"La pena máxima" Santiago Roncagliolo

Cada tarde, antes de abandonar su lugar en el sótano, el asistente de archivo Félix Chacaltana Saldívar se aseguraba de haber archivado escrupulosamente cada documento recibido. Los altercados públicos en el archivador 5ZCB3, las faltas contra los símbolos patrios en el fólder 6NOF45, los asaltos a mano armada en el pasillo 3BN45. El archivo del Poder Judicial era un compendio de todos los delitos, crímenes y faltas cometidos en un país, un registro vivo de todo lo que la sociedad podía hacer mejor. Y por eso, merecía respeto.

Sin embargo, ahí estaba: un papel sin más información que la irregularidad administrativa —de índole migratoria y de carácter menor— y el nombre del denunciado —Nepomuceno Valdivia—, todo escrito, por cierto, con una letra ininteligible. Si lo había remitido un fiscal desde alguno de los pisos superiores, no se había molestado en indicar su nombre, ni las diligencias a tomar. Un desastre. Una falta cometida sin número de documento ni coordenadas precisas ni siquiera era una falta. No podía archivarse. Y lo que no podía archivarse, en la práctica, no había ocurrido


Estamos en 1978 y en Argentina se juega un mundial de fútbol que tiene a todos los peruanos pendientes de radios y televisores. 

Pero Félix Chacaltana, asistente de archivo en el Palacio de Justicia, no suele estar muy atento a los eventos futbolísticos. «El fútbol quedaba fuera del universo mental de Félix Chacaltana, o si ocupaba un lugar, estaba cerca de los ornitorrincos y los marsupiales, muy lejos de todo lo que le importaba». Y ahora lo que le preocupa es una denuncia que ha entrado en el archivo. Una denuncia con graves defectos de forma y fondo como ha podido comprobar. Y eso que tanto molesta a Chacaltana no parece preocupar a su jefe. «—Acabas de terminar la universidad, hijo. Ya te hemos hecho tu primer contrato. Ahora vive un poco. Anda al fútbol, tómate una cerveza, consíguete una enamorada. Ya tendrás tiempo de ser un plomo más adelante».

Y es que si Félix peca de extremadamente escrupuloso en el desempeño de su trabajo, su jefe es un vago redomado al que solo le preocupa pasar inadvertido en el sótano del Palacio de Justicia, salir y entrar a su antojo y trabajar lo menos posible. Lo que Félix no sabe es que sus preocupaciones no han hecho más que empezar. Su único amigo, Joaquín Calvo, no aparece desde hace unos días; su novia, Cecilia, empieza a aburrirse de la formalidad de Félix y le propone locuras que para él son inadmisibles; su madre cada vez es más dominante y cada vez ve con peores ojos a Cecilia, demasiado moderna e incluso inmoral para su gusto.

Paralelamente a las inquietudes de Félix, el día que se juega el partido Perú-Escocia un hombre recorre las calles desiertas de Lima. Enseguida vemos que su actividad es clandestina, un encuentro, una entrega, una despedida. Todo ello, como otras veces, debería ir arropado por la algarabía de gentes que pueblan las calles y el caño: madres, niños, vendedores ambulantes...«Pero ese sábado, todo era diferente. Esta vez, todo estaba lleno de banderas del Perú. Colgaban de las ventanas, de las puertas, de las esquinas sin ruido, como mortajas rojiblancas de una ciudad muerta. [...] Necesitaba toda esa actividad callejera. La algarabía era el refugio perfecto para su objetivo: un intercambio rápido y seguro. Una entrega sigilosa y profesional, sin palabras ni aspavientos. Dos hombres se encuentran en la multitud, se saludan, un paquete cambia de manos y se despiden. No debía tomar más de cinco segundos». Ese sábado la entrega terminaría con un disparo de arma de fuego que nadie oiría porque Cubillas acababa de meter un gol y todos los sonidos de la ciudad fueron eclipsados por un solo grito. Gooooooooooooool.

En este mes de junio de 1978, mientras se juega un mundial de fútbol que a Félix le deja indiferente, la realidad que hasta ahora no ha querido ver, se meterá en su vida de forma cruel porque el muerto del principio, estará más mezclado en su vida de lo que él cree y, sin querer, él mismo se verá metido en una trama orquestada desde la cima del poder, desde las autoridades en las que él más confía. Y esas autoridades están inmersas en una conspiración que hermana a varios países sudamericanos en la consecución de un objetivo criminal y miserable: la ayuda entre las dictaduras militares para tapar entre sí sus crímenes. 

«—Formamos parte de una operación conjunta con varios gobiernos de la región. Se llama Cóndor.
   Cóndor. Chacaltana recordó su visita al aeropuerto militar. Al bajar del avión, los custodios de Daniel Álvarez le habían preguntado si él era de Cóndor. Él había dicho que sí, o había aceptado en silencio que lo era, y al parecer no se había equivocado. El almirante añadió:
   —El mandato de Cóndor es colaborar en la lucha contrasubversiva. Los terroristas se mueven constantemente para escapar a las autoridades. De Argentina a Chile. De Chile a Perú. De Perú a Bolivia. Cóndor es una red sin escape».

Félix Chacaltana es un hombre que cree en la autoridad, es un hombre que cree en la honradez del gobierno y del ejército. El orgullo de la patria lo llena cada vez que se cruza con un soldado. Y, de repente, todas estas creencias saltan por los aires cuando empieza a encontrarse con la realidad: la muerte de un amigo, las torturas de la policía, etc. Él confía en las próximas elecciones libres que se celebrarán en unos días y piensa que ya hay democracia en el país. Lo que no sabe es que esa democracia es tan solo aparente y que se está presionando y hostigando a los partidos de izquierda para que desaparezcan y no se puedan presentar. « —La política no es delito, señor. Ya no. Tenemos elecciones en una semana.
   —Elecciones, ¡ja!».

Durante toda la trama, Chacaltana irá descubriendo muchas cosas. Encontrará un nuevo Joaquín, un amigo al que no reconoce. También irá descubriendo un nuevo Perú y muchos hechos que se le escapaban y nunca se hubiera imaginado. La política se mezcla con el amor, la traición con la lealtad, las torturas con los secuestros y, siempre, unos países que comercian con otros; los presos de unos, gestionados por otros; «tráfico ilegal de personas, falsificación de documentos y fraude a escala internacional»Hasta la denuncia con graves defectos de fondo y forma se terminará mezclando de manera inesperada.

Y de fondo, otra guerra en la que alguno de los personajes estuvo implicado unas décadas antes. Otra guerra que dejó su impronta en ellos y los hizo llegar a Perú o a Argentina para implicarse en aquellos hechos que parecían ser la continuación de lo que habían dejado en su país «¿Sabes cómo se llamaba la legión aérea que bombardeó Barcelona? —preguntó—. «Cóndor», como la operación de Carmona y sus amigos. [...] Las mismas cosas vuelven a ocurrir, los nombres se repiten. El tiempo gira sobre sí mismo. No puedes huir del pasado, Félix. No puedes huir del mundo».

Y acompañando los hechos, siempre, como un personaje más, el fútbol, ese fútbol que más que un deporte es otra moneda de cambio en los planes de la Operación Cóndor. Un fútbol del que no se nos deja olvidarnos. 
 
   —Navarro recupera pelota por el lateral izquierdo. ¡Échala, Navarro, échala afuera! Navarro se enreda y le regala la pelota a Lato. Terrible error de la defensa peruana. Lato no pierde el tiempo. Saca el centro. El gigante Szarmach está solo en el área, cabecea yyyyy..., ¡Gol! Goooooooool de Polonia. Szarmach, con el número 17 en la espalda, fusila al portero Quiroga y complica seriamente las aspiraciones de un Perú que no da una en este partido...».

Santiago Roncagliolo

Me entero, ya terminado el libro (no suelo leer las sinopsis), en la tertulia del instituto para la que lo he leído, que Félix Chacaltana ya era el protagonista de Abril rojo, el único libro de Santiago Roncagliolo que había leído hace ya muchos años, en 2006, cuando obtuvo el Premio Alfaguara. Me entero de que La pena máxima es una precuela de Abril rojo y nos lleva a varios años antes en la peripecia vital de Félix Chacaltana. Si el libro escrito en 2006 se ambientaba en 2000, éste, escrito en 2023, nos lleva a 1978. 

Recuerdo muy poco de Abril rojo, tan solo que lo leí a gusto, pero sin entusiasmo. De hecho, no había vuelto sobre el autor y no lo hubiera hecho de no ser por la tertulia mencionada. La pena máxima me ha gustado más. Estuve a punto de no leerlo, vistos los previos, pero me alegro de haberlo hecho. Es una novela muy bien escrita, con unos personajes muy buenos y muy bien dibujados, con una trama perfectamente descrita que, aunque no es novedosa, sí lo es la forma de contarla. 

Título del libro: La pena máxima
Autor: Santiago Roncagliolo
Nacionalidad: Perú
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 2014
Año de publicación original: 2014
Nº de páginas: 392 

Comentarios

  1. Un cocktail un tanto explosivo mezclar la Operación Cóndor con el fútbol y con ese grisáceo personaje obsesionado con los archivos. En realidad, Hispanoamérica y su historia pasada y actual parecen una novela de ciencia ficción en sí misma. Si observamos lo que está pasando ahora mismo en Ecuador o en Argentina no me extraña que de América del Sur salgan tan excelentes escritores.
    Un beso, Rosa.

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    1. Y lo malo es que en los años setenta aún había esperanzas de que las cosas mejoraran y alcanzaran poco a poco regímenes democráticos. Hoy las cosas están peor y encima ya no hay esperanza. En ese caldo de cultivo, los escritores florecen en su lucha y su necesidad de mostrar lo que hay.
      Un beso.

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  2. Rosa, yo a este autor lo vi una vez en mi vida, hace muchos años. Vino a Sevilla, a la feria del libro, a presentar otra novela -no recuerdo su nombre-. Me quedé tan pillada, no solo de la novela en sí, sino de cómo hablaba el autor, y me la compré. Durante años, la he tenido a la vista, esperando a ver si la leo, pero no encontré todavía el hueco. Y con respecto a esta que nos traes, como dice Miguel, vaya mezcla. No te diré que no me atraiga pero sí te digo que la que tengo en casa me resulta un poco más atractiva que esta. A ver si la leo y te cuento. Besos

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    1. No ha sido la novela más aclamada en la tertulia. La mayoría coincidimos en que nos gustaba mucho cómo estaba escrita y la personalidad del personaje, a la que gente entendida calificó de Asperger o alguna otra manifestación de TEA. Puede que la que tú tienes sea mejor para empezar con el autor. Por cierto, ¿cuál es? Ya me contarás si te animas.
      Un beso.

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  3. No sé muy bien por qué la cita inaugural de tu entrada me hizo acordarme de El proceso de Kafka y de Una soledad demasiado ruidosa de Bhumil Hrabal. Será el celo y el exceso de burocracia que se desprende de ella; será lo ocultos y aislados que a veces parecen estar los archivos, no lo sé. Lo que sí creo ahora es que lo que pueden tener en común estas tres novelas tan diferentes entre sí es el orbitar en torno al totalitarismo y la falta de libertad.
    En cuanto a la novela que nos traes, Rosa, la verdad es que me parece una propuesta muy interesante. Sinceramente no me sonaba ni su título ni su autor, pero esa mezcla entre la apertura de ojos del protagonista, las dictaduras hispanoamericanas y ese opio para el pueblo y tapadera de lo realmente importante que tantas veces es el fútbol me parece eso, muy interesante.
    Besos

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    1. La diferencia es que la rigidez en la burocracia en Kafka y Hrabal venía impuesta por gobiernos rígidos y ordenados, mientras que en Roncagliolo se debe exclusivamente a la rigidez enfermiza del personaje, porque los superiores eran más bien descuidados y haraganes. Sí que hay en todas ellas falta de libertad. La novela trata temas muy interesantes y, aunque el tema de esa dictadura en concreto y la Operación Cóndor esté un poco anticuada, la situación en esos países sigue siendo muy caótica y con mucha corrupción. Eso y que hoy, además del fútbol hay otros muchos opios, hacen que no resulte desfasada. El personaje de Chacaltana es genial.
      Un beso.

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  4. Hola Rosa, he leído alguna que otra reseña de esta novela y todas destacaban como puntos a favor el contexto socio- político, el personaje de Chacaltana y el peculiar sentido del humor del autor, me suena tenerla apuntada en alguna de mis listas pero aún no me atrevido con el escritor, en estos momentos no me llama mucho y tampoco te veo a ti demasiado entusiasmada, posiblemente yo, sin descartarla esperaré a estar más receptiva. Besos.

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    1. No me ha entusiasmado o no me había entusiasmado porque escribiendo la reseña y con los días pasados, esta novela ha ido ganando puntos en mi recuerdo. No será una de mis novelas del año, pero merece la pena. Aunque hay tanto que merece la pena...
      Un beso.

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  5. Lo leí hace unos años y me gustó pero sin mucho entusiasmo. Pero sí recuerdo que se leía bien y que el contexto en el que se ambienta estaba muy bien desarrollado.
    Besotes!!!

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    1. El ambiente y los personajes están muy bien diseñados y la trama también está magníficamente estructurada y narrada. En la tertulia no entusiasmó a nadie, pero a í me ha ido ganando en el recuerdo.
      Un beso.

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  6. Hola, Rosa. Leí este libro de carambola, porque lo del fútbol no me llamaba nada. Me encontré un personaje que me gustó mucho, a mí Félix me cayó bien. Coincidimos en que los personajes le han quedado muy bien, la trama también. Lo único que se me hizo bola fueron las narraciones futbolísticas que cortaban la tensión de la trama principal.
    Quería leer más del autor. No sabía que estaban relacionados los que dices, qué curioso. Pero no me acuerdo de los detalles como para seguir el hilo o las conexiones que haya.
    Besos

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    1. Te confieso que las narraciones futbolísticas a veces me las saltaba. No obstante, creo que contribuyen al ambiente del libro. Mientras se suceden hechos terribles en todo el continente sudamericano, varios países (por no decir todos) están anestesiados por el fútbol y eso lo transmite muy bien el autor con esas retransmisiones que se alternan con lo terrible de la trama.
      Aunque no te acuerdes de los detalles, piensa que Abril rojo se escribió varios años antes que La pena máxima, aunque esté ambientada muchos años después, por lo que creo que no hay detalles que tuvieras que recordar. A mí me han entrado ganas de releerla porque no recuerdo nada.
      Un beso.

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  7. ¡Hola Rosa!
    conozco al autor, claro, aunque nunca me atrajo lo suficiente como para leerle.Me parece curiosa la trama de esta novela, esa mezcla del tema de la corrupción de fondo en esas dictaduras de paises sudamericanos (en este caso Perú, pero vamos que podría muy bien tratarse de Venezuela, Argentina, etc), con el mundo del fútbol.
    A veces me ha pasado también, haber leído un libro hace mucho tiempo (en tu caso en 2006) y haber leído después una precuela o secuela del autor con el mismo personaje, un personaje de esos interesantes que se suelen quedar en la memoria, pero claro, después de tanto tiempo, como que una ya no lo recuerda.
    Pero no te creas que me llama mucho el tema del fútbol, eso me echa para atras, por mucho que lo demás me resulte atrayente, mas que nada porque tengo varios libros que me interesan mas en mente. Pero quién sabe el día de mañana...
    Un beso

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    1. Como le digo a Norah, el tema del fútbol es importante como fondo del contexto, pero las referencias directas que hay en forma de la retransmisión de radio y/o televisión, yo me las salté en muchas ocasiones porque además quería terminar el libro antes de la tertulia y se me echó el tiempo encima.
      Yo no recordaba nada de Abril rojo (y sigo sin recordar nada). Ahora sé que Félix Chacaltana era el protagonista, pero nada más sé de ese libro que me estoy planteando releer, a ver si ahora me deja más poso y me animo a leer alguna más de sus novelas en las que, al parecer, Félix no vuelve a salir.
      Un beso.

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  8. Buenos días, Rosa.
    Qué dos temáticas tan complejas trabaja la novela que nos traes hoy, porque el universo futbolístico es tan oscuro como el político. No son dos temáticas que a priori suela leer. Sin embargo, echaré un vistazo por si puedo incluirla en el club de lectura que estoy administrando. ¡Muchas gracias por dármela a conocer!

    Un abrazo, y feliz inicio de semana!!

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    1. Hola Undine.
      Y aún hay más oscuridad cuando ambos mundos se mezclan y uno sirve de moneda de cambio a otro.
      Para un club de lectura leí yo esta novela y la verdad es que dio mucho juego. Gustó a todo el mundo y, sobre todo, todo el mundo tuvo algo interesante que decir.
      Un beso.

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  9. Los autores sudamericanos que más me gustan son los clásicos, Lugones, Borges (además estos dos concretamente mucho más, por ser ambivalentes, trabajaron prosa y poesía y dadas mis rarezas es esencial) Machado de Asís, Felisberto Hernández (no sigo, algunos son muy antiguos y ni se conocen); pero los actuales no me atraen. Eso es lo de menos, tu reseña es estupenda, posees pericia. Me llama la atención que el tipo éste, ¡es como yo! : Debo ser de los pocos hombres clásicos en España que odio el fútbol, ja,ja ja,ja,ja; soy demasiado aventurero tipo Indiana Jones para que me guste 🕴
    ¡Feliz enero Amiga!😎

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    1. Ja, ja, no te creas, yo conozco a varios hombres a los que el fútbol no les dice nada. Espero que solo en eso sea Félix Chacaltana como tú porque un par de expertas de la tertulia lo diagnosticaron de Asperger y la verdad es que perfectamente podría serlo. Aunque creo que ahora ya no se diagnostica Asperger sino TEA (Trastorno del espectro autista) en general.
      Y yo debo de ser una ignorante porque, salvo a Borges, no conozco a ninguno de los autores que mencionas.
      A mí hay muchos autores sudamericanos actuales que me gustan y sobre todo autoras de las que hay ahora una generación muy interesante en los distintos países.
      Un beso.

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  10. ¡Hola, Rosa!
    No he leído al autor, la verdad es que no conocía este libro que hoy nos traes.
    Sin duda Chacaltana es un personaje muy peculiar, imagino lo difícil que es para él vivir en Lima y trabajar en el archivo del Palacio de Justicia. Eso de ser obsesivamente legalista, no querer hacer nada por fuera de la ley, así como no querer entender que algunas cosas puedan resolverse por fuera de ella... pues como que son características para nada compatibles con nuestros países latinoamericanos :(
    Por lo que nos cuentas, pinta ser un thriller que atrapa, sin embargo la ambientación del libro no me atrae mucho, con una dictadura en Argentina y un régimen militar en Perú, ya imaginarás, hay momentos en que prefiero evadirme un poco de esa realidad.
    Me encantan los autores latinoamericanos, aunque siendo sincera, la prosa de las autoras me llama mucho más la atención ;)
    Un beso.

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    1. En España se ha avanzado mucho en ese aspecto, pero tampoco nos caracterizamos por un respeto escrupuloso a las leyes y las formas adecuadas de funcionar. Desde luego no hasta el extremo de Chacaltana. Es un personaje de no perderse. Hubo gente en la tertulia, entendida en la materia, que lo calificó como Asperger o con algún trastorno del espectro autista. La verdad es que a mí no se me había ocurrido.
      Entiendo que quieras descansar de esa realidad tan dura y dedicarte a libros menos explícitos con las dictaduras. Yo no suelo decantarme por un sexo u otro en los autores a la hora de elegir lo que leo, pero es cierto que en Latinoamérica en este momento brillan mucho las autoras. hay un montón muy buenas en varios países y, aunque me quedan muchas por leer (de las que conozco; habrá muchas más que ni conozco), trato de ir avanzando.
      Un beso.

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  11. Pues otro libro que me apunto, aunque percibo que el autor está ahí, ahí, en tu percepción. Lo leeré y ya veré qué conclusión obtengo.
    Un besote.

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    1. Este libro me ha dejado más poso y mucho mejor recuerdo que Abril rojo, que había leído en 2006. Igual me animo a releer este último. Ojalá te guste La pena máxima.
      Un beso.

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