"Treblinka" Chil Rajchman

Los tristes vagones me conducen hacia allí, hacia aquel lugar. De todas partes nos llevan: del este y del oeste, del norte y del sur. De día y de noche. En todas las estaciones del año, viajan los trenes: primavera y verano, otoño e invierno. Los transportes viajan hacia allí sin obstáculos ni restricciones y Treblinka se vuelve cada día más rica en sangre. Cuanta más gente llevan allí, más crece su capacidad para recibirla.

Partimos de la estación de Lubartów, que queda a unos veinte kilómetros de Lublin. Viajo con mi joven y bella hermana Rivke, de diecinueve años, y mi buen amigo Wolf Ber Rojzman, con su mujer y sus dos hijos. 

Igual que los demás, ignoro hacia dónde nos conducen y por qué. No obstante, tratamos, dentro de lo posible, de averiguar algo sobre nuestro destino. Los ladrones ucranianos que nos vigilan no quieren concedernos la gracia de contestarnos. Lo único que oímos de ellos es:

—¡Entregad el dinero, entregad el oro y los objetos de valor!


Treblinka fue escrito en yiddish en los años que transcurrieron entre la salida del autor del campo de exterminio del mismo nombre, en 1943, y el final de la Segunda Guerra Mundial, periodo que pasó en Varsovia en la clandestinidad unido a la resistencia y afiliado al Partido Socialista Polaco. Estas memorias, escritas entre 1943 y 1945, no se publicaron hasta 2009, cinco años después de la muerte de su autor en 2004. Chil Rajchman había manifestado su voluntad de que se publicaran tras su muerte.  

Leo libros sobre este tema desde muy joven. Tendría trece o catorce años cuando leí otro libro también titulado Treblinka. No recuerdo quien era su autor, pero recuerdo que era un ensayo sobre las atrocidades cometidas en ese lugar. He leído mucho sobre el Holocausto, en novela y en ensayo, pero nunca nada me había conmocionado tanto como este pequeño librito. A pesar de sus 240 páginas hay que tener en cuenta que casi la mitad del libro lo compone el epílogo de Vasili Grossman. El resto se puede leer en una tarde, aunque yo lo he demorado y lo he leído en tres veces. El epílogo me llevó otras dos. No se puede leer mucho tiempo. El horror golpea sin piedad la mente del lector y hay que pasar a otra cosa. Hornear un bizcocho o alguna lectura ligera. casi mejor la lectura porque el bizcocho no libera la mente y acaba absorbiendo entre su miga toda la miseria que pueden albergar algunos corazones humanos, todo el horror que algunos seres humanos han tenido que padecer. 

«Miro el lugar y quedo sorprendido por la imagen aterradora: se ven distintas montañas de paquetes. Nos empujan hacia una montaña grande donde hay distintos bultos con ropa de cama y sacos. Junto a la montaña, hay gente clasificando diferentes cosas. Veo que todos son judíos y al pasar corriendo intento preguntarles:

—Hermanos, díganme, ¿qué es esto?

Desgraciadamente no recibo ninguna respuesta. Todos tratan de darme la espalda, para no contestar. Vuelvo a rogarles:

—Díganme, ¿qué sucede aquí?

Uno de ellos me responde:

—¡Hermano, no preguntes nada, estamos perdidos!».


Chil Rajchman llegó a Treblinka con su hermana. Su familia estaba compuesta por entonces por el padre y seis hermanos. La madre había muerto quince años antes. «¡Qué bueno que mi madre no vivió para ser obligada a soportar guetos, privación, hambre y al final Treblinka! Le cortarían el cabello, sería asesinada con gas y después arrojada a las fosas junto con decenas de miles de muertos. Estoy feliz de que no haya vivido más tiempo». En ciertos momentos de la historia uno solo puede alegrarse por sus muertos. Muertos que se han librado de tanto dolor: de su ciudad natal, Łódź, al gheto de Varsovia, de allí al exterminio. No sé donde fueron masacrados los hermanos y el padre de Chil. Salvo la hermana, muerta nada más llegar a Treblinka, y su hermano Jacobo, único superviviente junto a Chil, nada sé del resto de la familia. 

Chil fue uno de los cincuenta y siete supervivientes de Treblinka. Participó en el levantamiento del 2 de agosto de 1943 que desembocó en el desmantelamiento del campo en octubre. Para llegar a agosto de 1943 desde que llegó al campo en octubre de 1942, casi un año, Chil tuvo que sobrevivir por encima de las expectativas de cualquier prisionero. Lo consiguió siguiendo consejos y declarando tener conocimientos de los que carecía. 

Trabajó de peluquero para cortar el cabello a las mujeres, ya desnudas, justo antes de que entraran en la cámara de gas. Fue acarreador de cadáveres, portando los cuerpos que salían de las mismas cámaras de gas hacia las fosas donde los iban enterrando. En el camino hacia las fosas los acarreadores debían detenerse ante los dentistas. También actuó de dentista.

«A lo largo del camino están los «dentistas» que examinan a todos los muertos por si tienen algún diente de oro. Como ignoro esto, no quiero detenerme, porque tengo miedo de los golpes. El dentista ve que el cadáver que llevo tiene dientes de oro. Me detiene y no me deja seguir, dado que tiene que arrancar los dientes. Me grita que debo detenerme y me bloquea el camino. Le grito: —¿Por qué no me dejas correr? Por tu culpa me van a dar latigazos.

Me tranquiliza diciéndome que mientras esté a su lado no me golpearán. Me cuenta en voz baja que si deja pasar algún muerto con dientes postizos, recibirá un tiro. Veo que le tiemblan las manos. Tras unos segundos me dice:

—¡Sigue corriendo!»


Llama la atención lo mucho que se repiten, por parte de guardianes y prisioneros las expresiones ¡Deprisa! ¡Rápido! La maquinaria de matar no podía detenerse, ni tan siquiera ralentizarse. Había que matar lo más posible... pero sin dejar rastro.

Chil Rajchman



Tan aterradoras son las memorias e Chil Rajchman como el epílogo de Vasili Grossman, escrito cuando aún la guerra no había terminando, pero ya los soviéticos habían liberado Polonia y encontrado el horror de los campos. Algunos de sus análisis pueden ayudar a entender esa sistematización de la muerte que tanto nos sorprende. «El espíritu de economía, la exactitud, el cálculo, la pulcritud pedantesca son todos ellos rasgos plausibles que poseen muchos alemanes. Aplicados a la agricultura o a la industria, dan sus frutos. El hitlerismo aplicó estos rasgos al crimen contra la humanidad y las SS del Reich procedieron en el campo de concentración polaco exactamente como si se tratara del cultivo de coliflores o de patatas [...] En la construcción de estos campos se reflejaron los rasgos característicos de la precisión alemana, del espíritu de ahorro mezquino, la pedantesca tendencia al orden, la afición alemana a la reglamentación, al esquema elaborado hasta los más pequeños e insignificantes detalles».

Otras opiniones que manifiesta, en el calor de la rabia y con la guerra aún en curso, son comprensibles, si bien no muy justas pues abarcan a la totalidad del pueblo alemán. 

«La deformación de los cerebros, del corazón, del espíritu, de las palabras, de los hechos, de las costumbres era como una terrible caricatura que recordaba los rasgos habituales, los pensamientos, los sentimientos, las costumbres y las conductas de los alemanes normales. Y el orden del campo y la documentación de los asesinatos, como la afición a la broma monstruosa, que recordaba a las bromas de los estudiantes becarios alemanes borrachos, las canciones sentimentales cantadas a coro en medio de charcos de sangre y los discursos que aquellos antropopitecos pronunciaban sin descanso ante los condenados, las máximas y los piadosos sermones, cuidadosamente impresos en papeles especiales, todo esto eran monstruosos dragones y reptiles nacidos del germen del chovinismo tradicional alemán, de la altivez, el amor propio, la vanidosa confianza en sí mismo, la pedante preocupación babosa por su propio nido y la férrea y fría indiferencia por la suerte de todo lo vivo, procedente de la fe bestial y estúpida de que la ciencia alemana, la música, la poesía, el idioma, el césped, los váteres, el cielo, la cerveza, las casas son los más altos y los más hermosos de todo el universo. Los vicios y los terribles crímenes cometidos por estas gentes tuvieron su origen en las taras del carácter nacional alemán».
 

Este libro lo he leído como recomendación Recomendado por MJ en su blog ELEEA books. Dicha recomendación me llegó a través del Reto Serendipia Recomienda 2023. Si queréis saber cuáles son las otras dos que he elegido y las que he recomendado a mi vez podéis verlo en esta entrada de mi blog.

Título del libro: Treblinka
Autor: Chil Rajchman
Nacionalidad: Polonia
Título original: 
Zijroines
Traducción: Jorge Salvetti
Editorial: Seix Barral 
Año de publicación: 2014
Año de publicación original: 2009
Nº de páginas: 240

Comentarios

  1. ¡Hola, Rosa! Siempre me han interesado las lecturas que hablan de esa época terrible en la historia de la humanidad. Y a pesar de ser una lectura fuerte y dura, me gustaría leerla. Yo sigo pensando que una sociedad que no lee y no conoce su historia, está condenada a repetirla. De más está decirte que me la llevo apuntada. Gracias por tan buena reseña y espero tengas una excelente semana. ¡Un beso!

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    1. Yo soy más pesimista que tú. Creo que, aunque se lea y se conozca, se cometen los mismos errores. Si de algo no se puede acusar a la sociedad alemana es de ser culta (en general) y, sin embargo...
      Espero que disfrutes mientras sufres con esta novela/memorias. me ha encantado, pero es dura dura.
      Un beso.

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  2. Me la anoto para un futuro no muy lejano.
    Gracias, saludosbuhos.

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  3. Hola Rosa, esta novela no me la llevo, no resisto leer sobre las atrocidades de los campos de concentración, lo paso fatal y al final ni las disfruto ni las aprovecho. Se que todo eso pasó y he leído unas cuantas, pero ahora ya no más. Besos.

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    1. Yo sigo leyendo siempre que tenga garantía de un mínimo de calidad porque desde que salen novelas sobre campos de concentración bajo las piedras hay que andarse con mucho cuidado. Parece que el tema está de moda y las editoriales aprovechan el tirón. Yo sigo leyendo en busca de una comprensión que sé que no llegará, pero se acercará cada vez más.
      Un beso.

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  4. Buenas tardes, Rosa.

    Yo también soy una voraz lectora de la literatura sobre la Segunda Guerra Mundial, tanto ensayo, memorias, como ficción. Sin embargo esta obra me había pasado desapercibida. No me importa que los acontecimientos narrados sean duros (creo que de "eso" ya he leído todo), me parece fundamental conocerlo para nunca olvidar. Muchas gracias por darme a conocer Treblinka.

    Un abrazo, y gracias otra vez!!

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    1. Buenos días, Undine.
      Es una novela muy dura porque sabes que todo lo que se cuenta es verídico y no te lo cuenta un historiador en un ensayo sino alguien que lo vivió y salió del infierno. Me ha recordado a la trilogía de Primo Levi, pero ésta me ha conmocionado más. Creo que Treblinka fue mucho peor de Auschwitz.
      Un beso.

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  5. ¡Hola!

    Yo también he leído mucho sobre este tema y nunca son suficientes los libros que caen en mis manos. No conocía este y, madre mía, lo dejaré para un momento en el que pueda enfrentarme a una lectura tan dura. Tan solo con los pasajes que rescatas se me ponen los pelos de punta... ¡Muchas gracias por tu reseña!

    Nos vemos entre páginas
    La vida de mi silencio

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    1. Muy duro en efecto. Yo también creo que nunca son demasiados los libros leídos sobre el tema (salvo esas novelas de costureras, médicos, violinistas, pintores... etc. de un campo u otro que aparecen como seta en otoño en los últimos tiempos). Parece mentira que un asunto así se ponga de moda y sea explotado por las editoriales. Pero siempre hay libros de calidad que merece la pena leer.
      Un abrazo.

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  6. ¡Madre mía Rosa, que novela tan dura e impactante!
    ya sabes que tengo bastante estómago con los horrores narrados en libros, pero si te soy sincera el tema Holocausto nazi me revuelve muchísimo y eso que hubo un tiempo en el que leía todo lo que caía en mis manos del tema, pero hace ya mucho que lo rehúyo y este, aunque desde el unto de vista testimonio parece una joya, creo que no lo voy a leer. Curioso ese epílogo de mas de cien páginas y de alguien como Grossman.
    Es cierto eso que dices de que no es justo meter a todos los alemanes en el saco de la maquinaria de matar
    Un beso

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    1. El epílogo de Vasili Grosman es muy bueno, aunque un poco exagerado. Hay que pensar que la guerra aún estaba en marcha y el odio que los soviéticos tenían que tener a los alemanes les hacía perder un tanto la perspectiva. Habla de los alemanes en general y no es justo, en efecto.
      El libro es muy duro, pero es un tema que me tiene atrapada desde hace muchos años. Huyo de las novelas modales, pero las que me parecen dignas de atención no las dejo escapar. Son duras, pero compensa el ir viendo distintas formas de aquella realidad.
      Un beso.

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  7. La lectura y visión de las películas y documentales que se han publicado sobre este tema, que son abundantes, siempre me han conmocionado. Ver hasta qué punto la maldad humana puede llegar a unos límites tan atroces me revuelve el estómago. Y, por supuesto, que sean los supervivientes de ese horrible genocidio quienes lo cuenten de primera mano resulta todavía más impactante y conmovedor.
    Un beso.

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    1. Te pones en la piel del autor e imaginas todo lo que pudo sufrir. Todo lo que sufrieron millones de personas que pasaron por ese campo sólo hacia las cámaras de gas, los millones que pasaron por otros campos... y sí, conmociona. Pero merecen que no caiga en el olvido.
      Un beso.

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  8. Sin palabras, Rosa. También yo he leído mucho sobre este tema. Novelas pero también ensayos y memorias (Grossman, Primo Levi, Victor Frankl...). Hay que conocer esa parte de la Historia por muy dolorosa que resulte, como dices. Últimamente da la sensación de que se olvida, incluso se manipula o se frivoliza todo ese horror. Apunto este título. Un beso y gracias por traerlo.

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    1. Incluso se niega. Pero es imposible hacerlo. Hay testimonios suficientes. Lo peor, como comento más arriba, es que se saque rédito económico publicando novelas mediocres que tiran de ese tema como señuelo para atrapar lectores. Te gustará y te espantará Treblinka.
      Un beso.

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  9. He leído sobre esta temática pero reconozco que cada vez me cuesta más, me duele más. Ha sido leer los párrafos que has puesto y se me ha puesto la piel de gallina. Me la apunto, pero no sé si me atreveré.
    Besotes!!!

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    1. La verdad es que este libro pone los pelos de punta. Es tan duro como necesario. Espero que, si te animas, no te resulte demasiado insoportable.
      Un beso.

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  10. Hola ,Rosa. Yo soy de las que huye del tema aunque de vez en cuando puede caer alguno que lo toque de refilón y sin detalles. También llevo desde el día 7 sin ver telediarios.
    El último que leí de los duros fue El Chal, no me acuerdo ahora bien del nombre de la autora pero sí de que la conmoción me duró meses con lo del bebé. Y ojo, porque me gustó la novela.
    Creo que nunca se van a terminar de descubrir todo lo que fueron capaces de hacerle al pueblo judío.
    Y también estoy de acuerdo en que las editoriales se aprovechan y usan el tema como reclamo y no siempre son obras de calidad.
    Besos

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    1. Sí, El chal también es aterrador, pero creo que éste lo es aún más. Es de los que no dan tregua, porque en esos campos no la había.
      Últimamente, creo que la mayoría de lo que se escribe sobre el tema es bastante mediocre y oportunista. Hay que tener cuidado con lo que se escoge para leer.
      Un beso.

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  11. Al contrario que tú, no he leído demasiado este tipo de historias. Me llama la atención lo que pones sobre la opinión acerca de los alemanes porque he recordado que ahora, con lo que está pasando en Gaza, en Alemania son pro-israelíes a tope, dicen que por un complejo de culpabilidad o miedo a que los llamen nazis.
    Viendo lo que ha ocurrido en el pasado y lo que está pasando ahora, está claro que lo de exterminar/masacrar a nuestros semejantes no es exclusivo, ni mucho menos, de un país/ideología ni de una religión.
    Un beso.

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    1. La opinión acerca de los alemanes, de Vasili Grossmam, es acertada en cuanto a la eficiencia alemana llevada a todos los ámbitos, incluso al exterminio de seres humanos. Lo de extender ciertas características a todo el pueblo alemán es lo que me resulta más injusto, aunque comprensible por la época en la que está escrito.
      Es normal que los alemanes se pongan del lado de los israelíes. Esa culpa es un acreedor implacable al que se le debe una deuda eterna. Lo que creo que es negativo es ponerse del lado de unos u otros incondicionalmente sin tener en cuenta las circunstancial de cada situación. Y en este caso creo que está bastante claro.,salvo intereses espurios: Israel ha sufrido un terrible ataque terrorista y es lícito que se defienda., pero dentro de lo que es lógico y asumo le. Yendo otra terroristas, no masacrado indiscriminadamente a la población civil, bombardeando hospitaley matando inocentes.
      Complejo el asunto.
      Un beso.

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  12. Todos los lectores tenemos nuestros temar recurrentes, aunque a veces los aparquemos, aunque haya que dosificarlos, aunque haya incluso que dosificar la lectura de un libro en concreto, como te ha pasado a ti con estas memorias. Me gustaría añadir que leer y conocer inocula de repetir el pasado, pero no sé yo. Aun así, considero lecturas como Treblinka necesarias a pesar de su dureza o quizás mejor dicho por la cruda realidad que deja expuesta esa dureza.
    Besos

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    1. Como bien dices, estas novelas no impiden nada. El conocer la historia no evita que se repita. Vez tras vez se terminan cometiendo los mismos errores, pero conocerlos es necesario por otras causas. Yo creo que todos, aunque sea de forma vicaria, debemos participar un poco en aquel sufrimiento. Es lo menos que les debemos a la víctimas. Eso y la necesidad que tenemos algunos de conocer cada vez más, entrar hasta el último vericueto de la crueldad humana y el dolor que provoca. Son historias que nunca me negaré a leer. Eso sí, siempre que sean buenas y honestas y no un reclamo para el negocio editorial.
      Un beso.

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  13. Hola.
    Leí el libro hace unos años y me resultó duro pero a la vez me atrapaba. Tengo muchos libros de esta época y temática, me encantan y creo que es importante recordar esta etapa, porque vamos camino de repetirla.
    Muy feliz noche.

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    1. Como le dogo a Lorena, no creo que el conocerla nos evite repetir épocas tan siniestras, pero de todas formas es necesario saber, tratar de entender (labor imposible más que hasta un cierto punto), solidarizarse con el dolor, echar una mínima parte sobre nuestros hombros.
      Un beso y feliz día. En León, nublado.

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  14. ¡Hola, Rosa!
    Te cuento que las novelas que tratan temas de la II Guerra Mundial, el holocausto, los judíos y los nazis, siempre me han atraído. Pasión que probablemente heredé de mi padre, que fue prisionero en Alemania, él tenía interés en todo lo relacionado con esa época tan convulsa y cruel. Mientras mi madre, que vivió de pequeña la ocupación alemana en Italia, pues literalmente odiaba todo lo relacionado con ese país, metiendo a todos en un mismo saco y sin escuchar razones :(
    Una sugerencia que no dejo pasar y que me llevo bien apuntada, aunque, te soy sincera, no para leer ahora ya que, por problemas de la vida, no estoy en mi mejor momento para enfrentarme a libros tan duros como lo es "Treblinka".
    Se dice que la historia debe siempre contarse porque solo conociéndola podemos evitar cometer los mismos errores... pues, a esta altura de mi vida, lamentablemente ya no creo que eso sea cierto.
    Excelente recomendación, un libro necesario ;)
    Besos.

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    1. Estoy totalmente de acuerdo contigo. La experiencia me dice que por mucho que se conozca la historia se siguen repitiendo los errores.
      Menudo experiencia la de tus padres con la Segunda Guerra Mundial. Mis padres fueron niños de la posguerra de la Guerra Civil española.
      Éste es un libro muy duro, pero merece la pena,tanto el libro como el epílogo.
      Un beso.

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