"La maleta" Serguéi Dovlátov

En el OVIR (departamento policial encargado de los trámites de salida al extranjero de los ciudadanos soviéticos), va aquella zorra y me dice: —Cada emigrante tiene derecho a tres maletas. [...]
No tenía sentido objetar. Pero, por supuesto, objeté.
—¡¿Solamente tres maletas?! ¡¿Y qué hace uno con sus cosas?!
—¿Por ejemplo?
—Por ejemplo, con mi colección de coches de carreras.
—Véndala —respondió de inmediato la funcionaria; y añadió, frunciendo levemente las cejas—: Si algo no le satisface, escriba una reclamación.
—Estoy satisfecho —le digo.
Después de la cárcel, todo me satisfacía.
—Entonces, compórtese correctamente…"

Finalmente al narrador-autor le bastará con una sola maleta. La única maleta que sacó de la URSS cuando decidió escapar y que contenía objetos inútiles en la opinión de cualquiera de nosotros y creo que de él mismo también. Una maleta además "de dimensiones más que modestas" ¿Cómo se abandona un país, una vida, con una sola maleta llena de objetos inservibles? ¿Cómo no llevarse un libro al menos, uno de esos libros que marcan al que lo lee y del que nunca querría deshacerse? El propio autor lo cuenta en el prólogo del libro. Los libros eran libros prohibidos que nunca hubieran pasado la aduana y le hubieran podido suponer algún problema. Los muebles se vendieron, regalaron o tiraron. Los manuscritos de sus obras... bueno, esos habían sido enviados ya a Occidente mucho antes, porque los libros del autor también serían libros prohibidos en la antigua Unión de todas las Repúblicas muy Socialistas y muy Soviéticas.

Cuatro años tardó Dovlátov en abrir la maleta, tan inútiles eran los objetos que guardaba. Ni en su primera parada de exiliado en Italia; ni en sus sucesivos domicilios en Nueva York tuvo necesidad de nada de lo que aquella exigua maleta contenía. Pero reconstruida la familia (su mujer con su hija había abandonado la URSS y se había instalado en Nueva York años antes), su hijo pequeño, nacido ya en el exilio, decidió sentarse sobre la maleta cuando su madre lo castigó a meterse en el armario.

"—¿Te dio miedo? —le pregunté—. ¿Lloraste?
—No —respondió—. Me senté sobre la maleta.
Entonces, saqué la maleta. Y la abrí.
Encima de todo había un buen traje cruzado [...] una camisa de popelín y unos zapatos, envueltos en papel. Más abajo, una chaqueta de pana forrada de piel sintética. A la izquierda, un gorro de invierno, de falsa nutria. Tres pares de calcetines finlandeses de crespón. Guantes de conductor. Y, finalmente, un cinturón militar de cuero".

Cada uno de esos ocho objetos constituirá un capítulo del libro y con cada uno de ellos, Serguei Dovlátov nos irá contando las vivencias asociadas, las que hicieron que el objeto en cuestión llegara a sus manos. Así lo veremos en distintas etapas de su vida y desempeñando los distintos trabajos que le  ocuparon mientras vivió en San Petersburgo cuando aún se llamaba Leningrado o en la república de Komi. 

Lo veremos de estudiante en la universidad, de redactor en distintos periódicos, de guardián en un campo de prisioneros; nos contará cómo conoció a su mujer Lena, cómo heredó la chaqueta manchada de pintura de Ferdinand Léger, cómo se quedó solo en la URSS cuando su mujer decidió emigrar a Estados Unidos. "Y yo decidí quedarme. Era difícil decir por qué había decidido quedarme. Obviamente, aún no había llegado a un límite fatal. Aún quería aprovechar oportunidades indefinidas. O quizá aspiraba inconscientemente a ser reprimido. Eso ocurre. El intelectual ruso que no ha estado en la cárcel no vale nada…".

Hacen su aparición el humor, la ironía, la autocrítica risueña y divertida que aprovecha para criticarlo todo. Toda la narración está llena de un fino sarcasmo, de un afán por reírse de todo y de todos, y de él mismo para empezar. Creo que lo hace como revulsivo, como una forma de desdramatizar, un recurso para poder contar episodios duros sin tener que gritar, porque la carcajada sustituye al grito, desahoga como un grito y ruge como el más brutal de los gritos. Pero además creo que lo hace porque no hay mayor y más despiadada crítica que la que va envuelta en una sonrisa cínica y socarrona. Se ríe de sí mismo y al hacerlo, se ríe de nosotros, se ríe del mundo y sobre todo se ríe de la burocracia, de la represión, de la cortedad de miras de un régimen autocomplaciente que solo decía la verdad cuando hablaba de los males y de las lacras del capitalismo. Es tan partidario de desdramatizar, de evitar la tragedia que llegó a decir  "¡La mayor desgracia de mi vida ha sido la muerte de Anna Karénina!”.

Nos contará, con el peculiar sentido del humor con que se cuentan los desastres, la situación de su país que sufre males que vienen de muy atrás, que sufre males endémicos (que también lo son de otros lugares) que pasan del pueblo a los dirigentes y de los dirigentes al pueblo, con Zares o con Secretarios Generales.
"Hace doscientos años, el historiador Karamzin visitó Francia. Los emigrantes rusos le preguntaron: —En resumen, ¿qué ocurre en la patria?
Karamzin ni siquiera necesitó dos palabras.
—Roban —fue su respuesta…
En verdad, roban. Y cada año roban más.
De la sala de despiece se llevan cuartos de ternera. De la fábrica textil, la hilaza. De la fábrica de proyectores de cine, las lentes.
Se lo llevan todo: mosaicos, yeso, polietileno, motores eléctricos, pernos, tornillos, válvulas electrónicas, hilos, vidrio".

Serguei Dovlátov
En "La maleta" se hace crítica como sin querer. No hay acritud en las palabras de Serguei Dovlátov. Cuenta lo que pasaba y ahí lo deja. Cuenta lo que le llevó a tener en el interior de su maleta una chaqueta de pana forrada de piel sintética o tres pares de calcetines finlandeses de crespón. Cuenta los hechos y los propios hechos hablan por sí mismos. Y él se ríe de los hechos.

En Nueva York, Dovlátov siguió escribiendo en ruso. Allí vivió doce años, desde que llegó en 1978 hasta que murió de forma repentina en 1990. Tenía 48 años y había encontrado su sitio 
Creo que Nueva York es mi ciudad última, definitiva y final. Desde aquí, uno sólo puede huir a la Luna”.

"No lamento haber vivido en la pobreza. Si confiamos en lo que dice Hemingway, la pobreza es una escuela insustituible para el escritor. La pobreza hace perspicaz al hombre. Y cosas así.
Es curioso que Hemingway se diera cuenta de esto solo cuando se hizo rico…".

"La doctrina marxista-leninista encierra algo. Seguramente, dentro del hombre hay instintos sociales. Durante toda mi vida consciente sentí atracción por los decadentes: los pobres, los gamberros, los poetas novatos. En mil ocasiones hice amigos normales, pero nunca funcionó. Solo me sentía seguro en compañía de canallas, salvajes y esquizofrénicos".

Esas dos joyas en forma de palabras, junto a las prendas de ropa inútiles, están también ocultas en la maleta que Serguei Dovlátov se llevó de la URSS. Y también esta otra con la que termina la novela: 

—Existe una razón para que cada libro, hasta los que no son muy serios, tenga la forma de una maleta".

Título del libro: La maleta
Autor: Serguéi Dovlátov
Título original: Чемодан
Traducción: Justo Vasco
Editorial: RBA
Año de publicación: 2012
Año de publicación original: 1986
Nº de páginas: 160

Comentarios

  1. Requeteapuntado, tiene todos los ingredientes que me gustan, este sí que va a caer pronto.
    Muy feliz finde.

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    1. Te gustará. Se lee muy bien y, debido a su sentido del humor y a su ironía, no resulta demasiado agobiante, aunque se intuye el agobio del Régimen.
      Un beso.

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  2. Jo, ¡qué lectura tan atrapante, Rosa! Tanto en la forma, me parece genial el recurso de los objetos de esa maleta como conductores de la historia, como ese estilo irónico, pero, sobre todo, no inquisitorial con el que narra sus vivencias. A veces, algunos escritores caen en el vicio de subirse al púlpito y servirse de su novela para sentar cátedra o para difundir su Verdad.
    Por lo que comentas, este autor nos presenta sus vivencias dejando que sea el propio lector quien forme su opinión. Las citas que recoges, como ese brillante inicio, desde luego parecen definir muy bien lo que nos vamos a encontrar. Una novela a tener muy en cuenta.
    Un fuerte abrazo!

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    1. No creo que el autor escribiera con la intención de hacer cambiar las cosas. Creo que era consciente de que, en ese sentido, su literatura era tan inútil como el contenido de la maleta. pero solo en ese sentido porque de inútil no tiene nada. Nos transmite sin dramas ni victimismos la realidad de un Régimen alienante y demoledor para todo tipo de iniciativa personal.
      Es muy original ir contando sus experiencias a partir de ocho objetos reunidos en una maleta. Me ha parecido genial.
      Un beso.

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  3. No conocía a este autor ruso. Su novela parece interesante. Lástima que el escritor falleciera tan temprano. Tomo nota de esta lectura.
    Un beso

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    1. Es una novela muy original e interesante. También tiene libros de relatos y alguna otra novela traducida.
      No sé si el abuso del vodka influiría en su temprana muerte o si sería pura coincidencia, pero no llevó una vida demasiado sana. En todo caso, una verdadera pena porque de haber vivido unos cuantos años más en Nueva York puede que hubiera escrito una de esas novelas americanas que tanto nos gustan.
      Un beso.

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  4. Me parece una maravillosa manera de abordar la historia que nos quiere contar el autor: desde el humor, la crítica, el cinismo curativo. Seguramente esa misma historia escrita desde la amargura, el resentimiento y la sensación de injusticia sería un dramón poco apetecible.
    Me la apunto sin dudar, Rosa. Ademas pocas veces leo a autores rusos, así que me vendrá genial para "ampliar horizontes".
    Como siempre tu reseña, brillante, ¡enhorabuena!

    Un beso y muy feliz fin de semana.

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    1. Yo hacía mucho también que no leía a un autor ruso. Me ha encantado su forma de hacer crítica. Como bien dices, de prescindir del humor y la ironía la novela sería mucho más difícil de asimilar. De esta forma la hace ligera y muy diferente de lo que podríamos esperar de una crítica a un Régimen del que tuvo que huir. cada objeto llegó a él como resultado de vivencias que no tienen desperdicio y, a la vez, son cosas totalmente normales. Hacer literatura de lo cotidiano, es el verdadero arte. Cada vez lo tengo más claro.
      Un beso.

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  5. Me lo llevo apuntado, gracias por la reseña, no lo conocía. Un fuerte abrazo-!

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  6. Sobre la pista de este libro ya me puso nuestro común amigo, Marcelo (librosenstereo), y si la memoria no me falla, volví a encontrar su rastro, tiempo después, en el blog de Lorena.
    Ahora llegas tú, amiga Rosa, y nos lo cuentas de una manera irresistible, me ha encantado tu punto de vista sobre el libro.
    El argumento de esta obra es atrayente a más no poder. Eso sí, ya lo tenía apuntadísimo.
    Magnífica reseña.
    Beso

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    1. Yo lo vi primero en el blog de Lorena y después en el de Marcelo. Entenderás que tras leer las dos entradas correspondientes, tenía que leerlo. Tú llevas tres o sea que date por convencido.
      De verdad que merece la pena. Es de lo más diferente y original que he leído en los últimos tiempos. Te gustará seguro y puede que no te sorprenda por lo que ya has leído sobre él, pero a mí, aun así, me ha sorprendido.
      Un beso.

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  7. Es muy interesante este libro que hoy nos traes, y sobre todo me atrae, el mezclar el humor con un drama, así al lector se le hace menos duro.
    Además que sea el eje de atención una maleta también es muy interesante. De modo que me la apunto.
    Y pena es que siendo un buen autor, por lo que parece haya fallecido tan joven.
    Un beso.

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    1. Emplea el humor y lo emplea muy bien. Sin estridencias, sin que casi nos demos cuenta.
      Los objetos de la maleta, uno a uno, nos van dando las pistas de la locura del Régimen soviético y del sinsentido de lo que allí sucedía.
      Ya me contarás si la lees.
      Un beso.

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  8. Hola, Rosa. Pues no conocía a este autor pero tu reseña me ha atrapado. Parece una historia original e interesantísima. Apuntada 😉

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    1. Sí, lo tiene todo. Original, bien escrita, crítica, humor, testimonio... Merece la pena.
      Un beso.

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  9. Lo tengo apuntado después de leer una reseña de Lorena, supongo que ahora toca subrayarlo en fluorescente. Era otra editorial, eso sí. Resulta original y el uso de la ironía, del humor en suma me parece un acierto. Como esa frase que me viene a la cabeza leyendo el libro, creo que de Alí: "Recuerdo que yo fui negro una vez: cuando era pobre".
    Feliz domingo.

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    1. Esta edición es una que me ha prestado una amiga. Es más moderna que aquella que creo que era de 2002 (lo he mirado, no creas que me aprendo esas cosas de memoria, ja ja). Estaba pendiente de comprarla en Amazon cuando la vi en la biblioteca de mi amiga y me fui de su casa con ella.
      Cierto que los negros ricos casi no son negros. Me imagino que lo recordarte a raíz de la frase sobre Hemingway que descubrió las ventajas de la pobreza cuando era rico. Como decía el poeta "tanto mudan a los hombres fortuna, poder y tiempo".
      Un beso.

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  10. Bien cierto es que un libro es como una maleta y me ha encantado volver a abrir la de Dovlátov a través de tu reseña. Pura ironía y qué mejor arma para la crítica que el sentido del humor, algo además que no te pueden quitar y es fácil sacar de un país. Y me has hecho recordar que quiero leer más libros de Dovlátov.
    Besos

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    1. Desde luego que la mejor crítica pasa por el humor que, al quitarle dramatismo a las situaciones, deja más en evidencia sus taras y consigue mejor la tarea de ridiculizarlas.
      Humor cínico y un poco amargo en ocasiones, en otras puro humor que conduce a la carcajada. Toda la novela es una manifestación de la impostura ridícula de un Régimen que solo por el exceso de autoritarismo y la represión se pudo mantener tanto tiempo.
      Yo también ando detrás de "El compromiso" leí una reseña en el blog "El lamento de Portnoy" y me pareció muy apetecible. Y eso que es de relatos.
      Todo un descubrimiento que, de nuevo, te debo.
      Un beso.

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  11. Me gustan las novelas originales y si están plagada de humor fino mejor, pero las dejo para el verano y así disfrutar mas de ellas. Besos

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    1. Pues fíjate que yo creo que es una novela de invierno, para que el tiempo acompañe las nevadas en San Petersburgo. Aunque ahí en Córdoba, de nevar poco.
      En verano o en invierno, merece la pena.
      Un beso.

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  12. Me parece una manera muy original esa de poner un capítulo asociado con un objeto de esa maleta que es toda una alegoría y está llena de simbolismo.
    Además el escenario y las condiciones también me atraen, esa huída de la URSS y la adaptación a una sociedad completamente diferente.
    Me la apunto. Gracias por reseñar una novela de la que no tenía ni idea.
    Un besote.

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    1. La adaptación a la vida norteamericana no aparece en la novela. Al contar cómo llegaron a sus manos los objetos de la maleta, todo ocurre mientras estuvo en la URSS. Los pocos datos de su vida en América los he sacado de artículos en internet. Lo que está claro es que el cambio le gustó mucho, aunque por supuesto, hubiera preferido quedarse en su tierra de ser esta más acogedora. Esas palabras que pongo casi al final, en las que dice que Nueva York es su ciudad definitiva dan muestra de lo a gusto que se sentía allí.
      Interesante en sumo grado. Y no muy extensa.
      Un beso.

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  13. Buff acabo de perder la conexión y se ha perdido el comentario, esto me da una rabia pero voy a intentar reescribir lo que había escrito.
    Me ha gustado mucho la manera de reseñar la novela y mientras te leía me iba sonando el argumento, al leer los comentarios he visto que había leído la reseña de Lorena y ya me gustó tanto que la anoté, pero aún no le había tocado así que he revisado la lista de pendientes y la he subido posiciones.
    Reflexionaba sobre esa pregunta que haces al inicio, ¿cómo abandonar un país con una maleta con objetos inservibles? y me preguntaba sobre todas esas emociones difíciles de empaquetar en ningún lugar, esos objetos que han formado parte de tu vida, de una vida que se ha de dejar atrás, cómo elegir lo que te acompaña y lo que se queda, ¡Qué difícil es el camino de aquellos que abandonan sus países como para añadirles más piedras en él!
    Besos

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    1. Da una rabia terrible tener un comentario escrito y que se vaya a la porra por cualquier causa. De Lorena saqué yo este libro y puedo decir que ha sido una buenísima recomendación. Hay dos formas de llegar a un país ajeno: de mudanza o de exilio. En una mudanza te lo llevas todo. En barco o en camión, pero cuando te vas exiliado o refugiado o huido, no hay nada que llevar que amortigüe el golpe ni posibilidades de hacerlo. Las explicaciones que da Serguei Dovlátov en el prólogo son de lo más elocuente. nada realmente importante podía llevarse que no le hubiera precedido ya en el viaje, de forma que lo mejor es llevarse algún recuerdo tan inútil como entrañable.
      Es cierto que no nos damos cuenta del sufrimiento de esas personas que lo cambian todo, (lugar de origen, costumbres, clima, paisajes, religión, cultura, familia) por una vida un poco mejor. Los tratamos como a usurpadores, como a enemigos... en fin, no quiero encenderme, creo que ya lo he hablado muchas veces. Razón tienes en que encima añadimos piedras a su mochila de sufrimiento. Y muchos de los que lo hacen habrán tenido abuelos en Suiza, Francia o Alemania.
      Un beso.

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  14. ¡Hola Rosa! Sin duda, me lo llevo apuntado...Me llama la atención que con un peculiar estilo de humor el autor nos cuente la cruda realidad. Gracias por tan buena reseña. ¡Besitos!

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    1. Con humor y con un pretexto de lo más original. Nunca hay que dejarse vencer por las circunstancias. Nada mejor que criticar ridiculizando con ironía.
      Un beso y gracias por tus palabras.

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  15. No lo conocía y no tiene mala pinta.
    Besos

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  16. Me ha parecido una novela muy interesante!No la conocía pero lo que has explicado me ha encantado. Me atrae el humor un tanto cínico que describes!! Un besito

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    1. Yo la conocí tras leer un par de reseñas, cada cual más atractiva. No podía dejarlo pasar, sobre todo cuando lo encontré en la biblioteca de una amiga (aunque para entonces ya había decidido comprarlo; tal vez lo haga). Ha sido una lectura muy grata.
      Un beso.

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  17. Como sabes, éste lo he leído. Me ha parecido muy interesante, y su estilo literario hace la diferencia, donde la burla y la ironía está muy bien dosificada.
    Me alegra saber que te ha gustado tanto como a mi.
    Un beso.

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    1. Después de la reseña de Lorena y de la tuya, no podía dejarlo pasar.
      Ciertamente, es una novela diferente y muy a tener en cuenta, tanto esta obra como el autor en general.
      Un beso.

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  18. El humor abre puertas. Y una reseña como la tuya abona el interés por leerlo.
    Gracias Rosa

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    1. Gracias a ti por pasarte y gracias por tus palabras. Espero haber transmitido una pequeña parte de lo que me sugirió.
      Un beso.

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  19. ¡Qué buena pinta tiene este libro! Lo he visto en GoodReads a un lector que siempre trae cosas buenas y al buscarlo me ha traído hasta tu post. Tu excelente reseña me ha terminado de convencer de que vale mucho la pena leerlo.
    Un beso.

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    1. Pues creo que no te arrepentirás. Es un buen libro escrito de una forma curiosa y original que no deja indiferente. Una de esas historias rusas que conmueven.
      Un beso.

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