"El hijo del padre" Víctor del Árbol

«De pronto, eres tu padre. Te has convertido en lo que más odias. Hubo un tiempo en que quería desfigurarme la cara con los cristales del espejo. Luego aprendí a superarlo. Me dejé barba, reconstruí mi dentadura [...] También me hice un tatuaje en el hombro izquierdo (él odiaba los tatuajes, le recordaban a su padre) y, durante algunos años, lucí un vistoso pendiente. Pero solo era un disfraz. Mi padre seguía en mí como una maldición, como una música que nunca termina. En todo lo que yo hacía, decía, pensaba y sentía estaba él. Negarlo a él era negarme a mí mismo.
En algún momento nos convertimos en enemigos irreconciliables. Pero no siempre había sido así. Al principio, muy al principio, era la persona que más quería en este mundo».

A base de odios y resentimientos se alternan las generaciones con y sin tatuaje. Diego materializa su odio hacia su padre haciéndose un tatuaje. Su padre aborrece los tatuajes porque le recuerdan a su propio padre, Simón. Esta es una novela de padres e hijos, aunque no solo. También es una novela de ricos y pobres, de poderosos y desheredados y es una novela histórica o que cuenta la historia, al menos, algunos acontecimientos notables de la historia del siglo XX.

Pero la novela empieza con Diego, mejor dicho con unas notas extraídas de un manuscrito que Diego llevó a cabo entre enero y septiembre de 2011. A partir de esas notas (y de la presentación que las precede) sabemos muchas cosas. Sabemos que Diego está (o ha estado) en una celda en una Unidad de Evaluación Psiquiátrica. Y sabemos que ha habido un terrible crimen. «No voy a engañarte, todo lo que has oído sobre mí, y aun lo que no has oído, es cierto: secuestré a Martin Pearce, lo metí en el maletero de mi coche y conduje más de mil kilómetros hasta la Casa Grande. Una vez allí lo torturé durante tres días con sus largas noches y el 11 de noviembre de 2010 lo maté disparándole dos veces en la cabeza. Después llamé a la policía y me senté a esperar.
Pero esa no es toda la historia. Ni siquiera es una parte fundamental»

No, no lo es. Con ser dura e impactante la confesión de Diego, no es más que un detalle, un colofón a una historia que va hacia adelante y hacia atrás en el tiempo y que tiene tres protagonistas dependiendo de la época que se narre. Esa época se remonta en el pasado hasta 1936 y pasando por muchos momentos distintos nos llevará prácticamente por todo lo que resta de siglo XX y los primeros años del XXI, hasta 2011. Los lugares también son variados. El Pueblo, localidad que se sitúa en la provincia de Badajoz, es el origen de la familia y de casi todos los acontecimientos que se van a narrar. Allí empieza cronológicamente la historia en 1936 y allí vuelve Diego en 2010 al entierro de su padre. Pero de El Pueblo viajaremos a Rusia con la División Azul y con Simón, el abuelo, y al Sáhara con la Legión y con el padre de Diego, y a Barcelona con la emigración y con ellos tres. Pero no está contado de forma lineal, sino que los saltos en el tiempo son continuos como continua es la mezcla con esas notas en las que Diego nos habla desde 2011 y desde su reclusión en la Unidad de Evaluación Piquiátrica. Para terminar, también iremos conociendo a Martin Pearce desde que llegó como enfermero, en julio de 2010, a El Bosque de las Cenizas, una clínica situada en Vallvidrera.

Con todos esos mimbres se construye una historia en la que las frustraciones van pasando de padres a hijos. Todos tratan de escapar a su destino, pero todos terminan encontrándose con él. Lo único en lo que cada uno supera al anterior es en su situación económica y en sus menores cotas de dependencia, pero todos llevan dentro algo a lo que no pueden sustraerse: vienen de una estirpe de seres desfavorecidos, nacidos para cumplir órdenes y recibir castigos. Simón y su hijo, y puede que también su padre y su abuelo, fueron trabajadores en la casa de los Patriota, en «aquel caserón levantado en 1863 por un lejano Patriota enriquecido en Cuba, cuyo nombre se perdía en los orígenes de la genealogía de aquella familia que durante décadas gobernó la comarca con puño de hierro»

Simón y su hijo salieron de El Pueblo y el hijo llegó a comprar, muchos años después, el caserón de los Patriota como había prometido en su juventud cuando era un criado azotado por sus amos. El caserón, la Casa Grande, que heredó Diego a la muerte de su padre y que ya conocimos en sus primeras notas. Simón y su hijo se establecieron en Barcelona y acumularon resabios de rencores. Como los acumularían años después el hijo de Simón y Diego, su propio hijo. A veces los padres no soportan que los hijos sepan más, sean más. Luchan por ello, pero no lo soportan. Hay algo en su orgullo de machos o en su miseria de seres humanos que les impide gozar con la superioridad que van alcanzando sus hijos.  Los ridiculizan ante el ridículo que sienten ellos mismos y los hijos se revuelven y no entienden el porqué de tanto resentimiento. «Su padre aparecía tarde y nunca tenía nada que decirle. Le miraba, movía la cabeza y se sentaba a cenar. Masticaba con la boca abierta viendo las noticias en la televisión, y si algo le interesaba le preguntaba a Diego con tono burlón qué opinaba al respecto. El chico empezaba a hablar, pero enseguida se daba cuenta de que su padre no le tomaba en serio, de que solo quería discutir. Entonces se callaba y le permitía ridiculizarle. A veces su padre se ensañaba con ganas. Le llamaba el santurrón, o el listillo, o el curita. En ocasiones simplemente se refería a él como «el gilipollas este». [...] Diego despreciaba a su padre. Era el palurdo, el inútil, el cobarde, el mangante. El abusador. Nunca se lo decía, pero su padre se daba cuenta».

Diego reniega de su padre como antes su padre renegó de Simón, el suyo. Reniega porque se burla de él y lo ridiculiza, pero también por su abandono ante los desprecios de su madre y es que en la vida de Diego y en la de su padre y en la de su abuelo Simón hay muchos acontecimientos y están los hermanos, Lía sobre todo, y está la culpa y la traición y la desafección.

Termina la novela con una carta. Una carta que el padre le deja a Diego y que se encuentra mucho después de su muerte. Una carta que puede que Diego nunca reciba. Una carta en la que por fin, en la firma final, nos enteramos del nombre del padre y es que, así como el abuelo es Simón y el hijo es Diego, el padre es el hijo de Simón o el hijo de Alma Virtudes o el padre de Diego. Ha carecido de nombre hasta el momento en que toma la palabra. Según el propio Víctor del Árbol, en la estupenda entrevista que le hizo Marisa G. en su blog Lecturápolis, «ese nombre solo se revela cuando nos ponemos en paz con él, cuando podemos nombrarlo. Hasta el final de la novela, Diego no consigue aceptar la realidad de su padre, y eso significa reconocer que él ha hecho un constructo de su identidad sobre una mentira, sobre una excusa que le ha permitido esa épica de hombre hecho a sí mismo. Nadie se hace a sí mismo. Todos venimos de algún lugar, y hay que aceptar la herencia que nos ha tocado, la buena y la mala». No, no todo era tan malo en su padre como Diego se empeñaba en creer.

Víctor del Árbol

Esta es la sexta novela que leo de Víctor del Árbol y puedo decir que a la sexta va la vencida. Me explico. Hasta ahora, siempre decía que sus novelas  me enganchaban, pero no terminaban de convencerme. Quién quiera saber los motivos puede acercarse a las reseñas de las que dejo enlace al final de esta entrada. La opinión suele estar al final de cada reseña. Tras la última, con motivo de su anterior novela, Antes de los años terribles, terminaba preguntándome si volvería a leer a Víctor del Árbol. Pues bien, lo he hecho y por fin esta novela me ha convencido y no tengo pegas que ponerle. 

Me han gustado esas tormentosas relaciones entre padres e hijos, ese destino que los ha ido arrollando a todos ellos y haciendo que cada uno cometa los mismos errores y sea víctima de los ajenos. Víctimas además de la Historia y de esos dos mundos irreconciliables que durante muchos siglos fueron los amos y los criados. Víctimas, incluso, del hecho de salir de ese mundo sin encontrar un lugar en el otro. Me alegro mucho de haber vuelto a leer a Víctor del Árbol. Ahora sí puedo asegurar que lo seguiré leyendo. 

Dejo aquí debajo los enlaces a las entradas sobre las otras novelas de Víctor del Árbol que he leído.


Título del libro: El hijo del padre
Autor: Víctor del Árbol
Nacionalidad: España
Editorial: Destino
Año de publicación: 2021
Año de publicación original: 2021
Nº de páginas: 416

Comentarios

  1. Hola, Rosa!
    Esta novela, la vi por casualidad buscando una obra, que hablara de padres e hijas. Me llamó la atención pero me contuve porque en realidad tengo más libros por leer de lo que parece. Entonces, creo que ha sido un gran hallazgo leer que te ha gustado, puesto que iba a escoger esta obra y no recordaba el nombre del autor. Quizás puedas recomendarme alguna lectura que hable de padres e hijas. Buena reseña, cómo siempre. Un saludo!!

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    1. De padres e hijas concretamente, me viene ahora a la cabeza un clásico como es Buenos días, tristeza de Françoise Sagan. Actual está Dicen los síntomas de Bárbara Blasco, del que hace poco publiqué reseña. Como relación terrorífica, Ojos azules de Toni Morrison toda una premio Nobel. En este momento no recuerdo más, pero seguro que alguna se me ocurre.

      El hijo del padre también tiene su parte de relación de un padre con una hija, o mejor dicho, dos padres con dos hijas.
      Un beso.

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  2. Hola Rosa, a mi este autor me gusta mucho, aunque también es verdad que sólo he leído tres novelas, el resto las tengo en casa aún sin leer, este año tenía intención de ponerme con Respirar por la herida, pero creo que esta novela que traes me llama más y mi librero me la recomendado especialmente. Me alegro que esta novela te haya convencido. Besos.

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    1. A mí nunca terminó de convencerme. Me ha parecido excesivo en sus historias, queriendo hablar de demasiadas cosas. Le he pillado algún error gramatical, concretamente en su novela anterior, que no me parece de escritos consagrado y premiado. Pero lo que no se puede negar es que siempre me ha atrapado y tiene frases preciosas. Por fin, esta novela encuentro que no tengo pegas que ponerle. Me quedan dos por leer, pero son de las primeras: Respirar por la herida y La tristeza del samurai y no creo que alteren mucho mi opinión, aunque nunca se sabe.
      Un beso.

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  3. Para mí también ha sido la sexta novela que leo del autor, aunque en mi caso te cambio El peso de los muertos por Respirar por la herida. Su lectura me dejó como suelen hacerlo todas las del autor en mayor o menor medida, con una cierta incomodidad que se va asentando con el paso de los días y en este caso de forma muy especial porque el tema de los conflictos familiares y el peso del pasado siempre me generan muchísimo interés. En fin, otra gran lectura que no dudaré en recomendar y que estará entre mis mejores lecturas de este año.
    Besos.

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    1. No sé si llegará a entrar entre mis mejores lecturas, probablemente no, pero por fin me he reconciliado totalmente con el autor y puedo asegurar que tomaré su próxima novela con menos prevención que las anteriores. Quiero leer Respirar por la herida y también La tristeza del samurai que son las dos que me faltan.
      Un beso.

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  4. Eso de los saltos en el tiempo y el mezclar todo e ir de aquí allí con los tormentos interiores de los personajes es el sello de Víctor. A mí me faltan por leer algunas suyas aún pero la verdad es que siempre me han convencido por completo todas.
    Besos

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    1. Es algo que siempre me ha gustado del autor, ese ir de un tiempo a otro. ya digo que, aunque no haya terminado de convencerme, atraparme me atrapa totalmente. Ojalá a partir de ahora también me convenza.
      Un beso.

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  5. Parece una novela ambiciosa con tan amplio contexto histórico y generacional. Bueno, todas las del Víctor del Árbol me lo parecen a tenor de sus argumentos. Siempre he pensado, de manera injusta, que es un autor que está sobrevalorado. Y digo de manera injusta porque no he leído ninguno de sus libros, vamos, que soy injusta con alevosía y premeditación. A mí tanta opinión entusiasta sobre todos y cada uno de esos libros me causa bastante recelo, como que creo que son lecturas que van a estar bien pero que les va a faltar algo. De hecho las tuyas en las que afirmabas que el autor no te convencía plenamente (esta vez por fin lo ha hecho) han sido las únicas opiniones un poco tibias que me he ido encontrando. También es verdad que ninguna de sus novelas me ha dicho léeme, de lo contrario me hubiera animado a darle una oportunidad. De esta novela, sin decirme léeme, me ha llamado la atención esas relaciones paternofiliales que parece que están muy bien construidas. Es cierto que todos terminándonos reconociéndonos en algunas cosas en nuestros padres, incluso a veces en esas cosas de ellos que más criticamos. Es cierto que hay que tener cierto recorrido vital para poder ponernos en su lugar y comprenderlos. Es cierto también que algunos padres, aunque pueda parecer contradictorio pues se esfuerzan para que así sea, llevan mal el hecho de que sus hijos tengan un mejor posición económica, cultural, etc. Es como si el hijo saliera de la esfera a la que pertenece el padre, como si se convirtiera así en un extraño para el padre y este no pudiera comprenderlo revelándose contra esa incomprensión; o como si el mundo en el que ingresa el hijo fuera opuesto al del padre y este se sintiese atacado por ello (a veces son los hijos los que reniegan del mundo del padre). Son estos siempre temas muy interesantes y un filón inagotable para la literatura. Bueno, no digo que vaya a animarme a ser justa con el señor del Árbol, pero si me diera por leer alguno de sus libros, de momento me quedaría con este.
    Besos

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    1. Yo tampoco he entendido nunca el entusiasmo sin fisuras que provocaba. Lo leí la primera vez cuando ganó el Nadal con La víspera de casi todo que se puso para la tertulia del instituto y además hice la reseña para un blog en el que participaba, El club de los 1001 lectores. Me atrapó con su argumento, pero ya decía que hablaba de tantas cosas que podía haber escrito tres novelas con los temas que desarrollaba, lo que no deja de ser generoso por parte del autor que pudiendo publicar tres publica solo una novela. Bueno, bromas aparte, sus novelas están bien y son muy entretenidas, pero en todas había encontrado un pero que me chirriaba. Seguía leyéndolo porque siempre pensé que la siguiente sería la buena, la que me gustara sin objeciones. Pensé que eso iba a pasar con la anterior, Antes de los años terribles, pero tal vez por esperar más fue la que más críticas me provocó, hasta el punto de preguntarme si volvería a leer a Víctor del Árbol. Ahora sacó este libro y todo lo que leía sobre él me atraía y definitivamente, me animé a leerlo. No será la novela del siglo, pero por fin, no tengo reparos que ponerle y creo que es una buena e interesante novela. Ahora sí, reincidiré.
      Un beso.

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  6. ¡Hola Rosa! Parece que tú y yo estamos conectadas últimamente y literariamente hablando, jeje. Te cuento que leí de este autor "Por encima de la lluvia" y me gustó mucho, me pareció durilla, pero me gustó (ya sabes que yo no le hago ascos a argumentos duros). Y hace nada, he estado leyendo esta novela y he terminado abandonándola. El caso es que me enganchó bastante al principio con ese comienzo y esas relaciones familiares tan complicadas (me intrigaba especialmente saber que pasó con Martín Pearce y porqué se lo cargó, también la trama de la hija dada de lado, Lidia me gustaba mucho, pero llegó un momento de la lectura que se centraba todo el rato en la guerra (muchos capítulos) y la verdad es que o fui capaz de continuar, me aburría un poco.
    Ahora me dejas con la duda de si tendría que haber seguido
    Besos

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    1. ¿Abandonaste esta novela? madre mía yo hubiera sido incapaz. Desde esa primera confesión de asesinato por parte de Diego, hubiera sido incapaz de no enterarme del asunto, pero es que además, todo lo que cuenta me va interesando muchísimo. la verdad es que la única novela de Víctor del Árbol que me he visto tentada a abandonar fue Antes de los años terribles. El resto me han atrapado como la miel a la mosca. les he puesto pegas, he sido dura con ellas, pero se me han pegado a las manos. Puedo decir que, junto a esta, la otra que más me gustó fue Un millón de gotas, aunque a esa algún pero (sin demasiada importancia) le puse.
      Puede que te cansaras un poco de capítulos de guerra, pero tampoco son tantos y van alternando con otras cosas. En fin, si decides rescatarla, me cuentas.
      Un beso.

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  7. Hola. Solo he leído de este escritor La víspera de casi todo y esta novela la he comprado hace poco, me apetece volver a leerlo y más ahora. Gracias por tus impresiones.

    Besos y felices lecturas.

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    1. Seguro que esta novela te gusta. La víspera de casi todo fue lo primero que leí del autor y me pareció excesiva por tantas cosas como trataba, pero aun así me engancho mucho. Esta me ha parecido más equilibrada.
      Un beso.

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  8. En mi caso he leído cuatro novelas. Las cuatro me han gustado mucho pero para mí, hasta ahora, la más redonda, la más perfecta, Respirar por la herida. Tengo claro que esta novela la voy a leer y más viendo que, por fin, te ha atrapado. Excelente reseña.
    Besotes!!!

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    1. Pues justamente Respirar por la herida es una de las dos que me quedan por leer. Con esta recomendación espero ponerme en breve.
      Un beso.

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  9. Hola,
    es un novelón en toda la extensión de la palabra. Yo me estrené con Un millón de gotas y he llevado prendido al pecho a Elías mucho tiempo, me impactó mucho esa novela. Tengo todas las de Víctor, me faltan por leer Respirar por la herida y El peso de los muertos, y puedo decir que ninguna me ha impactado tanto como Un millón de gotas hasta que he leído esta que ya se pelea con aquella por alcanzar el puesto más alto. Leer a Víctor duele pero es maravilloso.
    Un beso, Rosa

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    1. Pues tenemos exactamente la misma opinión. En mi reseña de Un millón de gotas decía que hubiera merecido más el Nadal que La víspera de casi todo y sigo pensándolo. Aun así le encontré algún pero que no he visto en El hijo del padre. No es que sea la novela perfecta, pero no tengo objeciones reseñables que ponerle. Me ha gustado mucho. Para mí es la mejor por ahora.
      Un beso.

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  10. Hola.
    Pues me ha apetecido mucho, no sé cuantas vidas necesito para leer todo lo que quiero.
    Me gustan las relaciones tormentosas y me apetece sumergirme enla Rusia de la División Azul, en ese Sahara donde estuvo el abuelo de mi marido(tenemos fotos muy interesantes), y claro, quiero saber más sobre ese crimen espantoso.
    Milgracias por la reseña y feliz día.

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  11. Creo haber leído todas tus reseñas sobre las obras de Víctor del Árbol, pero hasta ahora no he leído ninguna. Esta, desde luego, resulta muy apetecible, pues las vidas y relaciones tortuosas entre las tres generaciones de hombres de una misma familia asegura la atención e interés del lector. No sé hasta qué punto, la relación de Diego con su padre y la de este con el suyo, o la genética, tiene algo que ver con la enfermedad mental del protagonista. Se dice que de padres maltratadores suelen salir hijos maltratadores, pero dudo que en este caso Diego acabe en un centro psiquiátrico por culpa de sus ascendientes. ¿O sí?
    Un beso.

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    1. Creo que tendrás que leer la novela para saber por qué Diego termina en ese centro de Evaluación Psiquiátrica. Te diré que creo que, en este caso, más que la genética influyen sus vivencias desde pequeño, sus relaciones con sus padres y su sentimiento de culpabilidad. Es que hay mucha tela en esas relaciones...
      Si no has leído nada de Víctor del Árbol puede que esta novela sea buena para empezar con el autor.
      Un beso.

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  12. El tema de las relaciones entre padres e hijos desvela siempre muchas cosas, desde luego. Ya te había leído alguna reseña de este autor y también la entrevista que comentas de Lecturápolis y sí que me parece interesante así que si esta es tu favorita, la tengo en cuenta, Rosa. Muchas gracias.

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    1. Creo que te gustará. En esta historia priman las relaciones de los hijos con los padres (no en general sino en masculino). Lo normal es que sean más las madres y sus hijos o hijas los que protagonicen novelas, pero aquí, aunque hay una hija que tiene mucha importancia, lo principal son los conflictos entre los padres y sus hijos primogénitos. Envidia, frustración, resentimiento, esperanzas frustradas... vete tú a sabe qué es lo que hace que los padres se comporten así.
      Un beso.

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  13. Tienes tantos y tantos buenos comentarios que casi no dejo el mio por pobre pero no quería dejarte sin un abrazo enorme y decirte que aunque no conozco el autor es un placer hacerlo contigo.
    Besazosbuhos.

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    1. Me alegro de haberte presentado a esta autor. Y gracias por dejar tu comentario. Aquí no ay comentarios pobres.
      Un beso.

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  14. Soy fiel lectora de este autor, compré el libro nada más ser publicado pero los libros de Víctor siempre me dejan algo tocada y aún no me he puesto con él, no es el momento adecuado y lo sé. Ya llegará ese momento, a ver si me vacunan de una vez y me sube el ánimo.
    Un beso

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    1. Yo no me puedo quejar. Este virus ha sido incapaz de desanimarme. También es cierto que no me ha afectado de cerca ni personalmente ni a personas allegadas. Por lo que se refiere a la falta de movilidad, restricciones, confinamientos, etc. como soy muy casera y no suelo salir mucho normalmente, poco ha cambiado mi vida.
      Llegará el momento para este libro y para otros muchos. la vacuna, antes o después, lo conseguirá.
      Un beso.

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  15. Desde que leí "Un millón de gotas" caí en las redes de la narrativa de este autor. Me ha gustado todo lo que he leído suyo. Sus personajes me parecen especiales, únicos. Incluso algún secundario se merecería su propia novela protagonista. Tienen historias que dejan huella.
    Un abrazo

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    1. Pues fíjate que uno de los fallos que yo le achaqué a La víspera de casi todo, novela con la que lo conocí y que por lo demás me gustó bastante, es eso que comentas de los personajes «algún secundario se merecería su propia novela protagonista». Habla de tantas cosas en sus novelas, y en esa en especial, que podría hacer otras novelas con las historias y los personajes que mete en cada una. Creo que es un fallo el querer hablar de tantas cosas a la vez. Pero por supuesto, no es más que una opinión muy personal.
      Por lo demás reconozco, como siempre, que sus novelas me enganchan y esta por fin me ha gustado sin peros ni pegas. Creo que, junto a Un millón de gotas, es la mejor que ha escrito.
      Un beso.

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  16. Rosa, he pasado muy muy por encima por tu reseña. Tengo mis impresiones muy nítidas en la cabeza y no quiero mezclarlas con las de otros lectores, para cuando haga la reseña. Ya volveré para comparar sensaciones. En cualquier caso, gracias por la mención. Un besote grande.

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    1. Gracias a ti. Víctor del Árbol es un hombre que, a pesar de que sus novelas hasta esta última no han terminado de convencerme, siempre me ha caído bien. Con tu entrevista se afianzó mi simpatía por el autor. Quedo con ganas de leer tu reseña.
      Un beso.

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