"Adultos" Marie Aubert
Adultos es una novela que, por momentos se va volviendo muy inquietante. Las primeras palabras me hacen sentir una gran empatía con la narradora. «Los niños de los demás, siempre, por todas partes. Lo peor es en el autobús, cuando no tienes escapatoria. [...] En el asiento detrás de mí, va un padre con un niño de unos tres años, el niño está viendo El bosque de Haquivaqui en el iPad, con el sonido activado. El sonido es penetrante y hueco, las pocas veces que el padre intenta bajar el volumen, el niño chilla enfurecido y lo vuelve a subir».
Yo también odio tener que aguantar los gritos, carreras y todo tipo de ruidos salidos de los niño ajenos, máxime cuando bastaba que el mío dijera una palabra un poco alta o realizara un movimiento un poco brusco, para que me lo llevara a casa o a cualquier lugar donde no pudiera molestar a nadie. Siempre tuve muy claro que a mi hijo lo tenía que aguantar yo y que no debía socializar sus molestias.
Ida no odia a los niños, de hecho se está planteando un tratamiento de congelación de ovocitos para el momento en que encuentre una pareja adecuada, puede que incluso sin pareja porque Ida va teniendo una edad en la que esas cosas no deben retrasarse mucho más. Ahora Ida se dirige a pasar el cumpleaños de su madre a la cabaña familiar de vacaciones, a orillas del mar, donde ya están su hermana Marthe, la pareja de esta, Kristoffer, y la hija de este último, Olea. Al día siguiente llegarán la madre y su pareja desde hace cinco años, Stein. Todos acompañados, todos en pareja, todos felices. Todos menos Ida.
Ida es una mujer solitaria. Tan solo en su trabajo en el estudio de arquitectura triunfa, pero sigue como siempre, ganando un poco más, con mejores proyectos, un piso más grande, pero igual de solitaria. Sus amigos y compañeros se trasladan a las afueras, a zonas en donde los niños que van naciendo puedan jugar al aire libre. Ella sigue igual. Tan solo se permite engañar a la soledad concertando citas por internet, citas que nunca llegan a cuajar y no por decepción de ella precisamente; ella siempre está dispuesta a repetir, pero algo hace mal, algo hace que ellos huyan.
«Duermo sola y me despierto sola, estoy sola cuando voy al trabajo y sola cuando vuelvo, no me quejo, no hay que ser quejica. Pero la soledad es un círculo que no deja de crecer a no ser que aparezca un novio, si no aparece alguien con quien usar los óvulos congelados me voy a pasar los próximos cinco o diez o veinte o treinta años exactamente igual que ahora, de aquí hasta el final.»
Las visitas a la cabaña no suelen gustar a Ida. Cuando va sola no sabe qué hacer y termina adelantando su marcha; cuando va con la familia se siente rara. Procura mostrase como independiente, decidida, sin necesidad de nadie para disfrutar: sale sola a correr y a navegar; trata de hacerse la necesaria la que ayuda a su madre y a Olea frente a la situación delicada de Marthe que padece enfermedad de Crohn.
También se ha convertido en la mujer fuerte que consuela a su hermana en sus anhelos y desengaños alternativos por quedarse embarazada y darle a Kristoffer un hijo de ambos. Hasta ahora ella era la fuerte, el paño de lágrimas de Marthe a la que ha ocultado sus propios deseos de preservar sus óvulos por si llegara a necesitarlos. Pero ahora eso podría cambiar. Ida se da cuenta de que por mucho que quiera a su hermana es una situación que no desea. «Mis amigas me han adelantado ya todas, pero que Marthe, que ella también, en algún sitio de mi interior creía que no ocurriría, que nada cambiaría, que siempre tendría ahí a Marthe para consolarla, que ella no me adelantaría. No puede adelantarme».
Tanto en los proyectos para el futuro como en la rememoración del pasado, Ida nos va mostrando que la idílica relación con su hermana y su madre es una mullida y amorosa alfombra entre cuyos suaves hilos se esconden afilados cristales que, de tanto en tanto, se clavan en la piel y provocan heridas. Ida se irá mostrando ante nosotros, y nuestra percepción de ella y de su relación familiar irá cambiando. Nos llevará a momentos decisivos de su infancia y adolescencia y veremos que Ida acumula muchas deudas del pasado. Siente que no ha recibido el reconocimiento que, en su condición de hija perfecta cree merecer.
«Soy la hija cumplida, la que hace bien las cosas,[...] Volvía a casa agitando las notas, "mamá, mamá, mira esto, y esto", me entran sudores solo de pensarlo, [...] jugaba al balonmano y bailaba ballet, los días que no tenía entrenamiento salía a correr y en clase hablaba en voz alta de política, de la Unión Europea y de machismo, [...] y por eso me encargaron que diera el discurso de despedida en noveno curso, en el gimnasio, delante de todos los padres, de mis compañeros de clase, de los compañeros de la otra clase, de los profesores y del director».
Y tampoco parece que el futuro se vaya a mostrar más amable de lo que ya lo fue el pasado. Siente que le arrebatan lo poco que le queda. La cabaña, aunque no le guste ir sola, siente que cada vez le pertenece menos y no es un sentimiento infundado; la atención de la familia se le escapa hacia su hermana, otra vez acaparando las preocupaciones de todos. La única que parece preferirla sobre los demás es la pequeña Olea, pero incluso eso podría cambiar, como también puede hacerlo la complicidad amistosa que Kristoffer le muestra desde siempre.
Marie Aubert |
No conocía de nada a la escritora noruega Marie Aubert y su novela me hubiera seguido siendo totalmente ajena de no habérmela encontrado en el blog de Marian, Marian lee más libros. En cuanto leí esa frase sobre los niños de los demás, con la que ella empieza su reseña y con la que también empieza la novela, supe que tenía que leerla. Ni Ida ni yo odiamos a los niños, pero odiamos que nos molesten y más aún, que a sus padres no parezca importarles. Pero el libro tiene mucho más que me llamó la atención en la reseña de Marian. Esas relaciones familiares que, a medida que se avanza en la lectura, se nos van volviendo menos idílicas, más nocivas; esa narradora que va descubriendo facetas de sí misma, inesperadas, inquietantes; esas hermanas que se quieren, pero en cuyo cariño se esconden recelos incómodos, deudas por cobrar, resentimientos por vengar.
En una novela corta y sencilla, sin grandes acontecimientos. A base de sensaciones presentes y de recuerdos pasados Adultos nos narra una historia familiar que podría ser la de cualquiera de nosotros. Y es que, por más que muchos intenten convencerme de que la familia es todo amor, abnegación y generosidad, yo veo, mezclado con todo eso, mucho resentimiento, mucho rencor, mucho egoísmo, porque no hay mayor competencia que la que se da entre iguales que comparten el mismo espacio y los mismos recursos. Y esa es, mal que nos pese, la situación de las familias.
Título del libro: Adultos
Autora: Anne Aubert.
Nacionalidad: Noruega
Título original: Voksne mennesker
Nacionalidad: Noruega
Título original: Voksne mennesker
Traducción: Cristina Gómez-Baggethun
Editorial: Nórdica
Año de publicación: 2022
Año de publicación original: 2019
Nº de páginas: 200
Para empezar, a mí también me irritan los críos meleducados, pero todavía más me irritan los padres complacientes que son incapaces de controlarlos.
ResponderEliminarAl margen de esta peculiaridad compartida, me ha gustado mucho tu reseña, y me ha encantado especialmente la frase sobre la "mullida y amorosa alfombra entre cuyos suaves hilos se esconden afilados cristales que, de tanto en tanto, se clavan en la piel y provocan heridas". Y esta es, a mi juicio, la esencia de la convivencia familiar, e incluso entre amigos. No todo es oro lo que reluce, y en esta novela van apareciendo esos roces y esas heridas causadas a lo largo del tiempo y que se han intentado disimular, cuando no esconcer.
Ir conociendo los entresijos de esa familia, que podría parecer perfecta, debe resultar muy emocionante e instructivo, por cuanto muchos lectores nos podemos ver reflejados.
Una propuesta de lectura muy interesante.
Un beso.
Lo que más me ha gustado de la novela es que es una familia normal y corriente. es fácil transmitir la cara B de una familia a base de sucesos llamativos, más o menos escabrosos, pero aquí no hay nada de eso, al menos nada especialmente llamativo. Hay personas que comparten unos lazos de sangre y afecto y en las que a lo largo de la vida se han ido creando resentimientos que podrían quedar ocultos para siempre o que pueden salir a la luz por un hecho fortuito. Una novela muy recomendable y fácil de leer porque además es corta.
EliminarUn beso.
¡Hola!
ResponderEliminarantes que nada darte las gracias por la mención. No sabes lo que me alegra que la hayas disfrutado tanto como yo. Me sorprendió también esta escritora que no conocía y que seguiré de cerca porque me pareció que además de saber escribir, sabe transmitir.
Me pasa como a ti, somos igualitas en eso (y nos parecemos mucho también en nuestros gustos lectores, ya sabes que muchas de las novelas que leo, las descubro en tu blog). No es que no me gusten los niños, es que no soporto tener que aguantarlos cuando son maleducados y molestan y me irrita mucho ver como los padres pasan de todo y olvídate de decirles algo, porque con lo de "es que son niños", pues parece que ya tienen su escusa. No sabes en la sala infantil de la biblioteca las luchas con los niños y con sus padres cuando se les reprende
De esta novela me fascinó sobre todo la relación entre estas dos hermanas que aunque se quieren, no pueden evitar venganzas, y hacerse daño, es tremendo.
Y es muy cierto que la familia no se elige y puede haber de todo, que no llevar la misma sangre tiene porque ser sinónimo de armonía y amor
En fin, que me alegra de corazón que te haya gustado
Un beso
Yo realmente creo que no me gustan los niños. Cuando veo uno cerca en bares, restaurantes, transporte, etc. me enervo automáticamente. Nunca se me cayó la baba ante un bebé, ni puse voz aguda para decirles esas cosas que se les dicen a los niños pequeños y que he oído decir a las personas a las que sí les gustan. Hasta me considero una mala madre porque casi nunca jugué con mi hijo (me aburría hasta la lipotimia) ni le llevé al parque. Bueno, a cambio le leía todas las noches. Lo que sí puedo asegurar es que jamás consentí que molestara a los demás.
EliminarPero ya por entrar en la novela, como le digo a Josep María, es admirable cómo sin recurrir a hechos escabrosos, con la vida normal y corriente de una familia, nos va metiendo en los entresijos de rencores, celos, y frustración de esas hermanas, sobre todo de la narradora. la verdad es que te agradezco mucho el descubrimiento.
Un beso.
Yo que tengo un hijo he intentado por todos los medios que no moleste y que de lata lo menos posible, pero me irrita sobre manera, esos padres que le rien las gracias a los hijos y pasan de todo no puedo sinceramente y en un viaje me pongo mala de pensar en oir al niño lloriquieando todo el rato en el tren, uf me puede, pero bueno así es la vida, hay padres y padres. Algún día te contaré la grata sorpresa que se llevo mi madre, al aguantar en autobus a un niño de tres años desde San Francisco a Miami creo, no lo recuerdo bien, y para bien, porqu ecuando lo vio, penso "menudo viaje nos va a dar" pero fue todo lo contrario.
ResponderEliminarY esta novela, interesante cuanto menos, nos refleja que no todas las familias son perfectas y que siempre o casi siempre hay sus mas y sus menos como suele ser lo normal, es raro que todo sea perfecto, la vida no es de color de rosa y las familias tampoco lo son, sin duda alguna.
Le daré una oportunidad a esta escritora que desconocía, como siempre, muchas gracias Rosa por tu reseña una vez más.
Un beso.
Pues si fue de San Francisco a Miami, menos mal que la criatura se portó bien. Me toca a mí y si es de las latosas y consentidas la lanzo por la ventanilla antes de llegar a Los Ángeles, ja, ja.
EliminarYo creo que lo de la familia perfecta es un mito. No es que haya pocas, es que no hay ninguna. En todas se mezcla el amor con el resentimiento; la generosidad, con el egoísmo; la entrega, con los celos. Lo que pasa es que en la mayoría de las familias, los buenos sentimientos pueden con los malos, pero cuando por alguna circunstancia se da rienda suelta a la lengua sale de todo. Esas obras que lo muestran, me encantan.
Un beso.
Todo la razón, Rosa, respecto al comentario sobre los niños. Se trata simplemente de respeto hacia los demás por parte de los padres pero es algo que a veces parece una batalla perdida. Más allá de eso, me ha gustado mucho lo que cuentas sobre esta historia, mucha soledad y dolores callados parece que hay en ella. Tampoco yo conocía a esta autora así que tomo nota. Besos y gracias por el descubrimiento.
ResponderEliminarEs que estamos en un momento social en que se malentiende la libertad y el respeto, como decía mi bisabuela, era verde y se lo comió el burro. Muchos reclaman libertad sin darse cuenta de que igual que ellos, los demás tienen derecho a la suya propia y a veces entran en conflicto. Hay que entender que la libertad termina cuando y donde empieza la ajena. Y eso es, ciertamente, una batalla perdida.
EliminarLa novela ha sido todo un descubrimiento. Es cierto que la narradora lleva mucho rencor y mucho resentimiento callado. Se lo cuenta al lector, pero poco comparte con la familia.
Un beso.
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarNo conocía a la escritora noruega pero sin duda tiene buena pinta, aunque ahora mismo este estilo no es lo que más me apetece leer, la verdad. Y bueno, opino como Ida y como tu, me gustan los niños pero no me gusta que me molesten y que sean maleducados, me parece de cajón de madera de pino ajaj
¡besotes!
Creo que tanto Ida como yo, soportamos a los hijos propios, pero no creemos que debamos soportar también a los ajenos. No sé si tienes hijos, pero seguro que me entiendes y compartes la idea.
EliminarUn beso.
Con respecto a los niños ya me gustaría que los españoles supiéramos educarlos como lo hacen los ciudadanos de Hispanoamérica. Al menos en el respeto hacia sus mayores. Respecto a la novela parece interesante respecto a esa cotidianidad y pensamientos de la prota. Esa soledad, esos miedos, esos espacios compartidos...
ResponderEliminarBesos, Rosa.
Tu comentario me ha recordado algo que siempre nos llamó la atención en el instituto. Antes de la crisis de 2008, había muchísimos sudamericanos en el instituto. Llegaban con una educación exquisita. Les costaba un mundo tratar de tú a los profesores, nos hablaban con un respeto al que, la verdad, no estábamos acostumbrados. Al cabo de unos meses ya se notaba que se iban relajando, pero nunca llegaban a las cotas de mala educación y falta de respeto a las que podían llegar algunos de sus compañeros españoles.
EliminarLa novela se basa toda en los pensamientos de la narradora, aunque también hay mucho diálogo, pero al estar contada en primera persona, lo que predomina es la visión de Ida. Interesante en efecto.
Un beso.
Leí con atención y agrado la reseña que hizo de esta novela Marian. En ella y en los comentarios que los lectores le fueron dejando aparecía la idea del señalamiento a las mujeres que, llegadas a cierta edad, no tenían hijos. La libertad de tenerlos o no se destacaba en la reseña de Marian. Y yo estando completamente de acuerdo con esta idea comenté que en la sociedad actual se ha llegado a equiparar, si no a intercambiar, tener un hijo por poseer un perro. De la comparación entre ambos seres sale ganando el animal pues no evoluciona y siempre a lo largo de los doce o catorce años de su existencia da el mismo amor a su dueño, algo que no sucede con el ser humano que evoluciona, es cambiante, plantea problemas, se rebela, etc.
ResponderEliminarLuego, naturalmente, está el hecho de que muchos niños jamás son reprendidos por sus padres. En mi opinión la razón estriba principalmente en que los padres llegan a serlo a edades ya elevadas (los 35 años o 36 son la media; edades que en el pasado lejano casi casi eran abuelos) por lo que los tratan como seres preciadísimos a los que nada hay que negar y siempre hay que complacer. También, una segunda causa es la de que las parejas sólo suelen tener un hijo, con lo que el valor afectivo hacia el mismo se eleva estratosféricamente. Hay más motivos, seguramente, pero creo que estos dos son muy importantes. Y en nuestro país la indisciplina de los padres se transmite a los hijos de manera natural. Somos los españoles muy de quebrantar normas, de no aceptar imposiciones conductuales; y todo esto lo hacemos de cara a nuestros hijos que aprenden comportamientos. Luego, como decía el poeta, cuando queremos volver, no hay lugar.
Quiero leer este libro dado el tema que plantea.
Un beso, Rosa
Ja, ja. Yo siempre he dicho que no entiendo que haya bares y restaurantes donde no dejan entrar perros, pero sí niños. Y es que los perros se sientan debajo de la mesa y no te enteras de que están allí.
EliminarEl libro plantea temas interesantes. Uno es esa necesidad que se le adjudica a las mujeres de tener hijos. Imagino que también hay una parte biológica, pero desde luego la social pesa muchísimo. Pero el tema que más me ha llamado la atención a mí, como habrás visto, es el de las relaciones familiares, en este caso, sobre todo entre las hermanas. Dos hermanas que se quieren, pero entre las que poco a poco va saliendo ese mundo de rencillas almacenadas desde la infancia. Imagino que es una deriva personal, pero ese tema me resulta mucho más apasionante que el de la necesidad o no de tener hijos, que también tiene tela, por supuesto.
No te arrepentirás de leer esta novela. Además es corta.
Un beso.
Hola.
ResponderEliminarQué apetecible, la verdad, porque es corta y trata un tema muy interesante con esos lazos familiares y esas deudas con el pasado. Además, me gusta que no recurran a grandes dramas ni hechos extraordinarios, simplemente al devenir de la vida, con todo lo que trae para las familias.
Me ha encantado la reseña y te diré que a mí me gustan los niños, siempre he sido muy niñera, pero los niños maleducados con padres pasotas me enervan. Yo intentaba llevar a mis hijos a sitios adecuados para ellos para que no molestaran, y en cuanto empezaban a cansarse me los llevaba de allí. Entiendo que a veces hay que llevarlos a sitios (yo misma he tenido que hacer trámites cuando eran muy pequeños y si las personas que me ayudaban en esos casos no podían cuidarlos me los llevaba), pero hacía el trámite rápido, cargada de cosas para entretenerlos, y me iba en cuanto terminaba. A mí una vez me "amargaron" una exposición preciosa, porque durante los vídeos y las explicaciones los niños corrían por la sala gritando, y los padres a lo suyo: un espectáculo todo.
Muy feliz semana.
Muy feliz día.
Es que como yo siempre digo, no se puede socializar a los niños y sus molestias. hay gente a la que no le gustan, gente que quiere estar tranquila, gente que no ha tenido hijos porque no quería enfrentarse a lo que eso supone, en definitiva, gente que no tiene por qué aguantar a los hijos de los demás. Pero algunos padres piensan que sus hijos son la quintaesencia de la monería y que hacen un favor a los demás compartiéndolos con todo el que les rodea.
EliminarLa verdad es que este asunto ocupa poco en el libro, pero es llamativo. Lo que más se ve en Adultos es esa relación entre hermanas, la soledad, el deseo de tener hijos...Muy interesante.
Un beso.
Por mucho que te guste un niño, cuando te encuentras con esos niños que lo único que hacen es chillar, resulta imposible no alterarse. Pero en fin, la educación de la gente brilla por su ausencia últimamente y parece que tenemos que si estás en un sitio hay que aguantar a los niños de todo el mundo. Y últimamente también a los perros de todo el mundo, que ayer estaba en un bar y tuve que irme del concierto que dos estaban dando. Y los dueños riéndose... Sí, la educación brilla por su ausencia.
ResponderEliminarSobre el libro, la reseña de Marian ya me hizo apuntarlo y la tuya me confirma que no tengo que dejarlo escapar.
Besotes!!!
Generalmente los perros se suelen portar mejor que los niños, aunque hay veces que se ponen a ladrar y es insoportable.
EliminarLa novela es de las que llaman la atención en cuanto lees algo de ella. Creo que somos varios los que la hemos apuntado de la reseña de Marian. Antes de terminar de leerla, ya me había hecho con un ejemplar digital de la biblioteca de Santander donde siempre miro en primer lugar. Lo que es la ansiedad lectora, ja, ja.
Un beso.
También leí la reseña que hizo Marian de esta novela y también me llamó mucho la atención. La re-apunto ahora con la tuya, cómo no. Además, como mujer de cuarenta y tantos sin pareja y sin hijos creo que habrá momentos leyendo esta novela en la que no voy a tener muy claro si Marie Aubert habla de Ida o de mí.
ResponderEliminarNo hay relaciones más complejas que las familiares. Cierto que ahí está el amor, la incondicionalidad y la lealtad. No es menos cierto, sin embargo, y como bien señalas, que también existen los celos, el resentimiento, etc. Las relaciones paterno y materno-filiales dan para mucho, pero también dan lo suyo las relaciones entre hermanos con esa infancia compartida y la deriva posterior de la relación en la edad adulta.
En fin, una lectura que se presenta interesantísima y una escritora que parece que saber meter muy bien el dedo en la yaga.
Besos
Como biólogas sabemos que la mayor competencia se da entre individuos de la misma especie que compiten por idénticos recursos. Algo así pasa con los hermanos. Compiten por la atención de los padres sobre todo, pero también por juguetes, chuches, ropa, mando de la televisión, un cuarto más grande o más luminoso. Se van creando de ese modo resentimientos más o menos fundados, pero que pueden estar ahí larvados. Puede que la relación entre hermanos sea muy buena, pero a veces un determinado suceso hace que todo salga a la luz y he visto casos de hermanas que dejaron de hablarse para siempre.
EliminarEse tema de las hermanas es el que más me ha llamado la atención, pero el de la soledad y los hijos es también muy interesante. No dejes de leer el libro que, además, es muy corto y se lee rápido.
Un beso.
No conocía el libro, pero me ha parecido interesante. Ay los niños...😂
ResponderEliminarLos niños, tan ricos ellos... Realmente interesante el libro. Te lo recomiendo.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, ¡pues si que es interesante esta novela! Es que las relaciones familiares dan para mucho, sobretodo entre hermanos, que aún criándose en el mismo hogar y en la misma situación son seres humanos distintos y aunque en equidad se les intente tratar igual, sus necesidades son diferentes y eso puede causar resentimiento. Además también es interesante el tema de las mujeres sin pareja y sin hijos, si a una determinada edad no tienes pareja parece que te pasa algo malo y por eso no tienes a nadie y los hijos tres cuartos de lo mismo, si no los tienes es que eres una egoísta o no puedes, y entonces todavía es peor. Esa es la sociedad en que vivimos, pensé que era solo en España, pero Suecia parece igual. En fin, me la llevo apuntada, que estoy segura que me gustará. Besos.
ResponderEliminarEs complicado lo de los hijos. Cuando se dice que dos hermanos a los que se ha tratado igual salen muy distintos, yo siempre pienso que a lo mejor el fallo está en tratarlos igual porque al ser ellos distintos requieren un trato diferente también. Pero entonces pueden llegar los agravios.
EliminarLo de las parejas y los hijos es terrible porque si una mujer se queda sola, se la considera una fracasada. Puede que así haya sido hasta hace un tiempo porque se educaba a las mujeres de tal forma que ellas mismas estaban convencidas de que su triunfo se basaba en un buen marido y unos hijos guapos y sanos. Ahora, por suerte, hay mujeres que deciden que solas están mucho mejor, o que no encuentran la pareja que las convence y deciden no cargar con un apaño menor.
No se ambienta en Suecia sino en Noruega, pero para el caso es lo mismo. Hemos pensado que esos países eran muy especiales y en cuanto las cosas han venido mal dadas se ha demostrado que son como todos.
Un beso.
Buenas tardes, Rosa.
ResponderEliminarMe hace ilusión encontrar a personas que piensan como yo, tampoco soporto la mala educación de papás y mamás. Y, como también comentas, mis hijas se han visto de algún modo perjudicadas soportando la agraviante comparativa con otros niños libres para comportarse como salvajes. Por ese motivo, este libro también me hubiera llamado la atención, y es posible que algún día lo lea.
Por otro lado, creo que este texto encierra un mundo interior para reflexionar. No sé, he conectado con lo que nos cuentas.
Un abrazo y muy feliz comienzo de semana!!
Ja, ja, recuerdo a mi hijo quejándose cuando no le permitía hacer alguna cosa, "pues a fulanito sí le dejan". Durante un tiempo se quería ir a vivir con un amigo suyo del cole porque cenaba viendo la tele y en el parque nunca le reñían. Pobrecín mío.
EliminarLa novela da para reflexionar, te lo aseguro. Si te animas me gustará saber qué te parece.
Un beso.
Hola. Estoy en el mismo barco que vosotras, el problema no son los niños es la educación y los padres que a veces son unos energúmenos. Cada vez es más frecuente ver faltas de respeto y ya que sale el tema del autobús, ya no ceden el asiento a personas mayores.
ResponderEliminarEl tema familiar me gusta para las novelas y también estoy de acuerdo en que no todo es paz y armonía, siempre surgen conflictos y además pienso que más difíciles de resolver que si fueran con otras personas ajenas a la familia.
En fin, que aunque el tema maternidad me da pereza para leer, Marian ya me había animado con esta lectura. Sigue en la lista.
Besos
Hay muchos temas en la novela. Los niños consentidos y sus padres es uno muy tangencial. la maternidad es más importante, pero el que creo que es más apasionante es el de la relación entre las hermanas y lo que Ida guarda dentro desde pequeña en lo que se refiere a Marthe. Tal vez a ti, como a mí, sea lo que más te atraiga de la novela. Como además es corta, creo que te merece la pena.
EliminarUn beso.
Tengo apuntado este libro desde que salió pero no terminaba de decidirme. Me ha gustado mucho tu reseña y los comentarios, creo que somo muchos los que no aguantamos los chillidos de los niños mientras los padres están a otras cosas.
ResponderEliminarUn besote.
Una novela muy recomendable en la que lo más interesante tampoco es lo que se refiere a los niños gritones y a los padres insensibles sino las relaciones familiares, sobre todo entre hermanas. También la soledad y la necesidad de tener hijos.
EliminarUn beso.
Hola Rosa!! Me interesa mucho lo que nos cuentas sobre este título, creo disfrutaría con su lectura, así que tengo muy en cuenta tu recomendación. Me alegro que te haya gustado. ¡Estupenda reseña, como siempre! Besos!!
ResponderEliminares un libro para tener en cuenta. No lo dejes pasar. me alegro mucho de que te haya gustado la reseña. Gracias por tus palabras.
EliminarUn beso.