"Tras la máscara" Louisa May Alcott
Hasta ahora, Louisa May Alcott era para mí la autora de "Mujercitas", una novela que leí en una edición adaptada de aquellas de Salvat de la colección Historias Selección que cada cuatro páginas tenían una en forma de cómic con un resumen de la historia. Lo leí en un volumen de mi madre que terminó siendo encuadernado de nuevo dado el estado de deterioro al que llegó y que no es de extrañar porque no sabría decir las veces que llegué a leerlo.
Teniendo en cuenta la época que le tocó vivir (nació en 1832), Louisa May Alcott tuvo una vida nada convencional. Su padre, un convencido abolicionista y partidario del voto femenino y de la igualdad de los sexos, se encargó de educar él mismo a sus cuatro hijas (el único hermano murió siendo niño). En la educación de las hermanas tenía especial importancia la lectura y el ejercicio al aire libre. En palabras de la propia autora que aparecen en el prólogo de Blanca Briones González, "«Jamás fui a la escuela, solo tenía a mi padre y a alguna institutriz que venía de vez en cuando… Así que cada mañana teníamos clase en su estudio. Y eran horas muy felices para nosotras, pues las enseñanzas de mi padre se basaban en el sabio método que extrae lo que hay en la naturaleza del niño, como una flor que se abre, en lugar de atiborrarlo con más de lo que puede digerir como si fuera un ganso relleno»". Un sabio modo de enseñar al que los sistemas educativos españoles aún no han llegado. Aparte de todo, la familia Alcott, que vivía en Concord, Massachusetts, tenía como vecinos y visitantes frecuentes en su hogar a personajes de la talla de Nathaniel Hawthorne y Henry David Thoreau.
La decisión de dedicarse a la literatura le surgió, aparte de como afición, como una necesidad de contribuir a la economía familiar. "Mujercitas" surgió como un encargo de escribir una novela para chicas. En la obra recrea muchos acontecimientos autobiográficos que vivió con sus hermanas. Pero mientras el éxito le llegaba de la mano de estas novelas juveniles (las series de "Mujercitas" y "Hombrecitos" y otras novelas del mismo estilo) ella, en secreto, se dedicaba a escribir la literatura que en realidad le interesaba.
"Tras la máscara" es una de las novelas escritas bajo el seudónimo de A. M. Barnard. Uno de sus domestic noir, un género en el que se incluyen novelas de suspense ambientadas en la intimidad del hogar. Aunque hay mucha literatura clásica que se podría incluir en el género ("Rebeca", "Luz de Gas", esta misma que nos ocupa), el término se acuña en 2011 y aunque la novela que dio origen a esa calificación fue "No confíes en nadie" de S. J. Watson, fue "Perdida" de Gillian Flynn y su enorme éxito la que puso de moda y dio a conocer el término.
"Tras la máscara" es una novela muy inquietante. Aunque desde el final del primer capítulo veamos por donde va el asunto, no deja de resultarnos angustioso ver cómo se van desencadenando los hechos para llegar a lo inevitable, y más turbador aún nos puede parecer el hecho de que deseemos que lo inevitable ocurra a pesar de saber que no es justo. ¿O sí lo es?
"Ha llegado?
—No, mamá, todavía no.
—Desearía que todo hubiera terminado ya. Pensar en ello me preocupa y me altera. Acércame un cojín para la espalda, Bella.
La pobre y malhumorada señora Coventry se acomodó en un sillón con un suspiro nervioso y aspecto de mártir, mientras su hermosa hija revoloteaba a su alrededor con afectuosa solicitud". Estamos en Inglaterra en el siglo XIX y en casa de los Coventry se espera a la nueva institutriz de Bella que está a punto de llegar. Jean Muir aparece puntual y deja cautivada a parte de la familia, concretamente a la señora Coventry, su hija Bella y su hijo Ned. Los otros dos miembros, el primogénito, Gerald, y su prima y prometida oficiosa, Laura, recelan. Una por celos y por ese instinto femenino que puede que no exista, pero quién sabe, y otro por una perezosa indolencia que le impide hasta el pequeño esfuerzo de manifestar sentimientos nuevos, ambos deciden no fiarse de la joven hasta que demuestre merecer esa confianza.
La joven manifiesta tener diecinueve años, aunque aparenta algunos más. No es atractiva, pero tiene la elegancia que imprime la pobreza y la vida poco complaciente en las personas fuertes que no se dejan abatir por las circunstancias. Jean Muir es una superviviente de la desgracia que trabaja para subsistir en un mundo en el que no le queda nada ni nadie más allá de ella misma y sus propios recursos. Pero no tardaremos mucho en saber, justo lo que demora en terminar el primer capítulo, que la señorita Muir nada tiene que ver con lo que aparenta. Al quedarse sola en su habitación, Jean deja caer la máscara (junto con las trenzas postizas) y se manifiesta como es en verdad. "¡No está mal! Será un buen terreno en el que trabajar, y cuanto más difícil sea la tarea, más me complacerá. Merci, vieja amiga. Me infundiste ánimo y coraje cuando nadie más lo hacía. Vamos, el telón ha caído, de modo que puedo ser yo misma por unas horas, si es que las actrices son ellas mismas alguna vez".
A partir de ese momento veremos a Jean Muir dirigirse sin escrúpulos hacia su objetivo que rápidamente se nos muestra como el deseo de realizar un buen matrimonio en aquella casa de gente acaudalada. Mentiras, disimulos, falsa modestia, hipocresía... todas las artes del engaño puestas al servicio de unos intereses puramente materiales. Pero ¿puede alguien culpar a Jean Muir de su particular obra de teatro? En una sociedad en la que la única salida honorable de las mujeres era el matrimonio, en la que el único modo para que una chica pobre pudiera acceder a la fortuna era una boda desigual, en ese mundo no diseñado por las mujeres ¿se puede culpar a quien siguiendo las normas decide hacer una buena boda que la libre de la miseria al precio que sea?
Jean Muir es una mujer que utiliza las pocas armas que le deja un mundo hecho por los hombres y para los hombres, en el que las mujeres son meros objetos de decoración, meras hacedoras de hijos para mayor gloria del apellido familiar. Esas armas pasan por esa debilidad lastimosa a la que pocos hombres pueden resistirse cuando la exhibe una mujer hermosa: "No puedo evitar que la gente me ame. No quiero su amor. Solo pido que me dejen en paz, y no consigo entender por qué me atormentan. No soy hermosa, no tengo dinero ni posición social y, sin embargo, cada jovencito tonto confunde mi sincero interés con algo más cálido, y eso me hace sentir desdichada. Esa es mi desgracia". Ante esa vulnerabilidad los hombres se sienten redentores y otorgan a la mujer que sepa y se atreva a utilizarlo un poder que se vuelve contra ellos.
Se ha calificado a Jean Muir de antiheroína, pero para mí es justamente lo contrario. Es una mujer fuerte en un mundo que condena a las mujeres a ser seres vulnerables para dar a los hombres la satisfacción de apoyarlas con su fortaleza; es una mujer que ha decidido tomar las riendas de su destino y no dejar al albur de los astros el que un hombre se enamore de ella y la eleve de categoría social. Es, en resumen, una mujer fuerte en un mundo que la quiere débil y sometida. ¿Que no manifiesta demasiados escrúpulos? Cierto, pero tampoco me parece muy escrupuloso pedirlos a quien tiene el mundo en contra y lucha para superar una situación que la quiere doblegada y a merced de los hombres.
Tiene mucho de teatral esta novela calificada por su autora como de "sangre y truenos" (el término thriller no se había inventado en su época). Desde la máscara que ya aparece en el título o la puesta en escena de los personajes en muchos de los episodios hasta la actuación de la propia Jean interpretando un papel que nada tiene que ver con la realidad o las propias escenas teatrales que se representan en la mansión de John Coventry, todo es muy teatral. Todo recuerda mucho a aquella obra de teatro que había escrito Jo March y que las hermanas representaban en Navidad para amigos y vecinos en "Mujercitas". ¿Cómo olvidar el "¡Rodrigo, sálvame, sálvame!" que declamaba Jo en la novela y Katherine Hepburn en la película?
Louisa May Alcott empezó a escribir antes de su éxito arrollador con "Mujercitas", pero como hemos dicho, lo hacía bajo seudónimo. A. M. Barnard fue el más usado, pero no el único. Con ese nombre escribió esas novelas que hoy llamamos thrillers y más concretamente domestic noir. Ella admiraba a Edgar Allan Poe, Nathaniel Hawtorne y Wilkie Collins, autores todo ellos de novelas de suspense. En palabras de Juan Mari Barasorda, autor del posfacio de esta edición: "En las novelas de Alcott/Barnard se produce la recreación del romanticismo oscuro de Poe y los primeros ejemplos del thriller doméstico. Si en el siglo XVIII la heroína era acosada por el mal en un entorno tenebroso [...] en el siglo XIX se accede a un nuevo escenario: el «ambiente doméstico»". Para ese tipo de literatura, más propia de hombres en su época, utilizó el seudónimo. Solo se atrevió a firmar con su nombre las novelas juveniles basadas en sus vivencias y en su familia, más propicias a salir de una pluma femenina.
A pesar de la educación poco convencional y tendente a la igualdad de todo tipo que había recibido tanto por parte de padre como de madre, hay ciertas imposiciones derivadas de la época en que uno vive que cuesta mucho desterrar. Aunque puede que todo fuera una cuestión práctica y pensara que firmando como hombre (nadie pensaría que se escondía una mujer tras aquel A. M.) obtendría más réditos económicos. No olvidemos que el escribir fue un medio de aportar algo de dinero a la maltrecha economía familiar.
Buscaré más novelas de Louisa May Alcott de este "domestic noir" porque creo que es todo un mundo a descubrir.
Esta novela entra en el III reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1980. "Tras la máscara"" está publicada en 1866.
Esta novela entra también en el I reto "Cabalgando entre clasicos" por estar publicada antes de 1970.
Esta novela la he leído como recomendación de Las Inquilinas de Netherfield y de Marta Navarro del blog Cuentos vagabundos. Dicha recomendación me llegó a través de El Reto Serendipia Recomienda 2019. Esta es la primera novela que leo de las tres que supone el reto. Si queréis saber cuáles son las otras dos podéis verlo en esta entrada de mi blog.
Título del libro: Tras la máscara o el poder de una mujer
Teniendo en cuenta la época que le tocó vivir (nació en 1832), Louisa May Alcott tuvo una vida nada convencional. Su padre, un convencido abolicionista y partidario del voto femenino y de la igualdad de los sexos, se encargó de educar él mismo a sus cuatro hijas (el único hermano murió siendo niño). En la educación de las hermanas tenía especial importancia la lectura y el ejercicio al aire libre. En palabras de la propia autora que aparecen en el prólogo de Blanca Briones González, "«Jamás fui a la escuela, solo tenía a mi padre y a alguna institutriz que venía de vez en cuando… Así que cada mañana teníamos clase en su estudio. Y eran horas muy felices para nosotras, pues las enseñanzas de mi padre se basaban en el sabio método que extrae lo que hay en la naturaleza del niño, como una flor que se abre, en lugar de atiborrarlo con más de lo que puede digerir como si fuera un ganso relleno»". Un sabio modo de enseñar al que los sistemas educativos españoles aún no han llegado. Aparte de todo, la familia Alcott, que vivía en Concord, Massachusetts, tenía como vecinos y visitantes frecuentes en su hogar a personajes de la talla de Nathaniel Hawthorne y Henry David Thoreau.
La decisión de dedicarse a la literatura le surgió, aparte de como afición, como una necesidad de contribuir a la economía familiar. "Mujercitas" surgió como un encargo de escribir una novela para chicas. En la obra recrea muchos acontecimientos autobiográficos que vivió con sus hermanas. Pero mientras el éxito le llegaba de la mano de estas novelas juveniles (las series de "Mujercitas" y "Hombrecitos" y otras novelas del mismo estilo) ella, en secreto, se dedicaba a escribir la literatura que en realidad le interesaba.
"Tras la máscara" es una de las novelas escritas bajo el seudónimo de A. M. Barnard. Uno de sus domestic noir, un género en el que se incluyen novelas de suspense ambientadas en la intimidad del hogar. Aunque hay mucha literatura clásica que se podría incluir en el género ("Rebeca", "Luz de Gas", esta misma que nos ocupa), el término se acuña en 2011 y aunque la novela que dio origen a esa calificación fue "No confíes en nadie" de S. J. Watson, fue "Perdida" de Gillian Flynn y su enorme éxito la que puso de moda y dio a conocer el término.
"Tras la máscara" es una novela muy inquietante. Aunque desde el final del primer capítulo veamos por donde va el asunto, no deja de resultarnos angustioso ver cómo se van desencadenando los hechos para llegar a lo inevitable, y más turbador aún nos puede parecer el hecho de que deseemos que lo inevitable ocurra a pesar de saber que no es justo. ¿O sí lo es?
Ilustraciones para la edición |
—No, mamá, todavía no.
—Desearía que todo hubiera terminado ya. Pensar en ello me preocupa y me altera. Acércame un cojín para la espalda, Bella.
La pobre y malhumorada señora Coventry se acomodó en un sillón con un suspiro nervioso y aspecto de mártir, mientras su hermosa hija revoloteaba a su alrededor con afectuosa solicitud". Estamos en Inglaterra en el siglo XIX y en casa de los Coventry se espera a la nueva institutriz de Bella que está a punto de llegar. Jean Muir aparece puntual y deja cautivada a parte de la familia, concretamente a la señora Coventry, su hija Bella y su hijo Ned. Los otros dos miembros, el primogénito, Gerald, y su prima y prometida oficiosa, Laura, recelan. Una por celos y por ese instinto femenino que puede que no exista, pero quién sabe, y otro por una perezosa indolencia que le impide hasta el pequeño esfuerzo de manifestar sentimientos nuevos, ambos deciden no fiarse de la joven hasta que demuestre merecer esa confianza.
La joven manifiesta tener diecinueve años, aunque aparenta algunos más. No es atractiva, pero tiene la elegancia que imprime la pobreza y la vida poco complaciente en las personas fuertes que no se dejan abatir por las circunstancias. Jean Muir es una superviviente de la desgracia que trabaja para subsistir en un mundo en el que no le queda nada ni nadie más allá de ella misma y sus propios recursos. Pero no tardaremos mucho en saber, justo lo que demora en terminar el primer capítulo, que la señorita Muir nada tiene que ver con lo que aparenta. Al quedarse sola en su habitación, Jean deja caer la máscara (junto con las trenzas postizas) y se manifiesta como es en verdad. "¡No está mal! Será un buen terreno en el que trabajar, y cuanto más difícil sea la tarea, más me complacerá. Merci, vieja amiga. Me infundiste ánimo y coraje cuando nadie más lo hacía. Vamos, el telón ha caído, de modo que puedo ser yo misma por unas horas, si es que las actrices son ellas mismas alguna vez".
Ilustraciones para la edición |
Jean Muir es una mujer que utiliza las pocas armas que le deja un mundo hecho por los hombres y para los hombres, en el que las mujeres son meros objetos de decoración, meras hacedoras de hijos para mayor gloria del apellido familiar. Esas armas pasan por esa debilidad lastimosa a la que pocos hombres pueden resistirse cuando la exhibe una mujer hermosa: "No puedo evitar que la gente me ame. No quiero su amor. Solo pido que me dejen en paz, y no consigo entender por qué me atormentan. No soy hermosa, no tengo dinero ni posición social y, sin embargo, cada jovencito tonto confunde mi sincero interés con algo más cálido, y eso me hace sentir desdichada. Esa es mi desgracia". Ante esa vulnerabilidad los hombres se sienten redentores y otorgan a la mujer que sepa y se atreva a utilizarlo un poder que se vuelve contra ellos.
Se ha calificado a Jean Muir de antiheroína, pero para mí es justamente lo contrario. Es una mujer fuerte en un mundo que condena a las mujeres a ser seres vulnerables para dar a los hombres la satisfacción de apoyarlas con su fortaleza; es una mujer que ha decidido tomar las riendas de su destino y no dejar al albur de los astros el que un hombre se enamore de ella y la eleve de categoría social. Es, en resumen, una mujer fuerte en un mundo que la quiere débil y sometida. ¿Que no manifiesta demasiados escrúpulos? Cierto, pero tampoco me parece muy escrupuloso pedirlos a quien tiene el mundo en contra y lucha para superar una situación que la quiere doblegada y a merced de los hombres.
Tiene mucho de teatral esta novela calificada por su autora como de "sangre y truenos" (el término thriller no se había inventado en su época). Desde la máscara que ya aparece en el título o la puesta en escena de los personajes en muchos de los episodios hasta la actuación de la propia Jean interpretando un papel que nada tiene que ver con la realidad o las propias escenas teatrales que se representan en la mansión de John Coventry, todo es muy teatral. Todo recuerda mucho a aquella obra de teatro que había escrito Jo March y que las hermanas representaban en Navidad para amigos y vecinos en "Mujercitas". ¿Cómo olvidar el "¡Rodrigo, sálvame, sálvame!" que declamaba Jo en la novela y Katherine Hepburn en la película?
Louisa May Alcott |
A pesar de la educación poco convencional y tendente a la igualdad de todo tipo que había recibido tanto por parte de padre como de madre, hay ciertas imposiciones derivadas de la época en que uno vive que cuesta mucho desterrar. Aunque puede que todo fuera una cuestión práctica y pensara que firmando como hombre (nadie pensaría que se escondía una mujer tras aquel A. M.) obtendría más réditos económicos. No olvidemos que el escribir fue un medio de aportar algo de dinero a la maltrecha economía familiar.
Buscaré más novelas de Louisa May Alcott de este "domestic noir" porque creo que es todo un mundo a descubrir.
Esta novela entra en el III reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1980. "Tras la máscara"" está publicada en 1866.
Esta novela entra también en el I reto "Cabalgando entre clasicos" por estar publicada antes de 1970.
Esta novela la he leído como recomendación de Las Inquilinas de Netherfield y de Marta Navarro del blog Cuentos vagabundos. Dicha recomendación me llegó a través de El Reto Serendipia Recomienda 2019. Esta es la primera novela que leo de las tres que supone el reto. Si queréis saber cuáles son las otras dos podéis verlo en esta entrada de mi blog.
Título del libro: Tras la máscara o el poder de una mujer
Autora: Louisa May Alcott (bajo el seudónimo de A. M. Barnard)
Título original: Behind a mask, or a Woman’s power
Título original: Behind a mask, or a Woman’s power
Traducción: Rosa Sahuquillo Moreno y Susanna González
Editorial: Depoca
Ilustraciones: Cassell’s Magazine
Ilustraciones: Cassell’s Magazine
Año de publicación: 2018
Año de publicación original: 1866
Nº de páginas: 184
Hola Rosa.
ResponderEliminarAy qué necesidad me has creado. La buscaré y se "colará" por delante de unos cuantos qu etengo en espera.
Me encanta el género y soy fan de la autora así que necesito leer esta obra.
Mujercitas a ella le parecía boba, la escribió por dinero, como has dicho y claro...como que no.
Muy feliz viernes y menudos vecinos tenía.
Vecinos de lujo. Entre eso y la educación, liberal para la época, no me extraña que saliera tan respondona y capaz de crear personajes tan fuertes. Jean Muir tiene la fuerza de Jo March, pero carece de sus cortapisas morales. Y a mí me encanta.
EliminarUn beso.
Un rhriller del siglo XIX escrito por una mujer es un buen reclamo. Supongo que fue la influencia de un padre "feminista", en una época en que ello era una anomalía, lo que impulsó a esta autora a escribir una historia en la que es la mujer la que toma las riendas de su vida y se aprovecha de las debilidades masculinas. Me parece una muy buena propuesta de lectura. De esta autora solo conocía la famosa novela Mujercitas, y aun así solo en su versión cinematográfica.
ResponderEliminarHa sido todo un descubrimiento saber de esta otra faceta como escritora de novelas del género "domestic noir" del que nunca había oído hablar con este término.
Un beso.
Yo leí muchas veces "Mujercitas", pero la edición que menciono de Salvat parece ser que es una adaptación más que del libro de la película y me han dicho que tiene que ver muy poco con el original, que tengo pendiente desde hace tiempo. Cualquier día me animo y me pongo con él. Espero que no me decepcione demasiado. Si lo hace, lo abandono y me tiro al 𝘥𝘰𝘮𝘦𝘴𝘵𝘪𝘤 𝘯𝘰𝘪𝘳.
EliminarYo sí había oído el término, pero no sabía que era tan reciente.
Un beso.
Me encantó, solo había leído Mujercitas y esta novela me sorprendió. Además la edición de Época es una pasada. A mí también me gustaría leer más de sus domestic noir.
ResponderEliminarBesos
Yo también había leído solo "Mujercitas". No me sorprendió demasiado "Tras la máscara" porque había leído de esta otra faceta de la autora y más o menos sabía de qué iba, aunque un personaje como Jean Muir es muy fuerte para la época, la verdad.
EliminarLa edición es una preciosidad.
Un beso.
Hola Rosa. No sé bien porqué, tu reseña y lo que explicas en ella, me ha recordado a lo leído ayer en una entrada de Paloma sobre esa mujer, matemática ella, atrapada en el siglo romántico por excelencia. Utilizó precisamente esas armas de supuesta debilidad y mojigatería femenina a su favor y al servicio de sus intereses.
ResponderEliminarCreo que vuestras armas van más allá de los meros atributos sexuales, la inteligencia es una de ellas y de las más contundentes.
De momento a esta autora la dejo pasar con cortesía caballeresca. Me leí en su día su obra "mujercitas" viéndome la película clásica y diferentes versiones actualizadas varias veces. Con lo cual tengo dispensa literaria para hacerlo, aún siendo consciente que me perderé algo diferente en el resto de su obra, pero es que siempre se ha de perder algo por el arduo camino de la elección de lecturas.
Un beso, amiga.
Elegir algo siempre supone renunciar a todo el resto. Es la maldición de la libertad.
EliminarSí, la mujer matemática de Paloma también utilizó sus armas de mujer para conseguir sus fines, aunque en su caso no eran tales fines un matrimonio aventajado. Aunque no sé si utilizan armas propias de mujer o saben utilizar las armas de los hombres volviéndolas contra ellos y en su propio beneficio. En todo caso demuestran un arma poderosa: la inteligencia para saber utilizar lo que tienen a mano.
Un beso.
Muy brillante tu manera de sacar a la superficie ese trasfondo humano que lleva a la protagonista de esta novela, Jean Muir, a actuar de esta forma “enmascarada”, teatral, y nos permite desde el contexto social de aquella época valorar su comportamiento.
ResponderEliminarTambién sorprendido por ese ambiente liberal que reinaba en casa de Louisa May Alcott, gracias a un padre tan “guay”, jeje. Menudo vecindario; Thoreau, Hawthorne, vaya tela ;)
Me pareció igualmente interesante que las pretensiones literarias de L. M. Alcott fuesen por un camino muy diferente, o más ambiciosas según la idea que tenía, a una obra como Mujercitas, libro que me encantó y además conservo en la misma edición que indicabas, Historias Selección de Salvat (ahora está en la habitación de mi hija mayor), una colección maravillosa.
Es admirable la fortaleza y dignidad de aquellas escritoras, en épocas tan hostiles para la mujer, abriéndose camino cuando todo invitaba a que lo abandonasen, pero no claudicaron y gracias a su pundonor hoy podemos leer un libro como este. Su padre “ese tío tan guay”, tuvo que ser un apoyo fundamental... tan fundamental que casi murieron a la vez, un 6 de marzo el padre, y ella dos días después, el 8 de marzo, el mismo día que su padre era sepultado, increíble.
Una reseña excelente, amiga Rosa, y me fascinan las ilustraciones. Disfruta del finde.
He leído varias cosas sobre la autora mientras hacía la reseña, pero ese detalle de la fecha de su muerte mientras enterraban a su padre se me pasó por completo. Buen apunte que te agradezco.
EliminarComo le digo a Josep María, parece ser que esa edición de Salvat es una adaptación de la película (creo que la de 1949) y no tiene mucho que ver con el libro original que tengo apuntado en mi lista de pendientes hace tiempo.
Me ha fascinado el personaje como en su día me fascinó Jo March. Esta Jean Muir,al igual que Jo, se comporta como un hombre en el sentido de poner sus objetivos por delante de cualquier consideración de índole sexista (¡en aquella época!). Jo se conforma con escribir y ganarse la vida de forma independiente y Jean decide engañar y fingir para conseguir un marido rico y complaciente. En todo caso, mujeres fuertes que se detienen ante muy pocas cosas.
Un beso.
Esta novela, y la misma reseña que haces de ella podría abrir varios debates. Uno de ellos podría girar en torno a la calidad, o a la profundidad en las obras de un autor y la recepción que puede tener entre los lectores. Es decir, Mujercitas versus Tras la máscara. Por cierto que de Mujercitas se estrena a finales de año la enésima versión cinematográfica con Saoirse Ronan, Emma Watson Eliza Scanlen, Laura Dern, y Meryl Streep entre las estrellas del reparto.
ResponderEliminarExcelente reseña Rosa, todo indica que Tras la máscara es una joyita literaria.
Besos y buen fin de semana.
Las únicas adaptaciones que he visto son la de 1933, con Katherine Hepburn como Jo, y la de 1949, con Elizabeth Taylor como Amy. Después me hice mayor y no volví a ver ninguna, aunque dudo que las superen.
EliminarSí que se puede considerar "Tras la máscara" una joya literaria, y esta edición ilustrada es el estuche perfecto.
Un beso.
La leí hace tiempo en una edición de Imagica que compre en una feria del libro de ocasión. Y ahora pienso releerla en la edición que traes que me toco en un sorteo porque me comentaron que la traducción de Imagica no es demasiado buena. La primera vez me gustó mucho así que estoy convencida que está también lo hará. Besinos.
ResponderEliminarEsta traducción es buena. Yo no he notado nada raro que es lo mejor que se puede decir y sí he visto un lenguaje muy típico de la época.
EliminarComo habrás visto, la edición es preciosa y tiene unos dibujos alucinantes y muy adecuados a la historia y al momento de su escritura. Seguro que te gusta.
Un beso.
Es de los pocos títulos de esta editorial que aun no he tenido el placer de leer. A ver si puedo hacerme con esta edición en verano y la disfruto tanto como tu. Besos
ResponderEliminarSeguro que la disfrutas, aunque yo creo que es más adecuada para leerla en invierno, mientras sopla el viento, ruge la lluvia y el fuego crepita en la chimenea. Ja ja, da igual, se lea cuando y donde se lea, se disfruta.
EliminarUn beso.
¡Qué gratísima sorpresa! Nada más y nada menos que la autora de Mujercitas, Louisa May Alcott
ResponderEliminarPor supuesto que como docente, me parece digno de enmarcarse ese método educativo que su propio padre estableció a la hora de educar personalmente a sus cuatro hijas y que has mencionado al realizar tu reciente reseña, querida Rosa.
Es lamentable que aún se siga imponiendo un tipo de enseñanza obsoleto, aburrido y que no tiene en cuenta para nada, las aptitudes o potencialidades innatas del alumno. Siempre detesté el método del loro, es decir acostumbrar a los alumnos a repetir como un loro, algo que de lo que no saben, lo que dicen. De ahí que recibiera tantos «palos» en todos los aspectos y como colofón solicitar mi prejubilación (suena divertido pero es muy jodido experimentarlo).
A medida que me he ido dejando llevar por tu interesante desarrollo, querida Rosa, de esta nueva reseña, me ha ido cautivando más su protagonista, la cual también me parece una heroína en esa sociedad victoriana, donde el papel de la mujer era nulo prácticamente, por lo cual, la única tabla de salvación era el matrimonio, que la redimía «de todos sus males».
Si, la protagonista de este thriler, aunque por aquella época no existía semejante término ni género literario, pero para entenderlo ahora si que nos vale. Pues dicha institutriz ciertamente está interpretando un papel de teatro bajo su máscara, pero es totalmente comprensible que así tenga que actuar para poner fin a su miserable vida.
Me parece perfecto que localices otros títulos de esta misma autora y que vayan en esta misma línea del «domestic noir».
Anoto tu sugerencia, porque me ha encantado la reseña.
Un beso.
Llevo treinta y cinco años en el sistema educativo, estoy a punto de jubilarme y los cambios a los que he asistido son meramente formales. Lo fundamental sigue siendo lo mismo, estudiar, memorizar y examinarse para demostrar lo que se ha podido memorizar. Si hay cambios al respecto son por causa del profesor, nunca del sistema y los alumnos son los primeros que quieren perpetuar el método. Lo que más les gusta es tener muy claro lo que tienen que memorizar. No les hables de debatir, entender, dar su opinión, investigar, etc.
EliminarA mí también me ha fascinado la protagonista de esta historia. Sabe tomar las riendas de su destino y pasar de la pobreza y de ser una empleada a ser la dueña de la casa y tener fortuna. ¿No era para eso para lo que las educaban? Pues aprovechó bien las enseñanzas.
Es una novela corta y fácil de leer que tiene varias capas para profundizar más o menos.
Un beso.
HOla Rosa.
ResponderEliminarMuchos datos interesantes de la autora. Ni siquiera sabía de la nomvela juvenil Hombrecitos, de hecho pensaba que era una invención de la tv para darle segunda parte a una película muy buena basada en la novela de L.M. Alcott.
Me gustan los clásicos y seguramente disfrutaré esta lectura. Me sabe a metáfora que un libro menos popular que Mujercitas sea precisamente el género que más disfrutaba crear y que luego le ponga Tras la máscara, firmando con seudónimo masculino.
Son más chispas de la genialidad de esta mujer. Gracias por reseñar.
No he leído nada de la serie "Hombrecitos". leí en su día "Mujercitas" y "Aquellas mujercitas", aunque para mí se confunden en una sola. Esta novela ha sido todo un descubrimiento. Ya sabía que la autora escondía mucho más, pero leerlo y verlo por mí misma ha sido muy gratificante. Seguiré indagando.
EliminarUn beso.
Siento un cariño especial y cierta admiración por Louisa May Alcott. Leí Mujercitas de niña pero mi cariño viene de cuando la releí en su versión íntegra. De hecho fue mi elección para el primer Lecturas para un 8 de marzo de la primera edición de Tarro-libros (qué pena que Carmen esté tan liada y ya no hagamos cosas así). Desde mi perspectiva adulta me pareció una mezcla entrañable de novela moralista pero sorprendente en algunas cosas para la época en la que fue escrita. Quise también conocer más a su autora y ahí fue cuando supe que había sido toda una 'currante' de las letras y también que había mucha más Louisa May Alcott más allá de Mujercitas, Hombrecitos, etc.
ResponderEliminarYa me había fijado en esta novela pero ahora que leo tu reseña quedo con muchas más ganas de conocer a esa heroína de su propia vida que es Jean Muir.
Besos
Creo que me has dado el empujón definitivo para leer "Mujercitas" en versión íntegra. Hace tiempo que le tengo ganas, pero aún no me había animado.
EliminarAunque escribiera por encargo y por necesidad, aunque pueda resultar una novela un tanto moralista, aun en la edición abreviada, se notan más cosas en ella y es que cuando se es una escritora con cosas que decir, se nota en todo. Luego, cuando ya puede desinhibirse escribiendo bajo seudónimo, saca todo lo que tiene dentro y pare una joya como esta que tenemos entre manos.
Jean Muir es Jo March con menos escrúpulos y mucha más mala leche, pero creo que tenía derecho a serlo. Realmente interesante.
Un beso.
Qué reseña más interesante, Rosa, ¡me ha encantado! Bueno, en parte ha sido reseña y en parte biografía de la autora. Jamás había oido el término "domestic noir" pero no creo que ya lo olvide.
ResponderEliminarMe parece bastante injusto que la autora tuviera que usar un pseudónimo para escribir sobre los temas que realmente le interesaban, pero no es algo tan inusual. Lo que sí me llama la atención es que se le diera tan bien escribir obras juveniles que eran costumbristas, inocentes, cuando en su interior había una autora de género negro. Eso viene a confirmar que todos tenemos muchas facetas muy diferentes. Intentaré leer esta novela que nos traes hoy para ver esa otra cara de Louisa M. Alcott y de la que no tenía ni idea. También porque el argumento me gusta, claro :))
¡Un beso de finde!
Todo era injusto con las mujeres en aquellos tiempos y lo sigue siendo aunque se haya avanzado mucho. Muchas mujeres en aquella época escribieron con seudónimo para poder expresarse sin autocensura.
Eliminar"Tras la máscara" se escribió dos años antes que "Mujercitas" y creo que el personaje de Jo March es el de Jean Muir adaptado para dotarlo de una moralidad que lo hiciera digerible para las grandes masas. No olvidemos que lo escribió por encargo y para ganar dinero. Le salió redondo.
Un beso.
De la autora sólo he leído Mujercitas, fue el primer libro que leí de niña (quiero decir, el primer libro no fuera los infantiles del colegio) y guardo muy buen recuerdo. Después he ido viendo las adaptaciones varias que han ido haciendo.
ResponderEliminarSabía que esta escritora tenía otros libros, pero nunca me ha dado por buscarlos. Sí que había leído que escribió Mujercitas por dinero y que realmente no le acababa de gustar.
Me apunto la recomendación, tengo curiosidad por este libro.
Es la primera vez que escucho el término Domestic noir, pero es verdad que Perdida encaja 100% con esta descripción jajaja
Un besito!!
A mí ya me lo había leído mi madre antes de ir al colegio y aprender a leer. Después lo habré leído... no sabría decir las veces, de verdad. En cine solo he visto las adaptaciones más antiguas, la de 1933 y la de 1949. las modernas me han dado como mal pálpito y no me ha apetecido nada meterme con ellas, aunque igual me voy animando. Está a punto de estrenarse otra me dice Miguel Pina.
EliminarYo sí conocía el término 𝘥𝘰𝘮𝘦𝘴𝘵𝘪𝘤 𝘯𝘰𝘪𝘳, pero no sabía que era de creación tan reciente no que "Perdida" había sido, si no el detonante, sí la clave para su difusión. Es lo que se descubre investigando un poco.
Un beso.
Sí!! Van a estrenar otra! Emma Watson es Meg, y de Jo hará Saoirse Ronan. Tengo ganas de verla!! :))
EliminarRecuerdo aquellas publicaciones de Historia Selección y también los Clásicos Ilustrados, leí algunos de mis primeros libros en aquellos libros. "Mujercitas" también lo leí hace muchos años. No conocía esta obra, pero me apunto esta, gracias.
ResponderEliminarSaludos.
Todavía tengo detrás de mí un montón de libros de Historias Selección que han quedado en casa de cuando mi hijo era pequeño. Vinieron de casa de abuelos, tíos, etc, pero "Mujercitas" quedó en casa de mi madre y allí sigue. Tengo que rescatarlo. También fueron parte de mis primeras lecturas. Recuero también la serie de "Sissi".
EliminarQue tiempos...
Un beso.
Buenos días Rosa.
ResponderEliminarTodo un mundo a descubrir, tú lo has dicho. Solo he leído de ella el clásico "mujercitas".
Pues como siempre, me la apunto... y ya van mil :)
Gracias Rosa.
La mayoría solo habíamos leído "Mujercitas" y es todo un descubrimiento ver que hay mucha autora más allá de esta su más famosa obra.
EliminarMujer donde se dice mil, se dice mil una (habrá que tomarlo con humor porque si no entran las prisas...)
Un beso.
Las lecturas, a pesar de los pendientes, no me estresa, al contrario, disfruto mucho. Lo que tengo ganas es de saber más de la vida de la autora, seguro que es interesante.
ResponderEliminarUn besazo Rosa, que pases una estupenda semana.
Me gustan los antihéroes, creo que se acercan más a lo que la mayoría sentimos, somos y actuamos. La historia de May Alcott es verdaderamente interesante, una pionera. Nos recuerda además la importancia de la educación, cuestión que de la que apenas se habla en el especio público o se reduce a banalidades.
ResponderEliminarFeliz lunes.
Yo también adoro a los antihéroes y a los perdedores como personajes literarios. Aunque, desde luego, Jean Muir de perdedora no tiene nada, sólo de víctima de una sociedad y de una educación para esa sociedad, pero ya se encarga ella de revertir su condición de víctima.
EliminarMe resultó muy curioso el comentario de la autora sobre el modo de educarlas de su padre. Algo similar intentó aquí la Institución Libre de Enseñanza, pero de eso hace másde ochenta años y desde entonces, no hemos vuelto a llegar a esa calidad. Cuarenta años de oscurantismo imprimen carácter.
Un beso.
He estado mirando por amazon y no encuentro ninguna biografía suya. Buscando por la red he leído algo de la vida de esta mujer, desde luego no era fácil que las mujeres publicaran sus trabajos. Una escritora comprometida con la causa sufragista.
ResponderEliminarGracias por incitar la curiosidad Rosa.
Sería interesante encontrar una biografía de la autora. Hay una de Marta Saxton que se titula "Louisa May Alcott: una biografía moderna", pero no sé si está traducida.
EliminarElla estaba comprometida con la causa sufragista, pero lo curioso es que su padre también lo estaba. Curiosa familia.
Un beso.
Me suele suceder con algunos autores, como en este caso, que sólo les conozco por sus obras más conocidas y en ocasiones descubro que su producción menos conocida es quizás más interesante y se nos revelan aspectos muy sugerentes sobre el autor en cuestión. Así que agradezco tu entrada y trataré de obtener el libro y compartir mi opinión contigo.
ResponderEliminarAbrazos.
Estoy leyendo ahora "Mujercitas". Ya lo había leído como digo más arriba, pero ahora estoy leyendo una traducción sin cortes ni adaptaciones juveniles. Vamos el original. Y, aunque tiene su interés, no tiene nada que ver con esta obra de la que hablo aquí. Nada hay en ella de ñoñería ni moralina, cosa que sí encuentro en "Mujercitas". Pero de "Mujercitas" hablaré en otra entrada. Ahora creo que debo animarte a leer este.
EliminarUn beso.