[…] cuando los dos sabían y aceptaban que se iban a separar
pero no podían imaginar la magnitud del espacio ni la duración de los años que
tenían por delante, demasiado jóvenes para sospechar siquiera esas amplitudes, las
lejanías que pueden separar las vidas humanas, mucho más jóvenes y más
inocentes y torpes de lo que creían, confiados de algún modo en la perduración
del mundo y del tiempo que hasta entonces habían conocido, cuando una ausencia
de uno o dos meses era una eternidad imperfectamente abreviada por las cartas,
cuando los apenas diez años que los separaban entonces de la adolescencia y de
su primer encuentro cobraban para ellos la lenta duración de sus vidas enteras,
constituían la prueba de que lo vivido por los dos hasta entonces tenía raíces
tan hondas que nada lo podía debilitar, y mucho menos destruir, ni siquiera la
distancia que ahora estaba a punto de abrirse entre ellos, un océano y un
continente enteros, un porvenir sin fechas previsibles de regreso, un abismo
que ya estaba ensanchándose entre los dos pero que no veían, fijo cada uno en
la mirada del otro, engañados por la familiaridad de la mutua presencia y del
lugar donde estaban, en la ciudad de siempre y con los ruidos usuales de fondo,
más lejos y más cerca, el reloj de péndulo a espaldas de ella y el clamor
vecinal en el patio, al que los dos prestaban en ese momento …
Cuesta acotar esta cita. Cuesta acotar cualquier cita en la primera parte de No te veré morir porque esa parte consta de una sola frase. Más de un treinta por cien del libro, cerca de ochenta páginas, es lo que dura la frase con la que empieza la novela. Dicho así, puede quitar las ganas de leer a cualquiera. Desde luego, a cualquiera que no sea seguidora fiel y entusiasta de Antonio Muñoz Molina desde su primera novela. Pero yo ya sé lo que pueden esconder las páginas de este autor y, por si fuera poco, esa interminable frase te va arrastrando irremisiblemente y, cuando quieres darte cuenta, ya estás pillada.
Esa primera frase nos es relatada en tercera persona por un narrador que pone el foco en Gabriel Aristu. Éste, ya mayor, vuelve a España en un viaje relámpago y se dispone a visitar al amor de su juventud, Adriana Zuber. Entre las expectativas nerviosas del presente y los recuerdos del pasado, los pensamientos de Gabriel van y vienen del pasado más remoto al más inmediato y al presente, en un aparente desorden que está magníficamente expresado en esa larga frase sin descanso y que es el pretexto perfecto para narrar el pasado desde la perspectiva del propio Gabriel.
Una frase que nos presenta al padre de Gabriel que
«debía salvar a su hijo de aquella negrura española en medio de la cual había venido al mundo, debía protegerlo de la ignorancia, de la barbarie, del integrismo religioso, de la rigidez española de aquellos años, de la brutalidad cuartelaria y eclesiástica de los vencedores, [...] algunos de los cuales, para su vergüenza, formaban parte de su propia familia y del círculo más inmediato de sus conocidos [...] el padre de Gabriel Aristu, débil y culto, digno y pobre, dispuesto a trabajar más y a privarse de cosas esenciales para pagar la matrícula de su hijo en la escuela británica, resuelto a compensarlo de algún modo por la broma pesada, la broma macabra, decía él, de haberlo traído al mundo en España y en 1940, justo en los días de la caída de Francia [...]».
El padre de Gabriel que se quedó espantado de cómo se comportaban los que alguna vez habían pertenecido a su bando, un bando al que había renunciado quedando para siempre fuera de afiliación o con la única afiliación de salvar a su hijo de un país pacato, pobre, triste y miserable en todos los aspectos.
Y Gabriel, hijo sumiso, obediente, con una deuda que sentía incrustada en su conciencia, jamás se atrevió a poner en duda o a contradecir las intenciones de sus padres que tantas renuncias les costaban. Primero su educación en Madrid con enorme sacrificio: «el British Council, la Alliance Française, las clases de música, el primer cello, los abonos a la Orquesta Nacional, las tertulias en el salón de casa con músicos y escritores amigos de su padre, la carrera de Derecho y Economía, [...]». Luego ya la salida de Madrid, que le lleva a Oxford y a Londres con sendas becas y, finalmente, a Los Ángeles, ya con trabajo. Trabajo de economista, abandonada su pasión por el cello y la música en general, sacrificada ante las expectativas más apetecibles a sus padres.
Ahora lleva casi cincuenta años en Estados Unidos. Desde 1967. Ha viajado a España en ocasiones, pero nunca ha hecho intención de visitar a Adriana Zuber de quien se despidió la noche antes de volar a América y de la que no ha vuelto a saber. Adriana, su amor desde el instituto, nunca dejaron de quererse y a lo largo de los años construyeron entre ambos algo «que ninguno de los dos había sabido defender, y ni siquiera reconocer que seguía existiendo como un magnetismo mutuo más poderoso aún porque desde hacía unos años, desde la boda de ella, se había vuelto clandestino [...]».
La segunda parte nos es contada en primera persona por un personaje al que no conocemos de nada aún, Vamos sabiendo que salió de Madrid dejando un divorcio y una hija que se niega a hablarle desde pequeña. Gabriel lo acoge con sentimientos que a medio camino entre amigo, hermano mayor, padre... Mucho más adelante sabremos que se llama Julio Márquez. De momento solo sabemos que está esperando a Gabriel en un restaurante de Madrid «la primera vez que íbamos a comer juntos no en Washington ni en Nueva York sino en Madrid». La narración se vuelve convencional. Las frases y los párrafos recuperan su longitud habitual y vamos sabiendo de la vida de Gabriel en Estados Unidos, primero en Los Ángeles y luego en Washington y Nueva York ante la mirada testimonial de Julio. Y sabremos por qué, en este viaje de cincuenta años después de la partida, Gabriel ha decidido visitar a Adriana.
Y volvemos al presente y a Madrid y de nuevo, en la tercera parte, recuperamos la tercera persona enfocada en Gabriel, pero ya con frases y párrafos finitos. Se rememora el amor de Gabriel con Adriana y cómo éste se va desdibujando con la distancia. «Lejos de ella había dejado de ser quien era; había abolido la vida que le correspondía». No es que hubiera dejado de vivir, es que había vivido otra vida, había sido feliz con su mujer americana, con sus hijos americanos, con su vida de banquero rico, con sus contactos, con su coche lujoso con chófer, con su casa junto al río Hudson y su apartamento en lo más exclusivo del Uper East Side. Había vivido, pero no había vivido la vida que le correspondía. No había sido él mismo el que vivía.
Y mientras él triunfaba en Estados Unidos, Adriana vivía su drama particular en España. Si Gabriel la había olvidado empeñado en su nueva vida, Adriana lo había tenido muy presente, lo había visto alejarse desde el principio prisionero de los deseos de su familia primero y de la vida fácil después. Gabriel había renunciado a su vida con ella en España, tal vez por cobardía como le había acusado Adriana tantas veces. Y ahora, tantos años después, se verá e nuevo, forzado por Adriana, ante la petición de un alarde de valor, una última demostración de lo que había sido su amor y de lo que aún podía quedar del mismo. Y volverá a fallar. Y nos enteraremos de cosas que no imaginábamos y cambiará nuestra perspectiva de algunos personajes.
Y llegaremos a la cuarta parte y descubriremos por qué Gabriel llegaba tarde a su cita con Julio aquella tarde en Madrid y sabremos quién es el depositario de todos estos recuerdos que se nos han ido desgranando, de ese relato «que empezaba en un aula del Instituto Británico de Madrid hacia 1956 y pareció haber terminado con un viaje a América en 1967: pero se reanudaba de pronto, cuarenta y tantos años después, por puro azar, [...] solo unos meses atrás, en Madrid».
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Antonio Muñoz Molina |
Poco puedo añadir a estas alturas a lo que Muñoz Molina significa para la literatura española. De lo que significa para mí, puedo decir más cosas porque poco he hablado de él en este blog. Tan solo tengo reseña de tres de sus novelas. Pero dejo la lista de libros leídos y las fechas en que se han leído y, en su caso, releído.
Creo que bastaría con eso para saber de mi aprecio incondicional al autor. Pero refiriéndome a No te veré morir, tengo que decir que es de lo mejor que le he leído, que narra la vida como transcurre en realidad, con sus sacrificios, sus lealtades, sus entregas, sus exilios, sus olvidos, sus traiciones, sus miedos, sus renuncias. Sus glorias y sus miserias. Una novela que me ha traído reminiscencias de Javier Marías (no hay más que leer la cita con la que se abre esta entrada). El mejor Muñoz Molina el mejor Javier Marías. Y no lo digo como crítica, sino como valor añadido. Ni se me ocurriría pensar en plagio o copia. Tal vez en homenaje. No en vano son dos de los mejores autores de la literatura española de los últimos años.
Libros de Antonio Muñoz Molina que he leído con la fecha de lectura y relectura entre paréntesis.
Beltenebros (1990)
El
jinete polaco (1992, 2009)
Beatus
ille (1993, 2009)
Los
misterios de Madrid (1996)
Plenilunio (1997)
El dueño
del secreto (1998)
Sefarad (2001)
Carlota
Fainberg (2001)
El
viento de la luna (2007)
La noche
de los tiempos (2009)
En
ausencia de Blanca (2010)
Todo lo
que era sólido (2013)
Como la sombra que se va (2015)
Tus pasos en la escalera (2019)
Volver a
dónde (2023)
Título del libro: No te veré morir
Autor: Antonio Muñoz Molina
Nacionalidad: España
Editorial: Seix barral
Año de publicación: 2023
Año de publicación original: 2023
Nº de páginas: 240
Qué maravilla de novela, ¿verdad? También yo la he estado leyendo estos días y me ha parecido magnífica. La facilidad con que salta del pasado al presente, la naturalidad con que narra esa cotidianidad que comentas, los miedos, las incertidumbres, los anhelos de los personajes, la profundidad de las reflexiones que salpican toda la historia... Coincido en que es una de sus mejores novelas y también yo lo he leído casi todo. Es un autor que me encanta. Una gran recomendación esta que traes hoy, Rosa. Un beso.
ResponderEliminarUna maravilla total. Se me ocurrían tantas cosas que decir y tantas citas que poner que he tenido que hacer esfuerzos para no pasarme y aun así... Y no obstante, es una novela que no se puede contar, hay que leerla.
EliminarHe leído casi todos sus libros y, como dices, este es de los mejores. Yo también creo que es de lo mejor que se puede recomendar.
Un beso.
Hola, Rosa. Qué ilusión y alegría ha sido saber que reseñabas a este libro y a este gran escritor. También seguido y admirado por mi. Yo tengo ya el libro para leer, me lo compré el mismo día de su publicación. Sus creaciones y sus reflexiones son un lujo cultural que no me quiero perder. Gracias y felices lecturas.
ResponderEliminarPues este libro es de lo mejor que he podido leer del autor en los últimos tiempos. Una historia maravillosa y reflexiones, como siempre, para quedarse colgada de sus páginas. Disfrútala.
EliminarUn beso.
Aunque en principio estos párrafos tan largos, que te obligan a detener la lectura para respirar, no me agradan, incluso me llegan a irritar (a parte de que no cumplen los cánones del "buen escritor", según los profesores de narrativa), tengo a autores que suelen aplicar esta práctica entre mis favoritos (Jaume Carbré - Yo confieso, entre sus mejores obras). Y este autor puede formar parte de ese "selecto" grupo, je, je.
ResponderEliminarDe Antonio Muñoz Molina solo he leido Plenilunio y La noche de los tiempos, y ambas novelas que gustaron mucho. Y si dices que No te veré morir es, para tu gusto, la mejor se sus obras, no me la puedo perder.
Un beso.
No la mejor, pero si de las mejores. Yo tampoco soy muy partidaria de esos juegos con el lenguaje, pero cuando se hacen bien y consiguen lo que, creo, pretenden, es todo un placer leerlo.
EliminarCreo que es una novela muy recomendable. Para los seguidores de Muñoz Molina, imprescindible.
Un beso.
En principio me gusta la idea de saltarse los cánones gramaticales pues ya nos está dando personalidad y originalidad en la lectura. Supongo que a esa primera parte hay que llegar con la mente muy abierta y acostumbrarse a la falta de puntos para así y fuera de prejuicios adentrase en la historia. Una historia por fases y centrada en las relaciones personales siempre me suponen un atractivo adicional. Y por supuesto, un orgullo para España y su literatura seguir contando con genios de este tipo.
ResponderEliminarBesos, Rosa.
Yo no sabía que ese principio era así y al empezar me mosqueé un poco, pero es que enseguida te engancha y ya no puedes soltar el libro. Una frase de casi ochenta páginas puede disuadir a cualquiera, pero sería una muy mala decisión.
EliminarUn beso
Buenas tardes, Rosa.
ResponderEliminarDe Muñoz Molina disfruté Beltenebros, y eso fue después de ver la extraordinaria película de Pilar Miró. Años más tarde leí El jinete polaco, y no obtuve el mismo resultado. Esta otra novela que nos traes hoy tiene un principio argumental que me cautiva, quizá por la edad que me toca vivir. Apunto este título para disfrutar más adelante. Gracias por la recomendación!!
Un abrazo, y feliz martes!!
Hola Undine.
EliminarEl jinete polaco es una de mis novelas preferidas de Muñoz Molina.
Es curioso, pero Beltenebros es la única película buena que se ha hecho con novelas de este autor. Pilar Miró era genial. También hizo la única película buena de una novela de Pérez Reverte, El maestro de esgrima.
Ojalá te guste si te animas.
Un beso.
¡Hola! Después de leer tu reseña, me puse a leer los comentarios y veo que todos coinciden en que esta es una obra maravillosa. No he leído nada del autor, por lo que siento que me estoy perdiendo de algo, así que me pondré a la búsqueda de esta novela y espero disfrutarla tanto como tú. Gracias por la reseña. ¡Besos!
ResponderEliminarEs un autor de los mejores de España de finales del siglo XX y lo que va del XXI. A mí me gusta mucho y te recomiendo que leas algo suyo. Éste me ha gustado especialmente, pero todos son muy buenos. Ya nos contarás.
EliminarUn beso.
De primeras, pienso que una frase así me haría soltar el libro, pero he empezado a leer el fragmento que dejas y dice tantas cosas, y tan bien, que me has dejado con ganas de seguir leyendo y seguir descubriendo. Y viendo cómo has disfrutado con esta lectura, tomo muy buena nota de ella. Del autor sólo he leído Plenilunio y hace muchos años. Me gustó. No sé por qué no he vuelto a él.
ResponderEliminarBesotes!!!
A mí me pasa lo mismo. Si no hubiera sido Muñoz Molina creo que hubiera abandonado el libro antes de darme cuenta de lo maravillosamente bien escrito que estaba.
EliminarPlenilunio fue una de sus novelas más famosas. Es buena, y creo que debería releerla. Espero que te guste esta novela y la disfrutes tanto como yo.
Un beso.
¡Hola!
ResponderEliminarEscuché esta novela en audiolibro y me arrepiento muchísimo, porque hacerlo así me ha hecho perderme el detalle de los párrafos sin puntos ni comas. Aun así, me gustó tantísimo que sé que en algún momento la leeré en físico. Ya viendo cómo escribe en esta novela me apunto los títulos que has leído para seguir leyendo al autor. ¡Muchas gracias!
Nos vemos entre páginas
La vida de mi silencio
Nunca he utilizado el audio libro. Podría hacerlo para algunos libros de entretenimiento sencillos y de los que enganchan, pero el tipo de literatura de Muñoz Molina es para leer, volver atrás, releer... en fin, para comérsela con los ojos.
EliminarAun así veo que te ha gustado, y es que es tan buena, que gusta en cualquier formato.
Un abrazo.
Hola, Rosa, me has puesto los dientes largos con esta reseña. Con la frase tan larga que comienzas y otras referencias que narras sobre el destino de la pareja había pensado en Javier Marías y después lo he visto en tus anotaciones. ¡Qué casualidad! Me encanta Muñoz Molina, pero llevo un tiempo sin leer nada de él. Y tú me has dado la ocasión. Seguro que merece la pena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, no puede dejar de recordad a Javier Marías. Es primera cita que traigo y algunas de las peripecias de los protagonistas, pero sobre todo la forma en que está escrita. Sé de más gente a la que le ha pasado. Yo suelo leer todo lo que publica a no ser que sean recopilaciones de artículos. Ésta se puede clasificar junto a sus mejores novelas de siempre. No la dejes.
EliminarUn beso.
Me encanta este autor, fue a una de sus presentaciones hace años y creo que es un imprescindible en nuestra literatura. Este está en mi lista, aver si es pronto.
ResponderEliminarMuy feliz día.
No lo dejes pasar porque si te gusta Muñoz Molina no te va a defraudar ni un poquito. Al contrario. Sí, creo que es uno de los imprescindibles de los últimos cuarenta años.
EliminarUn beso.
Qué reseña más buena has hecho, tengo mucho por leer, pero me voy a comprar este libro, porque Muñoz Molina es uno de mis autores favoritos y lo has descrito tan bien sin descubrir nada, que estoy ansiosa por leerlo.
ResponderEliminarGracias.
Te gustará. Como he repetido varias veces, para mí es uno de los mejores libros del autor y los que somos seguidores fieles de Muñoz Molina no lo podemos dejar escapar. Lo disfrutarás seguro.
EliminarUn beso.
¡Hola!
ResponderEliminarpues si es de esas novelas que te enganchan pronto, seguro que es para mí. No he leído a estos que consideras dos de los mejores autores españoles, que seguro lo son, ambos en la biblioteca tienen muchísima aceptación y seguimiento entre los usuarios lectores. No sé porque nunca me han atraído demasiado ninguno de los dos (en el pasado recuerdo haber intentado leer Plenilunio y no consiguió engancharme), pero hoy con esta novela tan llena de amores del pasado que ¿podrían recuperarse en el presente?, secretos, cosas nunca dichas, renuncias, etc, pues fíjate que algo me ha recordado al argumento de la novela que he leído hace poco "Así comenzó nuestro olvido", también muy bien escrita y que te engancha desde el comienzo.
Pues esta me la llevo, creo que sí la leeré en algún momento, quizás una buena opción para engancharme al autor
Un beso.
Son dos autores que desde que los leí por primera vez me engancharon para siempre. De Javier Marías he leído todas las novelas y algunos relatos. De Muñoz Molina puede ser que me quede alguna novela corta y, por supuesto, recopilaciones de artículos, que no me suelen apetecer. Le he leído también algún ensayo (no son estrictamente ensayos) muy bueno.
EliminarPlenilunio nunca fue de mis novelas preferidas. No sé por qué tuvo tanto éxito.
A ver si te animas y nos cuentas.
Un beso.
Hola. Sí que echa para atrás esa frase, muchísimo. Pero como bien dices, Muñoz Molina es de fiar y al final sabes que te va a contar algo y el esfuerzo valdrá la pena. Solo el título ya me da cierto respingo en el corazón. Eso sí, tengo que hacerme el ánimo para enfrentarme a esa primera frase.
ResponderEliminarDel autor he leído Plenilunio y Un andar solitario entre la gente. Voy lenta, jeje.
Besos
No he leído Un andar solitario... Me falta algún ensayo y alguna novela del autor. No te veré morir es una historia muy buena. Esa larga frase no carece de comas y que hay que leer con tranquilidad, aunque la verdad es que engancha porque te quedas prendada de lo que te va contando. Creo que es una gran novela.
EliminarUn beso.
No he leído tanto a Muñoz Molina como tú, pero sí que tengo unas cuantas novelas en mi mochila y todas me han gustado. Pensaba leer esta novela en cuanto la vi por la red, pero con tu reseña, me animo mucho más y la pongo la primera de la lista (en cuanto acabe la que estoy leyendo).
ResponderEliminarA ver qué tal.
Un beso.
Seguro que te gustará. Es una historia preciosa sobre el paso de la vida y lo que se ha hecho con ella; las renuncias y las deudas que se van acumulando. Para mí, muy buena. Espero que la disfrutes.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarA menudo suelo visitar la web de Casa del Libro, me encanta pasearme, aunque sea virtualmente, entre esa inmensa cantidad de libros. En uno de mis últimos paseos, la cubierta y el título de "No te veré morir" hizo girar mi atención hacia este autor que aún no he leído.
Así que se trata de una novela que ya llevo apuntada y que, luego de leerte, no me pierdo de ninguna manera.
¡Ay! esos amores de juventud que después tantos años se vuelven a encontrar, pero ahora en situaciones muy distintas... ja, ja, ja.
Me has dejado ojiplática con esa oración que entremezcla pasado, presente y futuro, y que ocupa las primeras 80 páginas de la novela 😳 Sin duda, una estructura narrativa muy peculiar.
Un abrazo.
¡¡Hola, Marianna!! Cuando empecé el libro no tenía ni idea de esa frase y cuando ya llevaba página y media me di cuenta de que no había puntos ni se los esperaba de momento. Si hubiera estado ante un autor desconocido o uno normalito, creo que hubiera abandonado la novela ahí mismo... aunque también he de decir que para cuando me di cuenta ya estaba enganchada. No obstante, siendo de Muñoz Molina, tenía que seguir y ha sido toda una experiencia. Es un autor al que soy fiel, (con alguna infidelidad menor), desde que en 1990 leí su segunda novela, El invierno en Lisboa. Después la he releído dos veces y es que es una novela negra que no pasa de moda. No te veré morir pasará también a competir por lo mejor de este año.
EliminarUn beso.
Hola Rosa!! Es muy interesante tu propuesta lectora y me atrae mucho lo que nos cuentas sobre este título. Tomo nota. ¡Estupenda reseña y gracias por tu recomendación! Besos!!
ResponderEliminarOjalá te guste y lo disfrutes tanto como yo.
EliminarUn beso.
Es la primera reseña que leo del nuevo libro de Muñoz Molina y ya me dan ganas de ir a buscarlo a la librería. Besos.
ResponderEliminarPues te recomiendo que no lo dejes pasar. Es una novela muy buena y que engancha, a pesar de esa larga frase. la verdad es que al poco de estar leyendo, ya ni lo notas.
EliminarUn beso.
Se me había pasado esta reseña y eso que estaba pendiente de ella porque quería (quiero) leer esta novela. Yo he empezado tarde con Muñoz Molina. Solo he leído Tus pasos en la escalera, pero me conquistó tanto con su prosa que tenía claro que tenía que volver al autor. Es de esos escritores que te envuelven con sus frases, así que, para mí, esa frase inicial de cerca de ochenta páginas, más que conseguir disuadirme de su lectura, es todo un aliciente para lanzarme a ella. Precisamente me estaba acordando leyéndote de mi primer encuentro con Javier Marías, al que citas al final de tu reseña. Fue con Así empieza lo malo y recuerdo mi asombro y mi admiración ante las interminables frases y subordinaciones del autor y su capacidad de envolverme con ellas (también recuerdo mi pensamiento y ruego de "una pausa, por favor, que los horarios y obligaciones no esperan y necesito aparcar la lectura"). Si te soy sincera, quería leer esta novela por comodidad, porque es la última que el autor ha publicado y así me ahorro el tener que elegir entre todo lo que ya tenía publicado y yo tengo sin leer, lo cual probablemente me llevaría a la indecisión y a postergar continuamente mi reencuentro con Muñoz Molina. Que consideres, con todo lo que le has leído, que es de sus mejores libros, no hace sino reafirmarme en mis intenciones de leerlo.
ResponderEliminarBesos
La frase inicial, más bien fragmento de frase, con que empiezo el post, cada vez que la leo me recuerda más a Javier Marías. Muchas veces a lo largo de la lectura lo recordé. Y como ya he dicho, para nada se me ocurriría pensar en plagio. Ambos tienen una calidad excepcional y no lo necesitan (hubieran necesitado en el caso de Javier Marías).
EliminarCreo que junto a Vila-Matas y alguno que se me olvidará, son lo mejor de la literatura española del cambio de siglo. Te animo a leer a Muñoz Molina, te animo a leer, porque me parece que tiene que gustarte, Como la sombra que se va, pero cualquiera de sus novelas (aunque Sefarad no es novela y Como la sombra que se va, solo hasta cierto punto) es una gran lectura.
Un beso.
Pues tomo buena nota de Como la sombra que se va para mi próximo Muñoz Molina tras No te veré morir. Así me ahorro tener que elegir entre sus libros ;)
EliminarBesos
Espero que te guste. A mí me encantó y me llevó a releer El invierno en Lisboa.
EliminarOtro beso.