Dos de Annie Ernaux


Pura pasión fue una novela que me dejó, hace casi tres años, una sensación confusa. Decía en la reseña que le escribí entonces «no he podido evitar preguntarme si era necesario que nos contara un episodio de su vida privada, si no sería un tanto exhibicionista este desnudar sus sentimientos y hacer a los lectores cómplices de su propia vida (la de la autora). Todo ello, además, teniendo en cuenta que en otras novelas, por lo que sé, cuenta otros episodios de su vida y de la de sus padres. Pero ante el gran interés que la novela me suscita, sigo reflexionando y pienso que si me gustan las historias sencillas, las que cuentan la vida de la gente, ¿qué más da que sean ficticias o autobiográficas? ¿Hay algo más sencillo, más apegado a la vida de cada día que el enamoramiento y todas las faenas (en el sentido de trabajo a realizar) que conlleva? ¿Es exhibicionismo? ¿Es humilde confesión de una situación vivida?».

La auto ficción está muy de moda. Novelar la propia vida añadiendo elementos ficticios en mayor o menor cantidad para escribir una obra narrativa es algo que muchos autores practican. Algunos, como Delphine de Vigan en varias de sus novelas o Miguel Ángel Oeste en la última, Vengo de ese miedo, con un acierto indiscutible consiguen fantásticas novelas más o menos ficticias, más o menos reales; honestas, valientes y humildes. 

No me queda la misma sensación tras terminar la tercera ¿novela? que leo de Annie Ernaux. A medida que voy avanzando en la lectura, sobre todo de El acontecimiento, retomo aquella sensación ya experimentada con Pura pasión y me veo preguntándome ¿qué necesidad hay de todo esto? Todos tenemos nuestras neuras y paranoias y hemos sufrido mucho, ¿a qué viene creer que todo el mundo se interesa por tus traumas concretos? 

Empiezo por leer El lugar y la termino con agrado. En ella nos cuenta sobre todo la vida de sus padres y abuelos. Comienza con la muerte del padre que rememora la autora y narradora, 

«Hice los exámenes prácticos de aptitud pedagógica en un instituto de Lyón, por la zona de la Groix-Rousse [...] Mi padre murió exactamente dos meses después. Tenía sesenta y siete años y regentaba con mi madre un café-colmado en un barrio tranquilo no lejos de la estación, en Y… (en la región del Seine-Maritime). Contaba con retirarse en un año. A menudo, durante unos segundos, ya no sé si la escena del instituto de Lyón tuvo lugar antes o después, si el mes de abril ventoso en que me veo esperando el autobús en la Croix-Rousse debe preceder o seguir al asfixiante mes de junio de su muerte».

A partir de ese hecho, y mientras espera su primer empleo al final del verano, la autora decide que tiene que contar la vida de su padre y lo distanciados que estuvieron durante su adolescencia. Una adolescencia en la que se manifiesta por parte de la hija la percepción de que se está dando una distancia de clase con su padre. La hija avanza en su posición social mediante el estudio y el contacto con otras clases sociales, pasa a formar parte de otro status, de otro mundo en definitiva. Así empieza a narrar la historia desde sus abuelos. 

La pobreza y la miseria fueron la constante en la infancia de su padre: hambre, lombrices, absentismo escolar para poder trabajar. «Cuando ahora leo a Proust o a Mauriac, no creo que evoquen los tiempos en que mi padre era niño. El panorama de mi padre es de la Edad Media». Y no obstante, el padre aprendió a leer y a escribir sin faltas. 

El padre después de la guerra, abre un café en Y..., una ciudad normanda,  y se convierte en dueño de su propio negocio. Puede que se superara aquella situación de Edad Media vivida en su infancia y juventud. Al menos materialmente y solo en parte, porque superarlas mentalmente era más difícil. «AI escribir se estrecha el camino entre dignificar un modo de vida considerado inferior y denunciar la alienación que conlleva. Porque esas formas de vida eran las nuestras, y casi era felicidad, pero también lo eran las humillantes barreras de nuestra condición (conciencia de que "en casa no estamos del todo bien"), quisiera decir felicidad y alienación a la vez. O más bien la impresión de balancearse de un extremo a otro de esta contradicción»

Y esa inferioridad le dolerá más a la autora, hará el muro que la separa de sus padres más alto aún cuando, ya superado por ella, sea consciente de lo que aún permanece en su padre. Una inferioridad que provocará en ella, y presiente que en su padre, distintos sentimientos.

«Vergüenza por no saber lo que por fuerza hubiéramos sabido si no hubiéramos sido lo que éramos, inferiores [...] Odio y servilismo, odio a su propio servilismo. En lo más hondo de sí mismo, el anhelo de todo comerciante, ser el único en toda una ciudad. Íbamos a comprar el pan a un kilómetro de casa porque el panadero de al lado no nos compraba nada [...] 
Me hubiera dado vergüenza reprocharle que no pudiera enviarme de vacaciones, pero estaba segura de que sí era lícito querer que cambiara sus maneras. Quizás él hubiera preferido otra hija».

El Lugar constituye unas memorias y a la vez es una historia de formación. La lucha de la narradora por superar la situación paterna y los sentimientos encontrados que eso le supone me resulta un tema lo suficientemente interesante y termino la novela animada y con una agradable sensación.

Cuando empieza El acontecimiento espero terminar con sentimientos similares, pero pronto veo que no va a ser así. El acontecimiento es el relato de un hecho muy puntual en la vida de la autora, concretamente un aborto que se hizo provocar con veintitrés años. De nuevo vemos su sensación de ser una impostora en el mundo al que ha accedido, un mundo que se alza sobre el de su infancia y al que se llega por el estudio. Ahora es universitaria y está en Ruan estudiando Filología

«Yo era la primera persona de mi familia que estudiaba una carrera. Todos los demás habían sido obreros o pequeños comerciantes. Había conseguido escapar de la fábrica y de la tienda. Pero ni la reválida ni la licenciatura en letras habían conseguido alejar la fatalidad de una pobreza heredada cuyos emblemas eran el padre alcohólico y la madre soltera. No había podido librarme de ello, y lo que estaba creciendo dentro de mí era, en cierto sentido, el fracaso social».

El acontecimiento narra y reflexiona sobre todas las dificultades que una chica de veintitrés años en la Francia de 1963, muy similar a España en aquellos tiempos por lo que veo, sufre ante el hecho de verse embarazada y saber que, de llevar a término el embarazo, toda su vida se verá alterada y sus planes de estudio y trabajo seriamente comprometidos. En ningún momento se plantea dejar que nazca la criatura y todo el libro lo constituye su búsqueda de una forma de abortar sin poner demasiado en peligro su vida. 

La historia está escrita en el año 2000, treinta y siete años después de los hechos que narra y, sin embargo, consulta sus agendas y diarios de la época. Es algo que me ha llamado mucho la atención. ¿se guardan durante tanto tiempo las agendas? Yo nunca he tenido agenda, pero las notas de cada curso que iba apuntando en distintas libretas (fechas de exámenes, actividades complementarias y/o extraescolares, fechas de recepción de trabajos etc.) las tiraba feliz al terminar cada curso. Claro que yo nunca fui escritora ni planeé contar mi vida en sucesivos libros.

Empiezo a ver una suerte de narcisismo en la narración. Sí, es la historia de un suceso muy duro y traumático, pero veo un tono en la escritura que me chirría. La narradora se levanta desafiante ante el mundo. No llego a empatizar con el personaje, no llego a comprenderla. Aunque me den mucha pena las situaciones de dureza y soledad que tiene que vivir no entiendo el orgullo desafiante que destilan algunas de sus frases. Orgullo que ella misma me confirma ya casi al final del libro. «No sabía si había estado en el límite del horror o de la belleza. Sentía orgullo. Probablemente el mismo que sienten los navegantes solitarios, los drogadictos y los ladrones, el de haber llegado a donde a los demás nunca se les pasará por la cabeza ir. Quizás haya sido este orgullo lo que me ha llevado a escribir este relato».

Tras las dudas provocadas en mí por Pura Pasión, la lectura de estas dos novelas, si es que se les puede llamar así, me las despeja en parte. La autora escribe muy bien, pero si toda su obra consiste en la narración de su vida en capítulos (parece ser que todos sus numerosos libros cuentan algún hecho muy puntual de la misma), creo que ya he tenido bastante. La forma en que lo cuenta, además, no me resulta atractiva. Pone demasiado énfasis en sí misma y en sus circunstancias. Veo mucho ego sobrevolando las páginas de sus libros. Algo tienen que me hace perder las ganas de enfrentarme de nuevo a sus vivencias y por supuesto creo que el Nobel hubiera estado en mejores manos si lo hubiera obtenido alguna otra de las eternas aspirantes. 

Título del libro: El lugar / El acontecimiento
Autora: Annie Ernaux
Nacionalidad: Francia
Título original: La Place / L'evenement
Traducción: Nahir Gutiérrez / Mercedes y Berta Corral
Editorial: Tusquets
Año de publicación: 2020 / 2019
Año de publicación original: 1983 / 2000
Nº de páginas: 112 / 128

Comentarios

  1. He dicho en alguna ocasión que solo suelen gustarme las biografías de personajes famosos que han tenido un papel preponderante en nuestra sociedad, sobre todo en tiempos pasados. El caso, como este, de una biografía novelada, en el que no se distingue claramente la realidad de la ficción, puede resultar interesante, como si pensáramos que todo es pura ficción y que habla de un sujeto imaginario, pero tiene que estar muy bien narrado para atraer al lector. Por lo que dices, esto no está del todo claro, así que no son estas una obras que me atraigan.
    Recién jubilado, me puse a escribir unas memorias noveladas, o una novela biográfica, ehando mano de mi memoria prodigiosa, añadiendo personajes de ficción para darle un toque más novelesco e interesante. Pero ¿a quién le iba a interesar la vida y milagros de un perfecto desconocido? Así que solo hice una tirada muy corta para regalarla a mis parientes más allegados, los únicos que salían suficientemente bien parados, ja, ja, ja. Si hubiera sido una persona del mundillo literario mínimamente conocida, seguro que alguna editorial se habría interesado, pues, como me dijo mi hija mayor, muchas personas de mi edad se podrían ver identificadas.
    Ya ves, he dedicado este comentario más a mi disquisición personal (tómalo con humor) que a tu reseña. Siento esta intromisión, pero la vida contada de esa autora me lo ha provocado, je, je.
    Un beso.

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    1. La vida y milagros de un perfecto desconocido le pueden interesar a mucha gente si están bien contados y se consigue una buena novela. Lo consigue Miguel Ángel Oeste con Vengo se ese miedo, que es mi anterior reseña, y lo consigue Delphine de Vigan con varias de sus novelas. Lo que me pasa con Annie Ernaux es que, más que novelas, sus libros son memorias de sucesos puntuales de su vida, en las que la veo demasiado a ella. La leo y siento que hay mucho ego, mucha necesidad de que todo el mundo sepa su vida. La verdad es que tampoco sé explicarlo. Es una sensación que tengo al leer sus libros, sobre todo algunos. No me ha pasado con El Lugar, pero sí con El acontecimiento y Pura pasión. Eso sin obviar que por momentos se me han hecho algo pesados. Puede que le dé alguna oportunidad más, sus libros son tan cortos que en una tarde se leen.
      Y me ha encantado saber de tus memorias y conocer tus disquisiciones. Para eso son los comentarios.
      Un beso.

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  2. Justo esa sensación de "qué necesidad?" tengo en ocasiones con la autoficción y es por eso que no siempre me animo. Excepciones hay claro, como el caso de De Vigan que mencionas y que para mí es una autora de referencia escriba lo que escriba y viendo ahora mismo pasar el carrusel de tus mejores lecturas de 2021, recuerdo lo mucho que me gustó y conmocionó Arde este libro de Fernando Marías, pero no siempre es el caso y a menudo no es solo el qué necesidad, sino que también siento cierto pudor ante algunos hechos... En fin, que la autoficción es complicada, imagino que para escribirla y desde luego para leerla.
    Besos.

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    1. Delphine de Vigan ha demostrado con sus novelas biográficas y con las de pura ficción que es una novelista fantástica y creo que eso le falta a Annie Ernaux. Ella cuenta sus memorias y, aunque escribe muy, bien sientes que te está contando su vida y eso, "qué necesidad" hay. Y no es que carezca de interés. El lugar me ha resultado interesante en muchas reflexiones, pero no ha terminado de convencerme.
      Un beso.

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  3. Buenas tardes, Rosa.

    Te voy a ser sincera. No he leído nunca a esta escritora y no creo que lo haga. Todo lo que has contado me repele bastante. He leído libros muy duros basados en hecho reales, en experiencias sufridas por sus protagonistas, pero nunca he encontrado narcisismo en estos libros. Siempre los he visto como textos instructivos y generosos. Las personas que hablan tanto sobre sí mismas suelen ser tóxicas, y de éstas es mejor huir. Hoy, como excepción, no me llevo el libro. No obstante, me ha encantado tu análisis valiente de la novela.

    Un abrazo y muy feliz fin de semana!!

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    1. Me ha costado mucho hacer la reseña. es más fácil decir por qué te gusta un libro que por qué no te gusta. Sobre todo cuando tampoco se puede decir no tenga su interés. Yo he visto narcisismo en algunos momentos, pero tampoco sé si no será una impresión puramente mía. Claro que, en lo que se refiere a opiniones, eso son todas. No desaconsejaría leer a la autora (sus libros son tan cortos que tampoco cuesta demasiado tiempo ni esfuerzo), pero tampoco a recomendaría por mucho premio Nobel que tenga.
      Un beso.

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  4. Pues vaya..., parece que ambas nos enfrentamos últimamente a libros cuyos argumentos nos chirrían bastante. Te ha pasado con Ernaux lo que a mi con Gómez Jurado y mi última lectura, que al menos leerla te ha confirmado un poco lo que ya sabías, pero que necesitabas darle alguna otra oportunidad para quedarte definitivamente convencida de que la autora no es para ti.
    Fíjate que no la he leído y cuando me entere de lo del Nobel, si te soy sincera, eso no hizo que me apeteciera mas (no deja e asombrarme cómo, cada vez que se le da un Premio a un autor cuyos libros se mueven muy poco en las estanterías de la biblioteca hasta ese momento, de repente, de la noche a la mañana la gente se pega por ellos y empiezan a estar reservados y reservados y no hay forma de pillarlos, no para mi, que generalmente no suelen atraerme nada esos Premios, ni el Nobel ni el Planeta).
    Si antes no me atraía nada la autora, que no dudo que escriba fenomenal, ahora menos, no sabes lo bien que me ha venido tu reseña y saber tu opinión.
    A mí, muchas historias reales noveladas me gustan mucho, las disfruto mucho, pero claro tienen que estar bien contadas, bien escritas y contar cosas que me resulten atractivas (como tú dices, lo que pasa con Oestes y De Vigan). De hecho, me da igual como a ti, que la historia que leo sea real o ficticia mientras lo que me cuente me enganche e interese.
    La historia de su aborto bien contada, dejando narcisismos apartados, podría haber sido algo muy atractivo, al menos para mi, le podría haber sacado mucho partido si hubiera sabido hacerlo.
    En fin, Rosa, que agradezco mucho que me hayas quitado a esta autora de la cabeza (aunque no me atraigan los Premios, siempre le doy vueltas de si leerlo o no leerlo) y que tú ya lo tengas claro, al menos para eso te han servido estas lecturas, que no es poco
    Un beso!

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    1. Yo de los Premios Planeta suelo huir, pero a los Nobel me gusta conocerlos. la verdad es que casi siempre me han gustado y algunos, hasta entusiasmado. A Annie Ernaux ya la conocía y me había dejado con la duda.
      Si para ti la historia de su aborto resulta atractiva, hasta te recomiendo que la leas. Igual resulta que a ti te da sensaciones distintas y como se puede leer en una tarde (dos si te lo tomas con calma) tampoco te va a quitar demasiado tiempo. La historia es bastante traumática y choca ver cómo la situación de Francia en aquella época respecto a ese tema no estaba mejor que en España.
      Desde luego, nada que ver con de Delphine de Vigan, Miguel Ángel Oeste o Fernando Marías, que me lo ha recordado Manuela y es de la mejor novela autobiografica que he leído.
      Un beso.

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  5. Yo no he leído nada de ella hasta ahora y por el momento creo que la voy a dejar en espera. Lo,que cuentas no la hace muy atractiva, especialmente ese punto narcisista que parece que tiene. Gracias por el análisis, Rosa. Un beso.

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    1. Desde luego, hay cosas mucho más interesantes desde mi unto de vista; premios Nobel que aportan mucho más. El narcisismo, igual otros lectores no lo ven. Es curioso, pero no he visto reseñas de la autora desde que le dieron el premio y me gustaría ver si otros comparten mis puntos de vista.
      Un beso.

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  6. El onanismo literario quizás nos diga que determinados autores solo saben o solo les interesa escribir sobre sí mismos. Dicho lo cual hay una versión cinematográfica de El acontecimiento dirigida por Audrey Diwan que me gustó bastante. O al menos me pareció interesante. ¿Quizás mejor la peli que el libro je,je?

    Feliz domingo, Rosa.

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    1. Puede que en película, si no tiene demasiada voz en off, resulte más interesante que el libro. El libro tiene interés, no lo voy a negar, muestra una Francia que era muy similar en ciertos aspectos a la España de esos años sesenta, aunque pueda parecer mentira, y el tema se las trae tal y como lo sufrió la autora/narradora, pero para mi gusto el que cuente su vida en cada libro resulta eso, que solo sabe hablar de sí misma. Y no lo hace mal, pero...
      Un beso.

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  7. Hola, Rosa:
    Gracias por tu detallada reflexión lectora.
    No creo haber leído a Annie Ernaux (quizá mi memoria me falle en esto, como lo hace en tantas cosas). Y tras haber releído tu impresión lectora se ha desvanecido toda posibilidad de hacerlo.
    Veo que acreditas la traducción a tres personas y que te refieres a los títulos en español de las obras. No sé si aprecias alguna diferencia literaria al leer los diferentes trabajos de traducción. Pero ese exceso de ego o esa falta de interés argumental en sus ficciones son patrones exclusivamente atribuibles al trabajo de autoría, no al de traducción.
    Un abrazo, Rosa.

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    1. Lo de la traducción siempre me causa dudas. hay veces en que te preguntas si los fallos o los aciertos se deberán a la autoría o a la traducción. Prefiero no pensarlo mucho.
      En este caso, no creo que las diferencias notadas en los libros se deban a las traductoras. El primero me gustó más tal vez porque habla más de sus padres y menos de ella y porque las reflexiones ante su alejamiento social y cultural de los padres son bastante interesantes. En el segundo, ella lo llena todo y, aunque también tiene sus partes interesantes, hay (o yo veo), demasiado ego.
      No sé si sentirme mal por haberte disuadido de leer a la autora. Igual a ti te daba otra impresión.
      Un abrazo.

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  8. Hola, Rosa.
    Qué interesante me ha resultado leerte. No he leído a esta autora, pero claro, con lo del Nobel, si antes la veía, ahora más. No me termina de llamar la atención, aunque me la recomiendan mucho y en principio podría ver interesante algunas temáticas que trata o incluso, como parece tratarlas. Hablan tan bien de ella que eso hace que se me aumenten más las ganas. Al leerte, no es que me las hayas quitado, quién sabe, lo mismo me encanta ¿no?, pero veo muy coherente lo que dices y creo que también podría sentir esa sensación al leerla. Ese ego y ese narcisismo que pareces vislumbrar en sus escritos, no debería ser descabellado si todo lo que escribe es en relación a vivencias suyas y contadas por ella jaja elevándose al parecer. En fin, que le veo mucho sentido a que realmente eso esté ahí, no es tampoco poco habitual en algunos escritores/as que hablan sobre sí mismos en sus escritos. Me has aportado una visión muy distinta a todo lo que había leído sobre la autora y sobre sus obras, que sin duda agradezco para ajustar expectativas y también para saber que quizás yo también lo sienta así cuando la lea (si es que la leo, ya te digo que me cuesta meterla entre tantos pendientes que estoy deseando leer...).
    Un abrazo.

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    1. Me alegro de no haberte quitado las ganas de leer a Anne Ernaux. Siempre pienso en eso que dices, que igual ese libro que no me ha gustado le encanta a otra persona. Es una responsabilidad opinar sobre los libros, pero no queda otro remedio que hacerlo si se tiene un blog literario.
      Me alegro también de haberte dado una nueva visión de la autora. es cierto que se la alaba mucho y también he leído críticas que no la dejan en muy buen lugar e incluso se ensañan con ella. Curiosamente, nada de esto he visto en blogs, sino en algunos artículos de periódicos digitales. En los blogs se la ve muy poco, al menos en los que yo sigo.
      Me gustará saber tu opinión si te decides a leerla.
      Un beso.

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  9. Algo me pasa con esta autora. Es de esas que a priori tiene todo para gustarme y que me lance a por sus libros, pero a la vez tengo como el presentimiento de que me va a decepcionar. Creo que es por esa sobreexposición de su intimidad. Me resulta ya cansina sin haberla leído solo por las reseñas que vengo leyendo (y no ahora por lo del Nobel, sino en los últimos años) sobre sus libros, algunas muy entusiastas y otras más en la línea de tu opinión sobre ella. Me gusta la autoficción, como ya sabes. Me parecen muy generosos los escritores que se cuentan a sí mismos, pero, en algunos casos, me quedo con la sensación de utilización de esa intimidad. En ese sentido (y ya que la citas) de Vigan me parece un magnífico ejemplo de autoficción de la buena. Creo que es muy lista y muy hábil y que sabe jugar muy bien con lo que cuenta y con lo que calla (e incluso con ficción y realidad como hace en Basada en hechos reales). Y como ejemplo de lo contrario estaría Christine Angot, una escritora que, al igual que Annie Ernaux, basa toda su obra en su vida. Solo he leído un libro suyo, Un amor imposible. La primera parte del libro, que es la que más ficciona, es la que más me gustó. Con la segunda me quedé con la sensación de que no había superado los escollos en la relación con su madre y ese cierto resentimiento que desprendía me empañó en cierto modo la lectura. Me quedé con ganas de leer algo más de ella por despejar dudas, pero hasta la fecha no lo he hecho. Probablemente esta comparación que estoy haciendo sea injusta. Son dos escritoras que han hecho lo mismo: utilizar sucesos privados de su vida para escribir sus obras. Y soy consciente de que el hecho de que en un caso me parezca bien y en otro no tanto es porque en el primero me convence hasta el punto de olvidarme de ello y de no importarme si lo que me cuentan es real o no, mientras que en el segundo esa sensación de que algo chirría no me permite evadirme. Soy injusta también hablando de Annie Ernaux sin haberla leído. Ahora mismo no estoy por la labor de hacerlo, pero tampoco puedo descartar no darle una oportunidad en un futuro por ver si confirmo o no mis sospechas.
    Besos

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    1. Una de las primeras preguntas que me hice, ya cuando leí Pura pasión hace un par de años, fue por qué algunos libros de autoficción me gustaban y otros no. Y creo que el quid está en eso que dices, que te puedas olvidar de que hay autobiografía, que no te importe lo que hay de realidad y de ficción. Con Annie Ernaux y con Christine Angot (he leído también Un amor imposible) eso no pasa. Se las ve demasiado detrás de su obra, hay poca ficción y mucha autobiografía, más que novelas son memorias. Hay una exposición de su vida que resulta un tanto narcisista, sobre todo cuando tan solo han escrito acerca de sí mismas.
      Delphine de Vigan (y es curioso que las tres son francesas) es todo lo contrario. escribe novelas, te lleva de la realidad a la ficción y te hace preguntarte qué es cada episodio que te cuenta. Además, escribe también novelas que nada tienen que ver con ella y su vida y siempre lo hace de maravilla.
      Puede que aún le dé otra oportunidad a Annie Ernaux. Lo bueno que tiene es que sus novelas son tan cortitas que la inversión en tiempo es mínima, cosa que se agradece.
      Un beso.

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  10. Hola Rosa, no he leído nada de la autora y pensaba hacerlo ahora con el Nobel, que no es que sea yo muy de premios, pero me parecía que algo debía tener para que se lo dieran a ella frente a estos eternos candidatos. Ahora con tu reseña me has dejado indecisa, me gusta bastante la autoficion, pero hay que saber hacerlo bien sino se puede caer en el egocentrismo y la autocomplacencia, que por lo que cuentas, es lo que le ha pasado a la autora. En fin, me apunto El lugar, que parece que te ha gustado más. Besos.

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    1. Seguramente disfrutarás leyendo El lugar. A mí es la que más me ha gustado. No dejes de leerla porque puede que mis impresiones no coincidan con las tuyas.
      Respecto al Premio Nobel, a mí me gusta siempre leer algo de los que lo obtienen, aunque hay muchos que aún tengo pendientes y eso solo de los últimos años. Creo que alguno de los eternos candidatos como Margareth Atwood o Joyce Carol Oates (por desgracia ya no se puede hablar de Javier Marías) lo merecían mucho más. Su obra es más variada y su ficción buenísima.
      Un beso.

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  11. Hola. Yo la verdad es que si me cuentan bien la historia, en realidad prefiero no saber si es ficticia o no, al fin y al cabo no los conocemos de nada a los autores. Con este género lo que me interesa y lo que le pido es que me emocionen, que me hagan sentir y es muy importante que empatice con la narradora o personaje principal, porque si no lo hago, no me importa y entonces no me funciona el libro.
    De esta autora he leído Una mujer, también van los tiros por el mismo sitio que esta que nos traes, en ese habla de su madre para aliviar su duelo. De hecho menciona de pasada la historia de los abuelos. Lo del aborto no me acuerdo si sale o no.
    El caso es que esa "novela" me gustó mucho cómo estaba escrita porque logró conmoverme. Y quería leer más de la autora, me han recomendado alguno y de estos me llevo "El lugar".
    Besos

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    1. Una mujer es el libro en el que estoy pensando cuando hablo de darle otras oportunidad. Ya sabes que las relaciones madre/hija me atraen muchísimo. Yo también hace tiempo que en la autoficción intento no preguntarme qué es real y qué, ficticio, pero es que Annie Ernaux más que autoficción escribe autobiografía y se nota que todo es real. Al menos tan real como la memoria permite que sea. Ella además de la memoria tiene sus agendas y diarios. Otra cuestión es que yo no llego a empatizar con ella, pero eso tiene menos importancia para mí. No necesito empatizar con los personajes para que me guste una historia, salvo que esos personajes se me muestren como el paradigma a seguir. me gustará saber tu opinión sobre El lugar.
      Un beso.

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  12. Lo que cuentas no me motiva mucho, pero tengo cierta curiosidad por esta autora, así que probablemente pruebe con ella, pero por si acaso, iré con expectativas bajitas.
    Besotes!!!

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    1. A ver qué te parece. Es una autora que gusta mucho o no gusta nada Yo no me decanto ni por una cosa ni por otra. Reconozco que escribe bien y las historias no dejan de tener su interés, pero a mí no me lega a convencer tanto empeño en contarnos su vida.
      Un beso.

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  13. Hola, Rosa.
    En primer lugar, siento que no le acabes de coger el gusto a esta autora —de quién estoy preparando una biografía en mi blog y para quien el Nobel me parece muy merecido— cuya escritura, claro está, no es fácil de asimilar ni para todos los gustos. En segundo lugar, decir que la Ernaux nunca ha escrito novela. Y eso hay que aclararlo porque luego todo el mundo se confunde. Ni novela ni auto-ficción. Ella lo llama auto-socio-biografía. Y habla de su vida sin ficcionar el más mínimo detalle de ella.
    Yo veo su obra —la poca que he leído— de otra manera. Aparte de lo que puede suponerle a ella misma como auto-sanación, me parece que hace esa labor social de sanadora para muchos de sus lectores. Y ahí estriba el grueso de su gracia. Porque para mí —o para cualquiera— leer puede ser muchas cosas: un divertimento, un descubrimiento, una manera de sanar el alma... Si solo se busca divertirse leyendo, creo que la lectura de cualquiera de sus obras posiblemente no vaya a resultar satisfactoria, por el dolor implícito con el que van cargadas.
    Para mí, sus obras tienen el valor de 'arte' y, como tales, han de suponer un revulsivo de alguna manera, y creo que lo consiguen. Pero es que, además, los temas que tratan tampoco son del gusto de una mayoría, hay que tener en cuenta que un aborto o una relación con un hombre casado no es admisible para según quién. Pero lo que hace de sus libros algo popular —por el contrario— y aplaudido es la manera que tiene de contar sus propias vivencias —y las de muchas personas que se identifican con ellas— desde una distancia. Me parece extremadamente valiente el hecho de contar su propia historia y no le veo ese punto narcisista que comentas, pero claro, es que la cuenta en primera persona. Ya sabes que cada lectura es diferente a pesar de que sea un mismo libro. Yo sigo admirándola muchísimo.
    Un beso.

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    1. Es cierto que Ernaux no escribe novela por más que sus libros aparezcan así clasificados casi siempre. En cada libro (aunque solo he leído tres) nos cuenta un retazo de su vida y entiendo que a ella y a muchos lectores les sirva de revulsivo y de sanación. A mí me deja la sensación de que me falta algo. Yo no leo para divertirme, como no viajo para divertirme ni veo cine para divertirme. Siempre he dicho que con los libros disfruto sufriendo lo que quiere decir que me gustan las historias fuertes, duras y muy reales, pero cuando se ve al autor tantísimo detrás de su obra, siento cierto rechazo. Y cuando todo lo que se escribe trata sobre uno mismo, por muy bien escrito que esté, me deja la sensación de que no se sabe escribir si no es hablando de la propia vida y eso me parece muy incompleto, sobre todo para un premio tan universal como el Nobel. Creo que autoras capaces de crear mundos e historias como Joyce Carol Oates o Margareth Atwood son mucho más merecedoras de ese premio. Oates tiene un libro donde cuenta su viudedad, pero también es capaz de escribir historias ficticias maravillosas. Creo que para merecer un premio como el Nobel, hay que tener un bagaje literario que vaya más allá de contar la propia vida.
      No obstante, es cierto, que cada lector es un mundo y percibe la lectura del mismo libro de muy diferentes formas. Annie Ernaux no es una autora que yo vaya a desechar y posiblemente la lea más en un futuro, pero no produce en mí el entusiasmo que provoca en otros lectores.
      Un beso.

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  14. Hola, Rosa. Pues me ha venido genial tu impresión sobre estos libros y esta escritora. Yo quería empezar a leer Pura Pasión y creo que la dejaré pasar ya que últimamente estoy leyendo bastante autoficción. Valoro la valentía de los escritores por desnudarse ante sus lectores pero te confieso que con las historias duras lo paso mal por saber que son reales. Lo que más me gusta de este género es el juego de identificar lo que será realidad o creación.
    Gracias por tus impresiones y felices lecturas.
    Besos.

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    1. Bueno, no me gustaría quitarle a nadie la intención de leer a Annie Ernaux. hay muchísima gente a la que le entusiasma y puede que mis impresiones no las compartas tú. Por otra parte, como digo, no deja de tener su interés y sus libros son tan cortos que requieren poco tiempo. Puede que yo aún lea algunos más. No lo haría de ser libros extensos, pero con menos de cien páginas que podrían quedar en sesenta...
      Aquí no hay ficción porque en realidad no son novelas, sino memorias totalmente reales. Es tal vez lo que menos me gusta teniendo en cuenta que todo lo que ha escrito son memorias de distintos episodios de su vida. pero conste que escribe muy bien.
      Un beso.

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  15. ¡Buenos días! Pues ya de por sí no me llamaba nada la autora (con Nobel o sin Nobel) pero después de leerte me reafirmo, sé que no me va a gustar. No hay nada que me moleste más que los escritores a los que se les escapa el ego y el narcisismo a raudales por las páginas. Tampoco pasa nada, será por escritores y libros... :)

    ¡Besote!

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    1. Desde luego, hay demasiado para leer como para emplear el tiempo en algo que en principio no interesa. Yo no lo desaconsejaría si se tiene interés en conocer a la autora, pero tampoco lo aconsejaría fervientemente.
      Un beso.

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  16. Evidentemente no he leído ninguna de esas novelas, pero yo me cuestiono si ese afán de "desnudarse" emocionalmente ante los lectores no será una manera de ahuyentar los traumas, o los miedos, o lo que sea que le afecte a la autora, como una especie de terapia de grupo. O puede que sea sencillamente puro exhibicionismo, no sé. En la tele hay gente que cuenta ante miles de desconocidos sus miserias sin un ápice de vergüenza, aunque en esos casos yo me pregunto si no se lo estarán inventando. ¿Puede que sea algo así con esta autora?
    Un beso.

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    1. El caso de la autora no tiene nada que ver con esa gente que en tele 5 cuenta sus miserias sin pudor. Nada que ver. Sus escritos tienen más que ver con esa necesidad que dices de terapia y de desnudarse de sus traumas.
      Escribe bien y tiene su interés, pero tras leer tres libros suyos echo de menos algo de creación, algo que no sea hablar solo de su vida. Creo que esa capacidad para crear debería ser prioritaria para un Nobel de literatura. Pero es una opinión muy personal, por supuesto.
      Un beso.

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