"Nuevas nuevas sobre Colón" Ezequías Blanco
Que Ezequías Blanco tiene un peculiar e intenso sentido del humor ya se vio con el título de su fantástico libro de relatos Solo hay una clase de monos que estornudan. Después llegó a mis manos su libro de poemas Tierra de luz blanda, un precioso libro donde se narra una estancia en el hospital para una intervención quirúrgica. En mi reseña del libro decía «No parece que una operación y una estancia en el hospital, puedan inspirar un libro de poesía y sin embargo solo hay que leer los títulos de cada poema para hacer el recorrido completo por esa experiencia: Quirófano, Sala de reanimación, Drenaje, Andador, A cinco días de la intervención, Volver a caminar, Despedida». Y sí, Ezequías Blanco supo hacer poesía de lo más prosaico y material, y nos entregó un libro precioso, un conjunto de poemas que hacían el recorrido completo por la experiencia hospitalaria en un logro más que admirable de poner el cuerpo en consonancia con el alma.
De los relatos de Solo hay una clase de monos que estornudan decía yo en mi reseña: «son un retablo de la condición humana más genuina vista desde un humor que la estira hasta el absurdo para dejarla bien a la vista y bien en evidencia». Humor genuino que ya viene de atrás, puede, casi seguro, que de la mucha obra que tiene publicada y que yo no he leído. Esta es la primera novela que yo leo, aunque no es su primera novela la preceden Tres muñecos de vudú (2001) e Islandia, 2004 (2007). Sería esta, por tanto, su tercera novela (salvo que alguna se me escape) y ahora sí, el humor se desparrama por todas las costuras de este libro increíble.
Nuevas nuevas sobre Colón ya desde su título juega con las palabras, destila ingenio, supura comicidad, es puro histrionismo como dice el propio autor. «No le llamaremos, pues, novela histórica sino "histriónica"». Comienza con un prólogo, firmado por el propio Ezequías Blanco, en el que el autor nos cuenta como hace unos meses encontró en la Biblioteca de su casa un cuaderno apaisado cuyas hojas contenían «un texto escrito a máquina, con toda seguridad una Underwood». El texto estaba firmado por un tal Santiago Valle. El autor decidió dar vida a aquellas palabras y tomó sobre sí la responsabilidad de embellecer y corregir lingüísticamente el texto, así como de completar las páginas ilegibles inventándose el contenido «como Menéndez Pidal (pero en humilde) las del célebre Cantar del Cid».
De forma que la novela se presenta como un intertexto a la manera de muchas otras, un recurso empleado ya por Cervantes en el Quijote (puede que por primera vez) y que es capaz de atrapar la atención del lector de manera muy eficaz. Santiago Valle es para Ezequías Blanco lo que Cide Hamete Benengeli para Cervantes.
Fuera ya del prólogo, la novela empieza con un nivel alto en cuanto a ingenio, humor y buen hacer estilístico se refiere. «A resultas de un ataque cardíaco que se produjo a la vez en los cuerpos de su padre y de su madre junto a otros caprichos y anomalías de la naturaleza, nació Colón varios años antes del descubrimiento del Nuevo Mundo».
En el primer capítulo, titulado El huevo de Colón, se nos narra su empeño por convencer a los poderosos del mundo de la redondez de la Tierra y la posibilidad de llegar a la China y a la India viajando hacia el Oeste y atravesando el Atlántico. Lo intentó primero con Juan II de Portugal (no lo intentó en Inglaterra porque allí estuvo poco tiempo. No le gustaban los ingleses que le parecían tan raros que ya vislumbró que en un futuro capaces eran de conducir los vehículos por la izquierda). Rechazado en Portugal se vino a España y buscó ayuda en los Padres Dominicos de Salamanca. Es entonces cuando el prior le acusa de herejía y dice que la redondez de la Tierra es tan imposible como poner un huevo de pie. Todos sabemos la estratagema de que se valió Colón para poner el huevo de pie, pero en la novela de Santiago Valle/Ezequías Blanco el huevo de Colón es propio, en el más estricto sentido. «En la habitación contigua al Refectorio Cristóbal se había desnudado, había sacado las tijeras de esquilar las ovejas y con una decisión intrépida se había hecho un mini-harakiri o un mini-seppuku en la parte izquierda de su escroto para arrancarse un huevo propio con sus propios dedos y en lugar de darle el sutil golpe que Felipa le había indicado, le pegó un tijeretazo para dejarle una base plana y no correr ningún riesgo». Ese primer capítulo formaba parte de Solo hay una clase de monos que estornudan libro en el que constituía el penúltimo relato.
Nuevas nuevas sobre Colón no da tregua al lenguaje del despropósito. Ya decía Ezequías Blanco en el prólogo que las páginas de Santiago Valle le recordaban «los nombres más destacados y conocidos del teatro del absurdo. Alfred Jarry, Antonin Artaud, Samuel Barclay Beckett, Eugéne Ionesco, Jean Genet... y hasta Valle Inclán, Jardiel Poncela o Manolito el Pollero». A todos los supera, incluso a Manolito el Pollero, este Ezequías Blanco escondido tras Santiago Valle que se ríe de la Historia, tal vez porque lo mejor que puede hacer uno con algo tan serio es tomarlo a risa. Estando dispuesto a burlarse de la Historia todo sería más sencillo porque es imposible invadir unas tierras y esclavizar a sus habitantes entre risas, esquilmar sus recursos por pura diversión, hacer una guerra de broma.
Poco daño pueden hacer a los nativos americanos y sus maravillosas tierras personas venidas del otro lado del mar y que portan nombres como Perfumemarchito, Galloflautudo, Naboencinta o Nicongafasveo. Sin olvidar a Enlaesquinahayparcheo. Todos ellos, junto a Colón y los personajes que se van encontrando en sus andanzas, protagonizan una historia con nada de Historia. Una serie de pasajes en los que el anacronismo está continuamente presente. Así, pone en la indumentaria de Colón gemelos y un alfiler de corbata, un reloj de cuco en los salones de los reyes Católicos, o un metro que los traslada al Ayuntamiento del lugar al que arriban en América y que se llama Notemáis.
Ezequías Blanco |
Tan cuerdo estaba Colón que tuvo hasta la clarividencia de ver el futuro y ya al final de la novela, en la casa de la costa que los reyes le habían regalado, lleno de nostalgia por los seres queridos que se fueron junto a su propia juventud y sus hazañas, tendrá un vislumbre «pensando para entristecerse en grado sumo: "no, si además, ya verás tú como también mis estatuas serán objeto de vandalismo y se me llamará racista, colonialista y esclavista del uno al otro confín"». Aunque enseguida se corrigió a sí mismo pues el psiquiatra le había recomendado que no anticipara acontecimientos.
En el prólogo nos había dicho el narrador que no gustaba de la novela histórica por no cumplir ninguno de sus dos objetivos: hacer literatura y enseñar Historia. Añade, no obstante, «Sin embargo, como novela de entretenimiento, la novela histórica me parece perfecta». Y eso ha hecho Ezequías Blanco, entregarnos una novela de entretenimiento, más histriónica que histórica, sin ningún respeto por la realidad, tal vez porque hay realidades que más que respeto merecen ironía, tal vez porque quitando trascendencia a la Historia nos la estaremos quitando a nosotros mismos, tal vez porque debemos empezar a tomarnos menos en serio para que todo sea más vivible. «[...] hasta puede haber quien se ofenda, pero será problema suyo porque no hay ninguna intención de reírse de Cristóbal Colón sino con Cristóbal Colón. A mí no me gusta la gente que se ríe de los demás en la vida, pero me encanta la que se ríe con los demás. [...] En Nuevas nuevas sobre Colón, las «nuevas» podrían ser sobre cualquiera de nosotros porque por debajo de la risa fácil hay un ejercicio de compasión por el ser humano y sus quimeras y sus limitaciones que, desde el punto de vista literario e incluso humano, es lo que a mí me interesa realmente porque los personajes son nuestro reflejo. Los personajes en una novela en realidad somos nosotros… Somos todos».
Termina el libro deshojando la margarita y, como buen poeta, Ezequías Blanco acompaña los ocho huevos o las ocho hojas de margarita con sendas quintillas.
Título del libro: Nuevas nuevas sobre Colón
Autor: Ezequías Blanco
Nacionalidad: España
Editorial: Isla de Delos
Nacionalidad: España
Editorial: Isla de Delos
Año de publicación: 2020
Año de publicación original: 2020
Nº de páginas: 209
Hola. Reconozco que muchas veces me quejo de que todos los libros parecen iguales y que quiero cosas diferentes. Pero creo que aquí lo raro se desborda, y para mí que no soy asidua a este género no me resulta atractivo y además no me entero muy bien. Tampoco la historia de fondo me llama especialmente, así que este me lo ahorro.
ResponderEliminarBesos
Te entiendo. No se puede una decidir por todo lo que se ve. Ya apuntamos bastante más de lo que nos da tiempo a leer.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, original si me parece el escritor y su forma de encarar la historia, tan poco histórica, con ironía y humor, tomo nota que me parece interesante. Besos.
ResponderEliminarDesde luego, la forma de contar las peripecias de Colón es única y sumamente original., además de divertida.
EliminarUn beso.
Una historia originalísima y muy divertida, parece. No conozco al autor, trataré de buscar algo suyo porque es muy sorprendente todo lo que cuentas. Gracias, Rosa, por el descubrimiento. Estupenda reseña.
ResponderEliminarEs un autor muy versátil. Yo le he leído poesía, relatos y esta novela y todo me ha gustado. También tiene cosas más especializadas de crítica literaria ya que él ha sido profesor de lengua y Literatura. escribe muy bien, es original y tiene mucho humor.
EliminarUn beso.
Lo cierto es que no me atrae en absoluto, ni el tema, ni el cómo... Uno menos, esa es la parte positiva.
ResponderEliminarBesos.
Si, cuando se va una sin apuntar libro, se siente aliviada. El caso es que nos gusta que nos recomienden cosas, pero hay tanto y tan poco tiempo...
EliminarUn beso.
Hola,
ResponderEliminarno creo que disfrutara de esta lectura así que la dejaré pasar.
Un beso, Rosa
Pues me parece muy bien. Habrá más libros y más para apuntar.
EliminarUn beso.
Reírse de uno mismo es un ejercicio muy sano y, ciertamente, reírse de un acontecimiento histórico del que tan orgullosos nos hemos sentido durante siglos es hacer que nos riamos de nosotros mismos. Me parece un planteamiento original y una novela delirante (en el buen sentido de la palabra). Aun así no sé si es para mí. No siempre encajo la mezcla de literatura y humor y aunque lo entienda me quedo muchas veces con la sensación de estar perdiéndome algo. Me llama más de este autor el libro de relatos que habías reseñado con anterioridad. Si alguna vez me animo a leer algo de Ezequías Blanco, creo que empezaría por ese.
ResponderEliminarBesos
Recuerdo haberle oído decir a Antonio Gala en una conferencia que Colón debió callarse su descubrimiento, "esas cosas no se cuentan" decía el hombre con su gracejo andaluz.
EliminarPocas personas se han atrevido a hacer una revisión crítica de aquel acontecimiento que tan negativo fue para tanta gente.
Ser capaz de reírse de ello, es valiente y una toma de postura muy interesante y original.
Si te animas con Solo hay una clase de monos que estornudan, te gustará.
Un beso.
No creo que llegara a disfrutar de este libro. No lo veo para mí en esta ocasión así que lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me parece bien. se lee para disfrutar, y si ves que con este libro no, pues no.
EliminarUn beso.
Me he entusiasmado al ver el título, he leído mucho sobre Colón y todo lo relacionado con él me interesa pero no sé, creo que es un libro un tanto extraño y no sé yo si lo disfrutaría. Lo pensaré.
ResponderEliminarUn beso
Si te gusta mucho el tema de Colón este libro puede provocarte una de dos cosas: que te guste mucho también y te sorprenda el tono humorístico o que no te parezca nada bien el tono de ironía y crítica burlona. No sabría decirte.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarCómo lectores solemos buscar cosas novedosas y desde luego esta opción me parece perfecta para evadirnos con un buen libro de humor histriónico. Muy buena idea además utilizar ese tono irónico para aventurarse con esta peculiar novela histórica. Algunos pasajes como el de la estatua y el racismo son colosales.
Besos y gracias por traer esta curiosidad literaria.
Tiene muchos pasajes muy buenos en los que el anacronismo es el protagonista. sus mezclas de actualidad y pasado, o de pasado y otro pasado mucho más reciente, son geniales. Una curiosidad literaria en toda regla y escrita de maravilla.
EliminarUn beso.
Leí este libro hace unas semanas y hacía tiempo que no me topaba con una historia tan histriónica, como tú comentas y el propio autor la define. Situaciones estrambóticas a tutiplén. Una manera de contar la historia de Colón muy distinta a la que todos estábamos acostumbrados.
ResponderEliminarUn besote.
Hay que saber burlarse de uno mismo y de las cosas serias. Si mucha gente se diera menos importancia y se riera más de sí misma nos iría a todos mucho mejor.
EliminarLas situaciones que describe son una locura total. Y la mezcla de tiempos me parece muy buena.
Un beso.
Hola.
ResponderEliminarPues no sé qué decir. Creo que podría gustarme(me gustan las historias de Jardiel Poncela) y me parece distinto y original. Me lo pensaré.
Feliz día.
A mí también me gusta Jardiel Poncela. Un par de veces he leído Eloísa está debajo de un almendro. Esta novela es, no obstante, mucho más disparatada e histriónica. Un Colón loco, loco, loco. Y los muy Católicos Reyes, no digamos.
EliminarUn beso.
Muy interesante y original esta novela que hoy nos traes de un autor del que he oído hablar y sieempre por boca, o escritos, de mis contactos blogueros.
ResponderEliminarA mí si que me gustan las novelas históricas, aunque puedan adolecer de inexactitud histórica, y también me gustan las novelas históricas con humor (véase o léase Victus, de Albert Sánchez Piñol, sobre la guerra de sucesión que acabó con el asedio y asalto de Barcelona por las tropas borbónicas en 1714). Esta parece, sin embargo, que contiene mucho más humor que historia, pero, aun así, garantiza al lector pasar un buen rato, que es de lo que se trata. Solo me faltaría saber si también trata el tema del discutido orígen (Genovés, Mallorquín, Gallego...) de tal insigne navegante y descubridor de las Américas, pues ahí hay un buen caldo de cultivo.
Un beso.
Los hechos históricos los trata. De hecho los capítulos se titulan La partida, La llegada, El regreso..., pero Historia tiene muy poca. Es increíble la forma en que esos hechos históricos están contados.
EliminarEl origen no lo trata. tan solo dice que nació unos años antes del descubrimiento, pero no se mete en berenjenales acerca del dónde.
Yo no soy muy de novela histórica, pero es porque las historias ambientadas más allá del siglo XIX no me atraen, pero si tratan de esos tiempos sí que me gustan. Las de las Guerras mundiales o la Guerra Civil me encantan.
Un beso.
¡Hola, Rosa! Sin duda que me parece una propuesta estupenda. El humor, la irreverencia, siempre es una excelente comida lectora para disfrutar. Eso sí, la escena del huevo me ha provocado un dolor casi físico, ja, ja, ja... Sin duda que me la anoto. Un abrazo!
ResponderEliminarja ja, lo del huevo es terrorífico y una gran idea tan divertida como truculenta. Es un libro con el que te ríes mucho y que tiene también cosas que hacen pensar.
EliminarUn beso.
Hola Rosa. Si repites con el autor, por algo será. Parece que hay una conexión muy sólida entre ambos. Recuerdo aquel libro de poesía. Sabes que no es un género con el que me prodigue mucho. Sin embargo, este título que nos traes hoy, creo que me costaría un poco también. No sé. No termino de verme con él, así que, creo que lo dejo pasar. Casi que mejor pruebo con la poesía del autor, jeje. Besos
ResponderEliminarTodo lo que he leído del autor me ha gustado. Mi favorito es el de relatos, Solo hay una clase de monos que estornudan, pero el de poesía también fue muy interesante, sobre todo por el tema que trataba. Nuevas nuevas de Colón es una parodia de algo de lo que este país se ha sentido muy orgulloso y de lo que puede que ya hiciera falta empezar a tomarlo un poco a broma y con un sentido crítico; jocosamente crítico.
EliminarUn beso.