a la moda, estar delgada, responder a otras exigencias que pueden ser igual de alienantes.
EliminarEn este libro se hace reflexionar sobre todo eso y creo que por eso resulta tan interesante. Además de que la historia en sí lo es.
Un beso.
Hola, Rosa:
ResponderEliminaryo no había leído nada de la autora y este libro me encantó así que no descarto volver a leerla porque, como te ocurre a ti, ese mundo opresor es también fascinante y me ha llamado siempre muchísimo la atención. Una reseña estupenda.
Un beso
Gracias Eyra por tus palabras. Hay cosas que repelen y fascinan a la vez. Puede que fascinen por la propia repulsión, aunque a mí el mundo musulmán me fascina desde siempre.
EliminarYo también leeré alguna novela más de la autora. Creo que conoce muy bien ambos mundos, el musulmán y el cristiano (por llamarlo de alguna forma), y entiende las miserias y virtudes de ambos.
Un beso.
Hola, Rosa. Yo tengo el libro para leer y ha sido una alegría para mi encontrar tu reseña. Mil gracias.
ResponderEliminarBesos y felices lecturas.
Pues ya nos contarás cuando lo leas. Seguro que te gusta. A mí me gustará saber tu opinión.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa! Leyéndote me vino a la cabeza Pocahontas, la buena india, la que había sido civilizada... Me parece que mientras existan tantos mundos en un mismo planeta las distintas culturas y civilizaciones van a seguir luchando, física o ideológicamente. Un libro que refleja una realidad desde una complejidad que lo hace, sin duda, atractivo. Un abrazo!
ResponderEliminarNo conozco nada de Pocahontas. Ni siquiera le película de Disney. Tan solo me suena el nombre y nada más. Pero sí, es triste que utilicemos la diferencia y la variabilidad, que son la base de la evolución, como pretextos para despreciarnos, odiarnos y masacrarnos los unos a los otros. Este libro pone el dedo en la llaga si se sabe leer. Puede que haya quien lo lea reafirmándose en las virtudes del mundo occidental, pero según mi parecer, quien eso piense no ha sabido leer este libro.
EliminarUn beso.
Pues no era un libro que me llamase mucho pero tu reseña me ha convencido por completo.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Qué responsabilidad!. Espero que te guste. A mí me ha parecido de esos libros que hacen reflexionar y ver las cosas de un modo diferente a como estamos tentados de verlas, siempre viéndonos como los buenos. A ver, hay cosas que son como las vemos, pero no todo.
EliminarUn beso.
Los Nadal aún mantienen algo de calidad, desde luego si se los compara con los Planeta, aunque es cierto que últimamente también me han decepcionado. Me apunto esta novela. Un beso.
ResponderEliminarCreo que desde el Premio de 2015, Cabaret Biarritz, ninguno me ha gustado, si bien, el del año pasado, El mapa de los afectos, no lo he leído y el de 2019, Los crímenes de Alicia, lo tuve que abandonar de puro hastío. De El mapa de los afectos he leído opiniones que no lo dejan muy bien. No obstante, sigue en mi lista.
EliminarEl lunes nos querrán, sin embargo, me ha encantado.
Un beso.
Hola, Rosa. Este libro lo conocía precisamente por el premio Nadal, no lo he leído pero lo tenía en mente porque la historia parecía prometedora y tu reseña lo confirma. Esa reflexión sobre las esclavitudes a que nos somete la sociedad occidental y que aceptamos sin darnos cuenta y sin cuestionarlas me parece acertadísima. Me ha encantado todo lo que cuentas. Besos y buen fin de semana.
ResponderEliminarYo ya tenía un par de libros de la autora apuntados, pero cuando le dieron a este el Nadal pasó a encabezar la lista de Najat El Hachmi entre mis pendientes. No será lo último que lea de ella.
EliminarCreo que tanto en nuestro mundo como en el de ellos (si es que es tan distinto) se aceptan cosas que se cree haber elegido cuando en realidad nos son impuestas.
Un beso.
Suena muy interesante. Conozco a la autora y había indagado un poco sobre ella y su obra porque el año pasado fue propuesta para el viaje a África en el club de lectura Viajar leyendo autoras en el que participo. Finalmente fue elegida Nawal El Saadawi. Elegí para leer su ensayo La cara desnuda de la mujer árabe y recuerdo que hice sobre el mismo unas reflexiones parecidas a las que tú haces sobre esta lectura: el trato y visión que se les da a las mujeres en las sociedades musulmanes no difiere demasiado del de nuestra sociedad de hace algunos años, y las libertades que hemos conquistado en las sociedades occidentales muchas veces no son más que nuevas cadenas camufladas.
ResponderEliminarQué bien que el Nadal retome su prestigio.
Besos
Sí, los últimos años del Nadal no han sido para tirar cohetes, imagino que hay que hacer concesiones a los gustos mayoritarios y priorizar las ventas.
EliminarEste libro desde mi punto de vista, sí está a la altura de lo que se podía esperar de este premio.
Ese ensayo de Nawal El Saadawi lo tengo entre mis pendientes. A ver si le llega el turno.
Un beso.
Es un libro que pinta muy bien, me lo apunto en mi lista de pendientes, y me gustará leerlo porque mi madre me ha contando muchísimas cosas, de sus costumbres, tradiciones, forma de pensar, ya que ser de Melilla es lo que tiene, y igual hasta se lo regalo por su cumple, la traerá buenos recuerdos seguro.
ResponderEliminarUn beso.
No sabía que tu madre fuera de Melilla. Tiene que ser interesante por ser un lugar a caballo entre las dos culturas, la española y cristiana y la marroquí musulmana. Seguro que el libro os gusta a las dos.
EliminarUn beso.
Hola Rosa!! Me has picado mucho la curiosidad por esta novela, no la conocía y podría estar muy bien. Me la llevo bien anotada a mi lista de pendientes. ¡Genial reseña y gracias por el descubrimiento! Besos!!
ResponderEliminarEs una novela que ya tenía apuntada por ser el Premio Nadal de este año. Luego empezó a verse mucho en los blogs y en las redes y realmente, merece la pena. No sé qué otros libros se presentarían al premio, pero este creo que ha sido merecido.
EliminarUn beso.
¡Hola Rosa! Me encanta todo lo que cuentas. Los tres personajes parecen fascinantes y su mundos también, siempre me fascinan las lecturas (así como en la vida real me horroriza) que tratan la represión las ataduras, en cualquiera de sus formas, de normas o reglas impuestas, o religiones limitantes de los derechos de las mujeres o que llevan al fanatismo
ResponderEliminarY cómo dudaban las dos amigas, salir de las creencias religiosas musulmanas para meterse en las cristianas, igual iban a llevarlas a algo similar.
Los Nadal me suelen gustar, así que esta me la llevo
Un beso
No eran las creencias religiosas cristianas lo que querían adoptar, sino el modo de vida de las chicas cristianas que veían a su alrededor, independientemente de religiones. El análisis es interesante porque Naíma se da cuenta de que en esa vida también hay ataduras y no todo es tanta libertad como nos creemos.
EliminarComo profesora he estado muchos años en contacto con niñas y adolescentes y he visto lo que son capaces de hacer para satisfacer a los chicos con los que salían a que les gustaban. Te aseguro que esa esclavitud era peor que el hecho de ir con velo. No quiero comparar la libertad que gozamos por esta latitudes con la situación de la mujer musulmana en muchos países y en muchas familias de cualquier país, pero sí llamar la atención acerca de que aquí tampoco es el paraíso de las libertades femeninas.
Un beso.
Pues sí, el Nadal está de capa caída, pero este título parece interesante. Reconozco que me intrigó el origen de la autora, espero que a nuestras letras vaya llegando, en los próximos años, una generación de escritores de origen diverso. Aunque sea fácil para ellos caer en el cliché y nosotros también, como lectores, en una actitud condescendiente. He leído a Mohamed el Morabet, escritor de origen rifeño y me gustaría conocer más autores, pero de momento creo que no hay mucho más. Najat parece una buena narradora y por alguna entrevista, deduzco que tiene mucho que decir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aunque el libro no debe de ser totalmente autobiográfico, sí que ella ha llevado una lucha similar hasta conseguir liberarse de ataduras. Seguro que tiene mucho que contar y yo ya tengo dos libros más apuntados, alguno más basado en su propia vida como El último patriarca.
EliminarNo he leído a Morabet, pero lo tengo en mente.
La condescendencia es una formas de racismo que es muy peligrosa, pues se disfraza de no racismo y es fácil caer en ella casi sin darse cuenta.
Un beso.
Me gustaban mucho los premios Nadal, ¡qué bien que te hayas reconciliado con ellos! Yo llevo una época despistada, este año ni siquiera sabía quien era el ganador. Creo que pronto yo también volveré a reencontrarme con estos premios. Tengo bastantes antiguos todavía pendientes que también espero tendrán una oportunidad.
ResponderEliminarEl título, "El lunes..." me ha llamado mucho la atención, esa idea de inicio que transmite es estupenda. Aunque no es un inicio lo que realmente parece representar.
Un abrazo.
No es que haya sido lectora habitual de los premios Nadal, pero todos los que leía me gustaban. hace unos años me dio por seguirlo más de seguido y encontré mucha novela sin mayor gracia, poco originales, repetitivas y hasta alguna que fui incapaz de leer. Esta vuelve a estar en la línea de lo que venían siendo estos premios. Creo que merece mucho la pena.
EliminarUn beso.
Esta novela ha sido mi primer acercamiento a la autora y me ha conquistado por completo. Lo narrado y muy especialmente la forma de hacerlo, ha conseguido meterme de lleno en una vida tan alejada en algunos aspectos de la mía y en cambio tan cercana en otros porque partiendo de la una cultura y forma de vida muy concreta, ha sabido extrapolar a temas universales que en un momento u otro nos han afectado a muchos.
ResponderEliminarBesos.
Sí, ese anhelo de libertad, de poder elegir el propio destino, , es universal, aunque en algunos lugares y en algunos momentos, resulte más complicado.
EliminarCiertamente, la forma de narrar resulta muy ilustrativa y mueve a la empatía. Me ha parecido una novela fantástica.
Un beso.