Junio 2019


En la casa vivían diez mujeres, un niño y un señor. Las mujeres eran Tata, que había sido la niñera de mi abuela, tenía casi cien años, y estaba medio sorda y medio ciega; dos muchachas del servicio —Emma y Teresa—; mis cinco hermanas —Maryluz, Clara, Eva, Marta, Sol—; mi mamá y una monja. El niño, yo, amaba al señor, su padre, sobre todas las cosas. Lo amaba más que a Dios. Un día tuve que escoger entre Dios y mi papá, y escogí a mi papá. Fue la primera discusión teológica de mi vida y la tuve con la hermanita Josefa, la monja que nos cuidaba a Sol y a mí, los hermanos menores. Si cierro los ojos puedo oír su voz recia, gruesa, enfrentada a mi voz infantil. Era una mañana luminosa y estábamos en el patio, al sol, mirando los colibríes que venían a hacer el recorrido de las flores. De un momento a otro la hermanita me dijo:
—Su papá se va a ir para el Infierno.
—¿Por qué? —le pregunté yo.
—Porque no va a misa.
—¿Y yo?
—Usted va a irse para el Cielo, porque reza todas las noches conmigo.
[…] —No voy a volver a rezar.
—¿Ah, no? —me retó ella.
—No. Yo ya no me quiero ir para el Cielo. A mí no me gusta el Cielo sin mi papá. Prefiero irme para el Infierno con él.

Hoy hace un año que murió mi padre y quería hacerle un pequeño homenaje al recibir a este mes de junio, el último que vio empezar. "El olvido que seremos" puede ser una novela ideal en muchos aspectos. Esta novela autobiográfica, también es un homenaje a un padre muerto, en este caso,  asesinado en 1987 por dos sicarios en Medellín, capital del Departamento de Antioquia, Colombia. Un mal sitio para la lírica.

Héctor Abad Gómez era profesor en la Facultad de Medicina, en la que trabajaba en el Departamento de Salud Pública y Medicina Preventiva. Siempre en lo público, en lo que es de todos, en lo que es el único recurso de los más necesitados. Siempre a favor de los derechos humanos y tratando, como médico, de mejorar las condiciones de vida en Medellín

Veinte años después de su muerte, su hijo, Héctor Abad Faciolince, por fin se sintió con fuerzas para escribir sobre su padre y hacerle este homenaje.  Yo escribí mi homenaje a mi padre menos de veinticuatro horas después de su muerte. Si hubiera esperado un poco más hubiera sido incapaz de hacerlo a saber en cuánto tiempo. No es que en mi soberbia quiera comparar ambos homenajes. Nada tienen que ver, salvo el hecho de constituir un vano intento de atrapar a un padre que se ha ido.

Pero volvamos a Hector Abad Faciolince y "El olvido que seremos". Entre tantas mujeres que rodeaban al niño y al señor, no es extraña la compenetración que el niño sentía con su padre y el afecto sin condiciones que le concedía. "Yo quería a mi papá con un amor que nunca volví a sentir hasta que nacieron mis hijos. [...] Yo sentía que a mí nada me podía pasar si estaba con mi papá. [...] La idea más insoportable de mi infancia era imaginar que mi papá se pudiera morir, y por eso yo había resuelto tirarme al río Medellín si él llegaba a morirse". Ya no era un niño cuando murió su padre y pudo soportarlo sin tirarse al río Medellín. Los años nos van preparando para asumir y soportar lo inevitable, aunque siempre duela y siempre vaya a doler.

Héctor Abad Gómez era un hombre justo y honrado lo que hace, por si fuera necesario, más pertinente el homenaje de su hijo. Su generosidad y sus principios, que le llevaban a enfrentarse con quien hiciera falta, supusieron que nunca hubiera demasiado dinero en casa por lo que la madre se tuvo que poner a trabajar "en vista de que la plata del profesor nunca alcanzaba para llegar a fin de mes y no se podía recurrir a ninguna reserva puesto que mi papá nunca tuvo ninguna noción del ahorro". Ni de ahorro ni de ninguna otra cuestión práctica. Su honradez inquebrantable, su compromiso con sus ideas y sus convicciones, le fueron enfrentando a unos y otros. En sus artículos se metía con la guerrilla (aunque compartiera con ella ciertos principios), con los paramilitares, con las mafias y el narcotráfico (y ya sabemos lo que fue el narcotráfico en Medellín en los años ochenta). Nadie que él creyera culpable se libraba de ser acusado en artículos, discursos y conferencias.

Unos días antes de su muerte había sido el único que se atrevió a dar un discurso de despedida a un senador asesinado. Mientras hablaba, la gente que lo escuchaba pensaba que pronto lo iban a matar a él también. Sus últimos artículos y conferencias acusaban al ejército y a funcionarios de estar en connivencia con los asesinos del senador. Pronto lo iban a matar pensaba la gente, pero nunca imaginaron que tanto. Tardaron poco más de una semana. Lo mataron el 25 de agosto de 1987 junto a Leonardo Betancur, un discípulo con el que se encontraba en esos momentos. Lo asesinaron en el mismo lugar en el que, por la mañana, habían asesinado a Luis Felipe Vélez, presidente del gremio de maestros de Antioquia. Héctor Abad Gómez iba con su discípulo a interesarse por los hechos cuando le dispararon. "Mi papá mira hacia el suelo, a sus pies, como si quisiera ver la sangre del maestro asesinado. No ve rastros de nada, pero oye unos pasos apresurados que se acercan, y una respiración atropellada que parece resoplar contra su cuello. Levanta la vista y ve la cara malévola del asesino, ve los fogonazos que salen del cañón de la pistola, oye al mismo tiempo los tiros y siente que un golpe en el pecho lo derriba".

Héctor Abad Faciolince y su madre fueron los primeros en llegar junto al cuerpo de su padre. Encontraron en sus bolsillos una lista de amenazados con su propio nombre escrito en ella y un soneto de Borges que debía de haber copiado a mano en algún momento de ese mismo día:

Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán, y que es ahora,
todos los hombres, y que no veremos.
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los triunfos de la muerte, y las endechas.
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre.
Pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del Cielo
esta meditación es un consuelo.

La caótica situación de su país lo aniquiló de la única manera que pudo. Ya que nadie pudo acallar su voz y su afán de lucha, solo terminando con él físicamente se le pudo vencer.
"Y como los médicos de antes, que contraían la peste bubónica, o el cólera, en su desesperado esfuerzo por combatirlas, así mismo cayó Héctor Abad Gómez, víctima de la peor epidemia, de la peste más aniquiladora que puede padecer una nación: el conflicto armado entre distintos grupos políticos, la delincuencia desquiciada, las explosiones terroristas, los ajustes de cuentas entre mafiosos y narcotraficantes".

Poco tenía que ver mi padre con Héctor Abad Gómez. Era honrado y se indignaba con las injusticias, pero en silencio, discretamente, como lo hacía todo. Jamás hubiera clamado desde una tribuna. Su timidez patológica se lo impedía. Murió hoy hace un año, en su cama, de muerte natural. Aún no es el olvido que será. Mientras lo recordemos los que tuvimos el honor de conocerlo y amarlo, mientras alguien escriba sobre él y lo siga haciendo salir del polvo aunque sea solo con la imaginación y la memoria, seguirá un poco vivo entre nosotros. Sirva esta entrada para no dejarle caer en el olvido y para recordar un gran libro que recomiendo a quien no lo haya leído. 

Y así termina "El olvido que seremos":

Lo que yo buscaba era eso: que mis memorias más hondas despertaran. Y si mis recuerdos entran en armonía con algunos de ustedes, y si lo que yo he sentido (y dejaré de sentir) es comprensible e identificable con algo que ustedes también sienten o han sentido, entonces este olvido que seremos puede postergarse por un instante más, en el fugaz reverberar de sus neuronas, gracias a los ojos, pocos o muchos, que alguna vez se detengan en estas letras.

Las novelas que aparecen en esta sección, "Bienvenido nuevo mes literario", no están recién leídas*, pero están leídas. Se trata de novelas con las que quiero comenzar cada mes. Cada entrada comienza con el principio del libro y termina con su final. No pretende ser una reseña, sino el comentario sobre una historia que me marcó lo suficiente como para poder hablar de ella aunque haga ya muchos años que la leí. Por ello, espero que me perdonéis si incurro en algún error.

*las citas están sacadas de las que anoté en el momento de la lectura y que me ayudan mucho a recordar.

Fecha de lectura: 2011
Título del libro: El olvido que seremos
Autor: Héctor Abad Faciolince
Editorial: Seix Barral
Año de publicación: 2007
Año de publicación original: 2005
Nº de páginas: 280

Comentarios

  1. Ha sido emocionante terminar de leer tus sentidas líneas, en realidad todo lo que has expresado sobre tu padre y este libro de un hijo, Héctor Abad Faciolince, escrito en honor a su padre, y a tantos padres, como manifiesta su deseo, y que has tenido el acierto de mostrar, Rosa.

    Resulta curioso, pues tuve en mis manos este mismo libro una de las últimas veces que he estado por la biblio municipal, en ese interés que me lleva a buscar letras latinoamericanas, literatura que no deja de fascinarme, cada día más.

    Me parece que este libro ha de ser una lectura impresionante, emotiva por exteriorizar esos sentimientos arrinconados en el alma, una catarsis sanadora.

    Recuerdo muy bien el homenaje que hiciste a tu padre en el blog, fue hermoso y sencillo, dos cualidades que dan lo mejor de sí cuando se unen en armonía, así me llegó a mí el homenaje hacia tu padre, y aún lo recuerdo, lo mantengo vivo.

    El tiempo vuela raudo, amiga Rosa, igual que las golondrinas cuando retornen al calor.
    Un beso, y un abrazo

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    1. Es cierto que el tiempo vuela como ya sabemos los que tenemos unos años, pero fíjate que con respecto a la muerte de mi padre, a veces me parece que ha pasado mucho más tiempo. Es como si se me hiciera muy pesado el tiempo sin él y me pareciera más de lo que en realidad es.
      El libro es maravilloso porque además va contando la situación en Colombia y cómo fue deteriorándose hasta llegar a esa cima de terror que fueron los años ochenta.
      Después he leído otra novela de él, "La Oculta", también ambientada en Antioquia y en la que muestra aún más si cabe la situación. Esta ya es novela y tengo reseña en el blog pues la leí después de empezarlo.
      Gustándote como te gusta la literatura hispanoamericana, este autor es fundamental.
      Un beso.

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  2. Como dice Paco, ¡qué barbaridad, cómo de rápido pasa el tiempo! Al igual que él recuerdo las palabras que escribiste en homenaje a tu padre. Creo que aciertas de pleno al recordarle con esta lectura de Abad Facciolince, si sí bien no es lo mismo perder a un padre por muerte violenta como le sucedió a él, que por las leyes inexorables de la vida. Pero eso sí, la pérdida y la soledad sentidas son iguales en ambos casos.
    Leímos hace años en la tertulia el libro y recuerdo el impacto que a todos nos causó. Recuerdo también las palabras que el escritor dijo en el diario El País cuando Colombia declaró el final de la lucha armada contra las bandas paramilitares y la necesidad de la reconciliación. Él, a pesar de haber sufrido personalmente en su familia los ataques de la guerrilla, apostó por la reconciliación. Todo un ejemplo.
    Besos

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    1. Curiosamente, yo también lo leí para la tertulia del instituto y ahí la opinión fue unánime. Nos entusiasmó a todos.
      Él perdió a su padre de una forma muy dura y mucho antes de lo que tocaba pues debía de tener sesenta y cinco años si no recuerdo mal. Además él tenía muy pocos años pues aún estaba estudiando y yo ya tenía edad de poder asumirlo porque esas cosas, aunque siempre duelan, se van aceptando con los años.
      Leí otra novela del autor, como le digo a Paco, y me gustó mucho. Tengo que seguir con él.
      Un beso.

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  3. Hola. Un tema que nos llega a todos que perdimos a nuestro padre. Pero ellos siempre viven en nosotros. Besos!

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    1. Sí, es imposible que los olvidemos. Están ahí siempre como una sombra amable que ni nos abandona, ni queremos que lo haga, aunque muchas veces duela.
      Un beso.

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  4. Yo perdí al mío hace casi veinte años y aún le recuerdo a diario.
    Has escrito un bonito homenaje y optado por una estupenda elección para su recuerdo.
    Un abrazo.

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    1. Por mucho tiempo que haya pasado creo que nunca podré dejar de dedicarle cada día un recuerdo. Hay tantas cosas en las que fue dejando su huella que las encuentro por todas partes. A veces me miro al espejo y lo veo a él porque nos parecíamos tanto que hasta yo lo notaba.
      Una gran novela, desde luego.
      Un beso.

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  5. Un beso grande, Rosa. Precioso tu homenaje y bellísimo el libro que eliges. A mí me encantó y me impresionó muchísimo.

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    1. Es un libro que además de gustar impresiona. Esa gente que de tanto ser independiente y no dar bola a nadir termina en el puto de mira de todos siempre me ha dado mucho qué pensar. No hay nada peor que tratar de entender a todos y tender puentes. Se termina mal con todos y cuando "todos" son asesinos de una u otra calaña, el fin está servido.
      Un beso.

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  6. ¡Un año, Rosa! Recuerdo cuando leí tu entrada en la que lo explicabas. Madre mía, qué rápido pasa el tiempo.
    Qué precioso homenaje le has dedicado. El libro no lo he leído, pero seguro que es bueno si ha conseguido removerte sentimientos.
    Un besito muy fuerte, guapa!

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    1. El libro es muy bueno, María y como homenaje era el ideal porque no quería que fuera otro escrito mío como el del año pasado que creo que ahora no podría escribir y porque quería seguir con la tónica de todos los primeros de mes.
      Muy recomendable.
      Un beso.

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  7. Bonito homenaje, la novela no la he leído y siempre me ha llamado la atención, así que no la descarto, pero tengo tanto pendiente en estos momentos que casi me asusta.

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    1. No lo dejes pasar Carmina, te encantará. Es un buen libro maravillosamente escrito y con mucho sentimiento.
      Un beso.

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  8. Rosa me ha emocionado este homenaje a tu padre.
    El libro que comentas me ha parecido de los que se tienen que leer, las frases que destacas tienen tanto sentimiento y por supuesto lo anoto pero sobre todo te envío un abrazo muy sentido querida Rosa para ti y los tuyos.
    Besos

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    1. Muchas gracia, Conxita. Sí que es un libro maravilloso y con mucho sentimiento. Pensé que debía hacer algo en relación a mi padre, pero sin abandonar lo habitual. Creo que quedó bien y el homenaje es doble y dedicado a dos buenas personas.
      Un beso.

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  9. La verdad es que hay fechas que son duras de recordar. Yo también perdí a mi padre hace ahora poco más de tres años, e intento pasar esos momentos de una manera sosegada e intentando recordar los muchos buenos momentos que me regaló la vida junto a él. El libro reseñado me parece una selección muy acertada. Besos Rosa, y a seguir disfrutando de ese amor a la literatura que tu padre te legó.

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    1. Parece que el tiempo atenúa el dolor y las sensaciones, pero siempre hay momentos en que vuelven con toda su intensidad y en esos días, en que se conmemoran ciertos sucesos, parece que todo en el ambiente se repite y nos lleva a aquellos momentos. Recordar los buenos momentos ayuda.
      Este libro, que no sé si has leído, es muy duro, y nada tiene que ver con el caso de un hombre que muere de forma natural en su cama y con más de ochenta años, pero es igual de revelador acerca del sentimiento de orfandad y la pérdida.
      Recuerdo que mi padre decía que la única herencia que me podía dejar era una carrera, pero la mejor herencia ya me la había dejado mucho antes de morir y fue ese amor a la literatura.
      Un beso.
      Un beso.

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  10. ¡Hola Rosa.
    Madre mía un año ya, me ha volado el tiempo. Recuerdo claramente tu homenaje. Yo a mi padre se lo escribí dos meses después de su fallecimiento, de hecho en el blog no había dicho nada, tenía ya muchos post escritos porque llegaban las navdades y los aproveché, así que no necesité contar nada y pude seguir publicando porque no estaba para escribir nada. Tuve que esperar para homenajearlo porque no podía hablar de ello, a día de hoy me sigue costando y han pasado cuatro años y medio.

    Me ha encantado la reseña, y seguro que tu padre siempre será recordado. El mío se fue demasiado pronto.

    Muy feliz lunes.

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    1. Es que tu padre murió mucho más joven que el mío, de repente y en una fecha muy mala para estos temas. Lo de mi padre lo esperábamos y teníamos miedo de que fuera mucho peor, por lo que al final, resultó todo tan incruento que nos quedó esa tranquilidad. No obstante, lo que escribí lo hice tan pronto que creo que aún no había asumido bien lo que había pasado. Al día siguiente hubiera sido incapaz y de hecho, no he podido volver a leerlo.
      Un beso.

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  11. Es un libro emocionante y que me llegó como padre, más que como hijo. La manera afectuosa del doctor Abad de tratar a sus hijos chocaba en su contexto y es que sobre los papás pesa todavía la losa del "pater familias". El doctor Abad es un ejemplo moral y recuerdo al hacerle una breve reseña que me llegaron varias opiniones a través de Google plus de Latinoamérica, donde fue muy leído y apreciado.
    Muy bonita la semblanza de tu padre. Yo también soy de la opinión de que mientras se recuerde a los seres queridos, estos siguen en parte entre nosotros.
    Un abrazo.

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    1. Es un libro que gusta mucho porque lo que cuenta es universal: la muerte de un padre, el amor mutuo entre padres e hijos, la admiración del hijo hacia el padre. Si añades la situación colombiana de la época, ¡en Medellín, el feudo de Pablo Escobar! Añade a eso la guerrilla, los paramilitares, la mafia... En fin, lo tiene todo y, por si lo esterno no bastara, está tan bien escrito y con tanta sensibilidad que nos termina de enganchar.
      Creo que está muy bien como homenaje a cualquier padre pues aunque los padres no se parezcan en nada en este caso, el amor y la pérdida son comunes.
      Un beso.

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  12. Es un muy bonito homenaje a tu padre, un año, madre mía ocmo pasa el tiempo, el mio ha hecho el dia 11 de mayo tres años ya y me parece ayer, uf, y a un padre, no se olvida nunca, por ejemplo cuando veo algo que le gustaba me emociono, no se ,o frases que me encuentro y que el citaba, hay tantas cosas que me recuerdan a él. Nunca caera en el olvido ni el tuyo ni el mio porque siempre permaneceran en el corazón y en ese legado de amor a la literatura, un gran legado sin duda.
    El libro no lo he leído pero desde luego no te quepa duda que lo tengo en cuenta y tomo nota de él para leerlo.
    Besos

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    1. A veces los recuerdos duelen mucho. Yo no soy muy amiga de tener fotos a la vista no objetos que me recuerden a las personas o los momentos que se fueron, pero es cierto que estoy descubriendo que a medida que pasa el tiempo, cuando recuerdo a mi padre, hay más sonrisas que lágrimas y eso me gusta y sé que a él le gustaría.
      El libro es muy recomendable.
      Un beso.

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  13. Más allá del aspecto literario, tu reseña de hoy me ha emocionado. Describir la rabia de la pérdida y cómo con el transcurrir del tiempo se convierte en melancolía... Desde luego no podías haber elegido un poema mejor que el de Borges. Tremendo. Igual que tus palabras recordando a un ser tan esencial para tu vida. Poco puedo añadir más, salvo mandarte un abrazo un poquito más fuerte que de costumbre.

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    1. Declaro avergonzada no haber leído a Borges, pero este soneto es tan precioso que quiero leer algo más. Probablemente sea una autor del que me dedique más a sus poesías que a sus novelas. En realidad fue el doctor Abad Gómez quien lo escogió.
      Los sentimientos de pérdida van variando con el tiempo. Ahora, la mayor parte del tiempo tengo una mezcla de calorcillo triste, pero de cuando en cuando hay algo que me hace sentir desesperación ante la idea de no volver a verle con la de cosas que tengo que contarle. Me imagino que lo mismo que han sentido y sentirán miles antes y después de mí.
      Gracias por ese abrazo especial.
      Un beso.

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  14. Un hermoso y sentido homenaje a la figura de tu padre. Es tan cierto como que todos hemos de morir, que nadie cae en el olvido mientras tenga quien le recuerde, y las personas que han dejado huella en nuestros corazones también la dejan en nuestra memoria hasat el fin de nuestros días.
    Igualmente bello es el homenaje que este autor le hace a su difunto padre, quien vivió la terrible y sangrienta época de los conflictos armados que involucraron a narcotraficantes, guerrilleros, políticos y militares corruptos. Por lo que se describe de él, esa era también una muerte anunciada. Hay que ser muy valiente, diría que heroico, para seguir denunciando públicamente las injusticias a sabiendas que se está en el punto de mira de muchos sicarios.
    Una vida como la de Héctor Abad Gómez, da mucho de sí como para escribir una novela biográfica intensa. Solo la forma en que empieza ya promete mucho.
    Una estupenda entrada por partida doble.
    Un beso.

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    1. La vida del padre es un buen sustrato, pero hay que plantar algo bueno y Héctor Abad Faciolince siembra sus mejores habilidades literarias, y tiene muchas. No es el único libro que le he leído. Por ahí tengo reseña de "La Oculta" que es otra magnífica novela.
      Creo que a veces esa valentía de la que hablas tiene mucho de inconsciencia,de pensar "a mí no me va a pasar nada". Por lo leído, me da la impresión de que en este caso hay mucho de eso. Sin querer restar valor al personaje que lo tiene y mucho. Ya hay que tenerlo para denunciar las injusticias aunque tu vida no corra peligro. Pero, encima cuando das a diestra y a siniestra y no te casas con nadie,sabes que te van a salir enemigos por todas partes. Valiente, inconsciente o mezcla de ambas cosas, muy digno de admiración.
      Un beso.

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  15. ¡Hola! Rosa.
    Me ha resultado ciertamente conmovedora esta entrada, incluso me he ido a leer la que dedicaste a tu querido padre y la verdad que me dejó aún más impresionada. ¡Qué pronto se nos van los padres! A mi me ocurre lo mismo, que aunque estuviera delicado de salud y con ganas de marcharse, tras perder a su compañera (mi madre) un año antes, lo que fatalmente acabó por desmoronarle en todos los aspectos. Leyendo ese gran homenaje que le dedicaste, a medida que he ido conociendo más a fondo su vida y su personalidad, creo que habéis tenido mucha complicidad, a pesar de tu timidez y sus manías, lo cual favorece el cariño y la comprensión mutua. Deseo que también «la tierra sea ligera con él» y su descanso le llene de paz.

    En cuanto a esta reseña, la encuentro muy acorde con el estupendo homenaje a tu entrañable progenitor, ya que también es otra genial despedida al autor de los días de este interesante escritor: Héctor Abad Faciolince. Por supuesto que ya tengo anotado el libro para cuando tenga una oportunidad de enfrascarme en su lectura.
    Un beso.

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    1. La verdad es que nos parecíamos mucho.Su timidez es mi timidez y, aunque no creo tener tantas manías como él, unas cuantas sí que he heredado. Pero lo mejor que me ha dejado es, por supuesto, su amor a los libros.
      Es cierto que los padres siempre se van pronto, desearíamos que nunca lo hicieran, pero no es lo mismo perderlo a los 25 que a edades mucho más avanzadas. Un año más y me hubiera visto jubilarme. Me hubiera gustado mucho, pero no pudo ser.
      Respecto a la novela que comparto, es totalmente recomendable como novela, como biografía y como tratado de una época dura en un país muy duro.
      Un beso.

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  16. Bonita manera de recordar a tu padre en la fecha de su fallecimiento, mejor libro no podías haber elegido.
    Leí El olvido que seremos hace ya tres años y me gustó mucho, me pareció una manera preciosa de recordar a un padre, con su vida 'pública' y su vida más privada donde imperaba el amor hacia el hijo que lo recuerda.
    Una bonita manera de mantener a nuestros seres queridos vivos a pesar de la muerte.
    Un beso.

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    1. También yo pienso que es el mejor libro. Me puse a buscar en mi lista de leídos algo que fuera adecuado para recordar a mi padre y en cuanto vi este libro supe que tenía que ser.
      Me impresionó mucho cuando lo leí y cómo tenía muchas notas podía poner citas y todo.
      Además en padre del autor, me recordaba al mío en algunos aspectos. En otros no, como cuento en la entrada, pero quedaba de lo más apropiado.
      Un beso.

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  17. Me aúno a la mayoría de quienes han comentado sobre esta reseña el emotivo homenaje que le has hecho a tu padre. No he tenido yo la suerte de acompañar al mío. Habíamos perdido contacto y supe de su deceso varios años después.
    El libro de Abad Faciolince lo tuve apuntado ni bien salió, y lo tengo esperando en versión digital. El soneto de Borges que rescatas menudo revuelo ha generado. No soy un entendido en sus letras; sólo he leído algunos de sus libros. Pero soy de la idea de que sí son de Borges, por la forma de expresión y entonación.
    Yendo al texto, también el de Abad es un homenaje sentido hacia su padre.
    Gracias por tan bonita reseña.
    Un beso, Rosa.

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    1. Definitivamente, parece ser que el soneto sí es de Borges. Las investigaciones de Héctor Abad Faciolince le llevaron a encontrar varios poemas inéditos del autor, este entre ellos. Yo debo confesar que no he leído a Borges, pero este poema me parece maravilloso a la par que un poco tremendo en su verdad.
      Tiene que ser muy raro enterarte de la muerte de tu padre varios años después de sucedida, pero bueno, hay muchas vidas y muchas formas de vivir las relaciones que no pasan por lo normal a lo que estamos acostumbrados.
      Yo no llegué a despedirme del mío, al que había visto quince días antes, y es algo que no consigo quitarme de encima.
      Un libro precioso. No lo dejes.
      Un beso.

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  18. Un bonito recuerdo para tu padre. En cuanto al libro, hace mucho que lo tengo pendiente. Siempre leo buenas opiniones sobre él y creo que me gustaría.
    Besos

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    1. No dejes de leerlo. Es un libro que gusta mucho a casi todo el mundo. Al menos a todos los que lo leímos para la tertulia del instituto nos dejó muy satisfechos. Tiene historia de Colombia e historias familiares, y además está muy bien escrito.
      Un beso.

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  19. El tiempo pasa pero los recuerdos perduran. Es bonito el homenaje que hiciste y continuas haciendo a tu padre.
    Sobre el libro, yo lo leí, y tiene dos cosas importantes, el homenaje al padre y que no se olvide una parte de la historia de Colombia.
    Un abrazo

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    1. Es un libro muy completo y además está muy bien escrito. Cuando lo leí, hace un montón de años, me pareció muy bonito el homenaje a su padre, lo unidos que estaban entre tantas mujeres y esa mezcla de las historias particulares de la familia con la Historia de Colombia.
      Cuando las personas más allegadas nos van dejando, el recuerdo es una amalgama de sentimientos muy contradictorios: hay tristeza, nostalgia, ternura y, siempre, mucho cariño.
      Un beso.

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