"Amy e Isabelle" Elizabeth Strout

"El verano en que Mr. Robertson se fue del pueblo hacía un calor terrible, y durante largo tiempo el río pareció muerto. Solo una culebra muerta y marrón que se extendía por el centro del pueblo, amontonando sucia espuma amarilla en las orillas. Los extraños que pasaban por la autopista cerraban las ventanillas ante aquel nauseabundo olor a azufre, asombrados de que alguien pudiera vivir con semejante hedor saliendo del río y del antiguo molino. Pero la gente que vivía en Shirley Falls estaba acostumbrada, y aun en medio del calor solo lo notaba al despertar; no, no les molestaba particularmente el olor".

Aquel verano en Shirley Falls, Maine, no fue más que el epílogo de algo que había comenzado antes. Comenzó como empieza todo, con acontecimientos aislados que jamás nadie podría llegar a pensar que iban a trastocar su vida. 

A principio de año, cuando la profesora de matemáticas, Miss Dayble, sufrió una caída por las escaleras del sótano y se fracturó el cráneo,  fue sustituida por el profesor Robertson, que no se parecía a ningún otro, 

Con la rotura de cráneo de Miss Dayble comenzó a fraguarse para Amy lo que cristalizaría unos meses más tarde, en el tórrido verano, en una nueva reordenación de moléculas que daría lugar a una nueva materia, la materia que transforma en persona adulta a una adolescente y, sacándola del ensimismamiento egoísta y un poco inconsciente de la adolescencia y la infancia, la hace ser consciente de los demás. Tal vez en eso consiste la edad adulta, en saber que no se está solo, que los demás no giran alrededor de uno para hacerle grata la vida (o para amargársela), que los demás existen por sí mismos. 

Para Amy su madre es su mundo más constante, pero es un mundo fuente de toda clase de disgustos e incomodidades. "Quería tener otra madre. Quería una madre guapa, que abriese sonriendo la puerta a las visitas. Quería una madre como las madres de los anuncios de televisión, que fregaban amplias cocinas de suelos relucientes, besaban a sus maridos que volvían del trabajo y vivían en casas cerca de otras casas con vecinos que entraban y salían: no quería aquella madre allí sola en el bosque, en aquella casa pequeña". Amy se avergüenza de su madre y de su casa, y se avergüenza de lo que los demás pensarán viendo cómo es su vida. Sobre todo se avergüenza de lo que pensará el profesor Robertson cuando la acompaña en su coche tras sus conversaciones en el instituto ya vacío después de las clases.

Pasaron más cosas ese invierno porque en febrero Debby Kay Dorne, de doce años, fue raptada de su casa en un pueblo cercano y los meses pasaban y nadie era capaz de imaginar lo que había sucedido con la niña, pero todos pensaban que estaría muerta y eso hizo que las posibilidades de la tragedia se hicieran reales No era una posibilidad remota de esas que nadie cree que puedan suceder. En la comarca empezaron a ser conscientes de que cualquier cosa podía pasar y de que no estaban tan seguros como habían imaginado.

Isabelle "a primera vista, parecía guapa, pero si se la miraba con detenimiento se veía que no era para tanto y su belleza no pasaba de ser corriente. Su pelo desde luego era corriente: fino, castaño oscuro, recogido en un moño a la francesa. Este peinado la hacía parecer más vieja y le daba un aire de maestra de escuela". Desde luego no es de Isabelle de quien Amy heredó su precioso pelo que a todos tiene admirados y a la joven llena de orgullo. 

Isabelle llegó hace años a Shirley Falls. Venía con la niña muy pequeña tras quedarse viuda. Venía con la secreta, o no tan secreta, intención de encontrar un marido que fuera un padre para Amy y el eslabón sobre el que cerrar el círculo perfecto de una familia, pero han pasado los años y Amy e Isabelle siguen viviendo solas.

El verano en que Mr. Robertson se fue en medio del terrible calor que azotó el estado de Maine durante varias semanas, la relación de Isabelle y Amy se deterioró definitivamente. Lo que habían sido las diferencias normales entre una madre muy joven y su hija adolescente se convirtió en un catálogo de rencores, violencia, resentimiento, celos y culpabilidad.

¿Tenía Isabelle miedo de que Amy cometiera los mismos errores que ella? ¿Se puede (se debe) evitar que los hijos cometan errores? ¿Es bueno evitar que se equivoquen por ellos mismos? Recuerdo a mi padre, autoritario como casi todos los padres que lo eran en los años sesenta y setenta, el día en que le dije que tenía que dejar que cometiera mis propias equivocaciones. Con toda la literatura que atesoraba a sus cuarenta y pocos años no supo qué decir. Yo creo que no sabía de lo que le estaba hablando, pero supe que admiró y valoró lo que le dije cuando le oí repetírselo, no sin orgullo, a amigos y familiares. 

Isabelle lleva toda una vida pagando por sus errores y tratando de evitar que Amy los cometa. Y sin embargo, aquel verano Isabelle se daría de bruces con la terca realidad "La niña había crecido asustada. Y era un disparate, una incoherencia todo, pensó Isabelle, al mirar de nuevo a su hija, [...] Ni siquiera todo el amor del mundo podía remediar la espantosa verdad: los hijos aprendían de los padres"

Pero más allá del miedo a los errores de Amy y a lo que esos errores puedan dificultar la vida de su hija ¿no hay también celos? ¿No siente la madre envidia de la juventud perdida, añoranza de una vida que se despliega brillante y sin estrenar ante su hija, mientras que ella ve cómo se retira, en silencio pero definitivamente, la esperanza que la ha mantenido hasta entonces? ¿No siente celos y frustración cuando nota lo mucho que no ha aprendido, lo mucho que no ha leído, lo mucho en lo que Amy la aventaja a pesar de sus pocos años y de su poca experiencia? 
"—Tú no sabes cómo es el mundo —le dijo Isabelle con suavidad, también casi llorando, inclinada hacia delante en la silla tapizada de verde.
—¡No! —Amy habló de repente, a gritos, plantándole cara a su madre—. ¡Tú sí que no sabes cómo es el mundo! ¡Nunca vas a ninguna parte, nunca hablas con nadie! No lees nada… [...] ¡excepto las estupideces del Reader’s Digest!"


Foto tomada de Internet. Los
ejemplares  de mi
padre están en León en el trastero.
Y vuelvo a recordar a mi padre que atesoraba una colección de revistas (con su formato más de libro que de revista) del Reader's Digest. Yo las llamaba el Selecciones porque lo de Reader's Digest aparecía detrás en letra mucho más pequeña. Nunca supe de donde salieron, pero algunas de las historias que leí en ellas aún las recuerdo después de... toda una vida.

El verano en que Mr. Robertson se fue, Amy empezó a trabajar en la recalentada fábrica de zapatos situada en el molino en la que su madre llevaba años siendo la secretaria del jefe. No ha conseguido pasar de secretaria a pesar de que desde el principio soñó con llegar a ser algo más para Avery Clark, pero este prefiere su aburrido y casi inexistente (o eso cree Isabelle) matrimonio con Emma ante la incertidumbre de una relación con su secretaria en la que tampoco parece haberse fijado nunca.

En la fábrica, Amy e Isabelle entran en contacto con otras mujeres, porque en este libro no solo se cuenta la atormentada relación de madre e hija y lo que entre ellas pasó aquel verano. Hay muchos personajes y de todos se van dando noticias y pinceladas. En realidad, se cuenta la vida de Shirley Falls, una ciudad inventada por Elizabeth Strout que sale en alguna otra de sus novelas. "Aquella noche, la infelicidad recorría Shirley Falls. [...] Barbara Rawley, para empezar, se había descubierto un pequeño bulto en el pecho izquierdo [...] Len Mandel, el director de la escuela de Amy [...] se sentía absolutamente desgraciado, sentado en medio de la penumbra en la sala de Linda Lanier, la profesora de español. [...] del otro lado del río, en una casa destartalada en las afueras del Basin, Dottie Brown fumaba sentada a oscuras en la cocina, escuchando el goteo intermitente de un grifo desajustado". Lo dicho, la vida cotidiana de un pueblo y sus habitantes.

Elizabeth Strout
Conocí a Elizabeth Strout leyendo su novela "Me llamo Lucy Barton". Antes había visto una serie de cuatro episodios basada en su novela "Olive Kitteridge", pero sin saber quién era la autora. Y sin embargo, fue esa novela que dio lugar a la serie la que le valió el Premio Pulitzer y le dio más fama. "Amy e Isabelle" es la primera novela que escribió la autora, pero nadie lo diría leyendo la historia que nos cuenta porque ninguno de los vicios del escritor novel aparecen en ella. 

Como todas las novelas estadounidenses que he leído últimamente, como casi todos los autores de esa nacionalidad que me van llegando, estamos ante otra historia sin aspavientos, sin grandes acontecimientos, sencillamente gente que vive y con su vida nos va dejando retazos de aprendizaje, de alegría, de dolor, de nostalgia. 

No hubo grandes acontecimientos (¿o sí los hubo?) el verano en que Mr. Robertson se fue, pero puede que esos meses de agobiante calor marcaran el resto de la vida de Amy e Isabelle. "Todo aquello que una vez había parecido interminable había terminado por fin, e Isabelle, en distintos lugares y en distintos momentos de los años venideros, se descubriría en ocasiones en silencio, escuchando solo una palabra que se repetía en su interior: «Amy». «Amy, Amy», decía la voz de su corazón, su plegaria. «Amy», pensaba, «Amy», al recordar aquel día de aire frío, dorado".

Título del libro: Amy e Isabelle
Autor: Elizabeth Strout
Título original: Amy and Isabelle
Traducción: Juan Tafur
Editorial: Seix Barral
Año de publicación: 2017
Año de publicación original: 1998
Nº de páginas: 432

Comentarios

  1. Hola Rosa!! He leído casi todo de la autora, aunque me falta este libro que reseñas. Lo tengo comprado desde hace bastante y no creo que tarde mucho en leerlo.
    Hasta ahora la novela que más me ha gustado ha sido Olive Kitteridge, que fue una de las mejores lecturas de 2018!!
    El estilo de la autora es sencillo, como explicas, pero también es muy cercana, con personajes que podrían ser tus propios vecinos. Son muy realistas y por eso me gusta su manera de narrar y de construir personajes.
    Respecto al tema de la presión de los padres, no se puede pretender que los hijos no cometan errores, es una manera de aprender en la vida y de vivirla.
    Buena reseña guapa! Un besito!!

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    1. Pues "Olive Kitteridge" es uno de los que tendré que leer en breve. la serie, que me imagino que habrás visto, me gustó mucho, pero hasta que no leí "Me llamo Lucy Barton" no supe que era de la misma autora.
      Para mí es un gran valor saber hacer buenas novelas con historias sencillas en las que casi todo sucede en el interior de los personajes; novelas de sentimientos y vivencias, sin necesidad de grandes eventos desgraciados o felices. En eso los autores estadounidenses son maestros y esta autora, en especial.
      Pocas verdades hay mayores que esa de que nadie escarmienta en cabeza ajena. Veremos a los demás cometer errores y los cometeremos de la misma forma pensando que a nosotros no nos va a suceder lo mismo. En el caso de los niños y jóvenes, además, forma parte del aprendizaje que nunca de hace de forma vicaria, sino por uno mismo.
      Un beso.

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  2. Pues yo vi la serie Olive Kitteridge por casualidad y, aunque la encontré un poco insulsa al principio, acabó gustándome. Tras leer esta reseña, pienso que, de leer esta novela, podría ocurrirme exactamente lo mismo. Como dices, parece la típica historia norteamericana intimista, que describe la vida rutinaria de sus protagonistas, con calma, sin estridencias ni suspense alguno. Podría parecer un relato aburrido, al limitarme a describir las penas, los reproches y los anhelos de Amy e Isabelle. Pero por cómo has ido desgranando esos detalles (a veces creo que es mejor leer tu reseña que la novela, jeje), creo que vale la pena leerla.
    Un abrazo.

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    1. Acostumbrados a las series actuales, salvo "Mad men" y alguna similar, en las que pasan tantas cosas, no me extraña que "Olive Kittteridge" te empezara pareciendo insulsa. Si te digo la verdad, a mí me sucedió también, pero luego sigues viendo y enseguida le pillas el punto. La cantidad de vida y de sensaciones y de sentimientos que hay en esa mujer sirve para crear todo un mundo a su alrededor. Creo que será la próxima novela que lea de la autora.
      En "Amy e Isabelle" sucede alguna cosilla, no todo es comprar el pan y regar los geranios, jaja, pero la mayor parte sigue encerrada dentro de los personajes. Sí que merece la pena.
      Un beso.

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  3. Rosa, en una cajonera de mi escritorio guardo, como un bien preciado, 25 o 30 ejemplares del “Seleccciones”, del mismo formato que muestras en la foto. Eran de los años 70 y los traía mi padre. Uno de mis apartados favoritos era “Enriquezca su vocabulario”, sección creada por Alonso Zamora Vicente, nada menos, para la edición española, me fascinaba ese pequeño reto de averiguar el significado de palabras que elegía el académico, dejando cuatro opciones de respuesta para pensar cual de ellas era la correcta… y todavía ojeo estas revistas, me encantan.

    De E. Strout no he leído nada, aunque me la he encontrado mucho por los blogs. Parece claro que es una gran escritora.

    Esas preguntas que expones sobre los errores, de padres, de hijos, y que plantea la novela, es una cuestión de la que suelo hablar con mi mujer respecto a nuestras hijas… no existe un protocolo de manual para actuar, hay variables difíciles de controlar, supongo que el momento y, obviamente, el tipo de error o equivocaciones que puedan cometerse, nos irán señalando como proceder, pero siempre sin tener certezas de ser lo ideal, existen pocas certezas en la educación de los hijos y, en cambio, muchas incertidumbres.

    Me atrae ese estilo narrativo que encuentro en muchos autores norteamericanos, la manera de dejar a lo cotidiano que vaya fluyendo por las páginas, como si no se contara gran cosa, pero cierras la novela y se ha dicho todo.
    Beso.

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    1. Mis Selecciones son más antiguas pues ya llevaban años por casa cuando yo empecé a leerlas a principio de los setenta. Para mí lo mejor eran las historias, verídicas o ficticias, pero contadas en forma narrativa con sus diálogos. Recuerdo que había novelas resumidas y vivencias de todo tipo. Recuerdo dos que nunca olvidaré: una era un terrible relato de una niña que murió de leucemia, dándose cuenta de todo y (muy de la época) animando a todos con su buena disposición y valentía; la otra era de un niño que fue raptado por un grupo de indios y pasó toda su infancia con ellos hasta que lo rescataron y lo devolvieron a su familia, pero para entonces era más indio que Pluma Roja y no se adaptaba. Si has leído alguna será para creer en brujas.
      Educar a los hijos es difícil y no hay demasiadas normas que se puedan dar. La mejor que se me ocurre es: educarles. Porque como profesora, veo chicos (los menos, afortunadamente) a los que nadie, nunca, se ha preocupados de marcarles normas ni darles pautas para la vida. Los han dejado crecer riéndoles las gracias y cuando han llegado a los catorce años sin ninguna gracia, entonces dicen que no pueden con ellos; o han hecho de ellos verdaderos tiranos a los que siempre hay que darles la razón y consentirles todo. Parece una perogrullada, pero ayuda mucho el sentido común y el instinto.
      Elizabeth Strout es una autora que no hay que dejar pasar.
      Un beso.

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  4. Leo los tres comentarios sobre tu reseña y no puedo por menos que suscribirlos todos porque coincido en todo con ellos. Lo primero es que tengo a Elizabeth Strout esperando turno desde ni sé los años; creo que voy a aprovechar el Reto de Ana Bolox de 12 lecturas pendientes y ponerme con ella, ¡a ver si cumplo lo que me digo! No he visto tampoco la serie de Televisión sobre "Olive Kitteridge", pero voy a ver si aún es posible verla; creo que sería un buen acercamiento a la autora. Y coincido contigo en el recuerdo sobre la revista "Selecciones del Reader's Digest" que también leía mi padre y por casa siempre vi algunos ejempalres. Lo que ignoraba es que autores como Zamora Vicente, tal y como dice Paco Castillo, colaborasen en ella.
    En cuanto a "Amy e Isabelle" me parece que es la típica novela de iniciación a la vida adulta por parte de Amy y de la toma de conciencia del paso del tiempo y de la individualidad de cada persona por mucho que se sea madre o padre por parte de Isabelle. Sólo por el tema y por el tono que adivino de sólo leer tu reseña creo que esta novela me gustaría. Sí, definitivamente, Elizabeth Strout va a ser una de mis doce lecturas pendientes que dejarán de serlo.
    Me ha encantado leer tu reseña, Rosa. Un beso

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    1. Esta es una buena ocasión para leer a Elizabeth Strout e ir completando el reto de Ana. Cualquier novela suya que leas, creo que merecerá la pena. A mí me quedan tres, salvo alguna que se me haya pasado. La serie de "Olive Kitteridge" es de esas que cada vez te gustan más y tengo ganas de leer el libro que es uno de los que me quedan.
      A ver si pronto leemos una reseña tuya de esta surtirá.
      Un beso.

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  5. Ya lo he dicho en otras ocasiones, Rosa: comparto contigo el gusto por novelas que reflejan realidades cotidianas, personas "corrientes", vidas que podrían parecer carentes de interés pero que en absoluto lo son. Es precisamente con este tipo de personajes con quien más podemos aprender, a quien más podemos valorar, a quien más podemos desear comprender. Bueno, esa es al menos mi opinión :)

    Hace algún tiepo leí "Me llamo Lucy Barton" por recomendación tuya y me gustó mucho, así que mi lista de pendientes ya tiene un nuevo título más gracias a tu estupenda reseña :))

    ¡Un beso de martes, guapa!

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    1. Yo creo que el secreto está en saber contar historias. No importa que las vidas no tengan hechos notables, ni para bien ni o para mal. Un buen autor será capaz de hacer apasionante una historia normal, mientras que por muy notable que sea la historia, un autor mediocre la puede hacer tediosa y falta de interés.
      Me gustó mucho Lucy Barton y espero que esta te guste tanto como aquella. Para ser la primera novela de la autora está muy bien.
      Un beso.

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  6. Lo cotidianamente mundano, y según sea narrado, puede convertirse en algo extraordinario. Me llaman mucho la atención los libros que se sitúan en ambientes hostiles, lejanos o como en este caso, con ese calor del verano que debe impregnar toda la lectura.

    Tengo que tener en algún cajón un buen puñado de esos pequeños libritos de Selecciones en los que siempre se encontraba algún texto interesante.

    No puedo aportar nada más sobre la autora pues no la conozco. En cualquier caso, un placer leer tan cuidada reseña.

    Besos Rosa.

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    1. Supe que hay una película sobre esta novela, pero consultando las críticas, son tan malas (filmaffinity le da 3,6) que no he querido saber nada. La novela, por el contrario, está muy bien.
      Veo que somos muchos los que tenemos los Selecciones por cada desde la infancia. Qué curioso y yo que me creía única, ja, ja.
      Un beso.

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  7. Una novela de personajes más que de acción o trama por lo que comentas. Las relaciones paternofiliares son un mundo en cada casa. Tengo dos hijos y aunque me gustaría que nunca se equivocaran o que nunca sufrieran un revés es algo que no podré evitar. La adolescencia y la juventud son más provechosas cuando se acumulan errores.
    También es cierto que muchos padres sienten esos celos que comentas en la reseña, o al menos esa tendencia a querer vivir a través de sus hijos lo que ellos hubieran querido haber vivido.
    Una lectura para leer con pausa y detenerse en sus matices emocionales. Un fuerte abrazo, Rosa!!

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    1. Los errores de los hijos dan mucho vértigo porque lo que más teme un padre es ver sufrir a sus hijos. Nos gustaría poder evitarles los errores y el sufrimiento, pero es imposible. Como dices, los errores ayudan a aprender.
      Lo que me cuesta más entender son esos celos de Isabelle hacia Amy, y sé que existen pero para mí son incomprensibles. Jamás podría tener celos de las cosas buenas que le pasen a mi hijo. Hay sentimientos ajenos que nos son muy difíciles de entender. Lo único que le deseo a mi hijo es que sea feliz y la forma, siempre que sea respetuosa con los demás, no me importa.
      Un beso.

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  8. La única novela que he leído de la autora es Me llamo Lucy Barton, que me gustó mucho. Así que tengo pendiente leer algo más. Me anoto esta.
    Un beso ;)

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    1. Pues después de Lucy Barton esta es muy adecuada porque sigue tratando el tema de las relaciones entre madres e hijas aunque en otro ámbito.
      Seguro que te gusta.
      Un beso.

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  9. Me tienta mucho la historia de Amy e Isabelle y ese verano. Parece que a Elizabeth Strout le gusta indagar en las relaciones madre-hija. Leí de ella Me llamo Lucy Barton. Me gustó aunque no me entusiasmó tanto como a la mayoría de lectores. Lo cual quiere decir que no es una autora que tenga como preferente para repetir con ella pero si algún libro suyo me llama la atención, como es el caso, tampoco lo descarto.
    Besos

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    1. "Me llamo Lucy Barton" me gustó mucho porque ese tipo de relaciones me interesa y también me gusta la forma en que está narrada. Para completar, me sentí muy identificada en un par de detalles con lo que saqué del libro una sensación de lo más grata. Tengo muchas ganas de leer la última novela de la autora que es una especie de continuación. Claro que también quiero leer "Olive Kitteridge". A ver por cuál me decido.
      Un beso.

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  10. Una autora muy interesante. Sólo he leído "Me llamo Lucy Barton", "Olive Kittridge " no pero la serie me encantó. A tener en cuenta esta también. Muchas gracias, Rosa.

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    1. Hay también una especie de continuación de "Me llamo Lucy..." que se titula "Todo es posible", que tengo preparada para leer, y otra que se titula "Los hermanos Burguess" que es anterior a Lucy Barton. Eso es todo lo que tengo apuntado de la autora aparte de lo ya mencionado. Todo ello creo que merecerá la pena.
      Un beso.

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  11. Parece que esta novela describe muy bien ese proceso tan complicado y tan difícil de llevar para algunos padres que es la adolescencia de sus hijos.
    Es difícil aceptar que tienes que dejar que tus hijos se equivoquen, el afán protector y el no querer que sufran lo hacen muy complicado, pero es la única manera de que arranquen a andar y tengan autonomía propia.
    Bonita reseña en la que has intercalado recuerdos de tu propia relación con tu padre.
    Con todo y con eso no me apunto esta novela, al menos de momento. Ahora mismo no me atraen esas historias apacibles sin grandes acontecimientos. La astenia propia de la primavera me pide leer acción para compensar.
    Un besote.

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    1. No creas que no pasan cosas en esta novela. No es que haya cosas espectaculares, pero el no querer destripar la trama hace que no todo se cuente.
      Como dices, el no querer que lo hijos se equivoquen y sufran, sobre todo el querer evitarles nuestros propios errores, cuando consideramos que estos han arruinado nuestra vida (como le sucede a Isabelle) tiene que causar mucha ansiedad. Sobre todo si ves que la hija va derecha a tropezar justo en esa misma piedra.
      No, no es tan apacible como puede creerse. tal vez no me expliqué muy bien.
      Un beso.

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  12. ¡Hola!
    Qué biena reseña, como siempre, y qué apetecible. Mi lista crece, mi hermana me regaló esta semana, como regalos adelantados del cumple cuatro libros, mis pensientes no bajan, suben.

    Yo conservo esas revistas, que en casa también llamábamos Selecciones y también recuerdo historias.
    Muy feliz jueves.

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    1. Las listas siempre crecen, la de leídos y la de pendientes, y la segunda más deprisa que la primera. Es lógico cuesta menos desear y apuntar un libro que leerlo.
      Yo disfruto de lo que leo y no me preocupo por lo que me queda.
      Un beso.

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  13. De Elizabeth Strout leí Me llamo Lucy Barton; aunque me gustó, no se cumplieron las expectativas que esperaba de esta novela, por las reseñas que había leído. Tengo pendiente Todo es posible, que me resulta más atractiva. Y esta que reseñas la leería, porque me atrae lo que nos cuentas en tu reseña. Besos.

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    1. A mí me gustó mucho "Me llamo Lucy Barton". También es cierto que me tocó alguna fibra muy personal. Este está genial y también le tengo ganas a "Todo es posible".
      Es una autora que, de momento, me gusta mucho.
      Un beso.

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  14. Tengo muchas ganas de leer a la autora! Además me llaman todos xD

    Besotes

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    1. Solo he leído dos, pero me han gustado mucho. Tengo otros dos en la lista.
      Un beso.

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  15. Tengo los títulos anteriores de Strout pendientes aún. Me han hablado muy bien de 'Olive Kitteridge' y sospecho que me iniciaré en sus letras con él.
    Tus líneas despiertan mi interés por esta novela de personajes, aunque no la he visto por mi entorno; al menos, no bajo esta edición de Seix Barral.
    La apunto.
    Un beso.

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    1. "Olive Kitteridge" no la he leído, pero he visto la serie y me gustó mucho. Tengo la novela pendiente.
      Elizabeth Strout es una muy buena escritora y ya lo demostró con esta su primera novela. Ahonda mucho en el alma de los estadounidenses y del ser humano en general.
      Ya nos contarás.
      Un beso.

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