"Delfines de plata" Félix García Hernán
«A pesar de que aún quedaban varias semanas para que entrase oficialmente el invierno, el termómetro digital de la plaza marcaba tres grados bajo cero. [...] Solo la pareja de leones de bronce se mostraba indiferente al brusco cambio de temperatura de las últimas horas.
En el recoleto jardín de la plaza, la figura de Cervantes semejaba desde su alto pedestal al jefe de pista de un circo americano poniendo orden en todo ese bullicio. Enfrente, el anciano e imponente edificio del Congreso de los Diputados se mostraba ajeno a todo ese fragor, indiferente a los problemas cotidianos de los ciudadanos a los que legislaba.
A muy pocos metros, el ajetreo se había apoderado también de los tres hoteles que escoltaban al Congreso. La mole majestuosa del Palace miraba por encima del hombro a sus dos colegas, el Don Quijote y el Atheneum, sabiéndose más alto, más veterano y creyéndose más exclusivo que ellos. Pero el día empezaba de la misma forma en los tres».
Y si alguien sabe como comienza el día en un hotel cinco estrellas Gran Lujo, ese es Félix García Hernán porque él mismo fue cocinero antes que fraile, ay, perdón, fue hotelero antes que escritor. Empezó por lo más bajo, botones, y fue ascendiendo y cubriendo todos los frentes hasta llegar a lo más alto: a la dirección. Finalmente, ahora ha reorganizado su trabajo y por fin puede dedicarle una buena parte de su tiempo a la literatura. «[...] hace unos años reestructuré mi labor en la profesión, pasando de dirigir a ser consultor de cadenas y propietarios de hoteles. Esto me permitió sentarme al ordenador y escribir una historia de ópera (mi gran afición) que llevaba tiempo rondándome la cabeza». Fue su primera novela, Tras el telón.
Y es en un hotel cinco estrellas Gran Lujo, uno de esos próximos al Congreso de los Diputados, donde se va a producir (casi) toda la trama de esta novela. El Atheneum es un hotel imaginario, pero será, casi con toda seguridad, un compendio de los muchos hoteles por los que el autor habrá pasado en su vida profesional. Y es en el Atheneum donde empiezan a suceder muchas cosas. Cosas que, tomadas de una en una, tal vez carecieran de importancia, pero que vistas en su conjunto, cuando llegan a conocimiento de Javier Gallardo, dibujan un escenario inquietante. Más inquietante por cuanto, en vísperas de Navidad, el hotel se dispone a celebrar eventos y a recibir clientes de señalada importancia. «[...] se había recibido la reserva de Shirin Ebadi, abogada iraní y Premio Nobel de la Paz en 2003, y que llegaría el 23 de diciembre. Esa misma noche habría una cena de gala en su honor en el hotel organizada por Unicef. Se esperaba la asistencia de la reina, presidenta de honor de Unicef, así como de diferentes personalidades del mundo de la cultura, ministro incluido. El mismo día 23 se celebraría también un almuerzo, esta vez de menos personas, organizado por la comunidad judía de Madrid, y en donde estaba prevista la presencia del embajador de Israel».
Nada que se salga de lo común en vísperas de Navidad, nada para intranquilizar a Salvador Cano, el director del Atheneum y amigo de Javier Gallardo a quien descubrimos estudiando un informe sobre miembros sospechosos de pertenecer a Boko Haram y de estar formando una célula de la organización terrorista nigeriana en Madrid. Y, casualmente dos de estos miembros trabajan en el hotel de Salvador, Uno como personal de mantenimiento, Abdul, y el otro como portero, Akín. Javier decide consultar con Salvador acerca de sus dos empleados nigerianos.
Pero en el hotel están pasando otras cosas. Algunas harán que sea Salvador quien solicite la ayuda de Javier. En algunas habitaciones se han producido pequeños robos en las cajas fuertes, nunca la totalidad del contenido, siempre sin forzar la caja. Y pasarán otras cosas que el lector y algún personaje avispado y pendiente de todo también iremos viendo. Amelia, la gobernanta parece estar viviendo un romance con Akín, el portero nigeriano veinte años más joven que ella; en la habitación en la que suele pernoctar el torero Rafael Utrera se ve entrar con sospechosa frecuencia al recién nombrado Ministro de Interior, Daniel Ruiz-Mansilla.
Cuando la policía recibe la orden de cesar toda vigilancia a los miembros sospechosos de pertenecer a Boko Haram todas las alarmas de Javier Gallardo saltan a la vez. Al parecer, una investigación del Gobierno francés sobre el grupo terrorista nigeriano exige el cese de actividad en España por parte de la policía. La ayuda recibida por España en la lucha contra ETA por parte de Francia hace obligado atender la petición del país vecino.
«—¿Me está pidiendo, señor ministro, que quedemos desprotegidos y desinformados ante un posible atentado terrorista aquí, en Madrid, sabiendo que están a punto de realizarlo en París? —El ministro enrojeció.
—Primero, director, no se lo estoy pidiendo yo. Se lo está ordenando el presidente del Gobierno. En segundo lugar, ustedes mismos me dijeron en su informe que la célula no parece estar operativa aún, por lo que las posibilidades de que puedan atentar aquí son remotísimas. Finalmente, usted y yo estamos aquí para obedecer órdenes, no para discutirlas».
Félix García Hernán |
Y con este planteamiento nos encontramos ante una novela que no da tregua. El lector sabe cosas que nadie más sabe, va viendo, sin saber muy bien qué es lo que ve, cómo se va urdiendo la trama. Va sabiendo cosas que ojalá pudieran saber Javier Gallardo o alguno de sus ayudantes, Fernando Luengo y Raúl Olaya. Vamos viendo impotentes como los malos se van saliendo con la suya mientras los policías son ajenos a lo que está sucediendo casi delante de sus ojos.
Delfines de plata es una historia escrita en 2015 y fue la primera entrega de la serie que tiene como protagonistas a Javier Gallardo y a sus ayudantes, Fernando Luengo y Raúl Olaya. La versión actual (y digo versión porque está muy corregida) de editorial Alrevés es de 2023. Es la primera, pero ya muestra los rasgos que van a caracterizar al resto de las novelas de la serie: tramas trepidantes que no dan tregua al lector; temas muy de actualidad y muy interesantes tratados de forma que obliga a la reflexión y a romper con algunos prejuicios; dureza sin concesiones en algunos episodios, pero también amor, ternura, una gran empatía hacia las víctimas por parte de los policías protagonistas y del autor, y, en este caso concreto, toda la experiencia de Félix García Hernán para mostrarnos cómo funciona un hotel de lujo, dónde pueden estar los fallos de seguridad, de qué hay que estar más pendiente. Porque al igual que Félix García Hernán,
«Salvador había empezado en la profesión desde muy abajo, treinta años atrás. Con quince años entró como botones en un hotel que entonces tenía bastante buena imagen en la ciudad y se enamoró de su trabajo desde el primer día. Sus jefes se fijaron de inmediato en ese chico tímido, voluntarioso e inteligente que ya daba la impresión de llevar el bastón de mando en la mochila.
Poco a poco fue recorriendo todos los departamentos del hotel, al mismo tiempo que iba ascendiendo de categoría. A los veintidós años era el jefe de personal más joven de la hostelería madrileña. Eso sí, trabajaba una media de doce horas diarias».
Una vieja nueva novela. Delfines de plata es la primera en orden de publicación y también lo es cronológicamente por el momento en el que transcurre la trama a finales de 2011, unos meses antes de lo que nos encontramos en Días sin sol que se ambienta en 2012. Y si queremos ir más hacia atrás, una gran parte de Cava dos fosas tiene lugar en 1987, aunque esa novela, narrada en dos tiempos, nos lleva a un presente posterior, al menos, a 2016. Es Pastores del mal la novela más actual en el tiempo de los sucesos que ocurren ya que en ella nos encontramos a un Javier Gallardo jubilado, aunque en plena forma. Con esto sólo quiero decir que las novelas de esta serie se pueden leer en orden de publicación, en orden cronológico de acontecimientos o como a uno le dé la gana. Lo que sí hay que hacer es leerlas porque son muy buenas, atrapan, seducen, plantean temas y contradicciones muy interesantes y... ¿Qué más se necesita? Ah, sí, «¡Lean, carajo!» que diría mi querido Alexis Ravelo.
La película basada en Delfines de plata, estrenada el 28 de julio, está dirigida por Javier Elorrieta e interpretada por Rodolfo Sancho, que puede hacer un comisario Gallardo muy creíble y convincente. Aún no la han estrenado en León ni en Santander, las ciudades que suelo frecuentar. Espero que pronto lo hagan y poder verla.
Título del libro: Delfines de plata
Autor: Félix García Hernán
Nacionalidad: España
Nacionalidad: España
Editorial: Alrevés
Año de publicación: 2023
Año de publicación original: 2015
Nº de páginas: 376
Se ve que el autor ha puesto toda su experiencia hotelera al servicio de los entresijos de esta novela y que además no le va nada mal con su reconversión a escritor. En todo caso, y siendo de agradecer que pueda leerse de manera independiente, dudo mucho que pueda colarla entre tantísimo pendiente.
ResponderEliminarBesos
Sé que no es tu estilo de libro favorito y entiendo que prefieras otras cosas. Mi debilidad por lo negro y policíaco me hizo conocer a este autor y nunca me ha defraudado. Seguro que con el próximo libro te pillo más.
EliminarUn beso.
Te iba leyendo y pensaba que parecía una historia muy cinematográfica y resulta que ya hay película. La ambientación en el hotel, la trama tan vertiginosa... una novela entretenida y muy adictiva, por lo que cuentas. Estupenda la reseña, Rosa. Un beso.
ResponderEliminarTodas las novelas de Félix García Hernán son muy adictivas y muy cinematográficas. Aún no he visto Delfines de plata en cine. No sé cómo será la adaptación, pero Rodolfo Sancho puede hacer un Javier Gallardo muy creíble. A ver si la estrenan por estos pagos.
EliminarUn beso.
¡Hola! sí, esa peli se ha estrenado y se puede ver por aquí en Madrid, a ver cuando te la llevan para León o Santander para que puedas verla. Eso de leer algo y después ver una peli adaptada es genial.
ResponderEliminarMe gusta el tema de los hoteles, curioso que el autor haya estado siempre metido en ese mundo y haya llegado a ser director y dueño incluso de hoteles, me gusta eso de que el lector sepa cosas que los personajes no saben, hace la trama mas interesante y el tema del terrorismo de fondo pues también. Íbamos bien hasta que leí que es parte de una saga, así que sinceramente te digo que no creo que me vaya a animar por mucho que se pueda leer esta sola por separado. Son prejuicios, sí, pero ya sabiendo de antemano, me cuesta que me apetezca
Un beso
Pues siento haber dicho que era una serie, ja, ja. La verdad es que el autor no las ha escrito en orden cronológico y eso hace que s epuedan leer perfectamente en cualquier orden. Creo que lo que le interesa, más que seguir una secuencia temporal, es tratar distintos temas y eso lo hace de maravilla. Terrorismo de cualquier tipo, la crisis, el abuso infantil... Entiendo tus prejuicios como entiendo los míos. A mí las series me gustan. Lo malo es que hay tantas que no doy para todas y tengo que controlar, pero en esta me metí de lleno.
EliminarUn beso.
No te preocupes, prefiero saberlo con antelación que meterme a leerla y enterarme después (como ya me ha pasado alguna vez): Pero mira, eso de no estar escritas (ni publicadas) en orden cronológico..., pues igual me animo, porque además todos esos temas me llaman mucho, ya me conoces. Sé que son prejuicios, sí, y a veces también leo sagas, pero muy muy escogidas y pocas.
EliminarHola, Rosa. Estoy leyendo la novela ahora, junto con la nueva de Toni Hill. Las historias en hoteles y de terrorismo internacional me gustan y no me he podido resistir. Al leer tu reseña compruebo que ha sido un acierto. Mil gracias, besos y felices lecturas.
ResponderEliminarDos novelas muy buenas de dos autores españoles sobresalientes. Me encanta Toni Hill del que he leído bastantes cosas y me encanta Félix García Hernán del que también he leído mucho. Dos escritores a los que seguiré de cabeza.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarNo conocía al autor y tu propuesta me tienta bastante, aunque como ya sabes, no soy tan fan de las series y sagas. Pero te cuento que desde niña, siento cierta fascinación por los hoteles y siempre me he preguntado qué ocurriría si un gran hotel narrara lo que sucede entre sus paredes... cuántos cuentos podrían fabularse en esos lugares que no duermen nunca y que palpitan día y noche como corazones.
Pienso que en un hotel, como en la vida misma, siempre hay llanto y risa, drama y farsa, rosas y espinas, "Delfines de plata" pinta ser un thriller intenso que viene bien para pasar parte del verano enganchados a sus páginas.
Imagino ese gran hotel, la mezcla de personajes como empleados, huéspedes, policías, políticos, artistas, todo aderezado con terrorismo internacional y... flipo, ja, ja, ja.
Gracias por tu sugerencia y por la reseña, apuntada la llevo, en algún momento caerá.
Un abrazo y feliz domingo ;)
A mí, sin embargo, siempre me han gustado mucho las series policíacas. Algunas les he abandonado y otras las he completado con pena de que se acabaran. tengo muchas empezadas y eso es lo que me frena de meterme con más, pero siempre acabo cayendo en alguna tentación que me engancha a otra más. Normalmente suelen ser novelas que no sé que forman parte de una serie o que van a formar parte de una. Me gustan y ya me han atrapado. Es lo que me pasó con este autor y con el comisario Javier Gallardo.
EliminarRespecto a los hoteles, yo también siento cierta fascinación por ellos. Me encanta alojarme en hoteles desde siempre y también me suelo preguntar por lo que sucederá en sus entrañas, en esos lugares a los que el huésped no llega: cocinas, lavanderías, oficinas... Me gustará saber tu opinión si te animas.
Un beso.
Hola Rosa, yo sigo teniendo en casa Cava dos fosas sin leer, igual debería leer Delfines de plata antes que comentas que es la primera, no sé qué hacer, por lo pronto tengo todas las novelas del autor apuntadas, luego veré qué hago. Besos.
ResponderEliminarLa acción de Delfines de plata es anterior a Cava dos fosas y además está publicado antes, pero se pueden leer en cualquier orden y Cava dos fosas es perfecto para engancharse con el autor.
EliminarUn beso.