"Zuckerman encadenado" Philip Roth. I
A ver si me explico. Nathan Zuckerman es el protagonista de dos relatos con los que empieza el libro de Philip Roth "Mi vida como un hombre" (1974), concretamente, la primera parte del libro empieza con esos relatos. La segunda parte, titulada "Mi verdadera historia", está contada por un escritor judío llamado Peter Tarnopol que confiesa ser el autor de esos dos relatos iniciales. Por lo tanto, Tarnopol es el autor que creó a Nathan Zuckerman, pero Philip Roth es el autor que creó a Tarnopol por lo que estamos en un laberinto en que un autor crea un personaje que a su vez crea un personaje que a su vez... ¿No es maravilloso?
Sí, el mundo de Natahn Zuckerman es maravilloso, pero el mundo de Zuckerman es el maravilloso mundo creado por Philip Roth en todas y cada una de sus novelas (al menos las que he leído), aparezca en ellas o no aparezca Nathan Zuckerman.
Nathan aparece no obstante en muchas de las novelas de Roth. En la "Trilogía Americana" ("Pastoral Americana" [1997], "Me casé con un comunista" [1998] y "La mancha humana" [2000]) es un personaje secundario que nos cuenta diferentes historias, pero manteniéndose más al margen que los personajes centrales a los que cede el protagonismo.
No es el caso de la "Trilogía de Nathan Zuckerman" en la que Nathan es el total y absoluto protagonista. Tampoco es el caso de la última obra en la que aparece Nathan Zuckerman, "Sale el espectro" de 2007, donde es un hombre de 71 años que vuelve a Nueva York tras vivir más de diez años en Nueva Inglaterra y recupera el protagonismo que ya había tenido en la trilogía que lleva su nombre.
Aunque se la llame trilogía, en realidad consta de tres novelas principales ("La visita al maestro", "Zuckerman desdencadenado" y "La lección de anatomía") y una novela corta que en español casi siempre se ha publicado con la tercera mencionada, y que funciona como epílogo de toda la serie, "La orgía de Praga".
En 1985 las cuatro novelas se publicaron en un solo volumen con el título de "Zuckerman encadenado" y ese es el libro que yo he leído en una edición de Galaxia Guttemberg, concretamente, la que hizo en 2012 para Círculo de Lectores.
Empecé la obra con la idea de ir alternando las novelas con otras lecturas. No voy a engañar a nadie: me costó un poco entrarle a la primera, hacerme con ella, empezar a disfrutarla. Desde luego, mi estado de ánimo no era el más adecuado; hay veces en que la incertidumbre de la tristeza presentida agobia más que la propia tristeza cuando llega. Ahora bien, en cuanto la hube asimilado y me hice con la historia, me arrastró de tal manera que he leído las cuatro novelas de un tirón.
No son novelas que se puedan leer independientemente. Cada una viene de las otras, cada historia sale de la anterior y en realidad, todas las novelas forman una sola historia, la de un escritor judío, crítico con aquellos aspectos de su cultura y su religión que cree que debe criticar, que no es entendido por nadie, y menos aún por su propia familia.
"La visita al maestro" (1979).
(título original "El escritor fantasma") Zuckerman es un muchacho de 23 años que viaja a conocer a un escritor al que admira y que le ha invitado a su casa. Se trata de E. I. Lonoff, y Nathan ha ido a visitarle "para presentarle mi candidatura a hijo espiritual suyo [...]. Ni que decir tiene que ya tenía padre, y bien devoto que era, y bien que podía pedirle cualquier cosa en cualquier momento; pero era podólogo, no artista, y últimamente estábamos teniendo bastantes problemas familiares por culpa de un nuevo relato mío".
Efectivamente, en esta novela aparecen los primeros enfrentamientos entre Nathan y su padre por culpa de un relato, "Enseñanza superior", en el que el joven escritor cuenta una anécdota familiar que a su padre le parece que no deja en muy buen lugar a los judíos que serán vistos por los goyin (gentiles) como perros judíos con su amor al dinero. Lo que Nathan realizó como un homenaje a su familia, su padre lo ve como una afrenta al pueblo judío. Pero es que su padre aún vive lamentando algo que para Nathan ya queda lejano, algo que les ocurrió a los judíos "¡En Europa! ¡No en Newark! Nosotros no somos los condenados de Belsen. Nosotros no somos las víctimas de aquel crimen".
En casa de Lonoff, Zuckerman conoce a una joven que pasa allí unos días, se trata de Amy Bellette, cuya historia nos va dejando alucinados a la vez que la vamos conociendo y nos entra la duda de si está loca y todo se lo ha imaginado, si estamos locos nosotros y todo será cierto, o si todo es un producto de la imaginación de Nathan. No quiero desvelar nada, pero lo que esconde la vida de Amy y las reflexiones a que da lugar, son de lo mejor de toda la novela. Reflexiones que la llevan al punto de darse cuenta de que vale más muerta que viva y es mejor dejarlo estar. "Muerta, en cambio, bien podía ofrecer algo más que sano esparcimiento para jóvenes comprendidos entre los diez y los quince años; muerta había escrito, sin intención o sin proponérselo, un libro con la fuerza de una obra maestra para abrirle por fin los ojos a la gente".
Otra de las derivas argumentales de esta novela es la relación entre Lonoff y su mujer, genialmente expresada en un capítulo cuyo título, "La mujer de Tolstoi", lo dice todo.
"Zuckerman desencadenado" (1981).
Han pasado varios años y estamos en 1969. "Vietnam se había convertido en un matadero, y muchos norteamericanos, tanto en el campo de batalla como fuera de él, se habían vuelto completamente locos. Haría cosa de un año que Martin Luther King y Robert Kennedy habían sido muertos a tiros por asesinos". Nathan tiene ya treinta y seis años, tres divorcios en su biografía y se ha hecho célebre y millonario tras escribir una novela, "Carnovsky", que lo ha catapultado a la fama sin casi tener tiempo a asimilarlo.
La experiencia se basa en lo que le ocurrió al propio Roth en 1969 a raíz de la publicación de "El lamento de Portnoy". Ambas novelas además son similares pues tratan de la adolescencia de un muchacho judío y sus problemas con el sexo, la culpa y una madre demasiado posesiva. No sé si los problemas posteriores al éxito fueron los mismos en Roth y en Zuckerman o si tan solo comparten la fama que les dieron sus novelas respectivas.
A Nathan, "Carnovsky" le dio la fama y le permitió mudarse a un caro apartamento en el Upper East Side, tras separarse de Laura, su última mujer, gentil y WASP. Pero no a todo el mundo le ha gustado el libro de Zuckerman. "Ya eran muchos los que le habían escrito echándole la bronca. «Por pintar a los judíos en un ambiente de peep-show de total perversión, por pintar a los judíos cometiendo actos de adulterio, exhibicionismo, masturbación, sodomía, fetichismo y proxenetismo», alguien con más membrete en el papel de cartas que el mismísimo Presidente había llegado a sugerir que «habría que pegarle un tiro». Y eso, en la primavera de 1969, ya no era hablar por hablar".
Nathan se ve perseguido por Alvin Pepler, un hombre sin sentido de la discreción, incontinente verbal y obsesionado por su pasado de campeón de concursos televisivos, de los que tuvo que prescindir para dar paso a concursantes a los que se les daban las respuestas por parte de los productores. Aunque llegamos a dudar de si él no se benefició también de tales prácticas contra las que despotrica pues entre tanta vana palabra cualquier cosa puede ser posible. Tal vez alguien recuerde el caso. A mi me sonaba de una película vista hace unos años e investigando, descubrí que se trata de "Quiz Show" (Robert Redford, 1994).
Por si algo faltaba, el padre de Nathan muere en Florida, a donde se había trasladado el matrimonio tras jubilarse, y al morir dice una última palabra que perseguirá a Nathan durante muchos años y le supondrá la rotura de relaciones con su hermano Henry.
(continuará)
Aunque se la llame trilogía, en realidad consta de tres novelas principales ("La visita al maestro", "Zuckerman desdencadenado" y "La lección de anatomía") y una novela corta que en español casi siempre se ha publicado con la tercera mencionada, y que funciona como epílogo de toda la serie, "La orgía de Praga".
En 1985 las cuatro novelas se publicaron en un solo volumen con el título de "Zuckerman encadenado" y ese es el libro que yo he leído en una edición de Galaxia Guttemberg, concretamente, la que hizo en 2012 para Círculo de Lectores.
Empecé la obra con la idea de ir alternando las novelas con otras lecturas. No voy a engañar a nadie: me costó un poco entrarle a la primera, hacerme con ella, empezar a disfrutarla. Desde luego, mi estado de ánimo no era el más adecuado; hay veces en que la incertidumbre de la tristeza presentida agobia más que la propia tristeza cuando llega. Ahora bien, en cuanto la hube asimilado y me hice con la historia, me arrastró de tal manera que he leído las cuatro novelas de un tirón.
No son novelas que se puedan leer independientemente. Cada una viene de las otras, cada historia sale de la anterior y en realidad, todas las novelas forman una sola historia, la de un escritor judío, crítico con aquellos aspectos de su cultura y su religión que cree que debe criticar, que no es entendido por nadie, y menos aún por su propia familia.
"La visita al maestro" (1979).
(título original "El escritor fantasma") Zuckerman es un muchacho de 23 años que viaja a conocer a un escritor al que admira y que le ha invitado a su casa. Se trata de E. I. Lonoff, y Nathan ha ido a visitarle "para presentarle mi candidatura a hijo espiritual suyo [...]. Ni que decir tiene que ya tenía padre, y bien devoto que era, y bien que podía pedirle cualquier cosa en cualquier momento; pero era podólogo, no artista, y últimamente estábamos teniendo bastantes problemas familiares por culpa de un nuevo relato mío".
Efectivamente, en esta novela aparecen los primeros enfrentamientos entre Nathan y su padre por culpa de un relato, "Enseñanza superior", en el que el joven escritor cuenta una anécdota familiar que a su padre le parece que no deja en muy buen lugar a los judíos que serán vistos por los goyin (gentiles) como perros judíos con su amor al dinero. Lo que Nathan realizó como un homenaje a su familia, su padre lo ve como una afrenta al pueblo judío. Pero es que su padre aún vive lamentando algo que para Nathan ya queda lejano, algo que les ocurrió a los judíos "¡En Europa! ¡No en Newark! Nosotros no somos los condenados de Belsen. Nosotros no somos las víctimas de aquel crimen".
En casa de Lonoff, Zuckerman conoce a una joven que pasa allí unos días, se trata de Amy Bellette, cuya historia nos va dejando alucinados a la vez que la vamos conociendo y nos entra la duda de si está loca y todo se lo ha imaginado, si estamos locos nosotros y todo será cierto, o si todo es un producto de la imaginación de Nathan. No quiero desvelar nada, pero lo que esconde la vida de Amy y las reflexiones a que da lugar, son de lo mejor de toda la novela. Reflexiones que la llevan al punto de darse cuenta de que vale más muerta que viva y es mejor dejarlo estar. "Muerta, en cambio, bien podía ofrecer algo más que sano esparcimiento para jóvenes comprendidos entre los diez y los quince años; muerta había escrito, sin intención o sin proponérselo, un libro con la fuerza de una obra maestra para abrirle por fin los ojos a la gente".
Otra de las derivas argumentales de esta novela es la relación entre Lonoff y su mujer, genialmente expresada en un capítulo cuyo título, "La mujer de Tolstoi", lo dice todo.
"Zuckerman desencadenado" (1981).
Han pasado varios años y estamos en 1969. "Vietnam se había convertido en un matadero, y muchos norteamericanos, tanto en el campo de batalla como fuera de él, se habían vuelto completamente locos. Haría cosa de un año que Martin Luther King y Robert Kennedy habían sido muertos a tiros por asesinos". Nathan tiene ya treinta y seis años, tres divorcios en su biografía y se ha hecho célebre y millonario tras escribir una novela, "Carnovsky", que lo ha catapultado a la fama sin casi tener tiempo a asimilarlo.
La experiencia se basa en lo que le ocurrió al propio Roth en 1969 a raíz de la publicación de "El lamento de Portnoy". Ambas novelas además son similares pues tratan de la adolescencia de un muchacho judío y sus problemas con el sexo, la culpa y una madre demasiado posesiva. No sé si los problemas posteriores al éxito fueron los mismos en Roth y en Zuckerman o si tan solo comparten la fama que les dieron sus novelas respectivas.
Philip Roth |
A Nathan, "Carnovsky" le dio la fama y le permitió mudarse a un caro apartamento en el Upper East Side, tras separarse de Laura, su última mujer, gentil y WASP. Pero no a todo el mundo le ha gustado el libro de Zuckerman. "Ya eran muchos los que le habían escrito echándole la bronca. «Por pintar a los judíos en un ambiente de peep-show de total perversión, por pintar a los judíos cometiendo actos de adulterio, exhibicionismo, masturbación, sodomía, fetichismo y proxenetismo», alguien con más membrete en el papel de cartas que el mismísimo Presidente había llegado a sugerir que «habría que pegarle un tiro». Y eso, en la primavera de 1969, ya no era hablar por hablar".
Nathan se ve perseguido por Alvin Pepler, un hombre sin sentido de la discreción, incontinente verbal y obsesionado por su pasado de campeón de concursos televisivos, de los que tuvo que prescindir para dar paso a concursantes a los que se les daban las respuestas por parte de los productores. Aunque llegamos a dudar de si él no se benefició también de tales prácticas contra las que despotrica pues entre tanta vana palabra cualquier cosa puede ser posible. Tal vez alguien recuerde el caso. A mi me sonaba de una película vista hace unos años e investigando, descubrí que se trata de "Quiz Show" (Robert Redford, 1994).
Por si algo faltaba, el padre de Nathan muere en Florida, a donde se había trasladado el matrimonio tras jubilarse, y al morir dice una última palabra que perseguirá a Nathan durante muchos años y le supondrá la rotura de relaciones con su hermano Henry.
(continuará)
No es fácil leer e Philip Roth. Me costó varios intentos entrar en sus libros, pero al final lo logré a través del personaje de Nathan Zuckerman. Una vez que conectas te das cuenta de que has entrado en un mundo fascinante, en una mina de oro. De la trilogía la que más me gustó fue la "Visita al maestro", por el tono más sosegado, por el encuentro entre alumno y maestro, por las conversaciones sobre el proceso de creación literaria, por Ana Frank... Muy grande Philip Roth.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo le entré con suma facilidad. Creo que el haber empezado con "La mancha humana" me ayudó mucho porque es una novela de quitarse el sombrero desde la primera linea.
EliminarDespués he leído muchos libros del autor y he de reconocer que hay uno que fui incapaz de terminar, "Nuestra pandilla". Luego he sabido que a otros incondicionales de Philip Roth les ha sucedido lo mismo con esa novela.
El juego que hace en "La visita al maestro" con Ana Frank es genial. Me iba quedando perpleja mientras leía y por eso no he querido privar de la sorpresa a los posibles lectores contándolo.
Creo, no obstante, que me gustó más "Zuckerman desencadenado". Ese desenlace del padre cierra el círculo abierto en la primera, a la vez que abre el que se cerrará en la tercera. Creo que no sabría concebirlas como obras aisladas.
Todo un mundo el de Philip Roth.
Un beso.
Acabo de leer Pastoral Americana. No la he disfrutado al nivel de "El lamento de portnoy" aunque a muchos lectores les ha sucedido todo lo contrario. Roth es un escritor intenso y al mismo tiempo "extenso". Seguiré leyéndolo...
ResponderEliminarEs curioso que enreda con los narradores, aunque una vez entrado en el relato el narrador desaparece completamente, o por lo menos eso me pasó con el Zuckerman de pastoral americana...
Saludos
Recuerdo muy poco de "Pastoral americana" que leí hace diez años, pero pienso volver a leerla.
EliminarEl Zuckerman de la Trilogía americana se retira enseguida para dejar protagonismo a otros. Yo ni siquiera recordaba que era el narrador de "La mancha humana", novela con la que inicié el mes de junio en mi sección "Mes literario".
Sin embargo en esta otra trilogía que lleva su nombre es el total y único protagonista puesto que es su vida la que se cuenta.
Un abrazo.
Cuando he empezado a leer esta reseña, me ha parecido un pequeño galimatías y he pensado que lo que seguiría tras los primeros párrafos sería la descripción de una obra laberíntica, enrevesada e inescrutable, algo indigerible para mi gusto. Pero con tu estilo narrativo tan claro y preciso has logrado que estas obras de Roth (de quien no he leído nada), que siguen antojándoseme complejas, me resulten atractivas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Puede que la historia de la creación de Zuckerman como personaje de los escritos de Peter Tarnopol quien, a su vez, es un personaje de Philip Roth, resulte un poco galimatías, pero en esta trilogía nos olvidamos de Tarnopol y nos encontramos ante un personaje cuya vida se nos cuenta. Puedo asegurar que no hay ningún laberinto ni historia inescrutable.
EliminarUn autor al que hay que tener en cuenta.
Un beso.
Tus líneas sobre el personaje Zuckerman dejan constancia, así lo veo, de todo lo que ese socorrido protagonista ha extraído de su creador, P. Roth, para dar rienda suelta o, mejor aún, ajustar cuentas en clave literaria con su entorno familiar y cultural, su herencia judía.
ResponderEliminarCreo que P. Roth luchaba por que su vida tuviera sentido y amplitud más allá del férreo dogmatismo judío, del estricto sometemiento a sus preceptos religiosos (algo extensible a otras grandes religiones).
Seguro que la escritura le ha ahorrado a Roth una fortuna en psicoanalistas… y a otros escritores del ámbito judío. Una terapia psicológica contra el mundo cerrado del que proceden, un entorno hermético que, en el caso de Roth por ser norteamericano, nunca termina de encajarse (tampoco lo pretenden sus grandes valedores) con la otra parte protestante norteamericana.
Es como hacer un puzzle y, cuando hemos llegado a la mitad, intentar acabarlo con las piezas de otro.
Un abrazo, Rosa.
Una gran dicotomía rayana en la esquizofrenia es lo que Philip Roth representa mediante Zuckerman, quien además retrata un poco lo que le sucedió al propio autor. Considero a Philip Roth un auténtico estadounidense de Newark. Cuando lees sus novelas sabes que solo puede ser norteamericano, pero sin embargo, sus ancestros eran judíos y habían vivido los pogromos con los que Europa los había castigado. Probablemente, familiares y amigos sucumbirían en los campos de exterminio nazis y eso fue lo que sus padres trataban de que no olvidara y eso es lo que le hace a ´wl rebelarse y escribir de forma crítica sobre lo judío.
EliminarApasionante de veras toda la reflexión al respecto que guarda esta serie de novelas o más bien nouvelles si a la extensión nos referimos, porque entre las cuatro alcanzan las 560 páginas.
Creo como tú que en sus escritos suelta mucho lastre, aunque la sensación de culpa que también manifiesta no sé si le ahorró o le hizo gastar en psicoanalistas.
Un beso.
Pues te has explicado muy bien. Yo, al menos, me voy con una idea de lo que significa el personaje de Nathan Zuckerman para Philip Roth y, en concreto, en esta obra (u obras) que te has leído. Me sonaba el nombre de Nathan Zuckerman de leerlo en la sinopsis de alguno de los libros de Roth, pero nunca he terminado de animarme a leer lago suyo. A mí también me gusta mucho ese juego de autor que crea a un personaje que a su vez es el autor de otro personaje, y con ello ya sube Roth un puntito para ser leído. Aunque me da que hay que dedicarle tiempo y leerlo con calma, así que a ver si elijo el momento propicio.
ResponderEliminarBesos
No es un autor para leer deprisa ni para puro entretenimiento. Hay que leerlo con atención y entonces se descubren muchos matices.
EliminarZuckerman sale en muchas novelas de Roth, aunque en algunas es un simple narrador de historias ajenas. Es en esta trilogía donde toma todo el protagonismo y donde refleja las inquietudes, culpas y traumas del propio Roth. Una gran obra.
Un beso.
Hola Rosa, aunque la introducción a la reseña puede hacer parecer que entramos en bucle con esta narrativa, al ir desgranando tus letras, he comprendido la habilidad del escritor para desarrollar una creatividad única.
ResponderEliminarRecuerdo como no, la película Quiz Show y todo lo que dio que hablar en su momento.
Abrazos y feliz semana literaria.
Pues era una película basada en hechos reales y aquí nos encontramos con uno de los personajes que sale allí, aunque con otro nombre pues yo creo que Rorh, aunque se base en la realidad, pretende dejarlo todo en el mundo de la ficción. Igual que Zuckerman refleja en la ficción la propia realidad de Roth. Pero siempre nos dejará la duda de hasta qué punto es ficción o no.
EliminarUn beso.
Hola Rosa yo aún no me he estrenado con el autor y a pesar de que tu reseña como siempre despierta el interés y te apetece leerla, me parece que buscaré alguna otra obra para empezar.
ResponderEliminarBesos y feliz semana
Hay obras más adecuadas para empezar con el autor. Ya digo que esta, al menos a mí, me resultó un poco dura hasta que me hice con ella. Después no pude soltarla, eso es cierto.
EliminarYa me contarás, si te animas, por cuál empiezas.
Un beso.
Opino como Josep María, tu ágil forma de narrar hace que las novelas apetezcan.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias a Josep María y a ti por vuestras palabras. Espero que cuando leáis mis recomendaciones sigáis pensando lo mismo. En esta ya advierto que es un poco difícil al comienzo, aunque puede que fuera problema mío nada más.
EliminarUn beso.
Hola Rosa!! Yo he leído bastante a Philip Roth, ya lo sabes, me encanta el homenaje que le estás haciendo estas semanas.
ResponderEliminarBonitas reseñas!!! Un besote guapa!!
Yo estoy disfrutando muchísimo con el homenaje y lo que supone: las lecturas, las reseñas, etc.
EliminarA ver si me animo y releo la Trilogía americana, como es mi intención, aunque hay tanto por leer...
Un beso.
hola! queda clarisimo tu homenaje ya que antes has mencionado y sentido su perdida, sera cuestion de conocerlo y viendo su complejidad haremos caso y muy en serio de tu reseña, gracias! saludosbuhos
ResponderEliminarCuando se ha leído mucho a un autor, es muy penoso que desaparezca pues aunque este ya había dejado de publicar hace varios años, el hecho de saberlo vivo, le hace a una esperar que en cualquier momento se anime y vuelva a regalarnos otra novela. Así, ya es imposible. Habrá que seguir disfrutando de lo que nos ha dejado.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarAún no he leído nada de este autor, aunque lo conozco por otras reseñas. Sus novelas no me parecen lo que más me puede apetecer en este momento, pero me encanta lo que dices en tu reseña, lo haces tan atractivo que dan ganas de irse de cabeza a por el libro.
Me lo apunto, por si acaso...
Un beso enorme
Es un autor al que no buscaría por puro entretenimiento. Requiere un esfuerzo del lector, pero compensa con creces. Yo lo disfruto muchísimo.
EliminarUn beso.
he leido algunos de los que indicas, pero nunca me llamo la atencion, ya sabes hay libros que depende del momento en el que te pillen
ResponderEliminarbesitos!
Sí y este autor es para momentos fuertes. No obstante, mi momento no era de los mejores y aun así lo disfruté. Un beso.
EliminarUna reseña así desde luego que hace obligado el leer a este autor y el libro que reúne esa trilogía puede ser lo más adecuado para meternos en ese mundo. Sobre todo ahora en verano que las horas se estiran y la cabeza está más relajada. Un abrazo!!
ResponderEliminarEl verano es una buena época para encarar lecturas de este tipo. Con tiempo para poderles dedicar toda nuestra atención. Ojalá lo disfrutes tanto como yo.
EliminarUn beso.