"Noche. Sueño. Muerte. Las estrellas" Joyce Carol Oates

«¿Por qué? Porque había visto algo que tenía razones para creer que no estaba bien y estaba en sus manos —o, en cualquier caso, era su obligación moral— enmendarlo o al menos intentarlo.

¿Dónde? De vuelta a casa por la autovía de Hennicott a eso de las tres y cuarto de la tarde de aquel día. Nada más dejar atrás el mugriento paso elevado de Pitcairn Boulevard, todo lleno de grafitis, donde, a principios de los setenta, habían erigido un muro de tres metros cuando a la chavalada le dio por tirar pedruscos desde arriba a los motoristas que iban rumbo a las pudientes urbanizaciones del norte, cosa que causó la muerte de uno de aquellos motoristas, que varios conductores acabasen heridos y que los vehículos sufriesen daños considerables.

¿De dónde venía? De un almuerzo con la junta del fideicomiso de la biblioteca municipal de Hammond, en el centro, la biblioteca que John Earle McClaren había ayudado a reconstruir a mediados de los noventa con millones de dólares de sus fondos de campaña —por entonces era el alcalde de Hammond (Nueva York)—. Desde entonces, hacía ya quince años que John Earle, "Whitey", no se había perdido ni una de esas reuniones».

No se puede decir que John Early McClaren, Whitey, sea un hombre progresista. En realidad es republicano, pero eso no le impide saber lo que está bien y lo que está mal y que la policía abuse de un hombre por el simple hecho de que no parece muy blanco, que lo golpee sin motivo, no le parece muy normal a Whitey que fue alcalde de Hammond hace ya muchos años y que siempre defendió a la policía local.  Así es que se detiene. El agredido, Azim Murthy, no es blanco, pero tampoco es negro. Nacido en Cochín, India, lleva viviendo en Estados Unidos desde los nueve años y es médico residente en el cercano hospital infantil de St. Vincent. Whitey no sabe si es blanco o negro, o cómo se gana la vida, pero lo que ve al pasar con su coche no le parece admisible. «"Whitey" McClaren había sido un alcalde republicano moderado y popular con mano diestra para los compromisos políticos, como había sido un ciudadano con mentalidad cívica, un empresario local acomodado, compañero de partidas de póquer del difunto jefe de policía de Hammond y donante desde hacía mucho tiempo de la Asociación Benéfica de la Policía».

 Pero los policías no saben quién es ese hombre, ya mayor, que interfiere en sus actos. Su atención pasa de Azim Murthy a John Early McClaren al que dan una paliza y agreden varias veces con un táser. Como consecuencia Whitey sufre un ictus. Complicaciones posteriores en el hospital terminan con su vida unos días después. La agresión y posterior muerte del hombre son el pretexto para presentarnos a su familia, su viuda y sus cinco hijos, a la que iremos conociendo con más o menos espanto, con más o menos simpatía.

Jessalyn, la viuda, es una mujer aparentemente débil. Así la ven sus hijos y así la veía su marido que la adoraba, al menos en apariencia. En realidad siempre la trató con condescendencia, como si fuera una niña necesitada de protección y de guía. Así la ven también algunos de sus hijos, pero ella se nos irá dando a conocer como más fuerte y más independiente de lo que nadie se esperaba. 

«No había fotos de Jessalyn sola. Ni tampoco ninguna que tuviera menos de veinte años.
"Como si mamá no existiera".
Durante tanto tiempo, Jessalyn había sido la esposa perfecta, la madre perfecta; invisible. Vive tan feliz por los demás que apenas vive.
Su marido la adoraba, claro. Cuando los hijos eran pequeños, les daba vergüenza ver cómo papá le plantaba un beso en la mano a mamá, la abrazaba o hacía como si le hurgase el cuello con la cara, una especie de juego a lo bruto que les ofendía tener que presenciar. ¡Qué tortura tener que ver a sus padres saludarse con algo como la ternura! No parecía adecuado en personas tan mayores.
Aun así, Whitey daba a Jessalyn por sentada, igual que toda la familia. No era consciente y ella tampoco, pero así era».

Los tres hijos mayores van de prepotente (Thom) a ansiosa y manipuladora (Lorene), pasando por insatisfecha, controladora y pusilánime (Beverly). Pero en los tres domina el egoísmo, el ansia de llevar las cosas hacia sus propios intereses. Tres hermanos que solo están unidos cuando hacen causa común frente a los dos pequeños. Entre los tres pretenden dirigir la vida de su madre a su gusto y conveniencia. Pero su madre sabe bien con quién está tratando. «Los hijos mayores no parecían caerse bien, pero tampoco eran capaces de ignorarse, siempre a la caza de la atención de uno de sus padres: la madre, el padre (normalmente ausente).
A ella no le caían bien, aunque los quería. Los quería, aunque no le caían (demasiado) bien».

Los dos hijos pequeños son inseguros, vulnerables. Se ve que los hermanos mayores los dejaron inermes. Era tal su afán de protagonismo y de atraerse la atención de los padres, sobre todo del padre, que a los pequeños ni se les ocurrió participar en la pelea. Se quedaron atrás. En silencio. Ahora cada uno trata de salir adelante sin asideros visibles. Sophie es una científica que no ha terminado de doctorarse y que participa en un proyecto experimental sobre el cáncer. No termina de encontrase a gusto ni en su trabajo ni en su vida laboral. Virgil se ha convertido en un ser que nadie entiende en la familia. Vive en una comuna, trabaja haciendo esculturas con materiales de desecho, su sexualidad no está muy clara para nadie y es la diana ideal para los desprecios y el ninguneo de sus hermanos mayores. Y, sin embargo, a pesar de sus errores, es el más equilibrado. 

«Virgil piensa: puedes amar a una persona y no lamentar su ausencia. Eso es así.
Ha aprendido a aceptarlo. Su libertad de ser quien realmente es, resultado de la muerte de su padre.
No es que Virgil se lo vaya a decir a nadie: no. Sin duda, a ninguno de los McClaren.
No lo entenderían. Hay verdades que no se pueden formular en voz alta. Ni siquiera Sophia sería empática, se quedaría mirándolo conmocionada, con desaprobación.
Sí echo de menos a papá, pero no, no echo de menos su presencia. Sus juicios.
Sin papá en el mundo puedo respirar. ¡Perdóname!».

Tan solo ellos dos entienden la libertad de su madre y la respetan. Los tres comparten la indefensión. Tras el desconcierto y la tristeza iniciales, los tres han sentido una cierta liberación con la desaparición del padre. Puede que también los mayores, pero éstos están tan metidos en sus propios afanes y en sus propios intereses que tan solo saben lamentarse y tratar de llevar a su madre por el camino que creen correcto. 

Los distintos capítulos se irán viendo desde la óptica de uno u otro personaje, aunque narrados en tercera persona, y es curioso porque incluso desde su propio punto de vista se deja ver a la perfección la miseria que trata de esconder el corazón de algunos y la debilidad que atenaza a los otros. Tan solo Whitey, retrospectivamente, se nos muestra seguro de sí mismo y de su papel en la vida. Él ha sido el motor que ha llevado hacia adelante a la familia. Para lo bueno y para lo malo. Su muerte supondrá un revulsivo en todos los demás que, ya sin su sombra alargada y que todo lo cubría, verán su vida alterada y su forma de pensar tambaleante.

Joyce Carol Oates

Noche. Sueño. Muerte. Las estrellas, escrita en 2020, no es la última novela de Joyce Carol Oates. Tan solo la última que se ha traducido al castellano. Tras ella están Breathe, de 2021, sin traducir, y Baybisitter de 2022. 

De nuevo, como ya hiciera en la magnífica Qué fue de los Mulvaney nos muestra la familia como un escenario más cruel y sombrío de lo que nos imaginamos, pero también más real. Y acompañando a la familia, vemos otros temas recurrentes en la autora. El racismo más evidente, pero también el soterrado, el que apenas lo parece y es tal vez el peor porque no muestra la necesidad de erradicarlo; la autocomplacencia de una clase social acomodada en lo material y no tanto en sus afectos y emociones; el machismo que se viste de protección y de amor, pero ahoga todo cuanto le rodea.  Como hace la autora casi siempre, nos lleva a analizar un Sueño Americano que, más bien, se nos presenta como pesadilla. De nuevo, a sus ochenta y cinco años (ochenta y dos cuando escribió la novela), Joyce Carol Oates se sigue mostrando capaz de escribir una historia larga, compleja y con una gran lucidez en el análisis de las miserias que azotan su querido país. 

Las otras novelas que he leído de la autora son (con enlace las que aparecen en el blog):

"Puro fuego".
"A media luz".
"Las hermanas Zinn".
"La hija del sepulturero".
"Ave del paraíso".
"Una hermosa doncella".
"Mamá".
"Bellefleur".
"Un jardín de placeres terrenales".
"Hermana mía, mi amor".
"Mujer de barro".
"Blonde"
"Carthage"
"Rey de picas"
"Qué fue de los Mulvaney"
"Un libro de mártires americanos"
"Persecución"
"Mágico, sombrío, impenetrable".
"Niágara".
"Delatora".
"El legado de Maude Donegal/El hijo superviviente".
"Marya".
"Memorias de una viuda".

Título del libro: Noche. Sueño. Muerte. Las estrellas
Autora: Joyce Carol Oates
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: 
Night. Sleep. Death. The Stars
Traducción: Núria Molines Galarza
Editorial: Alfaguara 
Año de publicación: 2023
Año de publicación original: 2020
Nº de páginas: 800



Comentarios

  1. ¡Hola! Siempre disfruto de esas historias, en las que la familia es parte importante de la trama. El hecho que incluya temas bastante duros, como el racismo, hacen que quiera leer aún más este libro. Muchas gracias por la reseña. ¡Besos!

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    1. A mí también me encantan las novelas familiares y es que la familia da mucho de sí en literatura. Muchos sentimientos encontrados que dan lugar a tramas muy interesantes. Joyce Carol Oates trata el asunto con verdadera maestría en varias de sus novelas. En ésta, además, hay otros temas muy duros de los que son una constante en su obra. Para mí, una de las mejores autoras/es mejor del panorama actual. No dejes de leerla.
      Un beso.

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  2. ¡Hola Rosa!
    que bien, veo que te ha gustado y no es para menos. La pluma de esta mujer es increíble y los personajes que crea, pues igualmente increíbles, complejos. En este caso los tres mayores me cayeron fatal (me encantan los personajes que me caen mal en las novelas), a cual de ellos mas egoísta, y envidioso, pendientes de la herencia y aparentando mirar por el bienestar de la madre, cuando lo único que buscaban era el suyo propio, metiéndose en su vida cuando ella no quería ni necesitaba la ayuda de nadie. Beverly me pareció muy cruel (además de controladora y pusilánime como tú dices), Lorene mandona y arrogante (también manipuladora, aunque la verdad los tres mayores me parecieron muy manipuladores, cada uno queriendo llevar siempre las cosas a su terreno) y Thom..., pues odié su extremada violencia (ademas de su prepotencia). Los dos pequeños son los que igual se salvan de la quema. Eso sí, la autora sabe ahondar en sus mentes y perfilarlos magistralmente.
    Es cierto que los temas de Oates son bastante recurrentes, pero la verdad nunca me ha importado porque ella es la puta ama (perdón por la expresión) narrando y hace que cada historia se nos muestre de forma distinta, nueva.
    No había caído en que cuando se publicó la obra, ella tenía 82 y no 85 que son los de ahora (me da mucha pena pensar que igual habrán pocos mas), pero igualmente es una pasada que a esa edad se tenga una lucidez tal como la suya para escribir estas cosas.
    Yo he leído ya siete de sus novelas (me quedan unas cuantas para igualarte 😂) y tengo claro que esta no ha sido la que mas me ha gustado de las siete, pero eso es normal, no pueden gustarnos todas las novelas de un mismo autor por igual, es imposible.
    Pues lo dicho, me alegro que la hayas disfrutado como nosotras (ya sabes que esta la leí junto a Marianna)
    Un beso

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    1. Es curioso porque la madre es más joven que yo, pero la tratan como a una anciana desvalida. Imagino que el hecho de que el padre la tratara siempre como a una niña pequeña ha influido en ellos y siguen la pauta establecida por él. Los tres mayores son odiosos. Cuando estaba con uno me parecía que ese era el peor, pero pasaba a otro y era ese el más odioso. En resumen, no he llegado a saber cuál de ellos me ha caído peor. Y no es que no tuvieran matices que los tienen y mucho. No son personajes planos, de esos malos, malísimos. Al contrario. Los dos pequeños tampoco son buenos sin más. Tienen cada uno lo suyo, pero predomina en ellos la vulnerabilidad y eso los hace cercanos y tiernos.
      No siendo la novela que más me ha gustado de la autora, como he dicho en algún sitio, ya querrían muchos autores reputados que sus mejores novelas fueran como la peor de Joyce Carol Oates. No tiene obras menores. Algunas pueden gustar menos que otras, pero todas mantienen una calidad enorme.
      He leído muchas novelas y relatos de la autora, pero, por fortuna, aún me queda mucho. En mi lista de pendientes en este momento tengo nueve entre novela, relato y ensayo. Y seguro que van traduciendo alguno más como ese de Breathe, que sigue a Noche. Sueño... y que se publicó al año siguiente.
      Un beso.

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  3. Otro novelón de Oates, por lo que veo. Y con temas muy apetitosos como el racismo más o menos soterrado y los juegos de control y manipulación entre los diferentes miembros de una familia. En fin, se me acumulan los títulos por leer de esta autora. No solo mantiene la lucidez sino también el ritmo de trabajo. Ojalá (y egoístamente) ello la haga seguir regalándonos historias por mucho tiempo.
    Besos

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    1. Es que a libro por año, no es raro que se acumulen. Por mucho que se lea, siempre queda algo pendiente, aunque sean esos títulos antiguos que poco a poco se van traduciendo.
      Yo también soy egoísta y pienso que ojalá siga muchos años viva y lúcida para seguir disfrutando de su obra.
      Un beso.

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  4. ¡Hola, Rosa!
    Encantada de leer tu opinión sobre este libro. Con tantas obras leídas, ¡madre mía, eres toda una experta en Joyce Carol Oates! :)
    Es la cuarta novela que leo de la autora y concuerdo contigo, no es precisamente la que más me ha gustado, pero reconozco que es una escritora brillante, genial, y me encanta su forma de narrar.
    Me impresiona cómo indaga en los rasgos más oscuros de la personalidad de cada miembro de esta familia disociada, narrando con lucidez y compasión el tránsito por las diferentes fases del duelo y mostrando la auténtica esencia de cada uno de ellos. Sin duda un retrato social estupendo.
    Me alegra saber que la has disfrutado tanto como Marian y yo lo hicimos.
    Sabes, estamos leyendo "Todos estábamos vivo" de Enrique Llamas, gracias por sugerirla, la estamos disfrutando un montón, la prosa del autor es fascinante, original, ágil y rica en matices. Concuerdo contigo "Un lenguaje que embruja desde la primera frase...". Ya te contaremos ;)
    Un gran abrazo.

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    1. Con esta autora no necesito que nadie me anime. En cuanto salen sus libros pasan a formar parte de mi biblioteca. Lo que sí es cierto es que los suelo mantener más tiempo en pendientes porque me gusta saber que están ahí esperándome. Éste ha sido de los que antes he leído y eso sí que ha sido por vuestras reseñas respectivas que me dieron muchas ganas de saber qué era lo que pasaba con esa familia con tantas sombras y tan pocas luces.
      Ya he visto que estáis leyendo Todos estábamos vivos. Me alegra de que os esté gustando. A mí me pareció fantástica. Estoy deseando leer vuestras reseñas.
      Un beso.

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  5. Hola, Rosa. Hace tiempo que no leo a Joyce Carol Oates, mi última lectura fue Desmenbrado. Me gusta leer a esta escritora y admiro su capacidad de mostrar obscuridades. Gracias por tus impresiones.
    Saludos y felices lecturas.

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    1. Desmembrado es uno de los e tengo en pendientes. Al ser de relatos me da más pereza. Aún me quedan algunas novelas que me apetecen más, pero terminará cayendo, seguro. Todo me gusta de Oates, pero sigo prefiriendo las novelas largas, aunque tiene algunas cortas que son auténticas joyas.
      Un beso.

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  6. Madre mía Rosa, cuántas novelas llevas leídas de la autora!. Yo hasta ahora solo cuatro, pero todas me han encantado; veo por vuestras opiniones que está no es de las mejores y pese a ello es muy buena, así que apuntada me la llevo. Me atraen las historias familiares, sobretodo las que tratan su lado más oscuro, así que está seguro que me gustará. A ver si este otoño vuelvo a leer a Oates, que la tengo algo olvidada. Besos.

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    1. Yo me reprimo y procuro dejar pasar tiempo entre libro y libro. Si me dejara llevar me leería todo lo que tengo pendiente de la autora que son como nueve libros, alguno de los cuales me llama desde la estantería de pendientes (otros están pendientes también de compra). No creo que tarde mucho en volver sobre la autora.
      Un beso.

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  7. Hola, Rosa. Pues otra novela estupenda, la que nos traes. Una historia familiar muy potente con personajes complejos y llena de sentimientos y prejuicios soterrados que son bien difíciles de contar. Impresionante que esta autora continúe escribiendo con tantísima lucidez. Me ha encantado tu reseña. Un beso.

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    1. Es una autora a la que siempre me parece que le hago poca justicia con mis reseñas. Me gusta tanto que me da la sensación de que no llego a transmitirlo en toda su realidad, aunque puede que sea mejor porque así no creo expectativas que luego pueden llegar a defraudar a algunos lectores. En todo caso, es una autora de lo más recomendable.
      Un beso.

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  8. Hola. Apuntado está como casi todo de la autora. A Marian también le gustó mucho. Sin duda lo mejor de Joyce Oates es que no pierde ni un poquito de su lucidez y genialidad a la hora de escribir y aunque repita temas y haya elementos comunes en sus novelas, no tienes la sensación de estar leyendo siempre el mismo libro.
    Besos

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    1. Repite temas, pero las historias que cuenta para hacerlo son siempre distintas y apasionantes. Las familias de las que habla son tan variadas y las trata con tanta minuciosidad que engancha desde el principio y no te suelta hasta el final. Te gustará.
      Un beso.

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