"Días sin sol" Félix García Hernán

«Era un hombre con suerte; todavía no podía creer cómo había salido tan bien parado de las acusaciones que lo involucraron en la archiconocida «Operación Guateque». Debido a su altísima posición como funcionario en la dirección del Ayuntamiento de Madrid, lo que empezó hace años con la aceptación de un jamón y una caja de Rioja, provenientes de un promotor agradecido por la presteza con la que había movido su expediente, se había acabado convirtiendo en un inmenso caudal de ingresos. Aunque hacía varios años que el desmantelamiento por parte de la Justicia de la red de corrupción imperante en el Ayuntamiento de Madrid le había obligado a detener su lucrativa actividad, el dinero recolectado hasta ese momento era de tal magnitud que le permitiría vivir, sin duda, desahogadamente el resto de su vida».

Estamos en Madrid en agosto de 2012 y no, que nadie busque en su memoria o en las hemerotecas a quién puede corresponder la identidad de este alto funcionario del Ayuntamiento de Madrid, porque ya lo dice el autor en la nota que precede a la novela: «Esta novela ha de valorarse como producto de la imaginación del autor. Por tanto, no debe inducir a atribuir conductas, acciones o palabras concretas a ninguna persona existente o que haya existido en la realidad». Vamos, que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. 

En 2012 se suponía, eso nos querían vender, que la crisis había llegado a su fin. No entiendo mucho de economía. Puede que así fuera, pero lo que desde luego no se había terminado eran las consecuencias de la crisis, las víctimas que esta había ido dejando por el camino. Esas consecuencias, aumentadas a la vez que camufladas por todo lo que ha venido después, aún no se han terminado. Y de esas víctimas es de lo que nos habla Félix García Hernán en Días sin sol. 

De las víctimas y de los victimarios y de los que se quedaron a medias, porque en la crisis hubo culpables sin paliativos, o si no culpables de la crisis, sí de aprovecharse de ella aumentando la ruina de muchos.  Hubo víctimas, por supuesto, las sigue habiendo. Diez años después viví espantada y dolorida un suicidio que venía directamente de 2008 y que seguramente nunca se hubiera producido de no ser por esa crisis. Esas fueron víctimas sin mancha, las que lo perdieron todo sin haber tenido culpa de nada. Y hubo víctimas que, en cierto modo, fueron un tanto responsables de lo que les sucedió por haber confundido una situación de bonanza con algo estable y definitivo.  De estas, algunas salieron finalmente bien paradas y otras fueron incapaces de recuperar su estatus.

«En su juzgado han caído algunos de los concursos de acreedores más sonados. [...]  Se comenta que los administradores a los que adjudicaba las empresas que entraban a concurso se desvivían para "agradecer" el nombramiento»

«No pudo evitar evocar los tiempos en los que le tenían que recordar que pasase por administración para retirar su nómina. Las propinas y demás prebendas triplicaban o cuadruplicaban su salario»

«El chalé tenía una parcela cercana a los mil metros y más de trescientos construidos. Demasiado para los dos, objetó Eduardo [...] ¡más de setecientos mil euros! Su sueldo como funcionario de la Comunidad de Madrid no llegaba a los mil quinientos euros, a los que había que sumar otros mil de Raquel y, eso sí, las comisiones de venta de ella, que podían superar fácilmente los tres mil euros. [...] la hipoteca, a pagar durante veinte años, se aproximaría a los dos mil quinientos euros mensuales».

Con estos tipos de personajes, Félix García Hernán construye en Días sin sol una historia de corrupción, venganza, dominación, traición, culpabilidad, compasión... Ingredientes más que suculentos para una buena historia negra y policial. Una novela trepidante desde el principio, desde que Rodrigo de la Torre se liga a una mujer espectacular en un bar de postín en una madrugada madrileña.

Cuando aparece un cadáver en la suite presidencial del exclusivo hotel Miguel Ángel, el comisario Javier Gallardo no está en condiciones de investigarlo. Ahora no es más que un burócrata, el Jefe de la División de Gestión Económica. Tan solo revisa y firma expedientes. Un ascenso que esconde en realidad una forma de evitar que se dedique a la investigación. «una patada hacia arriba» como él lo llama. Pero el caso resultará tan complicado y en las altas esferas se sufrirán tantas presiones que no les queda más remedio que acudir a él como mejor investigador conocido para que les saque del apuro. Y él elegirá a su equipo y en él veremos de nuevo a Fernando Luengo y a Raúl Olaya.

Y veremos más cosas porque el lector, testigo privilegiado, sabrá todo desde el principio. Quién mata, por qué mata, cómo se va pergeñando la venganza que tres damnificados de la crisis, más o menos inocentes, deciden llevar a cabo contra los que consideran culpables de su caída desde las alturas. César, María y Eduardo entrarán en contacto, hartos de protestar en el foro de un periódico y decididos a hacer algo que realmente sirva para dar ejemplo y que les aplaque sus ansias de venganza y de pataleo furioso. 

Cada uno de los tres es movido por motivos diferentes. María quiere quitarse de encima un estorbo que le está amargando la vida y amenaza con hacerlo más aún. Es la que más tiene que ganar, aunque también la más reacia; Eduardo quiere sencillamente vengarse de agravios y humillaciones. Tan solo le mueve el odio. César...bueno César es un personaje aparte que lo que quiere, además de venganza, es el aplauso popular, ser considerado una especie de súper héroe vengador. César es el cerebro un tanto ofuscado de todo, pues su afición a las películas y las novelas negras y policíacas le lleva a toparse con la inspiración que estará detrás de sus crímenes.

Lo que César no sabe es que se enfrenta a uno de los mejores investigadores de la Policía Nacional; lo que su orgullo no le deja detectar es que, en su afán por obtener reconocimiento público, está cometiendo errores que pueden resultar fatales. Lo que Javier Gallardo ignora es que está a punto de toparse con una de esas situaciones que le ponen a uno en la línea que nunca se debe traspasar, la de confundir los sentimientos y apiadarse de quien se debe poner entre rejas. Hay otras líneas que ya ha traspasado, porque Javier Gallardo no es de los que cumplen la normas a rajatabla como se reconoce a sí mismo. «[...] ordenas a tus subordinados sin pudor que entren en casas donde no tienen ningún tipo de permiso; haces algo tan detestable como intervenir, también sin permiso, el correo de unos ciudadanos que ningún juez ha condenado todavía; desobedeces sin pestañear a tus jefes saltándote las líneas de mando; y aún te atreves a sentirte indignado porque tus métodos no son del agrado de esos superiores a los que tanto ninguneas. No tienes vergüenza».

Félix García Hernán

La tercera novela que leo de Félix García Hernán se supone que es la tercera de la serie del comisario Javier Gallardo, así aparece calificada por doquier, pero está a punto de estrenarse una película basada en una novela anterior, Delfines de plata, en la que también aparece el personaje, que por cierto interpreta Rodrigo Sancho. Sería así la cuarta de la serie, aunque es cierto que con la novela que alcanzó el éxito definitivo fue Cava dos fosas, otra historia de venganza cuya acción es inmediatamente posterior cronológicamente a Días sin sol. Así, aquella empieza con Javier Gallardo en los Pirineos disfrutando de un descanso en su trabajo y en esta lo vemos pensando que «alegaría motivos personales para abandonar el caso y pediría una excedencia de unos meses en el cuerpo. Si no mucho, tenía un poco de dinero ahorrado, lo suficiente para perderse en alguno de los pueblos del Pirineo que le gustaban tanto y reflexionar sobre si le merecía la pena seguir en una profesión a la que había traicionado tantas veces».

No pienso perderme ni una de las aventuras presentes, futuras o pasadas de Javier Gallardo y, si a alguien le da pereza por ser una serie, que sepa que se pueden leer de forma totalmente independiente porque cada una tiene muy poco que ver con las anteriores y ni siquiera están publicadas de manera cronológica. Ni tampoco me pienso perder una sola de las novelas de Félix García Hernán porque las disfruto mucho y tienen el valor de mostrar las cosas como son, con sus partes luminosas y sus zonas sombrías, porque en este mundo gris nada es totalmente blanco o negro.  

Las otras novelas de Félix García Hernán que he leído. son: 

Cava dos fosas

Pastores del mal 

Título del libro: Días sin sol

Autor: Félix García Hernán
Nacionalidad: Epaña

Editorial: Alrevés

Año de publicación: 2022

Año de publicación original: 2022

Nº de páginas: 392