"22/11/63" Stephen King

Muchas veces me he planteado, creo que todos nos hemos planteado, volver atrás en el tiempo para corregir aquellos hechos del pasado que nos avergüenzan o de los que sencillamente nos arrepentimos; aquel comportamiento injusto que tuvimos con quien menos se lo merecía, aquella decisión aparentemente inocua que alteró nuestra vida. Aunque ya puestos a poder volver al pasado podíamos dedicarnos a cosas de mayor calado. Yo trataría de evitar que mi padre empezara a fumar en su adolescencia o intentaría que mi abuela se tomara su medicación o convencería a un gran amigo para ir al médico a ver si le descubrían a tiempo lo que terminó por llevárselo prematura y calladamente.

No sé si me decidiría a cambiar la historia. Ni siquiera sé si sabría. Tal vez anular a Hitler de pequeño, alterar ciertos errores de la República que llevaron a la Guerra Civil, cambiar, ya puestos, el resultado de dicha guerra, de no poder evitarla. Ir y manipular. Lo malo es cuando el viaje en el tiempo lleva siempre a la misma fecha, el 9 de septiembre de 1958. Llegaría tarde para muchas cosas, demasiado pronto para otras. 

Jake Epping es un profesor de inglés en el Instituto de Secundaria de Lisbon, una pequeña ciudad de Maine. Es 2011 y Jake está separado de su mujer que le ha abandonado para irse con un hombre al que conoció en Alcohólicos Anónimos. «Mi ex mujer alegó que el motivo principal de la separación era mi «inexistente gradiente emocional» (como si el tipo que conoció en las reuniones de Alcohólicos Anónimos no hubiera influido)». Ahora vive solo y lleva una existencia tranquila, aburrida y monótona entre sus clases, su casa y alguna hamburguesa en el bar de Al. Y es precisamente Al quien le abrirá el camino al pasado, y es que Al ha encontrado un pasadizo en la despensa de su bar que le lleva al 9 de septiembre de 1958. Y da lo mismo el tiempo que pase allí; cuando vuelve, aquí solo han pasado dos minutos, aunque por su persona haya pasado todo el tiempo que ha estado ausente.

La relación entre Jake y Al nunca ha ido más allá de la del cliente y el barman que le sirve sus hamburguesas, por eso cuando Jake recibe una llamada de Al en el instituto, siente una enorme curiosidad. Cuando se encuentra con Al esa noche en el bar, lo que sentirá será terror. «[...] me quedé petrificado por el asombro y la consternación. También por el terror, debería admitirlo. Porque las enfermedades graves nos aterrorizan, ¿verdad?, y bastaba un simple vistazo para notar que Al se encontraba gravemente enfermo. Aunque puede que mortalmente sea la palabra más apropiada». ¿Qué le ha podido pasar a Al desde la noche anterior cuando lo había visto por última vez? No solo era su cara enferma o su color macilento, es que además había perdido quince o veinte kilos. Y será entonces cuando Al le dé cuenta del hallazgo en su despensa y de los numerosos viajes que ha hecho al pasado. 

Al ha viajado varias veces a 1958. Ha salvado la vida de una niña a la que un cazador disparó y mató sin querer, pero no ha tenido tiempo de cumplir la misión más importante. Por eso le encarga a Jake que él mismo viaje en el tiempo para llevar a cabo sus dos obsesiones: salvar a la niña víctima del cazador imprudente (cada vez que se vuelve al pasado todo se restea y hay que empezar de nuevo) y esa su última misión, salvarle la vida al presidente Kennedy. Esta idea la tuvo que abandonar a falta de unos meses debido a su enfermedad, un cáncer terminal de pulmón que está a punto de acabar con él. Y es que si en 2011 el viaje al pasado de Al la noche anterior solo ha durado dos minutos, él ha estado allí cuatro años, desde 1958 hasta 1962. No ha podido llegar a salvar a Kennedy. 

Las razones que Al le da a Jake para aceptar su propuesta son incontestables porque salvar la vida de John Kennedy va mucho más allá de lo que ese hecho puede parecer a simple vista. «Salvar a Kennedy, salvar a su hermano, salvar a Martin Luther King. Detener los disturbios raciales. Impedir Vietnam, tal vez. —Se inclinó hacia delante—. Deshazte de un miserable descarriado, socio, y podrías salvar millones de vidas.?»

El miserable descarriado, por supuesto, es Lee Harvey Oswald, el asesino de Kennedy asesinado a su vez. Sí, las razones de Al son incontestables y Jake no tiene más remedio que viajar a 1958 para tratar de salvar a JFK y, por medio, evitar la muerte de la niña a manos del cazador imprudente. Eso aparte de tratar de evitar la masacre familiar que dejó a Harry, el conserje, como único superviviente cuando su padre en Halloween de 1958 esgrimió un martillo con el que terminó con la madre y los tres hermanos de Harry.

En 1958 y los años siguientes, Jake encontrará muchas cosas y se verá inmerso en un mundo muy diferente del actual, en parte mejor y en parte peor. Un mundo del que tiene que aprender muchas cosas.

«Aprendí, por ejemplo, que la guerra significaba Segunda Guerra Mundial; el conflicto, Corea. Ambas habían terminado, adiós y buen viaje. A la gente le preocupaba Rusia y la denominada "brecha de los misiles", pero no demasiado. A la gente le preocupaba la delincuencia juvenil, pero no demasiado. La economía estaba en recesión, pero la gente había vivido épocas peores. Cuando regateabas con alguien, era totalmente correcto decir que RACANEABAS como un judío (o estafabas como un gitano). Las golosinas de a penique incluían gominolas, gusanitos y caramelos de goma negra con forma de bebé llamadas "negritos". En el sur regían las leyes de Jim Crow. En Moscú, Nikita Khrushchev bramaba amenazas. En Washington, el presidente Eisenhower repetía cansinamente sus frases de buen ánimo».

Un mundo que olía peor que el actual por efecto de la contaminación sin control, pero que sabía mucho mejor porque los alimentos aún se producían de una manera más natural. Pero un mundo en el que las leyes de segregación racial llevaban a los negros a tener que usar un retrete indicado con una flecha y un cartel: DE COLOR. Una flecha que Jake sigue con curiosidad «No había ningún servicio. Lo que hallé al final del sendero fue un riachuelo estrecho; una tabla apoyada sobre un par de postes de cemento agrietado lo cruzaba».

Jake conocerá el amor y la amistad, y estará tentado de quedarse para siempre en aquel mundo. Las cosas se le pondrán muy difíciles pues el pasado se resiste a ser cambiado, y se resiste más cuanta mayor es la naturaleza del cambio. Ni que decir tiene que salvar la vida del presidente más carismático de la historia de Estados Unidos es un cambio demasiado drástico para que el pasado lo deje pasar tal cual. 

Stephen King

Eso por no hablar del presente, porque los cambios del pasado tienen efectos desconocidos en ese futuro que para Jake es presente. Es el efecto mariposa que viene a decir que «si un tipo mata a una mariposa en China, quizá dentro de cuarenta años, o de cuatrocientos, se produzca un terremoto en Perú». Bueno, se ha enunciado de muchas formas, pero en realidad no es más que un resumen de la Teoría del Caos que, generalizando, se puede resumir diciendo que pequeñas causas pueden producir enormes efectos totalmente imprevisibles.  

Jake tendrá que enfrentarse a las consecuencias de sus alteraciones del pasado y tendrá que tratar de solucionar los cambios que se han producido en el presente. Jake se verá obligado a volver a 2011.

«Si esto no se arregla pronto, sucederá una catástrofe.

—¿Muy grande?

Habló con calma.

—Podría destruirlo todo.

—¿El mundo? ¿El sistema solar? [...] ¿La galaxia? ¿El universo?

—Más grande todavía. [...] La realidad misma».

No he leído mucho a Stephen King. Su género más cultivado que es el terror no me atrae demasiado y, sin embargo, todo lo que he leído, Carrie, Después y 22/11/63, me ha gustado muchísimo. 22/11/63 es una historia sobre el pasado y el presente (aunque está escrita en 2011 que para nosotros ya es pasado). El pasado con sus partes buenas y sus partes malas, algunas malísimas; el pasado en el que, para bien o para mal, sucedieron cosas. Y, por malas que nos parezcan, nunca sabremos si realmente este mundo en el que vivimos, con todas sus lacras y miserias, sería mejor o aún peor de poder modificarlas. Un libro muy extenso, con el que podremos entretenernos, reflexionar y conocer un poco más de lo que nos rodea y de lo que podría llegar a rodearnos.

Este libro participa en el Reto Escritores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra K.

Título del libro: 22/11/63

Autor: Stephen King
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: 11/22/6

Traducción: Gabriel Dols Gallardo y José Óscar Hernández Sendín

Editorial: Plaza y Janés

Año de publicación: 2012

Año de publicación original: 2011

Nº de páginas: 864